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Los ''activos tóxicos'' |
Todos esperaban la señal de salida. Se tenía contemplado que el gobierno del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, marcara el inicio de la recuperación de la confianza en los mercados internacionales con el anuncio de su plan económico contra la crisis.
Pero la ansiada indicación nunca llegó. El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, dejó en cambio a muchos ansiosos, sobre todo en el sector bancario internacional.
En otras palabras, no hubo fórmula mágica desde Washington para hacer desaparecer los “activos tóxicos” que han perdido gran parte de su valor -o su valor del todo- y que aparecen en los libros contables bancarios en todo el mundo. ¿Qué hacer con estos?, se preguntan banqueros y gobernantes tanto en Estados Unidos como al otro lado del Atlántico.
El “banco tóxico”
Hay quienes proponen la fundación de un “banco tóxico” al cual vayan a dar todos los activos de poco valor, con el propósito específico de no permitir que su cotización se siga desplomando. En Alemania, tal propuesta ha encontrado simpatizantes y detractores.
En el primer sector se ubica el presidente del Deutsche Bank, Josef Ackerman. Desde diciembre pasado, éste se manifestó a favor de una institución similar que, desde su perspectiva, debería ser financiada por el Estado. En diversas ocasiones, la canciller Angela Merkel ha rechazado la propuesta.
Lo mismo hizo ya el socialdemócrata Peer Steinbrück, ministro federal de Finanzas, quien afirmó que “el modelo de un ‘banco tóxico' no es realizable. Los bancos deben capitalizarse con sus propios medios, no con el dinero de los contribuyentes”.
Seguir esperando
Tanto en Alemania como en el resto de Europa, no parece haber una pronta solución. El gobierno alemán elabora una propuesta cuyos detalles definitivos se desconocen.
Pero al mismo tiempo tiene problemas para pasar el segundo plan nacional de contingencia en el Bundesrat (cámara baja), debido a diferencias en el tema de los impuestos a los vehículos automotores.
A nivel europeo las cosas no se ven mejor: no habrá una respuesta antes del 1 de marzo, fecha en que se realizará una cumbre extraordinaria de la Unión Europea.
En el encuentro podrían darse a conocer algunas directrices generales a nivel comunitario para aliviar el peso de los activos sin valor dentro del sistema bancario. Aún así, faltaría determinar aspectos técnicos centrales, como por ejemplo el cálculo de la cotización de dichos activos.
Efecto contrario
El discurso de los responsables financieros en el nuevo gobierno estadounidense era importante para el resto del mundo, como posible punto de partida para la etapa de las soluciones. Al final, las palabras de Geithner no fueron suficientes para retornar la confianza a los mercados.
“Uno no puede anunciar un importante discurso durante dos semanas y luego dar apenas un bosquejo general de lo que se piensa hacer”, opinaron corredores de bolsa en Frankfurt.
Otros expertos alemanes consultados por el Financial Times Deutschland consideraron que el funcionario estadounidense “debió haber hablado más de Wall Street, especificando dónde están los problemas”.
En resumen, falta claridad y precisión a ambos lados del Atlántico, sobre la manera de combatir efectos concretos de la crisis financiera internacional. Entre tanto, el problema crece. Se calcula que hay entre 300.000 y 800.000 millones de euros en “activos tóxicos”, tan sólo en los libros contables de bancos alemanes.
(Bancos Malos en EEUU y en la Unión Europea)
Enrique López Magallón

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, monopolios, multitud, politica.
"Sin un sistema financiero sólido, el crédito a la economía real seguirá disminuyendo y se dificultará la recuperación económica", señaló por su parte el comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia. "No estamos hablando de salvar bancos por su propio bien o el de sus directivos o el de sus accionistas. Adoptamos estas medidas para restaurar los canales de crédito, que son una parte vital de nuestras economías de mercado", añadió.
El segundo objetivo de estas directrices es garantizar la "igualdad de trato" a nivel de la UE y "evitar distorsiones entre los Estados miembros", resaltó Almunia. Cada Estado miembro tendrá plena libertad a cada Estado para decidir si quiere poner en marcha este tipo de plan y si lo hace obligatorio para todas las entidades o voluntario. Bruselas se encargará de examinarlos y aprobarlos para evitar distorsiones de competencia.
El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes ya ha anunciado que no piensa recurrir a esta medida y ha pedido a la Comisión que garantice que esta nueva ola de ayudas públicas no dé ventajas a los bancos con problemas sobre las entidades sanas, como las españolas.
Tanto Almunia como Kroes señalaron que la nacionalización "es una de las posibilidades para resolver los problemas de los bancos en dificultades" y que se está considerando a ambos lados del Atlántico y a la izquierda y a la derecha del espectro político. En todo caso, Kroes subrayó que, independientemente de su titularidad, todas las entidades deben cumplir las normas de competencia y dijo que espera que tras la crisis se reviertan las nacionalizaciones.
En todo caso, la comisaria de Competencia lanzó un llamamiento a los Gobiernos para que resuelvan el problema de los activos tóxicos "ahora, no la semana que viene, el mes que viene o el año que viene". "No es una exageración decir que es una tarea hercúlea porque tenemos que limpiar un auténtico desastre. Pero si trabajamos juntos, y no unos contra otros, tendremos éxito", remachó.
Reparto de los costes
La primera exigencia que impone Bruselas es la plena transparencia sobre los activos dañados, que debe producirse antes de la intervención gubernamental. El Ejecutivo comunitario considera que la única manera de que los nuevos planes bancarios sean eficaces es que se obligue a las entidades a declarar los activos tóxicos en un plazo máximo de seis meses desde su puesta en marcha.
De este modo, se incentiva a las entidades a publicar de inmediato sus problemas y "se facilita una rápida resolución de los problemas bancarios antes de que la crisis económica agrave la situación", señalan las directrices.
La Comisión reclama un enfoque coordinado en la UE a la hora de identificar los activos que pueden beneficiarse de estas medidas y a la hora de ponerles precio. El precio deberá basarse en el valor económico real y no en el valor de mercado y su fijación tendrá que ser supervisada por expertos independientes, certificada por supervisores bancarios y validada por Bruselas.
Los Estados miembros que pongan en marcha este tipo de planes de tratamiento de los activos tóxicos tendrán que garantizar un "reparto adecuado de los costes" entre los accionistas, los acreedores y los contribuyentes. Las entidades beneficiarias deberán pagar una remuneración justa al Estado, al menos equivalente a la que se paga por las recapitalizaciones. Y también pagarán por la cobertura de las pérdidas por depreciación de los activos.
Finalmente, Bruselas reclama que se eviten los conflictos de intereses en la gestión de los activos dañados y que se adopten las medidas de reestructuración, e incluso de liquidación ordenada de bancos inviables, para evitar que haya 'bancos zombies' que sobreviven únicamente gracias a las ayudas públicas y limitar las distorsiones de competencia. Estas medidas se tomarán tras un análisis caso por caso teniendo en cuenta la ayuda total recibida a través de recapitalizaciones, garantías o compra de activos.
La Comisión aprobará los planes por periodos de seis meses y el visto bueno estará supeditado al compromiso de presentar todos los detalles sobre la valoración de los activos dañados y análisis de viabilidad y planes de reestructuración por cada institución beneficiaria en un plazo de 3 meses que contarán a partir de que empiece a participar en el sistema.
Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete analizarán estas directrices en la cumbre extraordinaria del próximo domingo 1 de marzo, que estará centrada en el sistema financiero.
En la cumbre informal de hoy, los líderes de la UE acordaron actuar juntos para responder a la crisis financiera actual.
El primer ministro de la República Checa, Mirek Topolanek, cuyo país ocupa la presidencia alterna de la UE, dijo que los gobiernos de la UE actuarán dentro de las reglas del mercado único y de la unión monetaria cuando destinen una cantidad masiva de dinero en rescates financieros y paquetes de estímulo económico.
Pero la cumbre no alcanzó acuerdo sobre un fondo único de miles de millones de dólares para rescatar a sus miembros europeos centrales y orientales.
El primer ministro de Hungría, Ferenc Gyurcsany, pidió un fondo especial de la UE de hasta 190.000 millones de euros (241.000 millones de dólares USA) para rescatar a países de Europa Central y Oriental. El llamado fue rechazado por la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, antes de la cumbre.
(Xinhua)
"Restauración del flujo de crédito"
Los responsables de economía de los gobiernos miembros del G20, junto a los de España y Holanda, se han marcado como su "prioridad" actual "la restauración del flujo de crédito" para animar la actividad de familias y empresas y frenar la recesión de las economías.
En un encuentro preparatorio de la cumbre de jefes de gobierno del G20 que se celebrará el 2 de abril en Londres, los ministros han acordado "un marco común para fortalecer los balances de los bancos, que incluye la posibilidad de que las cuentas públicas se hagan cargo de los activos tóxicos" de los bancos (préstamos e inversiones de difícil recuperación).
El G20, que incluye a los principales países del mundo desarrollado y de los países emergentes, considera que la incertidumbre sobre el valor de los activos de los bancos les hace acaparar capital ante el temor a grandes pérdidas, lo que les impide relanzar el crédito a familias y empresas. El traspaso del riesgo de esos activos a los gobiernos facilitaría la restauración de los préstamos, opinan los mandatarios.
Pedro Solbes, ministro español de Economía, admitió después de la reunión que "se ha constatado que muchos países tienen dificultades en el funcionamiento del sistema financiero, incluido España, por lo que existe un consenso para comprar o sanear activos tóxicos de los bancos". Solbes dijo que el Gobierno español no se plantea por ahora esa opción de apoyo a la banca, que sí desarrollan otros países como Reino Unido.
El otro gran punto de consenso en el G20 es la necesidad de una política monetaria agresiva. En la reunión, en la que participaron también los gobernadores de los bancos centrales, se pactó mantener "políticas expansionistas hasta que sea necesario, usando todos los instrumentos de politica monetaria, incluidos los más inconvencionales, aunque manteniendo la estabilidad de precios".
Alistair Darling, ministro británico del Tesoro, ha dicho que este punto de las conclusiones del encuentro "es nuevo e importante", al bendecir la actuación de los bancos centrales de Reino Unido, EEUU y Japón al inyectar dinero a las economías mediante la compra de bonos públicos y de bonos corporativos. El Banco Central Europeo (BCE) no ha adoptado esa estrategia por ahora, pero su aceptación de ese punto del comunicado del G20 puede ser un paso en esa dirección.
Falta de acuerdo en la política fiscal
Los avances comunes en el terreno financiero y monetario contrastan con la falta de acuerdo en la política fiscal. Los países de la Eurozona rechazaron la propuesta de EEUU de aumentar más el esfuerzo público para combatir la crisis, hasta conocer el efecto de las iniciativas de gasto público puestas ya en marcha. Tampoco hubo acuerdo sobre el volumen de dinero que debe manejar el Fondo Monetario Internacional (FMI) para ayudar naciones con graves problemas financieros.
Esas diferencias fueron saldadas con una frase del comunicado que expresa "la intención de los gobiernos del G20 de tomar cualquier acción que sea necesaria hasta que la economía vuelva a crecer".
Solbes aseguró que con ese compromiso de reabrir el asunto en el futuro si no funcionan las medidas implementadas, "Europa se ha acercado a EEUU y EEUU se ha acercado a Europa". Timothy Geithner, secretario del Tesoro estadounidense, también se mostró satisfecho tras la cumbre y dijo que "se han dado pasos para combatir la recesión y para cambiar la regulación con el fin de evitar crisis futuras".
Por lo demás, los países del G20 se mostraron de acuerdo en regular firmas financieras fuera de la supervisión tradicional como los hedge funds y anunciaron su disposición a acabar con los paraísos fiscales.
En un encuentro paralelo al G20 entre Gordon Brown, primer ministro británico, y Angela Merkel, canciller alemana, se discutió la posición europea ante la crisis. Merkel insistió esta mañana, en una rueda de prensa celebrada en Londres, en que no se pueden aprobar nuevos estímulos públicos "hasta ver el efecto sobre el terreno de las iniciativas aprobadas".
Además, dijo que no espera que Estados Unidos proponga un incremento del gasto público en la cumbre de jefes de Gobierno del G20 que se celebrará el 2 de abril. Brown se centró en otro tipo de asuntos y dijo que los acuerdos alcanzados para que varios países ofrezcan información sobre los clientes de sus bancos es "el principio del fin de los paraísos fiscales".
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