| «« | »» |
A la espera del factor 'tiempo' |
Exiguo crecimiento económico (1,6%). Lo tenemos. Aumento del paro (9,63%). Está. Un notable repunte en los precios (4,7%). Constatado. Sólo nos falta el factor tiempo para poder decir que estamos en estanflación.
Ya está hecho. Y no hay marcha atrás. El superávit es polvo. Se ha quedado en nada. Y el déficit está por llegar. Este jueves, Solbes anunciaba en un diario extranjero que en el 2009 ya podríamos contar con un saldo negativo en las cuentas del Estado. Aún así, para poder hablar de estanflación, hace falta que esa situación se dilate en el tiempo, de lo contrario nos estaríamos precipitando. Y si el vicepresidente tiene de verdad un as en la manga para reconducir la economía, -pues el viernes reiteró tras el consejo de ministros que confía en que la economía española comenzará su recuperación en el segundo semestre del próximo año- sería precipitado hablar de estanflación.
El ministro de Economía en la época de Aznar, Rodrigo Rato, se une a las voces que le piden al Gobierno que no se deje caer en la más absoluta inacción. Que aplique políticas y que éstas sean acordes al nuevo marco en el que se encuentra España. Pues, según ha hecho ver el ex presidente del FMI: nunca se había vivido en España una crisis dentro de la Unión Monetaria. Pertenecer a ésta implica ventajas, sin duda, pero también los inconvenientes de tener limitadas las herramientas y políticas con las que calmar, frenar y reconducir lo que puede convertirse en una larga crisis.
Los principales organismos venían anunciando la conveniencia de contener el gasto público. Los indicadores de coyuntura, el clamoroso deterioro de la economía. La caída libre de la construcción, el precio del crudo en el disparadero, los precios de los alimentos en plena senda alcista... Las cifras gritaban el incremento del paro. Los ingresos, el freno del consumo. Y, entre ese griterío, Solbes y su equipo cogieron un alta voz y anunciaron una serie de 'alegres' medidas que nos han llevado a profundizar en el negro túnel de la 'desaceleración', ahora -por fin- denominado 'ajuste' y en nada -esperemos- que crisis.
La crisis, tal y como la ha abordado el ministro, recuerda a una especie de tormenta de verano. Intensa, por sorpresa y sin medios para afrontarla. El ministro ha actuado en plena tormenta igual que lo hubiera hecho con el cielo despejado.
Pero ya está. Hoy podemos decir que la crisis ha dejado de ser una hipótesis, por tanto, el método de trabajo ha de cambiar para adaptarse a un escenario que se hizo presente y patente hace tiempo. Los informes preliminares indican que el Producto Interior Bruto (PIB) crecerá en el segundo trimestre de este año -en relación con el trimestre anterior- entre un 0% y un 0,1%.
Ayer, el INE lanzó a través de sus cifras un mensaje en la línea con el guión de esta novela de terror a la que se ha sometido a los españoles: las ventas del comercio al por menor cayeron en abril un 3,4%. La combinación del paro, con el incremento de los precios y la falta de consumo es, a todas luces, indeseable. Pero es la que tenemos. Además, no podemos decir que sea chocante, pues es muy coherente con lo cosechado hasta ahora por el Gobierno.
Aún con todo, cuando un economista como Solbes habla, no lo hace en vano. De ahí las reticencias de algunos sectores en dejar de confiar en él. Porque, si estamos creciendo, es que no estamos en recesión.
Entonces, ¿qué hay de la estanflación?. Solbes habló poco de ella. Y es que, para medir una situación económica de esas características, hace falta poder valorar un estancamiento. Pero, el estancamiento no puede producirse hasta pasado un tiempo considerable, tanto como para poder afirmar que, verdaderamente, no se está creciendo. Si el decrecimiento tendrá largo recorrido o no, es arriesgado aventurarlo. Pero, por lo pronto, tenemos a Rato vaticinando que efectivamente lo será y una combinación de tres factores que, aunque no la aseguran, tampoco la descartan: fuertes subidas de precios con exiguo crecimiento económico y aumento del paro. La economía española cuenta con esos tres aspectos. Lo único que falta es que éstos 'echen a andar' por un distendido periodo de tiempo.
Etiquetas: conocimiento, inteligencia, monopolios, multitud, politica.
Normalmente, esperaríamos que cuando el ritmo de crecimiento económico se ralentiza, sobre todo si esto ocurre en grandes economías como Estados Unidos y la Eurozona, cedan las presiones inflacionarias que se hayan podido formar anteriormente durante la fase expansiva del ciclo.
Pues ante una demanda de bienes y servicios menos expansiva, o incluso en retroceso, los oferentes disponen de menos margen para subir precios, si no los tienen que reducir para mantener cuotas de mercado. Pero la situación actual no es normal, es una muy especial.
Por un lado, la crisis financiera de las hipotecas subprime persiste y se alarga más de lo que muchos preveían. La desconfianza mutua entre las entidades financieras en el mercado interbancario prosigue.
Las condiciones de financiamiento por la vía del crédito se han endurecido tanto para las empresas privadas que quieran invertir, como para los particulares que no puedan cubrir su gasto de consumo con sus ingresos corrientes, amén de tener que pagar más cara una hipoteca para la compra de una vivienda. En un clima de gran incertidumbre, como el que estamos viviendo, la economía real no puede más que perder fuelle y, en el peor de los casos, terminar en una recesión como algunos vaticinan para Estados Unidos.
Por otro lado, dos componentes del IPC –el precio del petróleo y los precios de diversos alimentos básicos– han tomado una clara tendencia al alza, aparentemente fuera de control. Detrás de este proceso está la intensa demanda de crudo y de alimentos que desencadenan los grandes países emergentes como China e India, volcados en una dinámica económica sin precedentes.
El encarecimiento de los alimentos viene, además, impulsado por una carestía artificial de superficie de cultivo habitual como consecuencia del fomento de biocarburantes con los que nuestros gobiernos quieren que se amplíe la oferta de energías renovables.
Esa parte del encarecimiento de los alimentos es el precio que todos tenemos que pagar dentro de la lucha contra el cambio climático. Ni Rajendra Pachauri, ni Al Gore, que tanto entusiasman a nuestros ecologistas, hablan abiertamente de esto. Pero quieran o no, ellos forman parte del problema inflacionario actual que afecta especialmente a las personas pobres.
¿Tenemos que resignarnos a un panorama de estanflación?
Estrictamente hablando, creo que no. Hay síntomas de debilidad de la actividad productiva, pero no hay que pensar en un período de estancamiento más o menos largo. Los mercados financieros tarde o temprano se estabilizarán. La economía estadounidense es muy flexible y esto ayudará a evitar la recesión e iniciar en un futuro no demasiado lejano la recuperación.
En la Eurozona, la economía de más peso, Alemania, continúa por la senda del crecimiento y ello da soporte a los socios comunitarios, incluida España, que destina buena parte de la exportación a aquel país. Y no olvidemos que a nivel global, los países emergentes y concretamente los cuatro grandes que integran el llamado grupo BRIC, tienen ya mucho peso y con su rápido crecimiento económico ejercen de motor para las economías estadounidense y europeas.
El problema más grave es el de la inflación. Ésta sí nos podría acompañar más tiempo de lo que es deseable. Un claro síntoma de la preocupación inflacionaria por parte de los agentes económicos y financieros es la reciente evolución alcista de los tipos de interés a medio y largo plazo.
En los últimos dos meses, la rentabilidad del bono del Tesoro alemán a diez años ha subido un punto y medio y se ha situado en el 4,28% (a fecha del 26 de mayo). Este alza se puede atribuir en parte al factor “huída hacia la calidad” (compra de renta fija pública) que se ha producido en los mercados de capital desde el estallido de la crisis hipotecaria. Pero también contiene una prima al riesgo inflacionario, es decir, refleja una creciente inquietud de los agentes de que los bancos emisores podrían perder la batalla contra la inflación.
Efectivamente, la política monetaria no tiene su fuerte cuando de combatir una alza de costes se trata, incluidos los choques exógenos mencionados. Mediante una subida de los tipos oficiales, que es lo que se haría para frenar presiones inflacionarias causadas por una expansión excesiva de la demanda interna, no se puede neutralizar ni el encarecimiento del petróleo, ni el de los alimentos. O la subida de tipos tendría que ser tan brutal, que, entonces sí, la economía sufriría un notable recesión con elevados niveles de paro laboral.
Ahora bien, esto no quiere decir que los bancos emisores sean absolutamente impotentes. Al fin y al cabo, la inflación fundamentalmente es un fenómeno monetario, como ya explicó y demostró Milton Friedman y terminaron admitiendo los gestores de la política monetaria de los principales bancos emisores a partir de los años ochenta al apostar por la “cultura de la estabilidad”.
Esto significa para la situación actual que la política monetaria tiene que controlar y moderar el crecimiento de los agregados monetarios (principalmente la M3) con el fin de no dejar abonado un campo en el que se podrían producir efectos de segunda vuelta y, en especial, una espiral precios-salarios.
Por consiguiente, el BCE no puede reducir los tipos de interés de referencia, por mucho que los sindicatos y políticos de diversos países de la Eurozona lo demanden. Y la Reserva Federal tiene que hacer un alto en su reciente política de bajadas de tipos (siete en siete meses) y centrarse, tras las millonarias inyecciones de liquidez en el sistema intrabancario, en el momento más adecuado para un cambio de sus políticas con el fin de esterilizar de la actual oferta monetaria todo lo que no sea necesario para financiar la producción en la economía.
La oficina comunitaria elabora este primer calculo sobre la evolución de la inflación a partir de la información facilitada por los estados miembros y con datos sobre precios energéticos.
Este método de cálculo del Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) es muy fiable, según Eurostat, ya que en los dos últimos años los cálculos preliminares han coincidido con las tasas definitivas en 15 ocasiones y en otros 9 casos se desviaron sólo una décima.
Eurostat tiene previsto divulgar la cifra definitiva de inflación en la Zona Euro, y también los datos sobre el conjunto de la UE, el próximo 16 de junio.
El primero en disparar fue Slim, presidente del gigante Telmex. Con todas sus notas recogidas en dos cuartillas escritas a mano, el multimillonario mexicano hizo gala de su posición de generoso mecenas. Su intervención se centró en reclamar flexibilidad a las clases políticas para enfrentarse a los paradigmas sociales que están presentes. Criticó de manera muy clara la especulación sobre las materias primas y reconoció la posición de pujanza que pueden asumir los países emergentes, entre ellos varios latinoamericanos, donde cada avance conquistado es un paso que no se retrocede.
Asumiendo los principios del capitalismo, el nuevo socio de La Caixa, reconoció que la generación de riqueza es la mejor inversión para combatir la pobreza. Preocuparse por los menos favorecidos debe ser una urgencia económica, además de ética y social. Para concluir su intervención, lanzó una flor a su íntimo amigo y compañero de viajes alrededor del mundo, Felipe González, alabando los progresos de la joven democracia española, abanderada por el político socialista, que luego continuaron Aznar y Zapatero.
Haciendo un símil con el pasado y con las viejas civilizaciones, Carlos -como se refiere a él Felipe- comparó a las empresas multinacionales de nuestros días con los nuevos ejércitos contemporáneos, que conquistan mercados como antes se conquistaban países, pero que, en vez de arramplar con el suelo anexionado, ahora invierten y pagan impuestos. Los tiempos modernos tienen estas ventajas.
“Funcionarios de mis amigos Chaves y Botín”
Felipe González, en un tono cordial y distendido, sin leer un solo papel, hizo gala de su caché de conferenciante internacional. Su intervención, casi un mitin si se midiera por la extensión, se centró en Europa y en la visión pesimiesta que tiene sobre el Viejo Continente, al que marca en un entorno de decadencia continua y sin solución. La Europa languideciente de hoy es víctima del éxito conseguido en las décadas de los años 50, 60 y 70.
Las palabras de González no hicieron alusión a la situación que ha afectado a PP y PSOE durante estos últimos cuatro años. González sobrevoló más allá y apuntó al horizonte que debe conquistar Europa para salir del actual pozo de agonía. Entre otras cosas, González achacó al modelo actual, excesivamente rígido, la inmovilidad que ha bloqueado a Europa. Como ejemplo, puso un caso singular que sirve de titular ilustrativo de su intervención: sólo un 12% de los estudiantes de una universidad privada de negocios en España terminaba su formación con la aspiración de crear o hacer empresa. “El resto sólo quiere ser funcionario de mi amigo Manolo Chaves o de Emilio Botín”.
Como si de un gurú del petróleo se tratara, González se atrevió a disertar sobre el déficit energético. La unión de los Quince, igual que otras economías desarrolladas, es presa de la energía fósil y de su lugar de origen. Esta situación debe obligar a afrontar sin hipocresía el debate de la energía nuclear. En este sentido, el líder socialista se colgó la medalla de su propuesta de moratoria nuclear cuando gobernaba en España en los años 80. “España y Alemania no pueden convertirse en islas nucleares rodeadas de centrales”. Y Carlos, a su lado, asintió con una sonrisa.
Rato ha hecho estos comentarios durante un coloquio organizado por Círculo de Economía, que celebra estos días su 50 aniversario, en respuesta a otro ex ministro del PP, Josep Piqué, quien le pidió su opinión sobre "el deterioro de la economía española" y la falta de respuesta del Gobierno.
Sobre la crisis del PP, Rodrigo Rato no hizo comentario alguno, aunque sí saludó brevemente al presidente del partido, Mariano Rajoy, que también participa en las jornadas.
| «« | Inicio | »» |
