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Zimbabue acusa a Londres de genocidio |
El ministro de la información de Zimbabue Sikhanyiso Ndlovu declaró el viernes que la epidemia de cólera que ha provocado casi 800 muertos en su país, es un genocidio dirigido por Gran Bretaña.
"La epidemia de cólera en Zimbabue es una especie de guerra biológica y química, un ataque genocida sobre el pueblo de Zimbabue por los británicos", señaló durante una conferencia de prensa. "Es un genocidio de nuestro pueblo", agregó.
El presidente zimbabuense Robert Mugabe dijo el jueves en un discurso televisado que "ya no hay cólera" en Zimbabue, gracias a que los médicos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) detuvieron la epidemia, aunque su gobierno tuvo que rectificar este viernes y señalar que se trató de una declaración "sarcástica".
Según la Organización Mundial de Salud, desde que se detectó en agosto la epidemia de cólera en Zimbabue se han registrado 16.700 casos y 792 muertes.

Etiquetas: conocimiento, memoria, multitud, politica, violencia.
Según 'Nichane', "un enorme presupuesto se ha destinado al Ejército a través del presupuesto de 2009, por lo tanto, duplicando el presupuesto del año anterior".
El semanario añade que "todo esto sucedió en el Parlamento bajo el silencio", preguntándose por qué este aumento significativo del presupuesto se ha debatido públicamente.
El Parlamento de Rabat había aprobado el presupuesto oficial en 2009 para la Defensa Nacional, con un total de 34.526 millones de dirham (más de 3.000 millones de euros).
Según 'Nichane', esto representa un 16 por ciento de del presupuesto nacional de Marruecos, y en términos reales, el presupuesto de defensa aprobado por el Parlamento es el doble al presupuesto del año pasado.
"Cuatro años antes el presupuesto de Defensa no exceda de 12.000 millones de Dirham", añade el semanario.
Según 'Nichane', el presupuesto de Defensa se duplicó para "hacer posible la compra de armas sofisticadas con el fin de crear un equilibrio en la región con Argelia".
La vecina Argelia es vista como el archirival de Marruecos y además la ocupación marroquí del Sáhara Occidental no ayuda a mejorar las relaciones entre los dos países.
El semanario independiente expresó su consternación por la falta de transparencia ante el enorme aumento en el gasto militar, al mismo tiempo que expresa su temor ante la necesidad de gastar más en defensa a medida que Argelia se ha convertido en un poder militar superior.
Señaló que durante el reinado del difunto Rey Hassan II, los presupuestos de Defensa se aprobaron en silencio por el Parlamento, sin debate público, pero que, bajo el reinado de su hijo y sucesor, Mohamed VI, también los presupuestos de Defensa se ha puesto de manifiesto y discutido en la prensa.
'Nichane' lamentó este contratiempo, en particular, en un momento en que se duplica el aumento de los gastos militares.
El enorme incremento del gasto militar en Marruecos se produce en un momento en que el conflicto del Sáhara Occidental se encuentra estancado y el Rey insiste en que sólo aceptará la autonomía para la ex colonia española, mientras que el movimiento de liberación saharaui Polisario exige que se respeten los acuerdos de paz, que incluyen un referéndum sobre la independencia.
El Polisario ha amenazado con romper el cese del fuego auspiciado por Naciones Unidas en 1991, supervisado por la misión de mantenimiento de paz de la ONU, MINURSO.
La duplicación del presupuesto militar marroquí también llega en un momento en que se prevé que la economía del Reino crecerá rápidamente a causa de un nuevo tratado de "estatuto avanzado" con la Unión Europea (UE).
El estatuto avanzado abre los mercados de la UE a los productos marroquíes, pero también le dará al Reino transferencias de efectivos desde Bruselas con el fin de promover su desarrollo económico.
Según las últimas informaciones difundidas por la agencia de noticias estatal 'MAP', Marruecos se ha convertido ahora en el principal receptor de fondos europeos destinados a los países de la Política Europea de Vecindad (PEV).
El Reino recibirá el próximo año de Bruselas una ayuda financiera anual de más de 190 millones de euros.
Esta asistencia financiera de la UE permite al gobierno de Rabat ampliar el gasto presupuestario en todos los sectores en 2009.
"De momento, Marruecos es sin duda una alternativa para las constructoras españolas", afirmó Lacasa, quien explicó que la "gran oportunidad" se debe al "déficit de viviendas" y al plan del Gobierno alahuí de construir 120.000 viviendas sociales al año. El sector de la construcción creció un 20% durante 2008, con respecto a 2007.
Por su parte, El Alamy afirmó que "Marruecos no ha sido tocado por la crisis y sigue invirtiendo mucho, así que es una oportunidad para los empresarios españoles". Asimismo, destacó que el mercado marroquí "necesita un millón de viviendas" y consideró que "es el momento de aprovechar".
El presidente de la patronal marroquí e importante empresario en su país apostó por la colaboración de las empresas españolas en los "grandes proyectos de infraestructuras", en pleno desarrollo para la construcción de puertos, autopistas y ferrocarriles, entre otras. "Es un mercado potencial muy importante para España", afirmó.
Lacasa destacó también la importancia de colaborar en el sector turístico, donde "podríamos hacer muchísimo más", así como en "nuevos sectores de oportunidad", como las energías renovables, saneamientos, ferrocarriles y logística.
Marruecos acogerá fabricantes de autos
En cuanto al sector del automóvil, el presidente español del comité, José Miguel Zaldo, apostó por que las empresas que no puedeN competir "se instalen en Marruecos" para "bajar sus costes" y "preparase para la bajada de precios que tendrá lugar tras esta crisis feroz".
"El Gobierno marroquí nos ha ofrecido grandes zonas para convertirlas en parque industriales", confirmó Zaldo. Durante el encuentro, también se analizó el Estatuto Avanzado firmado entre Marruecos y la Unión Europea (UE) el pasado mes de octubre y liderado por la CEOE, que permite por primera vez a un país de fuera de la UE acceder a todas las instituciones europeas con presencia pero sin voto.
El Alamy se reunió esta tarde con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y posteriormente con el Rey Juan Carlos en el Palacio de La Zarzuela.
Las conclusiones del encuentro se leerán mañana en la reunión de alto nivel que mantendrán los gobiernos de los dos países. El encuentro contó con la intervención de los máximos responsables en el área económica de ambos países.
En los últimos años múltiples han sido las medidas adoptadas con la finalidad de producir un colapso en el actual Ejecutivo zimbabwense, con el consiguiente detrimento de la economía y sus efectos a escala social.
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) impusieron sanciones que incluyen el embargo de armas, equipamiento y asesoramiento técnico militares; la transferencia de artículos de defensa y servicios, y la suspensión de asistencia gubernamental no humanitaria.
Aplicaron restricciones monetarias que prohíben a sus ciudadanos hacer transacciones o negocios con Zimbabwe, congelaron cuentas e impidieron la entrada a la UE de altos funcionarios del gobierno.
La negativa de visado incluye al presidente, su esposa y 168 ciudadanos de este país austral, 11 de los cuales engrosaron el listado el pasado 8 de diciembre por acuerdo de los 27 cancilleres del ente europeo, quienes pidieron también la renuncia de Mugabe.
A estas acciones se añaden ataques terroristas e intentos de asesinato como el perpetrado el 13 de diciembre contra el jefe de las Fuerzas Aéreas, Perrance Shiri, quien resultó herido de bala en una emboscada mientras se dirigía a su casa.
El ministro de Asuntos Exteriores del estado africano, Kembo Mohadi, denunció que la agresión “parece ser una acumulación de ataques terroristas contra personas prominentes, funcionarios, establecimientos del gobierno y sistema de transporte público”.
Una información divulgada por el periódico The Herald reveló que el 2 de agosto último la Estación Central de Policía de Harare fue bombardeada, al igual que la carretera sobre el río Manyame y un puente de ferrocarril, 21 días después.
De acuerdo con Mohadi, estos episodios comenzaron en marzo del pasado año con el ataque a pozos petroleros, en el que dos policías sufrieron heridas.
Los acuñados términos de “crisis política” y “crisis sanitaria” -vinculadas a las complejas elecciones de marzo y a la actual epidemia de cólera- sirvieron de instrumento político para incrementar la campaña de descrédito contra Harare.
A la cruzada se unieron el mandatario francés, Nicolás Sarkozy, y su canciller, Bernard Kouchner, la secretaria estadounidense de Estado, Condoleezza Rice, el primer ministro británico, Gordon Brown, y el representante de Política Exterior y Seguridad de la UE, Javier Solana.
Todos ellos y otros más, incluidas algunas figuras africanas, abogaron por incrementar las sanciones y la renuncia del mandatario.
Los efectos de estigmatizar los comicios fracasaron y entonces centraron sus esfuerzos en utilizar la tragedia del cólera -con más de mil muertos y más de 20 mil contagiados- como factor político desestabilizador.
Es evidente el interés de los enemigos de Mugabe en culparlo por la propagación de la epidemia y el deterioro en los servicios de salud, la educación, el empleo, suministro eléctrico y la economía en general.
Una visión distinta la tiene el periódico zimbabwense The Sunday Mail al decir que "las víctimas del cólera son el resultado del congelamiento de fondos que privan al país del dinero necesario para la adquisición de productos químicos y potabilizar el agua".
Los líderes regionales decidieron en una cumbre el martes que el mes que viene debería formarse un gobierno de unidad.
El líder opositor Morgan Tsvangirai dijo acceder a formar un gobierno con el presidente Robert Mugabe, incluso aunque su partido haya expresado su decepción por el acuerdo alcanzado en la cumbre, dijo el miércoles un periódico sudafricano.
Esta contradicción sugirere diferencias en el seno del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC, por sus siglas en inglés) de Tsvangirai sobre la aplicación del pacto de septiembre.
Esto suma incertidumbre a si el nuevo gobierno zimbabuense podría estar lo suficientemente unido para abordar una aguda crisis económica en la que los precios se están duplicando cada día.
El MDC ha dicho que el resultado de la cumbre estuvo "muy por debajo de nuestras expectativas", despertando dudas sobre las perspectivas de poner fin al bloqueo político.
Mugabe, que ha dejado claro que crearía un nuevo gobierno sin la oposición si era necesario, dijo que las conversaciones habían concluido y que se formaría un nuevo gabinete.
AUMENTA LA CIFRA DE MUERTOS
La Comunidad para el Desarrollo Surafricano, compuesta por 15 naciones, dijo que la cumbre en Sudáfrica -el quinto intento de asegurar la formación de un gobierno de unidad nacional- había acordado que Tsvangirai jurara el cargo de primer ministro el 11 de febrero.
El MDC dijo en un comunicado que no había divisiones en el partido y que su consejo nacional tomará una decisión sobre un gobierno no excluyente el viernes.
La firma del pacto se ha considerado una oportunidad para evitar un colapso económico total y contribuiría a los esfuerzos de los países vecinos que ya albergan a millones de zimbabuenses que huyen en busca de trabajo.
Otros escapan de la epidemia de cólera.
Las cifras de la OMS difundidas el miércoles mostraron un incremento de 57 muertes y 1.579 nuevas infecciones desde el martes.
El brote es uno de los pocos en África que ha afectado a un país al completo, lo que ha llevado a una tasa global de mortalidad muy alta, al 5,3 por ciento.
Otros grandes brotes africanos se produjeron en 1994 en Goma en el ex Zaire, que afectó a refugiados ruandeses y se cobró la vida de 50.000 personas en tres semanas y 2006, que mató a 2.700 personas en Angola.
Con ello, la lista comprende ya a 203 personas, entre ellas el propio Mugabe, y 40 empresas. Mañana martes se ofrecerán más detalles sobre los añadidos, cuando la lista sea publicada en el boletín oficial de la UE. Al parecer se trata de unas 35 personas y 25 empresas, entre ellas alguna con sede en la UE.
Las sanciones europeas tienen por objetivo elevar la presión sobre Mugabe para que acabe aceptando un acuerdo para el reparto del poder con el líder opositor Morgan Tsvangirai, vencedor de las elecciones celebradas en marzo de 2008.
Mientras tanto, el viceministro de Información de Mugabe, Bright Matonga, anunció hoy desde Sudáfrica, antes de una cumbre de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) para tratar la crisis en Zimbabwe, que Mugabe quiere formar gobierno "con o sin Tsvangirai".
Si la cumbre no ofrece una solución para las negociaciones que se encuentran estancadas, Mugabe nombrará un gabinete de gobierno de forma unilateral, advirtió.
El encuentro, en el que se espera tanto la presencia de Mugabe como de Tsvangirai, es el tercero de la agrupación regional de 15 estados que se convocan menos de un año para hablar de la crisis en Zimbabwe. En otras cumbres, la SADC evitó condenar al presidente zimbabwense, pese a las irregularidades electorales del pasado año.
Gobierno y oposición, además del grupo escindido de Arthur Mutambara, alcanzaron una acuerdo de gobierno bajo el que Mugabe seguiría como presidente y Tsvangirai dirigiría el gobierno.
Sin embargo, no pudo implementarse debido a la insistencia de Mugabe en retener las carteras más relevantes del gobierno para su partido ZANU-PF. Además, últimamente la oposición denunció nuevas desapariciones, detenciones y supuestas torturas contra los seguidores de la oposición.
Tsvangirai se niega a trabajar con Mugabe hasta que el reparto de poder sea equitativo y los activistas detenidos sean puestos en libertad. El partido ZANU-PF y la organización SADC intentarán en Sudáfrica convencer al opositor MCD de que se una al gobierno y deje para más tarde las cuestiones de desacuerdo más controvertidas.
Los ministros de Exteriores de la UE exigieron sin embargo que el gobierno y la oposición implementen ese acuerdo de base acordado y denunciaron en una declaración conjunta la crisis humanitaria que existe en el país africano. Además, se refirieron "con preocupación" al "creciente comercio con diamantes ilegales que sostiene financieramente al régimen".
Los 27 condenaron al régimen por su "fracaso para cubrir las necesidades sociales y económicas más básicas de su población" y las "actuales violaciones de derechos humanos".
El ministro de Exteriores británico, David Miliban, habló de una tragedia permanente y responsabilizó a la pobreza y el colapso de gran parte de las infraestructuras estatales de la grave epidemia de cólera que ha dejado ya cerca de 3.000 muertos y que se está extendiendo ya al vecino Sudáfrica, donde murieron al menos 33 personas.
El comunicado del Ministerio de Exteriores difundido por la agencia oficial MAP señaló que tras la solidaridad expresada por Marruecos respecto a la integridad territorial del reino de Bahrein, las declaraciones de las autoridades iraníes fueron «inadmisibles».
El ex presidente del Parlamento iraní Ali Nateq Nuri manifestó a mediados de febrero que Bahrein, que cuenta con una población de 800.000 personas, había sido una provincia iraní, lo que provocó la reacción en contra de gran parte de los países árabes, incluido Marruecos.
Según detalla la nota, después de que Rabat pidiera explicaciones al Gobierno iraní sobre la postura de Nateq Nuri, «las autoridades iraníes creyeron tener que singularizar a Marruecos y publicar un comunicado con expresiones inaceptables», que no fueron reproducidas.
«Esa actitud inadmisible, dirigida solamente contra Marruecos, da muestra de un activismo probado de las autoridades de ese país, con el objetivo de alterar los fundamentos religiosos del reino y de atacar las bases de la identidad ancestral del pueblo marroquí», indica ese documento.
Para el ministerio, la actitud del Ejecutivo iraní «constituye una injerencia intolerable en los asuntos internos del país y es contraria a las reglas y a la deontología de la acción diplomática», lo que ha provocado la anunciada ruptura de las relaciones.
Parecía anómalo que esa nación norafricana –alejada de los problemas que plagan a Gaza e Israel, Iraq y Afganistán– rompiera vínculos con un país distante como Irán.
Por qué, por lo tanto, lo hizo?
Según Rabat, fue debido a un funcionario iraquí quien cuestionó la “soberanía” de Bahréin, y la “amenaza” planteada a la estabilidad de Marruecos por los supuestos intentos de Teherán de difundir el Islam chií en ese país.
Esos motivos de queja, aparentemente inconexos, presentados por el gobierno marroquí son indicios de la ansiedad y presión que muchas monarquías de Oriente Próximo sienten cada vez más (especialmente después de la guerra de Gaza).
A fin de distraer la atención de la (i)legitimidad de su régimen, vuelven una vez más a emplear el embuste de la interferencia “persa”.
Pero comencemos por las acusaciones, y los motivos que se ocultan tras ellas.
En observaciones hechas en un discurso del 11 de febrero, conmemorando el 30 aniversario de la Revolución Islámica, el ex presidente del parlamento y actual asesor de Ayatolá Jamenei, Ali Akbar Nateq-Nouri, afirmó –según se dice– que Bahréin fue la “14ª provincia” de Irán hasta 1970, cuando el Shah renunció a reivindicaciones al respecto.
Aunque Nateq-Nouri aclaró posteriormente que sólo estaba describiendo un evento histórico y no estaba cuestionaba la soberanía o la independencia de Bahréin, no cayó bien en la familia real, los Al-Khalifa, o los países del Consejo de Cooperación del Golfo.
Para mostrar su enojo, los otros reyes y dictadores no elegidos de la región saltaron rápidamente en defensa de Bahréin: el rey Abdullah de Jordania y el (Rey) Hosni Mubarak de Egipto visitaron Manama mientras que Arabia Saudí no perdía tiempo en condenar los comentarios “hostiles e irresponsables” de Nateq-Nouri.
No es sorprendente que los tres países hayan evitado recientemente una conferencia de dos días en Irán intitulada “Palestina: Manifestación de Resistencia; Gaza: Víctima de un Crimen”, que llamaba a levantar el bloqueo de Gaza – un bloqueo que los tres apoyan táctica o abiertamente.
Aunque la explicación de Teherán de las declaraciones de Nateq-Nouri era previsible, es más importante colocar sus comentarios en el contexto de la situación política de Bahréin.
Isla pequeña, represión grande
Bahréin es gobernado por el Rey Hamad bin Isa Al-Khalifa y la familia Al-Khalifa – musulmanes suníes que gobiernan a una población que es predominantemente chií.
Sin embargo, el cisma religiosa no es de por sí el problema. Más bien, la base de todos sus problemas es la total marginación política y económica de la población chií de Bahréin y su falta de toda representación significativa dentro del gobierno.
El Centro por los Derechos Humanos de Bahréin (BCHR) ha documentado desde hace tiempo los abusos de derechos humanos y cívicos del país.
Recientemente determinó que de 1.000 empleados que trabajan para el Aparato Nacional de Seguridad (NSA) del país, más de dos tercios no son bahreiníes, mientras el porcentaje de ciudadanos chiíes bahreiníes empleados es de menos de un 5% (a pesar de que los chiíes, según un cálculo conservador constituyen más de dos tercios de la población). Además ocupan puestos de bajo nivel o actúan como informantes pagados.
Las Fuerzas Especiales de Seguridad (SSF) paramilitares, que actúan bajo la supervisión del NSA, son 20.000 – un 90% de los cuales son no-bahreiníes, y sin un solo miembro es bahreiní chií.
Por Decreto Real, el NSA y las SSF pueden arrestar e interrogar al que quieran, son inmunes contra procesamiento, y no están bajo la supervisión de ningún organismo de control. Según el BCHR, son responsables por el arresto de cientos de activistas, por la tortura de ciudadanos, y por campañas de calumnia que llevan a la detención y encarcelamiento de cualquier sospechoso de oponerse al régimen de la familia Al-Khalifa.
Los chiíes tampoco se encuentran en ningún ministerio importante, y están mal representados en el sector público.
En enero, miles de ellos protestaron pacíficamente contra las leyes de ciudadanía del reino que, en efecto, son el equivalente árabe de la infame Ley de Ciudadanía de Israel.
Permiten que suníes de otras partes del mundo musulmán se conviertan por procedimientos simplificados en ciudadanos naturalizados de Bahréin con el único propósito de manipular la composición confesional y de alterar el equilibrio sectario del país a favor de los partidarios naturales de Al-Khalifa.
La población chií, y sus demandas, son así debilitadas.
¿“Infiltración cultural” en Marruecos?
En cuanto a la segunda acusación, el ministro de exteriores de Marruecos acusó a Irán de “infiltración cultural” y de intentos de “implantar la ideología musulmana chií” en el país.
Suministró pocos datos específicos aparte de afirmaciones de “activismo chií” de los representantes diplomáticos de Irán.
¿Qué subyace a la paranoia de Marruecos y de otros países árabes ante los musulmanes chiíes?
La respuesta está en la historia moderna y antigua del Islam. Fue la Revolución Islámica de Irán de 1979 que depuso al otro monarca, y muchos dirían tirano, Shah Reza Pahlavi.
Por lo tanto se percibe que los musulmanes chiíes (siempre confundidos con iraníes), tienen una tendencia inherente a derrocar ‘el orden establecido”.
La historia de esa secta minoritaria está ciertamente repleta de historias de desafío contra califas y gobernantes percibidos como injustos. Esto condujo en gran parte a su persecución histórica por las dinastías
Umayyad y Abbasid.
Pero lo que esos dirigentes no consideran es que los ciudadanos árabes chiíes son leales a su propio país, no Irán.
Sin embargo, si no se les reconocen derechos humanos y cívicos, y si están marginados política y socioeconómicamente, no hay modo de demostrarlo.
Como resultado, cuando Irán –una nación musulmana chií– se pronuncia a favor de sus correligionarios, se crea una polémica artificial árabe-iraní.
El Reino de Marruecos rompió vínculos diplomáticos con Irán porque fue cuestionada una monarquía afín tanto interior como exterior, que subyuga y controla a sus ciudadanos mediante un aparato de seguridad dirigido por una familia y eso fue considerado inaceptable.
Irán no cuestionó la soberanía de Bahréin pero cuestionó implícitamente la legitimidad de los Al-Khalifa de gobernar sobre la base de políticas que excluyen la participación de una mayoría de sus ciudadanos.
Como lo ha hecho el dictador egipcio Hosni Mubarak, el rey Mohamed VI de Marruecos –el auto-nombrado “Comandantes de los Fieles”– utilizó el chivo expiatorio chií para sus propios propósitos interiores.
La guerra de Israel contra Gaza, y la complicidad en ella de los monarcas y dictadores respaldados por EE.UU. en el mundo árabe, sacaron a la luz la grande y tenebrosa brecha entre ellos y los pueblos que gobiernan.
Para distraer la atención de los efectos perjudiciales que ha forjado su propio servilismo, creen que la reorientación de su energía hostil hacia Irán, fomentando la animosidad histórica entre árabes y persas, haciendo ostentación de sectarismo y culpando por todo a los musulmanes chiíes les dará algún respiro.
Tácticas similares también son evidentes en Egipto y Arabia Saudí.
Pero los muros se cierran rápido.
Todas las acciones mencionadas son características de una autoridad que se evapora. Al tomar medidas tan desesperadas, esos dirigentes de Oriente Próximo nos dicen que se acaban los días de la monarquía y de la dictadura perpetua.
Rannie Amiri
(mas...)
En las normas que rigen las relaciones diplomáticas entre los estados, tal decisión, es un último recurso rayano al casus belli, al que solo se recurre después de un deterioro sin paliativos en las relaciones y la frustración de intentos colosales para enmendarlos. Por ello, la decisión Marroquí y la ligereza con la que se ha tomado dejan perplejo a cualquier observador.
Empero, para los conocedores de los entresijos del conflicto Saharaui-marroquí es una actitud clásica de la amalgama, la confusión y la distorsión que han caracterizado a la diplomacia jerifiana desde los comienzos del conflicto en 1975. En todos sus movimientos en la escena Internacional, Marruecos intenta suplir su falta de argumentos legales por presentarse como la victima indefensa e inocente, acosada siempre por enemigos externos, y se esfuerza por pintar a los saharauis y su causa como un “mal” que merece extirpar por el peligro que entraña.
De una simple cuestión de descolonización como es el caso del Sahara occidental, Rabat intentó transmutarla dependiendo de la dirección de los vientos que azotan, una vez, en el fantasma del Comunismo que amenaza a su seguridad y a la seguridad de los países occidentales, otras veces en una amenaza Libia, cuando Gadafi era considerado por la administración Regan como la persona más peligrosa del mundo, y a veces, para colmo de lo ridículo que los saharauis son simplemente refugiados del Níger y Malí perseguidos por la sequía y reclutados como mercenarios por Argelia con fines hegemónicos. También la amenaza y el chantaje han sido un arma favorito en el arsenal propagandístico y especialmente con Europa y con España en particular. Amenazas de manera explícita, y por lo general a Sotto voce como queriendo decir: “apoyad mi posición o ateneos a las consecuencias de mi exportación de drogas inmigrantes y terroristas”.
La rapidez y fluidez de la información en estos momentos –parte positiva de la globalización- disipó ignorancia y desmoronó gran parte de esta letanía de argumentos y clichés al despejarse las nubes de la mentira y la desinformación en la que Marruecos envolvía su perniciosa propaganda.
Sin embargo y contra viento y marea el mantra se repite. Hoy intenta de nuevo metamorfosear a los saharauis en terrorista por la sensibilidad del tema en los países occidentales y se esfuerza por descubrir nuevos surcos por los que encauzar una nueva versión de su trasnochada propaganda.
La ruptura de las relaciones con Venezuela e Irán testimonia la bancarrota de la diplomacia y lo falaz de la argumentación marroquí. Pocos creen ya en cuentos de hadas o confunden gigantes con molinos. Sin embargo Marruecos persiste.
La Decisión de la ruptura con estos dos países de peso en la escena mundial, demuestra por una parte, la búsqueda desesperada de nuevos argumentos y la defunción de los esgrimidos hasta el momento, y por otra, refleja un pánico -quizás desmesurado- por el cambio de la administración en dos países aliados cuyo sostén es vital para la supervivencia de la agresión y parcial ocupación ilegal Marroquí del Sahara occidental: Estados Unidos e Israel. No es menos preocupante el relevo del enviado especial de las UN Peter Van Walsun por Christopher Ross y la falta de garantías –por el momento- del apego de este ultimo a la tesis Marroquí tal y como demostró su predecesor.
El nuevo inquilino de la Casa Blanca es también, todavía, un enigma para Marruecos. Rabat, conoce muy bien, que al menos el oído del nuevo presidente americano ya no es únicamente un monopolio del lobby marroquí en lo que a la cuestión Saharaui Occidental se refiere –como en tiempos de la administración Bush-. Amigos del pueblo saharaui, influyentes en el Senado y en el Congreso fueron muy decisivos en la elección de Obama y son muy allegados a este. Más preocupante todavía, es el ascenso de una nueva generación de líderes que se aproximan a los centros de poder y de decisión en Israel; Lideres proveniente de la diáspora judía rusa liderados por Liberman, líder ultra conservador del Partido (Israel Beituna) que casi convierte su lema político en “el mejor árabe es el árabe muerto” y que inexorablemente restan influencia de judíos de origen Marroquí y de lideres conocidos con los que la monarquía Alauita mantiene esotéricas relaciones.
Este nuevo terreno inexplorado forzó la precipitada decisión de la ruptura. Marruecos tiene que ofrecer algo nuevo al son de los nuevos vientos, no puede presentarse burdamente ante la nueva administración de Obama e Israel con los ya dejá vue argumentos y exigir de nuevo el oro y el moro.
Marruecos reconoce sobradamente que Irán y Venezuela son dos llagas que acongojan a cualquier nueva administración tanto en Estados Unidos como en Israel: Venezuela por su intrepidez en condenar a Israel de manera rotunda y sin tapujos durante la última masacre de Gaza contra los palestinos, –con más contundencia que cualquier país árabe- y el efecto contagioso de Chávez en América Latina que amenaza con una rebelión en masa del continente contra la tradicional hegemonía Americana. Irán no menos culpable -a ojo de las dos nuevas administraciones- por su osadía en intentar ingresar en el club atómico y romper el monopolio de la energía nuclear en el medio oriente, que por el momento, sólo Israel se reserva la exclusiva. Tanto los Estados unidos como Israel seguirán teniendo como estrategia el conjurar el peligro de Chávez, contener y aislar a Irán de su entorno, y evitar que este alcance preeminencia en la región. A todo esto se añade el pavor de los países Árabes del Golfo que ven en el ascenso de Irán una nueva amenaza y despierta los recelos y demonios de la ancestral rivalidad Arabo-Persa, que para algunos, es mucho más perniciosa que la ocupación israelí de territorios Árabes. La reciente declaración de un clérigo iraní de que Bahrein formaba parte del territorio Iraní- desmentida oficialmente por el gobierno- alimentó aun más esta ansiedad.
Pero ¿qué tiene que ver todo este culebrón con la causa Saharaui?
Marruecos tiene ante si este escenario: Acoso de la crisis económica internacional, situación política y seguridad interna incierta, conflicto del Sahara occidental estancado por la falta del reconocimiento internacional de la soberanía marroquí sobre el territorio y el fracaso de su propuesta de autonomía, todo ello concomitante con la preparación a marchas forzadas de una nueva aventura militar probablemente dirigida a ocupar los territorios liberados de la República Saharaui. Ante esta situación no nos sorprendemos de que Marruecos no puede encarar tantos desafíos y planes temerarios sin sentirse arropado por las dos administraciones que él siempre considera claves para su supervivencia.
La embajada Marroquí coexistió con la Saharaui en Caracas desde los comienzos de la década de los 80 y la Venezuela de Chávez no fue la que otorgo el reconocimiento diplomático a la República Saharaui. Respecto a Irán, es probable que pocos conocen que la embajada Saharaui en Teherán fue cerrada a comienzo de los años 90 por iniciativa Iraní, -por razones que solo Irán conoce- y desde entonces Teherán hizo de Rabat su principal base diplomática en el Norte de África. De todas maneras, no nos debe sorprender la desfachatez, declaraciones y argumentación sin sonrojo del Gobierno Marroquí (amenaza a la integridad territorial, la amenaza del Chiísmo, o el apoyo a la causa Árabe…). La decisión Marroquí forma parte de la clásica estela de la pérfida y mendicante diplomacia de Rabat.
La ruptura pues, es más que un guiño, es el intento de saltar en el vagón de la estrategia de la nuevas administraciones americano-Israelí, y al mismo tiempo garantizar el flujo financiero proveniente de los países del Golfo que históricamente ha sido y sigue siendo uno de los pilares fundamentales que sostienen los esfuerzos de la agresión Marroquí.
La decisión Marroquí es aún más peligrosa de lo que simplemente aparenta. No se trata solo de una ruptura de relaciones diplomáticas, sino de la preparación de una nueva aventura en el Sahara occidental cuyos perfiles ya se vislumbran: Asegurar más respaldo para continuar en su intransigencia, más desafío impune a la legalidad internacional y nulas perspectivas de una solución justa al conflicto que garanticen el derecho del pueblo Saharaui a la autodeterminación e incluso arrastrar a la zona hacia una nueva conflagración regional.
A toda acción obedece una reacción. Si Marruecos pretende ir más allá del Rubicón, el pueblo Saharaui debe entender que es una llamada a las armas y sus amigos y aliados al igual que la comunidad internacional asumir la responsabilidad que la gravedad de la situación les exige.
Salwan Hamdi
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