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A propósito de Chávez y de las FARC |
Con todo el respeto, con todo el cariño solidario que he profesado y profeso por la revolución bolivariana de Venezuela, con la gran admiración que le tengo al comandante Hugo Chávez Frías, he decidido expresar públicamente mi desacuerdo político y conceptual con su reciente pronunciamiento sobre el tema de las FARC, la lucha armada, al guerra de guerrillas, el canje de prisioneros y la paz en Colombia.
En ese tema hubiera preferido referirme -como lo hice en meses anteriores- al Chávez que habló del canje humanitario, del intercambio de prisioneros entre ambas partes, de la necesidad de reconocer a las FARC-EP como "fuerza beligerante", de la imposibilidad de derrotar al a insurgencia armada por la vía militar, de las perspectivas de una salida política al conflicto armado sobre la base de diálogos serios, del carácter del régimen de Uribe como instrumento de guerra de los EEUU…
Las declaraciones de Chávez
Pero en el pronunciamiento que comentamos –y que ya recorre todos los medios de comunicación del planeta- el comandante Chávez le ha planteado al nuevo Comandante en Jefe de las FARC-EP, Alfonso Cano, lo siguiente:
- Que libere a todos los rehenes "a cambio de nada".
- Que la guerra de guerrillas en América Latina y el Caribe "no está al orden"…"pasó a la historia".
- Que deben desistir de ese camino porque las FARC son el "pretexto" para agredir los países vecinos, para acusar de terroristas o de protección al terrorismo, y para desatar la guerra en la región.
- Que deben negociar de inmediato la paz aceptando el concurso de la OEA y de gobiernos por él mencionado.
Importancia relativa del Canje
Confieso que para mí lo más objetable de esa posición de Chávez no es lo relativo a la puesta en libertad, por cuenta propia y sin condiciones, de los(as) prisioneros(as) en manos de las FARC, pese a lo válido y justo que sería no pensar este tema en término unilaterales sino de real intercambio en condiciones de seguridad para ambas partes.
Es, además, bien discutible aquello de que estar preso en las montañas, en campamentos guerrilleros, es peor que estar en cárceles colombiana en manos de gendarmes que torturan, golpean, hambrean…
Pero eso no es lo fundamental, como tampoco lo es la sugerencia de la unilateralidad en la decisión, dado que un paso de ese tipo podría ser un gesto humanitario necesario y políticamente conveniente en un momento determinado. Las propias FARC ya han actuado de esa manera en ocasiones anteriores, aunque ciertamente cualquiera se harta de ser flexible, mientras el otro nunca cede y además golpea cruelmente los intentos de intercambio; mientras los camaradas de lucha y opositores pasan penurias en cárceles crueles e inmundas, y hasta son extraditados como vulgares delincuentes.
En cuanto a las formas de lucha
Para mí lo fundamental es todo lo que el comandante Chávez expresó a continuación respecto a la impertinencia y los perjuicios de la lucha armada que libran las FARC-EP y de la guerra de guerrillas en el continente.
Porque realmente las formas de lucha ni se inventan ni se decretan, surgen como necesidad, se hacen pertinentes, la crean los pueblos, las impulsan y organizan los(as) revolucionarios, se desarrollan dentro de determinadas condiciones.
Por igual es imposible declarar su caducidad o impertinencia desde cualquier tribuna, más aun si es exterior de su dinámica.
En verdad, si una determinada forma de lucha –guerrillera o no, armada o no, insurgente o no- es un dato de la realidad, una lucha del presente, no es válido decir que la misma "pasó a la historia".
Pero además, ningún método de lucha –confirmada su eficacia- pasa a ser algo simplemente histórico, mientras perduran las causas que lo motivaron; por el contrario, generalmente tiene reincidencia periódica con viejos y nuevas modalidades. Esto así aunque deje de estar presente en un periodo determinado y aunque incluso haya sido derrotado el movimiento que lo puso en práctica y lo desplegó.
Esto tiene más sentido cuando de resistencias, rebeldías y/o ofensivas irregulares se trata, sobre todo en función de las luchas populares.
La guerra de guerrillas es tan antigua como el combate contra la esclavitud y ha atravesado y atraviesa la historia y el presente continental y mundial. También otras variantes de la lucha armada hoy estigmatizadas por lo nuevos conquistadores y recolonizadores.
Los estallidos sociales y las insurrecciones urbanas también, incluyendo los levantamientos militares como el que Chávez y los dirigentes del Movimiento Revolucionario Bolivariano 200 encabezaron hace ya tres lustros.
Igual pudo decirse en la Venezuela anterior al 1992 que los ejemplos de militares Caamaño y Fernández Domínguez en República Dominicana, de los oficiales venezolanos de Carupano y Puerto Cabello, de Torrijos en Panamá, de Velasco Alvarado en Perú y Torres en Bolivia (todos ocurridos en la década del 60 y principio de los 70), habían "pasado de moda", no estaban a la orden o simplemente "pasaron a la historia".
Pero no fue así
Recuerdo, cuando haciendo una generalización inadecuada –ese gigante revolucionario que responde al nombre de Fidel Castro- afirmó en el IV Foro de Sao Paulo en 1994 en La Habana – que el camino de la lucha armada estaba clausurado en América Latina y el Caribe. Y poco tiempo después estalló el levantamiento indígena armado en Chiapas-México, encabezado por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), mientras la insurgencia armada colombiana continuó vigente.
Recuerdo también cuando el Canciller Roberto Robaina y el propio Fidel, en sendas visitas oficiales a Colombia, se pronunciaron de igual manera y sin embargo la insurgencia armada en ese país siguió su curso ascendente y su propio camino
No hay recetas, ni tampoco procesos idénticos, regulares. Puede haber una tendencia más o menos preeminente en una parte de los países del continente, pero siempre dentro de una significativa diversidad.
Presente de la insurgencia colombiana
En Colombia hay algo más que una "guerra de guerrillas". Hay una fuerte y enraizada insurgencia armada predominantemente rural, integrada sobre todo por las FARC y el ELN.
Desde las FARC se ha constituido un verdadero Ejército Popular, con varias decenas de miles de guerrilleros(as) y milicianos(as).
FARC es historia, es presente y le queda mucho futuro, a pesar del difícil momento en que se encuentran hoy.
Creo justa la valoración y certero el vaticinio que recientemente hiciera del analista Francisco Herreros cuando afirma:
"Las FARC no son una narcoguerrilla terrorista acorralada e impulsada por la ambición de una cúpula delirante y obsoleta, como plantea la intoxicante propaganda oficial".
"Las FARC son un movimiento político y militar, representante de un sector específico de la sociedad colombiana, como el campesinado desplazado de sus tierras, excluido y masacrado por decenas de años de para-militarismo; dotado de un programa político que ha perseguido con ejemplar tenacidad, y que en sus 44 años de lucha ha construido lo más parecido a un ejército popular y alternativo que registre la historia moderna".
"Las FARC son un ejército popular que en sus 44 años de historia ha aprendido una táctica de lucha que domina en forma magistral, basada en la movilidad y en el conocimiento del territorio, heredada directamente de la genialidad de Marulanda".
"Es verdad que su muerte, aunque paralela a la ofensiva frontal ordenada por Uribe, coincide con una serie de reveses encajados por las FARC en el último tiempo, entre ellos, los asesinatos de los miembros del Secretariado, Raúl Reyes e Iván Ríos"…
"Por más que la confluencia de estos factores, en el contexto de una ofensiva militar que ya se prolonga por seis años, apoyada por recursos económicos casi ilimitados y un imponente potenciamiento de la capacidad operativa de las fuerzas armadas del Estado, configura una de las etapas más críticas de la historia de las FARC, no es la primera ni determina en modo alguno su derrota. En términos comparativos, mucho más comprometedores para su supervivencia fueron los golpes propinados a las FARC en los albores de su historia, cuando recién estaba construyendo su experiencia de combate".
"De todas sus crisis las FARC supieron sacar enseñanzas, y esta no será una excepción".(01 junio 2008)
Pertinencia de la acumulación militar desde el campo revolucionario
Desmovilizar lo acumulado militarmente por la insurgencia colombiana, además de un acto suicida, equivaldría a facilitar el plan estratégico militar de los EEUU en la región, y muy especialmente le eliminaría un importante obstáculo a la vertiente suramericana de su guerra global destinada a apoderarse militarmente de gran parte de la Amazonía.
Eso si que no está ni "al orden" ni a la altura de las amenazas imperiales del presente.
Las FARC, como fuerza política y militar, debe ser preservada y desarrollada; y lo deseable ahora no es que incurran en el grave error de una negociación conducente al desarme y a la aceptación del actual orden institucional, sino en la superación de sus actuales dificultades hacia la retoma de su ritmo de crecimiento y expansión para aportar a la creación de una nueva Colombia, a la Colombia bolivariana.
Esto no solo por el valor específico que tiene su peso político y militar para el cambio hacia una nueva institucionalidad en un país donde existe un Estado narco-para-terrorista (con pretensiones de sub-imperialismo regional), con una oligarquía feroz y un intervención militar estadounidense en escala ascendente, sino además –y sobre todo- por lo que puede aportar su gran capacidad de resistencia y su valiosa experiencia en la guerra irregular para contrarrestar, disuadir y/o contratar y empantanar el plan de ocupación militar de EEUU de la Amazonía y los propósitos gringos y oligárquicos de desestabilización y derrota de los procesos transformadores de Venezuela, Ecuador y Bolivia.
En el Norte de Suramérica –vórtice de la ola revolucionaria regional- el plan de conquista neoimperial de los EEUU, cuenta con tres grandes obstáculos:
1) las FARC, las demás fuerzas insurgentes y todos los movimientos políticos y sociales alternativos colombianos
2) el gobierno de Chávez y el proceso hacia la revolución en Venezuela y
3) el gobierno de Rafael Correa y todo lo que representa ese proceso.
Soy de los que pienso que la existencia de las FARC ha dificultado sensiblemente el plan de intervención gringa contra Venezuela y Ecuador. Y eso, a mi entender, explica el empeño de Uribe y los halcones de Washington en afectar sensiblemente y en tratar de derrotar miltarmente esa gran fuerza insurgente.
El debilitamiento de cualquiera de esos tres factores (blanco de ataques del imperialismo) afectaría indudablemente a los demás. Su unidad, más allá de los estigmas y prejuicios distanciadores, es de vital importancia para esa zona del continente y para toda la región.
¿Pretexto?
Las FARC, pues, no son un simple pretexto para la agresión imperialista, capaz de disolverse el peligro con su desaparición como fuerza político-militar. Nada de eso.
Las FARC son un factor de resistencia a la ocupación de Colombia y de la Amazonía por las fuerzas militares al servicio de los halcones de Washington.
FARC es un importante componente de la potencial capacidad para desplegar desde los pueblos y Estados soberanos la guerra asimétrica que podría impedir el propósito esencial del capital transnacional estadounidense de apropiarse del petróleo, el gas, el carbón, los minerales estratégicos, el agua y la biodiversidad conservada de una de las regiones más rica en esos recursos vitales. Ahora mismo están enfrentado una guerra imperialista de bajo y mediano perfil con tendencia a subir de nivel en Colombia y más allá.
Los gobiernos de Venezuela, de Ecuador y Bolivia, dada su autodeterminación y su empeño en controlar los recursos que le pertenecen, están en la mira de esa agresión político-militar, como lo están las FARC y todo lo que en Colombia represente un cambio político-social en esa misma dirección.
No es cuestión de pretexto. Es cuestión de propósitos e intereses poderosos.
Si los imperialistas y sus socios no pudieran esgrimir a las FARC, se inventarían otro motivo para esos mismos fines.
En Irak no había FARC, pero si "armas de destrucción masiva"
En Afganitán no estaba Marulanda, pero había que mandar tropas a "capturar" a su tenebrosa criatura: Bin Laden.
En Venezuela no hay guerrilla, pero si "un gran dictador", ganador de 10 elecciones limpias y perdedor de un referéndum constitucional.
En Bolivia no hay FARC, pero si un indio cocalero y una oligarquía que procura separar los pedazos del país boliviano que controla.
Y así hasta que la imaginación de los intelectuales del halconismo alcance, sin obviar el hecho de que en Venezuela, antes de que Chávez entrara a mediar entre FARC y gobierno, ya Uribe y la CIA tenían una avanzada para asesinarlo y diseñada junto el Pentágono el plan para "independizar" a Zulia y quedarse con esas reservas de petróleo.
Se entiende menos aun este giro político por…
Pero antes de que el comandante Chávez produjera estas inexplicables y sorprendente declaraciones, tuvo lugar en su presencia un conjunto de ejercicios y demostraciones militares destinadas a proyectar la disposición y capacidad de las Fuerzas Armadas Bolivarianas y del pueblo de Venezuela para enfrentar una posible invasión gringo-colombiana desde una variante de la guerra asimétrica.
¡Hasta las habilidades de los aviones Zukoi sonaron como advertencia!
Esto indica que el liderazgo venezolano tiene conciencia de lo que puede venir de parte del imperialismo yanqui y del "sub-imperialismo" uribiano-santanderista, y la respuesta que amerita.
Por eso se entiende menos aun esta nueva reacción del talentoso y valiente presidente de Venezuela frente a las FARC y respecto al real significado de su existencia como experimentada organización político-militar, valioso componente dentro de una eventual guerra de resistencia popular bolivariana
Porque si la capacidad insurgente popular, el despliegue de la guerra de todo el pueblo, la modalidad apropiada de guerra irregular o de guerra asimétrica… es la única garantía de la disuasión y de la confrontación con éxito del terrible plan militar intervencionista del Pentágono y sus aliados, entonces hay que convenir en que las FARC constituyen uno de las pilares ya conformados y experimentados para abordar semejante y tremenda situación.
¿Entonces porque considerarla como causa-pretexto de la agresión y no como componente de la resistencia disuasiva contra ella?
Atención: ¿política de Estado vs. política revolucionaria? ¿táctica vs. Estrategia?
Pienso que en este giro hay algo del daño que muchas veces hace el darle preeminencia a la política de Estado como tal, incluso a los re-juegos diplomáticos y las maniobras tácticas, por encima de las cuestiones cardinales y estratégicas de una revolución, que como el propio Chávez ha planteado, trasciende las fronteras Venezolanas para contemplar el único escenario de su posible despliegue: la Patria Grande latino-caribeña.
La alta presencia paramilitar colombiana (paracos) en Venezuela y en Ecuador forman parte de un plan de infiltración que apunta en dirección de acciones contrarrevolucionarios que no habrán de detenerse guardando distancia frente a las FARC y haciendo reclamos a favor de su desarme y desmovilización, cosa que por demás confunde y afecta a la izquierda revolucionaria de la región.
Más aun cuando es claro que el gran obstáculo a una paz digna y democrática no es FARC sino el régimen de Uribe y los imperialistas estadounidenses, que solo conciben el acuerdo como rendición o desarme de las organizaciones revolucionarias y como continuidad de Estado oligárquico-dependiente y del modelo neoliberal.
Si algo hay que extraer de la mayoría de los acuerdos de paz en el continente, es lo perjudicial que resultó para los pueblos la permanencia de la institucionalidad tradicional (democrática-liberal-representativa) y la estabilidad del poder permanente tradicional (fuerzas armadas, relaciones de propiedad oligopólicas y monopólicas, poder transnacional, latifundio, mafiocracia…)
En esto debe aprenderse de la lógica vietnamita: dialogar, negociar, lograr acuerdos…sin afectar la relación de fuerza alcanzada y los propósitos de transformar el país en función de los intereses populares y nacionales. Avanzar hacia una paz digna al compás de los logros en el campo de batalla y en todos los escenarios de la lucha de clase, patriótica, política, social y cultural. Y si las FARC se decidieran a actuar en sentido contrario a esta lógica de nuevo poder, de poder del pueblo, estarían a mi modesto entender actuando contra sí mismas y contra su razón histórica. Y yo me situaría entre aquellos(as) que lo lamentaría mucho.
Hoy, en medio de los serios problemas y peligros que afectan y asechan a esa fuerza revolucionaria hermana de Colombia, me siento más solidario que nunca respecto a ella, precisamente por aquello de que soy más amigo de mis amigos cuando más dificultades tienen y más necesitan de mi amistad y solidaridad desinteresada.
Así he actuado también respecto al comandante Chávez desde aquel momento en que decidió poner en alto la dignidad militar en los cuarteles, cuando sufrió injusta prisión y a todo lo largo de su intenso, riesgoso y decoroso batallar por una nueva democracia y un nuevo socialismo, en su patria chica y nuestra patria grande. Mi cercanía a Caamaño en 1965 me permitió entenderlo y valorarlo en su real dimensión. Y de eso no me arrepentiré jamás.
No hay, pues, agresión alguna en mis palabras y en mis críticas frente a un liderazgo que valoro y aprecio como el que más. Hay convicciones sinceras, ideas firmes y palabras fraternas frente a realidades complejas y situaciones difíciles, expresadas con todo el ánimo de que del debate franco y del intercambio con altura espiritual brote la certeza y la verdad. Que así sea.
Narciso Isa Conde

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, multitud, politica, violencia.
Aunque nadie puede garantizar ese desenlace, el que tampoco sucederá mañana, es, con todo, la salida más probable -o más bien la única- del prolongado y sangriento conflicto colombiano.
A contrapelo de las apariencias, lo contrario, vale decir, una victoria estratégica en lo político y militar del régimen criminal de Alvaro Uribe Vélez, es lo que no tiene posibilidad alguna de acaecer, a pesar del, o más bien debido al, apoyo del imperialismo norteamericano y la creciente autonomización y potenciamiento del estamento militar colombiano.
Conflicto sin salida militar
La primera hipótesis de trabajo, compartida por todos los analistas serios y de algún rigor y honestidad intelectual, es que el conflicto de Colombia no tiene solución militar.
Las FARC no son una narcoguerrilla terrorista acorralada e impulsada por la ambición de una cúpula delirante y obsoleta, como plantea la intoxicante propaganda oficial.
Las FARC son un movimiento político y militar, representante de un sector específico de la sociedad colombiana, como el campesinado desplazado de sus tierras, excluido y masacrado por decenas de años de paramilitarismo; dotado de un programa político que ha perseguido con ejemplar tenacidad, y que en sus 44 años de lucha ha construido lo más parecido a un ejército popular y alternativo que registre la historia moderna.
Las FARC son un ejército popular que en sus 44 años de historia ha aprendido una táctica de lucha que domina en forma magistral, basada en la movilidad y en el conocimiento del territorio, heredada directamente de la genialidad de Marulanda.
Reveses
Es verdad que su muerte, aunque paralela a la ofensiva frontal ordenada por Uribe, coincide con una serie de reveses encajados por las FARC en el último tiempo, entre ellos, los asesinatos de los miembros del Secretariado, Raúl Reyes e Iván Ríos; la captura de información de inteligencia clasificada; la infiltración incluso a nivel de cuadros de dirección y la deserción de un cierto número de combatientes, entre ellos Nelly Ávila Moreno, alias "Karina", con grado de comandante.
Por más que la confluencia de estos factores, en el contexto de una ofensiva militar que ya se prolonga por seis años, apoyada por recursos económicos casi ilimitados y un imponente potenciamiento de la capacidad operativa de las fuerzas armadas del Estado, configura una de las etapas más críticas de la historia de las FARC, no es la primera ni determina en modo alguno su derrota. En términos comparativos, mucho más comprometedores para su supervivencia fueron los golpes propinados a las FARC en los albores de su historia, cuando recién estaba construyendo su experiencia de combate.
El propio Marulanda decía que la peor crisis en la historia de las FARC fue la caída de la columna de Ciro Trujillo, en 1966, ocasión en que la organización perdió el 70% de la fuerza acumulada en el proceso de lucha. Sólo en 1974, con motivo de la Quinta Conferencia, Marulanda pudo decir: “ahora sí calculo que nos hemos repuesto de esa terrible enfermedad que casi nos aniquila a todos”.
Enseñanzas
De todas sus crisis las FARC supieron sacar enseñanzas, y esta no será una excepción. Lo probable es que en el ámbito estrictamente militar sobrevenga un repliegue táctico en el tiempo y el territorio, dedicado al análisis del nuevo modo de combate del enemigo, caracterizado por la movilidad y el poder aéreo. El repliegue táctico es una necesidad forzada por la captura de inteligencia clasificada desde el computador de Raúl Reyes.
Es cierto que el régimen de Uribe ha generado una odiosa campaña de propaganda contra Hugo Chávez, a propósito del famoso computador de Reyes, pero también lo es que en él se encontraba todo el esquema de claves y codificación encriptada para las comunicaciones internas de la organización, y que la reconstrucción de uno nuevo tardará meses, periodo durante el cual la fluidez del mando se verá severamente limitada.
Datos de superficie
Según un reporte de Alfredo Rangel, director de la Fundación Seguridad & Democracia, y columnista del diario El Tiempo, las FARC han perdido el 30% de su contingente; sus ingresos han caído en un 50%; su presencia territorial se ha reducido en un 40%; su capacidad operacional bajó a la mitad y nunca había tenido una pérdida de mandos tan significativa como en los últimos dos meses, de lo que concluye: “Ahora las FARC tienen el tiempo en contra. Su debilitamiento será progresivo e irreversible, y mientras más débiles estén, menos podrán lograr en una negociación con el Estado. Por eso deberían acelerar el inicio de unos diálogos de paz con el Gobierno Nacional”.
Esos son, precisamente, los datos de superficie aludidos inicialmente.
Rangel se desdice de afirmaciones anteriores, como cuando planteó que en una guerra que se prolonga ya por 44 años, el tiempo es una de las variables estratégicas fundamentales, que favorece al que no pierde y perjudica al que no gana.
Factores decisivos
Con abstracción de que provienen de un analista que se plantea desde las coordenadas del sistema, los datos que enumera serían decisivos sólo en la medida en que se cumplan dos condiciones.
Primero, que el objetivo de las FARC apuntara a tomar el poder por la fuerza de las armas. Segundo, que el avance de las fuerzas del Estado estuviera respaldado por una legitimidad democrática.
Rangel sabe, pero simula ignorar, que ninguna de esas dos premisas es cierta.
En larga conversación con quien suscribe, Raúl Reyes fue claro, categórico y hasta majadero, en explicar que aún cuando llegasen en algún momento a un pie de fuerza como para tomarse el poder por medios militares, eso no entraba dentro de los planes de las FARC porque su objetivo estratégico consiste en un régimen democrático de nuevo tipo, construido por y con las mayorías, y no ganar una guerra que no conduce a la paz. A mayor abundamiento, aseguró que las FARC tienen toda la paciencia del mundo para esperar la maduración de conciencia de los sectores populares, porque sin ellos no se puede construir la Nueva Colombia que reposa en su plan estratégico.
La segunda premisa es tan falsa como la anterior.
Los actuales y transitorios índices de popularidad de Uribe no pueden confundirse con legitimidad democrática ni podrán ocultar, en el mediano plazo, la descomposición moral de su régimen corrupto, inficionado por el paramilitarismo y el narcotráfico.
Terrorismo de Estado
Como analista serio, conocedor de la historia de su país, Rangel no puede ignorar que negociación en condiciones de debilidad con un régimen de terrorismo de Estado, fundado en la hipocresía de clase y el asesinato de campesinos y opositores, sin ninguna necesidad de que pertenezcan a la guerrilla, equivale a mandar al matadero a la eventual instancia negociadora.
Algunos datos para refrescarle la memoria.
Desde el 2002 a la fecha, más de quince mil campesinos, sindicalistas, trabajadores de derechos humanos, periodistas y militantes de partidos políticos han sido asesinados. Regiones enteras han sido arrasadas, sus poblaciones desplazadas y contaminadas las tierras de cultivo con herbicidas tóxicos. Más de cinco mil cuadros del movimiento popular, militantes del Partido Comunista y de las propias FARC-EP, fueron asesinados por paramilitares cuando se intentó abrir camino a la paz, la reconciliación y la democracia en Colombia, a mediados de los años 80, entre ellos tres candidatos presidenciales, dos senadores, tres diputados y numerosos candidatos a alcaldes.
Y no es que se trate de prácticas del pasado.
Sólo en lo que va del presente año, 28 dirigentes sindicales y de organizaciones políticas y sociales han sido asesinados, entre ellos tres militantes del Partido Comunista.
Según un reporte del senador Jorge Robledo, en 2002, cuando Uribe asume el poder, los sindicalistas asesinados en Colombia fueron el 85% de los ocurridos en el mundo; en el 2003 constituyeron el 73%; en el 2004 el 66% y en el 2005 el 61%.
El informe anual de Amnistía Internacional, dado a conocer el pasado 28 de mayo a nivel mundial, señala de modo textual:
“Los miembros de las fuerzas de seguridad ejecutaron extrajudicialmente al menos a 280 personas en el período de 12 meses concluido en junio de 2007. Los militares presentaban a sus víctimas, en su mayoría campesinos, como “guerrilleros muertos en combate”.
En Colombia la exclusión está tan arraigada en el nivel cultural, que incluso analistas serios, como Rangel, tienden a soslayar esos antecedentes con pavorosa superficialidad.
Corrupción desenfrenada
En la actualidad 63 congresistas, casi todos de la coalición de gobierno, están bajo investigación por sus vínculos con los grupos paramilitares, acusados de 5.800 asesinatos, y más de 118.000 desplazamiento de campesinos con despojo de tierras, a los que se acusó de colaborar con la guerrilla.
Treinta y dos de dichos congresistas se encuentran en prisión, entre ellos el senador Mario Uribe, primo del mandatario.
En días recientes, y en una nueva muestra de su típico doblez, Uribe traicionó y extraditó a Estados Unidos a 14 de sus ex aliados paramilitares por el cargo de narcotráfico. Con ello, se congracia con su patrón, pero fundamentalmente, busca obstaculizar severamente las investigaciones por las masacres de campesinos inocentes y, desde luego, encubrir sus propios nexos con el paramilitarismo y el narcotráfico.
Escenarios posibles
Si es verdad que el pueblo colombiano está agotado con la guerra, como efectivamente lo está, no tardará en comprender que, para ocultar esa corrupción rampante, lo único que puede ofrecer Uribe es la intensificación de la guerra, intoxicado con, y prisionero de, la noción del “éxito” de su política de “seguridad democrática”.
El tiempo se encargará de demostrarle al pueblo colombiano, en forma paralela pero inevitable, que aún con los cuantiosos subsidios del imperialismo, el costo económico de seis años de guerra no se puede asumir sin un deterioro sostenido de los indicadores sociales y la calidad de vida de los sectores más vulnerables, al tiempo que el incremento del presupuesto bélico estimula la corrupción a gran escala de los venales mandos militares, que para justificar sus bonos de desempeño, necesitan más asesinatos de campesinos acusados de guerrilleros.
El tiempo le ofrece una posibilidad de crecimiento al Polo Democrático, una coalición de fuerzas de izquierda y de centro izquierda, que ya desplazó al Partido Liberal como segunda fuerza política del país.
En la medida en que consolide su crecimiento, puede ser percibido como una alternativa de poder, proceso que ocurriría al unísono y en sintonía con el avance democrático en los países de la región. Y si eso sucede, las FARC no tardarán en notificar al pueblo colombiano que con el Polo Democrático están dispuestas a negociar, al tiempo que el pueblo caerá en cuenta que esa es la única posibilidad para que, en palabras de Gironella, en Colombia estalle la paz. Y cuando eso ocurra, el legado de Marulanda empezará a cerrar el ciclo histórico inaugurado con el asesinato de Gaitán.
Futuro inmediato de las FARC
Entretanto, y en lo relativo al futuro inmediato de las FARC, caben las siguientes predicciones analíticas.
Primero, se replegarán a una fase defensiva en lo profundo del territorio, en búsqueda de ganar tiempo, recomponer las estructuras de mando, analizar el nuevo modo de combate del enemigo y esperar la maduración de conciencia y el avance político del movimiento popular no armado.
Segundo, buscarán culminar la liberación de los prisioneros civiles, operación deliberadamente torpedeada por Uribe con el ataque al campamento de Raúl Reyes. En primer término, porque se convencieron de que su retención sólo les trae perjuicios en materia de opinión pública; pero en lo fundamental, porque quieren enviar una señal negociadora por encima del régimen de Uribe. Probablemente, no sea inmediata, en consideración a la seguridad de los prisioneros, en especial de Ingrid Betancourt, porque saben que su muerte es un objetivo buscado por Uribe, quien teme su competencia en una elección presidencial. En tal sentido, no es descabellado anticipar una liberación unilateral, pero en territorio de Venezuela o Ecuador.
Tercero, con el fin de demostrar la preservación de su capacidad de combate, tampoco es descartable alguna operación de cierta envergadura, que represente un golpe de efecto, como en su momento lo fueron los combates de Las Delicias y Patascoy. En Colombia, las condiciones que dieron origen a las FARC se mantienen inalteradas; por lo que mal puede pronosticarse su derrota estratégica o su capitulación. En el futuro inmediato de la guerrilla más antigua del mundo, lo más probable es un repliegue táctico en el tiempo y el territorio.
En consecuencia, el conflicto colombiano todavía es una historia en búsqueda de final.
El Siglo
1. Es evidente que el presidente Chávez se encuentra secuestrado por el aparato burocrático que le rodea. Hay un cambio rotundo en la conducta del líder de la revolución bolivariana. Su praxis lo demuestra. Ya no existe un contacto directo con el pueblo. Las apariciones públicas se hacen en las grandes concentraciones, bastante desgastadas, en coliseos o avenidas donde el pueblo escucha pasivamente los discursos de Chávez. El contacto directo con la gente, con la clase trabajadora no se da. Los grupos cercanos al presidente son los burócratas oportunistas disfrazados de bolivarianos y, ahora, también de socialistas. Son los reformistas, representantes del llamado socialismo del siglo XXI, cuerpo de ideas elaboradas por el señor Heinz Dieterich, personaje clave en el estancamiento de la revolución venezolana y latinoamericana que a toda costa ha pretendido evitar que la clase obrera asuma el control real del proceso revolucionario.
2. Esa desvinculación de las bases que conforman el movimiento revolucionario bolivariano es una de las causas para que Chávez no encuentre llevar por el rumbo adecuado la revolución y la tan mentada construcción del socialismo. Hay que resaltar en este contexto como un elemento importante el proyecto de construcción de un partido de masas. Sin embargo, ese partido debe tener un cuerpo de principios teóricos coherentes que permitan llevar adelante, en la práctica y a través de una lucha permanente, la toma del poder para construir la sociedad socialista. Si ese partido está conformado y estructurado de la misma manera que lo está el Estado o el gobierno, si no se desburocratiza en primer lugar, no llegará a constituirse en la vanguardia de la revolución. Si la organización revolucionaria no plantea la destrucción del viejo orden capitalista, si habla de la conciliación de clases y, por tanto, no lucha para afectar los intereses de la oligarquía y del imperialismo, no avanzará en absoluto en su consolidación como partido revolucionario.
3. El aislamiento del pueblo ha hecho que Chávez no comprenda la dimensión de las exigencias populares, de las bases revolucionarias, llegando incluso a acusar a esos sectores de ser los responsables de la derrota en el referéndum de diciembre de 2007. Tal vez por su malestar no se dio cuenta de que los verdaderos culpables, más allá de que el imperialismo yanqui, la CIA, la oposición fascista y falsimedia hayan llevado adelante una poderosa campaña de terrorismo económico y mediático en contra de su gobierno, fueron sus ministros, sus asesores y personajes serviles que trabajan en el gobierno. También hay que decir con claridad que Chávez está envanecido, lo cual le ha llevado a mantener una ceguera frente a lo evidente. El pueblo exige profundizar la revolución y Chávez respondió con que es necesario bajar la marcha del proceso de cambios. Ha sido Chávez el que no ha comprendido las exigencias del pueblo y el que no se ha colocado a la altura de las circunstancias.
4. Ceguera, vanidad, irreflexión, mal asesoramiento pueden ser los elementos que hicieron que Chávez lanzara declaraciones absurdas contra los que, a decir de él, son extremistas por querer acabar con la gran propiedad privada. Chávez, en vez de avanzar políticamente, retrocedió a su antigua postura de defensa de la tercera vía que es lo que representa realmente el famoso socialismo del siglo XXI. Pretender llevar adelante la conciliación de clases ha sido uno de los más graves errores del líder bolivariano, lo cual le ha dado más fuerza a la derecha. Chávez debería estar claro que donde existe la gran propiedad privada, principalmente sobre la banca, sobre la tierra y las industrias básicas y de servicios, hay explotación social. Mientras Chávez hacia esas declaraciones, la oligarquía venezolana, en obediencia a los planes del imperialismo yanqui, continuaba, y lo sigue haciendo, con la especulación de productos y el desabastecimiento de los alimentos en los mercados. Esos son los empresarios y capitalistas honestos de los que habla Chávez. Tan equivocada fue su postura que en un escenario donde estaban reunidos los sectores comprometidos con la revolución, el pueblo indignado ante el primer revés electoral del chavismo empezó a lanzar acusaciones e insultos contra la burocracia de camiseta y boina roja, ante lo cual Chávez enojado empezó a reprenderles, en vez de escuchar la voz del pueblo.
5. El colmo del absurdo se dio cuando el presidente Hugo Chávez, ingenuamente, concedía la amnistía un grupo de golpistas que fueron los responsables directos de las muertes, asesinatos de varias personas en abril de 2002. ¿Lo hizo como un signo de buena voluntad? O ¿cómo signo de debilidad? Sea cual sea la razón, Chávez, una vez más, beneficiaba con esa medida a los sectores de la oposición fascista y dejaba de lado a las familias de las víctimas de Puente Llaguno, de la avenida Baralt, lo cual, incluso, significó un agravio a la memoria de Danilo Anderson. Chávez debe recordar que el que no aprende de la historia está condenado a repetirla. La lucha es por el poder, no solo por el gobierno; y en esa lucha la oligarquía y el imperialismo utilizará todos los medios a su alcance para mantener el orden establecido. Chávez en su ingenuidad puede creer que su moderación hará que ellos se moderen; pero ellos, en cambio, lo tomarán como signo de debilidad y empezarán a golpear con más fuerza.
6. A nivel internacional también Chávez se ha mostrado incoherente. Primero lanza ataques contundentes contra el narcoparamilitar de Uribe, para luego terminar dándose la mano y riendo con el genocida del pueblo colombiano en la Cumbre de Río celebrada en República Dominicana. El presidente Chávez debe ser consistente tanto con lo que dice como con lo que hace. No debe actuar de acuerdo a cómo quiere falsimedia que lo haga es decir un moderado, un personaje políticamente correcto.
7. El show no ha culminado. Luego de otros rounds entre Chávez y sus diplomáticos contra el fascista colombiano, en los que los insultos y acusaciones iban y venían, principalmente tras el circo montado por las computadoras supuestamente de propiedad del comandante Raúl Reyes y el informe de Interpol, el presidente venezolano, consciente o inconscientemente, una vez más dio muestras de querer congraciarse con su homólogo colombiano, ésta vez dando disposiciones a las FARC-EP con un discurso que ni el propio Uribe lo hubiese hecho tan bien: “liberen a los prisioneros a cambio de nada”, “dejen la lucha armada, eso ya pasó a la historia”, “ustedes son la excusa para los ataques de EEUU en la región”. Parece que Chávez no ha leído la carta de Simón Trinidad, prisionero político del imperio, en la que cita a Nelson Mandela que dice que “la forma de lucha no la determinan los oprimidos, sino los opresores”. El presidente Chávez debe darse cuenta que no son las FARC-EP las que quieren seguir levantadas en armas porque están obsesionadas con ese tipo de lucha. Es el estado colombiano el que a través de la práctica de la violencia institucionalizada, obliga a los revolucionarios a defenderse y combatir legítimamente con las armas al poder opresor.
8. Clausewitz dijo que la guerra no es otra cosa que la continuación de la política por otros medios. Las FARC-EP son una organización político-militar, no sólo militar. Parece que Chávez no quiere hacer memoria que cuando las guerrillas aceptaron negociar la paz e incluso participar en los procesos electorales de la democracia burguesa colombiana, fueron asesinados 5000 miembros de la Unión Patriótica. ¿Qué pasaría ahora si los guerrilleros llegaran a desmovilizarse? Acaso no es una lección lo que sucedió con el M-19. No es una enseñanza lo que aconteció con los guerrilleros en Guatemala y El Salvador. Los paramilitares estarían gustosos de dar muerte a sus enemigos desarmados. Chávez pide que las FARC-EP acaben con la lucha armada sin darse cuenta que los que tienen el poder podrán seguir haciendo uso de la violencia sin que los otros tengan capacidad de respuesta. Es un absurdo pedir que se acabe con una estructura organizativa popular creada en base a sudor, sacrificio, dolor y muerte. De igual manera es una ingenuidad pensar que las FARC-EP deben desmovilizarse para luego alcanzar espacios políticos dentro del orden burgués. Eso lo hicieron los guerrilleros del M-19 como Carlos Pizarro o Navarro Wolf. Las FARC tienen un proyecto más amplio cuyo objetivo es cambiar la estructura de un Estado fascistoide, corrupto, proyanqui que ha sumido a la mayoría de la población en la pobreza.
9. Chávez ha abogado también por los prisioneros en poder de las FARC-EP, fundamentalmente por Ingrid Betancourt. El comandante Pastor Alape ha hecho una reflexión sobre esto: La salud de Ingrid y del resto de prisioneros en manos de las FARC-EP, también debería llevar al mundo a pensar en la salud de los millones de colombianos y colombianas que viven en la pobreza. Por otro lado, el presidente Chávez también debería plantear con el mismo énfasis que se liberen a los prisioneros en manos del Estado colombiano y que están siendo torturados en las cárceles.
10. El apresuramiento de Chávez en sus declaraciones lo ha llevado a plantear que las FARC-EP son el pretexto de los EEUU para crear conflicto en la región. Como conocedor de la historia, Chávez debe saber que Estados Unidos desde el siglo XIX ha venido creando conflictos entre los pueblos de América. Los EEUU históricamente han pretendido enemistar a nuestros países. Para ello se han valido de gobiernos títeres y de ingenuos que, temerosos frente a su poderío militar, quieren conciliar con esos gobiernos títeres. Las FARC-EP, al contrario de lo que señala Chávez, son garantía para que el imperialismo no haya lanzado ataques más contundentes contra la región.
11. El presidente Chávez está en su derecho de expresar sus posiciones respecto a diversos temas. Pero no puede pretender convertirse en el guía espiritual de la lucha de otros pueblos. Debe mantener respeto y consecuencia con las organizaciones revolucionarias que han demostrado ser firmes en la lucha contra el imperialismo y las oligarquías criollas en América Latina. Sólo los pueblos son los que deciden. Ellos son los verdaderos actores y sujetos del cambio. No los mecenas de ningún tipo. ¿Qué diría Chávez si las FARC-EP u otra organización revolucionaria le pidiera que le posibilite la salida al aire a RCTV? o ¿qué haría si le exigieran que se aísle de Cuba porque esa es la excusa del imperialismo para fastidiar a la región?
12. Chávez debe definir con quien mantiene estrechas relaciones: si con los gobiernos o con los pueblos y sus organizaciones revolucionarias.
En esta lucha el camino que queda está entre hacer una verdadera revolución socialista o una caricatura de revolución. Y por último, Chávez debe aprender que cuando las palabras están demás, lo mejor es guardar silencio.
Dax Toscano
Ante esto, Anncol responde “Correcto, eso es lo que queremos los revolucionarios y demócratas del mundo, y con seguridad es lo que quieren las Farc EP. Pero también las FARC quieren que liberen a los suyos que tienen igual o más tiempo en las mazmorras de Colombia y Estados Unidos. Las Farc han insistido una y mil veces en el intercambio humanitario y el régimen de Uribe responde con más guerra”.
A la otra inquietud del presidente Chávez “Creo que llegó la hora de que las FARC liberen a todos los que están en la montaña. Sería un gesto humanitario y podría ser el primer paso para que acabe la guerra interna en Colombia”, Anncol respondió: “Estamos totalmente de acuerdo y eso quisiéramos los militantes de izquierda, los demócratas y las propias FARC”.
Ante las palabras de Chávez de calificar la guerra de guerrillas como una lucha fuera de orden en América Latina, la agencia cercana a las FARC respondió: “Es una opinión muy personalísima, respetable y por tanto no creemos que se deba llorar porque Chávez haya dicho algo así”.
Finalmente, Anncol respondió a las palabras de Chávez en donde acusó a las FARC de poder convertirse en la “excusa del Imperio para amenazarnos a todos nosotros”. Ante esto dice el comunicado “Ahí la puerca torció el rabo. Es la hora de releer a Bolívar, Marx y Lenin. Muchos revolucionarios del mundo están discutiendo sobre lo dicho”, reza el artículo publicado ayer.
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