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Olimpiadas: China reluce |
Para China, la realización de los Juegos Olímpicos significa mucho más que ser anfitriona de la competición deportiva más importante del mundo. Es un escaparate para mostrarle al mundo su transformación y su potencial económico
Los organizadores de los Juegos Olímpicos que se realizarán en varias ciudades de China apuestan a este evento para atraer inversiones y turismo, acelerando más aún el vertiginoso crecimiento del gigante asiático cuya economía ha crecido a una media anual del 9,7 por ciento desde que Deng Xiaoping lanzó el proceso de apertura y reforma hace 29 años.
Los Juegos Olímpicos de 2008, oficialmente llamados Juegos de la XXIX Olimpiadas, tendrán lugar en Beijing, la capital de la República Popular de China, del 8 al 24 de agosto de este año. Para ello, China entera se viste de luces y ha emprendido la construcción de varias infraestructuras especiales como el Estadio Olímpico de Beijing, que a un costo de 500 millones de dólares, será utilizado para la ceremonia inaugural y ceremonia de cierre de los Juegos.
La ciudad de Beijing fue elegida el 13 de julio de 2001, durante la 112º Reunión del Comité Olímpico Internacional celebrada en la ciudad de Moscú. Pekín obtuvo con 56 votos a favor, el derecho para hospedar los juegos olímpicos de 2008, derrotando así a Toronto, París, Estambul y Osaka en la primera ronda de votaciones.
Decidida a pagar con creces su nominación, China está construyendo 37 nuevos pabellones deportivos y estadios así como 59 centros de entrenamiento. Las obras más importantes son el Estadio Nacional, el Gimnasio Nacional, el Parque Acuático Olímpico, el Centro de Convenciones, la Villa Olímpica y el Centro Cultural y Deportivo Wukesong.
La Villa Olímpica en la que vivirán los 16.000 atletas participantes de los Juegos Olímpicos del 2008, se destacará por el uso de energías renovables y otras medidas ecológicas. Cada atleta tendrá como promedio un área de 22 metros cuadrados de vivienda. La villa se sitúa en las afueras del norte de la ciudad de Pekín, a pocos kilómetros del Estadio Olímpico. El complejo habitacional tiene una superficie total de 66 hectáreas. El lugar "será un modelo de desarrollo sostenible" y siguiendo el principio de celebrar unos "Juegos verdes"", prometido por Pekín cuando presentó su candidatura, gran parte del alumbrado se abastecerá con energía solar, la calefacción del agua se logrará mediante tecnología de aprovechamiento de irradiación térmica, y se recogerá y reutilizará el agua de las lluvias, entre otros ejemplos de Villa Olímpica "Ecológica". La influencia tradicional china se notará en la geomancia (el arte chino de construir o decorar con arreglo a creencias filosóficas y religiosas, también conocido como "feng-shui"). Por ello, las puertas y ventanas principales de la Villa Olímpica miran al sur, como en las casas tradicionales chinas (el norte es considerado un mal punto cardinal) y la urbanización está situada en un eje imaginario sur-norte que pasa por el Estadio Olímpico, la Ciudad Prohibida, la Plaza de Tiananmen y el Templo del Cielo.
Las reglas
Luego de los disturbios por el conflicto con el Tibet, las autoridades chinas están decididas a cortar de raíz cualquier posibilidad de protestas, para ello han endurecido al máximo la entrega de visados y han establecido reglas claras para el comportamiento de los visitantes. Los organizadores de los Juegos Olímpicos de Pekín recordaron a los extranjeros que viajarán a China con motivo del evento en agosto que se comporten bien y advirtieron sobre prácticas prohibidas que van desde protestas no autorizadas hasta dormir en las calles.
La larga lista, escrita sólo en chino y colgada en la página oficial en Internet de la organización, indica que la compra de entradas para los Juegos no garantiza que el cliente reciba automáticamente un visado para China. Además, se prohibirá la entrada de cualquier interesado en sembrar la "subversión" a su llegada a China, a personas con enfermedades mentales o de transmisión sexual, y a individuos que deseen contratar servicios de prostitución. Si bien el Gobierno chino ha negado la existencia de una lista negra de periodistas considerados potencialmente problemáticos, está desesperado por evitar que activistas de derechos humanos o grupos pro tibetanos organicen protestas en los Juegos, y de ahí los controles a los visados.
Las normas destacan también seis actividades que son ilegales en actos deportivos y culturales, y que incluyen mostrar "pancartas insultantes", atacar a los árbitros o jugadores, y fumar o encender fuegos artificiales en estos lugares.
Todo cubierto
Pero incluso si por algún motivo los Juegos pudieran verse afectados, el Gobierno chino ha cubierto muy bien sus espaldas. Marsh, la empresa dedicada a la evaluación de todos los riesgos de las Olimpiadas, asegura que las pérdidas por una cancelación serían de miles de millones de dólares, pero sabe qué hacer y cómo actuar en todos los problemas que pudieran presentarse. El representante de la firma aseguró que los riesgos financieros que prevén en las Olimpiadas se evalúan en función de la frecuencia que se van a presentar y el impacto económico que pudieran llegar a tener.
Los principales riesgos que se podrían presentar son todos aquellos fenómenos naturales como explosión de volcanes, precipitaciones fluviales, temblores (como el presentado en la provincia de Sichuan con pérdidas de cerca de 20.000 millones de dólares); o pueden presentarse problemas como amenazas terroristas, secuestros de atletas, cancelación de toda una delegación en los Olímpicos, etc. Para tener todo bajo control, incluso el Gobierno ha lanzado una campaña para que la población colabore con la eliminación de los llamados “Cuatro Daños”, ratas, moscas, mosquitos y cucarachas. El Comité Patriótico del Movimiento de Sanidad de Beijing envió ya tres millones de mensajes por teléfono celular a los beijineses para pedir a cada familia que levante la basura y mate a los insectos nocivos. El comité entregó 450.000 folletos promocionales y 40 toneladas de pesticidas.
Se espera que estos Juegos aporten un beneficio superior a los 185,5 millones de euros, según los cálculos del Comité Olímpico Internacional (COI), aunque los organizadores chinos rebajan la cifra a 13,3 millones de euros. Unos millones más, unos millones menos, lo cierto es que China ha hecho un negocio redondo al ser la anfitriona de la competición deportiva más importante del mundo.

Ya en octubre pasado, en un recorrido por el Estadio Nacional, más conocido como el Nido de Pájaro, se nos prohibió tomar fotos dentro del recinto, a pesar de que era casi imposible distinguir nada especial en medio de los andamios.
La advertencia era que a lo mejor se podían adivinar algunas estructuras en preparación para el espectáculo inaugural, lo cual despertó aún más la curiosidad de todos, tratando de desentrañar la finalidad de vigas, torres y pantallas.
No es que los recursos tengan que ser necesariamente electrónicos para que los televidentes en todo el mundo se fascinen.
Sólo hay que recordar la inesperada y sobria elegancia de la manera en que una flecha encendió el pebetero en Barcelona-1992, sin que mediaran recursos digitales.
En Beijing-2008 la parte artística de la ceremonia tendrá 50 minutos de duración, a cargo de Zhang Yimou, el afamado director de cine chino, ganador de galardones internacionales con filmes como Sorgo Rojo, Ju Dou y La Linterna Roja.
Zheng ha comentado lo difícil que resulta representar los cinco mil años de historia de China en un mismo espectáculo, pero los especialistas en sus gustos estéticos piensan que será una actuación en grande, pero llena de símbolos y del color rojo.
El cineasta estará secundado por los coreógrafos Chen Weiya y Zhang Jigang, y si alguien está desesperado por saber cómo será la inauguración en ese aspecto, sólo tiene que recordar la parte china de la clausura de la Olimpíada de Atenas-2004.
El contenido será definitivamente familiar para todos los chinos, comentó Zhang Jigang a la prensa, pero apuesto a que la manera en que lo presentaremos será totalmente inesperada.
Se habla de miles y miles de participantes, de un panda gigante inflable de 50 metros que guiña el ojo, de artistas de la Opera de Peking que se transforman en bailarines de hip-hop, pero nadie sabe si esto es verdad o pura especulación.
Simplemente habrá que aguardar con paciencia, aunque ya falta poco, con la seguridad de que el espectáculo que China prepara para su Olimpíada no defraudará a nadie.
El Banco de China acaba de poner en circulación los flamantes billetes, decorados con el sex appeal del ultra tecnológico estadio olímpico de la capital, orgullo del remozado arquitectónico chino. La "edición especial Juegos Olímpicos" presenta también la imagen de una escultura atlética griega en el reverso (el discóbolo de Mirón), un detalle que, puestos a interpretar, podríamos atribuir al proceso de occidentalización que vive el país.
Con todo, en las billeteras de los chinos seguirá predominando el rictus paternal de Mao, figura omnipresente en la simbología a pesar de los cambios sufridos en los últimos años. Lo cierto es que China extendió la imagen de su viejo líder revolucionario en 1999, en mitad de una campaña para frenar las falsificaciones. Desde entonces, el rostro es ubicuo en todos los billetes con valor superior a un yuan (10 céntimos de euro).
El debate sobre la jubilación del Gran Timonel de la liturgia y la simbología de la República Popular ha sido abordado por las fuerzas reformistas del régimen en diferentes ocasiones, aunque siempre de puntillas. Algunos asesores gubernamentales presentaron hace meses una propuesta para incluir otros conocidos héroes nacionales en billetes y monedas, como el hombre que tumbó el Imperio, Sun Yat Sen, o el padre de las reformas liberales que propiciaron en despegue económico, Deng Xiaoping.
La transformación de los motivos dinerarios chinos podría seguir los ritmos de su historia. Es decir, lenta, ya que China es el primer país que imprimió billetes, allá por el siglo X. Desde entonces por los bolsillos del gigante asiático ha pasado mucha gente: desde el Último Emperador hasta el mismísimo Lenin.
Era el 14 de octubre de 1968 y la marca olímpica de Hines permaneció inamovible durante dos décadas, hasta que en la cita de Seúl-1988 su coterráneo Carl Lewis pudo rebajarla a 9.92.
Ocho años después, en Atlanta-1996, el canadiense Donovan Bailey estableció un nuevo récord para estas citas cuatrienales, ocho centésimas inferior al anterior (9.84) y todavía vigente.
Hoy la marca de Bailey parece estar muy seriamente amenazada por al menos un trío de corredores: los jamaicanos Usain Bolt, recordista mundial con 9.72 segundos, y Asafa Powell (9.74) y el estadounidense Tyson Gay (9.77).
Bolt, de 21 años de edad, se convirtió en rey de la velocidad el 31 de mayo pasado, cuando en una competencia en Nueva York quebró la marca establecida por su compatriota Powell (9.74) un año atrás en la ciudad italiana de Rieti.
Sin embargo, restó importancia al récord y aclaró que hasta ahora el hectómetro sólo forma parte de su preparación para los 200 metros, una distancia en la que se siente realmente cómodo y en la cual aspira al título olímpico.
Además de Bolt, Powell y Gay, otros tres atletas de Estados Unidos han logrado cubrir el hectómetro en menos de 9.9 segundos: Justin Gatlin (9.77), Travis Padgett y Darvis Patton (ambos 9.89 en los “trials” olímpicos de este año).
Pero Gatlin, monarca en Atenas-2004, quedó imposibilitado de defender su corona al ser suspendido por cuatro años de toda competición tras dar positivo de dopaje durante una prueba de relevos en Kansas el 22 de abril de 2006.
De cualquier modo, la presencia de Bolt en los 100 lisos en Beijing no parece decidida, como sí lo está la del monarca mundial Gay, quien logró la clasificación días atrás en los propios “trials” con récord nacional de 9.77 segundos.
Gay marcó además un excepcional 9.68 en las propias eliminatorias (aunque con viento a favor de 4.1 metros por segundo), pero un tropezón lo dejó fuera de la selección en los 200, una distancia en la cual es también campeón mundial.
El multicampeón dio un mal paso y se fue contra la pista, de la que fue sacado con ayuda, pues según su agente Mark Wetmort sufrió calambres que le impidieron completar la carrera, aunque aparentemente no existió otro tipo de lesión.
La eliminación de Gay dejó el campo libre al campeón olímpico de la distancia, Shawn Crawford, a Walter Dix y Wallace Spearmon, quienes tendrán precisamente en Bolt al más duro escollo a vencer en los dos hectómetros.
El jamaicano lidera la lista mundial de la actual temporada con 19.67 segundos, conseguidos este fin de semana en el Grand Prix de Atenas.
Además, tiene otros dos cronos de 19.83 y 19.97 segundos, en junio pasado, mientras Crawford y Dix registraron 19.86 y Spearmon 19.90 en la clasificatoria olímpica realizada a comienzos de este mes.
De cualquier modo, ninguno de los tres se acerca siquiera al récord mundial y olímpico de 19.32 implantado en los Juegos de Atlanta-1996 por el también norteamericano Michael Johnson.
Otra de las especialidades en las que se vaticina un festejo de velocidad en la capital china es la de 110 metros con vallas, donde se prevé un cerrado duelo entre el recordista mundial cubano Dayron Robles y el titular olímpico chino Liu Xian.
Robles, quien estableció la nueva marca del orbe (12.87 segundos) el 12 de junio pasado en la ciudad checa de Ostrava, transita por una buena temporada y su más reciente triunfo lo alcanzó este domingo en el Grand Prix de Atenas, con 13.04, su tercer mejor tiempo del año.
Mas, en Beijing habrá que tomar también en cuenta a los estadounidenses David Oliver (12.95), Terrence Trammell (13.11) y David Payne (13.25), así como al chino Shi Donpeng (13.29), todos corredores de potencia.
El récord olímpico de esta distancia está en poder de Liu Xian desde el 27 de agosto de 2004 y es de 12.91 segundos.
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