«« | »» |
Trichet ignora riesgo de deflación |
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, destacó hoy la gravedad de la crisis que atraviesa la economía de la zona del euro, que no volverá a crecer hasta el año que viene, pero dejó claro que la situación no se va a complicar con un fenómeno de deflación.
En una comparecencia ante el Parlamento Europeo, Trichet incidió en que 2009 será un año de "profunda desaceleración y gran dificultad" y vaticinó que la zona del euro, igual que la economía global, no retomará la senda de crecimiento hasta 2010.
Advirtió, además, de que estas previsiones están rodeadas de extraordinaria incertidumbre y subrayó que los riesgos para el crecimiento son a la baja.
De lo que sí se mostró totalmente convencido es de que la actual tendencia de moderación de la inflación no terminará en deflación, que tiene lugar cuando un amplio surtido de precios cae de manera sostenida y las bajadas se van retroalimentando.
"Actualmente no hay amenaza de deflación", reseñó el presidente del BCE.
Trichet distinguió entre deflación y "desinflación", que es lo que está teniendo lugar en la zona del euro, al disminuir el ritmo de aumento de los precios como consecuencia, principalmente, del abaratamiento del petróleo y otras materias primas.
"Se trata de una evolución positiva", recalcó el presidente de la autoridad monetaria, ya que conlleva una mejora del poder adquisitivo de los ciudadanos.
Según el economista francés, a medio plazo, la inflación se mantendrá en línea con la definición de estabilidad de precios (por debajo del 2 por ciento, pero próxima a esa cifra).
Al cierre de 2008, la inflación en los países de la moneda única se situó en el 1,6 por ciento.
Trichet apuntó que, si continua la bajada del petróleo, la inflación en la zona del euro podría marcar tasas negativas en algún momento, pero dejó claro que esa situación no sería perjudicial para la economía europea.
Indicó que, en este contexto, la tarea del BCE sigue siendo mantener firmemente ancladas las perspectivas de inflación y aludió a las últimos recortes de los tipos de interés, hasta situarlos en el 2 por ciento.
A los gobiernos de la zona del euro les pidió que sean prudentes a la hora de adoptar medidas de gasto, y recordó que el mantenimiento de la disciplina macroeconómica resulta fundamental.
También confió en que los planes de emergencia diseñados por los gobiernos contra la crisis y para restaurar la normalidad en los mercados surtan efecto.
Sobre los problemas en el mercado de crédito, Trichet opinó que ya se han producido algunas mejoras y aludió, en concreto, a la evolución reciente del Euribor (el tipo al que se prestan dinero los bancos de la zona del euro y el más utilizado como referencia para las hipotecas), aunque señaló que "hay que seguir alerta".
El presidente de la entidad con sede en Fráncfort negó, asimismo, cualquier validez a los rumores surgidos las últimas semanas en torno al riesgo de fragmentación de la zona del euro, ante la ampliación de los diferenciales de la deuda pública entre los socios.
En cuanto al proceso de reforma del sistema financiero internacional, Trichet admitió que la fragilidad constatada en esta crisis resulta "inaceptable" y consideró necesario una revisión en profundidad del mismo y la mejora de todos los elementos, con especial énfasis en el aumento de la transparencia.
Abogó por el refuerzo de foros informales como el Foro de Estabilidad Financiera (FSF, en sus siglas en inglés) y el G20 (que reúne a las principales economías industrializadas y a las más importantes en desarrollo).
Recordó, por último, que para ejercer de manera efectiva sus labores de supervisión, el Fondo Monetario Internacional debería revisar sus reglas de funcionamiento y la representatividad de las economías emergentes en su estructura.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud, politica.
Jean-claude Trichet ha recalcado que "se trata de una evolución positiva" a la vez que ha vaticinado que, a medio plazo, la inflación, se mantendrá en línea con la definición de estabilidad de precios, por debajo del 2%, pero próxima a esa cifra. La inflación en los países de la moneda única alcanzó el 1,6% al cierre de 2008.
El presidente de la autoridad monetaria también se ha referido a que si continúa la bajada del petróleo, la inflación en la zona euro podría marcar tasas negaticas en algún momento. Sin embargo, ha dejado claro que esa situación no sería perjudicial para la economía europea, ya que conlleva una mejora del poder adquisitivo de los ciudadanos.
Asimismo, Trichet ha explicado que, igual que cuando había intensas presiones inflacionistas, la tarea del BCE es mantener firmemente ancladas las perspectivas de inflación y situó en ese contexto las últimas rebajas de los tipos de interés, hasta situarlos en el 2%.
En cuanto a la evolución de la actividad, el presidente del BCE ha incidido en que 2009 será un año de "profunda desaceleración y gran dificultad" y auguró que 2010 será el de la vuelta al crecimiento, tanto en la eurozona como en la economía global. Sin embargo ha advertido que estas previsiones están rodeadas de extraordinaria incertidumbre y subrayó que los riesgos para el crecimiento son a la baja.
Mejoras en el mercado de crédito
Respecto a la sequía en los mercados de crédito, Trichet ha señalado que se han producido algunas mejoras y aludió, en concreto, a la evolución reciente del Euríbor (el tipo al que se prestan dinero los bancos de la eurozona y el más utilizado como referencia para las hipotecas), aunque reseñó que "hay que seguir alerta".
Desde el 8 de octubre de 2008, el Consejo de Gobierno del BCE
A comienzos de diciembre del pasado año, el BCE acometió la mayor bajada de las tasas de la historia de la entidad en tres cuartos de punto.
Entonces, el BCE consideró en su boletín que la recuperación económica se produciría gradualmente "apoyada por la caída de los precios de las materias primas", si bien el tono del informe es ahora mucho más pesimista.
Ello se debe a que "los datos y los indicadores mensuales de noviembre y diciembre disponibles desde la última reunión del Consejo de Gobierno (se refiere a la de comienzos de diciembre) señalan claramente un debilitamiento mayor de la actividad económica con el cambio del año".
El BCE considera que se han materializado los riesgos a la baja para la actividad identificados previamente.
El Consejo de Gobierno del BCE espera que "la caída de los precios de las materias primas apoye los ingresos disponibles reales en el periodo venidero".
A su vez, "las significativas medidas que han implementado los gobiernos para hacer frente a las turbulencias financieras debería ayudar a asegurar confianza en el sistema financiero y a disminuir las restricciones en la oferta de crédito a las empresas y a los hogares".
En el caso de España Jacques Cailloux declara que la coyuntura es "muy específica" por la falta de competitividad, la temporalidad de los trabajadores y la crisis en el sector de la construcción, ya que la mayoría de los sectores está expuesta al mercado inmobiliario.
El crecimiento del PIB español superior al 2% en la última década plantea el reto de reconstruir el modelo económico y sostener beneficios que han procedido en parte de la eurozona, según Cailloux.
En el terreno empresarial, Cailloux apunta que actualmente existen "compañías solventes" que no encuentran quien les financie y considera que los ajustes pasan por reestructurar el tamaño de las empresas y facilitar préstamos.
Según las estimaciones de RBS, la tasa de desempleo en la zona euro podría situarse en torno al 10% a finales de 2010.
Sin embargo, Trichet hizo hincapié en que los 22 miembros del consejo de gobierno del BCE aún no habían acordado una postura sobre el futuro de la supervisión bancaria de la UE –una observación que sugería que aún existe desacuerdo entre sus miembros, entre los que se incluyen los gobernadores de 16 países de la eurozona–.
Las autoridades reguladoras nacionales, incluida la alemana, han mostrado su escepticismo a la cesión de poderes supervisores al BCE.
Las debilidades de la supervisión bancaria en la UE han quedado evidenciadas durante la crisis de los últimos 18 meses, provocando las quejas del BCE por el escaso intercambio de información en el actual sistema fragmentado.
El aumento de la integración financiera también ha reforzado los argumentos para una mayor centralización. 45 grandes grupos financieros trasfronterizos de la UE representan cerca del 70% de los activos bancarios.
Trichet señaló que el tratado de creación de la UE, Maastricht, que preparó el camino para el lanzamiento del euro en 1999, contenía una cláusula que permitiría a los políticos otorgar al BCE poderes para actuar como supervisor bancario. Esa sería la “gran ventaja” de dar ese paso, aseguró.
Trichet advirtió al parlamento que la crisis financiera requería una respuesta exhaustiva. "Hay que reformarlo todo, no dejar ni una piedra sin levantar", señaló.
Descartó rotundamente la idea de que los países podrían dejar la eurozona como resultado de la crisis económica. Los mercados financieros muestran una mayor preocupación después de las reducciones de ráting sufridas por Grecia y España.
Trichet comentó, sin embargo, que la intensificación de la crisis había puesto de relieve la importancia de que los gobiernos cumplan con las reglas fiscales de la UE, que establecen límites sobre los niveles de deuda y solicitudes de crédito de los gobiernos, y de evitar pasos que socaven aún más la confianza económica. Mostró también la esperanza de que los ministros de Finanzas y la Comisión Europea "presionen" a los países con peores resultados.
Trichet explicó que la crisis había puesto de relieve la importancia de abordar la cuestión de la supervisión "de forma exhaustiva y coordinada, tanto en el ámbito global como a nivel europeo".
Aparte, el presidente del BCE aseguró que, en la actualidad, no veía “ninguna amenaza” de deflación para la eurozona.
«« | Inicio | »» |