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El impuesto sobre el botín de guerra |
Deseo con todas mis fuerzas que los Demócratas llamen a su plan por su nombre: Un impuesto sobre los botines de guerra. La guerra es un negocio muy beneficioso si eres un petrolero. Pero, de alguna manera, es el público quien paga el precio, en las gasolineras y en los funerales, y las compañías petroleras se llevan los beneficios.
No me puedo inventar esto:
En una habitación de hotel en Bruselas, los directores ejecutivos de las compañías de petróleo más importantes del mundo desenrollaron un enorme mapa de Oriente Medio, dibujaron una gruesa línea roja alrededor de Irak y la firmaron con sus nombres.
El mapa, la línea roja, las firmas secretas. Explican esta guerra. Explican la fuerte subida de esta semana del precio del petróleo a 134 dólares el barril.
Esto sucedió el 31 de julio de 1928, pero la fecha de pago de la factura ha vencido ahora.
Barack Obama lo sabe. O lo que es igual de importante, los que modelan sus políticas parece que lo saben. Lo mismo se puede decir del equipo de Hillary Clinton. No podría haber una diferencia más vital entre las candidaturas republicana y demócrata. Y tú no te enterarás de nada de esto en las noticias de la Fox.
Déjame que te explique.
En 1928, los jefes de las compañías petroleras (de Anglo-Persian Oil, ahora British Petroleum, de Standard Oil, ahora Exxon, y de sus homólogos continentales) se enfrentaron a una crisis: la caída de los precios debido al aumento de la oferta de petróleo; sus sucesores se enfrentaron a la misma crisis durante la época Clinton, cuando el barril de petróleo se vendía a 22 dólares.
La solución entonces, como ahora, es cortar el flujo de petróleo, exprimir el mercado, subir los precios. El método: rodear Irak con una línea roja y declarar que virtualmente todo el petróleo que está bajo su suelo permanecerá allí sin explotar. Su plan: ahogar el suministro, aumentar la subida de precios, aumentar los beneficios. Ese fue el programa para 1928. Para 2003. Para 2008.
Una y otra vez, año tras año, el precio del petróleo ha aumentado artificialmente al limitar de un modo estricto la producción de petróleo en Irak. Los métodos varían. El acuerdo de la "Línea Roja" en 1928 se mantuvo, de distintas maneras, durante tres décadas. Se sustituyó en 1959 por las cuotas impuestas por el presidente Eisenhower. Entonces Arabia Saudita y la OPEP mantuvieron la producción de Irak, capaz de producir más de 6 millones de barriles al día, restringida a la mitad de sus posibilidades, dándole una cuota de exportación igual a la de Irán, que produce menos.
En 1991, la producción se limitó de nuevo, esta vez con una nueva línea roja: los bombardeos de los B-52 de las fuerzas aéreas de Bush padre. Luego llegó el Embargo de Petróleo seguido del programa "Petróleo por Alimentos". Ni mucha comida para ellos ni mucho petróleo para nosotros.
En 2002, después de que Bush hijo tomara el poder, las diez compañías petroleras más importantes obtuvieron la bonita cifra de 31.000 millones de dólares de beneficios. Pero entonces, un milagro cayó del cielo. O, mejor dicho, lo que bajó del cielo fue la 101ª brigada aerotransportada. Bush declaró, "A por ellos" y, mientras los perros de guerra machacaban la segunda reserva de petróleo más importante del mundo, el precio del crudo se dobló en dos años al sorprendente precio de 40 dólares el barril y esas mismas compañías de petróleo vieron sus beneficios triplicados a 87 mil millones de dólares.
Como respuesta a esta situación, los senadores Obama y Clinton proponen algo erróneamente denominado como un impuesto extraordinario sobre los beneficios del petróleo. Pero es la guerra la que llena los cofres de la industria petrolera. La cruel subida de precios no es otra cosa que el botín de guerra, aumentar los precios para sacar crueles beneficios de los pozos de petróleo cerrados con balas y sangre.
Deseo con todas mis fuerzas que los Demócratas llamen a su plan por su nombre: Un impuesto sobre los botines de guerra. La guerra es un negocio muy beneficioso - si eres un petrolero. Pero, de alguna manera, es el público quien paga el precio, en las gasolineras y en los funerales, y las compañías petroleras se llevan los beneficios.
De hecho, esta ultima subida de precios y de beneficios deriva del aumento de tropas de Bush-McCain. El ataque del gobierno de Irak a una milicia en Basora no fue otra cosa que Bagdad entrando en una guerra de bandas sobre el control de los pozos de petróleo del sur de Irak y de los puertos de carga petrolífera. Los gansters de Moqtada al-Sadr y los codiciosos apoyados por el Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak (SCIRI en sus siglas en inglés) están luchando por unos cinco mil millones de dólares anuales en sobornos por envío de petróleo, robo y honorarios de protección.
El Wall Street Journal informó que la beligerancia civil apoyada por el aumento de tropas ha recortado las exportaciones iraquíes en un millón de barriles al día. Y eso se traduce en rebajar a casi la mitad la capacidad de producción de crudo de la OPEP.
Resultado: Explosión del precio del petróleo y explosión de los beneficios por el petróleo. En 2007, Exxon obtuvo el mayor beneficio anual, 40.600 millones de dólares, que cualquier empresa haya obtenido desde la construcción de las pirámides. Y todo eso fue ANTES del aumento de tropas y del aumento de precios hasta más de 100 dólares el barril.
Ha sido una buena guerra para Exxon y sus amigos. Desde que George Bush comenzara a tocar los tambores de guerra para una invasión de Irak, el valor de las reservas de Exxon ha aumentado en - ¿estás preparado para esto? - 2 billones de dólares.
El impuesto sobre los botines de guerra, o el impuesto sobre los "beneficios extraordinarios del petróleo", equivaldría a un 20% de las tarifas de la industria cuando se superan los 80 dólares el barril. Es vergonzosamente pequeño, más pequeño de cualquier impuesto similar en cualquier otra nación. (Ecuador, por ejemplo, captura hasta un 99% de las ganancias más altas).
Sin embargo, el petrolero George W. Bush se opone al igual que su hombre McCain. El Senador McCain nos amonesta diciendo que las pobres compañías petroleras necesitan más del 80% de sus beneficios para buscar más petróleo. Cuando las ranas críen pelo, Senador. El año pasado, Exxon gastó 36.000 millones de sus 40.000 millones de beneficios en dividendos y pagas especiales a sus accionistas en readquisiciones libres de impuestos. Incluso el Journal tachó de "miserable" el gasto de inversión de capital de Exxon.
A los precios actuales, el impuesto sobre beneficios de Obama, aunque sea pequeño, ingresaría casi mil millones de dólares al día en las cuentas del estado. El plan de Clinton es similar. Sin embargo, la prensa únicamente discute sobre si el gobierno debería eliminar unos peniques del impuesto de venta/saqueo perpetrado por las compañías petroleras en las estaciones de servicio.
Más importante incluso que los Demócratas declaren que los beneficios de las compañías petroleras son inmerecidos, es el entendimiento implícito de que los beneficios son botines de guerra. Y esa es otra razón para poner impuestos a las ganancias de las petroleras adquiridas ilícitamente. Vietnam nos mostró que las guerras en el extranjero no terminan cuando el invasor ya no puede luchar, sino cuando la invasión deja de ser beneficiosa.

Etiquetas: memoria, mentiras, monopolios, multitud, politica, violencia.
Reseña la agencia que al grupo petrolero se le imputa una serie de hechos suscitados en torno a su planta de Aceh, a principios de los años 2000; algunos de los testimonios de secuestros datan de 2001, mientras que incursiones de las fuerzas de seguridad en un pueblo se sitúan en 2003.
Los agentes de seguridad utilizaron gases lacrimógenos después de que los manifestantes repentinamente cruzaran una línea de seguridad tendida por la policía local. Los detenidos fueron acusados de obstruir las calles y desobediencia, dijeron las autoridades de Denver.
Los incidentes ocurrieron esta tardes. Los detenidos deben pagar una multa de 141 dólares y cumplir un arresto de cinco días bajo fianza si se reconocen culpables. Caso contrario deberán comparecer ante un juzgado, opción adoptada por algunos de ellos.
Otro número indeterminado de personas, entre ellas un cura, fueron detenidas durante incidentes registrados en una marcha contra el aborto, en la que los participantes llegaron inclusive a gritar a seguidores de la ex primera dama Hillary Clinton.
Estos fueron sólo dos de muchos escenarios que rodean la Convención Demócrata, que ha servido para que protesten todos los que tenga algo qué manifestar.
Dos chicas se acercaron al predicador evangelista para darse un largo y tierno beso, bajo los aplausos de partidarios irreductibles de Hillary Clinton, pacifistas, gays, anarquistas o ambientalistas que se concentraron este martes frente al Congreso de Colorado.
Para no responder a la provocación, el predicador cerró los ojos, mientras sus compañeros pedían a las chicas que no se atrevieran a dar un paso más. “A ustedes no las tocamos y no nos toquen a nosotros”, gritó uno, agarrado a una pancarta que rezaba “La homosexualidad es un pecado”.
Vigilados a distancia por numerosos policías armados y entrevistados por otros tantos periodistas, los diferentes manifestantes rodeaban a los predicadores y debatían con ellos, pacíficamente, a pesar del tono de la conversación.
“¿Cuándo fue la última vez que llamaste a tu madre?“, preguntó el jefe de los evangelistas a un partidario de Hillary Clinton que se había alejado de su grupo de cientos de personas concentradas a unos 100 metros. “Anoche”, replicó, sin dejarse perturbar.
“Pues tu madre debería tener vergüenza. Te deja tener sexo con chicas. No es una madre es una amiga”, le espetó el predicador, mientras otra persona gritaba “Y yo fumé mariguana”, mientras vestía una camiseta que destacaba las ventajas de dicha droga sobre el alcohol por “no originar violencia o cruda”.
Los predicadores perdieron el monopolio de la atención cuando se acercó un desfile encabezado por las mujeres pacifistas de la organización Código Rosa, que avanzaban al grito de “Hoy manifestamos pacíficamente. No estamos fuera haciendo compras”.
Detrás de una réplica verde de una estatua de la libertad, marchaba un grupo de ambientalistas bajo el lema “Estamos aquí para demostrar que tenemos un plan para el futuro”, al tiempo que llevaban pancartas pidiendo un “comercio justo” y “una energía y alimentos sustentables”.
Momentos después apareció un oso polar, especie amenazada por el calentamiento global (en realidad se trataba de un disfraz con dos personas adentro), y un grupo de cinco mujeres pidiendo “que se mantengan vivas las abejas”, bajo la mirada de sorpresa de un grupo de jóvenes que se habían acercado a la explanada del Congreso para ofrecer teléfonos celulares durante la convención.
El desfile lo cerró un grupo de personas que llevaba máscaras de George W. Bush, Dick Cheney, Condoleezza Rice y Donald Rumsfeld, todos vestidos de prisioneros y condenados por "guerra ilegal y crímenes de guerra".
El predicador trató de recuperar la atención. “Nosotros somos los pacifistas”, gritó, sin conseguir otra respuesta que una señal de victoria de una manifestante.
Tras pasar por delante de miembros de la secta china Falun Gong, el colorido desfile de unas 200 personas y casi otras tantas causas se dirigió por las calles de Denver hasta la zona de la convención, acercándose al perímetro de seguridad que prohíbe el acceso a los que no tienen pase.
Si pudieran entrar al Pepsi Center, los manifestantes habrían recibido un preservativo gratuito, distribuido amablemente a todos los delegados y los que trabajan en la convención con el argumento de que “puede salvar vidas”.
Eso sí, ningún predicador pudo llegar hasta allí para poner el grito en el cielo.
Un claro ejemplo de ello nos lo muestra el conocido periodista afroamericano Mumia Abu Jamal, en donde en uno de sus últimos artículos nos menciona las coincidencias de ambos candidatos a la hora de defender la ley FISA "que legaliza los abusos de la Administración Bush y da protección retroactiva a las compañías telefónicas y de comunicaciones que hubieran violado la ley antes de la promulgación de FISA".
Por si algún despitado todavía quisiera hacerse creer que con Obama se puede lograr un aumento de las democracias en EEUU, los hechos muestran más bien todo lo contrario. En Denver, durante la Convención Nacional Democráta, se han dejado de rodeos y han ido al grano: todo aquel que piense mostrar su desacuerdo en la calle con dicho partido va a ser detenido. Ya lo advertía la periodista y presentadora del programa Democracy Now! Amy Goodman:
"La filial local de CBS News en Denver acaba de revelar que la ciudad planea encerrar a los manifestantes que sean arrestados durante la Convención Nacional Demócrata en un depósito con jaulas recubiertas con alambre de púa y carteles que amenazan con el uso de armas paralizantes. Mientras tanto, un juez federal dictaminó que es legal la delimitación de una zona de protesta, a pesar de que los manifestantes aseguran que estarán demasiado lejos de los delegados demócratas como para hacerse oír."
Es muy recomendable leer dicho artículo de Goodman para comprender las acciones represivas de los últimos días en donde se puede ver cosas que no por cotidianas dejan de ser bárbaras como la infiltración policial en las manifestaciones, arresto indiscriminado de manifestantes o los pinchazos telefónicos, seguimientos y diferentes casos de espionaje.
En el portal de contrainformación Nodo50 destacan el carácter anticapitalista de dichas protestas. Dentro de estos grupos de protesta, Amy Goodman en su mencionado artículo destacó la presencia del grupo anarquista Unconventional Denver y su posicionamiento firme de cancelar sus manifestaciones si Denver redireccionaba los 50 millones de dólares de subvención federal que recibió para gastos de seguridad y “reinvertía el presupuesto policial en gastos destinados a mejorar la seguridad real de la comunidad: nuevas escuelas primarias; asistencia médica para los que no tienen seguro de salud; proporcionar energía limpia y renovable.” Por supuesto, una propuesta de este calibre no pasaba por los planes de los gobernantes...
Como decía, la protesta en Denver tiene un claro carácter anticapitalista, lo cual es motivo de alegría ya que esto significa que los planteamientos de los manifestantes han sido maduros y han ido a la raíz del problema, aspecto que es de agradecer y destacar en estos tiempos estúpidos que corren donde las grandes manifestaciones suelen realizarse para que en realidad nada cambie.
El hecho de dotar de este contenido radical a la protesta supone un peligro evidente para el Estado que no ha hecho otra cosa que convertir Denver en un búnker militarizado. La "lógica" de todo esto es que ya son 130 los manifestantes detenidos desde que comenzaran las acciones el 25 de agosto, el mismo día en el que comenzara la Convención Nacional del Partido Demócrata.
Como dicen los activistas, si todo ese dinero que se gastan en seguridad (50 millones de dólares) y en la campaña electoral (100 millones de dólares gastados en una macro-fiesta) se invirtiera en las carencias y necesidades que tiene la población (160.000 niños no disponen de cobertura médica) otro gallo cantaría. Pero en realidad esto es una quimera puesto que sería como pedir peras a un olmo. ¿Dónde está entonces la solución? Pensad por vosotros mismos.
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