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Descubierto otro fraude masivo en EEUU |
La Comisión de Valores de EEUU (SEC) ha presentado una acusación contra Robert Allen Stanford y tres de sus compañías por haber orquestado un plan "fraudulento" de inversión de 8.000 millones de dólares (6.370 millones de euros).
La acusación del regulador estadounidense se dirige contra las firmas financieras Stanford International Bank (SIB), domiciliada en el paraíso fiscal de la isla de Antigua, la firma de corretaje Stanford Group Company (SGC), y la entidad asesora de inversiones Stanford Capital Management.
Asimismo, la SEC también dirige sus acusaciones contra el director financiero de SIB, James Davis, así como contra Laura Pendergest-Holt, responsable de inversiones de Stanford Financial Group (SFG).
A solicitud del supervisor, el juez Reed O'Connor cursó la orden para la congelación temporal de los activos de los acusados y designó un administrador para gestionar los mismos.
"Stanford y el círculo íntimo de familiares y amigos que gestionaban los negocios perpetraron un fraude masivo a partir de falsas promesas y datos históricos de rendimientos inventados para cazar inversores", dijo la responsable de supervisión de la SEC, Linda Chatman Thomsen.
A este respecto, la demanda de la SEC alega que a través de una red de asesores financieros de SGC, SIB vendió a los inversores alrededor de 8.000 millones de dólares de los llamados 'certificados de depósito' prometiéndoles unos altos tipos de interés "improbables y no verificables".

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
La SEC le acusa a Stanford de engañar a los inversores, a los que vendió títulos a plazo fijo conocidos como certificados de depósito con unas tasas de interés "improbables y no justificadas".
Para hacerlas más verosímiles, el Banco Internacional Stanford, con sede en Antigua, presuntamente urdió una trama de mentiras, según la SEC.
El financiero supuestamente aseguró que había logrado una rentabilidad de dos dígitos durante los últimos 15 años y garantizó a las víctimas que sus depósitos estaban seguros, pues invertía principalmente en instrumentos financieros "líquidos", lo que, según la SEC, era falso.
El banco decía contar además con un equipo de más de 20 analistas para vigilar las operaciones y que estaba sujeto a las auditorías anuales de las autoridades de Antigua, lo que también era erróneo, según la SEC.
Cuando los inversores se pusieron nerviosos tras el descubrimiento del fraude presuntamente llevado a cabo por Bernard Madoff, el Banco de Stanford les dijo que no tenía ninguna inversión "directa o indirecta" en sus fondos.
En realidad, el mencionado banco perdió unos 400.000 dólares en la trama de Madoff, según la SEC.
"Standford y un pequeño círculo de familiares y amigos con los que dirige sus negocios perpetraron un fraude masivo basado en promesas falsas y datos históricos de rentabilidad inventados para aprovecharse de inversores", afirmó en un comunicado Linda Chatman Thomsen, directora del departamento de investigaciones de la SEC.
Por su parte, Rose Romero, directora regional de la oficina de la agencia en Fort Worth (Texas), remarcó que el fraude tiene una magnitud "sorprendente" y que "ha extendido sus tentáculos por todo el mundo".
A petición de la SEC, el juez Reed O'Connor ordenó congelar los activos de Stanford, así como del director financiero del Banco Internacional Stanford, James Davis, y de la directora de inversión del Grupo Financiero Stanford, Laura Pendergest-Holt.
La agencia gubernamental también alega que hubo fraude en un programa de venta de fondos mutuos llamado Estrategia de Inversión Stanford, controlado por el multimillonario, que alcanzó un volumen de negocio de 1.200 millones de dólares.
Sus directores también se inventaron los datos históricos de su desempeño, lo que atrajo suficiente capital para generar 25 millones de dólares en ingresos por tasas entre 2007 y 2008, según la SEC.
Se trata del segundo fraude a gran escala destapado en Estados Unidos en poco más de dos meses, después de que en diciembre se revelara el llevado a cabo por Madoff, quien ha confesado que asciende a 50.000 millones de dólares, según la fiscalía.
En tanto, cientos de inversionistas en distintos países, en especial de Latinoamérica y el Caribe, acudieron a las sucursales de las firmas financieras de Stanford para tratar de recuperar sus ahorros, aunque la mayoría de los establecimientos estuvieron cerrados.
La Comisión de Valores (SEC) de Estados Unidos acusó la víspera al multimillonario texano de haber orquestado un fraude a inversionistas a través de certificados de depósito por unos ocho mil millones de dólares.
Mientras se presentaba la acusación ante la Corte Federal del Distrito Norte de Texas en Dallas, agentes del Servicio del Alguacil y de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) ejecutaron órdenes de cateo en las oficinas centrales de Stanford Financial Group, en Houston y en sus sucursales de Memphis, Tennessee, y Tupelo, Missouri.
La directora regional de la SEC en Dallas, Rose Romero, señaló por su parte que a más de 24 horas de haberse presentado la acusación se desconoce aún dónde se encuentra Stanford, de 58 años y quien posee la nacionalidad de Estados Unidos y de Antigua y Barbados.
Sin embargo, Romero externó su confianza de que Stanford coopere de manera voluntaria con la investigación.
Tras recibir las acusaciones contra el financiero texano, el juez federal Reed O"Connor emitió una orden para designar a un receptor y asumir el control de Stanford Financial Group y de sus bienes.
En su página en internet, el Stanford Financial Group se describe como "una red global, privada e independiente, de servicios financieros afiliados encabezada por el presidente Sir Allen Stanford".
Stanford recibió el rango de Sir o "caballero" por parte de Antigua y Barbados.
De acuerdo con la compañía, su red comprende 50 oficinas en América del Norte, Latinoamérica, el Caribe y Europa.
En la acusación de la SEC se argumenta que el Stanford International Bank en Saint John, la capital de Antigua y Barbados, vendió a través de Stanford Group Co. y de Stanford Capital Management, unos ocho mil millones de dólares en certificados de depósito.
La venta se efectuaba prometiendo a los inversionistas que obtendrían tasas de interés muy superiores a las disponibles en los certificados de depósito ofrecidos por los bancos tradicionales.
Específicamente, la SEC acusó a Stanford, a dos de sus ejecutivos y a tres de sus compañías de atraer inversionistas con
promesas "improbables e insostenidas" de altos intereses en certificados de depósito y otras inversiones.
Romero consideró que el fraude orquestado por Stanford tiene "una magnitud estremecedora que ha esparcido sus tentáculos a través del mundo".
Los efectos de las acusaciones contra Stanford se sintieron este miércoles en ciudades como Caracas, Venezuela, y Quito, Ecuador, además de Saint John, donde cientos de personas intentaron sacar su dinero de las instituciones relacionadas al financista texano.
(Con información de Notimex/GCE)
Cuando le preguntaron si Standford podría estar fuera de EEUU, Garber expresó “Ciertamente es una posibilidad, pero no sabemos,” reportó Reuters.
Los comentarios fueron emitidos luego que ABC News reportó que Standford desapareció un día después de ser acusado de estafar 8 mil millones de dólares a 50 mil clientes.
Las acusaciones en contra del financiero están dirigidas por la SEC, las cuales alegan que Standford ha tenido rendimientos fluctuantes de inversiones demasiado buenos para ser ciertos.
El imperio Standford es también conocido por sus contribuciones a campañas políticas, específicamente la del ex candidato presidencial John McCain, quien recibió, según informan, 28.150 dólares del banco.
En 2008, Stanford, S.A., Comisionista de Bolsa, registró pérdidas por $3,5 millones, las más altas de las 39 firmas de corretaje que operan en el país.
En México, decenas de inversionistas reclamaron ayer sus ahorros en Stanford Fondos, filial del Stanford Financial Group.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, envió ayer mensajes de calma a los alrededor de 15.000 clientes de la sucursal venezolana del banco e insistió en que gozaba "de buena salud", pero Rodríguez destacó hoy que el "retiro masivo" por los depositantes lo pusieron "en una situación sumamente precaria".
Sólo el pasado martes, en la división venezolana del Stanford International Bank, perteneciente al banquero Robert Allen Stanford, acusado de fraude en Estados Unidos, se reportó el retiro de 57 millones de bolívares (26,5 millones de dólares), monto "por encima del margen que maneja normalmente", destacó ayer el titular de la Superintendencia de Bancos de Venezuela, Edgar Hernández.
Según diversas fuentes, en el Stanford International Bank se encuentran depositados entre 2.300 y 5.000 millones de dólares de ciudadanos y empresas de venezolanos.
Rodríguez insistió en su rueda de prensa en que "la propia directiva" del Stanford Bank Venezuela informó a las autoridades venezolanas "que había sido imposible la comunicación" con Stanford International Bank una vez conocido el posible fraude.
Asimismo destacó que el asunto "ha provocado la alarma de los depositantes" en Panamá y Colombia, cuyas autoridades "también tomaron medidas de intervención".
Se trata, repitió, de "un problema total y absolutamente ajeno" al sistema financiero venezolano, al que calificó de "sólido y estable".
Otra compañía de Allen aportó casi 50 mil dólares a la campaña del senador federal demócrata por Florida Bill Nelson a través de su comité de acción política y de sus empleados, indicaron medios locales.
El Centro para Política Responsable (CPR), que defiende intereses de los contribuyentes, precisó que el empresario impugnado ha dirigido más de dos millones de dólares de oscura procedencia a diversas campañas políticas.
De acuerdo con el CPR, la mayor parte de las contribuciones de Allen se realizaron durante la campaña electoral de 2002, cuando el Congreso debatía un proyecto de ley destinado a investigar presuntos fraudes financieros.
Finalmente tal iniciativa anticorrupción quedó estancada en una comisión del Senado federal.
Según el Centro, otros legisladores que se han beneficiado con donaciones de Allen son los representantes Kendrick Meek, Vern Buchanan, Robert Wexler e Ileana Ros-Lehtinen.
El departamento de Justicia no ha formulado cargos criminales contra él, aunque tiene abiertas investigaciones sobre sus actividades.
Además de los delitos financieros que pudiera haber cometido, el FBI lo tiene bajo su mira por presuntamente lavar dinero del cartel del Golfo de México, según ha informado la cadena de televisión ABC, que citó a fuentes gubernamentales anónimas.
Con una fortuna personal de 2.200 millones de dólares, Stanford es uno de los hombres más ricos de Estados Unidos, según la revista Forbes. Comenzó manejando las inversiones de su familia en el mercado inmobiliario de Texas, pero pronto amplió los negocios a las finanzas.
No obstante, sus operaciones tenían los pies de barro, según la SEC. Se le acusa de vender títulos a plazo fijo conocidos como certificados de depósito con unas tasas de interés "improbables y no justificadas".
Todos sus negocios en Estados Unidos están ahora congelados por orden judicial.
El multimillonario contaba con operaciones importantes en América Latina, donde el escándalo ha caído como una piedra.
Venezuela intervino hoy la filial de Stanford en su territorio para venderla, mientras que Perú y Ecuador han suspendido las operaciones de sus empresas temporalmente.
La onda expansiva también ha llegado al Congreso de EE.UU., donde los legisladores que han recibido donaciones de Stanford se han apresurado a devolverlas o darlas a organizaciones de caridad.
Stanford era conocido en los círculos de poder gracias a sus aportaciones a los cofres de los políticos, incluidos los del presidente Barack Obama, quien recibió de él 4.600 dólares.
Según el Centro de Política Responsable, una entidad independiente, las donaciones sumaron 2,4 millones de dólares desde el 2000.
Entre los mayores beneficiados están los senadores demócratas Bill Nelson, Christopher Dodd y Charles Schumer, y los republicanos Pete Sessions y John McCain, el candidato presidencial de su partido en las últimas elecciones.
Además, el Grupo Financiero Stanford se gastó 4,8 millones de dólares desde 1999 en campañas de relaciones públicas para influir a los congresistas sobre la normativa financiera y el lavado de dinero.
Eran temas que le interesaban en especial, a raíz de las investigaciones del Gobierno.
Según la cadena ABC, la policía mexicana tiene en su poder uno de los aviones de Stanford, en el que encontró cheques aparentemente vinculados con el cartel del Golfo.
La SEC tenía preparado el caso contra él hace algún tiempo, pero no tomó medidas a petición del FBI, que llevaba a cabo una operación encubierta para descubrir sus posibles vínculos con el narcotráfico, de acuerdo con la cadena.
Esta semana, el multimillonario texano ordenó la retirada de más de 170 millones de dólares, lo que precipitó la acción de la SEC, según se ha filtrado a la prensa local.
Además de sus donaciones políticas, Stanford era conocido por patrocinar torneos deportivos. Para promover sus servicios financieros contrató al futbolista del Newcastle Michael Owen, quien aparentemente invirtió parte de sus ahorros en el Banco Internacional Stanford.
Por sus actividades, Stanford recibió numerosos reconocimientos públicos, incluido el Premio del Liderazgo Excelente del Consejo Económico Inter-Americano, una entidad que promueve los contactos políticos y empresariales en la región.
En una ceremonia en la Organización de Estados Americanos (OEA) en 2006, el Consejo alabó "sus contribuciones al desarrollo económico de muchas comunidades en todo el Caribe y América Latina".
En Caracas, cientos de clientes ansiosos hicieron fila afuera de las oficinas de Stanford Financial Group en un intento por recuperar sus ahorros. Los venezolanos compraron hasta US$3.000 millones de los supuestos US$8.000 millones en certificados de depósito fraudulentos, afirmaron el miércoles reguladores bancarios venezolanos. Los latinoamericanos compraron hasta un 75% de los CD a través de oficinas en países como Venezuela, México, Colombia y Ecuador, así como Miami, según una fuente al tanto de las operaciones de Stanford Financial Group.
En una región que desde hace tiempo ha sido sinónimo de crisis cambiarias y colapsos bancarios, muchos latinoamericanos consideraron que invertir con Stanford en cuentas en dólares en Antigua y Panamá era una manera de resguardar sus ahorros.
"Todo el mundo decía que venía una devaluación, así que uno no confía en su país y no confía en sus bancos", afirma Mary Guevara, de 56 años, quien hizo fila para retirar US$56.000 —los ahorros de toda su vida— en Caracas. "La idea era protegerse. Pero supongo que no se puede confiar en nada".
Rocío Fernández, portavoz de Stanford Group en Venezuela, aseguró que "Stanford está operando normalmente en Venezuela. Nuestro banco comercial no está afiliado con Stanford en Antigua y sigue siendo completamente sólido".
A lo largo de la región, los reguladores latinoamericanos están comenzando a investigar. Colombia prohibió a los corredores de una filial de Stanford transar en la bolsa de valores. Reguladores panameños informaron que habían asumido el control de una unidad de Stanford. En un aparente esfuerzo por prevenir una corrida bancaria, los reguladores venezolanos afirmaron que un banco comercial que es propiedad de Stanford, con varias sucursales en el país, sigue siendo sólido.
Stanford empezó a operar en Venezuela hace 15 años, vendiendo cuentas off shore a élites adineradas. Para impulsar su expansión, Stanford abrió el Stanford Bank, el cual actuó como un alimentador para sus negocios en el exterior.
Los negocios de Stanford en Venezuela pasaron por momentos difíciles. Hace cuatro años, el empresario se vio envuelto en una disputa legal por fraude tributario con el ex titular de su filial venezolana y lo despidió. La disputa sobre los impuestos fue resuelta mediante un acuerdo extrajudicial a finales del año pasado.
Ahora, inversionistas como Guevara se aferran a la esperanza de recuperar parte de sus ahorros. Un corredor de Stanford la hizo albergar esperanzas, cuenta Guevara, diciéndole que los fondos del banco estaban garantizados por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos de Estados Unidos, lo que no es cierto. "Esto era todo lo que tenía", lamentó con lágrimas en sus ojos mientras esperaba en fila para hablar con su asesor en Stanford. "Sin este dinero, estoy cerca de acabar en la calle".
A su vez, cerca de 150 personas esperaban a las puertas del Bank of Antigua, propiedad de Stanford, cuando éstas abrieron ayer por la mañana. Los depositantes que querían retirar sus fondos sólo podían llevarse un máximo de 50.000 dólares caribeños, equivalente a unos US$19.000.
El Banco Central del Caribe Oriental, el regulador bancario de Antigua y otras islas cercanas de habla inglesa, intentó tranquilizar a sus clientes y convencerlos de que Bank of Antigua está a salvo.
Algunos depositantes que intentaron retirar fondos de Stanford International Bank fueron informados por el propio banco de que había dejado de procesar todas las transacciones, incluyendo los retiros, debido a las medidas emprendidas por los reguladores, según el testimonio de abogados y clientes. El banco siguió operando y los fondos de los clientes no fueron congelados, dijeron ejecutivos del banco.
Un vocero del banco refirió todas las preguntas acerca de sus filiales a la SEC, que no comentó al respecto. Un depositante cuya familia tenía activos de más de US$1 millón en el banco señaló que había temor de que el monto ya retirado perjudicara a los depositantes que aún tenían dinero en el banco.
El banco local dispone de "suficiente liquidez en sus sucursales y reservas en el banco central para satisfacer las solicitudes del público y sus clientes bajo circunstancias normales. Aun así, si las personas insisten en acudir en tropel al banco en una ola de pánico, acelerarán el problema que todos estamos intentando evitar", señaló la entidad en un comunicado.
“Los agentes le presentaron a Stanford órdenes judiciales sobre la decisión de la Comisión de Valores y Bolsa de demandar al Stanford Financial Group”, explicó el funcionario del FBI.
La justicia estadounidense congeló los activos del principal accionista del grupo, Allen Stanford, acusado de montar fraudes por un total de 9.200 millones de dólares en productos financieros, prometiendo rendimientos excepcionales.
La firma Stanford International Bank, con sede en la isla de Antigua, vendió unos 8 mil millones de dólares en certificados de depósito, prometiendo a los inversores “tasas de interés improbables y no justificadas”, supuestamente debidas a su “estrategia de inversión excepcional”, que habría permitido al banco obtener beneficios sobre las inversiones de dos cifras durante 15 años.
Estos fraudes, por un total de 9 mil 200 millones de dólares de que se acusa a Stanford son los más importantes que se revelan en Estados Unidos desde el arresto en diciembre del financista neoyorquino Bernard Madoff, procesado bajo el cargo de haber montado un fraude piramidal por 50 mil millones de dolares.
Debido a este caso, la Superintendencia Nacional de Bancos y Otras Instituciones Financieras (Sudeban) de Venezuela, intervino el Stanford Bank S.A. Banco Comercial.
El ministro del Poder Popular para la Economía y Finanzas, Alí Rodríguez Araque, señaló que “lo primero que hay que destacar en esta situación, es que el problema que confronta Stanford Bank en Venezuela, es total y absolutamente ajeno al sistema financiero venezolano, es una causa sobrevenida desde el exterior”.
El titular de Economía remarcó que el sistema financiero nacional es totalmente estable: “Aquí en Venezuela gracias a la eficacia con la que las autoridades han mantenido la inspección, el control sobre el sistema financiero, tenemos un sistema sólido, un sistema estable, que incluía incluso, hasta el día de ayer al propio Stanford”.
La Autoridad Reguladora de Servicios Financieros (FRSC, por sus siglas en inglés) ha encargado la tarea de inspección a dos empresas de contabilidad británicas para auditar el Stanford International Banck y la Stanford Trust Company.
Al mismo tiempo, el Banco Central del Caribe Oriental (ECCB) ha asumido el control del Bank of Antigua, que es propiedad también del multimillonario tejano.
Los clientes del Bank of Antigua han solicitado el reembolso de sus depósitos tras darse a conocer las informaciones de un posible fraude valorado en 8.000 millones de dólares. El gobernador del ECCB, Sir Dwight Venner, explicó que la entidad tomó el control del Bank of Antigua utilizando las prerrogativas previstas para casos de urgencia y con el fin de no alarmar a los clientes. Venner indicó que el ECCB controlará todos los fondos, activos y propiedades del Bank of Antigua.
Los efectos del posible fraude financiero se han extendido a Guayana con la pérdida de 1,5 millones de dólares de un fondo de pensiones vinculado a las inversiones del grupo de Stanford.
La crisis financiera en las pequeñas islas del Caribe se desató esta semana cuando la Comisión del Mercado de Valores (SEC) de Estados Unidos acusó a Stanford de operar un entramado de inversión fraudulento por el cual captó 8.000 millones de dólares con la promesa de alta rentabilidad. Al mismo tiempo, agentes de la policía federal comenzaron a inspeccionar las oficinas de Stanford en Houston (Texas, EEUU).
La SEC acusó a Stanford de engañar a los inversores, a los que vendió títulos a plazo fijo conocidos como certificados de depósito con unas tasas de interés "improbables y no justificadas".
El banco controlado por Stanford aseguraba que había obtenido una rentabilidad de dos dígitos durante los últimos 15 años y garantizaba a los clientes que sus depósitos estaban seguros, pues invertía principalmente en instrumentos financieros "líquidos", lo que era falso, de acuerdo con la SEC.
Se trata del segundo fraude a gran escala destapado en Estados Unidos en poco más de dos meses, después de que en diciembre se revelara el llevado a cabo por Bernard Madoff, quien confesó que asciende a 50.000 millones de dólares, según la fiscalía.
Stanford se creía listo. Consiguió captar más de mil millones de dólares para un fondo de inversión tras inventar un pormenorizado historial de rentabilidades. Su poder de oratoria era tan convincente, que consiguió que sus intermediarios traspasaran al fondo el dinero de sus clientes por 1.200 millones de dólares. Pero finalmente quedó atrapado en su propio cepo al precipitarse la intervención del regulador bursátil. La retirada de cantidades tan abultadas en tan poco tiempo encendió todas las alarmas.
La SEC no se fiaba de Stanford desde hacía algún tiempo, pero lo vigilaba en la sombra, porque había una investigación en curso para tratar de relacionar al magnate con el narcotráfico mexicano. El martes fue el día que saltó la liebre. La policía federal se vio obligada a entrar en las oficinas de las empresas del inversor en Houston (Texas) ante el peligro de una posible huída. Al mismo tiempo, la SEC presentaba cargos ante el juez Reed O´Connor. En ese momento, Stanford escapó e intentó despistar al FBI haciendo creer que se encontraba en Antigua. Finalmente, el jueves fue cazado en Virginia.
Lanzaba billetes por el aire
Stanford es el presidente del grupo de empresas Stanford Financial Group. Estudió finanzas en la Universidad de Houston, donde consiguió su primera fortuna inmobiliaria a principios de los ochenta gracias a la expansión de la empresa de seguros y de la inmobiliaria que su abuelo fundó en 1932. No obstante, su gran debilidad ha sido siempre invertir en economías en vías de desarrollo.
Profesionalmente, se le recuerda más como el inversor que esponsorizaba eventos divertidos, ya fuera golf, tenis o vela. Públicamente conocido es su afán de 'mecenas' de deportistas homosexuales. Entre sus hazañas deportivas más estrambóticas destaca su apuesta por el críquet, a través de una inversión que ha quedado en los libros del deporte como Twenty20. Stanford se creía tan divertido, que en junio aterrizó en el Lord´s Cricket Ground de Londres lanzando billetes al aire para anunciar un desafío entre la selección inglesa y un equipo de jugadores de las colonias británicas del Caribe. El premio ascendía a 20 millones de dólares. Un juego demasiado gracioso cuando lo que estás regalando es el dinero de tus clientes.
El principio del fin
El fraude presentado por la SEC empezó salir a la luz cuando Stanford vendió certificados de depósito a través del SIB a unos 50.000 clientes. Las autoridades bursátiles pidieron cuentas sobre el paradero de ese dinero, pero los responsables de Stanford se vieron no supieron responder. Según revela la demanda, los clientes pensaban que su dinero estaba invertido en activos líquidos, que la gestión la llevaban más de veinte analistas y que las inversiones las supervisaban las autoridades de Antigua. Todo resultó ser una trama bien trazada, según la demanda de la SEC.
El dinero, en realidad, estaba invertido en activos ilíquidos y el 90% de la cartera escapaba de cualquier supervisión. Tampoco se percataron los clientes de que, en lugar de los veinte gestores, sólo Allen Stanford y su director financiero, James Davis, manejaban su dinero. Ninguna autoridad de la Antigua supervisó nunca inversión alguna. Una vez abierta la caja de Pandora, también se supo que Stanford mentía cuando afirmaba que no le había afectado el fraude de Madoff. Simplemente fue una excusa para no reembolsar el dinero a los clientes que simplemente reclamaban lo que era suyo.
Un hombre exótico
Se sabe que vive en Santa Cruz, en las Islas Vírgenes estadounidenses. Es uno de los hombres de negocio más prominentes del Caribe y su cartera de clientes ha sido de lo más variopinta. Convenció por igual a inversionistas, instituciones que a empresas de crecimiento emergentes de 136 países distintos. Todos sucumbieron a la misma promesa que hacía Madoff: les ofrecía jugosos intereses que se pagan con el ingreso de nuevos inversores y no con ganancias reales. También les vendía retornos constantes por encima del 10%, incluso cuando el mercado se caía. Unos resultados que no se sabía o no se quería saber que es imposible de cosechar. Stanford, al igual que Madoff, quedará para los libros de Historia como uno de los mayores estafadores que no supo o no pudo zafarse de las redes de la SEC.
Los depósitos de venezolanos en el banco comercial Stanford fueron tan numerosos, que -según investigadores estadounidenses citados por Reuters- "representarían más de una cuarta parte de los 8.000 millones de dólares" invertidos en certificados de depósitos fraudulentos por parte de la estadounidense Stanford con tasas de interés sospechosamente altas. Reuters asegura que los venezolanos han invertido más de 2.000 millones de dólares en sus compañías offshore.
Stanford también está siendo investigada en Estados Unidos por sus posibles conexiones con redes del narcotráfico en México.
¡"Viene el coco" a quitarnos el dinero!
Personas de clase alta y media fueron persuadidas e intimidadas por el mensaje de medios privados y políticos de oposición, quienes desde 1998 han asegurado que el Presidente Hugo Chávez es un "comunista" que viola la propiedad privada. Muchos también vivieron la crisis bancaria de los años noventa, ocurrida durante el gobierno de Rafael Caldera y que dejó con muy malas experiencias a cientos de miles de personas que tenían sus depósitos en el Banco Latino y otras 14 instituciones venezolanas que se fueron a la quiebra.
Reuters explica que Stanford empleó destacadas figuras para vender su esquema de inversión en Venezuela, incluyendo respetados banqueros. "Por varios años, Luis Giusti, ex presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA) y destacado opositor de Chávez, fue miembro del comité consultivo de Stanford Financial Group".
"¿Dónde vas con tus cuatro lochas? Uno no puede confiar en la banca de aquí y tampoco quieres tener mucho dinero a la mano porque este Gobierno todo te lo quiere quitar”, dijo una mujer citada por Reuters, cuya familia confió a Stanford unos 250.000 dólares, "unas 4 lochas", equivalentes a 56 años de sueldo mínimo venezolano. Otra mujer, Mónica Peña, dijo: “A la hora de tener que correr de Venezuela es importante tener algo afuera (...) Este loco que tenemos aquí te hace sentir que todo tu dinero se te convierte en agua”, agregó. Ella invirtió su herencia familiar en Stanford por sus altas tasas de interés.
Corrida masiva esfumó el capital del banco
El gobierno venezolano debió intervenir el jueves al banco comercial Stanford, una pequeña operación del holding, después de que la noticia del fraude en Estados Unidos desatara una corrida de depósitos. Aún cuando la representación venezolana de Stanford, al cierre del 31 de enero, contaba con 542,5 millones de bolívares fuertes en captaciones y cumplía con los índices de solvencia, la masiva corrida de depósitos esfumó la liquidez al punto de que el 18 de febrero, para atender al público, la gerencia utilizó 74% de los recursos colocados a manera de encaje en el Banco Central. Una fuente del banco aseguró a AP que la entidad financiera perdió en dos días el equivalente a 42% de los depósitos.
El titular de la Sudeban, Edgar Hernández Behrens, dijo este jueves que los depósitos de 10.000 ciudadanos en Venezuela están garantizados, que el banco cumple con los estándares requeridos por las autoridades y que esperan que se presente la propuesta de venta de la entidad lo antes posible. Se estima que, luego de su venta, los ahorristas puedan recuperar sus fondos.
Protección a los usuarios venezolanos de la banca
A pesar de las opiniones de un reducido grupo de personas, el gobierno bolivariano ha hecho todo lo contrario: ha tomado medidas para proteger a la clase baja y media de los abusos de la banca, como lo prueban las decisiones y el apoyo ante los créditos indexados o "cuotas balón", el cobro no notificado de intereses sobre intereses que bancos comerciales hacían a personas que solicitaban créditos para adquirir propiedades y vehículos. Los mismos fueron anulados por el Tribunal Supremo de Justicia con apoyo del Ejecutivo.
El gobierno también controla las tasas de interés activas y pasivas para evitar la especulación y estimular el ahorro, y protege a los ahorristas y solicitantes de préstamos cuando la banca viola normas y leyes en contra de ellos.
El pasado viernes, Eduardo Samán, presidente de Indepabis (organismo encargado de proteger a los usuarios y usuarias de empresas públicas y privadas), informó que se multará a los bancos Mercantil, Banesco, Provincial, Banco de Venezuela, Corp Banca, Mi Casa, Caroni, Del Sur, Banco Guayana, Banco Nacional de Crédito, Fondocomún, Banco Occidental de Descuento y Central Banco Universal por denuncias de sus usuarios realizadas en 2008, que fueron procesadas y resultaron efectivas, en torno a abusos de esas organizaciones financieras en su contra. La banca deberá pagar, en total, Bs.F. 548.752,40 en multas.
Miedo de que se descubran violaciones al control de cambio
Comenzando en Venezuela tras la crisis bancaria, las ventas de Stanford iniciaron lentamente en una sencilla oficina, pero luego creció la avalancha de clientes, felices con las altas tasas de interés. Stanford ofrecía servicio de 24 horas y permitía a los inversionistas retirar cheques denominados en dólares.
Inversionistas congregados el jueves en las oficinas de representación del Stanford International Bank en Caracas temían que el Gobierno investigara las operaciones offshore y descubriera a personas que eludieron el control cambiario. “La gente teme que el Gobierno vaya a empezar a preguntar cómo es que tienes un millón en tal cuenta, de donde salió este dinero”, dijo una cliente con 14 años con el Stanford.
Stanford Financial Group –el nombre empleado por Sir Allen para describir sus negocios– no es la empresa clave en control del conglomerado, sino más bien el concepto que lo une todo. Se autodescribe como "no una entidad legal, sino una marca registrada que abarca la red global de entidades independientes, pero afiliadas, privadas y de entera propiedad".
En otras palabras, en términos de márketing, el grupo se asemeja a una especie de McDonald's de las finanzas, vendiendo la marca Stanford a inversores desde Quito a St Croix en las Islas Vírgenes de EEUU.
La atención –así como las acusaciones de "fraude de magnitud asombrosa" contra los inversores por parte de la Comisión del Mercado de Valores estadounidense– se ha centrado en Stanford International Bank, con sede en Antigua, aunque los 8.000 millones de dólares en activos que reivindican representan menos de una quinta parte de la supuesta riqueza total del grupo.
Uno de los principales conductos para otros negocios de Stanford –y la única empresa registrada en la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera de EEUU– parece ser Stanford Group Company, con sede en Houston, Texas, y que cuenta con cerca de una docena de oficinas en EEUU. La edición del pasado año de Stanford Eagle, la revista de inversiones del grupo, exponía que Stanford Group Company había continuado "su crecimiento en todas las áreas" en 2007. Sin embargo, aportó una serie de estadísticas irregulares como apoyo, como un salto del 85% en los ingresos de los clientes privados.
Se cree que muchos miles de millones de dólares del dinero del grupo Stanford se localizan en Centroamérica y Sudamérica, donde Stanford Financial expone contar con operaciones en 20 ciudades de media docena de países.
El regulador financiero de Venezuela confirma que cerca de 2.500 millones de dólares del dinero de los ahorradores está invertido en el Stanford International Bank del país, que representa cerca de la mitad de los emplazamientos de Stanford Financial en Latinoamérica.
Sir Allen cuenta con otras empresas latinoamericanas que aseguran estar implicadas en áreas de definición imprecisa desde la "planificación financiera" a la "inversión internacional", en ciudades que van desde Monterrey en México a Medellín en Colombia.
Los detalles en Stanford Eagle sobre las actividades del grupo son, una vez más, escasos. La revista afirma que los ingresos latinoamericanos aumentaron un 81% durante 2007, y los activos un 30%, aunque no aporta cifras totales en ninguna de las categorías.
La publicación presta demasiado interés a la generosidad deportiva de Sir Allen, que cubre vela, tenis, polo, cricket y golf, incluido el patrocinio de un evento para las golfistas más importantes con un premio de dos millones de dólares, y el apoyo al torneo anual AT&T National con Tiger Woods como anfitrión.
Anoche, la página web de Stanford Financial aún publicitaba el patrocinio del grupo del Open Sony Ericsson en Florida el mes que viene, donde estarán presentes Rafael Nadal y Serena Williams después de sus triunfos en el Open de Australia.
Sir allen también hacía alarde de gastos en un emplazamiento adecuado para el centro neurálgico de sus negocios internacionales, anunciando planes para crear un "complejo de gestión global" para Stanford Financial en St Croix, en las Islas Vírgenes estadounidenses.
El edificio principal se decoraría según el estilo "distintivo danés antillano" del territorio, y estaba previsto que el complejo incluyera un centro de conferencias, un pabellón para comidas y un hangar de 13.716 metros cuadrados.
Las autoridades, que ayer localizaron a Stanford en un pueblo en Virginia y lo notificaron oficialmente sobre los cargos civiles, dicen que el asunto reventó en diciembre luego de que Bernard Madoff‐ supuestamente les contara a sus hijos que estaba operando un fraude de US$50.000 millones. Eso aceleró la investigación de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC).
Dos años antes, en octubre de 2006, la oficina de la SEC en Fort Worth, Texas, había abierto una investigación formal sobre la venta de certificados de depósitos por parte de Stanford, que concluyó con los cargos civiles que la SEC presentó el martes en contra del inversionista y sus socios. La investigación de 2006 fue precedida por otra demanda ese mismo año en un tribunal estatal de Florida, en la que un ex ejecutivo de Stanford acusó a la empresa de operar una pirámide financiera. Ambas partes alcanzaron un acuerdo poniendo fin a la demanda.
Stanford aún no ha respondido a los cargos civiles por fraude presentados por la SEC. En otros casos en su contra a lo largo de los años, Stanford siempre negó haber hecho algo ilícito y dijo que cooperó con las autoridades.
De acuerdo a los cargos civiles por fraude que la SEC presentó en una corte de Dallas, Stanford International Bank, con sede en Antigua, atrajo a inversionistas ofreciéndoles retornos sobre certificados de depósitos (CD) por encima del rendimiento del mercado. La SEC dice que el banco en realidad colocó el dinero principalmente en bienes raíces y capital privado, y tergiversó la naturaleza de su portafolio para atraer a más clientes.
Según fuentes, un 75% de los CD vendidos por Stanford habrían sido comprados por latinoamericanos. La Superintendencia Bancaria de Venezuela, por ejemplo, informó que inversionistas venezolanos compraron al menos US$3.000 millones en CD de Stanford. Ayer, el gobierno venezolano anunció que asumirá el control de las operaciones de Stanford en el país, garantizando a sus clientes US$220 millones en depósitos. Los gobiernos de Perú, Ecuador, Panamá y Colombia están interviniendo las filiales locales de Stanford.
Una de las primeras investigaciones que se hizo a Stanford International Bank y sus afiliadas ocurrió en 1997 como parte de una pesquisa de la DEA al lavado de dinero del narcotráfico por parte de un cartel mexicano, según documentos de la agencia estadounidense de combate al narcotráfico. Stanford cooperó con la DEA y le entregó millones de dólares, muestran registros del tribunal. No se levantaron cargos en contra del banco. Poco después, el Departamento de Estado de EE.UU. sonó la alarma acerca de potenciales actividades de lavado de dinero en Antigua proveniente de la mafia rusa y otros grupos criminales.
En abril de 1999, el Departamento del Tesoro de EE.UU. emitió una advertencia a los bancos estadounidenses para que investigaran las transacciones de Antigua porque le preocupaba la fuerte influencia que algunas firmas tenían sobre los reguladores de la isla. El comentario se refería a Stanford International Bank, entre otros, aseguran ex funcionarios estadounidenses. Las autoridades de Antigua de entonces desestimaron las acusaciones y dijeron que estaban implementando regulaciones sobre el lavado de dinero de estándar mundial.
La presidenta de la Bolsa de Valores de Quito, Mónica Villagómez, dijo que las operaciones de Stanford se han realizado conforme a la Ley ecuatoriana y bajo los controles de la Superintendencia de Mercados.
Manifestó que el problema puede estar en las operaciones hechas directamente por los inversionistas a través de internet.
Las actividades de Stanford Group Casa de Valores fueron suspendidas temporalmente por 30 días desde el miércoles en Ecuador, como medida de seguridad ante la investigación abierta en Estados Unidos contra su principal accionista, Robert Allen Stanford, sobre una supuesta estafa que podría alcanzar los ocho mil millones de dólares.
"El dinero en Venezuela cada vez vale menos y por eso buscamos invertir en dólares", dijo a IPS un depositante en Caracas que requirió reserva de su nombre "pues no quiero caer en una investigación del gobierno sobre mis cuentas en el extranjero".
En Venezuela rige un severo control cambiario y las infracciones se castigan como delitos penales. En México invertir en instrumentos financieros extranjeros y en bancos en el exterior también se considera delito, pues de esa forma podría lavarse dinero o evadir impuestos sobre ganancias.
En México llamó la atención el caso de la actriz de telenovelas Laura Zapata, quien invirtió "los ahorros de toda una vida" en fondos de Stanford por sugerencia de un tío.
Las autoridades han aclarado que las operaciones "off shore", en bancos y papeles de Estados Unidos, Europa o islas del Caribe, no estaban autorizadas y sólo podían realizarse con fondos mexicanos y en México.
Raquel Rodríguez, una oficinista caraqueña de 41 años, retiró vía Internet la mayor parte del dinero que depositó en el Stanford de Venezuela "pero yo sólo tenía una cuenta en bolívares, y la abrí por comodidad, porque la oficina quedaba cerca de mi casa y es un banco pequeño, con pocos clientes, sin colas ante los mostradores".
Pero para otros clientes la situación es angustiosa. Un jubilado admitió haber invertido 250.000 dólares con Stanford y ahora contacta abogados para unirse a demandas sobre esa organización en Estados Unidos y Antigua. Representantes locales del bufete Clyde & Co. dijeron haber atendido ya unas 70 solicitudes.
En Colombia, una firma comisionista de bolsa y la oficina de representación de un banco vinculado a Stanford suspendieron por iniciativa propia sus actividades, mientras la Superintendencia de Bancos anunciaba medidas "para proteger a los inversores y preservar la confianza en el mercado de valores".
En Ecuador, la Casa de Valores Stanford Group y la administradora de fondos Stanford Trust, que manejaban unos 93 millones de dólares, fueron intervenidas. La mayor parte de las inversiones son recuperables porque corresponden a fideicomisos inmobiliarios.
En Panamá, la Superintendencia de Bancos tomó el control de la filial de Stanford en el istmo, y en Perú la Comisión Supervisora de Empresas y Valores suspendió durante 30 días a Stanford Group, que operaba en la Bolsa de Lima.
El gobierno de Venezuela anunció el jueves la intervención "a puertas cerradas" de la filial de Stanford, que manejaba 14 oficinas y había captado del público el equivalente en bolívares a unos 250 millones de dólares.
La intervención a puertas cerradas significa que no se podrán hacer más retiros o depósitos. "Nuestra estrategia es vender el banco, en subasta, lo más rápidamente posible y ya hay un par de instituciones interesadas en comprarlo", dijo el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez.
Antes de la intervención, los depositantes venezolanos en el banco, unos 10.000, protagonizaron una "corrida" financiera y retiraron gran parte de sus haberes.
"Es importante distinguir lo que es el problema internacional del banco de la institución local, que cumplió con la Ley de Bancos, es pequeña, con apenas el 0, 2 por ciento de los depósitos en el sistema financiero venezolano, que está bien y opera con normalidad", dijo a IPS el analista financiero José Grasso, director de la firma Softline Consultores.
Entretanto, en el oriental estado de Virginia, Estados Unidos, las autoridades localizaron a Robert Allen Stanford, el magnate de 58 años que heredó la empresa financiera fundada en 1932 y se ufanó hasta la semana que concluye de los rígidos principios implantados por su abuelo: "Trabajo duro, visión clara, beneficios para los clientes".
En la búsqueda desaforada de "beneficios para los clientes" está el origen del "fraude masivo" del que le acusa la SEC y, quizás, de operaciones de lavado de dinero por el que lo han investigado la policía federal estadounidense (FBI) y autoridades mexicanas.
Informes originados en Estados Unidos indican que Stanford era investigado por el FBI, bajo sospecha de que lavaba dinero del mexicano Cartel del Golfo, dedicado al narcotráfico.
Stanford Bank ofrecía a sus clientes certificados de depósitos por tres años con un rendimiento excepcional de 5,3 por ciento anual, frente 3,2 por ciento de otros bancos.
Las promociones del Stanford aseguraban a su clientela que el dinero estaba soportado por activos líquidos y diversificados, pero más de 80 por ciento de las colocaciones se hacían en bienes raíces y empresas que no cotizaban en bolsa. Hay estimados de que el banco administró unos 50.000 millones de dólares en activos.
Aunque Stanford sostenía que sus estados financieros eran auditados por el ente regulador de Antigua y Barbuda, en realidad la auditoría estaba a cargo de una pequeña firma de esa isla del Caribe, Hewlett and Co.
Las investigaciones se acentuaron después de que dos empleados de Stanford renunciaron alegando que los clientes recibían información falsa sobre inversiones y retornos, y la renuncia del principal abogado del banco una semana atrás ayudó a precipitar los retiros desde los 140 países donde hay depositantes de la institución.
Los de Venezuela estarían entre los más afectados, pues el superintendente de Bancos, Edgar Hernández, estimó que sus compatriotas podrían acumular en oficinas de Stanford en Antigua-Barbuda y Estados Unidos "entre 2.300 y 3.000 millones de dólares".
Recuperar ese dinero o parte de él será una operación cuesta arriba y asociada a la suerte de Stanford, "Sir Allen" según el título que adquirió en 2006 en presencia del príncipe Eduardo, tercer hijo de la reina de Inglaterra, junto con la nacionalidad de Antigua y Barbuda, una ex colonia británica.
Colaborador de un hospital que atiende a niños con cáncer, en la sudoriental ciudad de Memphis, Stanford es un amante del trópico caribeño, de deportes como polo, tenis, cricket, regatas y golf, y, no faltaba más, del dinero.
Humberto Márquez
Con aportes de Diego Cevallos (México)
Sir Allen –con caros intereses que van desde la propiedad de una isla a patrocinios multimillonarios en deportes como el golf y el cricket– se enfrenta ahora a acusaciones de que esta aparente riqueza empresarial es en parte un artificio creado para engañar a los inversores.
Stanford Financial Group –el nombre empleado por Sir Allen para describir sus negocios– no es la empresa clave en control del conglomerado, sino más bien el concepto que lo une todo. Se autodescribe como "no una entidad legal, sino una marca registrada que abarca la red global de entidades independientes, pero afiliadas, privadas y de entera propiedad".
En otras palabras, en términos de márketing, el grupo se asemeja a una especie de McDonald's de las finanzas, vendiendo la marca Stanford a inversores desde Quito a St Croix en las Islas Vírgenes de EEUU.
La atención –así como las acusaciones de "fraude de magnitud asombrosa" contra los inversores por parte de la Comisión del Mercado de Valores estadounidense– se ha centrado en Stanford International Bank, con sede en Antigua, aunque los 8.000 millones de dólares en activos que reivindican representan menos de una quinta parte de la supuesta riqueza total del grupo.
Uno de los principales conductos para otros negocios de Stanford –y la única empresa registrada en la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera de EEUU– parece ser Stanford Group Company, con sede en Houston, Texas, y que cuenta con cerca de una docena de oficinas en EEUU. La edición del pasado año de Stanford Eagle, la revista de inversiones del grupo, exponía que Stanford Group Company había continuado "su crecimiento en todas las áreas" en 2007. Sin embargo, aportó una serie de estadísticas irregulares como apoyo, como un salto del 85% en los ingresos de los clientes privados.
Se cree que muchos miles de millones de dólares del dinero del grupo Stanford se localizan en Centroamérica y Sudamérica, donde Stanford Financial expone contar con operaciones en 20 ciudades de media docena de países.
El regulador financiero de Venezuela confirma que cerca de 2.500 millones de dólares del dinero de los ahorradores está invertido en el Stanford International Bank del país, que representa cerca de la mitad de los emplazamientos de Stanford Financial en Latinoamérica.
Sir Allen cuenta con otras empresas latinoamericanas que aseguran estar implicadas en áreas de definición imprecisa desde la "planificación financiera" a la "inversión internacional", en ciudades que van desde Monterrey en México a Medellín en Colombia.
Los detalles en Stanford Eagle sobre las actividades del grupo son, una vez más, escasos. La revista afirma que los ingresos latinoamericanos aumentaron un 81% durante 2007, y los activos un 30%, aunque no aporta cifras totales en ninguna de las categorías.
La publicación presta demasiado interés a la generosidad deportiva de Sir Allen, que cubre vela, tenis, polo, cricket y golf, incluido el patrocinio de un evento para las golfistas más importantes con un premio de dos millones de dólares, y el apoyo al torneo anual AT&T National con Tiger Woods como anfitrión.
Anoche, la página web de Stanford Financial aún publicitaba el patrocinio del grupo del Open Sony Ericsson en Florida el mes que viene, donde estarán presentes Rafael Nadal y Serena Williams después de sus triunfos en el Open de Australia.
Sir allen también hacía alarde de gastos en un emplazamiento adecuado para el centro neurálgico de sus negocios internacionales, anunciando planes para crear un "complejo de gestión global" para Stanford Financial en St Croix, en las Islas Vírgenes estadounidenses.
El edificio principal se decoraría según el estilo "distintivo danés antillano" del territorio, y estaba previsto que el complejo incluyera un centro de conferencias, un pabellón para comidas y un hangar de 13.716 metros cuadrados.
La Comisión del Mercado Bursátil (SEC, por sus siglas en inglés) presentó la semana pasada cargos contra el magnate estadounidense Robert Allen Stanford, acusado de operar un entramado de inversión fraudulento por 8.000 millones de dólares.
El 30 de enero pasado, Stanford Fondos administraba recursos por 706,8 millones de pesos (unos 48 millones de dólares), indicó la CNBV.
El organismo regulador del sector en el país mantiene una estrecha vigilancia de la operación de ese grupo financiero estadounidense con el fin de garantizar que el retiro de las inversiones se realicen de acuerdo con las instrucciones de sus clientes.
La CNBV aclaró que tiene la obligación legal de seguir vigilando las operaciones de esa firma estadounidense, principalmente de aquellos clientes que hasta el momento no han podido retirar su dinero.
Aclaró que "ningún banco mexicano contaba con inversiones en Stanford International Bank o cualquier otro de los intermediarios extranjeros pertenecientes a Stanford Financial Group".
(Xinhua)
Recientemente fue acordada la medida de prohibición de salida del país de los miembros de la junta del banco.
La intervención de Stanford Bank en Venezuela se realizó luego de detectarse retiros masivos de los ahorristas tras conocerse las operaciones irregulares de la entidad por más de ocho mil millones de dólares.
Recordó que la Superintendencia de Bancos intervino para realizar un balance y establecer el precio de esa institución financiera con el objetivo de subastarla, luego que sufriera una oleada de retiros por temores de los depositantes.
Adelantó que algunos inversionistas expresaron su interés en comprar el Stanford, pero hay que esperar que la junta interventora culmine los balances para establecer su valor, agregó.
La pasada semana el gobierno venezolano decidió intervenir el banco Stanford en medio de la incertidumbre creada por la acusación de fraude contra su propietario, el multimillonario Allen Stanford.
El titular de Economía y Finanzas venezolano expresó, por otra parte, que la economía del país puede sostenerse por tres años más sin grandes sacrificios dada las políticas impulsadas por el Ejecutivo Nacional en los últimos 10 años.
Subrayó que “gracias al tan criticado control de cambios, Venezuela estableció una barrera que ha protegido al sistema financiero venezolano de la grave crisis mundial".
En comparación con otras naciones, nuestro país “está en mejores condiciones para encarar la crisis, aunque eso no quiere decir que estemos indemnes. Podemos sostener la economía por tres años más sin grandes sacrificios", dijo.
Al referirse a la próxima reunión de la OPEP en marzo próximo, Rodríguez no descartó la evaluación de nuevos recortes de producción, los que se adicionarían a los 4,2 millones de barriles diariamente ya retirados ante la caída de la demanda.
La estabilidad de los precios del petróleo (previstos en 60 dólares en el presupuesto) garantiza la solidez de la economía venezolana y generan tranquilidad ante la crisis que atraviesa el mundo, expresó.
El gobierno ha abordado el tema financiero a partir de la construcción de distintos escenarios y de acuerdo con el comportamiento de los precios del crudo, indicó.
La Comisión de Mercado Bursátil de Estados Unidos aseguró que el Stanford Internacional Bank defraudó unos 8.000 millones de dólares en el mundo.
El fraude de la institución a inversionistas peruanos oscila entre 50 millones y 100 millones de dólares.
Los bufetes jurídicos Baker & Hostetler así como Lema, Solari & Santibáñez asumieron la defensa de los inversionistas peruanos estafados por Stanford.
El Stanford International Bank (Banco Internacional Stanford) ofrecía a sus inversionistas tasas de entre 4 y 12 por ciento anual, suma más alta que el promedio en el mercado.
La Comisión Nacional Supervisora de Empresas y Valores (Conasev) de Perú suspendió la participación de Stanford Group Perú en la Bolsa de Valores de Lima.
La Conasev dijo que no ha encontrado irregularidades en en las operaciones de Stanford en Perú.
Los inversionistas afectados colocaron ahorros en operaciones no autorizadas en Perú, dijo la Conasev.
(Xinhua)
El Stanford Bank era un banco “nacional”
De acuerdo a la ley, el Stanford Bank era un banco “nacional”, pues estaba bajo el tutelaje de la ley correspondiente y por eso sus depositantes en Venezuela están protegidos por la ley de Venezuela y tienen asegurados sus depósitos en Venezuela.
No hay problemas en esto.
Así como ésta institución hay otros bancos que están en la misma situación.
No hay problemas.
Los bancos sirven de intermediación en la actividad económica del país.
No hay problemas.
Los bancos nacionales están en una situación privilegiada con respecto a los bancos de los EE.UU. dada la solidez del sistema bancario de nuestro país que es una evidencia de la sólida estructura económica que vive Venezuela, ahora.
No hay problemas.
Pero hay situaciones que es bueno tener en cuenta, porque los ricos de este país, como los ricos de todo el mundo y más aún en este sistema capitalista, son muy reacios, poco proclives a pagar impuestos y buscan las formas y maneras para evadir (sacar ilegalmente del país dinero, títulos, valores u otro tipo de bienes) y para eludir (evitar con astucia el cumplimiento de una dificultad o una obligación) el pago de los mismos.
A esto se le suma un ingrediente político derivado de la constante prédica que la misma oligarquía hace a través de sus medios, sembrando la matriz de opinión según la cual la actual situación que vive el país sería muy peligrosa, con una “dictadura” como la de Chávez y con el peligro del “castro-comunismo”, es por lo que el dinero estaría en peligro.
Día a día, sin descanso, esos medios apátridas no cesan en su labor, sin tener en cuenta que inoculando ese veneno letal en la mente de los venezolanos le están causando un grave daño económico a nuestro país.
Lo más inverosímil y absurdo es que mienten y hacen aparecer esas mentiras como si fueran una verdad, usando expresiones o frases que envuelven contradicción.
Son tan malintencionados, que no les importa que los bancos —de los cuales son propietarios los oligarcas, no los pobres— quiebren, con tal de salir de Chávez y con la plena certeza que el dinero de ellos no peligra, porque el grueso del mismo se encuentra en el exterior.
Paraísos fiscales y banca “off shore”
Existe pues un escenario que hace posible esta situación.
Hay banqueros en nuestro país que son cómplices de este desaguadero de divisas, al poner en práctica las mismas triquiñuelas del Stanford Bank, que no fueron obra de la invención de sir Allen Stanford [1].
Allí están los llamados “paraísos fiscales”, que son países que disponen de una legislación muy laxa que favorece la tenencia de depósitos de divisas extranjeras para aprovecharse de aquellas personas y/o instituciones que tratan de evitar el pago el pago de impuestos en sus países o para tratar de asegurar la existencia de ese dinero sin importar la procedencia del mismo.
En este sentido, la llamada banca “offshore” [2] de la que se aprovechan algunos bancos venezolanos, ofrece “buenos dividendos” a los “ahorristas”.
Es decir, que el objeto de la banca, lejos de servir de intermediación, es la de esconder dinero, violando las disposiciones cambiarias de Venezuela.
Desde hace muchos años, se sabe que entre otras, las islas Caimán (que cuenta sólo 40 mil habitantes) y Antigua & Barbuda (70 mil habitantes), así como Panamá, son utilizadas por los banqueros “nuestros” para esconder el dinero que sacan ilegalmente de Venezuela. Se sabe cuáles y quiénes son.
Es lo más fácil de verificar, porque esos “servicios” son ofrecidos públicamente sin ningún pudor a los incautos que creen en esos consejos, porque gracias a ellos pueden decir, como Víctor Vargas Irausquín, durante una entrevista en una de sus casas del Country Club en Caracas:
"La gente escribe historias sobre mí diciendo que tengo una Ferrari, un avión y un yate […] Pero no es verdad. Tengo tres aviones, dos yates y seis casas. ¡He sido rico toda mi vida!".
Rico será ahora, pero no lo fue toda la vida y en Venezuela hay muchos que saben de su historia y de cómo ascendió en el mundo de los negocios.
La pregunta que surge es muy sencilla:
¿Cómo hizo sir Allen Stanford para involucrarse en tan jugosos negocios en Venezuela?
La respuesta ya la estamos develando, y es también relativamente sencilla:
Se valió de los “buenos oficios” de algunos venezolanos que le sirvieron de asesores en esta gigantesca estafa, todos por cierto, muy reconocidamente anti-chavistas.
Entre ellos nos encontramos a Luis Giusti, ex presidente de PDVSA, quien forma parte del directorio del Stanford Group, en Houston y al economista Hugo Faría, quien es un “experto analista” en asuntos económicos y que desde hace años, en la forma más desvergonzada viene anticipando —con poco éxito por cierto— la ruina del país.
Otros personajes involucrados en la estafa son Gabriel Contreras, Francisco Paz, Fernando Martínez Mottola (ex ministro de Carlos Andrés Pérez), Juan José García, Oscar Taylhardat y Francisco Moccia.
Mientras el gobierno venezolano, con el presidente Chávez a la cabeza, hacía todos los esfuerzos para proteger el dinero de todos los venezolanos, un grupo de vende patrias se daba a la tarea de sabotear estos esfuerzos, proporcionando a sir Allen Stanford una suma superior a los 2 mil millones de dólares, que equivalen al 25% de la suma estafada.
¡Una guará!
Al cambio oficial, esta suma es superior a Bs.F. 8.600.000.000.000.
¿Cuánto dinero de los venezolanos estaría depositado en otros bancos “offshore” en todo el mundo?
Entre las sabias y oportunas decisiones del gobierno venezolano, estuvo la de poner a buen recaudo nuestras sólidas reservas internacionales.
Las sociedades "offshore" son el instrumento ideal para favorecer y auspiciar la corrupción política, no sólo en Venezuela, sino en todo el mundo.
Una decisión del juez Baltasar Garzón de fecha 12 de febrero de 2009, describe el relevante papel de las sociedades instrumentales en la corrupción político-inmobiliaria de la última década en España.
Actualmente en ese país se está desarrollando una investigación judicial que ha traído a la luz pública este entramado de negociados y corruptelas, al frente de las cuales se encuentran miembros del derechista Partido Popular (PP), del que forma parte José María Aznar.
Se ha evidenciado, a través de uno de los imputados que:
“…la constitución de sociedades por medio de testaferros a través de los despachos de asesoramiento jurídico y fiscal, especializados en la creación de estructuras fiduciarias opacas […] consta indiciariamente acreditada la defraudación fiscal y el movimiento de dinero en el extranjero y un entramado de sociedades para colocar el importa en territorios offshore (“paraísos fiscales”) o cuya falta de transparencia fiscal o cooperación impide, gracias a las técnicas de ingeniería financiera, alcanzar los fondos desplazados” [y para disfrazar tanto las contabilidades societarias] como la operativa del grupo o las dádivas entregadas”, alteraron y falsificaron documentos esencialmente facturas comerciales”.
Los “paraísos fiscales” son pues, zonas privilegiadas para personas o sociedades, generalmente con fines delictivos, donde los bancos facilitan la constitución de fideicomisos o “trusts”, compañías anónimas que no están sujetas al pago de impuestos en ninguna parte y cuya característica, la que les da organicidad, es que todas las operaciones, del tipo que sean, son mantenidas en el más absoluto secreto.
El dinero proveniente del delito acostumbra a utilizar estas modalidades mediante sociedades pantalla que le dan curso a los capitales que tienen su origen en la corrupción administrativa, el tráfico de drogas o de armas.
¿Cómo operan estos banqueros en Venezuela?
El modus operandi es el siguiente:
Compran bolívares con la promesa de que serán luego convertidos en dólares, burlando así las normas establecidas por la Ley (primera fuente de ganancias); luego, con dólares que ya tienen fuera del país, abren una cuenta en unos de sus bancos “off shore” y la depositan en un fideicomiso al frente del cual se encuentran unos “operadores anónimos”.
Ese depósito de dinero ya no es de “fulano” o “mengano”, sino del fideicomiso y el banco “off shore” a quien le responde es a los “operadores”, no al depositante incauto. Para los efectos legales, el “depositante” no pagaría impuestos en su país, porque el dinero está en el “paraíso”, y allí no se les cobra impuestos a los inversionistas extranjeros.
La práctica neoliberal favorece a los ricos, ello no es ninguna novedad, porque el principio en el cual fundan esta práctica corrupta, es que los ricos no deben pagar muchos impuestos para que puedan desarrollar sus “actividades” sin muchos compromisos para que de esta forma se genere la riqueza que permearía hasta las clases más desposeídas.
Pero la forma como lo hacen es asquerosa.
El Citigroup, beneficiado por el gobierno de George Bush con sumas multimillonarias de dólares en ayudas para no ir a la quiebra, tiene aproximadamente 90 empresas que funcionan, sólo en las islas Caimán.
No se tienen registros de otras islas.
Ese banco forajido está en bancarrota y el nuevo gobierno se ha visto en la necesidad de “nacionalizarlo” parcialmente, adquiriendo el 36% de su capital.
Sólo los bancos gringos tienen miles de empresas en esos “paraísos fiscales”, y en lo que respecta a los bancos nacionales, no se tiene ni siquiera una remota idea de la situación actual.
Los banqueros venezolanos no son ajenos a esa práctica, y no contentos con los jugosos dividendos que obtienen en nuestro país con operaciones que son, digamos, “no ilegales”, se lucran descaradamente a ojos de todos, sangrando a Venezuela, propiciando la fuga de divisas.
Casi todos, sino todos, los bancos tienen empresas y bancos “off shore” en los “paraísos fiscales” a través de los cuales, utilizan también la plataforma de CADIVI [3].
Esos mismos bancos que cuando tienen problemas en Venezuela corren a “pedir cacao” al Gobierno, son los mismos que propiciaron el golpe frustrado del 2002 y el sabotaje petrolero del 2002-2003 que tanto daño causó a la economía del país.
¿Se recuerdan la forma como “trabajó” la banca esos días y el horario que abusivamente impusieron para desestabilizar al gobierno revolucionario de Venezuela?
Hay bancos extranjeros, como el HSBC que hace publicidad a la banca "offshore" y en la cual se hacen ofertas tales como: aumentar y proteger el patrimonio; oferta de beneficios financieros y fiscales manejando el patrimonio con los servicios bancarios “offshore”; facilidad de acceso al dinero, en cualquier parte del mundo, a través de un sofisticado servicio de Internet en combinación de “call centers” con capacidades de conversación en varios idiomas; y acceso a toda la información sobre la cuenta bancaria “offshore”, y lo mejor, es que los bancos “offshore” estarían localizados en países con un marco regulatorio “robusto”.
No explican que significa en este contexto, tal palabra.
Esta es lo que se llamaría la “oferta tipo”, a la cual se suscriben todos los bancos, sin excepción.
Soluciones para Venezuela
Hay que legislar urgentemente para evitar estos abusos de los banqueros venezolanos y extranjeros.
Hay que ponerle freno al saqueo del país para poder tener realmente el control de esta actividad en Venezuela.
Esta legislación debe, en primer lugar, regular esas transferencias de dinero a esos “paraísos fiscales” de manera que quien lo haga se pondrá de ipso facto bajo la sospecha de evasión de impuestos y de ser trasgresor de la legislación cambiaria.
Por su parte, los bancos y banqueros a quienes se les compruebe que han propiciado la fuga de capitales a través de cualquier entidad en el exterior, serán responsables ante el Estado por tales delitos, independientemente de que sean titulares o no de esos fondos fiduciarios.
No podemos seguir permitiendo la compra de bienes muebles o inmuebles dentro de Venezuela con dinero proveniente de bancos “offshore” ni dudosas operaciones financieras.
Nuestra Superintendencia de Bancos tiene, creo, suficiente experiencia como para aportar soluciones a este problema.
Falta pues, un poco de buena dosis de voluntad política.
Desarmando a estos maulas, desarmaremos también la conspiración permanente a la cual tienen sometido al país desde hace 10 años.
Notas:
[1] Isabel II lo nombró “Caballero de la Reina” y desde entonces es un “Sir”.
[2] “Offshore" es una expresión compuesta por las palabras inglesas “off”, fuera y "shore", que es la línea divisoria entre el agua del mar o de un lago y la tierra, debido a que la mayoría, no todos (como Andorra, Suiza o Panamá) de los "centros offshore" están situados en islas. Estas empresas son usadas para ocultar el propietario o beneficiario de determinados bienes, por varios motivos (evasión de impuestos, blanqueo de dinero, ocultación de propiedades en procedimientos de divorcio, etc., estafas en entes públicos, narcotráfico, etc.).
[3] CADIVI son las siglas de la Comisión de Administración de Divisas, que es el órgano regulador del control cambiario en Venezuela, adscrito al Ministerio del Poder Popular para las Finanzas.
(mas...)
Paul Waldie, de The Global and Mail (26/2/09), expone que en el consejo de administración del fraudulento GFS aparecen el venezolano Luis Giusti, furibundo neoliberal y anterior presidente de Petróleos de Venezuela SA (que en su época no ganaba dinero), y otro entreguista del petróleo: Jorge Castañeda Gutman, anterior canciller foxiano y quien no necesita presentación por sus recurrentes escándalos locales y globales.
El lavado y la estafa Stanford exhiben varias vertientes a investigar, con mayor ahínco en América Latina, donde hasta las tres cuartas partes de los 8 mil millones de dólares birlados en certificados de depósito habían sido comprados en sus oficinas regionales (The Financial Times, 19/2/09).
Según el rotativo británico, en Venezuela se esfumaron 2 mil millones de dólares, debido a la fuga de capitales que huían del socialismo del siglo XXI de Chávez.
Justicia divina: la plutocracia venezolana huyó de Chávez para caer en las garras del neoliberal Castañeda Gutman, miembro del consejo de administración del fraudulento GFS.
Castañeda Gutman y algunos aliados locales se han caracterizado por su estéril campaña propagandística de demolición permanente a la efigie de Chávez, quien se ha de estar muriendo de risa: dos de sus peores enemigos, el neoliberal entreguista del petróleo venezolano Luis Giusti y el locuaz ex canciller foxiano Castañeda Gutman, han sido mancillados por el escándalo de la estafa Stanford.
Por alguna razón, los medios anglosajones han insistido en la vertiente del lavado del fraudulento GFS con el cártel del Golfo (The Sunday Times, 22/2/09).
The Houston Chronicle (20/2/09) asevera que las autoridades de Estados Unidos sabían desde hace una década (sic) que el GFS del filántropo y frívolo sir(sic) Allen Stanford operaba en el paraíso fiscal de Antigua (en el Caribe) con los “cárteles de la droga”, jefaturados por Amado Carrillo Fuentes, que habían depositado 3 millones de dólares en 10 cuentas.
¿Solamente 3 millones?
El periódico texano asevera que la conexión del lavado ha pasado a segundo lugar frente a las investigaciones tardías de la reguladora de valores bursátiles SEC.
¡Lástima!
No se entiende la razón por la cual las agencias de investigación de Estados Unidos, delincuenciales y financieras, tardaron más de 10 años en exponer las hazañas de Stanford.
La DEA ha confirmado los lazos potenciales (sic) entre Stanford y los traficantes de droga de América Latina, pero arguye que es muy difícil (sic) probar con documentos un fraude o el lavado.
Pues sí: de eso trata la desregulada globalización financiera y la contabilidad invisible en los paraísos fiscales como Antigua.
El problema no son los depósitos ilícitos, sino los paraísos fiscales y su desregulación, es decir, la ausencia absoluta de vigilancia y transparencia.
¿Cómo supieron, entonces, que el cártel del Golfo y Amado Carrillo depositaron 3 millones de dólares en 10 cuentas diferentes en Antigua?
A diferencia de la DEA y la FBI, ¿cómo Ernesto Zedillo; su secretario de Hacienda, el tamaulipeco José Ángel Gurría Treviño, y el gobernador del Banco de México, el cordobista Guillermo Ortiz Martínez, no se enteraron hace 10 años de tales depósitos?
¿No fueron informados por la DEA y la FBI, pese a los vínculos del TLCAN?
Según The Independent (22/2/09), la FBI sabía del lavado de dinero y la conexión con el cártel del Golfo desde hace 20 años.
¡Uf!
Para Wayne Madsen, connotado periodista investigador, Stanford es la bisagra en la maquinaria del lavado de dinero sucio por los servicios de inteligencia de Estados Unidos (Atheo News, 24/2/09).
Más allá de la develación del financiamiento electoral a los políticos de ambos partidos de Estados Unidos, Wayne Madsen aduce que las operaciones de GFS, en una extensa red de paraísos fiscales (Antigua, Monserrat, Isla Vírgenes de Estados Unidos, etcétera), surgen como una mala noticia para la CIA, que puede ver interrumpidas sus operaciones de lavado de dinero ilegal.
¿A poco blanquea la CIA?
Tampoco es el momento idóneo para el estallido de la estafa Stanford, posterior al mayor fraude en la historia de la humanidad, perpetrado por el banquero estafador Bernard Madoff.
La agencia española Efe (1/11/08) señala que desde noviembre el gobierno de Chávez había capturado a tres empleados en la rama venezolana de Stanford Bank que se cree eran espías de Estados Unidos.
¿Habrá detonado tal captura el estallido de la estafa Stanford?
Hace dos años (6/3/07), Wayne Madsen había reportado las andanzas de Stanford y sus vínculos texanos con el Grupo Carlyle (conglomerado bushiano de energía y telecomunicaciones del que fue representante el estigmatizado Luis Téllez Kuenzler).
Sin tapujos, Madsen vincula al banco texano Stanford con la familia Bush.
¿Será?
Wayne Madsen afirma que Antigua es el principal centro de las actividades del lavado de dinero en el Caribe de la mafia (¡súper-sic!) de israelíes de origen ruso, y coloca la estocada: Stanford, Houston, los bancos en los paraísos fiscales y los estupefacientes conforman el estofado perfecto para otra operación criminal de la familia Bush, ligada a la CIA.
¡Ah, caray!
¿Cuál habrá sido el papel en todo este enjambre fraudulento de varios niveles de Jorge Castañeda Gutman, socio del estafador sir Allen Stanford?
Mínimo se deben exponer a la luz pública sus cuentas bancarias locales y foráneas.
Resulta imperativo para el gobierno calderonista panista, que alardea del combate callejero al narcotráfico desde el punto de vista militar, profundizar el escrutinio del lavado de dinero de los cárteles mexicanos en el GFS desde el punto de vista financiero, a nuestro juicio uno de los principales lugares para su abolición.
La PGR debe citar al ex canciller foxiano Castañeda Gutman, con fuertes vínculos con el megaespeculador George Soros, a declarar sobre su colaboración con el estafador sir Allen Stanford, para que ilustre a la nación quiénes fueron sus clientes mexicanos y foráneos por encima de toda sospecha.
La Comisión de Valores de EEUU acusó a Stanford, a dos de sus principales asistentes y a tres de sus empresas de operar un fraude que involucra certificados de depósitos de alto rendimiento. También es acusado de apropiarse de manera ilegal de $1.600 millones de fondos de inversionistas.
Temor
Inversionistas de América Latina afectados por Stanford no quieren que sus nombres sean revelados en la investigación por temor a ser secuestrados, dijo el abogado Stephen F. Malouf, de Dallas, cuya firma representa a cientos de clientes latinoamericanos que fueron inversionistas de Stanford. Explicó que con otros abogados está negociando con el síndico que supervisa las compañías de Stanford en Estados Unidos, para mantener los nombres de sus clientes en secreto.
La única oferta más alta recibida fue de Bs.F 120 millones, monto que no alcanzó el mínimo establecido por la junta.
Se le acusa de montar un esquema piramidal conocido como Ponzi. Es decir, que utilizaban el dinero de inversores nuevos para pagar a los viejos.
Sin embargo, Stanford aseguró que "siempre he tenido los activos para soportar todo" en una entrevista concedida a la cadena estadounidense ABC.
"Si fuera un esquema Ponzi, ¿cómo es que (las autoridades) encuentran miles de millones de dólares en todos sitios", afirmó y añadió que "me moriría e iría al infierno si fuera un esquema Ponzi".
Carteles mexicanos
El empresario negó también haber blanqueado dinero proveniente de los carteles de droga mexicanos.
"No lo haría aunque alguien pusiera una pistola en mi cabeza", dijo y amenazó con golpear al periodista si repetía esas insinuaciones.
Según el corresponsal de la BBC en Washington, Kevin Connolly, resultó especialmente curioso que afirmara haber llevado una vida frugal a pesar de que fue propietario de un castillo y de una isla.
La Comisión de Valores estadounidense (SEC) congeló todos sus bienes tras acusarle de fraude y se espera que pronto deba de responder a acusaciones criminales.
"Hemos hecho una oferta que va 30 millones de bolívares fuertes por encima del precio mismo y, en definitiva, sucederá que las cuentas se van a integrar y el Banco Nacional de Crédito continuará siendo lo mismo, sólo que todos los activos y pasivos que tenía Stanford Bank formarán parte del BNC", destacó.
Nogueroles resaltó que los clientes podrán disponer de sus fondos en su totalidad.
"Confío en que todos los clientes del Stanford Bank están confiados en que al ganar esta subasta el BNC, serán atendidos lo más rápido posible para que tengan una cuenta en este banco", aseguró.
Por otra parte, el banquero afirmó que este sábado tendrán una reunión para integrar a los clientes de ambas instituciones bancarias.
Nogueroles añadió que se utilizarán todas las oficinas del Stanford Bank y eventualmente habrá una reducción de equipos de informática pues, según explicó, tienen una capacidad instalada que les permitió ser calificado para dicha subasta.
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