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Nueve millones de pobres en España |
Un 13% de los alemanes son estadísticamente pobres, número que se doblaría si el Estado alemán eliminase las ayudas sociales. Pero estas cifras, presentadas por el ministro de Trabajo en una entrevista en el Bild am Sonntag, Olaf Schulz, vienen acompañadas de la diferencia entre ricos y pobres que cada día es mayor en Alemania, es decir… los ricos son cada día más ricos y los pobres son cada día más… y más pobres. Ser pobre en Alemania es estar por debajo del 60% de la media que percibe un trabajador. Las ayudas sociales que da el gobierno alemán son las ayudas al desempleo, al acceso a la vivienda y familia y otras.
El estado español no se salva de esta situación sino que es aún peor, porque esos 9 millones de pobres representan el 20% de la población española.
Así la eufemística “desaceleración económica” se llevó a los 7,6 millones de pobres, en 1994, a ser 8,9 en 2006, es decir, el 20% de la población.
Estas cifras de la pobreza en el Estado español son del Barómetro Social de España, trabajo realizado por el colectivo Ioé.
El informe habla también de las diferencias salariales. 1,4 millones de trabajadores percibían, en 2006, 4.925 euros de media salarial, mientras 5,5 millones percibían 270 euros al mes. El estudio aclara que estos asalariados de 270 euros (374 BsF), son los pasantes, becarios, jóvenes, mujeres, inmigrantes que trabajan un tiempo y pasan al desempleo.
Las desigualdades también se notan entre hombres y mujeres. En 1994 el salario medio de las mujeres era un 28% inferior al de los hombres… en 2006 es un 30%. La edad es otra variante que influye en la pobreza, así, los trabajadores con menos de 26 años cobran un 64% menos que los mayores de 35. A este aumento de la pobreza en el Estado español hay que sumar la reducción del gasto del Estado en servicios públicos, que se redujo un 8% entre 1994 y 2006.
El Estado español está además entre los cinco países más pobres de la Unión Europea al mismo nivel que Grecia y un poco mejor que Irlanda, Portugal y Eslovaquia.
La compra de productos “tapa amarilla” suponen un ahorro de un 30% respecto a otros productos. En la cesta de la compra de los pobres españoles están siempre presentes, al cambio oficial BsF/euro, el arroz (0,94 BsF); la pasta (0.62 BsF); el aceite (1,78 Bs.F) y el pan (0,62 BsF).
El 23% de los catalanes vive en riesgo de pobreza según la Fundación Jaime Bofill. Según un estudio dirigido por esta Fundación y realizado a 3.600 persona en 2003-2004 certifica que el 8,7% se convirtió en pobre en ese intervalo de tiempo.
Uno de cuatro niños está en situación de riesgo de pobreza según la Comisión de Salud europea. Este porcentaje es superior en tres puntos al de hace 10 años
Uno de los efectos más devastadores de la desigualdad de distribución de riqueza en el Estado español es el aumento de la pobreza en el Estado español. El índice de pobreza elaborado por el Colectivo Ioé se basa en cinco indicadores: la pobreza severa y el riesgo de pobreza, el gasto indirecto en políticas sociales, la proporción de hogares que no puede ahorrar y la de aquellos que llegan con dificultad a fin de mes.
El salario medio disminuyó un 2,4% entre 1994 y 2006. El gasto público social en el Estado español tuvo un gran crecimiento entre 1975 y 1993 (un 12,4%) pero bajó un 3,5 entre 1994 y 2005.
Tres bloques son los que conforman la sociedad española. Algo más de un tercio de la población, 17 millones, vive con deshaogo. Otros 15 viven sin sentirse agobiados pero sin poder ahorrar nada y 12 millones (27% de la población) llegan con dificultad a fin de mes. Donde se vive con más agobio económico para llegar a fin de mes es en Canarias y Baleares. En el lado opuesto donde la gente vive más desahogadamente es en Euskadi, Ceuta, Melilla y Castilla y León.
La paradoja está en Madrid, la comunidad con más renta por persona pero donde los precios de la vivienda son más caros y los salarios se reparten con mayor desigualdad, es por eso que después de Canarias es la comunidad en la que se vive más agobiado económicamente.
Según el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) el 80% de la población cree que España es una sociedad injusta debido a las desigualdades. Más del 70% cree que el Estado tiene la responsabilidad de reducir las diferencias entre los que tiene altos ingresos y los de bajos. Sin embargo este asunto no figuró nunca entre las prioridades ni del Partido Popular ni del Partido Socialista Obrero Español entre 1994 y 2006.
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El Ministerio de Industria estudia introducir criterios de renta y tener en cuenta a determinados colectivos, como los pensionistas, para definir nuevas opciones dentro de la tarifa eléctrica y minimizar el impacto de la previsible subida de julio en los consumidores, según informaron ayer fuentes de este departamento.
En su réplica, Francisco Jorquera pidió a Zapatero que fuese más explícito en su explicación y que aclarase si va a seguir con la política de acordar incrementos anuales de la luz en línea con la inflación.
El Gobierno tiene la potestad para revisar las tarifas eléctricas cada tres meses. Sin embargo, en 2007 y 2008 sólo ha incrementado la luz en enero y por debajo del IPC, un 2,8 y un 3,3 por ciento, respectivamente.
Jorquera pidió a Zapatero que no tome decisiones que "castiguen" el poder adquisitivo de los ciudadanos, y consideró que la situación actual, con una inflación "galopante", no es la más apropiada para decretar subidas de la luz y eliminar la tarifa nocturna.
Sobre esta última cuestión, Zapatero señaló que su desaparición, que será efectiva a partir del 1 de julio próximo, y la aplicación de la nueva tarifa de discriminación horaria, no "puede ni debe suponer" subidas adicionales de la luz.
El presidente recordó que la modificación de la tarifa nocturna obedece a la trasposición de una directiva europea, que obliga a integrarla en la nueva tarifa de discriminación horaria. Según explicó, la discriminación horaria amplía las horas en las que se aplican descuentos a la electricidad, lo que, según sus cálculos, "va a beneficiar a un número mayor de consumidores" y supondrá una "reducción del 2 o del 2,5 por ciento" en la factura.
La Unión de Consumidores de España (UCE) señaló ayer, por el contrario, que estos cambios supondrán subidas de entre el 25 y el 80 por ciento para los consumidores, y advirtieron de que el recargo por el consumo fuera de las horas en las que se aplica el descuento pasa del 3 al 35 por ciento.
José Luis Rodríguez Zapatero reconoció que la aplicación de la tarifa de discriminación horaria está teniendo algunos problemas en algunas comunidades autónomas. No obstante, aseguró que el Ministerio de Industria está "intentando aclarar" la aplicación del nuevo modelo.
La caída del consumo puede calificarse de drástica habida cuenta de que en el primer trimestre de 2006 el gasto de los hogares crecía a un ritmo del 3,7%, mientras que un año más tarde todavía lo hacía al 3,1%, cerca del doble que ahora.
Menos empleo
El cambio del perfil de crecimiento -no del modelo productivo- es, fundamentalmente, consecuencia del deterioro del mercado laboral de una forma algo más que acusada. El número de ocupados (eliminados los efectos estacionales) crecía hace justamente dos años a un ritmo del 3,2%, pero en el primer trimestre de este año ya lo hace al 1,7%. Aunque formalmente se han creado en los últimos doce meses 322.000 empleos a tiempo completo, esta cifra es engañosa, toda vez que recoge información de lo que ocurría cuando la economía crecía claramente por encima del 3%.
Si el análisis se hace únicamente respecto de lo ocurrido en el primer trimestre de este año el resultado es muy distinto. Según la Contabilidad Nacional y una vez corregido el dato de variaciones estacionales (lo que permite hacer homogéneo el análisis), lo cierto es que entre enero y marzo se han destruido 28.800 empleos a tiempo completo, algo que no ocurría desde la última recesión. Ni siquiera en el último trimestre de 2007, cuando la Encuesta de Población Activa dio una destrucción neta de empleo, se había producido algo similar en términos de contabilidad nacional, lo que da idea de la magnitud del deterioro del mercado de trabajo. La construcción, lógicamente, tira de la destrucción de empleo, con un crecimiento negativo del 1,1%, cuando hace apenas cuatro o cinco trimestres la tasa de ocupación en el ‘ladrillo’ aumentaba a ritmos superiores al 5% anual.
Como consecuencia de ello, el peso de los salarios en el reparto de la tarta nacional continúa estancado desde hace diez trimestres en el entorno del 46% del PIB. Por el contrario, los beneficios empresariales han arañado en ese periodo de tiempo dos puntos del Producto Interior Bruto (hasta el 43,8%), lo que supone que su ‘trozo’ de tarta ha crecido en unos 20.000 millones de euros. Tan sólo en el primer trimestre del año el excedente bruto de explotación (los beneficios) ha crecido en siete décimas, fundamentalmente a causa del desplome de los impuestos ligados a la producción y las importaciones, lo que revela la intensidad del ajuste económico. El peso de los impuestos respecto al reparto de rentas ha pasado del 10,4% del PIB al 9,5% en sólo un trimestre.
Al borde de la precampaña electoral, a los partidos políticos les sobran soluciones. Más de lo mismo, dicen las ONG, y critican que nadie se decida a hablar de las causas. “Ya es hora de que empecemos a tener en cuenta a las personas que se esconden tras las cifras”, se queja Neher.
Sueldos para no vivir
“La clave para evitar la pobreza está en los empleos a tiempo completo y asegurados”, se lee en el boceto del estudio. De ahí sacan los conservadores de la Unión Cristianodemócrata (CDU) una conclusión que encaja bien con sus tesis sociales. En palabras su secretario general, Ronald Pofalla: “las políticas de crecimiento y ocupación exitosas son el mejor remedio contra la pobreza”.
Con ello, la CDU quiere decir principalmente una cosa: que no aceptará la propuesta socialdemócrata de implantar un salario mínimo interprofesional porque, como sostiene su argumento predilecto en este asunto, sólo serviría para “destruir puestos de trabajo”. Y quien trabaja no es pobre. ¿O sí?
Según el documento, entre 2002 y 2005 las remuneraciones bajaron un 4,7% de media. Los empleados sujetos a convenio laboral, tradicionalmente mejor pagados, se han “reducido fuertemente”. En 2005, “más de un tercio de los sueldos se situaron por debajo del umbral del salario bajo”. En la tercera potencia económica del mundo crece el número de personas que no puede vivir de lo que gana.
Cuando el dinero no basta, en Alemania por lo menos queda el Estado. La ayuda social completa el sueldo. Con ella, muchos logran un estrecho llegar a fin de mes. Sin ella, muchos más pertenecerían a la categoría de “pobres”. Sobre todo las familias y las madres o padres solteros la necesitan. Y así queda demostrado que en este juego también peligran los niños.
Una vergüenza para Alemania
La elaboración del Informe sobre la Pobreza y la Riqueza es competencia del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, cuyo ministro, el socialdemócrata Olaf Scholz, ha levantado gran polémica al revelar en una entrevista datos del borrador un día antes de que el mismo se hiciera público. Las soluciones socialdemócratas como la del discutido salario mínimo sacaron así unas horas de ventaja a sus contrarios, que no conocían el contenido total del documento.
Accesible el boceto para todos, el Partido Liberal pide como de costumbre que se rebajen los impuestos, idea a la que se suma una parte de la CDU en oposición a las directrices de su jefa, la canciller, Angela Merkel. Esta reducción no ayudaría a los pobres, dicen los críticos, porque éstos de por sí no ganan lo suficiente como para pagar impuestos, pero sí a las clases medias amenazadas por la pobreza, replican los partidarios.
ONG, verdes y izquierdistas se oponen al recorte de los pagos al Estado, que sólo contribuiría a mermar precisamente el sistema social que protege a los pobres e impide que aún más lo sean. En cambio, consideran que debería aumentarse el porto de la ayuda social, a subvencionar subiendo las cargas a los sectores mejor remunerados o recuperando viejos impuestos como que hasta 1997 gravaba bienes y posesiones.
Porque también dice el boceto presentado en Berlín que, mientras bajan los sueldos peor pagados y se estancan los salarios medios, las únicas nóminas que suben son las más altas. Las diferencias sociales aumentan y demuestran un fracaso político: el punto seis del Tratado de Coalición a partir del cual se formó el actual Gobierno alemán se proponía precisamente luchar contra esta tendencia.
“Esta profundización de la brecha que separa a pobres y ricos”, dice Oskar Lafontaine, jefe del partido La Izquierda, “es una vergüenza para Alemania”.
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