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EEUU, Europa y el Gueto |
Los códigos militares, políticos e ideológicos para el genocidio de Gaza
El ataque a Gaza, suspendido temporalmente y a voluntad del estado sionista, ha batido todos los record de porcentajes de mujeres y niños asesinados, lo que implica que el “Plomo fundido” se ha volcado sobre la población no combatiente.
Éste es el escenario brutal del juego estratégico, político y económico de EEUU, Israel y la UE. Sobre la mesa, los jugadores echan cartas y realizan apuestas.
Como los jugadores de póquer, realizan gestos de dejar pasar, propuestas de treguas y mohines humanitarios.
Manipulando la terrible realidad y los ademanes de paz y beneficencia, realiza Falsimedia su “terrorismo informativo”.
Los códigos militares, políticos e ideológicos
Código del Terror
Después de 23 días de “encierro absoluto bajo el fuego” para un millón y medio de habitantes, Israel –con el apoyo expreso de los Estados Unidos y el silencio cómplice de la Unión Europea que inmediatamente aplaude la iniciativa-, declara las condiciones de un “alto el fuego unilateral”. (que romperá, también unilateralmente, cuando le parezca estratégicamente oportuno)
Es entonces cuando centenares de miles de personas pueden salir de sus “celdas familiares” para buscar afanosamente familiares desaparecidos, aplastados entre los escombros, y enterrarlos apresuradamente.
Es también el momento de buscar alimentos inexistentes y ayuda médica deficiente para los miles de heridos que han producido los bombardeos “muy bien discriminados” que se han ensañado con la población civil.
Después de más de dos años de bloqueo y de “asesinatos selectivos” que matan familias completas o vuelan edificios, los habitantes de Gaza saben que los bombardeos pueden reiniciarse en cualquier momento.
De hecho, Israel ha provocado con sus “ataques de amedrentamiento legitimados por la comunidad internacional”; o contra las autoridades de una organización –Hamas-, que ganó limpiamente las elecciones en Gaza, la ruptura de la tregua.
Código del castigo
Israel ha aplicado en Gaza el “código del castigo” que lleva realizando desde la autoproclamación de un “estado judio” en territorio palestino, hace ya cincuenta años.
Dicho código –para el caso concreto del actual genocidio de Gaza-, se ha “internacionalizado” con la práctica continua de la “doctrina Kissinger”, por los EEUU, para intervenir en aquellos países en los que los procesos populares se separan de los “designios del Imperio”.
El estado sionista de Israel impide –con matanzas periódicas de una brutalidad casi inconcebible- la formación de un estado palestino en tierra propia.
La pretensión sostenida por el maltratado pero heroico pueblo palestino resulta absolutamente intolerable al Israel sionista, que no ha heredado nada de solidaridad ni de humanidad de los campos de exterminio nazis y del espíritu de resistencia del gueto de Varsovia.
Con un cinismo también extremo; los EEUU y Europa apoyan militar y políticamente un genocidio continuo que bloquea a sangre y fuego una reivindicación del pueblo palestino.
Tal reivindicación fue “legitimada” pero inmediatamente bloqueada a favor de un “estado sionista” en dos tejemanejes descolonizadores sucesivos: el de la “doctrina Wilson” tras la primera guerra mundial que aceptó los “protectorados” europeos en la zona; y el del proceso de descolonización en Oriente Medio al finalizar la segunda guerra mundial.
La demanda palestina de construir su estado siguiendo las resoluciones aprobadas por las Naciones Unidas tampoco es aceptada –sino considerada como terrorista- por esos sustitutos de la “comunidad internacional”: los EEUU, Israel y la “Europa construida sobre la obediencia”, que han encontrado su biblia estratégica en la “Nueva estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos”.
Código de exterminio o Código Hiroshima
Es el código genital de la política exterior de los EEUU desde los ataques nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki el 6 y el 9 de agosto de 1945.
Supone el mayor ejercicio de barbarie y el mayor delito contra la humanidad que se haya realizado jamás: el asesinato, preconcebido y masivo, de la población total de dos populosas ciudades totalmente indefensas.
La aplicación estratégica de este código persigue dos objetivos: conseguir la rendición incondicional inmediata; y disuadir a posibles enemigos –presentes o futuros-, de que toda resistencia al poder militar de los Estados Unidos en absolutamente inútil.
En el ataque a Gaza, la aplicación de eso que la Unión Europea (con un eufemismo que limpia cuidadosamente la sangre, la muerte, el sufrimiento, las ruinas, y la historia de despojo y humillación) llama “respuesta desproporcionada” es, precisamente la aplicación de este código “político-militar” del que jamás fueron acusados sus inventores y primeros utilizadores.
El Código Hiroshima está tan en los genes de la política exterior del Imperio, que la actual secretaria de Estado, Hillary Clinton, amenazó con aplicarlo a Irán durante su campaña electoral para la elección del candidato del partido demócrata.
Hillary –que al parecer había aconsejado al primer miembro de la dinastía: Bill Clinton, los brutales ataques contra Yugoslavia-, quiso demostrar que era “mujer de Estado” amenazando con “borrar a Irán del mapa” con un ataque nuclear. (1)
Código de impunidad
Los políticos europeos han mantenido, por encima de toda barbarie, la “conexión atlántica” con los EEUU y, en consecuencia, el apoyo a su política en Israel y a la del propio estado sionista. (que ejerce también como gendarme de Washington en Oriente Medio)
Los menos hipócritas de todos ellos han dicho públicamente, a “media voz”, que “la política exterior común europea sólo es posible como obediencia a los EEUU”.
Los más convencidos de las bondades de la política imperial –como los infames criminales de guerra Solana, Blair y Aznar- han argumentado ese apoyo irrestricto repitiendo como cacatúas discursos idénticos a los de Clinton y Bush.
Otros se subieron inmediatamente al carro del aparente vencedor –después del ataque a Irak y de la misión cumplida de George Bush- para divulgar jubilosamente la “doctrina de seguridad nacional de los EEUU”.
Fueron todos los dirigentes europeos. En España se incorporaron al festín de la impunidad para siempre -el “nuevo imperio de los cien años” (2), en un mundo sin historia- todos los políticos en ejercicio a algunas “viejas glorias” como Felipe González.
Promulgaron el Edicto imperial que legitimaba la guerra de Iraq y todas las que la continuasen, en la Cumbre Europea de Salónica.
En el escenario palestino el “todo vale” se convirtió en la norma de funcionamiento “legítima”.
Se aceleraron los asentamientos israelíes en territorio palestino, especialmente en Cisjordania, Jerusalén y Gaza, y se enterraron los acuerdos de Oslo y todas las resoluciones anteriores y posteriores de la ONU.
La resistencia palestina fue catalogada como “terrorismo internacional”, perseguida, dividida y humillada.
Se planificó cuidadosamente la construcción de dos enormes muros que dividían Palestina en dos gigantescos guetos incomunicados, en los que la vida y la muerte, el hambre y la miseria, de la población dependía de la voluntad de Israel.
Muerto –o, más probablemente, asesinado- Arafat, la OLP fue convertida en un sujeto político de Washington y el presidente Mahmud Abbas en un grotesco muñeco manejable para Israel.
El pueblo palestino buscó una nueva organización combatiente y la encontró en Hamas.
La impunidad absoluta de Israel está, por el momento, garantizada.
Código de “demostración interna”
Las elecciones en Israel y la toma de posesión de Obama determinaron la fecha del ataque genocida a Gaza.
Como en EEUU, ante el segundo mandato de Bush y después de la Patriot Act; los políticos del estado de Israel pasan por la prueba de la barbarie contra los palestinos para favorecer sus posibilidades electorales ante un pueblo fascistizado y racista que apoya a una élite empeñada en la ocupación de nuevas tierras, en la creación de asentamientos y en la consolidación de dos enormes reservas de mano de obra semiesclava: Cisjordania y Gaza. (3)
Códigos evasivos para el discurso de Falsimedia
Son los conceptos muy divulgados de “daños colaterales”, “ataques selectivos”, “ataques quirúrgicos”, “escudos humanos”, “respuesta al terrorismo”, entre otros de la misma calidad encubridora.
Han sido fabricados y puestos en circulación para que los medios justifiquen sin mayores problemas –ante una “opinión pública” creada, domesticada y manipulada por ellos en un escenario de “monopolio informativo”-, crímenes horrendos como los bombardeos de bloques de viviendas, colegios, hospitales, refugios, el ametrallamiento de calles, la destrucción sistemática de todos los servicios vitales, y la realización de “crímenes selectivos” que se han ensañado con las mujeres y con los niños.
Enlazan y son los hermanos menores de otros conceptos más globales que conforman la estructura ideológica de la “guerra mundial antiterrorista” o de “las guerras del Imperio.
Los hemos oído miles de veces:
“rogue states” (estados delincuentes o estados terroristas), “estados fallidos”, “organizaciones terroristas”, “proliferación de armas de destrucción masiva”, “apoyo a grupos terroristas”, “estados populistas”, “pobreza como riesgo”.
Codificados en EEUU, han sido incorporados a todos los grandes documentos estratégicos de los “aliados fieles, de la Unión Europea, de la OTAN y de sus estados miembros.
NOTAS:
(1) Para una definición más precisa, pulsar aquí:
(2) “El Nuevo Siglo Norteamericano” en un tiempo sin historia. Una visión imperial mucho más ambiciosa en el tiempo y en el espacio que “El Reich de los Mil años” de Hitler.
(3) El motivo de este artículo no es el de analizar el proyecto económico del “Gran Oriente Medio”del capitalismo globalizado bajo la égida de los EEUU, y el papel estratégico (militar y económico) de Israel.
(continue)
Antonio Maira

El alto el fuego unilateral
Tiene dos funciones estratégicas para Israel y los Estados Unidos:
El terror disuasivo
- La primera es mantener el nivel de “terror disuasorio”, con matanzas y destrucciones periódicas, que asegure la derrota de Hamas después de la de la OLP. El alto el fuego no es más que una pausa parcial –para la digestión lenta de la Unión Europea, sus políticos y sus “opiniones públicas”-, en el genocidio programado.
Israel mantiene las instalaciones fijas del cerco –los enormes muros, los pasos fronterizos, el bloqueo, los emplazamientos militares-; y las condiciones que le aseguran sostener o reforzar a voluntad el asedio, o reiniciar los bombardeos, las matanzas generalizadas, las entradas militares o la ocupación temporal o permanente.
Según este plan estratégico, Cisjordania y Gaza se convertirán cada vez más en dos enormes “batustanes” o “maquilas” para un pueblo diezmado y expulsado de todo el territorio que ocupa el estado de Israel. Continuará el proceso de dispersión, disgregamiento y pérdida de identidad, mientras la política inmigratoria del estado sionista alimenta los asentamientos para consolidar y “legitimar” la progresiva ocupación por la fuerza del territorio palestino.
A estas alturas del proceso, es evidente que Israel –con apoyo, y diseño estratégico compartido, de los EEUU; y con la complicidad de Europa-, no tiene intención alguna de permitir la constitución de un estado palestino.
No es ninguna figura retórica la comparación del cerco, asedio, destrucción, matanzas y ocupación de Gaza, con el gueto de Varsovia; ni tampoco lo sería la comparación de la ocupación progresiva y violenta de Palestina por Israel, con la de Polonia por los nazis con sus deslazamientos forzosos de población que provocó cientos de miles de muertos.
En la estrategia del “terrorismo mediático”, el estado expansionista de Israel utilizó como coartada de la ocupación el muy real holocausto que no tenía nada que ver con el pueblo palestino. En realidad desarrolló el proyecto sionista cuya “legitimidad inspiradora”, de tipo colonial y racista, es muy anterior al holocausto y no tiene relación alguna con sus víctimas.
Israel asumió desde el principio los principios expansionistas, militaristas y racistas que han derivado en otro genocidio: la del pueblo palestino. Basta revisar objetivamente la historia del estado de Israel y su conexión inicial con el sistema colonial europeo, para que los hechos confirmen estas afirmaciones.
Terminar con la resistencia palestina
Con el refuerzo político, militar e ideológico que le supuso la invasión y ocupación de Iraq por los Estados Unidos, y su larga guerra para intentar terminar con la resistencia del pueblo iraquí, Israel ha intentado dar un paso de gigante en la liquidación definitiva de la resistencia palestina.
Tel Aviv ha conseguido identificar su “proyecto histórico” con la estrategia imperial de Washington para el “Gran Oriente Medio” y el “Nuevo siglo norteamericano”. De este modo la impunidad internacional está absolutamente garantizada para consolidar un estado de fronteras ampliadas que se construye sobre un axioma falso convertido en dogma: “la inexistencia del pueblo palestino”.
El estado sionista –reforzado como estado gendarme de los EEUU, en sus amenazas a Siria y a Irán-, realizó la invasión fracasada y el enorme genocidio del Líbano, cuando Bush intentaba extender la guerra de Iraq, y ahora ha atacado a Gaza para ganar posiciones y establecer una nueva frontera estratégica para alcanzar “la paz en Oriente Medio”. La muy sionista secretaria de estado, Hillary Clinton, y el lobby pro judío, respiraron aliviados con los nombramientos muy significativos y el silencio cómplice del elegido presidente Barack Obama.
Las condiciones del alto el fuego
Israel, de común acuerdo con los EEUU decretó un “alto el fuego unilateral” como alarde de ejercer una soberanía efectiva sobre todo el territorio palestino, menospreciando toda iniciativa de “mediación” de los alaidos árabes de los EEUU y de la “humanitaria” Unión Europea. El alto el fuego establecía las condiciones de un vencedor militar: Tel Aviv retiraría sus fuerzas acorazadas y las unidades militares que ocupaban el gueto cuando lo considerase oportuno, mantendría el cerco militar y el alistamiento máximo para cañoneos y bombardeos, y –por supuesto-, continuaría con el blindaje de las fronteras manteniendo el vallado y el control absoluto sobre la vida en Gaza (entrada de alimentos, medicinas, combustible, reanudación de la actividad económica).
Israel y los EEUU despreciaron la subordinada mediación de los gobiernos árabes aliados –Mubarak, presidente de Egipto, se ha convertido en su portavoz-, y exigieron su colaboración en el sellado de fronteras, búsqueda de armas en el guetto y control policial de la población palestina.
Dentro del esquema estratégico general de los Estados Unidos e Israel en relación con Palestina y con el control militar, económico y político del Gran Oriente Medio; la Unión Europea realiza su parte –la del aliado encubierto- con las siguientes propuestas sobre la tregua y sobre su aportación “humanitaria”:
Europa considera una prioridad la distribución inmediata de ayuda humanitaria, en condiciones de “alto el fuego” que asume la necesidad de “atajar el tráfico de armas a Hamas”.
Nada dice Europa sobre el bloqueo de la venta de armas a Israel que realizan sus miembros, y tampoco sobre el establecimiento de garantías para que una nueva intervención militar genocida no vuelva a producirse.
En la “mediación”, Europa ofreció “toda la ayuda técnica necesaria” para evitar el tráfico de armas hacia Hamás que trataba de impedir Israel. Días más tarde los buques de guerra franceses –y posiblemente la OTAN en su conjunto- colaboraban en el bloqueo por mar de Gaza.
Manteniendo una equidistancia exquisita entre invasores e invadidos, ocupantes y desalojados, saqueadores y saqueados; y el menosprecio de todas la resoluciones de la ONU, Europa proclama la “necesidad” de reiniciar “negociaciones serias” en el proceso de paz con los palestinos. Dicho de otra manera, aceptar la situación actual y darle a Israel un plazo indefinido para continuar con nuevos asentamientos, completar los muros, derribar las casas de los palestinos, destruir sus huertos, sus olivares y sus cultivos.
La Europa en crisis no olvida las posibilidades de “negocio” y afirma que uno de las medidas necesarias para alcanzar la paz es la celebración de una “Conferencia de Donantes”, siguiendo el modelo de expolio organizado de la celebrada en Madrid meses después de la invasión de Iraq.
La Unión Europea respalda el ciclo de “destrucción reconstrucción”, que se inicia con la aplicación por Israel-EEUU del “código Hiroshima” y culmina con esa propuesta de conferencia colonial de “donantes”.
Zapatero expresa muy bien cuáles son los componentes de la intervención humanitaria de Europa:
“España no ahorrará esfuerzos políticos, diplomáticos, militares y financieros para que el proceso hacia la paz avance lo antes posible”.
Los líderes europeos –afirma el País-, están dispuestos a volcarse en el alivio de la terrible situación de sufrimiento de Gaza, para “evitar a toda costa que Hamás saque partido político de la reconstrucción de una franja hecha trizas”.
Todo ha quedado meridianamente claro.
Salvo la dinámica y la fortaleza del proceso de resistencia expresada en la Cumbre de Damasco.
Antonio Maira
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