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La esencia de la nueva política de Obama

¿Quiere EEUU separarse del conservadurismo?

En Nueva York, es cuestionado un retrato de Obama titulado “La Verdad”, porque Obama, que en el retrato aparece con maleza de espinos sobre la cabeza y abre el telón con los dos brazos tendidos, se parece a Jesús clavado en la cruz. 100 días después de su asunción al Poder, no cede el fervor por Obama como “personaje histórico”.

¿Pasa de la raya el culto a la personalidad de Obama? ¿Ya constituye un desafío a la configuración política de los dos partidos norteamericanos?

Qué es lo nuevo de la “nueva política de 100 días”

Es incomprensible la pasión de los diversos círculos sociales de Estados Unidos por las actividades conmemorativas de 100 días de la asunción al Poder del nuevo presidente. Aunque no tenía significado práctico en un principio, esa pasión se ha convertido ahora en la veleta de la posibilidad de que el nuevo gobierno pueda o no pasar sin tropiezos el mandato de 4 años. Con ocasión de los 100 días de su asunción al Poder, Obama goza de la más alta tasa de apreciación al trabajo de un presidente registrada en los últimos 20 años. Una encuesta realizada por ABC y “The Washington Post” muestra que el 69% de los norteamericanos aprecian su trabajo, y esa cifra podría constituir la más alta apreciación registrada en los últimos 20 años. El 54% de ellos expresaron que los méritos políticos de Obama sobrepasan lo que esperaban. Esto está muy por encima del nivel de los expresidentes Bush y Clinton con ocasión de 100 días de mandato, el mismo índice de los cuales era 39% y 35%, respectivamente. Según la misma encuesta, el 63% de los norteamericanos consideran que son notables o considerables los méritos políticos de Obama en los primeros 3 meses de su mandato.

¿Qué es “lo nuevo” de la nueva política tan bien aceptada de Obama? Esto reside precisamente en abandonar totalmente muchas medidas políticas interiores y exteriores del antecesor presidente y su pensamiento de nuevo conservadurismo. En un tiempo tan corto de poco más de 3 meses, Obama planteó una serie de medidas diametralmente diferentes a las del antecesor presidente: Renunciar al unilateralismo en el terreno diplomático, reconocer que la solución de tantos problemas globales no puede depender solamente de Estados Unidos, dar importancia a la cooperación con los países aliados, intensificar el contacto con el mundo islámico, proponerse aliviar las relaciones con Cuba; modificar la estrategia antiterrorista, fijar el clonograma de retirada de las fuerzas militares norteamericanas desde Irak, volver a trasladar el centro de gravedad de la lucha antiterrorista a Afganistán y Pakistán: respetar las normas internacionales de ética, dar la orden de cerrar la cárcel en Guantánamo y otras “cárceles negras”; en el problema de seguridad, formular la “teoría sobre un mundo libre de armas nucleares”, disminuir el papel de las armas nucleares en la estrategia de seguridad de Estados Unidos, mejorar las relaciones con Rusia e iniciar negociaciones sobre la restricción de armas estratégicas ofensivas; trabajar por eliminar trabas religiosas a la investigación científica, aminorar las restricciones sobre la investigación de células troncales; en lo económico, fortalecer la invervención del gobierno, destituir al responsable de General Motors; aumentar la inversión del gobierno en la seguridad social y extender la cobertura de los servicios sanitarios y profilácticos a millones de niños.

Esta serie de medidas nuevas son universalmente bien acogidas por la comunidad internacional y también apoyadas por la mayoría del pueblo norteamericano. Un comentario considera que la enérgica reforma realizada por Obama después de su asunción al Poder hace que la gente olvide rápidamente el color de su piel y clave las miradas en su idea liberalista de gobernación.

Conflictos internos: El Partido Republicano debe reflexionar tras su lucha interna

En realidad, Obama no ha cumplido completamente sus compromisos de reforma, pues no ha logrado éxito en el “fortalecimiento de la unidad de los dos partidos”. Según muestra una encuesta, aunque la tasa de apoyo popular para Obama sobrepasa el 60% en la actualidad, sólo un 24% de los republicanos aprueban la actuación de Obama; y esta diferencia se manifiesta en mayor grado en el Congreso. Por ejemplo, sobre el proyecto de estímulo económico por un monto total de 787.000 millones de dólares, ningún representante republicano votó a favor en tanto que sólo tres senadores votaron a favor del proyecto, cuya aprobación se apoyó completamente en la mayoría absoluta del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes y su ventaja obvia en el Senado, de modo que no tenía nada que ver con la “cooperación Asno-Elefante”.

El 28 de abril, Alan Spector, el senador republicano más veterano en el Senado, se pasó al Partido Demócrata y participará, en calidad de demócrata, en la contienda electoral para su reelección en 2010. Esto constituye un duro golpe para el Partido Republicano tras su derrota electoral y cambiará probablemente la configuración política de los dos partidos de Estados Unidos y el Partido Republicano hasta podría convertirse en un “partido regional”.

Actualmente el Partido Demócrata ya tiene mayoría absoluta en la Cámara de Representantes, de manera que si el Partido Republicano piensa impedir la aprobación de cualquier proyecto de ley, tendrá que cifrar su esperanza en el Senado. Antes del cambio de posición partidaria de Spector, el Partido Demócrata tenía 56 curules en el Senado y el Partido Republicano, 40; además, los dos senadores independientes votaron en la mayoría de las veces por la línea del Partido Demócrata y en la pendiente contienda electoral por un puesto de senador por el estado de Minnesota, el Partido Demócrata mostró un superioridad delicada en los repetidos escrutinios de votos. En estas circunstancias, el cambio de posición de Spector se convertirá probablemente en el voto clave para que el Partido Demócrata alcance una mayoría de las tres quintas partes en el Senado, lo que será suficiente para superar cualquier obstáculo de procedimiento para terminar forzosamente el debate y someter el proyecto de ley a la votación.

Numerosos republicanos criticaron indignados a Spector por su problema de honradez y estilo de nadar entre dos aguas, esperando desacreditarlo entre los electores partidarios del Partido Demócrata. El comentario hecho por Michael Steele, presidente del Partido Republicano, tiene incluso alusiones personales: Spector “no está nada educado”; “creo que su madre no lo educó de esa manera”.

La razón principal del cambio de posición de Spector es, sin duda, la búsqueda de su reelección como senador; sin embargo, su decepción por el Partido Republicano no carece de simpatía dentro de este último. Spector declaró que él ingresó en el Partido Demócrata porque el Partido Republicano se vuelve cada vez más “derechista”. Según se informó, después que Spector y otros dos senadores republicanos anunciaron su apoyo al programa de estímulo económico de Obama, Steele anunció de inmediato que apoyará a sus rivales electorales en la elección preliminar dentro del Partido Republicano para senadores.

Algunos senadores republicanos criticaron el comportamiento y palabras de Steele y reflexionaron profundamente sobre la atmósfera política dentro del Partido Republicano durante largo tiempo. A criterio del senador Graham, los grupos derechistas dentro del Partido Republicano como el “Club de Crecimiento” persisten en su posición durante largo tiempo, lo que somete a las personalidades moderadas a presiones. Pero Rouse, vicepresidente del “Club de Crecimiento” replicó que precisamente por la tolerancia a Spector y sus semejantes durante largo tiempo, el Partido Republicano ha caído al punto más bajo en su historia. “En los últimos ocho años, hemos organizado un gran gobierno (tipo Partido Republicano) y perdido los rasgos distintivos del Partido Republicano”; Spector y compañía “han hecho daño a la marca del Partido Republicano”.

En esta polémica interna del Partido, Hatch, el hombre No. 2 del Partido Republicano en el Senado, ha hecho todo lo posible para salvaguardar la unidad del Partido y ha dirigido su punta de lanza al “Club de Crecimiento”, diciendo que ellos deben dirigirse contra el Partido Demócrata y no contra los mismos republicanos.

¿Tendrá futuro el convervadurismo?

Ante la realidad política actual, Vemon McCannell, líder del Grupo republicano en el Senado, advirtió que EEUU y su pueblo ahora se hallan frente a la amenaza de un partido arrogante que campa a su libre albedrío. Pero el cambio del destino del Partido Republicano no depende del temor de las masas norteamericanas al Partido Demócrata, sino del despertar del Partido Republicano de su propio “extravío”.

Lo que sirve de un consuelo ligero a los dirigentes republicanos es que Snow y Collins , dos senadores moderados republicanos que votaron en favor del plan de estímulo económico igual que Spector, han manifestado que no saldrán del Partido Republicano, pero adviertieron que éste debe sermás inclusivo. Las palabras de “corazón” de estos dos senadores coinciden en lo fundamental con los comentaristas locales. Es posible que surja un partido gobernente de tendencia centro-derecha en EEUU, pero no se aceptará jamás un partido gobernante puramente derechista. Los republccanos deben ser más realistas.

Desde el punto de vista de lucha política en el Congreso, el Partido Republicano debe fortalecer antes que nada la unidad entre la derecha y la fuerza moderada en su seno. El estratega republicano Wafer señaló que si Obama y el Partido Demócrata logran controlar no sólo la izquierda sino también la fuerza mayoritaria del Centro, el Partido Republicano perderá en las próxiamas generaciones su voz y su papel de contención como partido de oposición. Puso sobre aviso al presidente del Partido RepublicanoMichael Steele que su tarea es consolidar la fuerza republicana para ganar las elecciones, y no es excluir voces disidentes en el seno del Partido para elevar la “pureza” del mismo.

En segundo lugar, el Partido Republicano no puede pasar por alto la voluntad popular diciendo siempre el “no” a Obama y al Partido Democrática en los problemas financieros, económicos y diplomáticos, sino proponiendo soluciones competitivas. Por ejemplo, en el problema de fortalecer la vigilancia financiera, muchos congresistas republicanos se oponen a cualquier forma de vigilancia desde su raíz, y persisten en la solución de los problemas surgidos por el propio mercado financiero. Aunque enarbolan la gran bandera de proteger los intereses de los contribuyentes, su punto de vista no coincide con la mayoría de los expertos financieros, y menos aún puede persuadir a las amplias masas que han elevado sus quejas hacia el cielo contra los organismos financieros.

Partiendo del objetivo a largo plazo de resurgimiento, el Partido Republicano debe adaptarse a la situación nacional e interncional caracterizada por un acentuado pluralismo en el contexto de globalización. En los asuntos internos, las etnias minoritarias han incrementado su influencia cambiando la situación en que los blancos monopolizaban las corientes religosas y las ideologías políticas. En el camino de reconstrucción, el conservadurismo necesita la integración, lo que exige mantener el inmovilismo económico y alto nivel moral de pequeño gobierno, así como tradicionalismo cultural, y persistir en la tesis de que un gobierno sin restricciones constituye una amenaza para la autogestión. Necesita una política conservadora en materia de la seguridad nacional, y necesita persistir en la tesis de que “un gobierno lleno de vitalidad y responsable es la premisa para defender los intereses y el status de la nación”.

Lee Edwards, historiador que se dedica durante largos años al estudio del movimiento de conservadurismo de EEUU, sostiene que el fracaso del Partido Republicano en las elecciones intermedias de 2006 y en las elecciones generales de 2008 no se debe a su persistencia en el ideario de conservadurismo, sino precisamente a que iba contrario al conservadurismo tradicional. Ahora, dijo, el Partido Republicano debe regresar al punto de partida histórico de conservadurismo: persistir en la tesis evangélica y el ideario de gran gobierno, y rompe con neoconservadurismo que actúa con arbitrariedad en lo diplomático.

Es necesario tener en cuenta que a pesar de que la gente no comprende por completo las connotaciones del conservadurismo, esta ideología aún tiene una gran fuerza convocatoria entre las masas populares de EEUU, ideología que se fortalece constantemente desde el Gobierno de Reagan. Una encuesta realizada antes de las elecciones generales de 2008 demuestra que el 57% de los norteamericanos reconocen que tienen una fuerte tendencia o un determinado grado de conservadurismo, y sólo un 35% de ellos piensan que creen firmemente o en una cierta medida, en el liberalismo. Esta creencia puede ser o no la base del resurgimiento del Partido Republicano depende del éxiito del reajuste estratégico de ese partido, y desde luego, de los resultados reales de la nueva política de Obama.

(Pueblo en línea)

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