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SOS de la economía estadounidense |
Para el escritor que escribe una columna semanal, la pausa de un mes semeja el haber tomado una sabática. Para mi trascurrió como un periodo de tiempo necesario en que resolver cuestiones personales; un periodo que a su vez se supone llevaba un cambio en la política norteamericana. Y digo “se supone” con tristeza… y un inconfundible pero contenido aire de escepticismo.
En este pasado mes he confrontado y encontrado resolución a cuestiones que una y otra vez habían abordado mi matrimonio de varias décadas. Y fue durante este mismo periodo que llevaba la esperanza de que cierto milagro ocurriera que pudiera abrir un nuevo camino para la rehabilitación de esta tierra nuestra devastada en su economía, en su política y en su estructura social; resoluciones difíciles de llevar a cabo en este EEUU en que vivimos, hoy día estratificado en clases socio-económicas.
George W. Bush salió de su presidencia falto de contrición, impenitente de su conducta malintencionada y criminal en sus ocho años en la Casa Blanca, sabiendo muy bien que no iba a ser juzgado por sus poderosos pares de la Ubber-clase norteamericana. Arrogante y chulo entró al poder en el 2001, y su sonrisita socarrona le acompañó durante su gobierno en el que demostró ser un Atila, pero discapacitado, del siglo 21. En vez de llevársele esposado en un viajecito a La Haya, Marine One (helicóptero) le llevó en su primera etapa rumbo a su flamante residencia en Tejas.
¡Un mes bastante interesante! Bush pasó una buena parte de ese tiempo, presidente aun, lavándose las manos tanto de asuntos internacionales como domésticos, salvo dando (bajo cuerda) la luz verde a Israel para que aplastara a la población de Gaza como cucarachas, bien fueran partidarios de Hamas o niños atrapados en la refriega. Y mientras Gaza estaba en llamas, el sucesor de Bush tocaba “su lira” diciéndonos que EEUU solo puede tener un presidente a la vez, así como una sola política exterior. Los consejeros sionistas de Obama saben muy bien como servir a Israel… algo que esperaríamos no importa cual fuera el presidente-electo.
Para reconciliar nuestra política exterior con los países del Medio Oriente, apenas haberse calmado la pompa y circunstancia de la inauguración imperial, Obama despachó a George Mitchell como enviado especial a esa región. Quien mejor que un descendiente de irlandeses y libaneses, ex-senador, mediador con éxito y, muy importante, una persona honorable. Hasta Javier Solana (UE) recibió a este conciliador con los brazos abiertos. Y para solidificar este sentimiento de comprensión hacia el mundo musulmán, tres días después, aquí tenemos al presidente Barack Hussein Obama siendo entrevistado por Hisham Melhem, de al-Arabiya, en su primera entrevista por televisión como presidente. Aquí estaba el nuevo y flamante presidente ofreciendo el tenor de la nueva politica exterior estadounidense como nación dispuesta a escuchar al resto del mundo… empezando con los seguidores del profeta Mahoma en una región donde EEUU ha ejercido un nivel de abuso excesivo.
No es que el tono de respeto ejercido por Obama pueda desmoronar la pirámide de criminalidad construida por Bush, particularmente en el Medio Oriente; pero es un punto de partida que augura posibilidades en un planeta sediento de paz, justicia social y hermandad. Ojalá esa era de matonismo esté desapareciendo… y con ello, podamos tener la esperanza de que el terror sea relegado a su lugar de antaño… como algo minúsculo que puede fácilmente ser contenido.
Pero al mismo tiempo que Obama nos estaba dando un pálpito de esperanza en la esfera internacional, su tono tomaba otro cauce en asuntos domésticos, en particular en materia que afecta la economía de EEUU, algo que ahora tiene prioridad en la mente de los norteamericanos… por lo menos ese 80 por ciento de “abajo” en la escalera socio-económica del país. No importa lo brillante y bien intencionado que sea este presidente, se ha rodeado del mismo cuadro de “perdedores” (quizás no tan inútiles para sus propios fines) que han definido nuestra economía hasta ahora… a los mismos que nos llevaron al borde del abismo se les pide que nos alejen del terraplén.
Los que mueven los hilos en la economía que sirvieron a Papa Bush, Clinton y después a Bush Hijo… los mismos “globolizadores” que permitieron o ayudaron a crear burbuja tras burbuja económica, dando rienda suelta al capitalismo rapaz y mentiras increíbles –como el reentrenamiento de trabajadores que perdían sus puestos de trabajo bajo la economía global– ahora se les pide que “arreglen” la economía, y de una manera que sea políticamente oportuna, esclavizando a la progenie.
Es fácil darse cuenta que el progresismo en el Senado apenas saber contar hasta dos: Feingold y Sanders; con 18 miembros en estado de anacronismo liberal, y los otros 80 senadores simplemente con una perspectiva egocéntrica, bien sean Demócratas o Republicanos. Por lo menos Bernie (Sanders) y Russ (Feingold) vieron muy claro que el dar el visto bueno (confirmar) a Timothy Geithner como Ministro del Tesoro No. 75 no era sino un chiste de lo más cruel.
Veremos si Obama sigue su retórica en diplomacia, su politica exterior, con una actuación valiente; o si se entrega a esa continuidad perversa que ha existido en el Ministerio de Asuntos Exteriores por décadas, ahora en manos de Hilary Clinton.
En cuanto a la respuesta de Obama al SOS de la economía de EEUU… comenzamos a ver que la respuesta parece ser otro SOS (“Same Old Shit”… que traducido nos da “La Misma Mierda”). El mejor estimulo que este país puede recibir es una dosis de verdad, y no otro billon en deuda. ¿Por qué? Por la simple razón que un capitalismo libre de regulación, como el que existe aquí, no beneficia a la sociedad en que opera.

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, monopolios, multitud, politica.
Se trata de devoluciones de impuestos (unos 2.000 millones), subvenciones para familias necesitadas (300 millones) y unos 13 millones de dólares en becas para estudiantes universitarios, entre otras partidas presupuestarias.
El Estado de California soporta un déficit fiscal superior a los 42.000 millones de dólares y los intentos del gobernador del Estado, Arnold Schwarzenegger, por salvar la situación subiendo los impuestos y aprovechando las recaudaciones de la lotería no han evitado la quiebra.
John Chiang ha lamentado tener que "quemar este cartucho", aunque ha señalado que es "una acción sumamente necesaria".
De momento, la única promesa de pago llega en forma de pagarés, según Chiang, ya que su oficina prevé que la insolvencia de las cuentas públicas californianas se prolongue durante los próximos meses.
Según el auditor, ni siquiera un acuerdo para recortar drásticamente los Presupuestos del Estado lograrían generar liquidez con la suficiente rapidez como para reanudar los pagos comprometidos de inmediato.
Algunos analistas señalan que en febrero aún se contabilizarán 346 millones en compromisos de pago y que se quedarán sin cobertura presupuestaria.
Una situación que se puede prolongar durante el mes de marzo, donde el Estado profundizaría en su insolvencia y se vería obligada a emitir pagarés.
El retraso en el pago de las devoluciones a los contribuyentes pueden costarle al Estado de California un 5% de interés si a finales de mayo no se ha efectuado el reembolso.
La emisión de pagarés por parte de la administración pública de californiana no se veía desde 1992.
Un proceso similar tuvo lugar igualmente durante la Gran Depresión de los años 30.
Víctimas de la crisis presupuestaria:
. Devoluciones de impuestos: 1.900 millones de dólares
. Ayudas para discapacitados: 280 millones millones de dólares
. Tribunales: 205 millones dólares
. Ayudas a ancianos, ciegos y discapacitados: 188 millones de dólares
. Administración de servicios sociales: 122 millones de dólares
. Ayudas a familias necesitadas: 114 millones de dólares
. Devolución de impuestos a bancos y empresas: 81 millones de dólares
. Servicios de salud mental: 77 millones de dólares
. Administración médica: 22 millones de dólares
. Becas a estudiantes: 13 millones de dólares
¿Un caso aislado?
La situación límite de California hace que los analistas se pregunten si puede trasladarse a otros estados.
Tal y como adelantó LD, los analistas de la entidad Goldman Sachs ha recomendado apostar en los mercados de Credit Defawlt Swaps (donde se negocian seguros para cubrir todo tipo de emisiones de deuda, tanto pública como privada) contra un total de 11 estados, incluido California, ante el riesgo de que carezcan de la capacidad suficiente para afrontar sus abultadas deudas públicas.
Algunos de estos estados se quejaron de la recomendación que emitió dicho banco, pero lo cierto es que los propios reguladores presupuestarios federales de EEUU advierten de que 13 estados avanzan hacia peligrosos déficits fiscales en 2009.
Así, tras California, el riesgo de bancarrota aumenta en estados como Nueva York, Virginia, Massachussets, o Florida.
NOTA: Tomar esta informacion con precaucion.
En noviembre último la GAO proyectó que para el 2010 los estados, condados y ciudades de la nación tendrían un déficit de entre 100 mil y 200 mil millones de dólares.
Ante esa situación, la entidad, dependiente del Congreso, instó al gobierno de Barack Obama a entregar fondos y a activar mecanismos de ayuda.
El Capitolio debate un plan de estímulo económico valorado en 825 mil millones de dólares, que incluye auxilios para los estados y los condados.
Sin embargo, hasta la fecha los republicanos se muestran reacios a aprobar un proyecto tan grande, al considerar que prevé gastos superfluos como unos 200 mil millones de dólares para el programa de salud Medicaid.
Como revertir la crisis económica se convirtió en la prioridad de la nueva administración demócrata, que asumió en medio de una recesión, un creciente desempleo y la caída de todos los indicadores del sector.
Lo saben todos menos Miguel Sebastián, compre español, barato, barato.
Por eso ha llamado tanto la atención, en muchos analistas internacionales, las inoportunas declaraciones del nuevo Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Tim Geithner, acusando abiertamente a China de manipular su divisa y advirtiendo del uso de todos los cauces diplomáticos a su alcance para corregir tal situación.
No es el resultado de un calentón informativo, sino que nace como una respuesta escrita a requerimientos del Comité de Finanzas del Senado (ver páginas 81 y 95 del documento adjunto), carácter premeditado que da más empaque al discurso si cabe, que ya es caber.
Quien mejor ha analizado las consecuencias de unas afirmaciones de tal calado ha sido Willem Buiter en su blog Maverecon de Financial Times.
En efecto, en un post colgado el pasado sábado, el autor recuerda que la normativa estadounidense, ante una coyuntura como la descrita, une inseparablemente antecedentes de hecho con fundamentos de derecho y obliga al propio Secretario del Tesoro, bien bilateralmente o a través del Fondo Monetario Internacional, a negociar con el país en cuestión, en este caso China, para que, de la forma más rápida posible, ajuste su moneda a un tipo de cambio tal que le impida distorsionar su balanza de pagos o beneficiarse de una indeseada ventaja comercial.
Se faculta incluso, a tal fin, al uso de medidas de presión de corte arancelario.
Justamente lo contrario de lo que el mundo necesita o, mejor dicho, de lo que el propio Obama precisa a día de hoy, especialmente si uno tiene en cuenta que China sigue siendo, en términos absolutos, el principal financiador de lo que queda de la voracidad inversora (ahora pública) norteamericana.
Da, por tanto, la sensación de que la nueva política cambiaria de Estados Unidos va a girar sobre dos grandes elementos: por una parte, todo un clásico, la ardorosa defensa de la fortaleza del dólar, discurso oficial de los últimos años, cuya evolución irá indudablemente ligada a la percepción sobre la solvencia de la economía de aquel país (muy interesante la crítica anti-keynesiana que hace Buiter en su columna) y, por otra, la contención de la tentación devaluadora de las autoridades chinas que podría impedir la adecuada corrección del desequilibrio exterior estructural norteamericano.
Una amenaza potencial más cercana de lo que parece, fundamentalmente por tres motivos.
Uno, el crecimiento trimestral anualizado de China se habría reducido en el último trimestre de 2008, según los analistas de Standard Chartered, hasta el 0%, frente al interanual oficial del 6,8%. Se requiere de mecanismos de reacción.
Dos, existen serias dudas acerca del impacto del mega plan de infraestructuras llevado a cabo por el gobierno con objeto de canalizar ahorro a la inversión e incentivar la demanda interna; no hay que olvidar que China carece de las prestaciones sanitarias y de pensiones propias de una economía desarrollada lo que actúa como una rémora en las decisiones de compra de sus ciudadanos.
Tres, sólo quedarían las exportaciones cuyo colapso, que se ha llevado tras de sí a naciones como Japón, Corea del Sur o Taiwan y ha provocado la destrucción de 10 millones de puestos de trabajo, amenaza con reventar el dique político social que contiene a la población de aquél país. China se encuentra realmente en la encrucijada.
En ambos casos se trata de estrategias de divisa arriesgadas, precisamente, por la ausencia de control sobre el resultado.
Resulta cuando menos sorprendente, en cualquier caso, la beligerancia ex ante de un Obama que esperemos no sea un lobo con piel de cordero.
Es verdad que nos podemos encontrar, más antes que después, con un repliegue ideológico chino que lleve aparejado una vuelta a los fundamentos de la autosuficiencia comunista, una cierta renuncia a los principios del libre mercado ya establecidos en el país, una necesidad de identificación de enemigos interiores y exteriores y, finalmente, una imposición de sus condiciones de comercio, por la vía de la suficiencia fiscal de la que disfruta.
Sin embargo, de ahí a tratar de acelerar el proceso a través de declaraciones cuando menos inoportunas, media un abismo.
Por una vez, si me dan a elegir entre la condescendencia con los chinos de Paulson y la beligerancia aparente de Geithner, me quedo con el primero.
Me cuesta sinceramente mucho encontrar alguna solución a lo que tenemos encima que no pase, de un modo u otro, por China. Y tratar de cortar esa única alternativa con argumentos que en el pasado fueron causa de mayores quebrantos económicos me parece no sólo un disparate sino una temeridad.
De la primera Gran Depresión Estados Unidos emergió como el gran referente mundial.
Esperemos que no persiga que pasemos por el mismo proceso para reforzar su debilitado liderazgo actual.
¿Imaginería política?
Cosas peores se han visto…
S. McCoy
Obama efectuó un repaso pesimista a los datos económicos de esta semana, en particular al descenso del Producto Interior Bruto (PIB) de EEUU que sufrió una contracción del 3,8% en el último trimestre de 2008 respecto al trimestre anterior, cuando ya había descendido un 0,5%, según informó el Departamento de Comercio. "Se trata del descenso más acusado del último cuarto de siglo, y es ejemplo de la seriedad de la crisis económica que mi administración se encontró cuando llegó al poder", indicó el presidente.
"No son números", declaró Obama. "Detrás de cada estadística hay una historia y muchos americanos han visto cómo sus vidas se han puesto patas arriba", lamentó. En este sentido, insistió en la necesidad de que el Senado estadounidense apruebe lo antes posible el Plan Americano de Recuperación y Reinversión, por el que se pretenden general más de tres millones de puestos de trabajo en los próximos años.
"Seguiré trabajando con los dos partidos para que a mi mesa llegue la propuesta más contundente posible", señaló Obama. "Es hora de moverse en una nueva dirección", agregó. Así, el presidente declaró que su nuevo secretario del Tesoro, Tim Geithner, tiene previsto anunciar "una nueva estrategia para resucitar el sistema financiero", que permitirá "que el crédito fluya a los negocios y a las familias".
"Reduciremos los costes de las hipotecas y ampliaremos los préstamos a las pequeñas empresas para que puedan crear trabajo y nos aseguraremos de que los presidentes de las empresas no están apropiándose de fondos que deberían ser invertidos en nuestra recuperación". Todo ello con "transparencia, supervisión rigurosa y responsabilidad clara", según Obama, "para que los contribuyentes sepan cómo se está gastando su dinero y qué resultados está consiguiendo".
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