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¿Fin del mercado libre en EEUU? |
Milton Friedman, uno de los mayores defensores del mercado libre en la historia, debe estar revolcándose en su tumba.
La crisis financiera que sacude a los mercados de Estados Unidos y Europa desde el año pasado, cuya última víctima fue uno de los bancos históricos, Lehman Brothers, podría significar el inicio de una ola de intervencionismo estatal en el corazón del capitalismo en el mundo.
Ya se dieron los primeros pasos, con la nacionalización de Freddie Mac y Fanny Mae las dos principales hipotecarias estadounidenses. Algo impensable cuando Friedman recorría con libertad los pasillos de la Casa Blanca.
El secretario del Tesoro de EE.UU., Henry Paulson, admite que "mucho de lo que estamos enfrentando son consecuencias de cosas que se hicieron por muchos años".
Enfrentando "consecuencias"
"Los mercados financieros están atravesando por un momento difícil, mientras trabajamos en arreglar algunos de los excesos que se cometieron en el pasado", aseguró.
"Actualmente vivimos en una nueva era de socialismo, donde se socializa el riesgo y se privatizan las ganancias", indicó a la BBC Benjamin Barber, profesor de ciencias políticas de las universidades de Princeton y Harvard.
"A Lehman Brothers lo dejarán caerse pero si se lleva a otros entonces el gobierno intervendrá y eso significa que mis impuestos se usarán para salvar a banqueros que tomaron decisiones arriesgadas y equivocadas".
"Hemos vivido 30 años de neoliberalismo en el mercado, que significa déjenos ganar y ayúdenos cuando nos va mal", agregó.
Tanto el mea culpa de las autoridades como la inquietud del público estadounidense no ha pasado desapercibida para los candidatos presidenciales estadounidenses.
Horas después de que Wall Street registrase su mayor caída desde el 11 de septiembre de 2001 (y el sexto más alto en su historia), tanto el republicano John McCain como el demócrata Barack Obama revelaban una posición favorable a mayores controles sobre el mercado de capitales en el país. Y ambos tuvieron agrias palabras para los gobiernos anteriores de dejar que la banca hiciese lo que quisiera.
McCain indicó que de ganar las elecciones iniciaría una reforma regulatoria del mercado de capitales en los primeros 100 días de su presidencia y dijo que "pondremos fin a que Wall Street se maneje como un casino".
Obama, en tanto, ofreció "nuevos marcos regulatorios", pues a su juicio "esta es la crisis financiera más grave desde la Depresión (en los años treinta)".
"No culpo a John McCain de estos problemas, pero sí a su filosofía económica, la misma de los últimos ocho años, que dice que debemos darle más a los que acumulan la riqueza para que de alguna forma estos llegue en gotas al resto", apuntó Obama.
El sentimiento que parece haber en los mercados financieros lo resumió claramente Derek Scott, ex asesor económico del ex primer ministro británico Tony Blair.
"Actualmente las bases del capitalismo liberal están sumamente golpeadas y deterioradas. Ahora seguramente regresaremos a un período de mayor control gubernamental", aseveró.
Complejidad regulatoria
Sin embargo, un mayor control sobre lo que hacen las instituciones bancarias o las casa de bolsa no parece tarea sencilla. La principal traba es la complejidad de los instrumentos financieros que existen, principalmente los llamados derivados.
Warren Buffet, el llamado hombre más rico del mundo y ahora filántropo retirado, los llamó en 2002 "armas financieras de destrucción masiva".
En términos muy simples, los economistas dicen que la crisis crediticia que devengó en la quiebra o desaparición de varios bancos comenzó en el sector hipotecario estadounidense.
El modus operandi fue acumular hipotecas con diferente grado de riesgo, convertirlos o empaquetar dicho préstamos en papeles comerciales (como acciones) que luego serían vendidas a otras instituciones en el mercado.
Es decir, el banco invirtió en unos bonos cuya garantía de pago eran unos créditos riesgosos negociados por otra entidad bancaria.
La complejidad era tal que muchos actores del mismo mercado no tenían ni idea en dónde exactamente tenían colocado su dinero.
"La desregulación que se hizo en los últimos 15 años, incluyendo el gobierno de Bill Clinton del cual fui parte, creó una atmósfera de casino en la que cualquier banco podía hacer dinero sin importar sus niveles de deuda y sin siquiera saber qué tipo de papeles compraban", señaló Robert Reich, ex asesor de la Casa Blanca y actual profesor de la Universidad de Berkeley.
"Una vez le pregunté a un directivo de una institución bancaria qué tipo de inversiones tenía y me dijo 'ni idea'. Esta crisis iba a pasar tarde o temprano", explicó Reich a la BBC.
¿Quién es el responsable?
Hace algo más de 12 meses la crisis dejó de ser un fantasma o un pronóstico agorero para convertirse en realidad.
Cuando los acreedores -muchos de los cuales se reconoce no fueron adecuadamente supervisados- empezaron a tener problemas de pago, fueron aquellos al final de la cadena quienes pagaron las consecuencias. Y como dice la teoría bancaria, cuando el banco ya no emite confianza, no tiene nada que buscar.
Según la teoría de Friedman en estas circunstancias el mercado se corregirá a si mismo, con la llamada "mano invisible" que profetizó en el siglo XVIII el filósofo escocés Adam Smith, el llamado "padre de la economía moderna". Cualquier distorsión, según Friedman, era simple y llanamente culpa del gobierno por no dejar respirar al mercado.
No obstante, ahora hay una suerte de consenso tanto en Europa y Estados Unidos en que existe una necesidad de ponerle coto a las principales plazas financieras. Tal y como sucedió tras la debacle de los años '30 en EE.UU. cuando justamente se considera que ocurrió la última ola intervencionista en el país, para lidiar con los efectos de la llamada "Depresión".
"Las instituciones financieras y los entes reguladores tuvieron error fundamental en esta crisis. Pusieron el precio del mercado en el corazón de la regulación del sistema. Pero el precio del mercado no puede protegerse de sus propias fallas. Y los reguladores no se dan cuenta de esto cuando está todo bien, sino cuando surgen los problemas. Es entonces cuando se descubre que los bancos exitosos realmente eran bancos muy riesgosos", aseveró a la BBC Avinash Persaud, de la firma de análisis financiero Intelligence Capital.
A la hora de buscar culpables de toda esta situación, muchos analistas apuntan el dedo a la presunta avaricia de los banqueros de arriesgar más (recursos del público) en busca de mayores ganancias.
Pero según le dijo a la BBC George Magnus, economista en jefe del Banco Suizo UBS, "en este tipo de crisis se suele buscar villanos en todas partes. Los bancos son los agentes de la especulación, pero no la causa. Hay que señalar a los gobiernos que desmantelaron los marcos regulatorios décadas atrás".
"Se puede culpar a los bancos y poner en vigencia nuevas normas, pero también hay que revisar la falta de supervisión de los mercados en el pasado", aseguró Magnus.
El debate de lograr un nuevo marco regulatorio en Estados Unidos pudiera estar dando ya sus inicios, en lo que sería un importante cambio ideológico en las altas esferas de tomas de decisiones del país.
No obstante, mientras tanto, aún no se sabe si la crisis financiera ya se cobró a su última víctima o banco, o si aún quedan implicaciones por venir.
Etiquetas: conocimiento, inteligencia, monopolios, multitud, politica.
Durante décadas, firmas de valores como Lehman, Merrill y Bear tomaron grandes riesgos, obtuvieron jugosas ganancias y asumieron pérdidas ocasionales. Ahora, a medida que estas firmas de valores se desvanecen, el viejo negocio de captar depósitos y construir redes de sucursales recobra su importancia como la manera confiable de ganar dinero. Instituciones como las estadounidenses Bank of America Corp. y Wells Fargo & Co. el alemán Deutsche Bank AG y el español Banco Santander SA, ascienden a la cima de una industria financiera que probablemente será más segura pero menos lucrativa para los accionistas.
De los cinco mayores bancos de inversión independientes que existían hace dos años, sólo dos (Goldman Sachs Group Inc. y Morgan Stanley) siguen en pie.
Un sello característico del nuevo orden probablemente será un alejamiento de los grandes riesgos —un alto nivel de endeudamiento, valores complejos— que imperaron en los últimos años. Los bancos están "volviendo a lo básico, al principal propósito del sistema sin toda la parafernalia", dice Douglas Flint, director financiero de HSBC Holdings PLC y copresidente de un grupo de banqueros que elabora un marco para prevenir un riesgo bancario sistémico. "Reconocen que cuando se calmen las aguas... la industria en su esencia será diferente".
El cambio refleja una reevaluación más amplia sobre cuál es la mejor forma de abordar el negocio central de los bancos, el cual tiene un papel principal en la economía al convertir el efectivo y los depósitos de los ahorradores en inversiones a largo plazo como hipotecas y préstamos a empresas. La contracción del crédito ha desnudado las fallas de los esfuerzos de los bancos por trasladar gran parte de ese negocio desde sus balances a los mercados, donde los préstamos son agrupados y vendidos a inversionistas y a una gran gama de fondos especializados. Las firmas de valores y los fondos de cobertura tuvieron un rol clave en el sistema bancario virtual. Ayudaron a los bancos a agrupar sus préstamos e incluso asumieron parte del negocio de créditos, pero con menos protecciones contra pérdidas y sin el respaldo estatal a los depósitos de los clientes.
El nuevo orden financiero también pone de relieve el duradero impacto de los esfuerzos de Wall Street hace casi una década para derogar la ley Glass-Steagall, que impedía que los bancos comerciales de EE.UU. incursionaran en la banca de inversión. La revocación en 1999 de dicha ley permitió que los bancos comerciales entraran al negocio de valores y pudieran competir contra firmas como Bear Stearns y Merrill. El modelo de banco universal que surgió resultó difícil de manejar. No obstante, los grandes bancos comerciales, como Bank of America, que son regulados y tienen que mantener grandes provisiones contra posibles pérdidas, hasta ahora han soportado mejor la crisis financiera que las firmas de valores.
La renovada importancia del negocio bancario tradicional es un fenómeno global. Deutsche Bank, que se había concentrado en fortalecer su negocio global de banca de inversión, acordó la semana pasada pagar cerca de US$4.200 millones para adquirir las 850 sucursales en Alemania y los 14,5 millones de clientes de Deutsche Postbank AG, el banco comercial del sistema postal del país. Santander, que también cortejó a Postbank, pagó US$2.230 millones por el banco hipotecario Alliance & Leicester, que refuerza su ya importante red de sucursales en Gran Bretaña. Antes de ser adquirida por Bank of America, Merrill había estado expandiendo su unidad de banca comercial.
Los depósitos han sido una de las escasas luces en medio de un panorama oscuro para las firmas financieras. Han crecido rápido aun cuando otras formas de financiación casi se han agotado. En EE.UU., por ejemplo, los ahorros y depósitos a plazo pequeños en bancos comerciales totalizaron US$6,9 billones (millones de millones) a fines de agosto, un alza de 7,6% con respecto al mismo mes del año previo, según la Reserva Federal.
El modelo bancario básico, sin embargo, no ha funcionado para todos. Los bancos pequeños en EE.UU. y Europa han sufrido, en parte porque no tienen la escala y la diversificación para absorber las grandes pérdidas generadas por las crecientes cesaciones de pagos en las hipotecas y los préstamos corporativos.
De todos modos, el regreso de los bancos a su negocio más tradicional representa un marcado contraste con la tendencia predominante en los últimos años. En lugar de ganar dinero captando depósitos a tasas de interés a corto plazo y conceder préstamos a tasas más altas a largo plazo, los bancos crearon una estructura que hacía esencialmente lo mismo. Establecieron fondos especializados, conocidos como canales y vehículos de inversión estructurados (o SIV, por sus siglas en inglés), los cuales tomaron prestado dinero en el mercado de papeles comerciales y compraron valores agrupados con préstamos. Las firmas de valores y los fondos de cobertura también entraron en el juego, creando y comprando bonos que contenían préstamos corporativos e hipotecarios. Sin acceso a los depósitos, las firmas de valores y los fondos de cobertura se dirigieron a otros mercados para pedir dinero. Toda la actividad e innovación ayudaron a los bancos a alcanzar un nuevo nivel de rentabilidad después de varios años de vacas flacas. Los bancos europeos produjeron un retorno promedio de 21% sobre las inversiones de sus accionistas en 2007, comparado con el 13% de 1996, según un reciente informe de Citigroup Inc. Pero recurrieron a altos niveles de endeudamiento para conseguir tales retornos.
Cuando empezó la contracción del crédito hace un año, las fallas de la nueva arquitectura financiera se volvieron evidentes. El mercado para valores respaldados por préstamos hipotecarios casi desapareció. Los bancos se vieron forzados a asumir los miles de millones de dólares en préstamos y valores que habían puesto en conductos y SIV. Para las firmas de valores se ha vuelto mucho más difícil y caro obtener préstamos y otros tipos de financiación. Esto hace que surjan dudas sobre si las firmas de corretaje no ligadas a bancos comerciales podrán sobrevivir.
La Reserva Federal estadounidese ha incrementado las actuales líneas de crédito, con lo que se duplica la provisión de liquidez en dólares hasta 110.000 millones de dólares (76.720 millones de euros) en el caso del BCE, y hasta 27.000 millones de dólares (18.800 millones de euros) para el Banco Central de Suiza, 15.000 millones de dólares más (10.460 millones de euros). Además, las nuevas líneas autorizadas suponen la provisión de 60.000 millones de dólares (41.830 millones de euros) para el banco de Japón, 40.000 millones de dólares (27.886 millones de euros) para el Banco de Inglaterra y 10.000 millones de dólares (7.000 millones de euros) para el Banco de Canadá.
El objetivo de esta medida es inyectar liquidez en dólares en los mercados financieros. "Los bancos centrales siguen trabajando juntos de cerca y tomaremos las medidas oportunas para hacer frente a las presiones en curso", indican en un comunicado conjunto. Además, esta iniciativa, junto con otras inyecciones de liquidez adoptadas en los últimos días por los distintos bancos centrales, "están diseñadas para mejorar las condiciones de liquidez en los mercados financieros mundiales".
110.000 millones de dólares en la eurozona
Por su parte, el Consejo de Gobierno del BCE indica en su página web que ha decidido "reforzar su acción conjunta" con la FED para realizar las operaciones de financiación del eurosistema en dólares y aumentar las cantidades ofrecidas en el plazo de subasta. En virtud de este acuerdo, la FED prestará al Banco Central Europeo hasta 40.000 millones de dólares (unos 27.800 millones de euros), según los términos de su acuerdo temporal recíproco ('swap line'), de forma que el saldo vivo de la liquidez en dólares en el Eurosistema pasará de unos 50.000 millones de dólares actuales (34.800 millones de euros) a un total de 110.000 millones de dólares (7.000 millones de euros).
Esta iniciativa, que se prolongará "durante el plazo que sea preciso", comprende 25.000 millones de dólares (17.400 millones de euros) para operaciones de vencimiento a 28 días y 15.000 millones de dólares (10.400 millones) para las que tienen un plazo a 84 días. A lo largo de la última semana, los bancos centrales realizaron intervenciones individuales para aumentar la liquidez en sus respectivos mercados y paliar así las tensiones surgidas ante las elevadas presiones surgidas a raíz de la situación en Estados Unidos.
Quiebra de Lehman y rescate de AIG y HBOS
Además, esta decisión de los Bancos Centrales es la segunda en dos días y se produce después de que se agravase la situación de los mercados tras la quiebra de Lehman Brothers y el rescate de la aseguradora de AIG por parte de la Reserva Federal. Morgan Stanley negocia su venta para evitar su bancarrota y en Europa Lloyds anunció hoy la compra del banco británico HBOS ante los problemas de solvencia por 12.000 millones de libras.
Sin embargo, la situación de estas entidades puede constituir sólo la punta del 'iceberg', ya que según algunos expertos hay muchas otras entidades no sólo en Estados Unidos, sino también Europa, con graves problemas de solvencia. En concreto, el director del Lauder Institute de Wharton School de la Universidad de Pensylvania, Mauro Guillén, indicó a Europa Press que se estima en unas 200 las entidades que tienen problemas en Estados Unidos y que "irán a la quiebra".
Como afirma Rainer Guntermann, economista de Dresdner Bank, “las inyecciones son condiciones necesarias, pero no suficientes para solucionar el problema, ya que no atacan la raíz de los males, que no es otra que la falta de confianza entre las entidades”. Hasta la semana pasada se decía que esa confianza no volverá hasta que no afloren todas las pérdidas subprime. Ahora hay que añadir también las pérdidas derivadas de la suspensión de pagos de Lehman Brothers.
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