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Los intereses políticos rigen hoy la campaña internacional diseñada contra China y el espíritu del movimiento olímpico, reflejado en la organización de unos magníficos juegos estivales en Beijing 2008.

Los sucesos separatistas del Tíbet el marzo pasado fueron el detonante de la actual batalla para intentar restar brillo al esfuerzo de las autoridades chinas convencidas del éxito de la próxima Olimpiada.

La campaña sigue, remonta niveles, y para nada valen las palabras del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, a las 205 delegaciones asistentes a la XVI Asamblea de los Comité Olímpicos Nacionales.

Regresen a sus países, háblenles a sus atletas, cuénteles que los Juegos están bien organizados, que serán sus Juegos y el mundo disfrutará mirándolos, expresó Rogge como colofón al compromiso del olimpismo con Beijing 2008.

La campaña mediática, sin embargo, lejos de debilitarse aumenta pese a la tranquilidad reinante en Lhasa y todo el Tíbet después de los sucesos del 14 de marzo.

En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, la portavoz de la cancillería, Jiang Yu, comentó la manipulación de medios occidentales de prensa a lo ocurrido en la región tibetana, que vive hoy en completa normalidad.

Era la chispa que requería la fase actual de la campaña contra China, recordó la diplomática al criticar a personalidades y países interesados en ser protagonistas de los ataques, teniendo como su agente al Dalai Lama.

Una foto que recorrió el mundo sería el ejemplo. Policías chinos rescatan a un civil en Lhasa, herido por la minoría separatista, y los medios los presentaron como represores y autores de la violencia.

Las fuerzas del orden actuaron sin armas para restablecer la tranquilidad en la capital tibetana, expresó Jiang Yu antes de asegurar los intereses secesionistas del Dalai Lama.

El gobierno chino mantiene puertas abiertas al dialogo, aunque deben cesar de inmediato las acciones separatistas, los actos de violencia y el sabotaje a los Juegos Olímpicos, comentó la portavoz de la cancillería.

Hace unas horas, el ministerio de Seguridad Pública reveló el arresto de decenas de terroristas confesos contratados y entrenados en el exterior con el propósito de iniciar el sabotaje con explosivos de los Juegos Olímpicos.

Otro de los puntos de la guerra mediática, el de la supuesta contaminación fue también refutado con el dictamen de la Comisión Médica del COI, que dio el visto bueno a los deportistas para que respiren en esta capital.

Los intereses políticos están detrás del pretendido boicot a la XXIX Olimpiada y presidentes como el dignatario francés, Nicolás Sarkosy, empiezan a decir que se ausentarán de los Juegos, de la ceremonia de apertura o de clausura.

Por norma, ni el movimiento olímpico ni los organizadores de estas citas están obligados a invitar a los mandatarios del planeta para organizarlas o realizarlas con éxito, aunque pueden hacerlo y tampoco niegan sus visitas a los escenarios de competencias.

Las justas estivales, como establece la Carta Olímpica, son una acción concertada, organizada, universal y permanente ejercida bajo la autoridad suprema del COI, para contribuir a la paz y al desarrollo de la amistad entre todos los pueblos del mundo.

El movimiento deportivo reunido aquí se comprometió a defender el derecho de los atletas a participar en Beijing 2008 como sus verdaderos protagonistas, por encima de los intereses políticos ajenos al espíritu olímpico.

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