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El G7 pasa la pelota al G20 |
Tras dos días de junta, los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G7 prometieron cooperar para evitar "desbordamientos y distorsiones indeseables".
Según los analistas los mercados reaccionaron indiferentes a la reunión del G7 (Grupo de los 7) de Finanzas que se realizó el fin de semana en Roma. Sin embargo, muchos advierten que este club de los ricos evitó tomar decisiones contundentes ante la crisis y pasó la pelota al G20, que se dará cita en abril en Londres.
El encuentro en la capital italiana de los ministros de Finanzas del G7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá), finalizó con una declaración de principios generales, esencialmente, la necesidad de estabilizar la economía y el mercado financiero y el compromiso de evitar el proteccionismo.
Según Marco Annunziata, jefe economista del banco italiano UniCredit, la reunión "dejará a los mercados indiferentes". "Estoy un poco decepcionado, la referencia al proteccionismo es muy genérica, mientras que algunos países como Estados Unidos y Francia han tenido este tipo de tentación. Hubiera preferido una declaración más concreta", se lamentó.
Por su parte, Washington ha sido criticado por su cláusula Buy American (“Compre estadounidense”) incluida en su plan de estímulo económico y, también París por condicionar su ayuda al sector del automóvil a que los fabricantes no deslocalicen sus fábricas.
"No hubo detalles de las medidas que podrían relanzar la economía", destacó Annunziata.
Sin embargo, pese a la promesa de los miembros del G7 de "actuar juntos", "lo que hemos visto en los últimos meses es que estos países hacen lo que pueden para relanzar la economía, pero cada uno por su lado", sentenció el economista.
Por otro lado, Giuliano Noci, profesor del Instituto Politécnico de Milán, esperaba un "llamamiento más fuerte a una conclusión rápida de la ronda de Doha" para la liberalización del comercio mundial, bloqueada desde hace años, dado que es "indispensable para que el proteccionismo no eche raíces".
Es por eso que Noci hubiera preferido además, que se adoptara una "línea de acción sobre la gestión de los activos tóxicos (de los bancos) y de los productos derivados que causaron la enorme crisis financiera, pero todo eso se ha dejado para más tarde".
Según Annunziata, la única novedad aportada por la reunión del G7, iniciada el viernes con una cena, es el cambio de postura frente a China, que juzga de "muy constructivo". El comunicado final de Roma saludó el compromiso de Pekín de promover una tasa de cambio más flexible del yuan, que contrasta con el tono firme adoptado en las últimas reuniones y las recientes acusaciones por parte de Estados Unidos.
"Una situación de tensión entre Estados Unidos y China sería peligrosa para los mercados. El hecho de que China continúe comprando bonos del Tesoro estadounidense es esencial" para la estabilidad económica, afirmó Annunziata.
En ese sentido, los comentarios el mes pasado del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, que dijo que el presidente estadounidense, Barack Obama, estimaba que China manipulaba las cotizaciones de su divisa para apoyar sus exportaciones "irritaron a los chinos, pero todo el mundo los necesita", subrayó Noci.
A esto, agregó "los principios" adoptados por el G7 "no tendrán valor si no son retomados por el G20, en el que China tiene un peso muy importante".
El G20, que reúne al G7 y las principales economías emergentes, se reunirá en una cumbre a nivel de jefes de Estado el 2 de abril en Londres para trazar las grandes líneas de reforma del sistema financiero. La cita "será mucho más importante, puesto que los países del G7 no pueden resolver solos la crisis", advirtió Annunziata.

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Según la declaración, la estabilización de la economía y el mercado financiero globales sigue siendo "la más alta prioridad" en su agenda.
"Lo que comenzó como una agitación financiera ha atrapado ahora a la economía real y se ha extendido a través del mundo", dijo la declaración.
"La severa declinación ha causado ya importantes pérdidas de empleos y se espera que persistirá durante la mayor parte de 2009", dijo.
Los ministros y gobernadores de bancos centrales dijeron que se mantendrán vigilantes de los tipos de cambio de divisas extranjeras para evitar impactos adversos sobre la estabilidad económica.
También expresaron su oposición al proteccionismo, diciendo que las economías mundiales deben abstenerse de levantar nuevas barreras comerciales y trabajar hacia una rápida conclusión de la Ronda Doha de las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio.
El G7, que fue formado en 1976, agrupa a Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos.
(Xinhua)
“Hay una desconexión entre los discursos de los dirigentes que apelan a la acción global y sus propias políticas”, afirma. Zoellick reconoce que ha intentado sutilmente mostrarles las diferencias entre la realidad y su retórica antes de proponer programas de acción prácticos.
No obstante, en una entrevista concedida a Financial Times, Zoellick, admitió haber percibido un cambio en el equilibrio mundial del poder político, ya que ahora las decisiones no sólo se limitan al habitual Grupo de los Siete.
“Puede que estemos acercándonos al final del G7 y al inicio del G20”, explicó. En su opinión, el motivo es la resistencia a la ampliación por parte del G7. No obstante, aunque el G20 sea más representativo, no siempre es positivo. “El problema es que, aunque el G20 incluye a un mayor número de países, es demasiado extenso para ser eficaz”, puntualizó.
En cuanto al Banco Mundial, Zoellick mostró su temor a que los países más pobres se vean gravemente afectados por la crisis. Según cálculos del organismo, la ralentización del crecimiento en los países con menor renta elevará en 53 millones el número de personas que viven con menos de dos dólares al día, que se sumarán a los entre 130 y 155 millones de ciudadanos que se vieron abocados a esos mismos ingresos diarios a lo largo de 2008 como consecuencia del aumento del precio de los alimentos y del petróleo.
Como respuesta a esta situación, el Banco Mundial ha aumentado los préstamos a los países con rentas medias y bajas e intenta además evitar fisuras en el sistema económico mundial. Zoellick no duda de que uno de los peores desastres que podrían ocurrir es una crisis monetaria en una de las economías más importantes.
Para evitar las terribles consecuencias que supondría un hecho como éste, Zoellick apoya la petición del FMI de otros 150.000 millones de dólares que se utilizarían en caso de emergencia para ayudar a los más desfavorecidos.
Uno de los temores que sí se han materializado ha sido la drástica caída del comercio mundial como consecuencia del deterioro de la confianza y del descenso de la financiación de los bancos, fundamental para los mercados.
Zoellick cree que parte del problema de la falta de esa financiación, que hasta ahora podría ser responsable de un descenso de entre el 10% y un 15% del comercio, es la regulación bancaria del acuerdo Basilea II, que triplicó la cantidad de capital necesario para respaldar la financiación vinculada al comercio.
Como solución a este problema, el presidente del organismo pretende que el Banco Mundial, los gobiernos y los bancos privados creen de manera conjunta un fondo de liquidez de 25.000 millones de dólares para la financiación de actividades comerciales a 180 días.
”El Banco Mundial podría asumir la parte más arriesgada del préstamo. Puede que no sea suficiente, dadas las necesidades, pero es mejor de lo que tenemos ahora mismo”, explicó.
El pasado fin de semana, Japón concedió 1000 millones de dólares al organismo para fomentar la financiación del comercio y Zoellick espera contar con una propuesta concreta antes de la próxima reunión del G20. La otra zona donde el sistema podría desmoronarse es, según Zoellick, Europa Central y del Este, dado que los bancos de Europa occidental están retirando los préstamos, lo que agrava aún más la situación de las economías más vulnerables.
En una entrevista con EXPANSIÓN, el defensor de la Competencia de Estados Unidos no duda en reconocer que muchas de las ayudas y subsidios que se están concediendo en estos momentos a la industria, la banca y otros sectores parten de "un criterio erróneo y son muy poco prudentes para el mundo de los negocios".
La recesión de Estados Unidos, al igual que la que sufren otros países, obliga a "tomar medidas inmediatas", aduce Kovacic, pero "pensando en sus consecuencias". En su opinión, muchas de las ayudas directas que se otorgan a las industrias nacionales "están premiando a empresas que cometieron serios errores. ¿Recompensa mantenerlas? Es como si un casino da el premio a los ganadores y devuelve el dinero a los perdedores. Nadie hace cosas así".
Eslóganes como el Buy American defendidos por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en favor de los productos nacionales; o las ayudas condicionadas sólo a la industria francesa propugnadas por Nicolás Sarkozy encierran riesgos de futuro, según Kovacic.
"Cuando se ayuda a una compañía nacional, ésta tendrá que competir en el mercado internacional con un menor valor, a cambio de un gasto muy elevado. Estamos hablando de un billón de dólares, de dos de tres... de cantidades ingentes de dinero. Considero que no se puede discriminar a las empresas extranjeras para que puedan competir en el mercado nacional, porque el beneficio final es menor al gasto que se está impulsando. Además, como hemos podido comprobar en el pasado, este tipo de restricciones pueden facilitar la formación de cárteles", argumenta Kovacic.
Los mensajes políticos, al igual que las acciones, deben sopesarse más que nunca. Las llamadas al proteccionismo podrían convertirse en "una patología que se extienda en todo el mundo" y una economía tan abierta como la estadounidense no puede, en opinión del presidente de la FTC, apostar por el Buy American en detrimento del comercio internacional.
Las comisiones de defensa de la Competencia de todo el mundo "tienen el deber de defender los argumentos del libre mercado y los riesgos de medidas proteccionistas. Sobre todo, en un momento de crisis en el que la gente se tapa los oídos".
Por eso, kovacic recuerda que "las intervenciones actuales no pueden generar malos incentivos a las empresas ni congelar las políticas adecuadas fuera del contexto de la crisis". Y para eso, se remite a la historia: "Con la gran depresión de la década de los treinta, el New Deal impulsó medidas de urgencia que se convirtieron en permanentes. Perduraron hasta los setenta". Para Kovacic, "la crisis no es una excusa para olvidar la libre competencia" y, por tanto, "si salimos de este ciclo, en un año o dos años deberán desaparecer ese intervencionismo extraordinario".
William Kovacic piensa, en cambio, que "la cuestión básica del “actual debate debería centrarse en ver si realmente la intervención política en la economía mejora la situación de los consumidores".
Nadar a contracorriente del poder político
William Evan Kovacic es presidente de la Federal Trade Commission, organismo equivalente a la Comisión Nacional de la Competencia española, desde marzo de 2008. Posiblemente, se mantiene como uno de los pocos cargos económicos de relevancia designado por la anterior Administración de George W. Bush.
Licenciado en Derecho por la Princeton University en 1974, Kovacic recibió el grado de Juris Doctor cuatro años después, en la Columbia University. Desde la década de los ochenta, su carrera profesional se ha centrado en la promoción del Derecho de la Competencia y la lucha contra los cárteles.
Kovacic reconoce que el organismo que dirige "no puede parar a los legisladores. Somos humildes, no podemos afirmar que las administraciones nos vayan a hacer caso en los objetivos de libre mercado, porque ellos tienen el poder. Es un poco nadar a contracorriente". Pese a todo, exhorta a sus colegas de otros países a denunciar los riesgos una política económica contraria a la competencia entre actores.
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