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Los bajos precios del petróleo |
Los precios internacionales de petróleo se hallan en nivels bajos ya desde hace algún tiempo. Para los países consumidores y los consumidores comunes, es sin duda mejor que esta situación continúe durante largo tiempo.
A comienzos de este mes, el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, Nobuo Tanaka, expresó los mismos puntos de vista al ser consultado por medios de comunicación.
Señaló que si los precios de crudo pueden mantenerse al nivel de unos 40 dólares el barril hasta fines de este año, se traerán influencias muy positivas a la economía de los países importadores de crudo.
¿Cuánto tiempo más podrán durar los bajos precios de petróleo? ¿Qué influencias tendrán? Al tratar los actuales precios bajos de petróleo, hay que tomar en serio las dos propiedades fundamentales del petróleo.
El petróleo es, ante todo, una mercancía de futuros internacionales y sus precios son influenciados por factores de diversos aspectos; sin embargo, dependen fundamentalmente de los cambios de la oferta y la demanda en el mercado.
El año pasado, los precios de petróleo en el mercado internacional subieron y bajaron bruscamente como la montaña rusa, pues se elevaron velozmente en el primer semestre y cayeron bruscamente en fin de año hasta el nivel más bajo de los últimos cuatro años.
Su razón principal fue la crisis financiera.
Considerando desde este ángulo, los bajos niveles actuales tienen la recesión económica como costo, de modo que la recuperación económica global significará muy probablemente que los precios de petróleo subirán de nuevo.
A partir del estallido de la crisis financiera internacional, la demanda de energía en el mercado se ha reducido y, aún más, la caída de los precios de petróleo ha conducido a la disminución del financiamiento de los productores; en consecuencia, muchos proyectos de producción petrolera, particularmente los grandes proyectos, se han visto obligados a ser aplazados e incluso cancelados.
Los resultados de esta interacción han sido la reducción de la producción petrolera y la caída de la capacidad de producción.
Los últimos esstudios de Cambridge Energy Research Associates de Estados Unidos muestran que el volumen de incremento de la producción diaria global de petróleo entre 2009 y 2014 bajará de los previstos 14,5 millones de barriles hasta 7,6 millones de barriles.
El gerente general de esta compañía, Daniel Yergin, sostuvo que “los precios de petróleo en bajos niveles afectarán a las inversiones petroleras en los próximos años”.
Esto significa que como efecto de los bajos precios de petróleo desde alglún tiempo, cuando llegue la recuperación económica global en todos los aspectos, el mundo enfrentará probablemente una escasez energética relativamente grande, la cual no sólo elevará de nuevo los precios de petróleo, sino que también contendrá probablemente los pasos de la recuperación económica global.
Como energía fósil, el carácter agotable es la segunda propiedad del petróleo.
El problema de la contaminación y el cambio climático traído por el uso de petróleo no corresponde a los deseos de la humanidad de mejorar el medio ambiente en la Tierra; el destino de agotamiento creciente y el aumento de la dificultad en la extracción también decidirán la tendencia de creciente subida de los precios de petróleo. A juzgar por esto, la búsqueda de energéticos substitutos será la tendencia general, pues no sólo será un medio eficaz para aliviar la futura presión energética y garantizar un crecimiento sostenible, sino también un medio fundamental para enfrentar el cambio climático y otros problemas.
Para el desarrollo de energías renovables, los bajos precios de petróleo constituyen un desafío, pero, al mismo tiempo, una oportunidad extraordinaria.
Pueblo en Línea
(continue)

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, monopolios, multitud, politica.
La solidez de los futuros precios del petróleo muestra la preocupación ante la posibilidad de que, aunque la crisis tenga efecto sobre la demanda, su impacto en el suministro permanezca en un segundo plano y comience a evidenciarse a partir del año que viene. La Agencia Internacional de la Energía, el organismo de control de los países occidentales, prevé que es probable que el gasto en exploración y producción de petróleo caiga este año un 20%, el doble de las estimaciones iniciales.
“Las cancelaciones de proyectos no pertenecientes a la OPEP y el descenso del horizonte inicial para 2009-2010 suponen por sí solos un millón de barriles diarios”, asegura, añadiendo que las pérdidas podrían ser aún mayores a medida que las petroleras reduzcan gastos en el mantenimiento de yacimientos veteranos en regiones clave como Norteamérica, el Mar del Norte y Rusia.
La teoría de la inversión en precios de futuros del petróleo apunta a que cuando la economía comience a recuperarse el año que viene, descubrirá que el suministro está cayendo, lo que provocará un fuerte aumento del precio del petróleo. También refleja los costes más altos en áreas como los yacimientos marítimos o las arenas asfálticas, y el deseo de la OPEP de elevar los precios hasta los 75 dólares el barril a medio plazo. Se trata de un escenario de inversión plausible.
Pero aún podría verse afectado si los vendedores habituales de contratos de futuros de petróleo –empresas que quieran asegurar sus flujos de liquidez para financiar proyectos, que hasta el momento han estado prácticamente ausentes– vuelven al mercado para aprovechar la oportunidad del alto valor del petróleo para obtener financiación, lo que provocaría un descenso de los precios. Para los inversores, la calle es aún de doble sentido.
The Financial Times Limited 2009.
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¿Estamos de nuevo en el comienzo de una década de petróleo a 40 dólares?
La perspectiva es muy distinta si se analizan los mercados en los próximos 3 o 4 años de si se toma una visión a más largo plazo. En efecto, en el corto y medio plazo existe una gran incertidumbre derivada del comportamiento de la demanda y de la capacidad de la OPEP de influir en el mercado, lo que probablemente conlleve un periodo de gran volatilidad y unas bandas muy amplias de posibles precios de equilibrio.
Sin embargo, a partir de 2012 es previsible que el agotamiento de los activos actuales y el aumento del coste de desarrollo de nuevos yacimientos lleven a los precios a retomar la senda alcista de los últimos años.
Entorno de precios
Entre 2009 y 2012 varios elementos van a determinar la sostenibilidad de este entorno de precios: por un lado, la duración y la profundidad de la crisis (que determinarán la demanda) y por otro, la capacidad de la OPEP de recortar la producción y la caída de la misma como resultado de la reducción de las inversiones (que determinarán la oferta).
A corto plazo, y mientras no se recupere la actividad económica mundial, seguiremos observando una demanda muy débil. En periodos de crisis como el actual, sectores como el petroquímico, el transporte aéreo o el industrial, que representan alrededor de un 30% de la demanda global, sobre-reaccionan a la caída del PIB recortando su consumo y reduciendo sus inventarios. Si la recesión se agrava, esto puede llevar a que el mecanismo de formación del precio sea el del costo marginal de producción de la industria petrolera, que se sitúa en general entre los 25 y los 40 dólares por barril, sin que sea fácil que la OPEP pueda recortar la producción lo suficiente como para mantener los precios a un nivel mas elevado.
En cambio, en un escenario de mediano plazo, a dos o tres años vista, donde la economía mundial pudiera retomar un ritmo de crecimiento parecido al histórico, la demanda podría recuperarse hasta rozar los 86 millones de barriles diarios (frente a los 83 millones de barriles con que cerró 2008). En esas condiciones, la OPEP tendría una mejor capacidad de disciplinar el mercado y podría llevar los precios hasta el coste de desarrollo de nuevos yacimientos, entre los 50 y los 80 dólares por barril.
Una radiografía aún más optimista donde el consumo se situara en torno a 90 millones de barriles/día podría incluso arrojar una situación similar a la vivida en 2007 y el primer semestre de 2008, con un nivel de precios desacoplado de los costes y limitado sólo por la elasticidad de la demanda, que pudiera llegar a superar los 100 dólares por barril.
Si tomamos una perspectiva de más largo plazo (hasta 2020), los factores estructurales del mercado probablemente lleven de nuevo a la industria petrolera a tensiones de oferta a partir de 2012. La demanda de los países no-OCDE podría representar en los próximos años el 90% del incremento de la demanda de petróleo, como consecuencia de la incorporación de grandes sectores de su población a la clase media.
Además, las posibilidades de sustitución del petróleo como combustible son hoy limitadas, dado que la mayoría de las medidas de mayor impacto ya fueron puestas en marcha en los años 80.
En la actualidad, los principales programas de incremento de la eficiencia energética impulsados afectan a otras formas de consumo de energía. No hay que subestimar, por supuesto, los avances logrados en los últimos años en la tecnología del coche eléctrico y en los bio-combustibles (especialmente el etanol), que representan una de las mayores fuentes potenciales de sustitución de la demanda de petróleo.
Es difícil, sin embargo, que los coches eléctricos tengan un impacto significativo antes de 2020, a menos que sean fuertemente incentivados por la regulación gubernamental, ya que no será hasta después de 2012 cuando se activen las primeras producciones a gran escala de este tipo de vehículos.
En cuanto a la oferta, la industria petrolera depende hoy en día cada vez más de campos maduros, cuya tasa anual de declive ha llegado a los 4,2 millones de barriles/día frente a los 3,6 millones de hace unos años.
Con excepción de los yacimientos del Golfo Pérsico y los nuevos descubrimientos de Brasil, los nuevos proyectos de producción (esencialmente aguas profundas, arenas bituminosas, crudos extra-pesados y zonas árticas) son más difíciles de desarrollar, requieren más inversión que en el pasado, son más pequeños y tienen una vida útil menor, sin obviar que están sujetos a importantes restricciones políticas.
El crecimiento de la oferta vendrá en gran parte condicionado por lo que sean capaces de desarrollar cinco países: Irak, Arabia Saudí, Brasil, Kazajstán y Canadá, que poseen un potencial conjunto de incremento de la producción de más de 10 millones de barriles/día. También las técnicas de mejora en la recuperación de crudo de pozos maduros cobrarán una importancia creciente.
El papel de los biocombustibles
En este entorno, merecen mención especial los biocombustibles, que comienzan a emerger, de la mano de la regulación, como un factor significativo de aumento de la producción. Serán clave en este sentido las nuevas tecnologías en desarrollo, como el etanol lignocelulósico, que pueden permitir compaginar la responsabilidad social con la eficiencia económica, al utilizar fuentes de biomasa que no compiten con los cultivos destinados a alimentación.
En los próximos diez años los biocombustibles pueden incluso convertirse en una fuente de suministro mayor que la producción de petróleo de países como Venezuela o Kuwait.
Como conclusión, confiar en un escenario sostenido de precios reducidos del petróleo puede suponer un elevado riesgo. Este entorno de incertidumbre a corto plazo y tensiones estructurales a medio y largo plazo está induciendo a la prudencia a los distintos agentes. Los estados no han cejado en sus objetivos de incremento de la eficiencia y autosuficiencia energéticas, como bien muestran las políticas que están potenciando los gobiernos.
En cuanto a los grandes consumidores de petróleo y productos cuyo precio está íntimamente ligado a éste, como el gas natural, deben seguir desarrollando estrategias de cobertura a corto/medio plazo y de diversificación de fuentes a largo que les garanticen la suficiente flexibilidad.
Finalmente, las compañías petroleras se encuentran ante un binomio complicado: por un lado, la necesidad de reducir costes e inversiones en un entorno negativo de precios que afecta seriamente a su rentabilidad y, por otro, la oportunidad de seguir desarrollando reservas para un futuro más tensionado, en el que los 40 dólares por barril habrán pasado de nuevo a la historia.
Nuno Santos y Alberto Martín
La ley de seguridad energética que EEUU aprobó en 2007 prevé que la producción del biocombustible aumente a 57 mil millones de litros hacia 2015. Los científicos creen indispensable adoptar nuevas normativas legales que tengan en cuenta las particularidades de diversas zonas agrícolas. En su opinión, es la única manera de prevenir problemas medioambientales derivados del creciente consumo de agua.
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