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El escudo antimisiles |
Washington ha alcanzado un acuerdo de principio con la República Checa para instalar parte de su escudo antimisiles. Frente a la firma ayer en Praga, Polonia se tienta la ropa y exige, oficialmente, grandes compensaciones. El supuesto sistema defensivo conlleva un caracter agresivo que se dirige tanto militar como geoestratégicamente contra Rusia. Además pone en peligro la seguridad de la Unión Europea (UE).
Polonia y República Checa son los países que Estados Unidos ha elegido para instalar su escudo antimisiles. Detrás de este eufemismo se halla un sistema militar que sirve tanto para el ataque como para la defensa. Dado que Washington se considera como un «estado pacifista» justifica la instalación de las nuevas armas con la hipotética amenaza de un ataque nuclear que Irán podría lanzar contra EEUU y la UE. Si fuera el caso, el escudo antimisiles entraría en acción: primero, el hipermoderno radar, instalado previamente en territorio checo, detectaría el lanzamiento y acto seguido se activarían los misiles, ubicados en principio en Polonia, que eliminarían la bomba volante. Hasta aquí la teoría. La realidad se presenta más difícil.
Varsovia, un fiel vasallo de la Administración de George W. Bush en la guerra de agresión contra Irak, muestra poco entusiasmo a la hora de admitir el despliegue de los misiles en su territorio. Si hace días el Departamento de Estado había anunciado que las negociaciones habían culminado en un preacuerdo, el Ejecutivo polaco lo desmintió poco después.
Por contra, la República Checa firmó ayer el principio de acuerdo por el que cede su suelo a la instalación bélica estadounidense.
El ministro de Defensa polaco, Bogdan Klich, insiste en que «seguimos en la recta final», lo que no significa nada, ya que ambas partes llevan negociando desde mayo del año pasado. Washington tenía planeado tener activo el sistema hasta 2011. Para presionar al Ejecutivo polaco insinuó que su plan B podría ser Lituania.
Sobre la mesa no están sólo los misiles, sin también miles de millones de dólares que el Pentágono invertiría en sus nuevas instalaciones militares en los dos países del este europeo; es decir, en el fondo se está negociando también el dinero. A ello se añade el precio político, difícil de calcular en una moneda tan blanda como el dólar. En la República Checa las protestas han aumentado a mediados de junio de tal forma que la Policía tuvo que blindar el lugar previsto para el radar con alambradas.
Pero el rechazo viene también desde Bruselas. Aunque cara al público EEUU y la UE no quieren pelearse, en la reciente cumbre entre ambas potencias, celebrada en Eslovenia en junio, la diplomacia estadounidense sufrió una derrota. No logró que en la declaración final se incluyera el respaldo de los europeos al escudo antimisiles.
Reticencias europeas
La UE, sobre todo Berlín y París, se muestran reacios a este sistema militar porque pone en peligro tanto las relaciones políticas como económicas con Moscú. Sin el suministro del crudo y gas ruso, los estados miembros de la Unión entrarían en una gravísima crísis. Dado la subida imparable del precio del petróleo y la falta de alternativas energéticas, los gobiernos europeos han optado por buscar el consenso con Rusia en vez de suscitar nuevas iras. En cambio, Washington, que se nutre de otras fuentes energéticas, piensa que puede seguir aplicando la doctrina de la OTAN, acordada en 1991, que prevee como uno de sus ejes geoestratégicos la ampliación hacia el este. Dentro de esta perspectiva entra también la instalación del escudo antimisiles. El proyectado radar permitiría a EEUU espiar a todo el territorio ruso y, sin mayores cambios, los misiles podrían ser equipados con cargas nucleares y dirigidos contra instalaciones del Ejército ruso. Si esto fuera poco, el debate sobre este sistema va acompañado de la reciente visita del secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, a Ucrania, para hablar de su ingreso en esta organización militar, dominada por EEUU. Lo mismo hace la alianza atlántica respecto a Georgia.
Los gobiernos de ambos están interesados en ingresar en la OTAN pero eso llevaría a una seria confrontación con Rusia. Moscú no puede ni debe aceptar que su principal enemigo de la Guerra Fría tome posiciones en un territorio tan neurálgico para su defensa nacional como Ucrania. Lo mismo ocurre con Georgia, otro lugar estratégico para el control tanto del crudo y gas procedente del Caúcaso como del Mar Negro.
Si no bastan estos argumentos geopolíticos para entender el rechazo del sistema antimisililes, entonces quizás sirva entender su funcionamiento.
Suponiendo que Irán o Rusia lanzasen un misil dirección Europa o EEUU, entonces es muy probable y lógico que fuera interceptado sobre territorio europeo. En el mejor de los casos la bomba agresora sería destruida en el cielo europeo y a la tierra caerían «sólo» escombros nucleares. En el peor de los casos se destruye sólo el motor del misil, pero no su carga nuclear, que de forma incontrolada impacta en el densamente poblado Viejo Continente.
Estos dos escenarios implican que los cazamisiles funcionan. En la guerra de Irak de 1991 se pudieron observar las deficiencias del sistema anti-misil Patriot que no logró extenderse como un escudo sobre Israel para protegerlo de los Scuds iraquíes.
La sinrazón militar es intrínseca al proyecyo. Su teoría se basa en que se detecta a tiempo la agresión. Pero en el caso de que Irán atacase Turquía, Bulgaria o Grecia faltarían los minutos necesarios para derribar al misil. Es más: cada defensa llega a su límite cuando el agresor la supera en número. Por tanto, basta con que se lancen dos, tres o más misiles a la vez para penetrar el escudol. Además, ya desde la Guerra Fría es sabido que las dos potencias de la época solían equipar las cabezas de sus misiles intercontinentales no con una sola sino con varias cargas, que se desprenden del cohete madre para actuar como «bombas autónomas». Para evitar este extremo cada sistema antimisil tiene que interceptar al agresor antes de que llegue a ese punto. Lo cual es casi imposible. A fin de cuentas, la instalación del denominado escudo antimisiles implica, por lógica militar, una nueva carrera armamentística. Por lo tanto no reduce un determinado riesgo, sino lo potencia.
Hay que tener en cuenta además que desde 2001 el mundo se halla en la época de la denominada «guerra asimétrica». En este tipo de conflictos, dos o más enemigos desiguales se enfrentan. Fue el caso de Afganistán, que sufrió los golpes de la alta tecnología militar de EEUU en 2001. Dos años más tarde Irak corrió la misma suerte. En ambos casos Washington ganó las decisivas batallas, incluso la guerra, pero no logró instalar su paz porque la resistencia en sendos países ha sabido hacerle la vida imposible al ocupante empleando métodos menos sofisticados, casi arcaícos, pero eficaces.
Afganistán en su día fue castigado, porque EEUU le responsabilizó por los ataques del 11 de setiembre de 2001. Aquella agresión, planeada supuestamente por una sola organización, llamada Al Qaeda, fue llevada a cabo con «armas convencionales» aunque de una manera poco habitual. De este hecho se puede sacar dos conclusiones. Primero, ¿qué pasaría si un estado como Irán o Corea del Norte ataca EEUU con armas nucleares, químicas o bacteriológicaas? Serían borrados del mapa. Para evitar este extremo se llega a la segunda conclusión: un agresor emplearía un método más sutil para agredir: recurriendo a un avión, un camión o un barco para hacer estallar una bomba nuclear.
Si el propio escudo es tan deficiente, habría que preguntarse por su razón de ser. La respuesta la ha dado el experto para armas estratégicas del Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Boston, Geoffrey Forden, al semanario alemán «Der Spiegel». Sostiene el experto que «la defensa anti-misil debe garantizar más bien que EEUU no sienta miedo ante el ataque a otros estados». El corolario es claro: todo agresor que se considera invulnerable por llevar un escudo, aunque éste sea de cartón, esgrime con más facilidad su espada para agredir a supuestos enemigos.

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Estados Unidos quiere que este radar esté conectado con un sistema para interceptar misiles en la vecina Polonia, aunque hasta ahora las negociaciones se han visto obstaculizadas porque los polacos exigen garantías adicionales de seguridad.
"Este acuerdo de defensa antimisiles es importante como la piedra angular no sólo de la seguridad de Estados Unidos y de la República Checa, sino también de la seguridad de la OTAN y la seguridad de toda la comunidad internacional", sostuvo Rice.
"La proliferación de misiles balísticos no es una amenaza imaginaria", agregó la secretaria de Estado.
Rusia amenazó poco después con "reaccionar" mediante "técnica militar" a un posible despliegue de la defensa antimisiles estadounidense cerca de sus fronteras, en un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores.
"Si cerca de nuestras fronteras se inicia un despliegue real del sistema de defensa antimisiles estratégico estadounidense, nos veremos obligados a reaccionar no de forma diplomática, sino mediante técnicas militares", subrayó el ministerio.
El escudo "complica" la seguridad mundial, aseguró el ministerio de Exteriores.
"Nosotros queremos que el sistema sea transparente para los rusos", insistió Rice.
En otras ocasiones, Estados Unidos sugirió que responsables rusos podrían inspeccionar las instalaciones antimisiles, siempre que la República Checa y Polonia estuviesen de acuerdo.
Las encuestas muestran que cerca de las dos terceras partes de los checos se oponen al radar norteamericano. En la capital, Praga, se produjeron manifestaciones de protesta este martes contra su instalación.
El primer ministro checo, Mirek Topolanek, dijo que este acuerdo pone en evidencia "un deseo conjunto de proteger al mundo libre".
Praga fue la primera etapa de una gira por tres países que llevará además a Rice a Bulgaria y Georgia, donde reiterará el respaldo norteamericano a la candidatura georgiana a la OTAN. Este es otro punto de litigio con Rusia.
La secretaria de Estado también intentará calmar la tensión entre Rusia y Georgia provocada por las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, respaldadas por Moscú.
"Hemos dicho que tanto Georgia como Rusia deben evitar un comportamiento provocativo, pero francamente algunas de las cosas que dijeron los rusos durante los dos últimos meses aumentaron la tensión en la región", afirmó Rice.
La jefa de la diplomacia estadounidense dijo que Rusia debería haber consultado con Georgia respecto a una orden presidencial ofreciendo relaciones directas con Abjasia.
"Georgia es un Estado independiente y debe ser tratado como tal", insistió Rice.
"Deseo subrayar la fuerza del compromiso de Estados Unidos con la integridad territorial de Georgia", añadió.
Rice señaló que no visitará Polonia, donde 14 meses de conversaciones no han logrado resolver los obstáculos para instalar el sistema antimisiles norteamericano.
"Quedan cuestiones por resolver, pero Estados Unidos hizo una oferta muy generosa" a los polacos que quieren mejorar su defensa aérea, afirmó Rice.
La OTAN aprobó el sistema de defensa antimisiles norteamericano durante su cumbre de abril en Bucarest.
El proyecto de la base antimisiles en Lituania "es completamente inaceptable para Rusia", dijo Medvedev, cuyas declaraciones fueron transmitidas por su consejero diplomático Serguei Projodko tras la entrevista que mantuvo al comienzo de la cumbre del G8 en Toyako (norte de Japón) con Bush.
En el marco de su ambicioso proyecto de escudo antimisiles, Washington quiere instalar un potente radar en la República Checa e interceptores en Polonia, a lo que Rusia se opone visceralmente.
Ante las dificultades para cerrar un acuerdo con Varsovia, Estados Unidos inició en junio conversaciones con Lituania para saber si el país báltico aceptaría acoger los interceptores, lo que exaspera aún más a los rusos.
Rusia considera el proyecto como una amenaza directa a su seguridad, aunque Washington asegura que el objetivo no es Moscú sino los eventuales ataques de países como Irán.
El nuevo líder del Kremlin lamentó además "la falta de progresos reales" en las negociaciones con Washington sobre el escudo, después de que los estadounidenses propusieran a Rusia tener inspectores en las instalaciones y una cooperación a nivel general en la defensa antimisiles. Rusia no comprende "cómo se llevará a la práctica el principio de transparencia", destacó Prikhodko, que matizó al destacar la voluntad de "diálogo" de los norteamericanos.
Pese a su estilo sonriente y relajado, Medvedev se mantiene en la línea política de Putin, mostrándose firme en los asuntos que han reavivado un ambiente de guerra fría en los últimos años, como el escudo antimisiles y la expansión de la OTAN en el antiguo espacio soviético, y haciendo ver al mismo tiempo que Rusia es un actor responsable.
En ese sentido, Medvedev aseguró a Bush que Moscú, que mantiene una relación privilegiada con Teherán, hará todo lo posible para ayudar a resolver la crisis nuclear. "Rusia está dispuesta a seguir trabajando con todas las partes implicadas para alcanzar una solución", resumió Prikhodko. Moscú "impulsará por todas las vías el diálogo con Teherán, pero espera las señales correspondientes de ese país", prometió Medvedev, citado por su consejero.
En su breve aparición ante la prensa, ambos presidentes se desenvolvieron en un ambiente "constructivo" y relajado, aunque el nuevo líder del Kremlin parecía algo estirado en su primera gran cita internacional. Bush, que hace meses aseguró haber visto "el alma" de Putin mirándolo a los ojos, fue más sobrio con su predecesor, un "tipo inteligente", según sus palabras. A falta de elogios, Medvedev le deseó un feliz cumpleaños a su homólogo, que el domingo celebró 62 primaveras.
El lanzador efectuó ocho minutos más tarde la misma maniobra con el satélite Badr-6, cuya posición orbital geoestacionaria será de 26 grados Este. Este lanzamiento, el número 26 exitoso y consecutivo de un cohete Ariane 5, debió realizarse inicialmente el viernes pasado, pero fue postergado por un problema con una conexión eléctrica entre el lanzador y tierra.
Según la agencia FARS, el misil Shahab 3 probado hoy tiene un alcance de 2.000 kilómetros y fue modificado para llevar "bombas de racimo en condiciones de impactar con precisión diversos objetivos al mismo tiempo, entre ellos las bases del enemigo y sus naves". El comandante de las fuerzas aéreas de los Pasdarán, Hossein Salami, subrayó que con estos ejercicios Irán "quiere mostrar su determinación y su fuerza a los enemigos, que en las últimas semanas amenazaron con un lenguaje rudo".
Salami mencionaba así las hipótesis que circularon en Israel sobre un ataque a la República Islámica para frenar su programa nuclear.
Las reacciones de Occidente fueron inmediatas.
Estados Unidos dijo que Irán debe bloquear inmediatamente el desarrollo de misiles balísticos y no tiene que efectuar ulteriores test misilísticos. El vocero de la Casa Blanca, Gordon Johndroe, afirmó que Irán debe "bloquear inmediatamente el desarrollo de misiles balísticos, que podrían ser usados para transportar una potencial bomba nuclear". "Irán debe frenar la realización de test misilísticos si quiere obtener la confianza del mundo", aseguró Johndroe. El vocero agregó que Estados Unidos y el Consejo de Seguridad de ONU están comprometidos en seguir el camino de la vía diplomática para destrabar el diferendo con Teherán sobre su programa nuclear.
Además, el ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, declaró que la comunidad internacional, y no solo Israel, tienen "interés en bloquear esta escalada en modo definitivo".
Para Frattini, el nuevo test "aclara, una vez más, de qué estamos hablando".
"Son misiles de medio-largo alcance y son misiles peligrosos", dijo Frattini a la prensa en Ramalá, tras un reunión con el primer ministro palestino, Salam Fayyad.
A su vez, el candidato presidencial republicano estadounidense, John McCain, consideró que la prueba "demuestra la necesidad de una defensa misilística eficaz ahora en el futuro, y eso incluye la defensa anti-misiles en Europa, como está previsto con la República Checa y Polonia".
No ha tardado Medvédev en responder al acuerdo entre EE UU y República Checa, firmado ayer por los respectivos titulares de Exteriores, para la instalación en suelo checo de un radar que formará parte del sistema defensivo que quiere construir EE UU. Ese radar servirá para detectar eventuales lanzamientos de misiles por parte de Estados enemigos, como Irán. El sistema se complementa con baterías de cohetes de intercepción, una de ellas en Polonia. "Estamos extremadamente molestos por esta situación", ha dicho Medvédev.
Rusia ha advertido en numerosas ocasiones contra la construcción de este sistema, que percibe como una amenaza, especialmente cuando parte del proyecto se asienta en países del este de Europa, antiguos satélites del poder soviético, cerca de sus fronteras. El ex presidente ruso y mentor de Medvédev, Vladímir Putin, propuso en su día un sistema de alerta temprana conjunto con EE UU y la OTAN, para el que se podría contar con una estación de radar rusa situada en Azerbayán.
No obstante, Medvédev no cree que se realice la idea de su antecesor. "No ha habido reacción [a la propuesta], lo que significa que la idea [el escudo estadounidense] se hará", ha dicho. "Es obvio que, tras la firma del acuerdo [con la República Checa] ha comenzado una nueva etapa de la instalación del escudo antimisiles".
Retórica belicista
La respuesta de Medvédev ha llegado apenas horas después de la de su ministro de Exteriores, que dijo que si el "escudo antimisiles americano estaba cerca de sus fronteras se verían obligados a reaccionar, no por medios diplomáticos, sino con métodos militares". El Pentágono ha calificado estas declaraciones de "retórica belicista", según el secretario de prensa del Pentágono Geoff Morrell. "Su misión [del escudo] es proteger Europa de los misiles iraníes y no serían rival para el enorme arsenal de Rusia", ha afirmado Morrel.
La cancillería rusa manifestó que "si el Parlamento checo ratifica el acuerdo firmado con EEUU, entonces Rusia procederá a reaccionar con métodos técnicos y militares, y no sólo diplomáticos".
El coronel general Víctor Yesin, ex Jefe del Estado Mayor de las Tropas de Cohetería Estratégica, comentó a Nezavisimaia Gaceta las medidas que podría adoptar Moscú en respuesta al despliegue del radar en la República Checa y la instalación de misiles interceptores en Polonia.
En primer término, en la provincia de Kaliningrado (exclave ruso sobre el mar Báltico) sería desplegado el sistema de misiles tácticos "Iskander". Este sistema puede ser dotado no sólo de misiles balísticos, sino también de misiles crucero con un alcance mucho mayor. Como resultado, aumentarán las posibilidades de impacto del "Iskander".
En segundo término, también en la provincia de Kaliningrado serían desplegados bombarderos estratégicos, principalmente los Tu-22M3 capaces de portar misiles crucero de gran alcance.
Por fin, en la localidad de Kozielsk, situada a 240km de Moscú, será desmantelada una división de cohetería en cumplimiento del tratado ruso-estadounidense sobre reducción de armas ofensivas estratégicas (START). Pues si dar marcha atrás y suspender el desmantelamiento de esa división, en Kozielsk se podría instalar misiles capaces de impactar eficazmente la defensa antimisil del enemigo.
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