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Los desafíos que enfrenta Chávez |
La aprobación del proyecto de modificación de la Constitución a través del plebiscito es inseparable de los éxitos logrados por Hugo Chávez en sus diez años de gobierno: Después de subir al Poder, Chávez puso en práctica una serie de medidas de reforma social y económica como la nacionalización de los recursos naturales, lo que ha permitido el crecimiento económico del país en 20 trimestres consecutivos y el enorme incremento de la reserva de divisas; la reducción de la población indigente del 43% al 9,5%, la disminución de la tasa de desempleo del 50% al 6%; y también un considerable mejoramiento en la educación nacional, salud pública, garantía de atención médica y derechos de las mujeres.
Aunque estas medidas han afectado en cierto grado a los intereses de la capa de los ricos y de parte de la clase media, han beneficiado directamente a las amplias masas de habitantes comunes, por lo que han sido muy bien acogidas por la gente del pueblo.
A criterio de los analistas, tras la aprobación del proyecto de modificación de la Constitución, Chávez ya ha decidido participar en las elecciones presidenciales de 2012 y, de ganarlas de nuevo, la política y reforma que él ha venido ejecutando serán continuadas en forma ininterrumpida, lo que será favorable para la estabilidad política en Venezuela; y, al mismo tiempo, se podrá mantener la consecuente posición de su gobierno de oponerse a la intervención de Estados Unidos en los asuntos latinoamericanos y de esforzarse por hacer realidad la soberanía e independencia de la región.
Pero en la actualidad, Chávez también enfrenta una serie de desafíos, sobre todo, en consecuencia de la crisis financiera internacional, los precios de petróleo en el mercado internacional han caído drásticamente desde el segundo semestre de 2008, lo que pone en prueba a Venezuela, que depende altamente de los ingresos de la exportación de petróleo. Por lo tanto, tras la aprobación del proyecto de modificación de la Constitución a través del plebiscito, la tarea apremiante de ahora para Chávez es tomar medidas para enfrentar la actual crisis financiera y promover el continuo desarrollo de la economía venezolana, para ganar la confianza del pueblo en las próximas elecciones.
Pueblo en Línea

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El discurso con el que el líder celebró el resultado no dejó lugar a dudas: "Los que votaron por el Sí votaron por Chávez y por el socialismo", y anunció que "con esta victoria comienza un nuevo ciclo de la revolución bolivariana, hasta el 2019".
"Debemos revisar todo lo que hemos hecho y empezar a rectificar, a ajustar, a fortalecer en lo económico, en lo social. Las misiones sociales (programas de salud, educación y alimentación) debemos fortalecerlas. Y luego estaremos en mejores condiciones, a partir de 2010, para continuar abriendo nuevos horizontes", sentenció Chávez.
En el mediano plazo "vamos a proseguir nuestro camino al socialismo, porque la única manera de tener patria es tener una patria socialista", remarcó el mandatario. Chávez "consiguió las dos cosas que buscaba: la posibilidad de ser candidato en 2012 y recuperar su imagen de invulnerabilidad, o de gran fortaleza, porque venía de dos reveses electorales", dijo a IPS el analista Luis León, director de la encuestadora Datanálisis.
Cuando Chávez propuso por primera vez reformar la Constitución para posibilitar la reelección sin límites temporales, en 2007, su iniciativa perdió por 51 a 49 por ciento de los sufragios. En las elecciones regionales de noviembre de 2008 los candidatos oficialistas ganaron la mayoría de las plazas, pero la oposición avanzó en entidades clave. "Nosotros estamos con el comandante Chávez, lo apoyamos porque es el único que de verdad se ha ocupado de los pobres en este país, y mientras siga así queremos que siga gobernando", dijo a IPS en medio de la jornada del domingo Ana de Cevallos, una maestra jubilada, en el céntrico barrio caraqueño de La Candelaria.
Un vendedor en la misma zona, Raúl Rondón, opinó en cambio que "cada vez más menos gente quiere a Chávez, hay menos encantamiento con él, y aunque gane verá que ya muchos están cansados de pelear y lo que quieren son soluciones" a los problemas.
El sacerdote jesuita José Virtuoso, quien trabaja en barriadas del norte de Caracas e integra el organismo de observadores Ojo Electoral, sostuvo que "los resultados (del referendo) muestran un país dividido en dos mitades antagónicas, que desgraciadamente no encuentran un discurso incluyente".
"El discurso del presidente revindicando su victoria no tiene llamados a la reconciliación ni a la incorporación de esa otra mitad del país", lamentó.
Para el largo plazo, Chávez ofreció un gobierno prolongado, "pues los gobiernos breves fueron una táctica imperial que se nos impuso para que no pudiéramos desarrollar un verdadero proyecto nacional".
En lo inmediato, el gobierno "va a ser más populista, más dependiente que hasta ahora de la popularidad de su líder, que además es único, se ha mostrado como insustituible", consideró León.
Para Chávez "la impopularidad es como la kriptonita para Superman. Él está montado sobre la popularidad, sobre la conexión con la población, y ella puede resentirse dependiendo de las medidas que se tomen" en el marco de la crisis global, dijo León.
La conveniencia de hacer la consulta popular antes de que esa crisis golpee a los venezolanos, así como de utilizar la maquinaria electoral que se motorizó para las elecciones del pasado noviembre, fueron razones fundamentales para que el mandatario y demás poderes públicos buscasen este referendo de modo acelerado.
Hasta ahora, el presidente ha descartado reducir el gasto social o devaluar la moneda, y modificar el precio de la gasolina, muy barata en este país petrolero, ha sido un tema tabú durante sus 10 años en el poder.
Pero los economistas muestran cuentas según las cuales los ingresos petroleros previsibles para 2009 serán un tercio de los del año pasado, lo que creará desequilibrio al paso de los meses y necesariamente forzará algunas medidas de ajuste.
El gobierno dejó en suspenso en los últimos meses un programa de estatizaciones, pero podría retomarlo y abarcar empresas financieras, de salud y de alimentación si considera que así puede amortiguar el impacto de la crisis sobre los sectores más pobres.
La oposición, apenas conocidos los resultados del referendo, multiplicó sus llamados para aglutinar a sus seguidores y continuar una lucha larga. "Esta no es una carrera de 100 metros planos, sino una maratón, que ganaremos", dijo el líder estudiantil David Smolansky.
Decenas de miles de estudiantes universitarios que marcharon por las calles y se ofrecieron como testigos en las mesas electorales fueron la vanguardia de la campaña por el No, mucho más modesta que la de los seguidores del Sí, apuntalados además por un ostensible empleo de recursos públicos.
Omar Barboza, vicepresidente de Un Nuevo Tiempo, el principal partido opositor, destacó que por primera vez en las 15 consultas de los últimos 10 años las fuerzas opositoras consiguen más de cinco millones de votos, mientras que Chávez, reelegido en 2006 con casi 64 por ciento de votos, obtuvo en este referendo 54 por ciento de sufragios.
"Obtuvimos ese resultado en condiciones adversas, porque no luchábamos contra una propuesta sino contra el Estado, y por eso nos comprometemos a luchar hasta que en el país vuelvan a implantarse los valores de la democracia", dijo Barboza. "Nosotros tenemos un proyecto distinto al totalitario del presidente Chávez", agregó.
El Consejo Nacional Electoral informó que, escrutadas 94,2 por ciento de actas, el Sí obtuvo 6.003.594 votos (54,36 por ciento) y el No 5.040.082 (45,63 por ciento), con 199.041 sufragios nulos, y la abstención se cifró en 32,95 por ciento, en un padrón electoral de casi 16,8 millones de personas.
Lo que en realidad la derecha quiere sabotear por todos los medios, electorales o no, es la propiedad estatal de las palancas fundamentales de la economía venezolana, el carácter antimperialista de una política exterior dirigida a formar un bloque latinoamericano para lograr un desarrollo regional independiente de Estados Unidos y la política de alianzas que de eso se desprende (con los sectores obreros, campesinos y populares, en lo interno, y con los adversarios de su enemigo de Washington, en lo internacional).
La disputa, por lo tanto, expresa un agudo conflicto político y de clases entre, por una parte, los sectores ligados al capital financiero internacional o de él dependientes y, por otra, los que confusamente intentan utilizar el Estado para llevar a cabo un capitalismo de Estado con políticas de transformación social e incluso de organización de gérmenes de poder popular basados en la democracia directa.
Conviene tener presente que, en primer lugar, Venezuela depende del precio del petróleo en el mercado mundial y que la estatización de Pdvsa no rompió esa dependencia aunque le dio al Estado la renta que antes se llevaban las trasnacionales.
Los planes de Chávez en América del Sur, en el Caribe, con Cuba, para el propio desarrollo nacional venezolano, dependen de este modo de precios que, dada la crisis mundial, seguirán estancados o bajarán aún más.
La fuga de divisas y la guerra de las grandes compañías contra el estatismo agravarán la situación económica.
En esas condiciones se votó la reforma de la Constitución para posibilitar la relección de Chávez (y de los gobernadores, muchos de ellos opositores), y en el 2010 se elegirán los nuevos miembros de la Asamblea Nacional, que hoy es chavista pero que mañana podría no serlo, al menos en la proporción actual.
Por otra parte, el conflicto es aún más agudo porque Venezuela –además de tener una posición de rentista petrolera que permitía a una amplia clase media no productiva importar lo que quisiera y desalentaba la producción y la productividad en todos los sectores–, debido a las dictaduras o al pacto corrupto de Punto Fijo entre los partidos que falsamente decían ser “socialdemócratas”, nunca conoció la educación democrática y, menos aún, la participación popular organizada en la toma de decisiones.
Tampoco hay una orientación clara si hacia una alianza con el sector “patriótico” de los empresarios o con los intereses de los sectores populares.
Chávez, por ejemplo, otorgó créditos baratísimos para favorecer a los empresarios nacionales, pero el grueso del capital está en manos de las trasnacionales, que lo odian y lo desprecian al igual que los escuálidos de la oposición, y la mayoría de los empresarios es, por razones de clase, antichavista, y los pocos de ellos que están ligados al régimen –la famosa boliburguesía o burguesía bolivariana– lo están porque aprovechan las brechas en el Estado para practicar y fomentar la corrupción y enriquecerse sin escrúpulos ni principios sociales.
Por otra parte, los grandes progresos de la democratización en el campo de los derechos (referéndum revocatorio, propuesta de creación o revocación de leyes por medio de referendos populares), las estatizaciones de las empresas fundamentales, los planes y acciones masivos de educación y salud, dependen en buena medida de la organización del apoyo popular a Chávez y no solamente del aparato estatal.
Pero esa organización es incipiente, el Partido Socialista Unido Venezolano mismo ha sido creado recientemente y lo fue desde el poder estatal y sus dirigentes reciben la presión de éste pero también la de la base (que le da un margen de independencia).
Además, los consejos comunales, misiones y organismos de poder popular, así como los sindicatos, enfrentan la oposición del poder militar, centralizado y vertical por definición, y de la excesiva centralización estatal, que dificulta enormemente su desarrollo.
Existe incluso el peligro de que ese verticalismo aumente para tratar de enfrentar con métodos burocrático-militares la crisis económica, los éxitos electorales de la derecha antichavista y la creciente y tremenda ineficiencia y corrupción en diversos sectores estatales, dejando en segundo plano lo único eficaz, o sea el desarrollo de la autonomía y la autogestión obrera y campesina.
Para colmo, como todos los gobiernos llamados “progresistas” de América Latina, el de Chávez se guía por indicadores económicos capitalistas como el aumento del producto interno bruto o de la producción y por la cantidad de divisas en el banco central, en vez de utilizar la crisis como un reto a la creatividad, desarrollando experiencias de producción en armonía con el ambiente en las zonas campesinas y de autogestión en la producción de viviendas y en la producción industrial, y no utiliza el control estatal para dar golpes mortales a los especuladores y a los importadores de productos innecesarios y muchas veces inútiles y dañinos despilfarrando divisas cada vez más escasas.
El conflicto a resolver será difícil, porque lo esencial –el reforzamiento de la organización y de la conciencia de los sectores populares– aún está por hacerse.
La definición, categórica, es del economista José Guerra, docente de la Universidad Central de Venezuela.
Pero Guerra no es el único, ya que con él coinciden la mayoría de los economistas independientes o con algunos vínculos con la oposición, que en sus predicciones ven un futuro por demás oscuro para la economía venezolana, producto de la caída del precio internacional del petróleo.
Predicciones negadas, claro, por el gobierno de Hugo Chávez, aunque ya ha tenido que admitir que revisará la tasa de crecimiento prevista para 2009.
Con una economía "petróleodependiente", la abrupta caída del valor del crudo -llegó a estar por encima de los 140 dóllares el barril y hoy apenas llega a los 37- "pone en riesgo la ejecución del presupuesto 2009 por US$77.000 millones, pero concebido con un precio de US$60 el barril", explica Guerra a Clarín.
Según el economista, los síntomas de la desacelaración de la economía ya se percibieron en el último trimestre de 2008, cuando el crecimiento fue de apenas 2% del PBI, mientras que en los años anteriores creció a tasas que oscilaban entre el 7 y el 8%.
En todo el 2008, creció sólo el 4,8%, según datos del Banco Central de Venezuela.
- ¿Cuáles son los síntomas de estar en unna fase previa a la recesión?, preguntó Clarín.
- Por un lado, el recorte en la producciión de petróleo de entre un 10 a un 12 por ciento. Luego, podemos ver también que la importación de autos cayó un 40 por ciento en enero comparado con el mismo mes de 2008.
Eso va a generar una menor demanda en la industria de autopartes, siguiendo la cadena de producción hacia abajo.
Y además, las recientes restricciones a la entrega de divisas, porque el Estado debe cuidar dólares para importar alimentos, por ejemplo. Y hay un dato que aún no está cuantificado, pero que es muy concreto: PDVSA, la empresa petrolera, ha dejado de pagar a muchos de sus proveedores en los últimos seis meses.
Imagínese lo que significa eso en un país en que su empresa más poderosa cae en esa situación.
"Esta situación delicada, que podría profundizarse en la segunda mitad de este año, sirve para entender por qué el presidente Hugo Chávez apuró la realización del referéndum por su reelección indefinida", explica a Clarín el analista Arnaldo Ochoa.
Con una inflación que podría estar en el orden del 32% al 35% para este año, una moneda sobrevaluada y la amenaza de un serio déficit en la balanza de pagos, Guerra estima que Venezuela tendrá "estanflación", es decir, estancamiento de la economía más una alta inflación.
Pero el gobierno estima un crecimiento del 6 por ciento y una inflación del 15 por ciento, aunque hace apenas unos días el ministro de Planificación, Haiman El Troudi, admitió que "revisarán a la baja" la tasa de crecimiento prevista para 2009.
Los venezolanos más pobres sufren intensamente la inflación, especialmente alta en los alimentos y los transportes.
Por ejemplo, en Caracas el precio de los alimentos aumentó un 51,4 por ciento en los últimos 12 meses.
Sin embargo, para William Contreras, ministro de Industrias Ligeras y Comercio, los mercados populares con precios regulados o las misiones sociales del gobierno protegen a una parte de la población de la suba de precios.
"Hay un sector que afortunadamente está atendido por la revolución y no se ve impactado por igual", aseguró.
Para el economista Guerra, las cuentas son simples: si el gobierno limita las importaciones, que en 2008 representaron 47.601 millones de dólares, se agravaría el desabastecimiento de productos básicos y esto aumentaría la inflación.
Venezuela importa anualmente unos 5.000 millones de dólares en alimentos, lo que representa casi el 60 por ciento de lo que se consume en el país.
Al mismo tiempo, el 93 por ciento de las exportaciones venezolanas, que representaron 99.000 millones de dólares en 2008, corresponde al sector petrolero.
"Si el barril se mantiene por debajo de los 38 dólares y Venezuela vende al exterior a ese precio unos 2.3 millones de barriles por día, obtendría un total de 32.000 millones de dólares en el 2009, que no bastarían para cubrir las importaciones", explica Guerra.
El punto fuerte de la Revolución Bolivariana es el gasto social (los planes Mercal de alimentos, Barrio Adentro de medicina popular, por ejemplo) y gasta en todos ellos poco más de 14 por ciento del presupuesto.
Esa inversión le ha permitido bajar la desocupación del 11 al 7,4 por ciento, la tasa de pobreza extrema del 25 la 8,5 y la de pobreza del 51 al 28 por ciento desde 2002, según datos de la CEPAL.
Claro que los críticos sostienen que en 10 años de Revolución Bolivariana los empleados públicos pasaron de 1,4 millón de personas a 2,2 millones y que hay por lo menos otro millón de personas que cobra por los planes Barrio Adentro.
También, sostiene Guerra, la deuda externa pública y privada llega a los 53.000 millones de dólares y poco se ha invertido en infraestructura, a pesar de haber tenido ingresos por exportación petrolera de 900.000 millones de dólares en una década de gobierno de Chávez.
Si el gobierno opta por una devaluación del bolívar, cuyo tipo de cambio oficial es de 2,15 por dólar, (pero el paralelo está casi a 5,7) esto significaría agravar la inflación.
"La devaluación o un ajuste no ocurrirán antes del segundo trimestre. Hasta entonces el gobierno va a resistir", estimó Guerra y señaló que las reservas del Banco Central de Venezuela llegan a los 30.000 millones de dólares, parte del cual podría usar para contener la caída.
Aunque admitió que el panorama “es duro y difícil”, el mandatario ratificó que no se recortarán presupuestos a las misiones (programas sociales).
Las misiones –advirtió- son sagradas, es la vida del pueblo: alimentación, salud, educación, salud, vivienda, seguridad social cultura, y ecología.
Vamos a seguir invirtiendo los recursos necesarios para continuar desarrollando el país en lo social, y lo económico, subrayó Chávez, quien puso como ejemplo un acuerdo recientemente firmado con China.
Precisó que con ese convenio se amplió en seis mil millones de dólares un fondo binacional para el desarrollo de proyectos económicos y sociales en Venezuela que fue creado en 2007 con seis mil millones de dólares.
Chávez expresó que con ese dinero se puso ya en funcionamiento una fábrica de teléfonos celulares, que estará produciendo un millón de aparatos en dos años, y otra de computadoras que llegará a una producción de 150 mil ordenadores al año
Afirmó que se continuarán financiando programas de desarrollo agrícola e industriales, turismo, vivienda, reparación de carreteras, acueductos y el fortalecimiento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
La cesta petrolera venezolana cerró hoy en 33,93 dólares por barril, mientras el presupuesto para 2009 se hizo con un estimado de 60 dólares.
El gobierno venezolano ha aclarado que puede asumir la diferencia sin provocar problemas internos con unas reservas que terminaron 2008 en 42 mil millones de dólares, además de otros fondos financieros como el chino-venezolano.
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