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Cumbre Progresista en Chile |
La presidenta Michelle Bachelet recibirá hoy y mañana a seis jefes de Estado, un vicepresidente, una decena de ministros y varios representantes de organismo regionales, entre otros dirigentes políticos de cuatro continentes.
La mandataria chilena, quien cumple el último año de su mandato presidencial, clausurará esta tarde el seminario “Respuesta a una Crisis Global: Hacia un Futuro Progresista” y, mañana, inaugurará una Cumbre de Líderes Progresistas, ambos en el vecino balneario de Viña del Mar, a 120 kilómetros de Santiago.
Rodeado de estrictas medidas de seguridad, que incluyen también restricciones a los medios de comunicación, ambos encuentros agruparán unos 250 dirigentes de diversos partidos socialdemócratas, socialistas, socialcristianos, laboristas, liberal-progresistas y demócratas de numerosos países.
Entre los dirigentes que asistirán, figuran los presidentes Cristina Fernández (Argentina), Tabaré Vásquez (Uruguay) y Luiz Inacio Lula Da Silva (Brasil), el primer ministro Joe Stoltenberg (Noruega) y el jefe del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero (España).
Asimismo, participarán el primer ministro británico George Brown y el vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, quienes además cumplirán breves visitas oficiales a Chile.
Los ocho dignatarios dialogarán durante cuatro horas divididas en dos sesiones y, según los organizadores, esta Cumbre podría ser la primera señal hacia el encuentro G-20 que sesionará dentro de cuatro días en Londres para abarcar temas relacionados a la actual crisis financiera internacional.
Analistas chilenos aseguraron que Bachelet -quien ejerce la presidencia pro tempore de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR)- también expresará el “espíritu latinoamericano” ante la Quinta Cumbre de las Américas, programada para abril en Trinidad-Tobago.
El encuentro de alto nivel a puertas cerradas abarcaría la promoción de un Estado con mejor capacidad de regulación, la reorganización de prioridades y de la membresía del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, el fortalecimiento de las políticas públicas de protección social y el mejoramiento de las normas medioambientales a escalas nacional y mundial.
Trascendió asimismo que las exposiciones se centrarán en la necesidad de proteger los empleos y el salario, mejorar la redistribución y avanzar hacia un real "desarrollo sustentable".
Fuentes cercanas al evento afirmaron que varios participantes coinciden en que la actual crisis global es resultado del fracaso del “paradigma neoliberal" que hegemonizó el funcionamiento de la economía mundial en los últimos años.
Unos 300 periodistas chilenos y extranjeros se acreditaron para el seminario y la Cumbre, aunque su acceso a los líderes quedó limitado a una conferencia de prensa de 30 minutos con inscripción previa de las preguntas mañana al finalizar la Cumbre.
Hoy viernes, los reporteros gráficos podrán captar imágenes de los participantes a su llegada al aeropuerto internacional de Santiago, durante la clausura del seminario y la bienvenida que Bachelet brindará esta noche en la sede presidencial de Cerro Castillo (Valparaíso).
Además, previa coordinación con las delegaciones asistentes, podrán captar imágenes de eventuales encuentros bilaterales en la sede de la Cumbre a primera hora de mañana sábado, luego en la inauguración de la Cumbre (09:30 horas) y, a las 13:00 horas, en la “Fotografía Oficial de los Líderes”.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
Al darles la bienvenida, Bachelet recordó que Chile es un país que “sufrió mucho en el pasado reciente, que se apartó de su camino progresista por la vía de la fuerza y el miedo, y que ha retomado esta senda desde el retorno a la democracia".
La mandataria clausuró ayer el seminario “Respuesta a una Crisis Global: Hacia un Futuro Progresista” y enfatizó que “debe ser un imperativo ético para los progresistas poner a la gente primero en los planes de recuperación de la crisis”.
Denunció que se trata de una crisis provocada por “una visión que por años abogó por un mundo donde fuera sólo el mercado el que rigiera los destinos de las naciones y sus pueblos”, lo que calificó como una mirada que no defendió la transparencia de los mercados.
Fue –agregó- caldo de cultivo para la codicia de unos pocos especuladores, que en su pasión irrefrenable por la ganancia, han hundido la economía mundial.
Tras señalar que la actual coyuntura económica se debe enfrentar poniendo primero a la gente, Bachelet precisó el desafío de “construir un ideario que no sea populista, pero que sí sea popular”.
El palacio de La Moneda confirmó asimismo que Bachelet recibirá esta tarde en Santiago al vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, quien asiste a la cumbre y, además, cumple una visita oficial a Chile.
La mandataria recibió ayer al primer ministro británico Gordon Brown, en la primera estancia oficial a Chile de un gobernante de ese país europeo.
Radios locales reportaron hoy la quema esta madrugada de neumáticos y los apagones provocados por “cadenazos” sobre el tendido eléctrico en El Olivar, Villa Independencia, Villa Arauco y Gómez Carreño, entre otros puntos de Viña del Mar y del puerto de Valparaíso, no lejos de la sede de la cumbre.
Para el secretario de Estado de Trabajo y Pensiones del Reino Unido, James Purnell, que también intervino en el seminario, nuevamente "la socialdemocracia tiene que salvar al capitalismo del capitalismo".
Pidió no enterrarlo ni elogiarlo, sino cambiarlo, apuntando hacia un capitalismo más igualitario y donde el poder se distribuya.
El asesor del presidente Lula, Marco Aurelio García, se refirió a los progresistas ausentes en esta cumbre —la mayoría latinoamericanos— y pidió "respetar nuestras diferencias", que consideró como un síntoma de "diversidad".
El progresismo, sostuvo, debe respetar, dialogar y entender a "los otros progresismos".
También puso sobre la mesa otro concepto clave para los latinoamericanos que asisten a la cumbre, la integración.
La visión que predominó en el seminario progresista es que la crisis es más amplia que una recesión económica, porque se sumó a los efectos previos del sobrecalentamiento global y al déficit de gobernabilidad de la globalización.
Más claros en el diagnóstico que en las respuestas, existía concenso en que la crisis es una oportunidad para la construcción de respuestas globales y concertadas.
El discurso de todos ellos es responsabilizar al neolineralismo de la crisis del capitalismo, pretenden que los pueblos olviden que ellos, bajo la etiqueta de progresistas, hacen prácticas económicas iguales.
Ese es el juego.
"Pero Cuba no es el mayor desafío que afronta el Hemisferio, el mayor desafío que afronta el Hemisferio en este momento es la economía", agregó Biden, en el marco de la Cumbre de Líderes Progresistas que se celebró en el balneario chileno de Viña del Mar, unos 120 kilómetros al noroeste de la capital chilena.
Estados Unidos mantiene un embargo económico sobre la isla de gobierno comunista desde hace más de 46 años y las autoridades cubanas le atribuyen muchos de los problemas del país.
Varios presidentes latinoamericanos han instado a Washington a que levante su embargo, pero Obama ha dicho que lo mantendrá y que a cambio favorece un relajamiento de los límites a los viajes y remesas que los cubanos que residen en Estados Unidos pueden hacer a la isla.
Todo un detalle.
"Debemos darle una nueva forma al mundo, éste es el desafío que esta conferencia debe encarar", señaló el primer ministro en la clausura del seminario internacional organizado por la Red Progresista. Entre los problemas que más urge resolver, Brown enumeró la inestabilidad financiera; el cambio climático y la escasez de energía; la amenazas al Estado por parte de los grupos terroristas, y el "problema perenne" de la pobreza y la inequidad".
Los efectos sociales
Tras recordar que 30 millones de personas perderán sus empleos a causa de la crisis y que medio millón de niños morirá porque no cuentan con lo suficiente para vivir, el jefe del Ejecutivo británico enfatizó que el "primer deber de los progresistas es para con las personas que tienen más necesidades". "Nosotros tenemos que marchar ahora; si los progresistas no lo hacemos, nadie más ayudará a los más pobres", advirtió.
"Tenemos que crear una sociedad global, no sólo con una economía flexible, sino con una globalización sustentable", enfatizó Gordon Brown, quien recalcó que "los países no pueden depender de instituciones financieras sin control". Cuando el mercado colapsa, el Estado tiene que intervenir, es su deber", aseguró el jefe del Gobierno británico, quien recomendó a sus colegas no ser tan pesimista, "porque por primera vez -dijo- tenemos al mundo entero unido para tratar problemas que son globales.
No hay que pedir "más Estado y menos mercado", sino "Estado y mercado", insistió Gordon Brown, quien denunció que "las instituciones globales creadas en los años cuarenta son absolutamente incapaces de resolver los problemas de hoy".
Es probable que haya menciones a ese gran pensador británico que fuera John Maynard Keynes cuyas ideas habían sido tirados al arcón de las cosas en desuso crecientemente a partir de la mitad de la década de los años 1970 y que algunos fueron a buscar en medio de la crisis. ¿Serán válidas sus ideas en estos tiempos? Tucídides de Atenas decía que las cosas, en la historia, no se repiten mecánicamente pero que se van sucediendo hechos que tienen una esencia común y que para ello escribió “Las guerras del Peloponeso” como punto de reflexión.
Keynes es considerado un economista de fuste, con ideas pasadas de moda para los responsables de esta crisis y con propuestas a reflotar para otros. Pero fue algo más que eso. Su obra cumbre, “La teoría general”, aparecida en 1936, tiene un último capítulo, el XXIV, titulado “Notas sobre las conclusiones de filosofía social a las que podría llevarnos la teoría general”, el que bien puede ser considerado una base cierta del moderno “progresismo”.
Hace unos pocos lustros otro pensador inglés, Anthony Giddens, teorizó sobre “ la Tercera Vía ”, que hicieron famosa los ex primeros ministros Gerhard Schröder, de Alemania, y Tony Blair, del Reino Unido. Una suerte de mitad de camino entre el socialismo y el capitalismo, algo sobre lo que en la post II Guerra Mundial ya había expresado el entonces papa Eugenio Pacelli (Pío XII) cuando dijo que había que encontrar una alternativa de ese tipo. Un representante explícito de esa “Tercera Vía” en el encuentro del balneario chileno es el actual premier del Reino Unido, Gordon Brown. En los hechos han ido confluyendo el resto de los asistentes como los presidentes socialdemócratas Luiz Inácio Lula da Silva, del Brasil, y Michelle Bachelet, y desde otro origen la argentina Cristina Fernández. El nuevo discurso formal del gobierno estadounidense justifica la presencia del vicepresidente Joe Biden.
Pero vale la pena retomar las ideas esgrimidas en el marco de la “Gran Depresión” de los años 1930 por Keynes y que en la II Guerra fueron profundizadas por un economista nacido en el actual Bangladseh, William Henry Beveridge, director del London School of Economice. Keynes fue un avanzado, en particular en ese final Capítulo XXIV de la “Teoría General” un anticipador de la “Tercera Vía”, o del actual “progresismo”, de manera más genérica. Beveridge, un poco después, en sus dos informes al parlamento del Reino Unido, en 1940 y 1942, y luego como diputado por el Partido Liberal, desarrolló sus criterios sobre el “Welfare State” (estado de bienestar), profundizando las ideas sociales de Keynes.
Sin hablar de terceras vías, en el marco las ideas de ambos, el “capitalismo con rostro humano”, como lo denominaron algunos, dio lugar, entre 1945 y 1975, a lo que se da en llamar “los felices años del capitalismo”, en el marco de los equilibrios que hacían necesaria su supervivencia, según la visión keynesiana. Equilibrios que no podían sostenerse, sin criterios sociales por “los economistas profesionales que permanecieron impasibles ante la falta de concordancia entre los resultados de su teoría y los hechos observados”, en referencia con la debacle por la crisis de superproducción y especulación estallada en 1929.
“Nuestra crítica a la teoría económica clásica aceptada no ha consistido tanto en buscar los defectos lógicos de su análisis, como en señalar que los supuestos tácticos en que se basan se satisfacen rara vez o nunca, con las consecuencias de que no se pueden resolver los problemas económicos del mundo real. Pero si nuestros controles centrales logran establecer un volumen global de producción correspondiente a la ocupación plena tan aproximadamente como sea posible, la teoría clásica vuelve a cobrar fuerza de aquí en adelante”, señaló Keynes.
Parafraseando al ex presidente estadounidense Bill Clinton se puede decir “Son el estado y los controles, idiota”.
Y cuando hablaba del estado y los controles, remarcaba los peligros de la transnacionalización financiera.
“Ideas, conocimiento, arte, hospitalidad, viajes, ésas son las cosas que deben ser internacionales por su propia naturaleza. Pero dejad que los productos sean caseros siempre que sea razonable y convenientemente posible; y, por encima de todo, permitid que las finanzas sean básicamente nacionales”, señaló al respecto, anticipándose a graves males del presente.
Allá, en 1936, cuando apareció la “Teoría General”, también se adelantó a recomendar políticas que sus detractores despreciaron cuando, sobre todo en los Estados Unidos de América se optó por liberar de impuestos a los ricos durante el gobierno de George Walter Bush.
“Desde el final del Siglo XIX se ha progresado mucho en remover las enormes inequidades en la distribución de la riqueza y del ingreso gracias a los impuestos directos –impuestos a los ingresos, impuestos extraordinarios e impuestos a la herencia- especialmente en Gran Bretaña. Mucha gente querría ver que este proceso fuera mucho más lejos, pero los detienen dos consideraciones; por una parte, el miedo a que las altas tasas impositivas fomenten la evasión y disminuyan demasiado el incentivo a tomar riesgos, pero principalmente la creencia de que el crecimiento del capital depende de la fuerza de los incentivos hacia el ahorro individual, y que una gran proporción de ese crecimiento depende del ahorro de los ricos”, fue su reflexión.
Desde la izquierda se requiere mucho más, pero para los responsables de la actual catástrofe esta anticipación de la “Tercera Vía” del “progresista” Keynes, es demasiado:
“No hay ninguna razón evidente que justifique un sistema de socialismo de estado que abarcaría la mayor parte de la vida económica de la comunidad. No es importante que el estado asuma la propiedad de los medios de producción. Si el estado es capaz de determinar la cantidad total de los recursos dedicados a aumentar los instrumentos y la tasa básica de compensación a aquellos que los poseen, se ha realizado todo lo que es necesario”.
Es decir cuando los que más tienen más aporten para el “estado de bienestar” que reclamó luego Beveridge.
Fernando Del Corro
Periodista, historiador graduado la Universidad de Buenos Aires (UBA), docente en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UBA y subdirector de la carrera de "Periodismo económico" y colaborador de la cátedra de grado y de la maestría en "Deuda Externa", de la Facultad de Derecho de la UBA. De la redacción de MERCOSUR Noticias.
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"Ha fracasado una forma de funcionamiento del sistema mundial en sus organismos multilaterales (...) tenemos un problema de funcionamiento en donde no todos cumplimos las reglas que tiene Naciones Unidas, el Fondo Monetario (Internacional, FMI) (...) Esta es una de las claves de la situación actual (...) Naciones Unidas toma una resolución sobre un país débil y pequeño, aún cuando ese país tenga actitudes condenables, y ( si este país) no cumple la resolución de Naciones Unidas es invadido por fuerzas conjuntas o no conjuntas, como se rompió por ejemplo, el multilateralismo en Iraq", dijo la mandataria en la VI Cumbre de Líderes Progresistas en Viña del Mar, Chile.
Este será uno de los temas que Fernández llevará a la próxima Cumbre del G – 20, en Londres, y agregó que el problema se agrava cuando la relación de fuerzas permite que sean sólo los débiles quienes cumplan las normas, porque no tienen fuerza para oponerse a ellas.
"Si hay una regla de Naciones Unidas que impone una determinada conducta a una de las grandes potencias, y esta no la cumple, no pasa absolutamente nada. Esto revela una cosa que creo que es grave, un mundo sin reglas es muy malo. Un mundo donde las reglas solamente son cumplidas por los que no tienen fuerza para oponerse a ellas y son violadas por los que pueden hacerlo, porque la relación de fuerzas así lo permite, es un problema", denunció.
Este incumplimiento de reglas, se pudo dar, en opinión de la mandataria, con organismos que regulan la economía mundial, como el FMI, lo cual está vinculado directamente a la actual crisis financiera mundial, pues a los "grandes centros del mundo" no se aplicaron las mismas reglas de estabilidad económica para el otorgamiento de préstamos o calificaciones.
"Lo mismo se puede dar con el Fondo Monetario Internacional y ya vinculado a esta crisis que estamos viviendo, porque todos los países eran controlados en cuanto a la posibilidad que tengan superávit comercial, superávit fiscal, osea exigencias para ser un país elegible en materia de préstamos y calificaciones y sin embargo, a los grandes centros del mundo no se le aplicaban las mismas reglas", indicó.
Crisitna Fernández propuso como una de las primeras medidas que deben aprobarse por el G–20, que las reglas que se adopten y que deben contemplar los intereses globales "sean respetadas por todos, porque si no va a ser muy difícil".
Destacó que quienes junto a ella irán a Londres a conversar sobre la crisis mundial no pueden regresar con las manos vacías, por el contrario de esa cita deben salir instrumentos que atiendan directamente los problemas de sus ciudadanos, como la conservación de su trabajo o la recuperación del mismo.
"Lo único que no podemos hacer, cuando vayamos a Londres, es no tener resultados concretos e instrumentos que sean vistos por la sociedad global como que estamos realmente adoptando medidas estructurales que van a atender ,no solamente a la situación de regularizar el mercado financiero. (...) La sociedad también tiene que percibir que vamos a tomar instrumentos en la cual le podamos asegurar que van a volver a recuperar el trabajo o no perder el que ya tienen", explicó y resaltó que sus palabras no significan que no se discutan medidas para asistir al sistema financiero global.
La presidenta argentina instó a sus colegas a superar la regla de medidas a corto, mediano y largo plazo, pues la situación actual requiere de medidas inmediatas, que deben incluir una participación mucho más activa del Estado, aunque a muchos no les convenga.
"Una adopción de nuevos instrumentos y nuevas políticas, que hasta ahora, nunca habían sido pensados, imaginados, porque nunca habíamos vivido una situación similar. Siempre eran crisis absolutamente localizadas en los países emergentes, crisis que tenían que ver con los malos manejos de una economía interna de un país o de una región. Pero hoy han fallado los grandes cimientos y los grandes paradigmas, entonces se requieren ante grandes, extraordinarios e inéditos problemas, grandes, inéditas y extraordinarias soluciones", insistió.
"La posibilidad de que el Estado, yo se que a muchos, no los que estamos aquí pero sí los que están en otros ámbitos que no participan en ámbitos progresistas, hablar del Estado y de la intervención del Estado demasiado directa y fuerte es erizante en la piel. En esta primera etapa inmediata de la crisis el Estado tiene que cumplir un rol aún más que el que normalmente le asignábamos los progresistas al Estado. ¿Por qué?, porque estamos en una situación inédita de crisis donde el mercado, conocido como el gran asignador de recursos, está knock out y le están contando y van por el número nueve", agregó.
Cristina Fernández se mostró de acuerdo con la propuesta hecha por el premier británico, Gordon Brown, en cuanto a la creación de un fondo de rescate para el comercio de las exportaciones mundiales.
Caso Malvinas
Cristina Fernández planteó este mismo día a Brown, el reclamo histórico de Argentina por la soberanía de las islas Malvinas y pidió negociaciones para solucionar el conflicto bilateral.
Fernández y Brown se reunieron por cerca de media hora antes del inicio formal de la Cumbre.
"La presidenta planteó con gran claridad y firmeza la necesidad de que el Reino Unido de Gran Bretaña cumpla con lo solicitado por las Naciones Unidas de establecer negociaciones tendientes a solucionar el conflicto de soberanía (...) por la cuestión de las Islas Malvinas", dijo a periodistas el canciller argentino, Jorge Taiana.
No obstante, poco después un funcionario británico, citado por Reuters, dijo que su país descarta de plano iniciar cualquier tipo de negociación sobre la soberanía de las islas.
Un dato curioso sobre este tema es el hecho de que el inicio de la reunión del G– 20 en Gran Bretaña, el 2 de abril, coincide con el aniversario número 27 del inicio de la Guerra de las Malvinas, que enfrentó a ambos países y que fue ganada por Inglaterra.
Invitados y temas
La VI Cumbre de Líderes Progresistas se desarrolla en Chile con la presencia de cuatro presidentes latinoamericanos, tres primeros ministros europeos y el vicepresidente de Estados Unidos.
Bajo el lema "Crisis financiera global y los desafíos del desarrollo", los líderes de centroizquierda analizan "respuestas progresistas" a la recesión económica y su impacto social.
"El mundo está viviendo momentos muy difíciles", dijo al inaugurar la conferencia la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.
A Chile viajaron, además de Fernández y Brown, el vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil), el de Uruguay, Tabaré Vázquez, el presidente del Gobierno Español, José Luis Rodríguez Zapatero y el primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg.
Los líderes afrontan el encuentro de Viña del Mar con el telón de fondo de la Cumbre del Grupo de los Veinte (G-20), que se celebrará en Londres el próximo 2 de abril, donde también se analizarán propuestas para buscar una salida a la crisis financiera.
"No existe posibilidad alguna en la historia del mundo que los trabajadores se beneficien en épocas de crisis. No existe. Época de crisis es época en que todos pierden", manifestó Lula en la 17 Feria Internacional de la Industria de la Construcción (Feicon) de Sao Paulo, antes de viajar a Chile.
Lula recordó que como líder sindicalista que fue, sabe "que cuando hay una crisis económica y la empresa no está vendiendo su producto, no hay como pelear para retener al trabajador".
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"Por eso hoy, más que hacer una pauta para pedir reivindicaciones pidiendo más aumento, tenemos que contribuir para que la empresa venda más y ahí sí pedir más aumento", agregó.
El gobernante viajó desde Sao Paulo al balneario chileno de Viña del Mar para la Cumbre de Líderes Progresistas.
"El mercado no puede dar justicia social. Necesitamos un mayor Estado y un mayor mercado", recalcó Vázquez, quien estimó que "la política es la herramienta para enfrentar la crisis". "O es política, o no hay solución", concluyó.
El presidente repasó las reformas estructurales que ha emprendido su Gobierno, como la recomposición del gasto público basada en inversiones estratégicas e incentivos tributarios, y la revisión del sistema sanitario y educativo.
Vázquez resaltó los resultados de esa política en Uruguay, entre los que citó la reducción de la pobreza del 30 al 20 por ciento y la disminución de la tasa de desempleo hasta el 6,6% a fines de 2008.
Al igual que hizo ayer, el presidente uruguayo dijo que Uruguay no es ni quiere ser un paraíso fiscal, en respuesta a lo que califica de "rumores" para descalificar a un país "serio, respetable y respetado".
Argentina desea que en la reunión del G 20 que se celebrará en Londres durante la próxima semana se trate de la posibilidad de ampliar los criterios para establecer que países son paraísos fiscales.
Uruguay, uno de los países más estables política y económicamente de América Latina, ha sido tradicionalmente un refugio de capitales argentinos en épocas de crisis.
"Este paquete de recuperación fue difícil para nosotros, señaló Biden al destacar que fue aprobado por el Congreso para enfrentar la crisis y que la demanda del sector público aumentará en dos millones de dólares durante los próximos dos años.
El vicepresidente de Estados Unidos participa en la cumbre de Viña del Mar junto a los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Cristina Fernández (Argentina), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Michelle Bachellet (Chile).
También asisten el primer ministro británico Gordon Brown, el primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, y el jefe del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero.
Previo a su intervención en la mesa redonda, Biden sostuvo reuniones con Gordon Brown para abordar la agenda de la próxima cumbre del G-20 (gripo de países desarrollados y emergentes) en Londres y con Rodríguez Zapatero, con quien discutió el retiro de las tropas españolas de paz desde Kosovo.
Por la tarde el vicepresidente de Estados Unidos se trasladará a Santiago para sostener un encuentro con la presidenta chilena Bachelet, como parte de una visita oficial al país.
(Xinhua)
Chávez, que asistió a la II Cumbre América del Sur-Países Arabes (ASPA), en Doha, expresó su extrañeza por el hecho de que líderes que se califican como progresistas se reunieran con Biden y Brown.
"Hay unos progresistas por ahí que no entiendo. Voy a preguntarle a [el presidente de Brasil, Luiz Inacio] Lula [da Silva] más tarde", dijo Chávez.
A la cumbre de Viña del Mar, a la que Chávez no fue invitado, asistieron líderes de varios países latinoamericanos, entre ellos Bachelet, Lula y la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, a quien Chávez no mencionó ayer.
A juicio de Chávez, la invitación cursada por Bachelet, presidenta de turno de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), a Washington y a Londres "pone en peligro la unión sudamericana". "No le hace nada bien a la unidad de Sudamérica que la presidenta de Chile convoque una reunión con dos representantes de los imperios (...) Así lo digo, porque un revolucionario, y yo lo soy, no debe callar; debe decir su verdad", declaró Chávez, que coincidió en Doha con Bachelet, Lula, Cristina Fernández de Kirchner y otros líderes de la región
La respuesta del gobierno estuvo a cargo de la vocera del Palacio de la Moneda, Carolina Tohá, que declaró en Santiago que Bachelet "es un símbolo de unidad y diálogo en todo el mundo", y salió al paso de las acusaciones del líder venezolano: "Al gobierno le parece que las palabras del presidente Chávez son completamente inadecuadas".
Tohá señaló que Chile participa en todas las instancias donde hay actores relevantes, como la cumbre de líderes progresistas, y donde se pueda "construir diálogo". La vocera gubernamental precisó que Chile no utilizará los canales diplomáticos para expresar su molestia con Chávez.
Chávez mira al futuro
Durante su intervención en la cumbre de Doha, Chávez propuso la creación de una nueva divisa sustentada por el petróleo para desafiar al dólar estadounidense. "Nosotros tenemos la idea de una moneda internacional, el «petro», la «petromoneda», que se fundamenta en las grandes reservas de petróleo que tenemos algunos países del mundo", sugirió Chávez.
La crisis económica acaparó gran parte de la reunión de trabajo en Doha. Muchos de los países presentes han visto disminuir sus ingresos por la caída de precios del petróleo. Además, los mandatarios latinoamericanos y árabes se comprometieron a aumentar sus vínculos comerciales (21.000 millones de dólares de intercambio entre las dos regiones en 2008).
Chávez es sumamente popular en los países árabes por su apoyo público a los palestinos y su ruptura de relaciones con Israel en respuesta a la última ofensiva en Gaza.
En la declaración final del encuentro iniciado la víspera en el balneario chileno de Viña del Mar, los asistentes expresaron además la necesidad de 'construir las bases de una nueva economía que permita que la prosperidad sea ampliamente compartida'.
Líderes de diversos países y organismos internacionales se reunieron en la Cumbre Progresista de Viña del Mar, para analizar los principales desafíos que enfrenta hoy el mundo y para discutir las perspectivas de una respuesta progresista coordinada.
En el texto final, destacaron que la cita tuvo lugar en un momento de extrema dificultad. 'La crisis económica internacional, el estado del medio ambiente, y las graves consecuencias sociales que pueden resultar de éstas, demandan una urgente acción de los gobiernos'.
En la reunión, convocada por la presidenta chilena Michelle Bachelet, los líderes 'reafirmaron su compromiso con los valores progresistas enraizados en una historia de libertades, de libertad económica, de derechos humanos, de democracia y de justicia social'.
Indicaron que se puede evitar la recesión social mediante políticas que reanuden el crecimiento, refuercen la protección social y estimulen la creación de empleo.
Los líderes enfatizaron la necesidad de dar un nuevo ímpetu a los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la Organización de Naciones Uniads (ONU).
En sus deliberaciones, los participantes destacaron la necesidad de reformar la regulación de las instituciones financieras y de una coordinación internacional para ese objetivo.
Señalaron la necesidad de evitar políticas proteccionistas y concluir exitosamente la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Coincidieron en que los países deben adoptar medidas para estimular la economía y una acción coordinada para una recuperación equilibrada y sostenida.
Indicaron que la cumbre del Grupo de los 20 (G-20), que se realizará la próxima semana en la capital británica, es vista como una excelente oportunidad para entregar una respuesta efectiva a la crisis.
Los líderes participantes señalaron que es necesario que las instituciones financieras internacionales jueguen un importante papel en la prevención de las consecuencias económicas para los países emergentes y en desarrollo.
De acuerdo con los asistentes a la Cumbre Progresista, se requiere de una 'recuperación verde, para emprender urgentemente una respuesta coordinada al cambio climático y expandir las inversiones en energías limpias, para establecer el camino hacia una economía global de bajas emisiones'.
En la cita participaron el primer ministro de Reino Unido, Gordon Brown; los presidentes de Uruguay, Tabaré Vázquez; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; la mandataria argentina Cristina Fernández y el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
También asistieron el primer ministro noruego Jens Stoltenberg, el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden; el presidente del Banco Africano de Desarrollo, Donald Kaberuka y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.
El periodista Fernando Velázquez, director del informativo Pacífica, entrevistó en exclusiva a James Petras, profesor emérito de la Universidad de Nueva York y autor de más de 50 libros sobre América Latina y la política imperialista de Estados Unidos, sobre el significado y las conclusiones de la reunión que la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, convocó el pasado 28 de marzo en Viña del Mar, a la que asistieron el vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, el primer ministro británico, Gordon Brown, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula, la presidenta argentina, Cristina Fernández, el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, y la presidenta chilena, Michelle Bachelet.
La reunión, convocada una semana antes de la cumbre del G-20, se vendió en los medios de comunicación como la "cumbre progresista", pese a que los gobiernos latinoamericanos con posiciones más progresistas no estuvieron invitados, siendo clamorosas las ausencias de Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Paraguay o Nicaragua.
Éstas son las impresiones de James Petras sobre dicha cumbre:
"Primero, yo creo que la inclusión del vicepresidente Biden excluye cualquier caracterización de la reunión como algo "progresista", y mucho menos "de centro izquierda".
Segundo, decidieron no tomar ninguna decisión. Simplemente repiten que la crisis está afectando y perjudicando a los países de América Latina, y los países ricos, los países desarrollados, como ellos dicen, deben estimular las economías, evitar el proteccionismo, y otras generalidades de esta índole.
Lo que me parece significativo, aparte del hecho de que no tomaran ninguna medida concreta frente a la crisis, es la posición minoritaria o menor que juegan los Estados Unidos. El Sr. Biden no podría imponer la agenda norteamericana en ningún sentido. Por ejemplo, sobre Cuba, sobre el neoliberalismo, etcétera. Ahí hay una característica anacrónica, parecía el muchacho perdido allá. No es que los gobiernos que lo invitaron sean exactamente de izquierda, pero sobre el neoliberalismo, nadie cree en eso más, incluso los que siguen practicándolo critican el libre mercado, critican los efectos sociales. Incluso Lula responsabilizó a los Estados Unidos por la crisis y Biden en ningún sentido pudo defenderse.
Con respecto a Cuba, Washington queda ahora absolutamente aislado, sigue repitiendo las posiciones fracasadas del pasado, y ni El Salvador ni los países centroamericanos que hasta hace poco apoyaban a Washington sobre el embargo a Cuba. Ahora queda Biden solo, chupándose el dedo, hablando de cosas que ya no son la retórica que se utiliza en un mundo con depresión económica y quiebra financiera.
El tercer punto importante es que los países reunidos tampoco plantean la necesidad de invertir en sectores productivos a partir del Estado. Ellos siguen buscando estimular las exportaciones, siguen dependiendo de las grandes empresas exportadoras. No hablan nada de profundizar el mercado interno, las demandas internas, la reforma agraria, aumento de ingresos para que la demanda popular pueda incrementar la producción. Siguen en el viejo esquema fracasado, buscando que los mercados externos encuentren una salida.
Cuando criticaron el proteccionismo no nombraron a los Estados Unidos. Por ejemplo, los Estados Unidos, con el slogan "buy American", que es una cosa tonta, porque todos somos americanos, Norte y Sur, es una medida proteccionista, de que se debe comprar sólo mercancía hecha en Estados Unidos y no en América Latina. No criticaron por ejemplo el hecho de que los bancos están condicionados ahora con el apoyo gubernamental a sólo prestar dinero en Estados Unidos.
Y en cuarto lugar, que Estados Unidos ha creado nuevos muros sobre el comercio con América Latina. En otras palabras, todos están a favor del proteccionismo como principio general. Pero en la práctica, la principal barrera a la libre circulación de crédito, de finanzas, el principal proteccionista financiero es los Estados Unidos, y los gobiernos latinoamericanos se quedan mudos sobre este punto porque siguen tratando de ser el mejor amigo.
La única voz disidente, algo populista, era Lula, que decía que los Estados Unidos debe dejar de imponer sus políticas sobre América Latina. Pero el único proyecto nuevo es refinanciar el Banco Interamericano de Desarrollo, donde los Estados Unidos es el primer accionista, con 30 por ciento de las cuotas (equivalente a lo que aporta toda América Latina) y esta propuesta de financiar el BID va a quedar bajo la tutela de Washington.
No hay una ruptura con el pasado, pero sí es evidente con la caída de la influencia de Estados Unidos en América Latina, con la crisis económica, no domina la agenda abiertamente, sigue presente como cualquier otro país.
Y finalmente, yo creo que debemos tomar en cuenta que para los Estados Unidos, América Latina tiene una prioridad muy baja. Aparte del apoyo financiero a los grupos paramilitares y militares en Colombia, más el financiamiento del ejército represivo en México, no hay ninguna iniciativa de Washington.
Para ellos América Latina es la quinta prioridad. Primero es la depresión interna y los esfuerzos por reflotar a los bancos. La segunda prioridad son las guerras en el Medio Oriente en conjunto con Israel. La tercera prioridad es coordinar con Europa en la cumbre sobre la crisis económica, donde hay grandes divergencias. La cuarta es negociar con China y Rusia. Y el quinto lugar es para todo el continente latinoamericano, que recibe muy pocos recursos y atención de Washington. En algún sentido, es mejor para América Latina. Es una oportunidad de liberarse de la carga de Washington. Pero en todo caso, no debemos esperar ninguna iniciativa positiva de Washington a partir de esta cumbre en Chile.
Estados Unidos están en una posición débil. No pueden utilizar su influencia militar-policial para abrir espacios para el capital. El capital norteamericano está retirándose de América Latina porque las casas matrices están en quiebra. Y faltan programas gubernamentales que puedan utilizarse para imponer algún nuevo Tratado de Libre Comercio. Tienen que competir con Venezuela, que ha tenido bastante influencia, particularmente en el Caribe y Centroamérica. En este sentido, a pesar de que siguen teniendo lazos, no sólo con militares, sino con los gobiernos de centro izquierda, y más con los grupos ultraderechistas que están recuperando fuerza en Bolivia, en Santa Cruz, en Guayaquil en Ecuador, en Zulia en Venezuela, y con los grandes agricultores en Argentina. Están en una posición de influir, a partir de la crisis, pero no directamente.
Como decía, el golpismo norteamericano es mal visto incluso por estos gobiernos de centro izquierda, progresistas, o lo que sea, que están en contra de la política norteamericana hacia Bolivia o Venezuela, porque saben que una vez que empiece el golpismo en un lado, puede extenderse a su propia casa.
Y yo quiero enfatizar una cosa: esta cumbre en ningún sentido es antiimperialista, pero tampoco Estados Unidos tiene el peso y la influencia que tenía en los años 90, durante el período de los gobernantes más neoliberales, antes de los levantamientos populares. Y han perdido influencia porque las movilizaciones de fines de los 90 y primeros años de esta década, han creado nuevos parámetros, y los nuevos gobiernos, en algún sentido, van a colaborar con los Estados Unidos, pero hasta un punto. No van a ser tan sometidos o dóciles como en el pasado".
Fernando Velázquez
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