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El general al que se abrazó Ingrid |
Montoya, a quien Betancourt abrazó poco después de ser rescatada de un cautiverio de más de seis años en manos de las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), nació el 29 de abril de 1949 en el occidental Valle del Cauca.
A lo largo de su carrera ha recibido más de 20 condecoraciones, entre ellas la medalla del ejército de Estados Unidos. Ha ejercido labores de comandancia en buena parte de su país y tiene un posgrado en alta gerencia de la Universidad de los Andes, afirma su currículum en el sitio en Internet del ejército.
Siguió estudios en la Escuela Superior de Guerra, un curso avanzado de vehículos blindados en Fort Knox, Estados Unidos, y se desempeñó como agregado militar en Gran Bretaña.
Fosas comunes y decenas de muertos
Un cable despachado en 1979 por la embajada de Washington en Bogotá, desclasificado a pedido del no gubernamental National Security Archive (NSA) de Estados Unidos, "revela que un batallón de inteligencia del ejército colombiano ligado a Montoya creó en secreto una unidad clandestina terrorista entre 1978 y 1979", señaló el investigador Michael Evans en un artículo publicado en junio de 2007 en la revista Semana.
"Bajo la fachada de la Alianza Anticomunista Americana (AAA), el grupo fue responsable de varios ataques dinamiteros, secuestros y asesinatos contra grupos de izquierda durante esos años", agregó.
Evans, investigador del NSA, también se refirió al hallazgo en marzo de 2007 de una fosa común en el departamento de Putumayo, con restos de más de 100 víctimas "asesinadas durante el mismo período" en que Montoya lideró la Fuerza de Tarea Conjunta del Sur, "financiada por Estados Unidos y encargada de coordinar operaciones antinarcóticos y contrainsurgentes en esta región entre 1999 y 2001".
"Los documentos desclasificados señalan la preocupación del Departamento de Estado por los vínculos que tenía una de las unidades de la Fuerza Conjunta, la Brigada 24, bajo el mando de Montoya, con paramilitares localizados en La Hormiga, donde fue descubierta la fosa común", agregó, en referencia a una ciudad de Putumayo.
No protegió a la población civil de los paramilitares
Montoya era jefe de la IV Brigada del ejército, con jurisdicción en el municipio de Bojayá, en el occidental departamento del Chocó, cuando se cometió la matanza de 119 civiles en la aldea de Bellavista, el 2 de mayo de 2002. A pesar de tres advertencias efectuadas días antes sobre el inminente peligro que corría la población civil, la fuerza de seguridad pública no se hizo presente en la zona, ni tomó acciones para proteger a los habitantes.
El 21 de abril, al menos siete lanchas con unos 250 paramilitares de las ultraderechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) llegaron a Bellavista y al vecino Vigía del Fuerte, tras pasar por un retén permanente de la marina de guerra, otro de la policía y un tercero del ejército en Riosucio, 157 kilómetros al norte de Bellavista. Los paramilitares se establecieron en ambos poblados, mientras la guerrilla de las FARC observaba desde el área rural.
El 23 de abril, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresó al gobierno su "preocupación" por la incursión paramilitar, y lo instó a tomar medidas para proteger a los civiles. El 24 y el 26, la Procuraduría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo se unieron a la advertencia.
El 1 de mayo comenzaron los combates entre las FARC y las AUC. Más de 300 personas se refugiaron en la iglesia de Bellavista, detrás de la cual se parapetaron los paramilitares. Al día siguiente, los guerrilleros arrojaron una pipeta de gas rellena de explosivos, que cayó en el templo, matando a 119 personas, entre ellos 44 niños, y dejando más de 100 heridos y mutilados.
"Ese zapatito no es nuestro"
El ejército se hizo presente cinco días después. Sobrevivientes de aquella tragedia relataron el año pasado a IPS la llegada del general Montoya al lugar y cómo, frente a las cámaras de televisión, lloró por los pequeños muertos, exhibiendo un zapatito infantil de una costosa marca desconocida para los niños de la zona.
En mayo de este año, un tribunal administrativo determinó en dos sentencias que el Estado es responsable por no haber protegido a la población, y ordenó el pago de una indemnización de 1.552 millones de pesos (poco más de 870.000 dólares) a las familias de las víctimas. Todavía hay pendientes otras 14 demandas civiles.
La justicia militar y la Procuraduría investigaron por omisión a los militares implicados en estos hechos. Pero Montoya continuó su carrera y fue ascendido, aunque poco después, en octubre de 2002, se vería envuelto en otro hecho polémico.
Otros trabajos con paramilitares
Un informe en poder de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de Estados Unidos, filtrado al diario de ese país Los Ángeles Times que lo publicó en marzo de 2007, indica que Montoya y un grupo paramilitar, el Bloque Cacique Nutibara, "planificaron y condujeron una operación militar para eliminar guerrillas marxistas de los suburbios pobres de Medellín, una ciudad del noroeste de Colombia que ha sido centro del narcotráfico".
La llamada Operación Orión comenzó a las dos de la madrugada del 15 de octubre de 2002 en la Comuna 13 de Medellín. Al menos 14 personas fueron muertas, y testimonios de habitantes y de organizaciones de derechos humanos aseguran que unas 50 más desaparecieron en las semanas subsiguientes.
"Vamos a continuar, y lo que estamos haciendo en la Comuna 13 es un mensaje contundente a los violentos, que es: desistan, vamos a llegar a todo el país porque la guerra de guerrillas urbanas no tiene cabida en Colombia", afirmaba Montoya en un texto fechado el 21 de octubre en el sitio web de la presidencia del país. Las acciones del Bloque Cacique Nutibara duraron dos meses en la Comuna 13 y, según testimonios de desmovilizados, se coordinaban con las autoridades.
El reporte de inteligencia de la CIA incluye información de otros servicios de espionaje occidentales e indica que funcionarios estadounidenses han recibido informes similares de otras fuentes confiables, según los periodistas Greg Miller y Paul Richter, que escribieron el artículo del LA Times.
El informe fue filtrado al diario por una fuente que sólo aceptó ser identificada como empleado del gobierno de Estados Unidos. La CIA no confirmó ni desmintió la información, pero solicitó al periódico que no publicara ciertos detalles.
Instructor de la Escuela de las Américas
Además de su estrecha colaboración con oficiales estadounidenses en el Plan Colombia, financiado por Washington para combatir el narcotráfico y la insurgencia, Montoya fue instructor de la ex Escuela de las Américas, llamada desde 2001 Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica.
El miércoles por la noche, cuando el gobierno presentó por televisión cómo se planeó y ejecutó la operación de rescate de Betancourt y los otros 14 rehenes, el presidente Álvaro Uribe reveló que Montoya fue el comandante operativo de la exitosa misión, y recordó elogiosamente, aunque sin comentarios, la operación en la Comuna 13 de Medellín.
Uribe mencionó que ese día le habían llegado mensajes de miembros de la fuerza pública que le manifestaban que estaban presos "injustamente", y le pedían que "abogue por nosotros".
"Este es un estado de opinión", dijo Uribe y pidió a las organizaciones humanitarias: "Crean en Colombia, en este gobierno; este respeto a los derechos humanos en este operativo no es episódico".
A los jueces, el presidente les pidió "respetuosamente" que revisaran los casos de los militares presos y "donde de pronto haya un error, se corrija".
Etiquetas: conocimiento, memoria, mentiras, multitud, politica, violencia.
También explicó que en la guerrilla existen muchas dudas sobre la palabra y la labor cumplida por algunos países amigos, pero sobre todo por los emisarios franceses y suizos, que podrían haber ayudado consciente o ingenuamente en la salida implementada por Uribe. Pero además mencionan el hecho de que cuando se estaba para reunir con los franceses en la frontera de Ecuador con Colombia también ocurrió el ataque al campamento de Raúl Reyes.
"Cada vez que se ha quedado en algo con los franceses y los suizos ha ocurrido algo. Por lo tanto, aunque se sigue buscando el canje humanitario, ya no habrá más conversaciones. En el operativo de Ingrid Betancourt pusieron en riesgo la vida de los detenidos por lo tanto ahora las cosas deben cambiar", afirmó el entrevistado.
Aseguró además que sería importante que se hagan chequeos médicos a todos los detenidos para ver que están en perfectas condiciones, y que también se debería ver las condiciones en que están los prisioneros de las FARC en las cárceles para hacer una comparación.
"Hicieron una campaña mediática para mostrar al mundo que tanto la señora Betancourt como los otros detenidos estaban en pésimas condiciones de salud. Ahora está demostrado que han tenido un trato mucho más humano que el que reciben nuestros presos en las cárceles del estado. Sería bueno que los medios de comunicación y la ONU accedan a ver las condiciones en que están la mayoría de nuestros presos", aseguró la fuente.
Sobre el futuro de ese grupo rebelde aseguró que las FARC fueron humildes en momentos de victoria y mantienen esa misma humildad en un momento de derrota.
"La extracción de las FARC les hace mantener humildes. Ahora será muy fácil que hablen contra las FARC, incluso sus amigos, pero la lucha de las FARC no termina con un suceso como éste. No terminó tras diversas embestidas que han sufrido a lo largo de la historia. No terminó cuando mataron a más de 5.000 compañeros de la Unión Patriótica y no terminará ahora. Que el narco-para-gobierno de Alvaro Uribe y la oligarquía Colombiana no se embriaguen con este supuesto triunfo", aseguró la fuente.
También llamó a los países de América Latina a jugarse verdaderamente por la paz en Colombia, y por una negociación política para llegar a esa paz. "El futuro de Colombia no puede ser y no será la guerra civil, por eso es necesario que los países de América Latina jueguen un papel activo para llevar a un diálogo que culmine en la paz", concluyó.
Labor de los emisarios en entredicho
La agencia ANNCOL (Agencia de Noticias Nueva Colombia) a la que diversos medios señalan como allegada a las FARC, este miércoles mediante un editorial expresó sorpresa por el hecho de que la operación militar se haya producido mientras se realizaban contactos entre los "funcionarios europeos" y Alfonso Cano, líder máximo de las FARC.
"Deja un ligero sabor a duda el papel de los países amigos en esta operación militar con asalto a la confianza de una de las partes o de las dos, no lo sabemos", aseguró ANNCOL y agregó que el gobierno "narco-paramilitar" de Alvaro Uribe "no se puede confiar".
En tanto que este jueves Radio Suiza Francesa (RSR) lanzó una nueva hipótesis sobre la liberación de la rehén colombiana poniendo en entredicho la versión oficial ofrecida por el Gobierno de ese país sudamericano.
Mencionado una fuente segura, RSR, la principal emisora pública de la región francófona de Suiza, afirmó que Ingrid Betancourt y los otros 14 rehenes que estaban bajo control de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia no habrían sido liberados durante una acción militar sino comprados por 20 millones de dólares.
Según la misma radio, a la base del acuerdo se encuentra la esposa del responsable de los rehenes detenidos. La mujer "ha servido de intermediaria desde que fue detenida por parte de las fuerzas" militares colombianas.
Ella habría permitido abrir un canal de negociaciones con el grupo que tenía en su poder a los rehenes y obtener que su responsable, Geraldo Aguilar, conocido como comandante César, aceptara la transacción.
Según la emisora en el "origen de la transacción, (estuvieron) los Estados Unidos", pues tres de los quince detenidos por las FARC son "agentes del FBI... quienes fueron prestado a la DEA" (Agencia Federal de lucha contra el tráfico de drogas) para accionar en Colombia.
Para la radio suiza "la liberación, con las armas en la mano al mejor estilo Ninja, no sería más que una mascarada" mediática.
Una versión similar obtuvo IPS de fuentes diplomáticas que prefirieron mantener su anonimato, las cuales aseguraron que tanto los emisarios de Francia y Suiza, como sus gobiernos, sabían desde hace más de seis meses que el gobierno colombiano estaba intentando comprar los rehenes a César.
La fuente de las FARC consultada por IPS se quejó que cada vez que han estado en conversaciones para liberar a los rehenes han ocurrido ataques desde el gobierno de Uribe.
Antes del ataque al campamento de Raúl Reyes el 1 de marzo, tres enviados personales del presidente francés Nicolás Sarkozy, que permanecían en Ecuador desde octubre de 2007, fueron llamados por el alto comisionado de Paz de Colombia, Luis Carlos Restrepo, para advertirles que no acudieran a una reunión con el guerrillero "Raúl Reyes" porque corrían peligro.
Los enviados de Sarkozy a Ecuador, con el consentimiento del mandatario de Colombia, Álvaro Uribe, estaban encargados de negociar con Reyes la liberación de la política colombiana y ciudadana francesa Ingrid Betancourt, rehén de la guerrilla de las FARC desde 2002 y cuya suerte desvela a París, según adelantó IPS mencionando fuentes diplomáticas.
De acuerdo a esas fuentes, los tres negociadores franceses estaban en una ciudad ecuatoriana cercana al campamento de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) que fue atacado en la madrugada del mismo sábado por fuerzas colombianas para matar a Reyes, miembro del secretariado y portavoz internacional de esa guerrilla.
Los emisarios se dirigían esa mañana a una reunión con Reyes, que ya estaba muerto, cuando recibieron la llamada de Restrepo advirtiéndoles de no acercarse al punto de encuentro por su propia seguridad, lo que sumió a los franceses en la preocupación. Francia hace parte, junto con Suiza y España, del grupo de países que intentan facilitar un diálogo entre las partes para conseguir el canje humanitario.
La recurrente intervención de Bogotá
Las negociaciones entre emisarios franceses y Reyes es una historia de varios años, y más de una vez fueron desbaratadas por la intervención de Bogotá, como indicó IPS en algunos artículos.
Fuentes diplomáticas con conocimiento directo de las gestiones aseguraron a IPS que en junio de 2003 dos funcionarios de la cancillería francesa iban a reunirse por entonces con Reyes para recibir pruebas de la supervivencia de Betancourt, que su familia no tenía desde mayo de 2002.
El interés de Francia era despejar dudas sobre el estado de salud de Betancourt, y el de las FARC destrabar sus contactos con la comunidad internacional.
En la reunión iba a tomar parte un alto funcionario de la cancillería francesa. Al mismo tiempo, Delloye recibiría como prueba de supervivencia de la líder política un vídeo grabado a principios de junio de 2003.
Pero, interceptaciones de conversaciones telefónicas permitieron a Uribe tomar conocimiento del pactado encuentro y abortarlo, según diversas fuentes consultadas por IPS, aunque el vídeo fue finalmente difundido en agosto de ese año por un noticiero de televisión colombiano.
El entonces embajador francés en Quito, Serge Pinot, aunque dijo desconocer las negociaciones con Reyes, admitió a IPS que París seguiría haciendo los "contactos necesarios a cualquier nivel" para lograr la liberación de Betancourt.
Una fuente diplomática en Bogotá, que no quiso identificarse, estimó en la oportunidad que detrás del aborto del encuentro estaban "los servicios especiales de Estados Unidos, coordinados con inteligencia militar colombiana y con el presidente Uribe". El objetivo, según la misma fuente, era desmontar la gestión diplomática de las FARC.
Otro hecho significativo ocurrió en enero de 2004, cuando fue detenido en Quito el miembro de las FARC "Simón Trinidad", en un operativo conjunto de la inteligencia estadounidense y colombiana, en colaboración con la policía ecuatoriana.
Según un posterior comunicado de las FARC, Trinidad cumplía la misión de buscar un "lugar adecuado" para un encuentro con el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y su representante personal en Colombia, James LeMoyne.
La detención de Trinidad, según las FARC, también frustró una reunión prevista con representantes del gobierno francés con el propósito de hallar una solución definitiva al cautiverio de Betancourt y demás rehenes.
En diciembre de 2004, el entonces llamado "canciller" de las FARC, Rodrigo Granda, fue secuestrado por fuerzas de seguridad colombianas, con "la posible participación de altos funcionarios del Estado y del gobierno" de Venezuela, según dijo él mismo en una entrevista desde la cárcel y publicada en el sitio de Internet de esa guerrilla.
La captura de Granda también abortó gestiones nacionales e internacionales por el intercambio humanitario, como afirmó en febrero siguiente Juan Carlos Lecompte, esposo de Betancourt.
Según Lecompte, Uribe sabía que Granda, quien residía en Venezuela, era el contacto de las familias de los rehenes y de actores internacionales que trabajan por el acuerdo humanitario, como las Naciones Unidas, la Cruz Roja y los gobiernos de Francia y Suiza. "Granda tenía contactos con los suizos y estaban arreglando o iniciando un proceso de acuerdo humanitario con las FARC. Uribe se dio cuenta de eso y mandó por él", dijo Lecompte al programa televisivo Caracol Noticias.
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