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Dominados por el apocalíptico dinero |
La ficción del dinero ha dominado de tal manera los 5000 años del ciclo de la historia babilónica, que como consecuencia ha traído tras de sí: el temor a los impuestos, la guerra, la dominación imperial y el dominio cruel y poluto. De hecho prácticamente toda institución del mundo moderno está gobernada y manipulada por el dinero.
Las masas de dinero que se manejan en el mundo es de tan colosal magnitud que, a pesar de que son pocos los países que la poseen, es precisamente el estado imperial de los Estados Unidos de Norteamérica el que ocupa el primer lugar con 13 mil quinientos billones de USD$, seguidos bien distante por Japón con 3 mil quinientos billones y China en el tercer lugar con 3 mil doscientos billones de dólares (Alemania en el cuarto puesto, con 3 mil billones, fue desplazada recientemente por China…)
Por tanto, se infiere a todas luces desde este filantrópico escenario, que todas las instituciones del mundo moderno están tuteladas, servilmente asociadas y “dominadas por el apocalíptico dinero”.
Llama poderosamente la atención el apocalíptico informe de Fox News del 20 Feb 2009 (The War Roon -“La Sala de Guerra”- que conduce el periodista Glenn Beck), quien coincide con un primer informe de la CIA de la era Obama, difundido la semana, en el cual se evalúa que la crisis financiera internacional representa actualmente la amenaza número uno a la seguridad nacional de los Estados Unidos. Y, recién el martes 10 de este mes, noticias EFE recoge una información en la que Obama declara que, “el lugar de EEUU como líder se encuentra en peligro”.
Ante la dantesca debacle que viven los capitalistas en el recién iniciado siglo XXI, cabe preguntarse si son los Estados Unidos, en su papel de policía del mundo y abanderado de la policéfala Hidra de Lerna, el que más réditos ha de cosechar por su ponzoñoso y despiadado protagonismo contra los más débiles y desposeídos del planeta.
No es coincidencia ni mesmerismo terapéutico, lo que vaticinan muchos sobre el fallecimiento del viejo ciclo (cambio de época…, a decir de Rafael Correa), en el que la ficción del dinero y sus mecanismos de apoyo perpetuantes –el sistema económico y los gobiernos mundiales— son actualmente la causa del caos y desplome de todo lo que nos rodea.
Para la oligarquía gobernante, el colapso financiero económico será la causa de un mayor afianzamiento y un endurecimiento de las arterias del poder. En lugar de enfrentar el hecho de que el antiguo juego se acabó, ellos preferirán resistir cada vez más fuerte. En lugar de entregarse a lo nuevo seguirán tratando de reforzar las instituciones fallidas, causando una línea divisoria, aún mayor, entre los que tienen y los que no tienen; de la que esta última se incrementará en gran número con la pérdidas de bienes inmuebles, falta de trabajo y el creciente desempleo pasando la cuenta.
¿Es el 2009 el preludio de la gran debacle? No sólo tenemos la crisis del calentamiento global y la guerra al terrorismo, sino que ahora se suma también la crisis financiera de los mercados mundiales - ¡una triple crisis mundial! La guerra al terrorismo y el calentamiento global son los resultados de la dominación del dinero en la mente humana y la que ha moldeado nuestro carácter; fomentando la codicia y la negligente, si no insensible, indiferencia a la violencia y a la destrucción de la naturaleza. Esta triple amenaza es la crisis terminal de la civilización.
José Agapito Ramírez

Etiquetas: medios, memoria, mentiras, monopolios, multitud, politica.
Aunque a menudo no nos gusta aceptarlo, sabemos que el dinero juega un papel muy importante en nuestra vida.
Fue por eso que los investigadores decidieron analizar cuál es el impacto psicológico del dinero y cómo éste cambia la conducta de la gente.
Descubrieron que tan sólo pensar en el concepto monetario nos hace esforzarnos más, física y mentalmente.
Pero al mismo tiempo ese pensamiento nos vuelve más independientes y menos dispuestos a ayudar a los demás.
Y no sólo eso. Tal como señala Kathleen Vohs -quien dirigió la investigación- contar o manipular dinero nos hace ser invulnerables al rechazo social e incluso puede disminuir el dolor físico.
Fuente de fortaleza
"Uno de los experimentos consistió en recordar a los participantes el concepto del dinero y después decirles que metieran las manos en agua caliente" explicó a la BBC la investigadora.
"Dijeron que cuando recordaban el dinero sentían menos dolor con el agua caliente".
"Así que el dinero al parecer actúa como una fuente de fortaleza", dice Vohs.
En el estudio, llevado a cabo con estudiantes voluntarios, los investigadores les pidieron que completaran varias tareas para las cuales se les había preparado haciéndoles recordar el concepto de dinero.
También se les hizo manipular o contar dinero.
Descubrieron, por ejemplo, que quienes habían sido rechazados en situaciones sociales sentían menos estrés emocional si antes habían estado en contacto con papel moneda.
"Los voluntarios parecían ser menos vulnerables al rechazo después de manipular dinero", dice la investigadora.
"El dinero parece tener un poder simbólico como fuente de recurso social y esto permite a la gente manipular el sistema social para obtener lo que desea", explica.
Fuerza negativa y positiva
En otro grupo de pruebas los investigadores tenían que recordar a los participantes el dinero que habían gastado.
Por ejemplo, pidieron a un grupo de voluntarios que escribieran cuánto dinero habían gastado en el último mes.
Y a otro grupo le pidieron que escribiera cómo había estado el clima en el último mes.
Posteriormente los científicos les hicieron la prueba de rechazo social y la del dolor físico con agua caliente.
"Descubrimos que a quienes les habíamos recordado sus gastos de dinero sentían mucho más dolor con el agua caliente", dice Vohs.
"Así que realmente el dinero parece tener un efecto que nos capacita para el dolor, y éste puede ser negativo o positivo".
"Y también parece ser una fuerza de motivación muy fuerte ya que cuando los voluntarios pensaban en éste sentían que podían terminar las tareas que se les encargaban y ser autosuficientes".
Y el poder del dinero parece ser universal.
Tal como explica la investigadora, los mismos experimentos fueron repetidos en China y Canadá.
Y todos los resultados mostraron lo mismo.
"Descubrimos en todos los casos -dice Katherine Vohs- que el concepto de dinero como fuerza de motivación parece ser igual de robusto en todas las culturas".
Según informa la BBC, los científicos descubrieron que tan sólo pensar en el concepto monetario nos hace esforzarnos más, física y mentalmente, pero al mismo tiempo ese pensamiento nos vuelve más independientes y menos dispuestos a ayudar a los demás. Además, tal como señala Kathleen Vohs -líder de la investigación- contar o manipular dinero nos hace ser invulnerables al rechazo social e incluso puede disminuir el dolor físico.
"Uno de los experimentos consistió en recordar a los participantes el concepto del dinero y después decirles que metieran las manos en agua caliente" explicó a la BBC la investigadora. "Dijeron que cuando recordaban el dinero sentían menos dolor con el agua caliente". "Así que el dinero al parecer actúa como una fuente de fortaleza", dice Vohs.
En el estudio, llevado a cabo con estudiantes voluntarios, los investigadores les pidieron que completaran varias tareas para las cuales se les había preparado haciéndoles recordar el concepto de dinero. También se les hizo manipular o contar dinero. Descubrieron, por ejemplo, que quienes habían sido rechazados en situaciones sociales sentían menos estrés emocional si antes habían estado en contacto con papel moneda. "Los voluntarios parecían ser menos vulnerables al rechazo después de manipular dinero", dice la investigadora. "El dinero parece tener un poder simbólico como fuente de recurso social y esto permite a la gente manipular el sistema social para obtener lo que desea", explica.
Fuerza negativa y positiva
En otro grupo de pruebas los investigadores tenían que recordar a los participantes el dinero que habían gastado. Por ejemplo, pidieron a un grupo de voluntarios que escribieran cuánto dinero habían gastado en el último mes. Y a otro grupo le pidieron que escribiera cómo había estado el clima en el último mes.
Posteriormente los científicos les hicieron la prueba de rechazo social y la del dolor físico con agua caliente. "Descubrimos que a quienes les habíamos recordado sus gastos de dinero sentían mucho más dolor con el agua caliente", dice Vohs. "Así que realmente el dinero parece tener un efecto que nos capacita para el dolor, y éste puede ser negativo o positivo". "Y también parece ser una fuerza de motivación muy fuerte ya que cuando los voluntarios pensaban en éste sentían que podían terminar las tareas que se les encargaban y ser autosuficientes". Y el poder del dinero parece ser universal.
Tal como explica la investigadora, los mismos experimentos fueron repetidos en China y Canadá. Y todos los resultados mostraron lo mismo. "Descubrimos en todos los casos -afirma Vohs- que el concepto de dinero como fuerza de motivación parece ser igual de robusto en todas las culturas".
Antes de continuar leyendo tómese un tiempo y reflexione sobre su decisión. ¿Ha elegido ya?, entonces, continúe con la lectura.
Posiblemente al escuchar esta pregunta, el cortex prefrontal ventro-medial de su cerebro -esto es, el área que se activa a la hora de tomar decisiones emocionales- se ha puesto en marcha. Y previsiblemente, la opción que ha elegido es la primera. Ha caído usted en la trampa de la ‘ilusión del dinero’, según la cual las personas tienden a valorar más un aumento en los ingresos independientemente de si pueden comprar más ya que en ambos casos, el poder adquisitivo es el mismo. Esto es se debe a que mucha gente observa un aumento de sus ingresos como algo positivo, incluso si ese incremento queda anulado por la inflación.
Muchos economistas dudan de la existencia de este efecto, pero dos investigadores de la Universidad de Bonn (Alemania) la han demostrado y han publicado sus resultados en la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS).
Se trata del economista Armin Falk y el neurólogo Bernd Weber que han conseguido probar que la denominada ‘ilusión del dinero’ estimula la parte del celebro encargada de procesar las recompensas o premios. Para ello, llevaron a cabo un experimento con 24 individuos a los que sometieron a dos escenarios diferentes. En el primero, los sujetos podían ganar sólo una pequeña cantidad de dinero, pero los productos que podían comprar en el catálogo que le suministraban eran muy baratos. En el segundo, el salario aumentaba un 50%, pero el precio de esos artículos crecía también un 50%.
En ambos contextos, los sujetos podían permitirse comprar exactamente los mismos productos y los participantes eran perfectamente conscientes de ello desde el primer momento. Sin embargo, el flujo de sangre en el cerebro mostraba resultados diferentes. En el primero, la actividad en el área del cerebro donde se procesan las sensaciones placenteras era mucho menor que en el segundo. Lo que en términos económicos podría traducirse por una preferencia del cerebro por la inflación y salarios más altos frente a precios estables e ingresos más bajos.
Este estudio demuestra, en definitiva, cómo los grandes números consiguen seducir a las personas lo que explicaría, por ejemplo, por qué los salarios nominales - la cantidad de dinero que un trabajador recibe por su trabajo por hora, día, mes, etc- rara vez caen, mientras que los salarios reales - el “poder de compra” de esa cantidad de dinero, es decir, la cantidad de bienes y servicios que se pueden adquirir con ese dinero-, por el contrario, pierden valor en periodos de inflación.
Según los expertos, esta ‘ilusión monetaria’ podría explicar la creación de burbujas especulativas, como la del mercado inmobiliario o de las bolsas. O por qué con una inflación en mínimos históricos y sueldos estables, los españoles consumen mucho menos que cuando la inflación era mucho más elevada y los salarios eran muy similares a los actuales, pese a que se perdía poder adquisitivo. Este efecto explicaría, en definitiva, por qué en situaciones de crisis económica como la que vivimos, la confianza y el consumo de las familias se encuentra bajo mínimos.
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