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Rusia: un año de desafíos para Medvédev |
Hace exactamente hoy un año, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, ganó las elecciones en medio de expectativas de todo tipo, con el más grande desafío de continuar una política de estabilidad encauzada por el ex mandatario Vladimir Putin.
El más joven de los jefes de Estado en este país (43 años) desde los tiempos soviéticos, debía ante los ojos de politólogos, votantes y una masa de escépticos, mostrar capacidad para llevar las riendas de la nación más extensa del orbe, y una de las potencias internacionales en este mundo multipolar.
Los retos fueron muchos y tras su investidura en mayo de 2008, aparecieron otras realidades para Rusia, como el conflicto con Georgia a raíz del ataque contra Osetia del Sur en agosto pasado, y una expansión a gran escala de la crisis financiera.
A favor y en contra de Medvédev, el candidato favorito de Putin y a quien respaldó el gobernante partido Rusia Unida y otras agrupaciones cercanas al Kremlin, se apostaron varias cartas con el mayor de los enigmas centrados en su fidelidad o no al curso de su antecesor.
Dentro del círculo de observadores muchos se cuestionaron la capacidad de independencia que mostraría el mandatario posesionado como nuevo líder, evocó el analista Vitali Dymarski al recordar toda suerte de acertijos que rondaron la llegada de éste al Kremlin.
La principal y más importante conclusión es que hoy Medvédev resulta “más presidente en la realidad” que lo propalado después de las elecciones por la mayoría de los analistas occidentales, apostilló Dymarski.
Al tomar distancia de otros criterios dijo que son irrebatibles los ejemplos que demuestran una independencia inequívoca del mandatario a un nivel alto, más allá de lo inimaginable por la opinión pública.
Medvédev, agregó, mostró en estos 12 meses sabiduría al asumir responsabilidad, adoptar decisiones sin temor a defenderlas públicamente, lo cual no esperaban en Occidente.
El politólogo dudó que pueda hallarse un caso en que el dignatario evadió su responsabilidad haciéndola recaer en Vladimir Putin, nombrado por él de inmediato primer ministro.
Para otros entendidos en la materia, no cabe continuar escudriñando las razones del éxito –si personales o de Estado- del tándem político entre el gobernante y el jefe de gobierno. Lo principal es que no hay rupturas ni discrepancias.
No las hubo, afirman, durante la guerra de cinco días con Georgia, el conflicto gasístico con Ucrania a inicios de enero, ni respecto a las relaciones con Occidente y la política de renovación de funcionarios.
Medvédev, puede decirse sin temor a sobreestimaciones, ha timoneado con estilo propio temas como la lucha contra la corrupción aún imperfecta, la gobernabilidad y el perfeccionamiento del poder judicial.
El politólogo Leonid Radzijovski atribuye al estilo del presidente rasgos como la pertinencia, racionalidad, serenidad y modernidad, aunque está claro que algunos se han metamorfoseado ante los imprevistos generados por la crisis financiera y la recesión económica.
Las reformas políticas también llevan implícitas una impronta personal, en el caso sobre todo, de los avances ya visibles relativos a una legislación electoral más flexible y un ambiente político de mayor distensión, sin faltar a las reglas del juego preestablecidas.
No son menos perceptibles las innovaciones tecnológicas introducidas por el presidente en el Kremlin para interactuar en régimen online a través de su propio videoblog, con comentarios y respuestas.
De marzo de 2008 a febrero de 2009 el nivel de confianza ciudadana hacia Medvédev osciló entre 39 por ciento –inicialmente- y 45 por ciento en la actualidad, según constata un sondeo del Centro de Estudio de la Opinión Social.
El jefe de Estado, explicó el director de la entidad analítica Valeri Fedorov, es el único político favorecido con una ascendente dinámica en el índice de confianza entre los rusos en los últimos 12 meses. Hoy ese indicador se ubica en un diapasón de 41 a 45 por ciento de entrevistados.
Medvédev llegó al poder en un momento de grandes expectativas, alentadas por los años de bonanza económica y estabilidad política, lo que hace de su gestión un permanente reto a mantener la proa hacia un horizonte de bienestar para los rusos.

En estos doce meses, según el propio jefe de Estado confesó en su día ante las cámaras de televisión, pasaron muchas cosas buenas pero también hubo pruebas difíciles, como el conflicto de agosto pasado en torno a Osetia del Sur, y grandes retos, como la crisis global financiera y económica.
El 69% de los rusos no cambió de actitud hacia Medvédev en el primer año desde su elección, según demuestra una encuesta realizada por el Centro Levada a finales del pasado mes. Uno de cada cuatro entrevistados define al actual mandatario como hombre enérgico, decidido y de voluntad. Al mismo tiempo, el 53% señala que no logró un avance notable en la lucha contra la corrupción, tarea que Medvédev considera prioritaria.
Los cuatro partidos representados en el Parlamento ruso están satisfechos con la actuación de Medvédev al frente del Estado.
Un alto funcionario de Rusia Unida, Valeri Riazanski, reconoce que es "absolutamente confortable" trabajar con Medvédev a pesar de que él no milita en este partido que pasa por ser "presidencialista". "Nos sentimos miembros de su equipo y nos creemos en el deber de apoyarle en estos tiempos difíciles", resaltó.
El populista Vladímir Zhirinovsky, dirigente de LDPR, opina que el presidente ha actuado desde un principio "como persona autónoma, con ideas propias" y "reacciona rápidamente a todos los acontecimientos dentro y fuera del país". Su gestión en este año "merece la nota más alta", dijo.
Los comunistas siguen criticando la política económica del Kremlin pero admiten que el nuevo presidente sabe escuchar y presta atención a lo que le dicen. El número dos de KPRF, Iván Mélnikov, cree que el nivel de "audibilidad" entre el máximo dignatario y la oposición "ha mejorado un tanto".
El partido del centroizquierda Rusia Justa tampoco lamenta la elección de Medvédev, según afirmó Nikolai Lévichev, jefe de la respectiva fracción en el Parlamento. "Podemos discutir acerca de quién detenta el poder real en el país pero, en todo caso, la mayor parte de los ciudadanos cree que está repartido por igual entre el presidente (Dmitri Medvédev) y el primer ministro (Vladímir Putin), aparte de que el jefe de Estado tiene por delante tres años de mandato y podría avanzar en todas las asignaturas de la gestión", señaló. La crisis global financiera, agregó, será "una prueba seria para el presidente".
El politólogo Dmitri Badovski considera que Medvédev demostró una actuación "responsable, decidida y bastante precisa" de cara a varias situaciones difíciles. El "nuevo modelo del poder", representado por el tándem Medvédev-Putin, probó su viabilidad en algunos momentos clave, como el conflicto de agosto pasado en el Cáucaso o la crisis económica. "Este juego a cuatro manos entre el presidente y el primer ministro es bastante eficaz", a juicio del experto. El próximo año o año y medio serán "cruciales para la presidencia de Medvédev, pues en este período se decidirá el temas de las elecciones de 2012, es decir, si el actual presidente se promueve no para la reelección".
De los 1.600 encuestados, el 43 por ciento calificó la experiencia, la energía, la decisión y la integridad como las principales cualidades del presidente.
El 27 por ciento destacó su capacidad de liderazgo, de asumir compromisos, de previsión, de atraer a la gente de su lado, de entender las necesidades de las personas corrientes y su conocimiento de la vida.
Mientras, el 15 por ciento opina que Medvédev es la persona capaz de poner orden y garantizar la seguridad en el país.
La mayoría de los encuestados, el 60 por ciento, tuvo dificultad en nombrar algún punto débil del presidente, aunque algunos aludieron a su "ausencia de cualidades políticas brillantes" (9 por ciento), su "indecisión" (3 por ciento) y su incapacidad de ver a largo plazo (2 por ciento).
Por otra parte, el 70 por ciento señaló que su postura hacia el jefe del Estado tras un año de mandato no ha cambiado, mientras que un 12 por ciento indicó que empeoró y otro 13 por ciento que mejoró.
Para la mayoría de los rusos, el 86 por ciento, Medvédev representa la continuidad de las políticas iniciadas por su predecesor y ahora primer ministro, Vladímir Putin.
Además, la mayoría de los rusos opina que el poder real del país está en la actualidad en manos precisamente del actual presidente.
Medvédev, candidato del Kremlin a las presidenciales del 2 de marzo del año pasado, obtuvo el 70,28 por ciento de los votos, muy por delante del líder del Partido Comunista, Guennadi Ziugánov, con el 17,72 por ciento de los sufragios, seguido del ultranacionalista Vladímir Yirinovski, con el 9,34 por ciento.
El líder del Partido Demócrata y gran maestro de los masones, Andréi Bogdánov, se situó en último lugar con el 1,29 por ciento de los votos.
Novosti dijo: La última encuesta realizada por el Centro Levada de Rusia muestra que el 34% de los encuestados consideran que aunque Putin abandonó el cargo de presidente para tomar el de primer ministro, sigue siendo más importante que Medevedev que ahora se desempeña como presidente, porque el que está en la cumbre del poder estatal sigue siendo Putin. En cambio, sólo un 12% de los encuestados opinan que Medevedev ejerce el Poder real que corresponde al presidente.
Citando a las palabras de Aksa, quien ha participado en la encuesta, Novosti dijo:
“Actualmente en Rusia, la gente considera en general que el que domina el Poder estatal real es Putin, en lugar de Medevedev que desempeña el cargo de presidente”.
El Palacio Presidencial de Rusia no ha hecho ningún comentario sobre el resultado de esta encuesta realizada por el Centro Levada. Una autoridad del gobierno ruso sólo dijo:
“El gobierno da mucha importancia al resultado de esta encuesta”.
(Pueblo en Línea)
Desde su llegada a la cabeza del país, Dmitry Medvedev logrado imponerse a pesar de la fuerte personalidad de su predecesor, que ahora ocupa el puesto de Primer Ministro. Su trabajo a dúo parece que satisface a los observadores.
El 2 de marzo de 2008, Dmitri Medvedev se convirtió en el primer presidente ruso que llegó al poder en un escenario clásico: el jefe del Estado en ejercicio cedió el puesto al presidente elegido. Muchos se preguntaron entonces, a la vista de la situación de un presidente electo pero todavía sin haber entrado en funciones (fue investido el 7 de mayo de 2008), hasta qué punto sería auténtico el traspaso del testigo. Fue entonces cuando se constituyó la configuración actual: el tándem. El año transcurrido ha demostrado que el sistema funciona bien y que es sólido, si tenemos en cuenta las dificultades que ha tenido que enfrentar durante estos doce meses de «ejercicio». El primer año de presidencia de Dmitri Medvedev, efectivamente, ha estado marcado por un conflicto militar con Georgia, una «guerra del gas» con Ucrania y una crisis económica mundial que no tiene parangón en el país.
Lo que el tándem establecido ha demostrado sobre todo al país, pero además al resto del mundo, es que Rusia puede finalmente tener dos dirigentes fuertes que se complementan sin hacerse la competencia. Nos pudimos dar cuenta, en el momento del conflicto con Georgia, de que Dmitri Medvedev no era un presidente «de saldo».Todo el mundo pudo tomar nota de su determinación como comandante en jefe de los ejércitos, además de su flexibilidad diplomática, lo que permitió, con la mediación del presidente Sarkozy, reducir rápidamente las tensiones entre Moscú y Tbilisi. El tándem en el poder ha conseguido evitar que el país entre en confrontación abierta con sus socios de Europa occidental y con Estados Unidos, lo que por otra parte se ha visto favorecido por la llegada al poder en Washington de una nueva administración deseosa de mejorar sus relaciones con Rusia. En definitiva, Occidente ha aceptado de hecho el nuevo equilibrio geopolítico en el Cáucaso y tenemos buenas perspectivas de obtener verdaderos progresos en nuestras relaciones con Estados Unidos.
Dmitri Medvedev ha mostrado la misma mezcla de firmeza y diplomacia en el conflicto del gas que enfrenta a Rusia con Ucrania. Como en el caso de Georgia, el tándem demostró una gran eficacia. Finalmente, Kiev se vio obligado a sentarse a la mesa de negociaciones y a firmar un documento que convenía al mismo tiempo a Rusia y a Occidente.
Todo esto no quiere decir, sin embargo, que el tándem Presidente-Primer Ministro esté libre de obstáculos. La exigencia de Dmitri Medvedev de «dejar de aterrorizar al mundo de los negocios» algunos días después de las declaraciones de Vladimir Putin contra el patrón de Metchel (grupo metalúrgico al que acusaba de evasión fiscal a finales de julio de 2008), fue interpretada por algunos como la señal de una futura ruptura entre los dos hombres, pero el «asunto Metchel» se desinfló y el tándem sigue funcionando. Sin embargo, los escépticos insisten en que este resultado favorable se ha debido sobre todo a la crisis económica que ha golpeado a Rusia.
En este sentido, mientras que en el otoño de 2008 el término de «crisis» aplicado a Rusia todavía era tácitamente tabú, Dmitri Medvedev fue el primero, en su blog, que llamó a las cosas por su nombre. A pesar de la clara devaluación del rublo, el salto de la inflación y el incremento del desempleo, se ha conseguido evitar el pánico. Sin embargo, en este inicio del segundo año de presidencia de Dmitri Medvedev, el poder supremo se va a ver obligado a adoptar medidas excepcionales. La destitución de cuatro dirigentes regionales y la publicación de la lista de los «cien mejores gestores» de la reserva presidencial, demuestran igualmente que Medvedev no tiene la intención de conservar a la élite política actual en su puesto.
Entonces, ¿pretende transformar radicalmente la columna vertebral del equipo dirigente o sus orientaciones políticas y económicas? Es poco probable. El principio del tándem es, precisamente, conferir a «la locomotora del Estado» una dinámica estable. El «trabajo al alimón» significa una seguridad mutua, una protección, un apoyo, no una voluntad de uno u otro de ser el primero de la clase. En caso contrario, no hay tándem.
(mas...)
Alexandre Tchoudodeïev
Itogui
Traducido del francés para Rebelión por Caty R.
En su entrevista concedida a BBC ese día, Medvedev hizo esta manifestación inusitada en forma directa. Indicó:
“Soy dirigente y jefe de Estado de este país. Y el Estado ruso está construido sobre la base de esta separación de poderes”.
Añadió:
“El señor Putin es el primer ministro del Gobierno, que se encarga de mucho trabajo ejecutivo, pero las grandes decisiones de Estado las hace el presidente, y esto es evidente”.
No hizo ningúna crítica a Putin.
Según las estipulaciones de la Constitución, el régimen de Rusia es el presidencialismo, y el Gobierno Federal es el órgano supremo ejecutivo de Estado. En sus entrevistas anteriores con la prensa solía mencionar sus buenas relaciones personales con Putin, considerándolas como un mecanismo para superar las disputas entre funcionarios.
En un contexto en que Rusia tiene enfrente una creciente presión económica, algunos analistas comienzan a dudar sobre la continuidad de las relaciones entre Medvedev y Putin, caracteerizadas por “uno por delante y otro por detrás”.
Según un sondeo publicado en febrero por el Centro Levada, una institución de encuesta popular, un 12% de los rusos consideran que Medvedev tiene el poder real, en tanto que un 34% sostienen que Putin tiene poder de decisiones.
(Pueblo en línea)
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