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Váya bajándose los pantalones |
Las crisis del capitalismo son cíclicas y como los cometas en la antigüedad generan miedo, pero no se originan ni en la naturaleza, ni en designios de los dioses, sino en la avaricia de unos pocos, en la incapacidad del sistema para mantenerle al empresariado las tasas de ganancia siempre al alza. Cuando hay sobreproducción de bienes y la demanda no alcanza a absorberlos, viene la crisis, sobran mercancías y aunque resulte chocante pero es la lógica perversa del capitalismo, sobra gente, sobran trabajadores.
El hilo se revienta por lo más delgado… y en medio de la crisis económica ese tramo lo componen los trabajadores y especialmente los inmigrantes.
Las empresas podrían manejar gran parte del problema ajustando los márgenes de ganancia. Ganar menos no es perder. El gobierno podría hacer que los que se forraron durante la bonanza, como los banqueros, los especuladores en la bolsa, la construcción y los sectores alimentario, energético y de las comunicaciones, entre otros, hagan un esfuerzo mayor que el sacrificio que les impondrán a los trabajadores.
Pero el empresariado opulento que podría tirar durante las vacas flacas de sus riquezas acumuladas, que no son pocas, baja las inversiones y revienta el hilo por lo más delgado, destruye puestos de trabajo y despide trabajadores, impone más horas de trabajo por menos salarios, elimina la competencia de los pequeños y medianos empresarios y en el peor escenario -pero siempre posible-, invade pueblos poco desarrollados y desata guerras que son una inversión siempre rentable que además les abre el camino a otros negocios, como el de las reconstrucciones, el saqueo de materias primas y el acceso a mano de obra barata.
Cualquiera de las opciones del empresariado para paliar o superar las crisis del sistema, conlleva destrucción y sufrimiento, ya sea tirar bienes, despedir gente o hacer guerras, son altos costos que al final pagan los que menos culpa tienen de la avaricia ajena.
Los platos rotos los pagan quienes producen la riqueza y tienen menos capacidad de defenderse, como los inmigrantes, a los que se culpa de casi todo, esa reserva humana usada durante el auge económico para acumular más ganancias, pero que ahora sobra y a la que le dan la patada, aunque coticen en la seguridad social y sean la garantía del pago futuro de las pensiones a la envejecida población nativa.
En épocas de crisis los dueños de los monopolios a los que les importa un bledo el lugar de nacimiento o el color del sudor de quien explota, alborotan la xenofobia poniendo a circular entre la gente la consigna de “los de aquí primero” y que se vayan los que sobran, que -desde luego, y al menos por ahora- son los de trabajadores venidos de afuera, quienes además de ser echados a la calle, serán echados del país.
Sencillo como eso y duro, pero real. Durante la crisis conocida como la Gran Depresión, en Estados Unidos –y en Europa- el sistema sacó mucho sudor y ganancias a los trabajadores, nacionales o extranjeros, en las fábricas y en la II Guerra Mundial, sin pedirles papeles.
En esta Europa, tan relamida, tan políticamente correcta, pareciera que decir que sobra gente es una barbaridad, pero ya lo dijo el Ministro de Trabajo de España sin despeinarse. Los sindicatos salieron a enfrentarlo, ¡faltaba más!, pero no llegará la sangre al río… entre los trabajadores también “hay clases”: los de aquí y los de afuera, incluso si vinieron con contrato de trabajo, incluso si están afiliados y son colegas. Aún no entendemos lo que gritan en las calles los inmigrantes residentes en Asturias, “nativa o extranjera, la misma clase obrera”.
A los sindicatos los llamarán a la Moncloa para acordar hasta donde los trabajadores se ajustarán el cinturón, no para discutir cómo podrían reinvertirse, para generar nuevo empleo, las ganancias acumuladas por el gran empresariado. Los monopolios intentarán concertar una fórmula que les permita seguir chupando sangre a diario, como si no pasara nada, con las hipotecas, por ejemplo. Los banqueros ponen cara de ternero huérfano para que el estado -con el dinero de todos- los saque del hoyo que ellos mismos hicieron.
Los mismos monopolios que mandan en el mundo y que generaron la crisis, organizan las guerras salvadoras del sistema. En ello están, tienen para escoger: Irán, Pakistán, Georgia, Cuba, Colombia, Corea, Venezuela, Bolivia… y para la agresión a cada país una excusa, una mentira, como la que usaron en Irak. En algunos sitios dirán que es en defensa de la democracia, en otros la supuesta lucha contra el narcotráfico –que por cierto es un negocio boyante del capitalismo, con crisis o sin ella, y del que chupa dinero todo el sistema- o las guerras “preventivas” contra el terrorismo y por los derechos humanos y por la libertad...
En esta primera gran crisis del tercer milenio ya estamos de nuevo en las mismas. Está claro, cuando la economía anda en apuros afecta más a los trabajadores, sobre todo si no se lucha por un programa democrático de reactivación que parta de oponerse a las guerras, defender de modo efectivo el bienestar de la población y obligar a las clases que dominan la sociedad a responder por lo que hacen.
Se derrumba el fundamentalismo del mercado que por sí solo no tiende al equilibrio; de nuevo resulta cierto que las ganancias se privatizan y las pérdidas se socializan. Ya sabemos de qué culo saldrá sangre.
Usted que pringa como nacional o como extranjero pero no quiere darse por enterado, ayude al sistema a salir de la crisis, guarde silencio ante las guerras, mire para otro lado ante la deportación masiva de trabajadores inmigrantes, ante la pérdida de sus derechos laborales y ante la socilización de las quiebras de los bancos.
Con una mano sostenga la herramienta de trabajo, con la otra ¡vaya bajándose los pantalones!
Javier Orozco Peñaranda
Etiquetas: conocimiento, inteligencia, monopolios, multitud, politica.
El Euribor es el tipo de interés al que las entidades financieras se prestan dinero en el mercado interbancario del euro y es el indicador más utilizado, aunque no el único, para el cálculo de hipotecas.
En principio, su trayectoria está ligada a la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), y suele subir cuando éste tiene previsto subir los tipos de interés.
Sin embargo, en los últimos meses el indicador ha incrementado en exceso el diferencial sobre los tipos de interés en la Eurozona, reflejando en mayor medida las tensiones que imperan en el mercado interbancario.
Así, el Euribor cerró ayer septiembre en el 5,384 por ciento, su segundo máximo histórico mensual tras el marcado en julio, del 5,393 por ciento, lo que supone una diferencia de más de un punto porcentual por encima del tipo de interés en la Eurozona, que es del 4,25 por ciento.
En condiciones normales el Euribor no debería superar al tipo de interés en la Eurozona por más del 0,30 o el 0,50 por ciento. Según la mayoría de los analistas consultados por EFE, si mañana el BCE decidiera aplicar una rebaja de la tasa de interés en la Eurozona, posibilidad que los analistas consideran "improbable pero posible", el Euribor debería empezar a relajarse. No obstante, el elemento fundamental lo constituye ahora el precio del dinero en el mercado interbancario, al alza dada la extrema desconfianza que reina entre entidades.
Los bancos apenas consiguen liquidez en el mercado de dinero y prefieren acudir al BCE aunque sea a un tipo de interés más bajo pero más seguro del que conseguirían en el mercado. Por todo ello, lo cierto es que los analistas no se atreven a adelantar un pronóstico para lo que queda de año. Ignacio Cantos, de Atlas Capital, aventura que el Euribor podría estabilizarse "si el BCE bajara los tipos" y si se "normalizara" el mercado interbancario.
Otros, como Julián Benavente, de Capital Market, son más cautos. El BCE, dice, está poniendo toda la carne en el asador, y ya se debería ver el efecto de las inyecciones de dinero de los últimas semanas, aunque lo cierto es que impera una desconfianza absoluta entre bancos.
De los 27 Estados miembros de la UE, en 19 bajó el desempleo en los últimos doce meses y en ocho subió. Los mayores descensos tuvieron lugar en Polonia (del 9,2% al 6,7%), mientras que las subidas más acusadas se registraron en España (del 8,3% al 11,3%) e Irlanda, donde también aumentó tres décimas, hasta el 6,2%.
Por sexos, el paro masculino aumentó del 6,6% al 6,8% por ciento en el último año en la zona euro, y se mantuvo estable en el 6,5% en toda la Unión. El desempleo entre las mujeres cayó del 8,4% al 8,3% en el área de la moneda única y del 7,7% al 7,4% en los Veintisiete.
En España, el porcentaje de hombres parados se incrementó del 9,7% al 10,1%, y también el de las mujeres, que pasó del 12,7% al 12,9%. En lo que se refiere a los menores de 25 años, su tasa de paro se situó en el 14,9% tanto en la eurozona como en la UE, frente al 14,6% y 15,2% que registraron respectivamente hace un año.
De los países para los que hay datos disponibles, España es el que tiene más paro juvenil, del 24,6%, tras aumentar cinco décimas en el último mes. Los países en los que había menos jóvenes en paro son Holanda (4,9%) y Austria (6,3%).
Una docena de agentes tuvieron que reducir al grupo de manifestantes, que llegó a ser de casi un centenar, que increpó e insultó al consejero a su llegada al centro, donde iba a inaugurar la nueva sala robotizada de Cardiología. Los detenidos han ingresado en la Comisaría de Moncloa de la Policía Nacional. Los trabajadores esperaban a las puertas del hospital a que llegara Güemes mientras protestaban por la privatización de la sanidad pública madrileña y por la resolución del 31 de julio que limita la contratación de personal sanitario.
El consejero hizo su aparición en el centro 20 minutos más tarde de lo previsto y cruzó el tumulto de gente hasta entrar en las instalaciones. En ese momento, los manifestantes se abalanzaron sobre la puerta del centro y comenzaron a aporrearla, por lo que la policía tuvo que intervenir. Dos de los trabajadores fueron reducidos por los agentes en el suelo mientras el resto gritaba consignas como "consejero, carroñero", "lo llaman democracia y no lo es" o "espe, espe, especulación".
Esta es la cuarta vez en las últimas semanas que el consejero de Sanidad es increpado durante sus visitas a centros hospitalarios de la región.
www.casmadrid.org
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