El gran poder espiritual de Gandhi apuntó a convertir a héroes y mártires en hombres comunes y corrientes. Porque en el fondo, la doctrina del satyagraha (término que inventó fundiendo dos palabras de origen sánscrito, satya, verdad, y agraha, aferramiento), buscaba la moschka, la liberación integral de todo lo que nos ata.
Así, su esfuerzo por conocer y su esfuerzo por amar fueron vencidos por el karma yoga: obrar según las enseñanzas de Krishna en el Baghavad-Gita: “Actúa, pero no le tengas apego a los frutos de la acción”.
Decía: “No tengo nada nuevo que enseñar al mundo. La verdad y la no violencia son tan viejas como las montañas… he sido veraz pero no he sido tan adorador de la no violencia como lo he sido de la verdad, y pongo a ésta en el primer lugar, y a aquella en el segundo…”
“Estoy convencido de que la no violencia es infinitamente superior a la violencia, pero creo que en el caso en que la única opción posible fuera entre la cobardía y la violencia, yo aconsejaría la violencia… Preferiría que la India recurriera a las armas para defender su honor, antes que, de una manera cobarde, se convirtiera en testimonio del propio deshonor”.
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Etiquetas:
memoria, sabiduria, violencia, zen.
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