«« | »» |
La inflación mundial |
El precio del petróleo se ha vuelto imparable y volvió a marcar este jueves un récord, superando los US$135 por barril, aumentando un 20% en el mes, sumando un aumento de US$10 en la semana, y duplicando su precio en la misma fecha del año pasado. El furor de la embestida llevó a que la prensa internacional rompa la abulia del petróleo como "segunda línea informativa" colocándolo en sus titulares centrales acompañados de comentarios dramáticos. La escalada cobró más dramatismo ante el anuncio de que la Agencia Internacional de Energía (AIE), el principal evaluador mundial de la energía, prepara un informe anunciando una baja internacional del suministro de crudo. Según The Wall Street Journal, las conclusiones del estudio de la AIE sobre la estado en que se encuentran los mayores yacimientos del mundo revelaría que las reservas existentes se agotan y resultan muchos más escasas de lo que se estimaba hasta ahora. La filtración del informe por la prensa estadounidense estremeció las bolsas europeas que este jueves volvían a derrumbarse por tercera sesión consecutiva, mientras las acciones especulativas en el mercado energético hacían que el precio del "motor de los motores" de la economía alcanzara otro récord histórico, en medio del temor generalizado al fantasma acechante: La inflación mundial.El precio del petróleo estadounidense alcanzó este jueves un nuevo récord histórico, al superar por primera vez la marca de los 135 dólares. El crudo de referencia West Texas Intermediate (WTI) para entrega en julio llegó a cotizarse en el comercio asiático a US$135,04 el barril (159 litros).
Simultáneamente las bolsas europeas caían en las primeras operaciones, en una tercera jornada consecutiva, por temor a la inflación, la subida del petróleo y las perspectivas expresadas por la Reserva Federal, señala Reuters.
Según Reuters, la subida en los precios, que han registrado récords en 10 de las últimas 14 sesiones, ha hecho "sonar las alarmas en todo el mundo", extendiendo su escalada este mes a casi un 20 por ciento, tras una caída en los niveles de los inventarios de crudo en Estados Unidos y la debilidad del dólar.
Durante la jornada del miércoles, el petróleo había cerrado con un cuarto récord consecutivo en la Bolsa de Nueva York, quedando en US$133,17 el barril, un alza de 3,3%.
El precio del barril tocó los US$100 a principios de año, mientras algunos de los analistas más prestigiosos de EEUU, predicen que llegará a los US$200 hacia fin de año.
Según la opinión, más cautelosa, de Goldman Sachs, el mayor operador finaciero en los mercados energéticos, los precios del petróleo promediarán US$ 141 por barril en la segunda mitad del año y podrían llegar a los 200 dólares para 2010.
Pero un informe de un grupo de analistas de Goldman Sachs, liderados por Arjun N. Murti, afirmó en mayo que "La posibilidad de que el precio por barril se sitúe entre US$150 y US$200 en un período de entre seis y 24 meses, es cada vez más probable, aunque es todavía muy incierto saber cuándo el precio alcanzará su punto máximo".
No obstante, hay analistas que sostienen hoy en la prensa norteamericana que la cotización de US$135 en el quinto mes del año está marcando que el precio del crudo comienzan a salirse de madre y a tornarse imprevisible.
Los datos semanales del gobierno estadounidense mostraron que las existencias de crudo cayeron la semana pasada en 5,4 millones de barriles a 320,4 millones de barriles.
Varios analistas citados por Reuters dijeron que la última escalada en los precios se ha producido después de que las compañías y los operadores que vendieron corto tuvieron problemas para recomprar sus posiciones.
Los principales medios y analistas de Wall Street señalaban el martes que, sumado al temor a la inflación, el mercado "estaba tenso" debido a temores de interrupción de los suministros desde Nigeria e Irán, así como a los comentarios recientes de la OPEP de que no incrementaría los niveles de producción.
La especulación con el petróleo
Las señales son elocuentes: Aunque la noticia todavía no es "masiva" la mayoría de los analistas "especializados" coinciden por estas horas en que los precios del petróleo (el motor de los motores de la economía mundial) ya no tienen techo ni control y los factores que lo impulsan se multiplican, tanto como sus efectos sobre la la economía real a escala mundial.
Se habla principalmente de dos factores causales: La sobredemanda y la baja de la producción, y la feroz especulación financiera con las acciones petroleras que los "inversores" utilizan como refugio ante la crisis y caída de los mercados financieros.
Precisamente, según la cadena británica BBC, algunos analistas prestigiosos como Fadel Gheit, director gerente de Oppenheimer & Co o William Engdahl del Centro de Investigaciones sobre la Globalización, están apuntando en esa dirección: la especulación financiera en los mercados energéticos.
"Grandes actores del mercado petrolero adquieren crecientes contratos de petróleo a futuro. Por efecto de esta creciente demanda, esto aumenta el precio de estos contratos de futuros. Por su parte, las refinerías acumulan más petróleo, porque saben que, aunque esté a más de 100 dólares ahora, lo estará a mucho más en el futuro", dice William Engdahl, un experto del Centro de Investigaciones sobre la Globalización citado por la BBC.
Según le dijo el analista a la BBC, el petróleo que se comercia en el mercado de futuros -donde se venden barriles a un precio fijo en una fecha determinada- tiene un impacto directo y deliberado en el precio del petróleo que se vende y compra diariamente.
Desde esta perspectiva, Goldman Sachs, junto a su equipo de expertos, no sería un desinteresado e imparcial analista y mensajero de un mercado gobernado por los vaivenes de la demanda y la oferta.
"El proceso de fijación del precio del petróleo es totalmente opaco. Sólo unos pocos actores del mercado como Goldman Sachs y Morgan Stanley saben quién compra y vende petróleo. Un 60% del precio petrolero se explica por la especulación de grandes bancos y fondos de inversión como los hedge unds (fondos de cobertura)", señala el experto William Engdahal citado por la BBC.
El otro factor clave en la suba del petróleo, por ahora en "estado latente", está configurado por los conflictos geopolíticos y militares en "lista de espera" en las áreas claves de producción petrolera de Asia, África, y Medio Oriente, donde sobresalen nítidamente, los conflictos en ebullición de Irán y el Kurdistán iraquí.
Alerta roja de la AIE
Según The Wall Street Journal, la Agencia Internacional de Energía, organismo con sede en París, está en la mitad de un gran estudio sobre la condición en la que se encuentran los yacimientos petrolíferos más importantes del mundo.
Sus conclusiones -según el diario- no se harán públicas hasta noviembre, pero el mensaje de fondo ya parece claro: las reservas y los suministros futuros de petróleo podrían ser mucho más escasos de lo que se creía hasta ahora.
La AIE ha previsto durante varios años que las reservas de petróleo crecerán modestamente para adaptarse al aumento de la demanda, alcanzando los 116 millones de barriles al día para 2030, frente a los 87 millones actuales.
Ahora, la agencia está preocupada por que el desgaste de los yacimientos y la falta de inversión llevarán a que las compañías pasen apuros para superar los 100 millones de barriles diarios en las próximas dos décadas.
"Las inversiones petroleras necesarias pueden ser mucho, mucho más altas de lo que supone la gente", dijo Fatih Birol, economista jefe de la AIE quien encabeza el estudio.
La Agencia Internacional de Energía (en inglés International Energy Agency) es una organización internacional, creada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tras la crisis del petróleo de 1975-1979, que busca coordinar las políticas energéticas de sus estados miembros.
La AIE fue creada en 1974 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, como consecuencia de la crisis del petróleo de esos años, y su objetivo inicial era coordinar las medidas que fueren necesarias para asegurar el abastecimiento de petróleo, particularmente en situaciones de emergencia.
Según el Journal, los pronósticos de la institución son ampliamente seguidos por la industria, Wall Street y los países productores, de modo que "las malas noticias" podrían poner con los nervios de punta a un mercado ya bastante desconcertado por precios que superan los US$135 el barril, el doble de hace un año.
La AIE expresa su temor de que la falta de inversiones en muchos países de la OPEP, junto con la escasez de incentivos para impulsar el bombeo, planteen serias dudas sobre cuánto expandirá el cartel su producción.
Mientras tanto, los grandes productores que no pertenecen a la OPEP, como México, EE.UU. y Rusia, ven cómo su producción va decayendo y sus panoramas de inversión parecen inciertos, señala el Journal.
"Esto es muy importante porque la AIE es tratada como el único guardián independiente serio de los datos energéticos y pronósticos del mundo", dijo al Journal Edward Morse, economista jefe de Lehman Brothers Holdings Inc.
Según el experto, el estudio podría servir "de estímulo" para una mayor transparencia dentro de una industria conocida por su profundo secretismo.
La AIE monitorea los mercados energéticos de los 26 países más desarrollados, incluyendo Estados Unidos, Japón y Europa. Su papel consiste en actuar como un contrapeso en el mercado a las posturas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Es probable que el respaldo de la AIE a un estudio pesimista acerca del suministro petrolero sea interpretado por la OPEP como un nuevo llamado para bombear más crudo al mercado.
The Wall Street Journal subraya que las revelaciones del estudio coinciden con el pesimismo que reina en gran parte del sector, articulado por varios ejecutivos de las grandes petroleras.

Etiquetas: inteligencia, mentiras, monopolios, multitud, politica.
A su vez, las acciones de Wall Street cayeron el viernes 23 y marcaron la peor semana en tres meses.
El promedio industrial Dow Jones cayó 145,99 puntos, o un 1,16 por ciento, a 12.479,63 unidades. El índice Standard & Poor's 500 perdió 18,42 puntos, o un 1,32 por ciento, a 1.375,93.
El índice compuesto Nasdaq retrocedió 19,91 puntos, o un 0,81 por ciento, a 2.444,67 unidades.
En la semana que pasó, el Dow Jones cayó un 3,9 por ciento, el S&P retrocedió un 3,5 por ciento y el Nasdaq perdió un 3,3 por ciento.
Los precios del crudo han subido cerca de un 30 por ciento en lo que va del año, y duplicaron su precio de la misma fecha el año pasado, impulsado por especuladores que buscan protegerse contra la inflación y el debilitamiento del dólar refugiándose en acciones petroleras y de materias primas.
El precio del barril tocó los US$100 a principios de año, mientras algunos de los analistas más prestigiosos de EEUU, predicen que llegará a los US$200 hacia fin de año.
El dólar caía el viernes 23 y se encaminaba a su mayor derrumbe semanal en dos meses contra una cesta de monedas, en medio del temor a que los altos precios del crudo puedan profundizar la desaceleración económica y aumentar las presiones inflacionarias.
Las preocupaciones de que al suministro le será difícil mantener el ritmo de la demanda en los próximos años, ante las previsiones de una baja de crecimiento de la producción en los países que no integran la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), brindaron soporte al mercado especulativo con las acciones petroleras.
Los principales medios y analistas de Wall Street señalaban el martes que, sumado al temor a la inflación, el mercado "estaba tenso" debido a temores de interrupción de los suministros desde Nigeria e Irán, así como a los comentarios recientes de la OPEP de que no incrementaría los niveles de producción
Analistas citados por Reuters afirmaron que las expectativas de que la nacionalización de recursos en países productores continúe limitando el acceso de las petroleras internacionales a las reservas también han estado afectado los pronósticos sobre el crecimiento del bombeo en el largo plazo y apuntalando los precios de los futuros para entrega lejana.
Los altos precios del petróleo -según los analistas- han erosionado la demanda en EEUU, el mayor consumidor mundial, y podrían recortar el consumo en Asia donde la economía china ya padece síntomas peligrosos de recesión.
El jefe de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) dijo el jueves que los países productores no pueden hacer nada para disminuir el precio del crudo, que llegó a niveles récord entre jueves y viernes.
En declaraciones a la agencia Reuters, el secretario general del cartel petrolero, Abdullah al-Badri, culpó a los especuladores y a la debilidad del dólar estadounidense por el aumento en el costo del combustible.
El dirigente insistió en que no había escasez de suministro petrolero, sino manipulación del mercado por lso especuladores.
Según el corresponsal de la BBC en Washington, Kevin Connolly, muchos políticos estadounidenses piensan que el gobierno federal podría aminorar la crisis al poner en el mercado el petróleo que ese país mantiene en reservas subterráneas en los estados de Texas y Luisiana.
Esto -señala- podría ayudar a reducir los costos de la gasolina que conlleva el mayor riesgo inflacionario en ese país al encarecer el precio de los alimentos de consumo básico.
Sin embargo, el secretario estadounidense de Energía, Denis Bodman, viene rechazando sistemáticamente los pedidos de liberar combustible almacenado en la Reserva Petrolera Estratégica de Estados Unidos.
La mayoría de los analistas especializados coinciden por estas horas que la suba de los precios del petróleo (el motor de los motores de la economía mundial) están impulsados por la sobredemanda y la baja de la producción, a lo que se agrega el temor a la inflación mundial.
No obstante, un creciente grupo de expertos explican las causas de la suba en la feroz especulación financiera con las acciones petroleras que sirven de refugio ante la crisis y caída de los mercados financieros.
Hoy en día, las metas de inflación se están poniendo a prueba, y lo más seguro es que no la superen. Los países en vías de desarrollo se enfrentan a tasas más altas de inflación, no porque la macrogestión sea peor, sino porque el precio del petróleo y de los alimentos se está poniendo por las nubes y estos elementos representan una parte del presupuesto familiar medio mucho mayor que en los países ricos. En China, por ejemplo, la inflación está acercándose al 8% o más. En Vietnam está aún más alta y se espera que roce el 18,2% este año, y en la India es del 5,8%. En cambio, la inflación de Estados Unidos se encuentra en el 3%. ¿Significa eso que estos países en vías de desarrollo deberían aumentar sus tipos de interés mucho más que Estados Unidos?
La inflación en estos países es, en gran medida, "importada". El aumentar los tipos de interés no va a tener un impacto muy grande sobre los precios internacionales de los cereales o el petróleo. De hecho, teniendo en cuenta el tamaño de la economía de Estados Unidos, sería concebible que una recesión en ese país tuviera un impacto mucho mayor sobre los precios globales que una crisis en cualquier país en vías de desarrollo, lo que da a entender que, desde una perspectiva global, los tipos de interés que se tendrían que incrementar no son los de los países en vías de desarrollo sino los de Estados Unidos.
Si los países en vías de desarrollo siguen estando integrados en la economía global -y no toman medidas para aliviar el impacto de los precios internacionales en los precios nacionales-, los precios nacionales del arroz y de otros cereales están abocados a aumentar sobremanera cuando los precios internacionales lo hagan. Para muchos países en vías de desarrollo, el petróleo y los alimentos a precios elevados representan una triple amenaza: los países importadores no sólo tienen que pagar más por los cereales, sino que también tienen que pagar más para llevarlos hasta su país y aún más para repartirlos entre los consumidores, que puede que vivan a mucha distancia de los puertos.
El aumentar los tipos de interés puede reducir la demanda agregada, lo que es posible que ralentice la economía y frene las subidas del precio de algunos bienes y servicios, sobre todo de los bienes y servicios no comerciales. Pero estas medidas, a menos que se lleven hasta un punto intolerable, no pueden reducir por sí solas la inflación hasta los niveles estipulados. Por ejemplo, aunque la energía global y el precio de los alimentos aumentara a un ritmo más moderado que en la actualidad -por ejemplo, a un 20% anual- y esto se reflejara en los precios nacionales, para llevar la inflación general al 3%, pongamos por caso, sería necesario que los precios sufrieran una bajada acusada en otros lugares. Esto implicaría casi seguro una aguda crisis económica y un paro elevado. Sería peor el remedio que la enfermedad.
Entonces ¿qué se debería hacer? En primer lugar, no se debe culpar a los políticos -o a los gobernadores de los bancos centrales- por la inflación importada, al igual que no se pueden llevar los laureles por una inflación baja cuando la coyuntura global es propicia. Ahora se admite que gran parte de la culpa por el actual caos económico en Estados Unidos corresponde al ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos Alan Greenspan. Pero a veces también se le adjudica el mérito de haber mantenido una inflación baja en Estados Unidos durante su presidencia. Pero lo cierto es que en los años de Greenspan Estados Unidos se benefició de un periodo de descenso de los precios de los productos básicos y de la deflación en China, lo que contribuyó a mantener controlados los precios de los bienes manufacturados.
En segundo lugar, hemos de reconocer que unos precios elevados pueden provocar mucha tensión, sobre todo para los individuos con bajos ingresos. Las revueltas y las protestas en algunos países en vías de desarrollo son simplemente la peor manifestación de lo anterior.
Los defensores de la liberalización del comercio vendieron a bombo y platillo sus ventajas; pero nunca fueron completamente sinceros respecto a sus riesgos, frente a los que los mercados no suelen poder proporcionar un seguro adecuado. Hace más de 25 años demostré que, si las circunstancias lo permiten, la liberalización del comercio podría hacer que todo el mundo estuviera mucho peor. No estaba defendiendo el proteccionismo, sino más bien dando una nota de aviso de que teníamos que ser conscientes de los riesgos que había en contrapartida y estar preparados para enfrentarnos a ellos.
En cuanto a la agricultura, los países desarrollados, como Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea, aíslan tanto a consumidores como a agricultores de estos riesgos. Pero la mayor parte de los países en vías de desarrollo carecen de las estructuras institucionales -o de los recursos- para hacer lo propio. Muchos imponen medidas de emergencia como impuestos o prohibiciones a la exportación, que ayudan a sus ciudadanos, pero a expensas de los de otros países.
Si queremos evitar una reacción aún más fuerte contra la globalización, Occidente debe responder con firmeza y rapidez. Las ayudas a los biocombustibles, a raíz de las cuales los terrenos se dedican a la producción de energía en vez de alimentos, se tienen que revocar. Además, algunos de los miles de millones de euros que se han invertido en subvencionar a los agricultores occidentales se deberían emplear ahora para ayudar a los países en vías de desarrollo más pobres a cubrir sus necesidades básicas de alimentos y energía.
Y lo que es más importante, tanto los países en vías de desarrollo como los países desarrollados tienen que abandonar las metas de inflación. Los esfuerzos para adaptarse al aumento de los precios de los alimentos y la energía ya son lo suficientemente difíciles de por sí. La economía más débil y el paro más elevado que traen consigo las metas de inflación no tendrán un impacto muy grande sobre la inflación; lo único que van a conseguir es que la tarea de sobrevivir en estas condiciones sea aún más ardua.
Joseph E. Stiglitz es catedrático de Economía de la Universidad de Columbia y ganador del Premio Nobel de Economía en 2001. Traducción de News Clips. © Project Syndicate, 2008.
En abril, si bien los precios de producción en Estados Unidos aumentaron un 0,2%, menos de lo previsto, el índice de base (que excluye alimentación y energía) subió el 0,4%, superando las previsiones. Se trata de la mayor alza desde 1991. La semana pasada por el contrario, el mercado había sido tranquilizado por una moderación del alza de los precios al consumo.
"El verdadero problema es saber si esas alzas de precios (de producción) se repercutirán sobre el consumidor o si las empresas los absorberán, con perspectivas de un margen reducido" de ganancias, comentó Kevin Giddis, analista de Morgan Keegan.
"Pero este indicador también da una buena excusa a los inversores para capitalizar beneficios" en un mercado que se había recuperado marcadamente en las últimas semanas, estimó Patrick O'Hare, analista de Briefing.com.
«« | Inicio | »» |