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La Fed advierte de la inflación |
La economía estadounidense podría caer en recesión, pero la inflación es incluso un riesgo mayor dada la postura "excepcionalmente" expansiva de la política monetaria, afirmó ayer el presidente del banco de la Reserva Federal de Richmond, Jeffrey Lacker.
Los precios al consumidor de Estados Unidos subieron un 5% en el año a junio, una tendencia que Lacker argumentó que simplemente no desaparecería, aún con el efecto atenuador de una economía más débil. "No podemos mantener la inflación en este ritmo", comentó a la prensa en una sesión de preguntas y respuestas tras un taller de comunicación para miembros de los medios.
Lacker señaló que cuando son ajustadas por la inflación, las tasas de los fondos federales para préstamos interbancarios, actualmente en 2%, se encuentran al nivel más bajo en la historia de posguerra. La Fed recortó las tasas bruscamente desde septiembre del año pasado, cuando se encontraban en 5,25%, mientras se profundizaba la crisis financiera que comenzó en el sector hipotecario.
El presidente indicó también que la tendencia no es sostenible, aunque expresó su profunda preocupación con respecto a la fortaleza de la economía y el sector financiero. Entre otras cosas, Lacker aseguró que era demasiado difícil predecir cuándo tocarían fondo los precios de las propiedades de Estados Unidos, que son el centro de la restricción crediticia mundial.
Asimismo, manifestó que es imposible saber cuál sería eventualmente la cuenta final de las pérdidas relacionadas con las hipotecas. "Existe una substancial incertidumbre sobre la magnitud total de las pérdidas". Además de los problemas inmobiliarios, Lacker dijo que la construcción comercial podría ser el próximo factor en decaer, constituyendo un riesgo de crecimiento para el resto de la economía.
También resaltó la debilidad del gasto del consumidor, el cual dijo no recibió mucho impulso del paquete de estímulo de 152.000 millones de dólares como se había esperado.

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En las últimas semanas, los economistas han corregido a la baja sus previsiones de crecimiento. "Estamos al borde de una nueva desaceleración en el crecimiento", advirtieron economistas de Goldman Sachs, notando que es probable que haya una contracción del consumo en EE.UU. en la segunda mitad de año y que "el riesgo de que la debilidad de la demanda global llegue a las costas de EE.UU. está claramente aumentando".
Las familias estadounidenses están sufriendo ante despidos masivos, salarios estancados, la reducción en el valor de sus casas y menos acceso al crédito. El programa de estímulo económico del gobierno, que tenía la intención de darles a los estadounidenses una inyección de dinero a mitad de año, parece no haber podido evitar una recesión. Los pagos coincidieron con un alza del precio de la gasolina, por lo que una parte de los cheques fue absorbida por los surtidores de las estaciones de servicios. Hasta ahora, casi todo el dinero parece haber ido a ahorros y al pago de deudas, más que al consumo.
"El globo está perdiendo aire rápidamente", dice Brian Bethune, economista de Global Insight, una firma de pronósticos económicos. "Los consumidores están tirando la toalla".
Las ventas minoristas de julio en EE.UU. fueron menores a las esperadas en muchas cadenas de tiendas, una señal de que el aumento en las ventas de mayo y junio, impulsadas por el programa de estímulo, se está evaporando. Talbots Inc., Kohl's Corp., y Gap Inc. son algunas de las cadenas que mostraron caídas de más 10% en sus ventas el mes pasado.
Precaución
A las tiendas de descuento, como Wal-Mart Stores Inc. y Costco Wholesale Corp., les fue mejor, pero el presidente de Wal-Mart en Estados Unidos, Eduardo Castro-Wright, advirtió que el consumo podría desacelarse: "Con el fin de los cheques de estímulo, sabemos que los consumidores están gastando con más precaución", dijo.
El consumo en EE.UU. está a punto de debilitarse justo en un momento en el que también se está frenando un indicador fundamental para compensar la floja demanda local: el crecimiento de las exportaciones. El gran salto en el volumen de exportaciones, que sumado a una menor demanda de productos importados, aportó 2,4 puntos porcentuales al crecimiento del PIB en EE.UU. en el segundo trimestre de este año, su mayor contribución en casi tres décadas. Sin esa contribución, la economía del país habría caído 0,5%.
El mes pasado, la encuesta de condiciones económicas regionales llevada a cabo por la Reserva Federal, el banco central de EE.UU., encontró que productores de todo el país estaban preocupados por el debilitamiento de la demanda externa. En los alrededores de Chicago, las compañías exportadoras "notaron recientemente un enfriamiento en el ritmo de crecimiento, especialmente en la demanda de Europa". Las industrias del área de Boston indicaron que "el crecimiento de la demanda extranjera podría estar frenándose", mientras que en Dallas algunas empresas también citaron expresamente "la menor demanda en Europa Occidental". Norbert Ore, un ejecutivo de Georgia-Pacific Corp. que también dirige una encuesta mensual sobre la actividad industrial en EE.UU., dijo que la caída en las exportaciones es "el mayor riesgo que enfrentamos como sector económico".
"En general, parece que el sector manufacturero ha logrado evitar el giro negativo, pero si las exportaciones se derrumban, esa situación cambiaría dramáticamente", dijo Ore. "Existe el temor de que si la demanda desaparece, esas industrias se desbarrancarían rápido", agregó.
El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, mantuvo las tasas de interés la semana pasada en 4,25%, y dijo que, aunque seguía preocupado por mantener bajo control la inflación de la zona euro, los últimos datos económicos sugerían un crecimiento más lento.
Japón, mientras tanto, podría estar ya ahora en recesión. Los datos de crecimiento del segundo trimestre, que serán anunciados mañana, probablemente mostrarán que la segunda economía más grande del mundo perdió algo de tamaño entre abril y junio.
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