| «« | »» |
La Operación Uri-Bush |
Después de que el ejército de Uribe matara al segundo jefe de las FARC, Raúl Reyes, el tablero regional se convirtió en un infierno (aunque por ahora, sólo mediático): Chávez y Correa retiraron sus embajadores en Bogotá y movilizaron sus tropas en la frontera, Colombia (siguiendo un libreto de EEUU), acusó a Ecuador y a Venezuela de "vínculos con las FARC", el presidente de Venezuela le amenazó a su homólogo colombiano con "una guerra", las grandes cadenas mediáticas sionistas (y sus repetidoras locales en América Latina) arremetieron e hicieron rating contra el "izquierdismo desestabilizador" de Chávez y Correa, EEUU y sus "cachorros" llamaron de urgencia a una reunión de la OEA para tratar la "crisis", y los "analistas" del sistema se devanan los sesos para responder a la pregunta del millón: ¿habrá guerra?En concreto, desde el escenario de la "crisis de los rehenes" de las FARC, y sin que mediara aviso previo, América Latina pasó (según rezan los titulares de la prensa internacional) a instalarse en el medio de una peligrosa "escalada militarista regional".
Desde el lado del Imperio y sus "cachorros" durante todo el lunes le echaron la culpa a Chávez: los diarios, radios y televisoras regionales se hicieron eco de la propaganda del Departamento de Estado y de la prédica de las usinas "antichavistas" y "gusanas" de Miami, argumentando que el presidente venezolano "sin tener nada que ver en el conflicto" movilizó tropas en la frontera para copar el centro de la escena y desviar la atención de sus problemas internos en Venezuela.
Y para completar el cuadro: Señalaban que Correa, un "títere de Chávez", movilizó tropas y también rompió con Colombia siguiendo órdenes del presidente de Venezuela.
En definitiva, la prensa convencional regional (arrastrada por la CNN en español), manipuló cerebros todo el día lunes siguiendo el clásico libreto de Washington y la CIA: Mezclar en una sola bolsa a Chávez y a los gobiernos de izquierda con las FARC.
Ese fue el argumento central de los improvisados "comentaristas" y "analistas" de la prensa latinoamericana de "derecha" que ya empezaron a soliviantar la "guerra contraterrorista" contra las FARC y a impulsar una campaña de alerta contra las maniobras "guerreristas" del presidente de Venezuela.
Y el conflicto alcanzó un pico cuando Rafael Correa anunció que rompía con el gobierno de Uribe: "Frente a una sucesión de hechos e inamistosas imputaciones y de conformidad con lo establecido en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, el gobierno de Ecuador ha decidido romper relaciones diplomáticas con el gobierno de Colombia, a partir de esta fecha", señaló una carta enviada en la tarde del lunes por la Cancillería de Quito.
Formalmente, Quito tomó la decisión, luego de que Bogotá lo acusara de apoyar a las FARC, y que la policía colombiana (títere del FBI y de la CIA) acusara a Chávez de donarle a la guerrilla 300 millones de dólares.
Pero lo más llamativo y gracioso fueron las pruebas que esgrimió el gobierno del "cachorro" Uribe: El director de la Policía colombiana, general Oscar Naranjo, en una conferencia de prensa mostró "correos electrónicos escritos por el jefe rebelde abatido, hallados en una de sus computadoras portátiles, en los que hablaba de contactos, a nombre de Correa, entre las FARC y el ministro de Seguridad Interna y Externa ecuatoriano, Gustavo Larrea.
Pero la acusación de Bogotá no fue sólo contra Correa. Mostrando otra "comunicación" que Reyes envió a sus compañeros un día antes de su muerte, el viernes, el vocero policial colombiano acusó a Hugo Chávez de haber donado 300 millones de dólares a la guerrilla para financiar sus actividades en Colombia.
"Una nota recogida por Raúl Reyes habla del agradecimiento de Chávez" con la donación de este dinero por el aporte de 100 millones de pesos (unos 50 mil dólares actuales) que las FARC cuando estaba preso entregó en ese momento al presidente Chávez", añadió Naranjo, quien dio cuenta de comunicaciones entre Manuel Marulanda, líder emblemático del grupo, y Chávez.
Las infantiles "pruebas", hicieron recordar los ejemplares del Corán que siempre olvidan los "terroristas islámicos" (de la CIA) cuando cometen sus atentados. ¿Cómo probar que fue Raúl Reyes el que escribió en su computadora secuestrada por el ejército colombiano? ¿Y cómo probar que la computadora pertenecía Reyes?
No obstante lo pueril de las "pruebas", la prensa internacional las dio por veraces y llenó el mundo de titulares como: "Chávez y Correa vinculados a las FARC" mientras sus (casi descerebrados) analistas comenzaban a aterrorizar con "Chávez impulsor de una guerra regional".
La trama "antiterrorista" del asesinato de Reyes
¿Para qué EEUU ordenó asesinar a Raúl Reyes?
Los que manejan información clasificada saben que el portavoz de las FARC contaba con una especie de "zona liberada" tácitamente respetada por Europa, incluso por EEUU, en su condición de negociador del canje de rehenes de las FARC por prisioneros de esa organización.
Pensar que Reyes fue asesinado para "parar las negociaciones" con los rehenes es un absurdo, ya que las mismas fueron montadas como un "show" de entretenimiento que beneficiaba a todos los participantes, y aunque Chávez estaba en el centro, Uribe, EEUU y Europa también sacaban su rédito de la "misión humanitaria".
Desde hace cuatro años, según consta en diversos informes, el gobierno colombiano y la inteligencia norteamericana, vienen desarrollando operaciones para vincular al "terrorismo latinoamericano" de las FARC y al "terrorismo islámico" de Al Qaeda en planes comunes para crear un proceso de violencia y de caos, tanto en EEUU como en América Latina.
La estrategia cobró un nuevo punto de inflexión a partir de la "marcha mundial" contra las FARC organizada por el gobierno de Uribe y usinas del espionaje norteamericano desde Internet.
La estrategia (según se desprende de los propios informes) busca instalar la "guerra contraterrorista" global en América Latina mezclando a las FARC y otras organizaciones armadas con planes del "terrorismo internacional" orientados a vulnerar la seguridad nacional de EEUU y a desestabilizar toda la región.
En diversas exposiciones ante el Comité de Inteligencia del Senado la CIA y el FBI han coincidido en que las "células clandestinas" de la red Al Qaeda, los "terroristas" de las FARC, y las ambiciones nucleares del régimen de Irán, son las principales amenazas que enfrentan los intereses de EEUU en el mundo.
En el trazado de este objetivo los servicios de inteligencia y el gobierno colombiano, a su vez, realizan constantes operaciones para complicar a las FARC con actividades del narcotráfico y de violencia política planeada para "desestabilizar a los gobiernos de la región".
Dentro de este escenario, la "misión permanente" del gobierno títere de Uribe, ha sido la de ensamblar el accionar "terrorismo de las FARC" con el narcotráfico y el "crimen organizado" y con los "gobiernos de izquierda", vinculando el "objetivo local" con el "objetivo internacional" del "terrorismo" de Al Qaeda.
Así como los preceptos doctrinarios de la "doctrina de seguridad nacional" en la década del setenta identificaron al "subversivo" como el principal enemigo de la "libertad" y el "orden", la nueva doctrina sitúa al "terrorista" como la fuente del "caos" y la "violencia" que amenazan por igual a toda la región.
Según la prédica constante de Uribe y sus servicios de inteligencia detrás del armado "terrorista" y "criminal" de las FARC se agazapan el negocio de las drogas, la prostitución, las mafias y las armas, pero, básicamente en sus entrañas acechan los viejos fantasmas del "caos" y de la "violencia", cuyo enganche con los conflictos sociales sintetiza el flamante objetivo neo-represor de la "guerra contraterrorista" con central operativa en el Comando Sur.
Pero a este marco siempre se agrega la presencia de los "gobiernos de izquierda" con Chávez a la cabeza vinculados al accionar "terrorista" de las FARC, tanto en carácter de "protectores" como de "financistas".
Cuando Venezuela compró armamento en Rusia, y Chávez reforzó su alianza militar y comercial con Teherán y Moscú, Washington lo acusó de estar fomentando una "carrera armamentista" con objetivos "desestabilizadores" en América Latina.
El Comando Sur y la CIA denunciaron "triangulación de armas" de Venezuela hacia países "conflictivos" como Bolivia y Perú con el propósito de crear "focos desestabilizadores" agregados a los conflictos sociales en la región.
A fines del año pasado, Chávez y Uribe mantuvieron una escalada de acusaciones y de enfrentamiento mediático que culminó con una amenaza de ruptura diplomática por parte de Venezuela.
El conflicto volvió a aumentar los decibeles cuando, en enero pasado, Chávez "sinceró" sus vínculos con las FARC pidiendo a EEUU y la Unión Europea que sacara a la guerrilla de su lista de "organizaciones terroristas".
Uribe, quien consiguió el respaldo de la UE en su reciente gira por Europa, mantiene las "relaciones congeladas" con Chávez, y con apoyo de Washington comenzó una ofensiva internacional contra las FARC, que por tiro de elevación toca a Chávez y a su proyecto de influencia regional.
Medios y analistas de Colombia y Venezuela ya señalaban en los últimos días que hay un "clima enrarecido" y una creciente militarización en la frontera de ambos países que acompaña al marco político de tensión entre Caracas y Bogotá.
El informe "preparatorio"
Pero la primera señal de que "algo se estaba preparando", lo dio el jefe del espionaje de EEUU en la segunda semana de febrero de este año.
Durante la presentación de un informe anual ante el senado de su país, el 8 de febrero, el director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Michael McConnell, hizo una advertencia sobre la vinculación del gobierno de Venezuela con las FARC y el narcotráfico en América Latina.
En el informe de 45 páginas, el espionaje norteamericano también vincula a las FARC con la red Al-Qaeda e incluye una "detallada evaluación" sobre América Latina con Venezuela como más extenso tópico de preocupación.
El informe acusa a Chávez de falta de cooperación en la lucha contra el narcotráfico y, en ese sentido, vincula al gobierno venezolano con el tráfico de cocaína hacia EEUU, un señalamiento que también hizo el mes pasado el director de la Oficina Nacional de Políticas de Control de Drogas de EE.UU., John Walters.
De esta manera, se volvió a ligar a Chávez con el eje FARC-narcotráfico-Al Qaeda, como parte de la estrategia para apuntalar la "guerra antiterrorista" y los acuerdos con los gobiernos títeres y ejércitos regionales.
Completando el panorama "terrorista", en el documento se señala que el presidente venezolano, Hugo Chávez, "seguirá buscando unir a Latinoamérica, bajo su liderazgo, en una agenda radical de izquierda y anti-estadounidense y a contemplar a Cuba como un aliado ideológico clave".
El jefe de los espías USA dijo que bajo la influencia venezolano-cubana "los líderes de Bolivia, Nicaragua y Ecuador están persiguiendo agendas que buscan prolongar mandatos presidenciales, debilitan los medios de comunicación y libertades civiles".
Poniéndolos como ejemplo paradigmático de la "guerra contra el terrorismo", el informe alaba el esfuerzo de los gobiernos de Uribe y de Calderón, los "cachorros" más sumisos del Imperio, cuyos ejércitos operan en coordinación directa con el Comando Sur de EEUU.
La guerra, según Chávez
Hay un punto en el que coinciden los expertos: El asesinato de Reyes no estuvo orientado contra las FARC sino que su objetivo principal fue provocar una segura "reacción militar de Chávez" tal como ocurrió cuando movilizó sus fuerzas en la frontera con Colombia y amenazó a Uribe con una guerra.
En esta hipótesis de trabajo, la militarización del conflicto Colombia-Venezuela, con Chávez como primer actor, otorga consistencia a los informes del Pentágono y del espionaje estadounidense señalando al presidente venezolano como el eje del "terrorismo" de las FARC, por un lado, y de los "gobiernos de izquierda desestabilizadores" por el otro.
Como dijo el líder cubano. Fidel Castro, suenan trompetas de guerra ¿Pero a quién le conviene la guerra o una escalada militar entre Colombia y Venezuela con Ecuador como tercer protagonista?
En este escenario, a Chávez, con graves problemas internos luego de su derrota en el referendo, con la oposición en ascenso y acusándolo de "dictador belicista", con las fuerzas armadas venezolanas divididas entre "chavistas" y "antichavistas", tiene el espacio acotado para beneficiarse de una guerra con Colombia, que podría detonar una reacción militar en su contra atizada por el antichavismo y la CIA.
Por otro lado, una guerra Colombia-Venezuela (además desatar una escalada del precio del petróleo que produciría un impacto inflacionario y recesivo a escala mundial, incluida Venezuela) paralizaría y aislaría al país precipitando la fuga de los "inversores" y capitales que hoy sostienen el crecimiento de la sociedad de consumo capitalista en Venezuela.
Una guerra Colombia-Venezuela y el enfrentamiento con EEUU que conllevaría, paralizaría, en primer lugar, el comercio venezolano-estadounidense (la mayoría de las importaciones y exportaciones del país) y generarían un proceso combinado de recesión con inflación (la estanflación) que detonaría inmediatamente en una reacción social a la escalada desocupacional que produciría.
¿Quién dijo que Chávez se beneficiaría de una guerra con Colombia? Salvo la campaña de las grandes cadenas sionistas, nadie puede sostener con pruebas esa afirmación.
La guerra, según Washington
Decididamente, a Chávez, en estos momentos, una guerra militar con Colombia no le conviene bajo ningún punto de vista, salvo que decida suicidarse.
En cambio EEUU (el que digita al gobierno de Uribe) tiene tres hipótesis fuertes para beneficiarse con una guerra entre Colombia y Venezuela:
A) Anudar (argumentando el conflicto) una acción "contraterrorista regional" con los gobiernos aliados (la mayoría de Latinoamérica) para detener a Chávez y a las FARC, desplegando una "fuerza de paz" en la frontera Colombia-Venezuela integrada por ejércitos locales controlados por el Comando Sur de EEUU.
B) Utilizar el conflicto armado Colombia-Venezuela para apoderarse de las regiones petroleras claves de Venezuela, tal como sostienen el gobierno de Chávez y los analistas bolivarianos.
C) Valerse de una guerra entre Colombia y Venezuela para incrementar su dispositivo militar en la región, cerrando el control sobre las cinco fronteras (Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela) donde se halla la gigantesca bolsa de petróleo compartida, fortificando una llave de ingreso al agua, el gas y los extraordinarios recursos de biodiversidad del Amazonas, vitales para la supervivencia futura de la humanidad.
En síntesis, detrás de una guerra Colombia-Venezuela (aprovechando el efecto dominó que desataría) están los planes de control geopolítico, petrolero y militar regional de Washington disfrazados de "guerra contra el terrorismo".
Ese plan tomó consistencia cuando Venezuela compró armamento a Rusia, mientras Chávez reforzaba su alianza militar y comercial con Teherán y Moscú, y Washington lo acusaba de estar fomentando una "carrera armamentista" con objetivos "desestabilizadores" en América Latina.
El Comando Sur y la CIA denunciaron "triangulación de armas" de Venezuela hacia países "conflictivos" como Bolivia y Perú con el propósito de crear "focos desestabilizadores" agregados a los conflictos sociales en la región.
En la Colombia de Uribe (siguiendo los lineamientos de Washington) se encendió una "luz roja" y las fuerzas armadas comenzaron a barajar hipótesis que señalaban a Venezuela como un virtual "arsenal de las FARC".
Todo este cuadro fue conformando lo que hoy la prensa del sistema describe como "escalada regional del conflicto" entre Colombia y Venezuela.
En ese escenario, el asesinato de Raúl Reyes fue solo el detonante de un "clima preparatorio" de la guerra organizado por los informes del Pentágono y del espionaje norteamericano.
Y sólo habrá guerra o "escalada militar" si Chávez cae en la trampera.
Etiquetas: conocimiento, medios, mentiras, multitud, politica, violencia.
El mandatario también hizo duras críticas a la policía colombiana, la Fiscalía, el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y al gobierno del presidente Álvaro Uribe y seguidamente señaló que las relaciones con Colombia entran a "una profunda revisión".
Chávez criticó al secretario general de Interpol, Ronald Kenneth Noble, asegurando que es un "vagabundo internacional" y también un "descarado", "innoble" y además "bandido", según informó la emisora venezolana Unión Radio.
El líder bolivariano hizo estos comentarios en relación a la información publicada el jueves por Interpol, que, después de dos meses de investigaciones, ha concluido en que los ordenadores incautados al portavoz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), 'Raúl Reyes' no están manipulados.
"Venezuela está incorporada a Interpol desde hace mucho tiempo y tenemos cuidado, siempre lo hemos dicho, con los contactos de Interpol", manifestó Chávez agregando que "esa es la seriedad de Interpol, se presta para un show".
"Eso es lo que es este señor, innoble, Ronald Nobles, un show, un canciller al lado, una cosa desvergonzada, hasta donde ha llegado el Gobierno de Colombia", refutó Chávez en la rueda de prensa con los medios de comunicación internacionales desde el salón Ayacucho, en el Palacio de Miraflores.
El mandatario venezolano agregó que sentía "pena ajena" por el pueblo colombiano y también "asco" por lo que vio en la rueda de prensa, según informó la citada emisora.
"Creo que todo lo que he dicho es más que suficiente para responder a este show vergonzoso no solo de Interpol sino del Gobierno de Colombia", subrayó. Añadiendo: "Creo que el presidente Uribe ha perdido el pulso, el toque, lo que uno necesita para estar al frente de un Gobierno".
"Lamento mucho que la situación vuelva, porque Uribe ha irrespetado los acuerdos de Santo Domingo y ha seguido atacando, bueno no lo hace, manda al general este, el otro, manda al canciller, al ministro de defensa, entonces siguen agrediendo y éste de hoy, este show es un nuevo acto de agresión a través de la cómica", precisó Chávez.
Luego señaló que la Interpol debería enjuiciar al general (Naranjo) que apareció presentando el informe sobre la destrucción del campamento de las FARC en Ecuador y a un grupo de invasores de haber violado territorio y cometido delitos. "El más grave de esos, el asesinato".
Según el presidente venezolano, el informe se pretende usar para seguir agrediendo a Venezuela y Ecuador por parte de Colombia y Estados Unidos.
Otros funcionarios también hicieron duras críticas. Jorge Rodríguez, quien fue vicepresidente y ahora está al frente del partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) calificó la rueda de prensa de la Interpol como una payasada en la cual el señor Ronald Noble dijo lo que hace unos meses había anunciado el presidente Álvaro Uribe.
Mientras tanto, el ministro de Defensa, Gustavo Rangel Briceño, señaló que cualquier información que haya salido supuestamente del computador de Raúl Reyes "es una gran mentira y algo imposible de creer".
Mientras se daba a conocer el informe, algunos medios reportaban que cerca de Miraflores, en una plaza del centro de la ciudad, se había colocado una computadora gigante a manera de burla a la que bautizaron como "Uri-Bush" por parte de grupos de personas que apoyan al presidente Chávez.
Se reactiva la crisis Colombia-Venezuela
La reacción de Chávez y de su gobierno reactivó la crisis Colombia-Venezuela, luego de que un informe de la Interpol, que certificar "certificara" la supuesta vinculación del presidente venezolano con las FARC.
El Gobierno de Bogotá se había basado en esos archivos para acusar a Venezuela y Ecuador de apoyar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), lo que agravó la crisis diplomática entre los tres países.
Una crisis regional con escalada militar en la frontera estalló el 1 de marzo después de que militares colombianos bombardearan una zona selvática ecuatoriana, asesinadco mientras dormía al líder guerrillero Raúl Reyes.
Esta acción fue calificada por el presidente ecuatoriano Rafael Correa como una "masacre" que violó la soberanía de su país, por lo que rompió relaciones diplomáticas con Bogotá.
Luego del asesinato de Reyes, el director de la Policía colombiana, general Oscar Naranjo, en una conferencia de prensa mostró "correos electrónicos" escritos por el jefe rebelde abatido, hallados en una de sus computadoras portátiles, en los que hablaba de contactos, a nombre de Correa, entre las FARC y el ministro de Seguridad Interna y Externa ecuatoriano, Gustavo Larrea.
Pero la acusación de Bogotá no fue sólo contra Correa. Mostrando otra "comunicación" que Reyes envió a sus compañeros un día antes de su muerte, el viernes, el vocero policial colombiano acusó a Hugo Chávez de haber donado 300 millones de dólares a la guerrilla para financiar sus actividades en Colombia.
Las infantiles "pruebas", hicieron recordar los ejemplares del Corán que siempre olvidan los "terroristas islámicos" (de la CIA) cuando cometen sus atentados.
¿Cómo probar que fue Raúl Reyes el que escribió en su computadora secuestrada por el ejército colombiano? ¿Y cómo probar que la computadora pertenecía Reyes?
No obstante lo pueril de las "pruebas", la prensa internacional las dio por veraces y llenó el mundo de titulares como: "Chávez y Correa vinculados a las FARC "mientras sus (casi descerebrados) analistas comenzaban a aterrorizar con "Chávez impulsor de una guerra regional".
Antes de la reacción de Chávez de este jueves con el informe manipulado, el secretario general de la Interpol, Ronald Noble, se defendió diciendo que "no hubo ningún tipo de alteración de la evidencia informática".
Los archivos que "analizó" la Interpol fueron -según la inteligencia colombiana- hallados en tres computadores, dos discos duros y tres dispositivos de memoria USB que pertenecían al comandante guerrillero.
"No estamos interesados en el contenido, nuestro motivo ha sido únicamente si había alteración", agregó Noble.
El jefe "bandido" de Interpol reveló que el volumen de datos encontrado corresponde a 39,5 millones de páginas de Microsoft Word y que si todos los datos incautados estuviesen en ese formato, a un ritmo de 100 páginas por día, se tardaría más de 1.000 años en leerlos.
"Nos siguen agrediendo y este de hoy, este show vergonzante es un nuevo acto de agresión a través de la cómica (...) no les importa nada, no tienen vergüenza", dijo el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en su conferencia d eprensa de este jueves.
"Nosotros estamos obligados a colocar de nuevo las relaciones con Colombia en una profunda revisión en lo político, lo diplomático, lo económico, todo", agregó.
Luego del asesinato del guerrillero, Colombia dijo que encontró información en el ordenador de Raúl Reyes que "prueban" vínculos de los gobiernos de Chávez y de Correa con las FARC.
La irrupción de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, acusando a Uribe de "asesinato", terminó por regionalizar el conflicto y lo situó en el marco de la "guerra contraterrorista" de Washington que vincula permanentemente a Venezuela, Ecuador y Nicaragua con el accionar "terrorista" de las FARC en América Latina.
Diez días después, y en un contexto de distensión de la llamada triple "crisis andina" Colombia-Venezuela-Ecuador, EEUU salió a expresar su "satisfacción" por el modo en que Chávez y Uribe resolvieron sus diferencias en la reunió del Grupo Río realizada en República Dominicana.
Lo que ya se había tornado en una "crisis militar" regional, se resolvió con un apretón de manos entre el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y sus homólogos de Ecuador, Rafael Correa, de Nicaragua, Daniel Ortega, y de Venezuela, Hugo Chávez, en Santo Domingo en el marco del encuentro del Grupo de Río, con mediación de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Tanto Correa como Chávez de dieron la mano con Uribe en un gesto de reconciliación difundido en vivo por las grandes cadenas mediáticas internacionales.
Después de pedir para Chávez una "corte internacional" para que lo juzgue por "financiar terrorismo", Washington bajó el tono y calificó como "ciertamente positiva" la resolución de la crisis Colombia-Venezuela-Ecuador durante el encuentro del Grupo de Río en la segunda semana de marzo.
No obstante, el portavoz del departamento de Estado, Sean McCormack, advirtió que aún faltaba por resolver la cuestión sobre el apoyo que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) supuestamente habían recibido de "algunos gobiernos".
Esa promesa de "investigación" se concretó finalmente este jueves, cuando la Interpol ratificó la existencia del material informático secuestrado de la computadora de Reyes con supuesta información detallada de los vínculos secretos existentes entre las FARC y los gobiernos de Venezuela y Ecuador.
Como lo sabe cualquier experto, las FARC, una guerrilla que sobrevive desde hace décadas negociando espacios de poder con el narco y la propia CIA, representan, a su vez, el "caballito de batalla" que utiliza la inteligencia norteamericana y el Pentágono para implementar la nueva hipótesis de conflicto militar que alimenta la venta de armas, tecnología y equipos informáticos en todo el ámbito regional.
La relación "vinculante" FARC-"gobiernos de izquierda" trazada por la inteligencia norteamericana como principal hipótesis de "terrorismo" y de "desestabilización" continental (y mundial) esconde una profunda razón maquiavélica de "dividir para dominar" en la región.
Se trata de operaciones rutinarias para enmarcar hipótesis de conflicto con el "terrorismo", que se complementan entre sí.
Dentro de este escenario, la "misión permanente" del gobierno títere de Uribe, ha sido la de ensamblar el accionar "terrorismo de las FARC" con el narcotráfico y el "crimen organizado" y con los "gobiernos de izquierda", vinculando el "objetivo local" con el "objetivo internacional" del "terrorismo" de Al Qaeda.
Así como los preceptos doctrinarios de la "doctrina de seguridad nacional" en la década del setenta identificaron al "subversivo" como el principal enemigo de la "libertad" y el "orden", la nueva doctrina sitúa al "terrorista" como la fuente del "caos" y la "violencia" que amenazan por igual a toda la región.
Según la prédica constante de Uribe y sus servicios de inteligencia detrás del armado "terrorista" y "criminal" de las FARC se agazapan el negocio de las drogas, la prostitución, las mafias y las armas, pero, básicamente en sus entrañas acechan los viejos fantasmas del "caos" y de la "violencia", cuyo enganche con los conflictos sociales sintetiza el flamante objetivo neo-represor de la "guerra contraterrorista" con central operativa en el Comando Sur.
Pero a este marco siempre se agrega la presencia de los "gobiernos de izquierda" con Chávez a la cabeza vinculados al accionar "terrorista" de las FARC, tanto en carácter de "protectores" como de "financistas".
En esta hipótesis de trabajo, la militarización del conflicto Colombia-Venezuela, con Chávez como primer actor, otorgaba consistencia a los informes del Pentágono y del espionaje estadounidense señalando al presidente venezolano como el eje del "terrorismo" de las FARC, por un lado, y de los "gobiernos de izquierda desestabilizadores" por el otro.
Como dijo el líder cubano, Fidel Castro, suenan trompetas de guerra ¿Pero a quién le conviene la guerra o una escalada militar entre Colombia y Venezuela con Ecuador como tercer protagonista?
Una guerra entre Colombia y Venezuela permitiría una intervención militar de EEUU que incrementaría su dispositivo militar en la región, cerrando el control sobre las cinco fronteras (Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela) donde se halla la gigantesca bolsa de petróleo compartida, fortificando una llave de ingreso al agua, el gas y los extraordinarios recursos de biodiversidad del Amazonas, vitales para la supervivencia futura de la humanidad.
En síntesis, detrás de una guerra Colombia-Venezuela (aprovechando el efecto dominó que desataría) están los planes de control geopolítico, petrolero y militar regional de Washington disfrazados de "guerra contra el terrorismo".
Cuando Venezuela compró armamento en Rusia, y Chávez reforzó su alianza militar y comercial con Teherán y Moscú, Washington lo acusó de estar fomentando una "carrera armamentista" con objetivos "desestabilizadores" en América Latina.
El Comando Sur y la CIA denunciaron "triangulación de armas" de Venezuela hacia países "conflictivos" como Bolivia y Perú con el propósito de crear "focos desestabilizadores" agregados a los conflictos sociales en la región.
En la Colombia de Uribe (siguiendo los lineamientos de Washington) se encendió una "luz roja" y las fuerzas armadas comenzaron a barajar hipótesis que señalaban a Venezuela como un virtual "arsenal de las FARC".
El asesinato de Raúl Reyes (según algunos expertos, realizado para provocar la reacción de Chávez) sirvió de pretexto a una escalada regional que estuvo a punto de causar una guerra entre Colombia y Venezuela.
En ese escenario, el asesinato de Raúl Reyes fue para muchos especialistas solo el detonante de un "clima preparatorio" de la guerra, organizado sobre la base de los informes del Pentágono y del espionaje norteamericano.
Todo este cuadro fue conformando lo que la prensa del sistema describió como "escalada regional del conflicto" entre Colombia y Venezuela, que tuvo su etapa de distensión cuando Chávez y Uribe se dieron la mano e iniciaron una "tregua" durante la reunión del Grupo Río en Santo Domingo.
El informe de Interpol, de este jueves, no es nada más que la continuidad de las operaciones de Washington orientadas a impulsar una guerra regional entre Colombia y Venezuela.
1) Chávez anunció que Colombia se prepara para una guerra con Venezuela y puso en alerta a las FFAA de su país.
2) Colombia admitió que modernizó e incrementó su flota de aviones de combate con aparatos israelíes después de que su ministro de Defensa se reuniera con las más altas autoridades de ese país.
3) El jefe de inteligencia de EEUU recicló y actualizó "datos de inteligencia" acusando a Chávez de vínculos con la FARC y lo señaló como el principal "peligro" para la región emparentándolo con Al Qaeda y con planes "desestabilizadores" en América Latina.
La persistente acción "anti-Chávez" de la inteligencia USA -según algunos expertos- indica una "preparación de terreno" para una maniobra en curso contra Chávez, que también podría incluir un conflicto militar en la frontera con Colombia.
¿Porqué podría concretarse una guerra entre Colombia y Venezuela?
Hay dos hipótesis fuertes, y algunos agregados:
A) Según Chávez y los bolivarianos, hay un viejo proyecto imperial USA de apoderamiento de zonas petroleras claves de Venezuela utilizando un conflicto armado con Colombia.
B) Según analistas militares, EEUU puede valerse de una guerra entre Colombia y Venezuela para incrementar su dispositivo militar en la región, cerrando el control sobre las cinco fronteras (Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela) donde se halla la gigantesca bolsa de petróleo compartida, fortificando una llave de ingreso al agua, el gas y los extraordinarios recursos de biodiversidad del Amazonas, vitales para la supervivencia futura de la humanidad.
Por supuesto que tampoco faltan los expertos que asignan un "efecto simultáneo" (de control geopolítico, petrolero y militar) que buscaría Washington al promover una guerra Colombia-Venezuela.
Ni tampoco faltan aquellos que señalan que los "tambores de guerra" que hoy suenan con insistencia en la frontera Colombia-Venezuela son una cortina justificatoria de acciones militares en gran escala contra las FARC que -según el Comando Sur de EEUU- están siendo rearmadas por Chávez con armamento adquirido en Rusia.
Desde Colombia, en cambio, niegan toda intención de ataque militar a Venezuela y justifican el rearme de sus fuerzas armadas en una acción meramente "disuasiva" y de equilibrio militar regional.
"No significa de ninguna forma ningún tipo de carrera armamentista ni fue hecho pensando en ningún país vecino. Todo lo que estamos haciendo tiene que ver con nuestra confrontación interna y nuestras capacidades mínimas como país para disuadir cualquier ataque del exterior", dijo a la cadena BBC el ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos.
En el otro extremo, Chávez ingresó en el polo de la "guerra fría" EEUU-Rusia cuando reequipó sus fuerzas armadas con armamento y tecnología militar de última generación comprada a Moscú, adquiriendo la licencia para instalar en Venezuela una fábrica del poderoso y mitológico fusil Kalashnicov.
No solamente el Pentágono y el Comando Sur reaccionaron ante la movida armamentista de Chávez: En la Colombia de Uribe se encendió una "luz roja" y las fuerzas armadas comenzaron a barajar hipótesis que señalaban a Venezuela como un virtual "arsenal de las FARC".
Cuando Venezuela compró armamento en Rusia, y Chávez reforzó su alianza militar y comercial con Teherán y Moscú, Washington lo acusó de estar fomentando una "carrera armamentista" con objetivos "desestabilizadores" en América Latina.
El Comando Sur y la CIA denunciaron "triangulación de armas" de Venezuela hacia países "conflictivos" como Bolivia y Perú con el propósito de crear "focos desestabilizadores" agregados a los conflictos sociales en la región.
Chávez, por su parte, alimentó (y alimenta) constantemente el escenario de "tensión simultánea" con Colombia y EEUU amenazando con una "guerra asimétrica" ante cualquier intento de intromisión de Washington en sus fronteras, incluyendo tácitamente un conflicto fronterizo con Colombia.
A fines del año pasado, Chávez y Uribe mantuvieron una escalada de acusaciones y de enfrentamiento mediático que culminó con una amenaza de ruptura diplomática por parte de Venezuela.
El conflicto volvió a aumentar los decibeles cuando, en enero pasado, Chávez "sinceró" sus vínculos con las FARC pidiendo a EEUU y la Unión Europea que sacara a la guerrilla de su lista de "organizaciones terroristas".
Uribe, quien consiguió el respaldo de la UE en su reciente gira por Europa, mantiene las "relaciones congeladas" con Chávez, y con apoyo de Washington comenzó una ofensiva internacional contra las FARC, que por tiro de elevación toca a Chávez y a su proyecto de influencia regional.
Medios y analistas de Colombia y Venezuela vienen señalando en los últimos días que hay un "clima enrarecido" y una creciente militarización en la frontera de ambos países que acompaña al marco político de tensión entre Caracas y Bogotá.
En general, para los expertos hay demasiadas señales y una creciente evidencia de que la accidentada relación Chávez-Uribe se aproxima a un desenlace, que puede ser militar-disuasivo o un conflicto abierto en la frontera.
Todos miran hacia Washington: El que mueve las piezas en el tablero.
| «« | Inicio | »» |
