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La explosión del desempleo |
Hay que repetirlo: la crisis aún no ha tocado fondo. Y las próximas noticias van a ser peores. Las Bolsas siguen desplomándose. Los planes de rescate fracasan uno tras otro. No impiden que las principales economías del mundo Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, España entren en recesión. Grandes o pequeños, los bancos se hallan en situación objetiva de quiebra. Si no se nacionaliza la banca urgentemente y en bloque, el sistema financiero occidental podría perecer.
Lo más grave es que esta nueva fase de la crisis arrastrará a algún país en su caída. Por ejemplo: Irlanda, inmersa en una grave recesión, con un sector bancario muy vapuleado y un déficit público que podría elevarse hasta el 11% del PIB. Otros países (Letonia, Estonia, Ucrania, Pakistán) podrían declararse en quiebra.
El huracán económico se ha llevado por delante una cuarta parte de la riqueza mundial. Y está provocando, en casi todo el planeta, el cierre de fábricas, la explosión del desempleo, una escalada proteccionista y la radicalización de las protestas sociales.
Causa de pobreza, de angustia y de exclusión, la lepra del desempleo se extiende. En Estados Unidos, la recesión ha destruido 3,6 millones de puestos de trabajo, a un ritmo nunca visto. La mitad durante los últimos tres meses. El total de parados ya asciende a 11,6 millones. Y firmas gigantes como Microsoft, Boeing, Caterpilar, Kodak, Pfizer, Macy’s, Starbucks, Home Depot, SprintNextel o Ford Motor planean desprenderse de 250.000 asalariados en 2009. La confianza de los consumidores se ha desplomado.
En China, la caída de las exportaciones provoca el hundimiento de la producción fabril y despidos masivos. Más de 20 millones de trabajadores venidos del campo han perdido su empleo. En la India, entre octubre y diciembre de 2008, medio millón de puestos de trabajo se destruyeron.
En Francia, una cifra resume la magnitud del seísmo: el número de horas de paro forzoso pasó de 200.000 en enero de 2008 a 13 millones en diciembre (1). Ya hay más de 2,5 millones de desempleados. Y para los menores de 25 años, el aumento de la tasa de paro alcanzó, en 2008, el 20%...
En España, durante el pasado mes de enero, el número de despidos aumentó en casi 200.000 personas; y el total de desocupados sobrepasa ya los 3.320.000. En 2009, el paro afectará a unos 850.000 trabajadores más, con lo cual la suma de parados superará los cuatro millones... Más de 827.000 hogares cuentan con todos sus miembros desempleados... En la UE, el número de parados es de 17,5 millones, 1,6 millones más que hace un año. Y para 2009, se prevé la pérdida de 3,5 millones de empleos. En 2010, la desocupación escalará hasta el 10% de la población activa.
En Sudamérica, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2009, se registrará un aumento de 2,4 millones de desempleados. Si bien los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay), así como Venezuela, Bolivia y Ecuador, podrían capear el temporal, varios Estados centroamericanos, México y Perú, por sus lazos con la economía estadounidense, sufrirán.
El director general de la OIT, Juan Somavía, estima que el número de desempleados en el mundo (190 millones en 2008) podría incrementarse en 51 millones más a lo largo de 2009. Y recuerda que los trabajadores pobres (que ganan apenas dos euros diarios) serán 1.400 millones, o sea el 45% de la población activa mundial (2).
La brutal explosión del desempleo provoca naturalmente el retorno del nacionalismo económico. Rusia ha decidido elevar el gravamen para los coches importados y ha introducido aranceles a la carne de ave y de cerdo. Ecuador lo ha hecho para los teléfonos móviles y el material de transporte. La India ha anunciado que prohibirá durante seis meses la importación de juguetes de China. Argentina e Indonesia han creado nuevos aranceles para limitar algunas importaciones.
Grecia ha prohibido a sus bancos que socorran a las sucursales en otros países balcánicos. EEUU ha decidido apoyar a las Big Three (Chrysler, Ford, General Motors) de Detroit, pero sólo para que salven sus plantas en el país. No ayuda a las multinacionales extranjeras (Toyota, Kia, Volkswagen, Volvo) instaladas en su territorio. Francia y Suecia han anunciado que condicionarán las ayudas a sus industrias automotoras: sólo podrán beneficiarse los centros ubicados en sus respectivos países. La ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, declaró que el protectionismo podía ser "un mal necesario en tiempos de crisis". El ministro español de Industria, Miguel Sebastián, insta a "consumir productos españoles". Y en Alemania, gran país exportador, una reciente encuesta reveló que el 78% de los empresarios de PYME eran favorables a medidas protectionistas (3).
Este auge del nacionalismo económico está provocando brotes de xenofobia. En Reino Unido, uno de los países más golpeados por la crisis, con unas previsiones de reducción de la actividad del 2,8%, miles de obreros del sector de la energía, gritando la consigna "UK jobs for British workers!" ("Empleos británicos para trabajadores británicos"), se declararon en huelga contra la contratación de trabajadores portugueses e italianos en las obras de la refinería Total de Lindsey (Lincolnshire). Al mismo tiempo, en ese mismo país, cientos de miles de polacos eran "invitados" a regresar a su tierra natal. Igual en Irlanda, donde el sentimiento antipolaco crece a medida que aumenta el índice de desempleo. En Italia se está expulsando sin miramientos a los rumanos. Y en todas partes se cuestiona el derecho de residencia de los inmigrantes legalmente establecidos (Artículo de Javier de Lucas).
En numerosos países, grandes empresarios o banqueros que reclaman a gritos -y obtienen del Estado- ayudas millonarias, se aprovechan de la crisis para despedir a mansalva y reducir costes. Una actitud que, en el actual contexto de crecimiento descontrolado del desempleo, enfurece. Por eso se multiplican las protestas sociales. Las turbulencias ya han causado la caída de los Gobiernos de Bélgica, Islandia y Letonia. Se han registrado manifestaciones en Francia, con una huelga nacional el 29 de enero, enfrentamientos violentos en Guadalupe y una nueva jornada nacional de acción prevista para el 19 de este mes. Los países más vulnerables de la UE: Hungría, Bulgaria, Grecia, Letonia, Lituania... también han registrado protestas y disturbios más o menos violentos.
Para los ciudadanos, el desempleo es una de las peores formas de represión; una demostración en carne propia de la violencia del capitalismo. Por eso la rabia. Se avecinan tiempos sombríos. El concepto de crisis no alcanza a explicar el momento que estamos viviendo.
Un cambio de era. Una mutación de valores.
¿Una esperanza de justicia y de progreso?
Notas:
(1) Sami Nair, "¿Xenofobia o Europa social?", El País , Madrid, 7 de febrero de 2009.
(2) Le Monde , París, 28 de enero de 2009.
(3) Time Magazine , 4 de febrero de 2009.
(continue)
Ignacio Ramonet

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, monopolios, multitud, politica.
Esto se compara con la merma de 630.000 que proyectaban los economistas, según un sondeo de Dow Jones Newswires, y sería el mayor número de pérdidas de empleo para un mes registrado durante la actual recesión.
La cifra de enero, en tanto, fue revisada a una pérdida de 614.000 empleos, frente a la cifra inicial de 522.000.
La proyección de ADP/Macroeconomic Advisers comprende sólo al sector privado y no incluye los empleos creados en el sector público.
La encuesta de ADP/Macroeconomics Advisers fue publicada por primera vez en noviembre de 2006.
ADP, firma con sede en Nueva Jersey, procesa el pago de uno de cada seis trabajadores en Estados Unidos, mientras que Macroeconomic Advisers, con sede en St. Louis, es una firma de consultoría económica.
Desde el comienzo de la recesión en diciembre de 2007, Estados Unidos ha perdido aproximadamente 4,4 millones de puestos de trabajo.
El Departamento de Trabajo informó ayer que a fines de febrero había unos 5,11 millones de personas que cobraban el subsidio por desempleo, que pagan los gobiernos de los Estados.
"El peor recuerdo que tengo de la Gran Depresión es el desempleo. Todos los días había cientos de hombres deambulando solos por Central Park y por la calles de Nueva York. Lo que prevalecía en sus rostros era la angustia, el miedo, yo diría el pánico de no saber cómo iban a hacer para darles de comer a sus familias".
Pese a sus 94 años, Rob Berg tiene su memoria intacta. Como suele suceder a su edad, Berg recuerda mejor lo que sucedió en aquellos años que lo que pasó hace cinco minutos.
"Nosotros vivíamos en el Bronx. Los negocios que había al lado de casa fueron cerrando uno a uno. Yo era dentista. Pasaba horas en el consultorio sin que viniera nadie y los que venían no tenia con qué pagarme, la gran mayoría no sólo había perdido el empleo y el sueldo sino también la autoestima".
Contó Berg durante una entrevista con Clarín.
En aquellos años, el desempleo en EE.UU. alcanzó un increíble 25%.
La gente participaba en maratones de danza no sólo porque necesitaban el dinero que ofrecían a los ganadores sino también para matar el tiempo. Hubo suicidios y hambruna.
Fueron años durísimos y hoy, frente a la profunda crisis económica que padece EE.UU. muchos temen que puedan volver a repetirse.
¿Es justificada esta preocupación?
El Departamento de Trabajo anunció ayer que el índice de desocupación alcanzó el 8,1 %, un nivel que no se veía desde 1983.
Sólo durante el mes de enero desaparecieron 651.000 empleos, es decir los despidos masivos que comenzaron a tener lugar con la recesión continúan y no hay indicadores por el momento que permitan ser optimista.
Actualmente ya hay 12. 500.000 personas sin empleos. Pero eso no es todo.
Las empresas no sólo están reduciendo el número de trabajadores sino que también reducen las jornadas laborales y congelan los sueldos.
"No es un futuro que acepto para los EE. UU. Tenemos el deber de actuar".
Dijo ayer el presidente Barack Obama.
"Por eso firmé el plan de estímulo que aprobó el Congreso el mes pasado con una ayuda minúscula de los republicanos".
Agregó.
"Para aquellos que pensaban que lo único que podemos hacer es repetir las mismas políticas que nos han traído hasta este punto, yo también soy consciente de que este país nunca ha respondido a una crisis esperando sentado a que suceda lo mejor".
Advirtió.
Hace algunos meses, si alguien se atrevía a comparar la situación actual con la Gran Depresión muchos decían que eso era imposible ya que con un dígito de desempleo todavía falta muchísimo para llegar al 25% que había en aquella época.
"Una rápida revisión de los años treinta permite constar algunas de las fallas este argumento".
Dice Henry Blodget un especialista en esos años trágicos.
En primer lugar la manera en que antes se calculaba el desempleo es muy distinta a la actual.
Si hoy utilizáramos el mismo método, el índice de desempleo sería mucho más alto.
En segundo lugar, el desempleo durante la Depresión no escaló al 25% de la noche a la mañana.
Fue aumentando de a poco a lo largo de tres años.
De acuerdo a las estadísticas presentadas en The New York Times a fines de 1930 era de cerca del 10%, en 1931 llegó al 16% y en 1932 fue de 24%.
Llego a 25% recién en 1933.
Llevo 19 años volver a los niveles de antes del crash.
Sea como sea, si bien al principio de la crisis actual lo que más preocupaba al estadounidense medio era la pérdida de sus ahorros y de sus casas, ahora a todo eso se ha sumado el miedo a perder el empleo.
No hay un estadounidense que esta corresponsal conozca que no esté a punto de perder el empleo, tenga miedo de perderlo o que tenga un familiar o un amigo en una de esas tres situaciones.
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