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EEUU: Siguen cayendo gigantes |
El Royal Bank of Scotland (RBS), entidad que ocupa el quinto lugar en la lista de los bancos más grandes del mundo, anunció pérdidas de US$1.560 millones para el primer semestre del año.
El banco señaló que se vio afectado por amortizaciones de US$11.400 millones asociadas a la crisis crediticia e inmobiliaria, iniciada en Estados Unidos hace exactamente un año.
En ese mismo período el año pasado, el banco registró ganancias de US$5.000 millones.
El director de RBS, Fred Goodwin, lamentó el anuncio y advirtió que un "deteriorado panorama económico" agravaría los problemas en los mercados financieros.
De hecho, los analistas esperaban que sus pérdidas fuesen incluso más grandes.
Crisis hipotecaria
La mayoría de las amortizaciones de RBS se derivan de inversiones en el banco holandés ABN Amro, que fue adquirido por RBS y sus socios este año.
El RBS, conjuntamente con otros bancos británicos y globales, sufrió una caída en el valor de inversiones riesgosas, especialmente aquellas vinculadas a las hipotecas suprime estadounidenses.
Los clientes de ese tipo de hipotecas suelen tener un historial crediticio pobre o inexistente y en recientes meses muchos se han quedado morosos.
El editor de negocios de la BBC, Robert Peston, apuntó que las perdidas tiene su origen en la combinación de la alta exposición del banco al mercado inmobiliario subprime estadounidense y la compra del ABN.
Como resultado las llamadas amortizaciones del mercado crediticio fueron de más de US$5.000 millones una cifra que Peston califica como "incomprensiblemente" grande.
El corresponsal apunta que se trata de algo especialmente mortificante para el banco, ya que el resto de sus negocios no estaba en mala situación.

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"Ahora te miran mucho más, tienes que estar el primero en la cola; si no, no te llega. Y debes justificar con mucho detalle el valor de los activos que llevas como garantía", se queja una entidad. No obstante, admite que "no podemos esperar otra cosa, porque es lo mismo que estamos haciendo nosotros con los clientes que vienen a pedirnos un crédito".
En otra entidad añaden que este endurecimiento, que comenzó hace un par de meses, no afecta por igual a todas las entidades: "Los bancos con un negocio puramente nacional despiertan más recelo que los dos grandes bancos, y las cajas de ahorros pequeñas mucho más todavía", explica.
Un experto en el sector añade que las inyecciones de liquidez son una medida extraordinaria provocada por la crisis de crédito de la que se acaba de cumplir un año, "pero el BCE no quiere que se eternicen, por eso tiene que ir cerrando el grifo poco a poco". De hecho, la Reserva Federal dio un ultimátum hace dos semanas a los bancos norteamericanos en el que, a cambio de aumentar el volumen y el plazo de las inyecciones, puso fecha para el final de la medida: el 30 de enero de 2009. El propio Trichet admitió el jueves pasado que "estamos examinando nuestras reglas y observando atentamente los acontecimientos. Y estudiaremos lo que hay que hacer, si es necesario, para ajustar los elementos de nuestro sistema".
Las inyecciones de liquidez permiten a los bancos obtener liquidez con la garantía de activos titulizados que no se pueden colocar en mercado porque nadie los quiere. Se llevan a descontar al BCE y se obtiene financiación a un tipo inferior al euribor. El problema es que el plazo de estas inyecciones es muy corto -como mucho, tres meses- y que, aunque sirven para tapar los pagos más inminentes, no resuelven las necesidades de financiación de los bancos a medio plazo. De ahí que algunas entidades hayan pedido el alargamiento de dicho plazo mientras los mercados sigan cerrados.
Miedo a una rebaja de las valoraciones
Otra de las medidas que baraja el BCE, según las fuentes consultadas, es elevar los que se conoce como haircut, que es un porcentaje de la titulización que no se transforma en liquidez. Actualmente está en el 1% (si vas con 100 millones en títulos, el BCE sólo te presta 99 en liquidez) y se habla de una subida hasta el 3%, lo que en la práctica significa encarecer notablemente esta vía de financiación.
Una de estas fuentes señala que esta subida el gran temor no es tanto la subida del haircut (que el sector considera normal con las condiciones actuales), sino la valoración de los activos titulizados que aportan los bancos como colateral como consecuencia de la caída del precio de las viviendas que garantizan estos créditos (normalmente hipotecarios): "Da lo mismo bajar del 99% al 97% el porcentaje que te prestan si te siguen valorando igual el activo. Pero si lo que tú valoras a 100 para ellos vale 85 ó 90, entonces sí que tienes un problema muy serio".
Ahora bien, el BCE tiene que tener mucho cuidado para no provocar un desastre en el sector financiero. En la Asociación Española de Banca (AEB) lo explican con un ejemplo gráfico: "Los bancos circulábamos por la M-30 (los mercados de crédito) tranquilamente y nos empezamos a encontrar camiones volcados (los bancos afectados por los activos subprime); en un momento, eran tantos, que cortaron la autopista y nos dijeron que teníamos que ir en Metro (la liquidez del BCE). El Metro es más incómodo, más lento y vamos más apretados. Pero no pueden decirnos que abusamos de él, porque nos han obligado a ir por ahí. Ni cerrarlo, porque entonces, ¿por dónde vamos?".
Por eso, la petición reiterada del presidente de la AEB, Miguel Martín, es que los organismos internacionales "fuercen a los bancos a revelar todas sus pérdidas y así restablezcan la confianza suficiente para volver a abrir los mercados", una apertura que considera imprescindible para que la crisis española no sea mucho más dura todavía. El ultimátum de la Fed también persigue obligar a la banca a limpiar sus balances para restablecer la confianza en el sector y volver a poner en marcha los mercados crediticios.
El gran peligro, los vencimientos
El endurecimiento de las condiciones del BCE tampoco debería tener consecuencias catastróficas a priori: como mucho, se reducirá el colchón de liquidez del sector -unos 43.000 millones al cierre del primer semestre- entre un 10% y un 15%, según los expertos consultados. Además, en un entorno de caída del crédito, los bancos necesitan menos dinero para prestarlo a sus clientes. "El gran problema está en los vencimientos de deuda, los que tengan muchos vencimientos y no cuenten con más financiación que la del BCE, lo tienen crudo", sentencian en una de las entidades consultadas.
Dada la enorme liquidez que había en los mercados antes de la crisis, buena parte de la banca española financió la fuerte expansión de los créditos con plazos muy largos (sobre todo hipotecarios) mediante emisiones masivas de deuda que pagaban unos tipos de interés muy bajos. Ahora, empiezan a vencer muchas de esas emisiones: según Bancaja, vencerán 175.000 millones este año. Y las entidades necesitan liquidez para devolver el principal más los intereses, que no pueden obtener en el interbancario (sin liquidez a más de un mes) ni mediante nuevas emisiones de deuda (se están colocando cantidades muy pequeñas, con plazos cortos y tipos de interés muy altos, y hay bastante rechazo entre los inversores extranjeros). La otra gran alternativa a la que están recurriendo son los depósitos, pero la fuerte competencia obliga a pagar unos intereses muy altos.
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