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Estado protector |
Me disponía a hablar de las perdidas sociales que, como trabajadora, lectora y observadora, constato que menguan de legislatura en legislatura. Iba a pedir claridad de palabra a los políticos sobre el olvidado trabajador autónomo, el autoempleado y su precariedad. De su lucha de pequeño David en un mercado de enorme competitividad marcada por los tiburones empresariales. De cómo los pequeños comerciantes se las ven y se las desean para subsistir, para renovarse, para retirarse con decencia. Una sociedad sin precariedad social, es una sociedad apuntalada para hacer frente a la violencia de todo terrorismo, desde el político-esquizoide a la violencia de género que cada año se salda con unas cifras escandalosas.
BLANCA VÁZQUEZ

Etiquetas: conocimiento, memoria, multitud, politica, violencia.
Anónimo
Los datos hacen daño a la vista, pero comparados con la realidad resultan incluso optimistas: dan a entender que se trata sólo de números. Para el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, previsiblemente las redacciones de periódicos y agencias informativas tienen ya sobre la mesa toda clase de cifras que reflejan numerosas desigualdades entre hombres y mujeres en el mundo del trabajo. La mayor novedad con respecto a años anteriores consiste en ver cómo varían los tantos por ciento.
Pero cuesta saber qué indicador es más significativo. Si la brecha salarial (la diferencia entre sueldos de hombres y mujeres se sitúa en el 30%) o la escasa participación de mujeres en los órganos de dirección de las empresas. De acuerdo con el diario El economista, las mujeres sólo ocupan un 18% de los puestos directivos, e incluso en las cúpulas de las empresas sus sueldos están un 11% por debajo. Conforme al informe Las mujeres y la toma de decisión de la asociación de mujeres juristas Themis, si se tomasen como muestra los consejos de dirección de las mayores empresas españolas (Ibex-35) la presencia de mujeres no llega al 25%, y en tres de cada diez es nula. Otro dato de referencia es el del paro (la tasa de las mujeres es del 11%, por encima de la media del 8,6% para ambos sexos). Por otro lado, pese a la retórica de los libros de gestión sobre crear buen ambiente en las empresas, el 9% de las empleadas declara haber sufrido algún tipo de acoso sexual en el trabajo, cifra que el Instituto de la Mujer estimaba en 2004 en un 14% si se calculan los casos no declarados. Y a estos abusos contribuye la precariedad y la temporalidad en los puestos, dos aspectos que, además, afectan más a las mujeres.
Pero cuesta saber qué indicador es más significativo. Si la brecha salarial (la diferencia entre sueldos de hombres y mujeres se sitúa en el 30%) o la escasa participación de mujeres en los órganos de dirección de las empresas. De acuerdo con el diario El economista, las mujeres sólo ocupan un 18% de los puestos directivos, e incluso en las cúpulas de las empresas sus sueldos están un 11% por debajo. Conforme al informe Las mujeres y la toma de decisión de la asociación de mujeres juristas Themis, si se tomasen como muestra los consejos de dirección de las mayores empresas españolas (Ibex-35) la presencia de mujeres no llega al 25%, y en tres de cada diez es nula. Otro dato de referencia es el del paro (la tasa de las mujeres es del 11%, por encima de la media del 8,6% para ambos sexos). Por otro lado, pese a la retórica de los libros de gestión sobre crear buen ambiente en las empresas, el 9% de las empleadas declara haber sufrido algún tipo de acoso sexual en el trabajo, cifra que el Instituto de la Mujer estimaba en 2004 en un 14% si se calculan los casos no declarados. Y a estos abusos contribuye la precariedad y la temporalidad en los puestos, dos aspectos que, además, afectan más a las mujeres.
Anónimo
Según informes de Naciones Unidas, las mujeres siguen discriminadas, en muchos países no tienen derecho a la propiedad ni a heredar bienes, no pueden viajar si no las acompaña un hombre y tampoco pueden transmitir la nacionalidad a sus hijos.
También se muestra que la discriminación contra la mujer sigue vigente en las leyes del mundo, por ejemplo, en al menos 53 países no se ha prohibido la violación dentro del matrimonio.
Además, la mutilación sexual femenina, la ejecución o asesinato de mujeres no son consideradas delitos en muchos países por razones culturales o religiosas.
También se muestra que la discriminación contra la mujer sigue vigente en las leyes del mundo, por ejemplo, en al menos 53 países no se ha prohibido la violación dentro del matrimonio.
Además, la mutilación sexual femenina, la ejecución o asesinato de mujeres no son consideradas delitos en muchos países por razones culturales o religiosas.
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