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España probabilidad declararse en quiebra |
El cerco se estrecha sobre España por el imparable deterioro de nuestras finanzas públicas. Por un lado, el mercado sigue castigando a nuestro país tras el anuncio de una posible rebaja de rating por parte de Standard & Poor's y descuenta una probabilidad de impago del Reino de España en torno al 9% de aquí a cinco años. Por otro, Standard & Poor's rebajó ayer el rating de uno de los países que ha puesto en revisión junto al nuestro, Grecia, y todo apunta a que detrás irán los demás.
El CDS (credit default swap, seguro contra el riesgo de impago de la deuda) de España ayer registró ayer una fuerte subida de 9 puntos básicos hasta 118,5. El día en que se publicó el anuncio de S&P el CDS sumó 11 puntos hasta 106 y hay que recordar que este instrumento se encontraba en 95 a principios de año. No obstante, todavía está por debajo de los 130 que llegó a alcanzar en diciembre. Un precio de 100 supone que, para cubrir 10 millones de euros en bonos, hay que pagar 100.000 euros.
Este precio tiene una lectura en términos de probabilidades de impago, según un reciente informe de Merrill Lynch. Así, los 106 puntos en que entonces se encontraba España suponían un 8% de probabilidad de impago; con la subida del precio en los últimos días, esta probabilidad se ha incrementado hasta el 9%. Por comparación, el riesgo que descuenta el mercado para Alemania es del 4%. Ahora bien, estamos mejor que los otros países en peligro: la probabilidad de impago es del 18% en el caso de Grecia, del 15% en el de Irlanda y del 14% en el de Italia (que no está en revisión pero que tiene un rating de A+ frente al AAA de España).
Tolu Alamutu, analista de Merrill Lynch autor del informe, reconoce que las probabilidades de default de un país de la zona euro son remotas, porque la pertenencia a la unión monetaria hace casi imposible una huida masiva de la divisa, y además las repercusiones para el conjunto de la zona del impago de la deuda de un país serían tan catastróficas que otros países miembros tendrían que salir en su ayuda antes de que ocurriese.
Pero eso no significa que los países sean inmunes a las rebajas de calificación crediticia, y este analista recomienda a sus clientes no apostar en contra de la reciente tendencia de deterioro del CDS y de los diferenciales de deuda, en especial en los casos de Grecia, Irlanda y España. Por cierto, el diferencial de España con Alemania, que el día posterior al anuncio de S&P alcanzó la cifra psicológica de 100 puntos básicos, ha seguido subiendo en los últimos días hasta alcanzar hoy los 105.
Grecia: cuando las barbas de tu vecino veas pelar...
Respecto a Grecia, sorprende la velocidad con que S&P ha tomado la decisión de rebajar su rating hasta A- desde A, ya que había puesto al país bajo vigilancia el viernes pasado. En el caso de España, la agencia de calificación ha anunciado que tomará su decisión antes de fin de mes.
Las agencias han sufrido un grave descrédito por su incapacidad para percibir el riesgo de las titulizaciones subprime y el de quiebra de Lehman Brothers. Eso ha provocado un fuerte aumento de la operativa en los CDS, un instrumento sometido a las fuerzas del mercado, aunque también han sido objeto de una gran polémica por la especulaciónque ha dominado este mercado desde que comenzó la nueva fase de lacrisis en septiembre.
En todo caso, el mensaje de ambos instrumentos para España es el mismo. Además, el analista de Merrill cita un reciente estudio de Reinhart y Rogoff que demuestra que la deuda pública tiende a subir una media del 86% en los tres años posteriores a una crisis bancaria, por culpa de la caída de los ingresos fiscales y el incremento del gasto público por las medidas que toman los políticos para combatir la recesión. Algo que ya ha situado el déficit público español en torno al 3,5% del PIB en 2008 y que ha disparado la emisión deuda pública en 48.000 millones de euros hasta un saldo vivo de 350.000 millones, el 35% del PIB.

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Faltaría aún por sumar el impacto negativo en el tramo, aproximadamente de un tercio de la recaudación total (33% del IRPF, 35% del IVA y 40% de la mayoría de los Especiales) cedido actualmente por el Estado a las autonomías. Al añadir esa cuantía, la pérdida de fondos alcanza los 35.000 millones de euros.
La estimación se desprende del último dato recabado por el Ministerio y efectivamente recaudado en criterio de caja, donde se refleja que en el mes de noviembre la caída real de ingresos tributarios acumulados en los primeros once meses del año alcanzó el 20,7%. Fuentes del Ejecutivo admiten que el mes de diciembre “no habrá variado la tendencia, sino que es probable que se haya agravado”.
Sólo hasta noviembre, la pérdida de ingresos en las arcas centrales del Estado frente a 2007 alcanzaba ya los 28.141 millones de euros. Esta cifra refleja lo que se denomina como criterio de caja, es decir, lo que realmente se ha ingresado, independientemente de que las empresas y particulares debieran haber pagado más.
De este modo, el dato recoge ya el impacto del fraude o de los retrasos en el cumplimiento de las obligaciones fiscales. Los expertos consultados señalan que, con este panorama, “la cifra final de retroceso en los ingresos por impuestos del Estado superará los 30.000 millones para la Administración Central y los 35.000 millones para el conjunto de administraciones”, incluidas ahí las territoriales.
La pérdida de 35.000 millones no sólo es llamativa si se la compara con parte de los gastos prometidos por el Gobierno. El cheque de 400 euros que, en teoría, debería haber llegado a todos los trabajadores y no lo ha hecho, tenía un coste estimado de 6.000 millones de euros al año; el coste del cheque bebé de 2.500 euros por hijo nacido ascendía a 1.233 millones de euros por año; y el famoso plan estrella de Zapatero para reactivar el empleo en los ayuntamientos acumula un presupuesto de 8.000 millones de euros.
Pero el agujero resulta aún más alarmante si se le compara con las cifras que se recaudan por cada impuesto. Así, el avance de liquidación que baraja oficialmente el Gobierno para el cierre de 2008 –todavía no dispone de datos definitivos- refleja unos ingresos estimados por el Impuesto de Sociedades que pagan todas las empresas españolas en un año, de 35.445 millones.
Es decir, que la pérdida de ingresos en 2008 representa literalmente la totalidad de lo recaudado por Sociedades. O, lo que es lo mismo, que la huella de la crisis en los grandes impuestos el año pasado equivaldría al hecho de haber dejado de cobrar durante todo ese ejercicio el principal tributo pagado por las empresas.
Moncloa y Gobierno versus analistas
No hay día en que los analistas no alerten sobre el aumento del déficit. Sólo en la última semana, Standard & Poor´s ha calculado que el saldo negativo podría alcanzar el 6% este año, uno de los motivos por los que puede rebajar el rating de España.
Ayer mismo, el Instituto de Estudios Económicos (IEE) advertía de que el déficit –que, “como mínimo”, alcanzará el 4,5%– no es el mejor camino para salir de la recesión. Al contrario”. Junto al IEE, AFI, Funcas, BBVA o Santander también barajan cifras de déficit en el entorno del 4% este año, al tiempo que alertan de los peligros de este agujero en las arcas.
Por el contrario, el equipo de Zapatero prefiere destacar las “fortalezas” de la economía, entre las que pone como ejemplo unas cuentas públicas muy saneadas. Así lo declaró ayer mismo el director de la Oficina Económica de la Presidencia, Javier Vallés Liberal, que se mostró convencido de que España conseguirá recuperarse en el segundo semestre, pese a que el consenso de analistas no ve la vuelta al crecimiento hasta 2010.
Vallés defendió, en concreto, que “en los momentos de crisis como la actual, el Gobierno ha de aumentar el déficit de manera puntual”, añadiendo que existe un “colchón” suficiente para actuar tras haberse saneado las cuentas públicas, pese a que los ingresos se han hundido ya en 35.000 millones de euros.
La amenaza lanzada por S&P de una posible rebaja de ráting a España elevó por primera vez a un punto porcentual el diferencial de la rentabilidad del bono español a diez años frente al alemán.
En la mañana de hoy, poco después de conocerse el resultado de la subasta del Tesoro, este diferencial volvía a acelerarse, hasta alcanzar los 110 puntos básicos. La rentabilidad del bono español a diez años se situaba en el 4,01%, frente al 2,91% de la rentabilidad del bono alemán a diez años.
Previamente, el Tesoro daba a conocer las cifras de la subasta celebrada hoy, una de las más esperadas de los últimos tiempos. La adjudicación de obligaciones a 30 años ascendió a 1.000 millones de euros, frente a los 2.345 millones de la anterior subasta de diciembre, y con una rentabilidad del 4,847%, muy por encima del 4,194% previo.
Los 2.606 millones de euros adjudicados en obligaciones a 15 años, a un 4,5% de rentabilidad, deja el total adjudicado en las subastas de hoy en 3.607 millones de euros, superando los 2.800 millones previstos por el propio Tesoro.
Los analistas habían anticipado que el Tesoro podría verse forzado a realizar un 'descuento' especial para asegurarse el éxito de la demanda, al tiempo que auguraban que los bancos españoles serían los principales compradores de bonos en la subasta de hoy.
El diferencial récord de la deuda española respecto a la alemana quedó reflejado en los resultados de las subastas celebradas la semana pasada. El Tesoro adjudicó entonces bonos a tres años al 3,099%, un nivel similar al 3,12% al que Alemania colocó sólo un día antes bonos de un plazo muy superior, diez años.
Según los últimos datos del Banco de España, en septiembre estas peticiones aumentaron el 5,1% respecto al mes anterior; en octubre lo hicieron el 7,2%; en noviembre, el 10,5%, mientras que en diciembre lo han hecho un 9,2%.
En términos interanuales, el aumento ha sido del 44,2%, cifra que sigue siendo superior a la concedida por el BCE al conjunto de la banca que integra el Eurosistema, que fue del 31,2%, hasta 613.857 millones de euros. Además, las peticiones de financiación de la banca española al BCE suponen ya el 10,4 por ciento del total.
Los peores resultados del año 2008 los tuvo la construcción, que duplicó su número de desempleados, tendencia que, según Afi y Agett, continuará en 2009, si bien, en volumen, fue el sector servicios el que sumó más parados, 490.000 frente a los 300.000 de la construcción. 'El ladrillo' fue el sector que más empleo destruyó, con 563.000 afiliados a la Seguridad Social menos, seguido de la industria (-188.000) y los servicios (149.000), y la agricultura fue el único sector que generó puestos de trabajo.
"Debable laboral" para hombres y extranjeros
Otro dato significativo de 2008 fue el hecho de que, por primera vez en la historia, el número de hombres en paro superó al de mujeres. De hecho, siete de cada diez nuevos parados de 2008 y nueve de cada diez bajas a la Seguridad Social correspondieron a varones.
Junto con los hombres, los extranjeros son los que más han sufrido la "debacle laboral" por el momento, al haber duplicado en 2008 su número de parados, hasta un total de 411.000 personas, y las comunidades valenciana, andaluza y catalana han concentrado la mitad del incremento del desempleo.
Para José Antonio Herce, socio director de Economía de Afi, la situación del mercado de trabajo español "no deja ningún resquicio para el optimismo". Así, consideró que es hora de hacer las cosas de otra manera o de hacer más para ganarle la batalla el paro.
"El Gobierno central, especialmente, y los gobiernos autonómicos detentan la llave de las acciones más decisivas en estos momentos. De todos ellos deberíamos esperar bastante más y mejor de lo que hemos visto hasta ahora. Este 2009 es el año en el que todos los estímulos imaginables deberán aplicarse lo antes posible para contrarrestar la recesión laboral", destaca Herce.
Un analista de una importante firma de valores añade que "España no puede confiar en el sector exterior para que nos saque de la crisis, así que no queda más remedio que una bajada drástica del precio de los activos, en especial los inmobiliarios, y un ajuste de los salarios reales; como no vamos a ver bajadas de sueldos generalizadas, este ajuste se está produciendo con el fuerte aumento actual del paro". A su juicio, "la duración de la crisis dependerá de lo que tardemos en hacer este ajuste, por lo que la resistencia del Gobierno y los bancos a bajar el precio de la vivienda lo único que hace es alargar el problema".
La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's incluye estas advertencias en un documento explicativo de los recientes movimientos de los ratings de los principales países del mundo. En él señala la dificultad, en el actual entorno, de obtener el flujo de capital necesario para financiar los desequilibrios de España, Portugal, Grecia e Irlanda a un tipo de interés atractivo. Algo que se ha puesto en evidencia con la fuerte subida del tipo de interés en la subasta de bonos a 30 años del Tesoro.
"En el actual entorno, consideramos que los importantes flujos de capital necesarios para financiar sus desequilibrios no podrán conseguirse a tipos atractivos, provocando una aguda corrección que probablemente se cobrará un peaje en las cuentas públicas", señaló la agencia, que apuntó que este "difícil ajuste" probablemente tendrá lugar en un periodo de acusado desapalancamiento en el sector privado.
Las recientes acciones negativas sobre las calificaciones soberanas de España, Grecia, Portugal e Irlanda reflejan el alto grado de susceptibilidad de sus economías a un endurecimiento de los canales externos de financiación. "En nuestra opinión, durante los últimos cinco años estos cuatro miembros de la Unión Monetaria Europea han perdido competitividad respecto a sus competidores europeos, provocando un aumento de sus desequilibrios", que han financiado con esos enormes flujos de capital que ahora se han secado.
Por otro lado, S&P afirmó que las economías de Australia, Austria, Canadá, Francia, Dinamarca, Alemania, Holanda, Suecia, Suiza, Reino Unido y EEUU, a diferencia de España, cuentan con una sólida posición para capear las dificultades económicas y mantener su elevada solvencia pese a la necesidad de recapitalizar a sus bancos y de aplicar estímulos fiscales. La diferencia está en "los sustanciales niveles de riqueza y de diversificación" de estos países, donde el crecimiento se basa en algo más que la construcción.
En total, desde julio hasta diciembre de 2008, el IPC se ha reducido casi cuatro puntos, mejorando las estimaciones del Gobierno, que esperaba que este indicador cerrara 2008 en el entorno del 2%, para seguir bajando en 2009, aunque sin llegar a una situación de deflación (tasas negativas de crecimiento de los precios). En el acumulado de 2008 (enero-diciembre), la inflación subió también un 1,4%.
La caída de la inflación interanual en diciembre se debió al comportamiento del transporte, que ha reducido más de cuatro puntos su tasa anual respecto a noviembre, hasta el -5,6%, como consecuencia del abaratamiento de los carburantes y lubricantes, cuyo precio se ha reducido este año en contraste con el ascenso que experimentaron en diciembre de 2007.
También han influido en esta variación los alimentos y bebidas no alcohólicas, con un descenso de siete décimas en su tasa anual, hasta el 2,4%, gracias a la disminución de precios de parte de los alimentos, frente a las subidas que registraron en diciembre del año pasado. Destacan, especialmente, el pescado fresco, la leche, los aceites, las carnes de vacuno y porcino y la charcutería. La vivienda ha colaborado también en la caída de la inflación, al haber reducido en diciembre siete décimas su tasa anual, hasta el 5,9%, impulsada por la bajada del precio del gasóleo para calefacción.
Por su parte, la inflación subyacente (que no incluye los precios de los productos energéticos ni de los alimentos no elaborados) se situó en diciembre en el 2,4%, tres décimas inferior a la tasa de noviembre, mientras que el Indicador de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) alcanzó el 1,5% interanual, nueve décimas menos que en el mes anterior, coincidiendo con los datos adelantados por el INE a finales del mes pasado.
La subida de hoy no ha sido exclusiva de España, sino que se trata de un movimiento generalizado en el mercado de seguros de deuda. El detonante ha sido la nacionalización del banco irlandés Anglo Irish Bank, que lógicamente incrementará el déficit y la deuda pública de ese país y, lo más relevante, extiende el temor a que otros Gobiernos tengan que adoptar medidas similares con el coste correspondiente. Es decir, el mercado ha asumido que lo peor no ha pasado en el sector financiero y que vamos a asistir a más rescates, como el de Bank of America en EEUU.
Así, el CDS de Irlanda se ha disparado 37 puntos básicos hasta 257,2, el de Austria ha subido 7 puntos hasta 146,5 y el de Alemania ha aumentado 3 puntos (todavía hay clases) hasta 54,2.
Por otro lado, el diferencial de la deuda española a 10 años con Alemania no deja de aumentar: hoy ha alcanzado un nuevo máximo desde 1997 en 115 puntos básicos, pese a compartir la misma divisa. Es decir, el mercado descuenta claramente que finalmente nuestro país va a perder la calificación AAA (la más alta posible) cuando S&P tome su decisión definitiva antes de fin de mes.
Y las perspectivas son bastante sombrías: en un informe explicativo de sus últimas decisiones sobre el rating de los países europeos, señala que España está abocada a la deflación como única vía para reducir nuestros enormes desequilibrios ya que no contamos con nuestra solución clásica (la devaluación). Asimismo, considera que el fuerte deterioro de las cuentas públicas -Solbes ha pronosticado un déficit del 5,8% del PIB en 2009- chocará con grandes dificultades para obtener la financiación internacional que hasta ahora permitíe nuestros desequilibrios. Algo que empezó a demostrarse con el aumento de la rentabilidad que tuvo que ofrecer el jueves el Tesoro para colocar deuda a 30 años.
Esto quiere decir que el coste anual que se debe asumir para protegerse de una inversión en deuda del Tesoro asciende a 131.400 euros. Esto no significa que el Estado no vaya a poder hacer frente al pago de sus compromisos financieros, sólo indica una menor confianza por parte del inversor.
Fenómeno inusual
Con este repunte, en el que el aviso de Standard & Poor’s sobre el ráting AAA del Reino de España del pasado lunes ha tenido bastante que ver, supera al riesgo que aprecia el mercado sobre Santander, BBVA o Telefónica, algo inusual a lo largo de la historia.
Los CDS de estos emisores cotizaban ayer en 102 puntos básicos, 94,3 y 120,3 puntos básicos, respectivamente, según datos de la firma especializada CMA. “La mayor oferta de papel (emisiones de deuda) por parte del Tesoro puede ser un factor que explique este fenómeno”, apunta José Luis Martínez, estratega en España de Citi.
La fuerte recesión económica que afrontan los gobiernos europeos va a provocar que se multiplique la oferta de deuda pública, lo que genera cierta incertidumbre sobre si los mercados serán capaces de absorber tanto volumen.
Según previsiones del banco galo Societé Genérale, se emitirán en Europa más de 950.000 millones de dólares, y España contribuirá con al menos 60.000 millones. “En el CDS de España se descuenta el compromiso de intervenir e implicarse en los problemas del sistema financiero y se avecinan mayores dificultades para poder emitir toda la deuda prevista”, apunta Juan Ramón Caridad, socio director de Atlas Capital.
En este caso, la diversificación de negocio de las grandes firmas españolas es otro de los factores que explican que los derivados de crédito estén cotizando por debajo de los del Reino deEspaña. Más del 50% del beneficio de Santander y BBVA proviene de fuera, y el 40% en el caso de Telefónica.
“A Santander, BBVA y Telefónica las vemos muy españolas, pero sus cuentas de resultados no lo son tanto”, añade Caridad. En el caso de los bancos, los CDS han mejorado desde los máximos históricos que alcanzaron tras la quiebra de Lehman a mediados de septiembre, y el hecho de que los de Telefónica sean más altos que estos se justifica, en parte, por tener un ráting crediticio muy inferior.
Diferenciales, al alza
La prima de riesgo existente sobre el Tesoro ya se reflejó en su última emisión de esta semana. Colocó 3.600 millones a 30 y 15 años, aunque tuvo que pagar un precio más elevado que en subastas anteriores, principalmente en el plazo más largo. Y es que el diferencial entre España y Alemania se situaba ayer en máximos desde 1997, en 117,5 puntos básicos, lo que significa que el Tesoro español se financia más de un punto porcentual más caro que el gobierno germano.
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