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Desinformación y "guerra de declaraciones" |
La guerra política desatada entre Washington, la Unión Europea y Moscú, con el conflicto militar del Cáucaso como telón de fondo, incluye diversos frentes, abiertos y encubiertos, que van desde el ámbito diplomático hasta la propaganda de inteligencia y la manipulación informativa.
Sin ningún análisis estratégico del conflicto, la prensa internacional bombardea con muchos titulares y pocas imágenes sobre la guerra del Cáucaso, en la mayoría de los casos con noticias sueltas y sin conexión entre sí que genera una visión casi esquizofrénica del conflicto militar del Cáucaso.
Pese a la gravedad y el carácter estratégico que reviste el conflicto dentro de una zona de reservas energéticas claves, las grandes cadenas no le han otorgado status de "cobertura en vivo" y en directo que sí la tiene la competencia olímpica de Pekín, un entretenimiento nivelado para todo el planeta.
En los segmentos de noticias, la información sobre la guerra del Cáucaso casi no figura como prioridad de los títulos informativos y se la incluye como una más en el paquete diario.
Es como si los medios internacionales, y sus repetidoras locales en los cinco continentes, coincidieran -además de no analizar el conflicto como una totalidad estratégica- en quitarle decibeles de dramatismo a la guerra del Cáucaso tapando con noticias intrascendentes un contexto internacional marcado por conflicto geopolíticos-militares y económicos que pueden alterar de forma significativa la vida del planeta.
A esta manipulación para tapar los alcances y la gravedad del conflicto se suma la confusión.
Desde el sábado, las agencias de noticias y las grandes cadenas internacionales comenzaron a manipular la declaración unilateral de "cese el fuego" de Georgia, como si fuera una instancia aceptada por Rusia, no obstante que Moscú había dejado en claro que no la aceptaba y que sus tropas seguían bombardeando posiciones georgianas.
Este lunes, las agencias y las grandes cadenas le "hicieron decir" al presidente ruso que Rusia consideraba concluida las operaciones militares en Osetia del Sur, no obstante los comunicados oficiales del gobierno y de estado mayor militar de Moscú afirmando que "las operaciones de las fuerzas rusas se extienden a Abjasia y a toda la región del Caucaso".
Los gobiernos involucrados en el conflicto se suman a esta "esquizofrenia informativa" lanzando a través de sus servicios de inteligencia informaciones que -más allá de que sean veraces o no- revelan un claro contenido de propaganda política oportunista.
Así el presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, dijo el lunes que una bomba de aviación, hallada en un bombardero ruso derribado sobre Georgia, llevaba una inscripción contra EEUU y la OTAN, mientras el Kremlin tildó de truco propagandístico tamañas afirmaciones.
"En Georgia respetan mucho a EEUU y, posiblemente, ésta fue una de las causas de la agresión que sufrió el país. Una de las bombas sin estallar, que se encontraba a bordo de un avión ruso derribado ayer, tenía inscripción tragicómica en ruso que decía: "Es para los norteamericanos, es para la OTAN", indicó ayer Saakashvili en entrevista a la cadena CNN, sin presentar pruebas algunas.
Al comentar la declaración del presidente georgiano, el portavoz del Kremlin, Alexei Gromov, dijo según agencias rusas: "Los trucos propagandísticos son un arte que los georgianos han aprendido bien y, por los visto, continúan en esta línea... Pero eso no puede confundir a nadie".
También hay acusaciones cruzadas entre los frentes involucrados.
"Miles de mercenarios que participan en acciones bélicas del lado de Georgia son instruidos por asesores militares estadounidenses", señaló un supuesto alto cargo en la inteligencia militar rusa citado por medios locales. .
"Se calcula que casi 3.000 mercenarios pelean contra las fuerzas rusas de paz en la zona del conflicto georgiano-oseta", precisó la fuente agregando que se trata de ciudadanos de Ucrania y de varios países bálticos y caucásicos.
"También tenemos la información de que los mercenarios son instruidos por asesores militares norteamericanos, que no participan en las hostilidades", comentó, además de puntualizar que en Georgia prestan servicio cerca de mil asesores militares norteamericanos.
Por su parte, en la "guerra de declaraciones", el secretario general de la Alianza Noratlántica, Jaap de Hoop Scheffer, señaló la víspera que Rusia "violó la integridad territorial" de Georgia y usó "fuerza militar desmesurada" en el territorio de Osetia del Sur.
Rusia respondió que la OTAN, con su experiencia de bombardeos en la ex Yugoslavia (a fines de la década del noventa), es el organismo menos adecuado para criticar la operación rusa de imposición de la paz en Osetia del Sur.
"Estamos dispuestos a escuchar la opinión de las entidades defensoras de derechos humanos pero no la de un bloque militar", consta en una nota emitida por la representación permanente de Rusia ante la OTAN, según los medios rusos.
La CNN informó que fuentes del gobierno de Georgia dijeron que los soldados rusos ejecutan sin miramientos a los soldados georgianos que se rinden, mientras que del lado del gobierno de Moscú se sostiene que las tropas de Georgia ejecutaron una operación de "limpieza étnica" al invadir Osetia del Sur.
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) detuvo a varios agentes secretos georgianos sospechosos de preparar actos subversivos en el territorio ruso, informó el director del FSB, Alexandr Bórtnikov, según la prensa rusa.
"Han sido detenidos diez miembros de los servicios secretos georgianos que realizaban actividades de espionaje en la autoproclamada república de Osetia del Sur y preparaban actos subversivos en el territorio de Rusia", habría declarado Bórtnikov durante una reunión con el presidente ruso Dmitri Medvédev.
Y los cruces verbales, propaganda encubierta con rumores interesados, y desinformación planificada de las grandes cadenas mediáticas siguen hasta el infinito.
Y el televidente masivo, con su cerebro atomizado por la desinformación, prefiere quedarse con la "competencia olímpica" de Pekin.
Una buena táctica para convencerse,
como sostiene Coca Cola,
que en el sistema "todo va mejor".

Etiquetas: conocimiento, medios, mentiras, multitud, politica, violencia.
Lo que vimos en lugar de ello, fueron declaraciones poco inteligibles por parte de militares desde la zona del conflicto. Como resultado, la opinión pública tuvo una idea muy vaga de lo que pasaba en realidad, sobre todo, en el extranjero.
Que Rusia perdería la guerra propagandística en torno a Osetia del Sur frente a Saakashvili y, desde luego, a frente a EEUU, era algo que se sabía a priori.
Primero, porque Moscú jamás había ganado una sola guerra informativa. Segundo, porque en principio, no podía granjearse las simpatías de los europeos en este asunto: en el Viejo Continente cuesta trabajo entender que una potencia nuclear introduzca sus tropas en el territorio de un país vecino más pequeño.
Lo anterior no significa que Europa simpatice con Saakashvili. Más bien, es solidaria con el pueblo georgiano que sufre a raíz de este conflicto lo mismo que los osetas.
Es muy humano eso de apoyar al débil que pugna contra el fuerte. El único consuelo en esta situación es que EEUU, enternecido como está con el actual mandatario georgiano, es la única nación occidental que no vacila en poner signos de igualdad entre Saakashvili, Georgia y democracia.
Es asombroso hasta qué punto se parecen los "libretos" que siguen Saakashvili, el Departamento de Estado de EEUU y los principales diarios estadounidenses.
Su tono tiene un mismo grado de carga emocional, casi de histeria, con ausencia casi total de evidencias. Suplantar los hechos con emociones, moralejas e indignación forzosa es el método más eficaz para manipular la opinión pública.
No es extraño que Saakashvili, los principales ministros de su régimen y el embajador georgiano en la ONU homologaran el contenido de sus discursos. Es más, actuaron de forma coordinada al relacionarse con la prensa, lo cual es un testimonio de metodología bien clara y enfoque sistémico.
La asignatura que se conoce como "física social" y que estudia las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad, incluidos los mecanismos de influencia en la opinión pública, incluye una noción denominada "dinámica umbral".
Dos postulados contrarios pueden tener casi iguales derechos de existencia pero basta un esfuerzo determinado (información o desinformación proporcionada a tiempo, acción, contramedida, etcétera) para alterar el equilibrio y conseguir que uno de aquéllos, el conveniente, supere el umbral y se imponga en la conciencia de los destinatarios ya dispuestos a acoger cualquier punto de vista. Ya no hay lugar entonces para la opinión contraria. Todo indica que Saakashvili acertó en esta materia.
Logró una ventaja sobre Rusia. Como resultado, los debates del tema suroseta en el Consejo de Seguridad de la ONU dejan esa sensación rara de distanciamiento total con respecto al quid del asunto, por lo menos, en lo que se refiere a la actuación de los representantes de EEUU y otros países Occidentales.
Da la impresión de que para todos, a excepción de Rusia, Osetia del Sur es una especie de reserva poblada por tribus bárbaras y antidemocráticas que no merecen siquiera una mención. De lo único de que se trata es de salvar la "revolución de las rosas" y la incipiente democracia georgiana.
Si uno escucha a Saakashvili, se queda con la sensación de que no es Georgia la que aplastó a la pequeña Osetia del Sur con lanzamisiles Grad sino Rusia la que atacó a Georgia pérfidamente, la víspera de los Juegos Olímpicos.
Cualquier Gobierno del planeta tiene bastantes esqueletos en su armario. Rusia es casi plusmarquista en este terreno pero lo que hace ahora Saakashvili es algo totalmente fuera de serie, algo peor que amoralidad política.
Afortunadamente se escuchan también voces sensatas. "Saakashvili parece preocuparse menos por el futuro de esta gente (los osetas) que por afirmar que ellos viven en el territorio de Georgia", constata Thomas de Waal, del Instituto londinense para la Paz y la Guerra.
El ataque georgiano contra Tsjinvali, según este experto, es "una violación flagrante de la ley humanitaria internacional". Saakashvili es famoso por su propensión a arriesgarse, balancear entre beligerancia y pacifismo, democracia y autoritarismo, y en varias ocasiones fue frenado al borde del abismo gracias a la intervención de políticos extranjeros. Pero esta vez dio un paso al precipicio.
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