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El éxito de la huelga de transportes |
Todo indica que la huelga de transportistas, convocada desde el lunes de esta semana en todo el Estado, está siendo un éxito, a pesar de que la principal patronal del sector, la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), se ha opuesto a la convocatoria.
La base del movimiento está compuesta fundamentalmente por autónomos, que son el 80% de los profesionales del sector. En realidad, bajo la fórmula legal de autónomos trabajan decenas de miles de personas cuyas condiciones de vida y de trabajo se parecen mucho más a las de un trabajador asalariado que a las de un empresario.
El estallido del conflicto ha sido provocado por la subida de los precios del gasóleo, que en el último año se ha incrementado un 36%. A eso se suma el hecho de que quien corta realmente el bacalao en el sector, las grandes empresas de distribución y de transporte, tienen mucho margen para presionar a la baja el precio que pagan por los servicios de transporte o por la subcontratación. Además está el contexto general de la crisis, que ha repercutido en una disminución del trabajo en el sector. Es decir, centenares de miles de trabajadores autónomos están atrapados entre el encarecimiento de los costes y la disminución de los ingresos.
“Para este joven transportista lo peor de la situación de los camioneros es la inseguridad laboral”, se podía leer en un artículo publicado en Público el 9-6-2008. El mismo Juan Carlos Guijarro, de 36 años, decía: “Te obligan a cargar y a descargar el material sin ser nuestro trabajo, a ponerte el casco, el chaleco y cada vez cobramos menos. Los que llevan corbata saben que si no aceptas el abuso, contratan a otro”, resume. En el mismo reportaje se podía leer lo que decía otro transportista de 45 años: “Durante los últimos años ha habido mucho curro, pero ahora está todo parado, apenas hay obras”. Decía que con la subida de precios de los combustibles había tenido que poner 2000 euros de su bolsillo para poder trabajar. Es decir que su "empresa" estaba en pérdidas desde hacía meses.
Hasta ahora, la orientación del gobierno van en el sentido de satisfacer las demandas de la principal patronal del sector (CETM, que no convoca), y empresas que no poseen vehículos de transporte (almacenistas, polígonos industriales logísticos, etc…), ofreciéndoles reducción de las cargas sociales, impuestos, etc. Es decir, lo que está prevaleciendo hasta ahora son los intereses de los grandes empresarios, que no quieren ni oír hablar de una regulación de los precios de los servicios que pagan a los pequeños transportistas (la tarifa mínima que piden los huelguistas).
Obviamente, el sector del transporte no es homogéneo, ni está compuesto exclusivamente por trabajadores autónomos que se ganan la vida con su trabajo. Hay pequeños empresarios que viven de la explotación del trabajo ajeno, como ocurre en otros sectores, y que en realidad lo único que les importa son sus beneficios y no el destino los trabajadores. Por eso, es importante distinguir las justas reivindicaciones de aquellos trabajadores autónomos que están pidiendo una salida digna frente a la subida de precios y el abuso de los empresarios que, a río revuelto, traten de sacar más tajada para su bolsillo.
Es evidente que esta huelga se produce en una situación económica y política bastante crítica. Mucha gente ve con simpatía este movimiento porque también sufre en sus carnes la subida constante de los precios de primera necesidad y se dan cuenta que la crisis siempre la acaban pagando los más desfavorecidos.
¿Una huelga patronal?
La dirección de CCOO y de UGT ha zanjado su posición sin muchos matices. Según el portavoz de la Federación de Comunicación y Transporte de CCOO, se trata de un “cierre patronal ilegal y no lo apoyamos”. Como alternativa, señaló que es necesaria una reforma estructural negociada entre administración pública, sindicatos y patronal. Es decir, su alternativa es una reconversión del sector, en esencia, la misma postura que defiende El País en su editorial de hoy martes 10 de junio: “El transporte necesita empresas más grandes y mejor dotadas de capital financiero y tecnológico. Resistirían mejor el encarecimiento del crudo, transmitirían mejor al mercado los costes de producción y distribución y reaccionarían con menos histerismo a la subida de los costes”. De hecho El País, como portavoz cualificado de los grandes monopolios, indica con claridad quienes tiene que pagar los platos rotos de esta situación: “Parece obvio que cualquier acuerdo con los huelguistas implicará subidas de precio para los consumidores”. ¿Y por qué tiene que ser así? Una parte muy importante del precio final de los combustibles se debe a los impuestos que pesan sobre ellos. Pero estos impuestos, de carácter indirecto, como también el IVA, afectan por igual a todos los sectores de la sociedad. Se ven obligados a pagarlos, independientemente de sus ingresos y patrimonio, un autónomo del transporte, un trabajador que se desplaza a su puesto de trabajo, o un abogado, un tertuliano (de esos que claman contra las huelgas y piden mano dura), un banquero o un miembro de la CEOE. ¿Por que el gobierno, un gobierno que se dice a si mismo socialista, no incrementa la carga impositiva sobre los que más tienen, y en lugar de aumentar los impuestos indirectos que no grava a las grandes fortunas y los grandes beneficios empresariales? No lo hace, por que este gobierno acepta la lógica del capitalismo. De hecho las medidas en materia económica aprobadas recientemente por Solbes y Sebastián van precisamente en ésta dirección: rebajas fiscales para los más ricos (como la supresión del impuesto de sucesiones, y la reducción del de patrimonio); nuevas subidas de la tarifa de la luz; anuncios de nuevas reformas laborales para seguir desviando dinero público a los bolsillos de los empresarios a través de reducciones de cuotas a la seguridad social y bonificaciones fiscales; privatización de los servicios públicos…
Es un absoluto escándalo que ante el aumento de los despidos, la subida brutal de los precios, o los anuncios de la CEOE a favor de hundir aún más los salarios, los dirigentes sindicales den la callada por respuesta. La actitud pactista y sumisa de los dirigentes sindicales hacia los intereses empresariales, que recorre su actuación en general, se refleja también en su posicionamiento hacia este conflicto. Una postura correcta en la huelga de los transportistas sería precisamente la de apoyar a los que realmente están sufriendo la crisis (los trabajadores, encubiertos o no bajo la denominación de autónomos), y denunciar a los que lo único que quieren es obtener más ventajas fiscales y empeorar todavía más las condiciones laborales de los trabajadores. Pero los dirigentes no están haciendo eso en este caso ni en ningún otro. Una postura de clase y firme por parte de los sindicatos sería la mejor manera de que muchos autónomos entendiesen que su futuro está ligado a la lucha de la clase obrera en general, y que sus padecimientos son la consecuencia de la crisis del sistema capitalista en una época de dominio absoluto de los grandes monopolios y fondos especulativos, que son los que determinan el aumento del precio del petróleo, los que condicionan la inflación de los precios de los alimentos, y los que imponen la extensión de la jornada laboral para aumentar sus beneficios. Todo ello, por supuesto, con el beneplácito de los gobiernos de la derecha y de la socialdemocracia.
Esta posición de clase, es la mejor manera de combatir el corporativismo y la influencia de organizaciones reaccionarias que tratarán de canalizar el descontento del sector hacia posiciones individualistas y amarillas. En realidad lo que deberían estar haciendo ya los sindicatos es movilizar contundentemente al conjunto de los trabajadores para evitar que las consecuencias de la crisis (desempleo, inflación, subida de las hipotecas, recorte de los gastos sociales, etc ...) recaiga sobre las espaldas de los trabajadores.
Pero un movimiento amplio de los trabajadores es, precisamente, lo que tanto los dirigentes sindicales como el gobierno, quieren evitar. Temen que la huelga del transporte, y más si el gobierno hace concesiones, acabe contagiando a otros sectores, y se acabe desatando un movimiento por abajo que choque frontalmente con su línea estratégica de paz social a toda costa. El malestar social es profundo y cualquier accidente puede acabar rompiendo la calma tensa que se respira por abajo.

Etiquetas: conocimiento, medios, mentiras, multitud, politica.
Según informaron fuentes del centro de coordinación de emergencias 112, el atropello se registró sobre las 17.30 horas y al lugar del suceso se desplazaron efectivos del 061, la Policía Local y la Guardia Civil.
Las primeras informaciones señalan que el atropello se produjo cuando el trabajador, Julio Cervilla Sojo, de 47 años, se acercó a la furgoneta para explicar a su ocupante de los motivos de la huelga, confirmó la Guardia Civil, que precisó que tras el suceso el conductor detuvo el vehículo.
Denido el supuesto autor
Efectivos de la Guardia Civil detuvieron a un sujeto como supuesto autor del atropello mortal. El individuo habría sido arrestado no muy lejos de la carretera de Córdoba, toda vez que un portavoz de los transportistas había advertido ya de que el conductor de la furgoneta que habría arrollado al ahora difunto se había dado a la fuga tras tales actos.
El conductor fue detenido y conducido por una patrulla de la Guardia Civil hasta la Comandancia de Granada, donde a las 19:00 horas se encontraba prestando declaración.
El incidente se produjo cuando el hombre, de 47 años, intentó detener al vehículo impidiéndole el paso y, cuando éste desaceleró, el piquete se quedó enganchado a la puerta, tras lo que fue arrastrado hasta impactar su cuerpo contra un muro de protección en la carretera.
Abandonan las negociaciones
La Federación Nacional de Asociaciones de Transportes de Mercancías (Fenadismer) y Confedetrans, las dos asociaciones convocantes del paro de los transportistas, han acordado abandonar hasta mañana la mesa de negociación con la Administración tras conocer el fallecimiento "de un compañero" en Granada, en señal de solidaridad, pero mantiene la convocatoria de paro que desarrolla desde la madrugada del lunes.
Así lo anunció Julio Villaescusa, presidente de la patronal convocante del paro, tras manifestar sus condolencias por el fallecimiento del transportista de Granada, Villaescusa llamó a los empresarios del sector que participan en las distintas movilizaciones de protesta a actuar con "la sensatez y prudencia necesarias".
Otro fallecido en Portugal
Esta mañana también falleció un camionero en Portugal. El huelguista murió en circunstancias por el momento confusas cuando intentaba detener el avance de un camión a unos 100 kilómetros al norte de Lisboa, en una barrera instalada por los transportistas en paro.
"Lo arrolló. Es un asesinato", afirmó el responsable de la barrera, Manuel Agostinho, antes de añadir que el camión circulaba a unos 50 km/h y que el chofer fue inmediatamente detenido por la gendarmería.
Nueve detenidos
Cuatro personas fueron detenidas en Villarrapa (Zaragoza), municipio próximo a Alagón, por agredir a un camionero, según informaron fuentes de la Delegación del Gobierno en Aragón. La detención, que efectuaron agentes de la Guardia Civil, se produjo a las 19:00 horas, y a los cuatro detenidos se les imputa un delito contra el derecho al trabajo. Se trata del primer incidente grave que se produce en Aragón durante las dos primeras jornadas del paro convocado por las patronales Fenadismer y Confedetrans en el sector del transporte de mercancías por carretera.
Por otro lado, otros cinco transportistas han sido detenidos esta tarde por alteración del orden público cuando participaban en un piquete informativo establecido en el polígono industrial "La Granadina", en la localidad de San Isidro (Alicante). Fuentes de la Policía Local han informado que estos arrestos, en los que ha participado la Guardia Civil, se han producido a raíz de un enfrentamiento entre miembros de los piquetes y conductores de camiones procedentes de un centro logístico del mencionado polígono.
Los incidentes se han registrado alrededor de las 18.30 horas cuando una veintena de camiones pretendía salir de este área industrial y se han visto bloqueados por los piquetes. Como consecuencia de ello, ha comenzado una discusión verbal entre ambas partes que ha concluido con varias agresiones, indicaron las citadas fuentes.
el diario El Mundo titula su franco editorial, "Primero los ciudadanos, luego los camioneros"
el ABC considera que "los huelguistas" no pueden "tomar como rehenes a los ciudadanos"
el Periódico nos recuerda que "todo el aparato del Estado -incluidas las policías- estará a disposición de los ciudadanos" mientras se intenta "compensar a los transportistas".
Una vez excluidos estos trabajadores del resto de la sociedad, hay que dejar claro que son ellos los culpables de todo lo que los demás, los ciudadanos, sufriremos.
Así, para El Periódico se ha producido un "desafío de los transportistas", quienes "tienen en sus manos colapsar el país".
El Mundo les advierte que no deben persistir "en hacer la vida imposible a los ciudadanos" o se pondrán "la opinión pública en su contra".
El País señala las "graves consecuencias para la economía" de la huelga convocada por un sector "con capacidad de amedrentamiento social".
Pero es en el diagnóstico del problema y sus posibles soluciones donde se evidencian las contradicciones del sistema, así como la incompetencia de los periodistas para entender qué está sucediendo.
Según La Vanguardia, la huelga se produce "en protesta por la subida del carburante", sin hacer mención a cómo esa subida afecta a los ingresos de los transportistas ni las dificultades que tienen para trasladar esa subida a los precios que cobran a sus clientes.
Una postura parecida adopta El País, para quien el "brusco encarecimiento de los combustibles" perjudica al sector sólo "en opinión de los convocantes".
La falta de sensibilidad hacia el colectivo es proverbial en algunos casos. "Todos tenemos problemas y todos soportamos el alza del precio del crudo", les dice El Mundo a los transportistas quejicas, y El Periódico se pregunta "qué ocurriría si todos los empresarios que contrataron un leasing con el euríbor al 3,5% -ayer estaba al 5,4%- o si las familias hipotecadas a los tipos de hace tres años salieran a la calle a defender sus intereses con la misma legitimidad que los camioneros".
Son situaciones que sólo pueden comparar los que analizan frívola y despreocupadamente el medio de vida de unos trabajadores. ¿Habrán caído en que los camioneros también son empresarios, tienen familias y pagan hipotecas?
Las soluciones propuestas no son sino engaños para seguir mareando la perdiz.
La fórmula preferida es el beneficio fiscal a los transportistas, lo que significa, ni más ni menos, socializar el coste del alza del petróleo.
¿A cambio de qué?
Si se recauda menos, ya podemos imaginar dónde recortarán estos gobiernos neoliberales el gasto público.
Por otra parte, otras medidas como la tarifa mínima, no son admisibles porque entran "en conflicto con la libertad del mercado" (La Vanguardia) y además "ha sido desestimado ya por la UE" (El Mundo).
Huelga decir que nadie osará enfrentarse ni a una cosa ni a la otra.
Otros periódicos van más allá.
El País, buque insignia del "progresismo" mediático, advierte de que si el gobierno "acepta negociar (…) y hace concesiones [¿de qué otra forma se negocia?], sentará un precedente para la protesta de otros colectivos", lo que sin duda nos dejaría a un paso de la barbarie.
El ABC, por otro lado, afirma que "no es de recibo que sean los ciudadanos los que paguen la factura del interés legítimo, pero parcial, de los transportistas" que, como sabemos, no son ciudadanos y por tanto no deben perjudicar el interés "global" de éstos.
Finalmente, El País observa sobre el transporte que "éste es un sector excesivamente atomizado y adolece de minifundismo empresarial, ni las administraciones anteriores ni los representantes de las empresas han sido capaces de pactar incentivos para que las compañías se concentren y desaparezcan las más débiles".
Pero esta idea niega los supuestos de la economía de mercado.
¿No es la propia dinámica de la economía capitalista la que debería expulsar, vía competitividad, a las empresas más "débiles"? ¿cómo puede defenderse por un lado la "libertad del mercado" y por otro que el estado intervenga para transformar un sector productivo en un oligopolio?
Por último quisiera señalar lo que no aparece en los medios, el tabú supremo.
Como decía en la introducción, si una sociedad depende de la energía de los combustibles fósiles, no puede pretender que el encarecimiento de éstos no tenga consecuencias.
Primero afecta a algunos colectivos, pero éstos no pueden cargar con todo el peso indefinidamente.
Si les dejamos que repercutan los precios, como es de justicia, podemos entrar en una espiral inflacionista. Y optar por financiar públicamente los carburantes es sólo una forma de camuflar esa inflación, renunciando además a otros servicios sociales.
Por otra parte, si suben los tipos de interés para contener la inflación, que es lo único que parece saber hacer el banco central europeo, la economía se ahoga, aumenta el paro, etc.
En definitiva, dentro de la lógica autodestructiva del capitalismo y su crecimiento económico perpetuo, no hay solución. Tarde o temprano habrá que establecer algún tipo de planificación racional, con unos objetivos razonables y compatibles con las restricciones naturales.
Esto implicará, por supuesto, desechar no la libertad sino el libertinaje empresarial y sustituirlo por una política orientada a las personas y al medio ambiente.
Por desgracia, los gobiernos aún están lejos de plantear esto en serio, porque la sociedad aún no ha abierto los ojos y me temo que sólo los abrirá ante la fuerza de los hechos.
Por otro lado, el primero de los detenidos en la mañana de ayer por supuestamente intentar agredir a un agente de la Policía Nacional en los incidentes en la planta de la Compañía Logística de Hidrocarburos en Motril, de iniciales J.M.P.M., ha aceptado la pena de ocho meses de cárcel en el juicio rápido celebrado, según las mismas fuentes.
Asimismo tendrá que pagar una multa de 120 euros e indemnizar al agente con otros 100. Sumado a esto, el conductor detenido por el atropello al camionero Julio Cervilla, que murió ayer cuando formaba parte de un piquete informativo en MercaGranada, en Atarfe (Granada), aún no ha pasado a disposición judicial, por lo que es posible que ya lo haga mañana.
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