Cuando asistió al 11 Encuentro de los Dirigentes de UE y China el 20 de mayo, el primer ministro de China Wen Jiabao dilucidó la postura de China con respecto a la tesis que se da en llamar G2 (Grupo China-EEUU).
Destacó que dos países o dos grupos de potencias no pueden resolver todos los problemas globales, y la multipolarizacion y multilateralismo son tendencias generales y predilecciones de la gente.
Hay quienes afirman que se presentará una configuración de hegemonía china-norteamericana en el mundo. Esta afirmación carece de fundamentos y es errónea.
Esta declaración del primer ministro chino es la primera manifestación pública del dirigente de China con respecto al G2, manifestación que ha despertado gran atención y positiva repercución en la arena internacional.
El año pasado Fred Bergsten, director del Peterson Institute for International Economics de EEUU, avanzó una vez más su tesis de G2 en la revista Foreign Affairs. Más tarde un número de estrategas y eruditos de gran peso en EEUU manifestaron su apoyo y aprobación a esta tesis en diferentes formas. Esta nueva tesis ha desatado un gran debate en el mundo. Europa y Japón están suamente preocupados. Lo manifiestan públicamente en numerosas conferencias internacionales, sosteniendo que esta tesis alejará las relaciones entre EEUU y Europa y entre EEUU y Japón. Ciertos países en vías de desarrollo también son recelosos con respecto a esta tesis.
El 25 de diciembre de 1991, la Unión Soviética se desintegró, lo que proclamó el fin de la Guerra Fría. Con posterioridad, cierta gente de Occidente se dejaron llevar por la euforia pensando que podrían mantener su hegemonía en el mundo sin ningún desafío y poner fin a una etapa de la historia. Pero la evolución de la situación mundial después de la Guerra Fría era totalmente diferente de lo que aspiraban. La llamada “guerra anti-terrorista” desatada por EEUU ha conducido a una seria confrontación entre la civilización cristiana y la islámica. La ola impulsada por Occidente en todo el mundo para promover la “democratización” ha traído a muchos lugares convulsiones y conflictos. A comienzos de 2007, Hubert Védrine, ex ministro del Exterior de Francia, escribió un libro titulado “La Historia prosigue”, refutando punto a punto la tesis del fin de una etapa histórica. Señaló sin atenuantes que el fin de la Guerra Fría ha enturbiado la cabeza de Occidente.
Después de la Guerra Fría otra tendencia que merece atención es que un número de países han emprendido el camino de emergencia después de adoptar la política de reforma y apertura. La emergencia de unos países en vías de desarrollo es una corriente digna de atención, corriente que cambiará la fisonomía del mundo en el siglo XXI. En esta gran corriente de emergencia China es una representante destacada, y su status e influencia se eleva y se amplia a pasos acelerados igual que otros países emergentes.
A mi entender, la tesis de G2 se ha planteado en consideración de los dos contextos arriba expuestos, diferente de la tesis recientemente surgida en la arena interncional que exige la fundación de una “alianza de países democráticos” y una “comunidad de valores”. En estos últimos años unos famosos eruditos y cerebros en EEUU y Europa han hecho oír su crítica a la tesis de “alianza de países democráticos” soteniendo que esta tesis conducirá a la división de mundo y el surgimiento de una nueva Guerra Fría.
Los puntos de vista y las tesis de la gente con respecto a la situación internacional están generalmente relacionados con la historia. La situación mundial de hoy se ha evolucionado desde el bipolarización. La mentalidad de la hegemonia de grandes potencias en el mundo y el manejo de los destinos de los países débiles por parte de los poderosos están profundamente enraizados en la mente de muchas personas. Sin embargo, el mundo está experimentando profundos cambios. Tal como sostenemos los chinos, los asuntos del mundo deben decidirse en común por todos los países del planeta, sin distinción de grandes o pequeños, poderosos o débiles, ricos o pobres. Eso es lo que quiere decir el primer ministro Wen Jiabao sobre la tendencia de multipolarización y multilaterialismo y la predilección de la gente.
No estamos de acuerdo con la hegemonía en común por parte de China y EEUU. Pero al mismto tiempo, es necesario constatar que las relaciones sino-americanas son las relaciones bilaterales más importantes en la diplomacia china. Es nuestra orientación firme impulsar las relaciones sino-norteamericanas a lo largo del camino sano y estable en la nueva época.
China y EEUU son dos países de gran influencia en el mundo. El desarrollo de la cooperación entre estos dos países sobre la base de los principios acordados por ellos favorece no sólo a ellos sino también al mundo entero. La preocupación de cierta gente en Europa y Japón por el desarrollo de las relaciones sino-americanas está demás, porque la historia en los últimos 30 y tantos años ha demostrado que está infundada. El desarrollo de las relaciones chino-norteamericanas no sólo no perjudica a Europa ni a Japón, sino que los beneficia.
(Pueblo en línea)
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