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EEUU vs Israel - Una relación perversa |
“¿Quién se ha creído que es? ¿Quién es aquí la superpotencia?” Exclamaba en 1997, molesto pero impotente, el presidente de los Estados Unidos Bill Clinton, después de su entrevista en Washington con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.
El mandatario norteamericano mostraba así su disgusto por la arrogancia del sionista que, lejos de dejarse presionar para que avanzara hacia un acuerdo con los palestinos, exigía al presidente la aceptación de su discurso anexionista y de sus planes agresivos y guerreristas.
El presidente demócrata no pudo conseguir nada de Netanyahu que, fiel a su táctica de dar largas y de ganar tiempo con falsas negociaciones de paz para continuar extendiendo las colonias en los territorios ocupados, consiguió burlar a Clinton. Y, a pesar del interés norteamericano por encontrar algún tipo de salida al conflicto con los palestinos, el primer ministro israelí se mostró irreductible en sus posicionamientos sionistas, negándose a cualquier concesión territorial con la excusa de la “lucha contra el terrorismo”.
Doce años después, cuando de nuevo el fascista Netanyahu encabeza un gobierno israelí de extrema derecha, Obama se enfrenta al dilema de que el lobby judío en los Estados Unidos tiene, en realidad, mayor poder que el propio presidente de la nación. Hasta el punto que todos los expertos en la política norteamericana están de acuerdo en que Obama no tendría posibilidades de obtener un segundo mandato (el sueño de todos los presidentes yankis) si se enfrentara al sionismo intentando presionar al gobierno israelí para que acepte la propuesta de “dos Estados para dos pueblos”.
Esta relación perversa, de mutua dependencia, entre el gobierno sionista israelí y la presidencia de los Estados Unidos impide en la práctica, cualquiera que sean las intenciones de Obama, que los americanos puedan presionar a Netanyahu y su gobierno de fascistas y fundamentalistas judíos para que devuelvan los territorios ocupados y permitan la constitución de un Estado palestino independiente y viable.
El llamado “lobby judío”, a través sobre todo del American Israel Public Affairs Committee (AIPAC), no sólo orienta el voto de la muy importante minoría judía en los Estados Unidos, sino que, por medio de sus generosas aportaciones a las campañas electorales presidenciales y legislativas, tiene una influencia decisiva en la política exterior norteamericana.
Además, la comunidad judía goza del apoyo incondicional de toda la reacción cristiana, particularmente de los evangelistas, que respaldan sin fisuras las políticas sionistas. Y, para colmo, el presidente Obama se ha visto obligado, bajo fortísima presión de su propio partido demócrata, a aceptar en su equipo de gobierno a sionistas declarados como el vicepresidente Biden o la secretaria de Estado Hillary Clinton.
La reciente visita de Netanyahu a Washington, convocado por Obama para convencerlo de que debe aceptar la solución de “dos Estados”, ha tenido un desarrollo y unos resultados similares a la entrevista que hace doce años tuvo con Bill Clinton. Con la misma arrogancia y con la misma actitud provocadora, el primer ministro israelí ordenó, justo antes de volar hacia la capital norteamericana, el inicio de la construcción de una nueva colonia en la Cisjordania ocupada y, para que no quedara ninguna duda sobre su rechazo a la nueva política de los Estados Unidos para Oriente Medio, declaró, antes de subir al avión, que jamás devolverá el Golán sirio ni permitirá la creación de un Estado palestino.
Se sienten muy seguros. Sus contactos, sus relaciones y sus sobornos en el Congreso, en el Senado, en la industria de armamentos y en las Fuerzas Armadas, que durante muchos años le han permitido recibir ingentes cantidades de dinero, armas y alta tecnología militar -incluyendo ojivas atómicas y misiles de largo alcance- les hacen sentirse respaldados, por criminales que sean sus acciones, por un gobierno y una presidencia que depende de los sionistas al menos tanto como Israel depende de la ayuda económica, militar y diplomática de los Estados Unidos.
El control israelí de la política exterior norteamericana hace muy difícil que el presidente Obama pueda presionar a Netanyahu para que acepte el plan saudí de retorno a las fronteras de 1967, a cambio del reconocimiento diplomático del Estado de Israel por la mayoría de los países árabes.
Más bien, existe la posibilidad real de que, con un ataque por sorpresa contra las instalaciones nucleares iraníes, los sionistas arrastren a los Estados Unidos a una nueva guerra contra la potencia persa, antes de haber resuelto su desastrosa implicación militar en Irak y Afganistán.
Pedro Brenes
Secretario General del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)
Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, multitud, politica, violencia.
El funcionario agregó que, hasta que esas discusiones se lleven a cabo, la vida en los asentamientos continuaría como hasta ahora.
Este miércoles, la secretaria de Estado de EE.UU, Hillary Clinton, repitió lo que el presidente Barack Obama dijo al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en el encuentro que mantuvieron hace unos días en Washington.
"El presidente (Obama) fue muy claro cuando el primer ministro Netanyahu estuvo aquí: quiere ver un alto en la colonización", dijo Clinton tras una reunión con Ahmed Aboul Gheir, ministro de Relaciones Exteriores de Egipto y elemento clave en las negociaciones de paz.
La corresponsal de la BBC en Washington, Kim Ghattas, aseguró que "es la primera vez en años que la administración estadounidense es tan clara en su llamado a un congelamiento de la expansión de los asentamientos israelíes".
"Sin excepción"
Esto como precedente a la reunión que mantendrán este jueves Barack Obama con el presidente palestino Mahmoud Abbas, en la Casa Blanca.
Durante la conferencia de prensa de este miércoles, Clinton agregó que Obama quiere que se detenga todo el desarrollo en las colonias, en puestos de avanzada y no tolerará excepciones por crecimiento natural.
Los puestos de avanzada son pequeños asentamientos, a veces con sólo pocas personas que construyen sin autorización del gobierno israelí. Mientras que el crecimiento natural es como los israelíes describen las construcciones hechas dentro de los asentamientos ya existentes.
La secretaria de Estado de EE.UU, finalizó asegurando que están trabajando para llevar a Israel y a los palestinos a las negociaciones de paz. Y enfatizó que la solución "depende de ambas partes".
Ghattas agregó que "las declaraciones sobre los asentamientos serán bien recibidas por los palestinos, pero se espera que causen fricciones con Israel".
¿Y los palestinos?
Por otra parte, la Casa Blanca también necesita que el gobierno del presidente palestino Abbas en Cisjordania se fortalezca y se vuelva más efectivo.
Y para alcanzar eso, explica el periodista de la BBC dedicado a temas diplomáticos, Jonathan Marcus, la colaboración de los israelíes es clave.
"Los palestinos necesitan mayor libertad de movimiento para impulsar la actividad económica en Cisjordania, pero ante todo, necesitan que los asentamientos dejen de construirse y expandirse", señaló Marcus.
Esa es quizás la consigna de la política externa de Obama de cara al Medio Oriente, una perspectiva que se consolidará en el discurso que ofrecerá el mandatario estadounidense en El Cairo, Egipto, en junio.
BBC Mundo
La política de Netanyahu es clara; hay disposición a efectivizar la promesa incumplida de gobiernos anteriores de desalojar varios pequeños asentamientos que se instalaron a partir de marzo de 2001, pero, al mismo tiempo, busca promover la construcción en los asentamientos más arraigados, refugiado en el tema del "crecimiento natural", como definen la expansión de las colonias existentes para albergar el crecimiento demográfico de sus comunidades.
El vocero del gobierno israelí Mark Regev dijo ayer que el destino de las colonias existentes "será determinado en las negociaciones sobre el estatuto final entre Israel y los palestinos". Regev agregó que "mientras tanto, la vida normal debe continuar en esas comunidades". Regev y Netanyahu omiten el hecho de que toda la colonización israelí en Cisjordania es ilegal, según la ley internacional que prohíbe el asentamiento de ciudadanos en territorios ocupados.
Al mismo tiempo, los colonos israelíes que, junto a la ultraderecha israelí, lograron deponer en 1998 a Netanyahu cuando éste firmó el acuerdo de evacuación de la ciudad palestina de Hebrón, podrían llegar a hacerlo nuevamente ahora, en la medida en que lleguen a la conclusión de que Netanyahu les causa más daño que ventajas.
El primer paso en este sentido fue dado ayer por un foro de rabinos de las colonias, quienes llamaron a los soldados israelíes a desobedecer órdenes de desmantelamiento de asentamientos ilegales. "La Santa Torá prohíbe participar en la expulsión de judíos de nuestra tierra sagrada", proclamaron los rabinos. Así comenzó el final del gobierno de Netanyahu, 10 años atrás: esto podría también ser el principio del fin del actual gobierno.
"El punto de vista de EEUU es satisfactorio, se basa en los requisitos de que Israel debe detener todas las formas de asentamientos, incluyendo la ampliación normal, y reconocer la solución de dos estados", dijo Abbas.
Abbas se reunió hoy con Mubarak para informarle los resultados de su visita a Estados Unidos.
El presidente palestino Mahmoud Abbas presentó el jueves un documento sobre la solución al conflicto israelí-palestino a la administración estadounidense cuando se reunió con el presidente Barack Obama en Washington.
La propuesta de Abbas se basa en el plan de paz Mapa de Ruta respaldado por EEUU, los acuerdos previos alcanzados entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y la iniciativa de paz árabe.
(Xinhua)
"El plan incluye los calendarios y los mecanismos para llevar a cabo los acuerdos para continuar con el proceso político", agregó la fuente bajo condición de anonimato.
Obama dijo a Abbas que enviará a George Mitchell a la región durante la próxima semana para que se reúna con funcionarios israelíes y palestinos a fin de discutir las maneras de impulsar las pláticas de paz que se encuentran estancadas.
Las negociaciones entre Israel y los palestinos se reiniciaron a finales de 2007, tras una estimulación del ex presidente George W. Bush pero fallaron en lograr algún tipo de progreso.
Los palestinos señalan que la contínua construcción de los asentamientos palestinos en la región de Cisjordania, el territorio que será la parte más grande del futuro estado palestino, era el mayor obstáculo en las conversaciones.
Aabbas, quien llevó a cabo su primera reunión con Obama el jueves el Washington, pidió que se detuvieran las actividades de asentamiento israelíes de manera inmediata en Cisjordania, incluyendo el llamado "crecimiento natural de asentamientos".
"De igual manera pidió que se removieran los puestos de control en Cisjordania, así como levantar el bloqueo en la Franja de Gaza y reabrir la oficina de la APN en el este de Jerusalén, tomando en consideración que estos son puntos básicos en el mapa de camino", añadió la fuente.
Obama hizo hincapié en que era necesario crear un estado palestino junto con Israel para encontrar la mejor solución, reiterando que el compromiso de su administración para lograr este fin, según indicó la fuente.
(Xinhua)
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