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El cadáver del Estado USA |
Primer axioma para no morir en el intento de entender lo que está pasando con el sistema capitalista: El capitalismo (todavía) no está en crisis, está haciendo negocios con la crisis. Billones US$ están pasando de unas manos a otras, cambiando de casillero contable, mediante las compras de entidades quebradas, rescates estatales y fusiones. Y se cumple la primera ley histórica: El capitalismo genera rentabilidad y concentra capital tanto con las "crisis" como con las "burbujas". Mientras se derrumban las acciones y los cadáveres financieros quedan diseminados por los pasillos de Wall Street, los grupos "ganadores" los compran y se apoderan a precio de "liquidación" de activos empresariales que mañana -cuando hagan "subir" los mercados- valdrán billones US$ multiplicados como los panes de Jesús. El capitalismo llora, pero por otro lado celebra. Llora porque el colapso demostró que el Imperio USA -la locomotora unipolar- ya no controla la "gobernabilidad" del sistema capitalista, que los ignorantes confunden con los "mercados". Y celebra porqué las fieras sionistas de Wall Street (con la crisis de los mercados) se están engullendo los unos a los otros, haciendo realidad el concepto de la supervivencia del "más apto" de la teoría de la evolución de las especies -no la de Darwin sino la de Wall Street-, que dará como resultante un capitalismo concentrado y reestructurado, más apto para sobrevivir. Ocho gigantes (de la primera línea hegemónica de Wall Street) ya fueron engullidos por otros gigantes súper concentrados que engordaron, diversificaron, y multiplicaron sus activos a escala sideral. Un capitalismo más concentrado y funcional está naciendo (o renaciendo como el Ave Fénix) desde las cenizas humeantes de los mercados. Y ya hay billones US$ (y vendrán más) en títulos emitidos del Estado USA (productos del "rescate estatal") para apostar en el casino global. Y hay "operaciones de mercado abierto" del Sistema de la Reserva Federal que pondrán el negocio del "súper rescate" (compras, fusiones y "auxilios") en las fauces de los primeros diez grandes bancos privados de Nueva York (los ganadores de la crisis). Pero al final, después de la orgía especulativa concentradora de capital con la crisis financiera, quedan otros cadáveres desparramados por el piso: Los Estados capitalistas y la economía real. ¿Quién levanta esos cadáveres? ¿Y quién detiene la crisis recesiva mundial que se avecina como etapa complementaria de la crisis financiera a escala global? El verdadero derrumbe (la crisis capitalista) recién está por comenzar.
A pesar de que el lunes la catedral mundial de la especulación financiera, Wall Street, sufrió su mayor caída histórica con una pérdida de acciones de mercados valuada en US$ 1,2 billones, nada indica todavía que el sistema capitalista esté a punto de desmoronarse.
Fuera del cimbronazo bursátil, nada señala hasta ahora que la crisis financiera proyectada desde las economías centrales (EEUU y Europa) se haya instalado en los países emergentes y periféricos del sistema capitalista a escala global.
El lunes se derrumbaron Wall Street y las bolsas mundiales y parecía que el sistema colapsaba, y este martes -todavía sin aprobación del plan de rescate- los mercados bursátiles repuntaron ganancias como si nada hubiese pasado.
En este escenario, con sus subas y bajas, cada vez más "volátiles" y cortoplacistas, los llamados "mercados" del dinero (la especulación financiera internacional), son la contracara distorsionada de un sistema económico internacional aquejado por una crisis estructural en desarrollo cada vez más avanzado.
La especulación parasitaria y desenfrenada (la mayor tasa de rentabilidad capitalista) en los "mercados del dinero", las "ganancias" o las "pérdidas" coyunturales con el petróleo, las materias primas o las acciones empresariales, hoy compra y mañana vende en una dinámica histérica que descoloca los propios analistas del sistema.
Este proceso (donde se aprovechan tanto las "burbujas" como las "crisis" para generar rentabilidad capitalista) permite la consolidación de un puñado de conglomerados financieros globales "ganadores" de la crisis que se degluten a las instituciones quebradas mediante compras o fusiones forzadas.
No se trata (como quieren hacer creer las autoridades del sistema) de una "crisis involuntaria" sino de un proceso inducido de acumulación capitalista a través de la especulación financiera que terminó (como efecto no deseado) impactando en las variables de la economía real con las sociedades (sobre todo las más desprotegidas) pagando el costo del nuevo proceso de acumulación capitalista.
En consecuencia, el sistema capitalista (entendido como una red de países a escala global) todavía no está en crisis, los que están en crisis son el Estado imperial norteamericano y su economía real, y las economías centrales de Europa donde la crisis financiera ya impactó con toda la furia.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos rechazó el paquete financiero de la Casa Blanca dejando al desnudo la guerra electoral y profundas divisiones de intereses en el Congreso, que detonó un nuevo súper-derrumbe en los mercados recreando los temores de que la economía estadounidense caerá en una recesión prolongada si no hay forma de revivir el proyecto de ley.
Esto es falso por dos razones principales: A) La economía de EEUU ya está en crisis, y B) el súper-rescate financiero no es para salvar a la economía (ni a la sociedad) norteamericana, sino para salvar a las entidades quebradas y habilitar un macro negocio financiero privado con respaldo del Estado.
Hay una verdad a medias entre lo que dicen los demócratas (por especulación electoral) sobre que el mega-salvataje es para los bancos y no para la sociedad estadounidense que deberá pagar los platos rotos con los impuestos, y lo que afirman los republicanos de que, si no se detiene la crisis financiera, la economía norteamericana va a terminar colapsando.
Y ese es el paso previo que conduce a la verdadera crisis, no la de los mercados sino la del sistema capitalista en su conjunto, que comenzará a derramarse por el planeta una vez que la crisis financiera se convierta en crisis recesiva en EEUU.
Según The Wall Street Journal este martes, "si los mercados de crédito continúan paralizados, el impacto sobre las empresas y los consumidores podría ser amplio, reduciendo el acceso a los préstamos, lo que disminuiría el gasto y la inversión. Los economistas señalaron que la contracción del crédito podría producir más despidos y provocar una reducción importante de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal".
En definitiva, el cóctel crisis del crédito-caída de la producción-desempleo masivo es lo que ya se proyecta como efecto inmediato de la crisis financiera con caída bancaria y derrumbe de bolsas a escala global con epicentro en EEUU y Europa.
El gran problema que dejan las crisis financieras del capitalismo es el encarecimiento y/o desaparición del crédito. Se contrae el crecimiento económico y las empresas reducen la producción y achican plantel de empleados para sobrevivir. Es ahí donde la inflación (en la que ya están sumidas las economías centrales y muchas periféricas de Asia y América Latina) se puede convertir en recesión o estanflación (recesión con inflación).
Lo que pasó este lunes, es más de lo mismo del "lunes negro" de los mercados globales, el 15 de septiembre, que registró el mayor derrumbe de Wall Street desde el 11-S, trasformó la crisis hipotecaria en crisis crediticia e instaló oficialmente la crisis financiera con recesión proyectada de las economías centrales a los países emergentes y periféricos del sistema capitalista a escala global.
En todo caso, lo que traza el tono "diferencial" es la parálisis y la impotencia del Gobierno de EEUU y de la oposición que, trabados por la competencia electoral, todavía no pudieron concretar el "súper rescate" de las entidades quebradas por el colapso financiero.
Según el emblemático e influyente The Wall Street Journal, el vocero más calificado de Wall Street, el plan que el Congreso estadounidense esbozó durante el fin de semana para rescatar al sistema financiero ofrece un "bálsamo", pero "es poco probable que pueda evitar que la mayor economía del mundo caiga en una recesión".
Las últimas noticias económicas han sido poco alentadoras, según el diario. En una señal de que el mercado inmobiliario sigue deteriorándose, las ventas de casas nuevas cayeron abruptamente el mes pasado, informó la semana pasada el departamento de Comercio de EEUU, añade.
De acuerdo con el Journal, la confianza de los consumidores sigue en declive y los indicadores semanales de ventas minoristas muestran que los compradores están reduciendo los gastos. Los expertos anticipan que el informe de desempleo a dar a conocer el viernes indicará que la economía perdió 150.000 empleos este mes.
Los estadounidenses están lidiando con un desempleo creciente y con precios de combustible y de alimentos más altos. En medio de una crisis financiera protagonizada por la caída de los precios inmobiliarios y la quiebra de los mercados hipotecarios, un auge del refinanciamiento hipotecario al estilo de 2001 no es una opción.
"Desafortunadamente, las personas están en lo cierto al esperar una recesión en estos momentos", dice Barry Eichengreen, un economista de la Universidad de California en Berkeley.
"El plan no puede prevenir una recesión", dijo Douglas Elmendorf, un investigador de Brookings Institution. "Lo que le importa a la gente es cuánto durará y cuán profunda será la desaceleración económica".
En resumen, más allá de la "crisis" y el "salvataje" de los mercados, hay una crisis estructural paralela de la economía real norteamericana (con sus números macroeconómicos en rojo) que se potencia con la histérica "crisis de los mercados" que genera la crisis del crédito y establece el primer escalón hacia la recesión.
Según las primeras autoridades del sistema capitalista (Reserva Federal USA, BCE, FMI, Banco Mundial; OCDE, G-8) EEUU y las quince naciones de la zona euro, países que en conjunto representan más de la mitad de la economía mundial, o ya están en recesión o enfrentan significativos riesgos de entrar en recesión en los próximos meses.
El "lunes negro bis" terminó de "abrochar" a la Unión Europea a la crisis financiera exportada desde USA y el pánico a la recesión ya se expande como un virus por toda la zona del euro.
En estas naciones centrales (y con epicentro en EEUU) comenzó a propagarse como un virus la crisis hipotecaria desde septiembre de 2007, la que devino finalmente en crisis financiera expandida a escala global a través de los mercados bursátiles, y hoy ya se proyecta como crisis recesiva que comienza a difundirse por vías de la desaparición y encarecimiento del crédito y la reducción del consumo.
Y hay dos razones principales por las cuales la crisis financiera y el proceso inflacionario-recesivo USA ya se está está expandiendo por todo el planeta capitalista globalizado:
A) El dólar es la moneda de cambio y de reserva internacional, y los países de todos los continentes (Europa, Asia, Latinoamérica y África) la utilizan en sus transacciones comerciales y tienen la mayoría de sus reservas en dólares.
B) Un 80% de las transacciones internacionales, un 70% de las importaciones y exportaciones mundiales y la casi totalidad del comercio petrolero se realizan en dólares.
La crisis, como fue planteada hasta ahora, viró de lo "financiero" hacia lo "económico-.financiero": Tuvo un epicentro en la crisis hipotecaria de EEUU, se expandió a los mercados financieros globales (subdesarrollados y desarrollados), y ahora ya toca variables estructurales de la "economía real" por medio del proceso desatado por el cóctel suba del petróleo + suba de alimentos = proceso inflacionario, que ya padecen las economías centrales del sistema capitalista: EEUU, Unión Europea y China.
A este escenario, se suma la naciente crisis del crédito que (según todos los pronósticos) va a obrar con un efecto de acelerador del proceso inflacionario-recesivo paralizando aún más las primeras economías del sistema capitalista (EEUU-Europa-China) con un impacto directo en los países de la periferia.
La falta de crédito, a su vez, actúa como principal disparador de la detención de la producción y de la suba de precios lo cual genera un consecuente proceso de achicamiento del consumo y despidos en masa de trabajadores, en EEUU y Europa.
La recesión y la crisis crediticia a su vez convergen en la desaceleración económica que achica el consumo y la demanda de productos y paraliza cada vez más la economía.
Y caída de producción y achicamiento de ventas en los códigos del empresariado capitalista significa sólo dos alternativas: Suba de precios y despido de personal, para conservar el margen de rentabilidad vendiendo más caro y produciendo menos.
Se trata de una ley universal y probada del capitalismo que se desata como emergente inmediato de la recesión económica con paralización de la producción y desaparición del crédito.
En ese escenario, y como efecto de la recesión económica, los países "exportadores" e "importadores" (materias primas y manufacturas) del actual modelo capitalista globalizado reducirán sus ventas (ya está pasando con el petróleo) y en consecuencia restringirán sus compras.
Con un proceso recesivo de su economía, EEUU (el principal comprador de la "gran fábrica" asiática) reduciría drásticamente sus compras a China, y Europa, que ya enfrenta un fenómeno recesivo en su economía comunitaria, ingresaría en una contracción de sus sistema económico productivo.
Como impacto inmediato, la economía china también ingresaría en un proceso recesivo (detención del crecimiento) que la obligaría a reducir sus importaciones de materias primas y de petróleo,
A su vez la reducción en la importación de materias primas y de petróleo por parte de China (el principal importador mundial) impactaría en las economías de Rusia y de los "países emergentes" (los principales exportadores de petróleo y de materias primas a China) que también podrían ingresar en un proceso recesivo.
Con la crisis financiera y crediticia que ya desató el derrumbe bancario en EEUU, comienza a completarse (y a profundizarse) el cuadro recesivo de las economías capitalistas centrales que se irá proyectando cada vez con más fuerza hacia las economías de la periferia (principalmente los países exportadores de materias primas).
¿Y cuando exactamente entrará en crisis el capitalismo?
Cuando la recesión económica generalizada a escala global, rompa el equilibrio de la "gobernabilidad" política del sistema por medio de una ola de conflictos sociales y sindicales a escala mundial (cuyos primeros efectos ya se presentaron con la crisis alimentaria) con proyección tanto en las potencias centrales como en los países "emergentes".
O sea que, la actual crisis financiera todavía no es la "crisis sistémica" del capitalismo, sino su antesala.
La crisis global del sistema capitalista va a llegar como consecuencia del impacto social planetario del derrumbe (con negocios y concentración capitalista en el medio) del casino especulativo de los mercados financieros.
En concreto, la crisis global del sistema capitalista no se va producir por la "caída de los mercados" sino por una oleada mundial de huelgas, bloqueos de rutas y estallidos sociales extendidos por los cuatro puntos cardinales del planeta que paralicen la actividad económica mundial.
Por ahora, con sus números en rojo y sus mercados en "crisis", la economía capitalista todavía "funciona" y los efectos inflacionarios -recesivos todavía no han impactado de lleno en las facturaciones y ganancias planetarias de las corporaciones que juegan en el casino global de Wall Street.
Hay una lección histórica: El sistema capitalista solo ingresa en crisis cuando sus bancos y empresas se ven impedidos de hacer negocios.
Y hoy, sus bancos y transnacionales, con el cadáver de Wall Street y el Estado USA decadente, todavía siguen haciendo negocios.
Hasta que la recesión desate el capítulo social de la crisis y el sistema (que hoy descarga sus pérdidas sobre la espalda de eslabón más débil de a sociedad) comience a pagar el costo.
Manuel Freytas
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Citigroup asumirá hasta US$ 42.000 millones en pérdidas en un fondo de préstamos por US$312.000 millones en manos de Wachovia. Por medio de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), el Sistema federal absorberá el resto de las pérdidas y, en compensación, tomará una participación en Citigroup.
De la misma manera, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, FDIC, autorizó a tomar el control de Washington Mutual e inmediatamente vender las operaciones bancarias a JPMorgan Chase por 1.900 millones de dólares.
Mediante operaciones llamadas de "mercado abierto", la Reserva Federal autoriza a los bancos privados a intervenir en operaciones financieras en el área de las decisiones estatales.
El banco JP Morgan Chase (uno de los grandes ganadores de la crisis), por ejemplo, fue autorizado para el rescate del gigante Bear Stearns, intervino en la "liquidación" del gigante Lehman Brothers, y actuó en el "rescate" (compra) de Washington Mutual (WaMu), la mayor caja de ahorro de EEUU con más de US$ 140.000 millones.
Wachovia, el mayor emisor de opciones ARM (hipotecas de tipo de interés ajustable) de Estados Unidos, se veía contagiado por el ambiente pesimista que reinaba en Wall Street, a raíz de la venta forzada de Washington Mutual a JPMorgan Chase por 1.900 millones de dólares.
Tras hundirse en la Bolsa y perder miles de millones, Wachovia llevaba varios días negociando con otros bancos su adquisición. El Citigroup asumirá así una cartera de créditos de alto riesgo de Wachovia por un total de US$ 312.000 millones, en tanto que la FDIC absorberá otras pérdidas a cambio de acciones preferentes de Citigroup por 12.000 millones de dólares.
Citigroup Inc. accedió a comprar las operaciones de banca de Wachovia Corp. en otro acuerdo "orquestado" por el gobierno estadounidense, esta vez por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) y en el que esta agencia podría asumir pérdidas ligadas a préstamos.
Bajo el acuerdo, Citigroup pagará US$2.160 millones en acciones y asumirá deudas por cerca de US$53.000 millones. Wachovia se mantendrá como una empresa "independiente" en bolsa, conservando su división de corretaje y gestión de fondos.
La Reserva Federal y el Departamento del Tesoro también participaron en el proceso, impulsando a las firmas más fuertes para que compren activos de firmas débiles.
En un comunicado por separado, el presidente de la Fed Ben Bernanke dijo que recibe con beneplácito el rescate de Wachovia y apoya las acciones de la FDIC. Agregó que las medidas de la FDIC muestran que el gobierno está comprometido con la estabilidad financiera.
"En general, el sistema bancario comercial de EE.UU. se mantiene bien capitalizado", dijo Bernanke, "la decisión tomada fue hecha bajo circunstancias extraordinarias con muchas consultas entre los reguladores y el Tesoro".
Para Citigroup, esta es una rápida transformación de uno de los mayores perdedores en Wall Street a un "pilar de fortaleza", el término que los ejecutivos comenzaron a usar para llamar a la compañía.
A lo largo del último año, Citigroup ha acumulado más de US$40.000 millones en rebajas contables y otras pérdidas generadas por el colapso hipotecario, la compañía fue líder en la creación y marketing de algunos de los valores exóticos que están en el corazón de la contracción crediticia.
En tanto, el gran banco regional National City, que se cuenta entre los diez primeros establecimientos bancarios estadounidenses, bajó su cotización en 63 por ciento en la jornada del lunes, y el mercado especulaba que podría ser el próximo en quebrar, tras Washington Mutual y Wachovia.
Por otra aprte, el grupo japonés Mitsubishi UFJ se convirtió en el accionista mayoritario del Morgan Stanley al comprar por 9000 millones de dólares un 21 por ciento de la entidad, gravemente afectada por la crisis financiera.
La operación se concretará en dos tramos: Mitsubishi adquirirá un 9,9 por ciento de los títulos de Morgan Stanley a 25,25 dólares por acción e invertirá otros 6000 millones de dólares en acciones preferenciales con un dividendo de un 10 por ciento.
Morgan Stanley y Goldman Sachs eran los dos últimos de los bancos de inversión independientes que habían logrado sobrevivir a la crisis, aunque ambos se convirtieron a la banca comercial.
En Europa, los gobiernos de Bélgica, Holanda y Luxemburgo se unieron para "salvar" al quebrado grupo financiero Fortis, con 11.200 millones de euros (US$ 16.300 millones), según informó el domingo el primer ministro belga, Yves Leterme.
“Estamos satisfechos con la acción acordada por los gobiernos del Benelux”, añadió el director del banco, Filip Dierckx, desde Bruselas.
“Hemos resuelto el problema de liquidez” y el aumento de capital recuperará la confianza de los clientes. Dierckx confirmó que Fortis también venderá la participación en el banco ABN Amro que había adquirido el año pasado. El directivo no especificó un calendario para llevar a cabo la operación.
El Estado belga anunció también que está preparado para realizar una acción de "salvataje" en favor de la entidad financiera inmobiliaria Dexia. La inyección de fondos ascendería a los US$ 7000 millones.
Por su parte, En Londres, el quebrado banco de inversiones Lehman Brothers vendió su sección de administración de fondos Neuberger Berman por casi US$ 2200 millones a los inversores financieros de EEUU Bain Capital y Hellman & Friedman. Desde Londres, el gobierno informó que el banco hipotecario Bradford & Bingley (B&B) será nacionalizado y su división de ahorros y depósitos será vendida al gigante español Santander.
De acuerdo con las cifras proporcionadas por el gobierno británico y confirmadas por el Santander, la entidad comprará la división de ahorros y depósitos de B&B y sus filiales por unos 612 millones de libras (US$1.100 millones) a través de su banco británico, Abbey National, que ya había sido comprado por el banco español en 2004.
El acuerdo se concretó tras un fin de semana de negociaciones que contaron con la participación activa del primer ministro, Gordon Brown. “Haremos lo necesario para garantizar la estabilidad del sistema financiero tras la nacionalización del banco Bradford & Bingley”, consignó el premier.
El gobierno alemán por su parte, salió a "entregar" a un consorcio de bancos privados a una de sus principales entidades bancarias, el hipotecario Hypo Real Estate (HRE), con un crédito de hasta 35.000 millones de euros (US$ 50.000 millones).
La semana pasada el gobierno y el ente de supervisión financiera BaFin habían asegurado que el sistema bancario alemán era "robusto".
Por otra parte, el banco Glitnir, tercero por su volumen de depósitos en Islandia, pasó ayer al control del Estado, que se hizo cargo del 75 por ciento de sus acciones por un valor de 4000 millones de coronas (US$ 877 millones), según informó el Banco Central islandés en Reykjavik.
Los detractores del actual sistema dicen que los rescates del fin de semana ofrecen pocas pruebas de que las crisis futuras puedan ser resueltas rápidamente.
"Bajo las circunstancias, (la intervención en Fortis) salió bien", dijo Wim Fonteyne, economista para Europa del Fondo Monetario Internacional. "Pero nadie debería tener mucha tranquilidad para otros casos. No es fácilmente transferible a otros bancos".
Bélgica, Holanda y Luxemburgo tienen lazos históricos y políticos cercanos, además Bélgica y Holanda ya tienen un acuerdo bilateral que esboza cómo podrían reaccionar si un banco trans- fronterizo colapsa.
La UE alienta ese tipo de acuerdos, en un reconocimiento de que la expansión de los bancos europeos más allá de sus fronteras implica que algunos no sólo se han vuelto demasiado grandes para ser salvados sino demasiado grandes para dejarlos caer.
En tanto, el principal funcionario de mercados en Europa, Charlie McCreevy, prepara nuevas reglas para reformar las regulaciones financieras, a medida que el continente pasa apuros para lidiar con su propio brote de colapsos bancarios.
De acuerdo con Johannes Laitenberger, portavoz de la Comisión: "EE UU debe asumir su responsabilidad en esta situación". Para ello, llamó a un acuerdo para la rápida aprobación del plan de rescate elaborado por la Administración Bush, discutido durante todo el fin de semana entre congresistas demócratas y republicanos y representantes del Gobierno y finalmente rechazado el lunes en la Cámara de Representantes, la Baja del Parlamento estadounidense, en particular por la oposición de los republicanos, que votaron en masa contra su jefe, instalado en la Casa Blanca.
La Comisión mostró su "decepción" por este rechazo, con la esperanza de que pueda ser superado, ya que de ello depende el destino económico no sólo de EE UU sino de todo el mundo.
Para Leitenberger, las turbulencias que atraviesan los mercados mundiales se originaron en EE UU, por lo que este país tiene una "responsabilidad especial" en su resolución.
Enfrente, subrayó que las autoridades europeas están asumiendo su responsabilidad, con acciones, en algunos casos concertadas, para apoyar al sector financiero y mostrando compromiso con la cooperación a nivel internacional.
En este sentido aludió a la operación de rescate del banco franco-belga Dexia y a la decisión del Gobierno irlandés de garantizar durante los dos próximos años todos los depósitos de los seis bancos del país.
También recordó que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en su calidad de presidente de la UE, convocó a un encuentro internacional en otoño, al que asistirán los líderes del G8 -los siete países más industrializados y Rusia- y otros representantes internacionales para pactar una respuesta a la crisis financiera.
El miércoles, Charlie McCreevy, comisionado de mercados internos de la Unión Europea propondrá amplios cambios a la norma bancaria europea que incluirán la creación de grupos de reguladores nacionales para supervisar a los bancos transfronterizos.
McCreevy también solicitará reglas que obliguen a los bancos a provisionar más capital cuando vendan algunos de los valores de deuda que están en el corazón de la actual crisis financiera.
De esta forma, McCreevy se une a una ola de figuras políticas europeas que han señalado en los últimos días que están dispuestos a considerar una mayor supervisión y cambios regulatorios para fortalecer al sistema financiero europeo frente a las turbulencias futuras.
La votación de 228 en contra y 205 a favor, pese a la presión del presidente George W. Bush y el secretario del Tesoro Henry Paulson, marcó un momento negro en un mes que ha sacudido el sistema financiero de EE.UU. hasta la médula y ha obligado al gobierno a tomar varias medidas improvisadas para apuntalar la confianza. A primera hora de ayer, las autoridades ayudaron a orquestar la venta del banco Wachovia Corp. a Citigroup Inc., mientras la Reserva Federal y otros bancos centrales inyectaron nuevos fondos a los mercados de crédito.
Si los mercados de crédito continúan paralizados, el impacto sobre las empresas y los consumidores podría ser amplio, reduciendo el acceso a los préstamos, lo que disminuiría el gasto y la inversión. Los economistas señalaron que la contracción del crédito podría producir más despidos y provocar una reducción importante de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
A la 1:40 de la tarde, cuando restaban unos minutos para el final de la votación en el Congreso, los votos en contra llevaban una ligera ventaja. En los pisos de negociaciones, los corredores estaban parados en semicírculos alrededor de los televisores, viendo cómo el conteo cambiaba lentamente. Cuando el reloj para votar marcó el fin del período a la 1:43 con los votos en contra en la delantera, la bolsa se derrumbó. En tan sólo un minuto, el Dow perdió 100 puntos. A la 1:45, la caída alcanzó los 580 puntos y dos minutos después aumentó a 673 puntos.
El rechazo del proyecto de ley pone al Departamento del Tesoro en un aprieto. El Tesoro consideraba el plan de rescate como el último esfuerzo para idear un plan sistémico para atacar la crisis financiera. El gobierno puede dar pasos incrementales, como expandir un programa para comprar los valores respaldados por hipotecas emitidos por los gigantes Fannie Mae y Freddie Mac o usar otras herramientas administrativas. Sin embargo, ninguna de estas medidas sería tan completa para enfrentar los problemas en el centro del sistema financiero.
En lugar de depender de una ley, el Tesoro probablemente retomará su estrategia de tratar con los problemas institución por institución, según una fuente al tanto, con la intención de esperar a ver si el Congreso cambia de parecer. El gobierno probablemente seguirá tratando de apagar incendios prestando dinero a instituciones en problemas, con el objetivo de prevenir quiebras que podrían afectar a todo el sector financiero. El Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) de EE.UU., el cual supervisa a los bancos que colapsan, podría jugar un papel más importante. "Nuestra caja de herramientas es sustancial pero insuficiente", dijo el secretario del Tesoro Henry Paulson tras el fracaso del proyecto de ley.
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