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He visto tres Chinas diferentes

En la década de 1970, los estadounidenses ahorrábamos 14 centavos del dólar que habían ganado. Sin embargo, en la actualidad, sus ingresos no cubren los gastos en la vivienda, muebles, televisores y automóviles. E incluso, hace cuatro años, para colmo los gastos superaban los ingresos en un 3 por ciento, o sea, si teníamos un dólar de ingreso, debíamos pedir prestados tres centavos para cubrir los gastos por valor de 1,03 dólares.

La actual recesión económica ha obligado a los estadounidenses a “dejar de gastar dinero” por el momento. Las recientes cifras económicas demuestran que los estadounidenses depositamos cuatros centavos del dólar ganado, lo que significa que estamos volviendo al camino justo. Vale la pena hacer una comparación tomando la República Popular China como referencia. La gente del país asiático ahorran la cuarta parte de su ingreso y la deposita en el banco para el ulterior desarrollo.

Estuve en China en tres ocasiones. Cuando yo visitó el país en 1983, los chinos se desplazaban a pie en la mayoría de las ocasiones, sin disponer de suficiente número de bicicletas. Los caminos erran cenagosos. La mayor parte de los chinos todavía vivía en casas de una sola planta.

Al volver a visitar China en 1994, ví con mis propios ojos los enormes cambios en el país. Los caminos eran llanos, se veían edificios de múltiples plantas por doquier. Incluso, había un establecimiento de la cadena del restaurante McDonald’s en un poblado por donde recorrí.

Visité China por tercera vez a principios de 2009. Los cambios operados en el país me han sido sorprendentes. El avión a cuyo bordo arribé a Shanghai, aterrizó en uno de los aeropuertos más modernos del mundo. La ciudad tiene una poblción de 22 millones de habitantes. El edificio más alto de la ciudad en 1988 tiene 22 plantas. Desde entonces, Shanghai ha construido más de 5.000 edificios de más de 15 plantas. Los chinos son afanosos. Quiero decir que en el mundo actual, nos enfrentamos a un desafío serio.

Cada vez que nos sentimos decepcionados y comenzamos a recordar los excelentes momentos del pasado en los Estados Unidos, podemos encontrar los medios para hacer mejor el futuro. En 1980, cuando estábamos en la peor decadencia registrada tras la Gran Depresión, la economía japonesa estaba próspera. Creíamos que Japón nos quitaría el desayuno, almuerzo y cena. Aún podemos recordar que un grupo de obreros de la industria automovilística de Deriot destruyó a martillazos carros de fabricación japonesa. A su parecer, lo que ha hecho podría impedir a Toyota. En aquel entonces, estábamos convencidos de que la compañía japnesa vencerá a todos nosotros.

Sin embargo, hemos salido airosos de los momentos díficiles y hemos hecho bien. Ahora, nos volvemos a recuperar. Puedo afirmarles que también será dura la competencia con China, tal como hicimos con los japneses hace 29 años. Sin embargo, podemos hacer bien, ya que sabemos hacer innovaciones y escarnamentar en cabeza ajena. Esto es lo más importante.

El autor del artículo es Clark Howard, de Estados Unidos


(Pueblo en Línea)

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