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¿Comprende Obama situación Oriente Medio? |
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su segundo día de trabajo visitó el Departamento de Estado para instruir a los diplomáticos estadounidenses sobre lo que hay que hacer para resolver el conflicto palestino-israelí.
Y como la solución de este conflicto no puede separarse del proceso general que se conoce con el nombre de "regulación en Oriente Medio", la nueva Administración estadounidense decidió tomar todo ese asunto "bajo régimen de gestión especial".
Obama prometió que su equipo ahora trabajará "activa y agresivamente" para impedir "que se escurra de las manos la paz en Oriente Medio" y para esto, designó como representante en esa zona al senador George Mitchell, de 75 años. Los círculos en Washington especializados en Oriente Medio calificaron el nombramiento de "buen comienzo en la búsqueda de la continuidad".
No se puede decir que durante la Administración del saliente presidente George W. Bush nadie se ocupó de este asunto. Sencillamente para Bush, su secretaria de estado Condoleezza Rice y todos los neoconservadores de su Administración, el hemisferio de Israel siempre fue más grande que el palestino.
Y todo lo que dijo Obama al visitar el departamento de estado no supuso un giro radical de la política de EEUU en Oriente Medio.
Durante la Administración de presidente Bush nadie negó la creación del Estado israelí y el palestino en Oriente Medio, la necesidad de interrumpir la creación de nuevos asentamientos israelíes, el levantamiento del bloqueo a la Franja de Gaza, y el establecimiento de la paz teniendo en cuenta los intereses de las partes involucradas.
En general, comparados con la estrategia de Bush, los objetivos y tareas de EEUU en Oriente Medio planteados por Obama quedaron inalterables.
La diferencia radica en que ahora esos objetivos y tareas se pueden plantear y cumplir y no sencillamente anunciar como ocurrió durante la Administración de Bush.
A pesar del entusiasmo sobre el talento diplomático de Rice, su aporte a la situación de Oriente Medio fue muy modesto y en realidad no consiguió nada importante, a no ser de que se le pueda atribuir la división entre los propios palestinos a consecuencia de la rivalidades entre las agrupaciones Fatah y Hamas. La reciente invasión de Israel a Gaza no pudo recomponer esa división pero sí permitió en parte, cicatrizar esa herida interna que corroe la comunidad palestina.
En el problema global que supone para EEUU la situación en Oriente Medio, Israel es mucho más importante que el pueblo palestino. EEUU jamás reducirá su apoyo económico y militar a Israel o suspenderá otro tipo de ayudas.
Los cambios de Obama radican en balancear el tono de retórica diplomática y atenuar las estrategias a favor de la fuerza. Por lo visto, el nuevo presidente comprende en que llegó el momento de aconsejar a Israel de que debe moderar sus ambiciones que en tiempos de Bush crecieron de forma descontrolada y todavía se pueden corregir.
Más que todo, se trata de la "respuesta desproporcionada" a las acciones de Hamas. EEUU siempre consideró necesario expresar seria preocupación sobre las acciones del Ejército israelí mediante "filtraciones" u opiniones "de representantes anónimos de la Administración".
Ya en el primer día de trabajo de Obama, la prensa "filtró" que de forma "privada" la Administración estadounidense expresó "irritación" por la forma tan dura en que respondió Tel Aviv a los ataques de cohetes lanzados por Hamas, respuesta en la que murieron centenares de civiles palestinos.
Con todo y esto, Obama prometió ayudar a Israel poner fin al contrabando de armas para Hamas desde el territorio egipcio, anunció que proporcionará ayuda financiera a Gaza y promocionará ese tipo de ayuda entre los países europeos.
"Nosotros vamos a invertir tiempo, capital político y dinero en esfuerzos para conseguir la paz", dijo Obama que por lo visto, quiere realizar lo que empezó y no pudo concluir el ex presidente estadounidense Bill Clinton en los años 2000 y 2001, cuando estuvo a punto de reunir al fallecido líder palestino Yasser Arafat y al ex primer ministro israelí Ehud Barak para la firma de un acuerdo de paz.
Aquí vale tener en cuenta que cuando los presidentes no están muy seguros de cumplir un objetivo, es preferible dejar ese objetivo para el final de mandato como ocurrió con Clinton.
En el caso de que objetivo no se logre, siempre será posible argumentar que no hubo tiempo. Esta vez, hay que reconocer que Obama se planteó sus objetivos con respecto a Oriente Medio al comienzo de su mandato.
A propósito, el senador Mitchell elegido por Obama para su misión en Oriente Medio fue representante del equipo de Bill Clinton (el 80% del grupo diplomático de Obama fueron hombres de Clinton).
Mitchell fue mediador en las conversaciones para la regulación de Irlanda del Norte, el senador se ganó la confianza del Ejecito republicano de Irlanda IRA y los representantes de Ulster pudo sentarlos en la mesa de las negociaciones y lograr la entrega de armas y el fin de las hostilidades.
Por supuesto que no se puede comparar Irlanda del Norte con Palestina, lo importante es que Mitchell no ha manifestado simpatías por ninguno de las partes involucradas en el conflicto, este tipo de detalles son muy importantes en Oriente Medio.
Por el momento se desconoce el interlocutor israelí que Obama piensa sentar en la mesa de las negociaciones con los palestinos.
Tras la guerra ocurrida en Gaza ya no es importante quién asumirá el poder en Israel en las próximas elecciones parlamentaras convocadas para el próximo mes de febrero.
El ex primer ministro israelí, líder del partido de derecha Likud Benjamin Netanyahu o la líder del partido de centro-derecha Kadima, la actual ministra de Asuntos Exteriores y muy probable primera ministra de Israel Tzipi Livni, ambos con iguales oportunidades de triunfar.
La Administración estadounidense tiene las mismas posibilidades para convencer a cualquiera de los líderes israelíes a firmar la paz con los palestinos porque cuenta con los mecanismos de presión política y económicos necesarios.
Incluso con Netanyahu que es más testarudo, pero la Casa Blanca no se detendrá porque entre otras cosas, necesita establecer nuevas relaciones con el mundo árabe que están tensas hasta el límite por culpa de Bush.
Los árabes están listos para dialogar con EEUU, aunque hay algunos que recelan. El movimiento islamista Hamas por ejemplo, declaró que las palabras de Obama ya las escuchó anteriormente, y que si el nuevo presidente de EEUU sólo quiere hablar y no resolver nada tendrá los mismos resultados que tuvo Bush.
También está listo para las conversaciones el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmd Abbas, ahora a Washington le resta esperar las elecciones legislativas en Israel.
Además, la Casa Blanca está dispuesta a comenzar conversaciones directas con Irán, un país clave en la región y sin el cual la regulación de la situación en Oriente Medio difícilmente será posible. El asunto ahora es que Washington debe convencer a todas las partes involucradas en el proceso de que Obama piensa realizar y cumplir todo lo que dice.
Andrei Fediashin
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, medios, multitud, politica, violencia.
"Mi trabajo es hacer entender que EE.UU. está interesado en la prosperidad del mundo musulmán y que el idioma que utilizará es el idioma del respeto", destacó el presidente estadounidense.
Obama comentó sobre la posibilidad de una nueva vía para contribuir al proceso de paz en Oriente Próximo, en especial a la solución del conflicto palestino-israelí, y "lo que sucede en Siria, Irán, Líbano, Afganistán y Pakistán".
"Si vemos a la región en su conjunto y transmitimos al mundo árabe y musulmán que buscamos una nueva vía basada en el interés y respeto mutuos, entonces habremos hecho un gran un avance", subrayó el presidente de EE.UU.
Asimismo, afirmó que su país no renunciará a su política de garantizar la seguridad de Israel.
"Israel es firme aliado de EE.UU. y no dejará de serlo. Yo considero que la seguridad de Israel es de vital importancia", señaló Obama.
El no dió detalles sobre dónde y cuándo tiene planificado dirigirse personalmente al mundo islámico, en alusión a un posible viaje a un país árabe, pero afirmó que lo hará.
"Tenemos la intención de cumplir nuestras promesas: escuchar y hablar con el mundo musulmán de una de sus capitales, entablar una relación mutua eficaz", recalcó el presidente.
Igualmente, destacó que "el pueblo iraní es un gran pueblo y que la civilización persa es una gran civilización, pero las acciones de Irán, su amenaza contra Israel, su apoyo en el pasado a organizaciones terroristas, y su aspiración de convertirse en un país con aspiración nuclear, actualmente no son concebibles.
"Para mi es importante saber que estamos dispuestos a hablar con Irán", declaró Obama, resaltando que su administración durante los próximos meses elaborará marcos y enfoques para un diálogo.
EE.UU. tenderá la mano a países como Irán si están dispuestos a ser más flexibles, subrayó el presidente estadounidense en su discurso.
"En primer término, EEUU debe dejar de inmiscuirse en los asuntos internos de otros países porque nadie le ha autorizado dirigir el mundo", declaró.
"En segundo término, si EEUU realmente quiere cambiar la situación, debe cambiar ante todo su actitud hacia Irán -dijo Ahmadineyad-. Pero no deben ser cambios tácticos porque entonces los problemas volverán".
El presidente iraní también se refirió a la ofensiva israelí en la Franja de Gaza y afirmó que Israel y sus aliados serán juzgados por la muerte de un centenar de policías en el enclave palestino.
"En un futuro cercano serán juzgados los cómplices de los sionistas, Estados Unidos y sus aliados", aseguró Ahmadineyad.
En su opinión, Israel sufrió la derrota ya en la primera semana de su incursión militar en la Franja de Gaza.
"Mientras más delitos cometa Israel, más tendrá manchada su reputación", advirtió el presidente de Irán.
Por último, Ahmadineyad habló del Consejo de Seguridad de la ONU y declaró que es incapaz de responder a los retos y amenazas de hoy.
"El Consejo de Seguridad es un instrumento en manos de EEUU y Reino Unido que lo emplean para sus fines delictivos -expresó-. Ese organismo es incapaz de resguardar la seguridad en el planeta".
"El Consejo de Seguridad de la ONU empieza a actuar sólo cuando ve peligrar el régimen sionista (de Israel) y siempre se pone de lado de Israel en los conflictos entre ese país y la resistencia palestina", concluyó el presidente iraní.
Según Putin, la parte rusa oyó señales claras sobre el escudo antimisiles de EEUU en Europa.
"O sea, ese escudo no es tan imprescindible como lo ha estado diciendo la Administración Bush", dijo Putin.
"También oímos comentar que EEUU y Rusia tienen mucho en común y ello permitiría resolver muchos problemas, como la carrera de armamentos, la proliferación nuclear y el conflicto en Oriente Medio.
Según reporta el diario inglés The Guardian, citando fuentes en el Departamento de Estado de EE.UU., personal de alto nivel en la cancillería estadounidense ha estado trabajando en la redacción de la misiva desde que Obama fue electo y recibió una carta de felicitaciones del presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad.
Los diplomáticos estadounidenses revelaron a The Guardian que la carta sería un gesto simbólico destinado a cambiar el tono hostil que adoptó la administración de George W. Bush, la cual colocó a Irán como parte de un supuesto "eje del mal."
La misiva estaría destinada a convencer a Irán de que Obama tiene serias intenciones de establecer conversaciones directas con Irán.
El Departamento de Estado ha redactado al menos tres borradores de la carta, la cual da garantías de que Washington no buscará derrocar el gobierno de Ahmadinejad, sino buscar cambios en su comportamiento.
La carta sería dirigida al pueblo de Irán y sería enviada al lider supremo, el Ayatolá Khamenei, o podría ser publicada como una carta abierta.
Si bien el tono de la carta es conciliatorio, la misma hace un llamado a Irán a "renunciar a su promoción del terrorismo."
La carta no ha sido aprobada por la secretaria de estado Hillary Clinton y la misma podría ser modificada nuevamente antes de su aprobación final.
El gobierno de Obama afirma estar preocupado por el enriquecimiento de uranio que Irán lleva acabo, ya que afirman podría ser usado para fabricar armas nucleares. Irán ha asegurado a líderes mundiales y a inspectores nucleares internacionales que su programa nuclear no tiene fines bélicos.
Las acciones del gobierno de Obama parecen estar motivadas por los supuestos prepartivos por parte de Israel para bombardear instalaciones nucleares de Irán de manera unilateral.
Según The Guardian, la idea de descongelar relaciones parece no ser tan nueva, pues el régimen de George W. Bush tenía planes de abrir una sección de intereses en Teherán, paso preliminar a la apertura de una embajada.
El periódico cita palabras del analista político iraní Saeed Leylaz, quien alertó que EEUU no debe sorprenderse si Teherán no responde inmediatamente a la carta.
"Habrá disputas dentro del sistema [iraní] sobre la carta. Hay muchos radicales que no quieren ver relaciones normales entre Teherán y Washington. Para convencer a Irán, ellos deberían enviar una clara señal de que no van a tratar de destruir el régimen," dijo Leylaz.
La carta de Obama no sería muy bien recibida por el gobierno de Israel o por el ejercito de cabilderos pro-israelíes que rodean Washington.
La noticia sobre la carta se produce poco después de la entrevista de Obama con la televisora Al Arabya, en la cual presentó un tono conciliatorio hacia el mundo árabe y recalcó sus raíces musulmanas.
Contraste con los ataques verbales contra Chávez
El acercamiento de Obama hacia Irán contrasta con la manera agresiva en la cual el nuevo gobierno de EEUU se ha dirigido hacia Hugo Chávez, presidente de Venezuela, con quien Washington ha tenido enfrentamientos verbales y diplomáticos luego los diversos intentos del régimen de George W. Bush de derrocar al mandatario venezolano o desestabilizar su gobierno.
Venezuela permanece sin embajador en EE.UU. desde que Bernardo Alvarez fuera expulsado de Washington en respuesta a la expulsión por parte de Venezuela del embajador estadounidense en Caracas el pasado mes de septiembre.
Las relaciones entre ambos países continúan en el congelador luego de las descalificaciones de Obama y de la Secretaria de Estado Hillary Clinton en contra del presidente Hugo Chávez, a pesar de las múltiples expresiones conciliatorias de Chávez hacia Obama desde que éste fuera electo.
Chávez ha respondido de manera relativamente cautelosa a las agresivas palabras de Washington, y ha evitado utilizar las descalificaciones verbales que éste usaba para responder a los ataques verbales del antecesor de Obama, George W. Bush.
"Yo me alegro mucho y el mundo está alegre porque haya llegado a EE.UU. un presidente con buenas intenciones, como lo refleja el hecho de que haya tomado esta medida al iniciar su gestión," comentó Chávez sobre Obama el pasado 23 de enero, luego de la medida de Washington de ordenar el desmantelamiento de la prisión en la bahía de Guantánamo, Cuba.
Analistas políticos como Ignacio Ramonet, atribuyen el lenguaje de Obama hacia Chávez a una supuesta "desinformación" por parte del líder estadounidense sobre la realidad venezolana.
"Parece que el presidente Obama no está bien informado sobre algunos temas. Recientemente emitió unas declaraciones poco pertinentes sobre Venezuela, pero creo que va a rectificar cuando se entere de la verdadera situación en ese país”, dijo Ramonet durante una entrevista en Brasil en el marco de su participación en el Foro Social Mundial.
Según el Canciller venezolano Nicolás Maduro, el mejoramiento de las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Venezuela y el nombramiento de nuevos embajadores en Caracas y Washington "tendrá que esperar un tiempo".
A nadie sorprendió que Obama hiciera la obligatoria llamada a los israelíes.
Pero para la gente de Medio Oriente, la ausencia de la palabra “Gaza”, al igual que su omisión de “Israel” fue una sombra que oscureció su toma de posesión.
¿No le importa el tema? ¿Le dio miedo?
¿El joven que escribe sus discursos no se imaginó que al hablar de los derechos de los negros –y recordar que hace 60 años los restaurantes no le servían a un hombre negro– haría que las mentes árabes se remitieran en el destino de un pueblo que ganó el derecho al voto hace sólo tres años, sólo para ser castigados por votar por la gente equivocada?
No se trata sólo del elefante en la tienda de porcelana. Es, sencillamente, la enorme pila de cadáveres que yace en el piso de dicha tienda.
Claro, es fácil ser cínico.
La retórica árabe tiene algo en común con las frases hechas de Obama:
“Trabajo duro y honestidad, valentía y obediencia a las reglas... lealtad y patriotismo”.
Pero no importa qué tanta distancia el nuevo presidente ponga entre sí mismo y el despiadado régimen al que él remplazó, el 11 de septiembre aún cubre Nueva York como una nube. Por lo tanto, tuvimos que recordar “el valor de los bomberos que subieron escaleras llenas de humo”.
Claro, para los árabes decir que “nuestra nación está en guerra con una amplia red de violencia y odio” fue bushismo puro.
La única referencia al “terror”, la palabra de intimidación por excelencia tanto de Bush como de Israel ya fue un signo alarmante de que la Casa Blanca todavía no entiende el mensaje.
Así escuchamos a Obama, cuando hablaba, aparentemente, de grupos islamitas como el talibán que está “asesinando a inocentes” pero que “no pueden durar más que nosotros”.
En cuanto al discurso sobre aquellos que son corruptos y “acallan el desacuerdo”, en una probable alusión al gobierno iraní, la mayoría de los árabes más bien asociarán dicho hábito con el presidente de Egipto, Hosni Mubarak (quien desde luego también recibió telefonema de Obama), o con el rey Abdullah de Arabia Saudita y el resto de los autócratas decapitadores que supuestamente son los amigos de Estados Unidos en Medio Oriente.
Hanan Ashrawi tenía razón.
Los cambios en Medio Oriente –justicia para los palestinos, seguridad tanto para ellos como para los israelíes, el fin de la construcción ilegal de asentamientos exclusivamente judíos en tierras árabes, el fin de la violencia, no sólo de estilo árabe– tenía que ser “inmediato”.
Pero si el cortés nombramiento de George Mitchell tenía la intención de satisfacer esta exigencia, la toma de posesión recibió una calificación de cuando mucho un ocho, en lo tocante a Medio Oriente.
El amistoso mensaje hacia los musulmanes, “un nuevo camino hacia delante, basado en intereses y respeto mutuos”, sencillamente no parece estar prestando atención a las imágenes sangrientas de la franja de Gaza que el mundo ha visto con indignación.
Por supuesto que el mundo se regocija de que el espantoso Bush se haya ido y Guantánamo desaparecerá.
Pero, ¿serán castigados los torturadores de Bush y Rumsfeld?
¿O se les ascenderá sigilosamente a un empleo en que no tengan que utilizar agua, bolsas de tela y escuchar a hombres gritando?
Claro, hay que darle la oportunidad al hombre.
Quizá George Mitchell hablará con Hamas –él es el más adecuado si sólo se trata de intentar–, pero, ¿qué van a decir de eso antiguos fracasados como Denis Ross, Rahm Emanuel y, desde luego, Robert Gates y Hillary Clinton?
La toma de posesión fue más un sermón que una inauguración. Hasta los palestinos en Damasco se percataron de la omisión de Palestina e Israel. Eran temas demasiados candentes en ese gélido día en Washington, cuando Obama ni siquiera llevaba guantes.
© The Independent
(mas...)
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