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Rusia y Ucrania detras de crisis del gas |
El gobierno de Ucrania declaró el día 11 de enero haber firmado junto con Europa y Rusia el acuerdo de trásito de gas ruso hacia Europa, acuerdo que prevé el despliegue de una misión de expertos internacionales en Ucrania, a cargo del control del suministro a través del país. Esto ha allanado el camino para la recuperación del suministro de gas ruso a países europeos. Sin embargo, todavía quedan sin resultado las negociaciones sobre el precio de gas ruso destinado a la exportación a Ucrania, lo que ha motivado la crisis entre ambos países.
Como sucesora de la Rusia zarista y la Unión soviética, Rusia cuenta con abundantes recursos hicrocarburantes, que no solo desempeñan un importante rol en la vida económica del país sino que también han servido como un poderoso pilar en apoyo de la diplomacia energética rusa. La Rusia bajo la dirección de su ex presidente Vladimir Putin y su actual mandatario Dmitri Medvedev ha tomado los recursos petrolíferos como el sostén para la restauración de la economía y un importante medio destinado a ocupar un puesto extraordinario en la estructura energética internacional y hacer realidad las metas estratégicas estatales.
En contraste con el mercado de crudo desarrollado, todavía no se ha formado el mecanismo de precio internacional de gas y el mercado de gas está lejos de ser unificado. Rusia tiene más derecho a la palabra y a decidir el precio en el mayor mercado de gas natural del continente euro-asiático, ejerciendo influencia sobre el precio de gas y sobre las industrias electrogena y elaboración del gas natural de los países importadores del material mediante su participación en la red de suministro y distribución. La actual crisis financiera y la baja del precio de crudo internacional han hecho no rentable la exportación rusa de crudo, razón por la cual, el alza del precio de gas natural se ha convertido en una arma poderosa aprovechable.
Desde la década del 1990, se ha venido incremento la demanda energética de la UE como la mayor región importadora del material. La inestable situación política del Medio Oriente, el mayor productor de hidrocarburos del mundo, ha traído riesgos a la exportación de hidrocarburos. En estas circunstancias, la UE necesita fortalecer la cooperación con Rusia cuya producción de hidrocarburos representa cerca del 13% del rendimiento mundial. Según se estima, la importación de gas natural por parte de la UE se incrementará a 431 millones de toneladas en 2020, cifra que equivaldría de 50% a 70% del volumen necesitado. El volumen de gas natural que la región importará de Rusia representará el 38% del total importado.
Rusia está bien preparada en la actual crisis de gas con el propósito de librar un contraataque ante la ampliación de la OTAN hacia el Oriente e impedir la tendencia separatista de Ucrania y otros países miembros de la Comunidad de Estados Indepencientes, y tomar el control del gaseoducto euroásiático, el derecho de fijar el precio de gas y elevar el precio para neutralizar la tendencia bajista del mercado energético internacional. La continuación de la crisis entre ambos países hará posiblemente sufrir pérdidas a ambos lados.
Siempre que las partes interesadas contraigan un compromiso para el beneficio común, se podrá establecer un sano y razonable mercado de gas natural global. El que Rusia, como productora de gas natural que ocupa el puesto dominante en la producción, la fijación del precio y el transporte, recurra el corte de suministro de crudo o gas para alcanzar las metas estratégicas podría perjudicar su propia imagen estatal y sus intereses estratégicos a largo plazo y causar consecuencias irreparables. Si Ucrania, como país de tránsito de gas ruso, lo retiene para tomar represalia contra Rusia, podría despertar sospechas de los países europeos sobre su fiabilidad. Por su parte, la UE no logra librarse de la dependencia del suministro de gas ruso ni alejarse de la estructura geopolítica de colindarse con Rusia y se encuentra en una difícil alternativa en las relaciones con Rusia.
(Pueblo en Línea)

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, monopolios, multitud, politica.
Un ejemplo de ello es que el accionariado de Rosukrenegro está repartido entre Gazprom (posee el 50%, que compró a GazpromBank, propiedad de los hermanos Mijaíl y Yuri Kovalchuk, cercanos al gobierno ruso) y los empresarios ucranianos Dimitri Firtash e Iván Fursin, que controlan el 45% y 5%, respectivamente, con conexiones con Naftogaz.
Detrás de estos ejectuvos siempre sobrevuela la sombra de la duda. Según Boris Netsov, político opositor ruso y ex-viceprimer ministro, "Gazprom compró su parte en esta firma, por tan sólo 2.400 millones de euros, gracias a su conexión con los hermanos Kovalchuk", que junto a Firtash e Fursin, son cercanos a la órbita de Vladimir Putin.
Alrededor de esta empresa también existe una conexión supuestamente mafiosa. Para Yulia Timoshenko, primera ministra de Ucrania, "detrás de Rosukrenergo se encuentra Semion Mogilievich, famoso criminal ruso, que figura en la lista de los criminales más buscados por el FBI".
La pasada semana, Global Witness, ONG británica dedicada a la investigación, envió una carta a la compañía con seis preguntas, entre las que solicitaba aclarar la posición de Rosukrenergo en el conflicto gasístico y cuál era el origen de su actividad.
Sin embargo, el entramado de intermediarios no termina aquí. RosUkrEnergo formó a medias con Naftogaz, otra empresa intermediaria, UkrGazEnergo, importadora exclusiva y distribuidora del carburante en desde el lado de Ucrania.
Las autoridades ucranianas han exigido desde hace tiempo eliminar la intermediación de estas dos oscuras empresas en la importación de gas, por considerarlas fuentes de corrupción.
Una cláusula sobre energética destapó la caja de Pandora del diferendo por el gas con Moscú, sin solución visible tras dos semanas, porque podría convertir a empresas norteamericanas en nuevas dueñas de la transportación del hidrocarburo ruso por Ucrania.
Tanto Moscú como la Unión Europea (UE) expresaron interés reiterado en modernizar los sistemas de tuberías heredados de la época de la Unión Soviética, pero siempre la propuesta fue rechazada en aras de la “defensa de intereses nacionales”, comenta el diario Izvestia.
Empero, el acuerdo establece que Washington se ocupará de la reconstrucción de los gasoductos, lo cual constituye una vía para el incremento de su influencia geopolítica en el denominado espacio postsoviético.
Al referirse a este asunto, el vicecanciller ucraniano Konstantin Eliseev no descartó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) asigne un crédito para respaldar estas inversiones.
La Constitución prohíbe transferir a manos extranjeras el patrimonio nacional, mas el préstamo de dos mil 500 millones de dólares podría incrementar en 30 mil metros cúbicos el tránsito hacia la UE, insistió el diplomático.
El portavoz de Exteriores, Vasily Kirili, por su parte, reconoció que el acuerdo contempla mecanismos concretos de cooperación en el campo energético.
Ucrania está interesada en la búsqueda de inversionistas para la modernización del sistema, pero para nosotros es importante que no formulen reclamaciones políticas ni ejerzan presión sobre el país, sostuvo ante medios de prensa en alusión a la Federación rusa.
Estas declaraciones, aportan una base a las denuncias del vicepresidente de la empresa rusa Gazprom, Alexander Medvedev, quien al observar que la actitud de Kiev en la “guerra del gas” convierte en rehenes a Rusia y a la UE, opinó que otro país dirige esas acciones.
En alusión al acuerdo consideró extraño que una nación que no extrae gas en Europa ni tiene nada que ver con su transportación, rubrique un documento sobre tránsito del hidrocarburo, subrayó.
Es poco probable que los países de la UE fueran informados sobre ese entendimiento, concluyó el ejecutivo.
Al explicar la actitud dilatoria de Ucrania en el actual diferendo con Rusia, el experto del centro de Coyuntura Política Dimitri Absalov comentó que responde a varios factores favorables a Washington.
En primer lugar, afecta la imagen de Moscú ante la UE como un suministrador fiable y favorece la construcción del polémico gasoducto Nabuco impulsado por Estados Unidos y la UE.
Este proyecto debe llevar gas desde el mar Caspio al Viejo Continente, sin pasar por Rusia.
Desde otro punto de vista, en un año en que se debe convocar a elecciones presidenciales, esta es la última oportunidad de Yuschenko de mostrarse como el mejor representante de los intereses de Washington en Ucrania, por encima de su rival, Yulia Timoshenko.
Absalov observó que los flujos financieros estadounidenses hacia Kiev se redujeron sensiblemente, y el jefe de Estado pretende regresarlos.
En el campo político, señala el investigador, “la guerra del gas” aviva la confrontación Rusia-UE respecto a la seguridad energética y fortalece las posibilidades de obstaculizar un mejoramiento de los vínculos del equipo del nuevo presidente, Barack Obama, con Moscú.
Finalmente, el especialista subraya que las posibilidades de continuar carrera política en Ucrania con buenas perspectivas son mínimas para Yuschenko, quien mira al futuro, y convierte el diferendo en parte de un plan para seguir colaborando con las élites estadounidenses.
Sobre esta base, el jefe de la comisión para la Política Económica de la Duma estatal rusa (cámara baja del parlamento), Evgueni Fiodorov, aseguró que la culpa de la interrupción del suministro de gas ruso a Europa la tiene Estados Unidos.
La disputa entre Moscú y Kiev, comercial por su esencia, tiene también carácter político porque la “revolución naranja” se realizó en Ucrania con el fin de crearle problemas a Rusia, concluyó el legislador en declaraciones a la radioemisora eco de Moscú.
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