Fiasco colosal de las izquierdas laboristas. Por fin. Se despeja el camino para una recomposición política obrera. Contribuciones para redesplegar la alternativa radical al capitalismo.
1. De que tratamos.
2. Democracia como herramienta de lucha entre clases.
3. Se instaura definitivamente la perversión terminológica e ideológica.
4. La primera Gran Innovación Capitalista. Nace la Sociedad de los estatus obreros.
5. Se institucionaliza la alianza laborista con el capital. Las Izquierdas se instalan definitivamente en los parlamentos metropolitanos.
6. Banderas rojas sin hoces y martillos. No al laborismo hoy: ni capitalista ni socialista.
7. Otra vez las Izquierdas de complemento capitalista. El dramático 68.
8. Un papel olvidado de las izquierdas parlamentarias. Que no tiene que repetirse.
9. El izquierdismo sigue su ruta servil con Sarkozys, Merkeles, Barrosos, Putines, Berlusconis, etc, y pronto Obamas, que arrecian con toda desfachatez sin oposición obrera.
10. Sobre el partido obrero y el partido ideológico.
11. Qué hacer en esta fase de crisis/desarrollo del capitalismo.
12. Reanudar procesos de liberación.
Los izquierdos se han entregado al parlamentarismo, al régimen parlamentario capitalista y al modelo partidocratico de estado burgués, y han sido digeridos poco a poco por esos tramposos paisajes de subcombate. Alemania, Italia, Gran Bretaña, estado francés y español.... y, a pesar de esto, ¡los desgraciados siguen afirmando que vivimos en democracia-aunque-con-fallos y que la sociedad necesita la izquierda! Como en los casos de grandes partidos de masas del tipo PCI y PCF, tan centralistas como reformistas, o del pequeño PCE, contrabandista marginal de transiciones franquistas.
Hasta se ponen otra vez a una renovada labor; en el estado francés surge el NPA, en Italia tenemos La Sinistra in Rifondazione, en Alemania Die Linke... mientras que en Estrasburgo los residuos laboristas y tradeunionistas reconstruyen la Nueva Europa Imperial juntos a socialdemocracia o neofascismo liberista. Con más al oeste GooglObama que se pone a otra tarea de repintado.
1. De que tratamos.
Del fracaso representativo general de la izquierda parlamentaria.
De la progresiva reducción cuantitativa de las izquierdas en los países imperialistas.
Del fin de cualquier valencia radical, de clase obrera, de los partidos de izquierda capitalista.
Es decir: de la defraudación social de las izquierdas institucionales desde que ha empezado el esnobismo de referencias y categorías materialistas elementales como clase, explotación capitalista, alienación, y luego por supuesto: comunismo y libertad.
La total inercia, pasividad e integración en la actual ofensiva liberista vía crisis lo sanciona. Pero no nos arriesguemos a confundir causas con efectos.
Al margen de registrar la progresiva minorización parlamentaria, hay que revolver muy bien este fenómeno semántico e ideológico de ‘izquierda’, seguido al abandono de sólidas teorías y conceptos marxistas radicales y revolucionarios. Presumiendo de seguir significando una alternativa política real sin partir de la lucha de clases. Substituyendo la mayor riqueza teórica disponible, el marxismo, con mermeladas ideológicas escondidas en ese término parlamentario y fumígeno de IZQUIERDA.
Eso es: la renuncia a la radicalidad obrera para la integración en el universo significante capitalista.
Por supuesto, es inútil que siga leyendo esta crítica alguien que piense que PSF, PSOE, u otro partido del capitalismo que manipula términos socialistas, pueda tener alguna referencia interesante en este contexto. Partidos burgueses puros y duros y punto.
Izquierda, un vocablo que hoy en día hasta teóricos que pretenden reclamarse del marxismo utilizan sin ningún rubor y pavor, a sabiendas, suponemos, de cual es su connotación.
Es decir: cuando izquierda es simplemente una localización formal en un parlamento republicano burgués, en el palacio del régimen institucional más funcional al capitalismo, en el modelo de gobierno generado y alimentado por las clases dominantes desde hace más de un siglo. Gauche, ezkerra, sinistra, linke, left, izquierda no significan absolutamente nada más que una referencia figurada muy ordinaria desde un punto de vista ético y teórico marxista. Por mucha historicidad de la que se le quiere ataviar. Así, lo de izquierda ha ido substituyendo poco a poco categorías coherentes y concretas, válidas hasta no hace muchas décadas para caracterizar o definir luchas, movimientos, fenómenos culturales y políticos, organizaciones, actitudes y hasta teorías y éticas, colectivas o individuales, de superación tan radical como indispensable del modelo y modo capitalista de desarrollo. Hasta el punto de ser utilizada por el capitalismo, justamente: PSOE, un caso cristalino.
Soy de izquierda. ¿Pero, qué quiere decir?
¿Que me reconozco como sujeto político interno a esa parodia de democracia muy grosera (España), barroca (Gran Bretaña), sarcástica (Colombia), caricatural (USA), curada (Suiza) que es el régimen institucional burgués por excelencia?
Se trata, ante todo, de una derrota semántica total y de una degradación política y cultural sin precedentes, estomagante.
En segundo lugar, es una clara demisión teórica, por no saber o querer desarrollar herramientas críticas necesarias para delatar al sistema y régimen parlamentario, con relación a la realidad social y al poder real. Por no saber utilizar en ese contexto hostil términos políticos coherentes con un papel social, un proyecto, una estrategia, unas referencias de clase, culturales y éticas de democracia obrera real, material, radical. Hablamos de ética anti-capitalista, por supuesto, es decir: revolucionaria, comunista, libertaria, radical, para referirnos a lo más elemental y sintético de la crítica política obrera.
En tercer lugar, representa una victoria de la ideología sobre la praxis social, sobre el trabajo y el debate político preciso, porqué a través de la ideologización de los términos socialista y comunista, es decir desde su frustración de contenidos materialistas revolucionarios, se ha llegado a este aborto semántico sin sustancia crítica y todavía más abstracto y ambiguo: izquierda. Pasando por encima, nunca mejor dicho, de los movimientos sociales, de la lucha de clases, que sigue siendo el motor principal de la sociedad humana.
Por último, la derrota estratégica es también consecuencia de no haber desarrollado a fondo una propia teoría democrática, del poder y del estado.
Es decir: otra teoría y política institucional de transición socialista que sea un referente democrático más sólido, avanzado y materialista que el régimen parlamentario capitalista, además de cualquier otra dictadura burguesa o feudal. Y también, por supuesto, de cualquier forma de dictadura burocrática. Una teoría que hubiera abochornado y desactivado el pretendido democratismo formal del régimen parlamentario burgués, así como las aplicaciones mecánicas, vulgares o degeneradas del marxismo.
2. Democracia como herramienta de lucha entre clases.
Parece increíble que hay que exponer todavía las características antidemocráticas del régimen parlamentario burgués, a estas alturas del desarrollo capitalista. Más aún en estados como el español, donde existe una ley electoral elaborada en los años 70 por una alianza nacionalista y anticomunista entre neofranquistas y socialdemócratas, asesorados por europeos, especialmente del SDPD alemán, que es a toda vista de las más actualizadas en la marginación electoral-parlamentaria de partidos críticos. Una ley realizada, como en otros países, a partir de la innovación de mecanismos que limitan al máximo la incidencia del voto proletario.
Es decir: las diferentes aplicaciones del metodo d’Hondt o del cociente de Hare o Drop, puros artificios de manipulación administrativa del voto. Que si no llegan al oprobio de las redistribuciones permanentes como el ‘redistricting’ norteamericano de las circunscripciones electorales, son igualmente perversas y falsificadoras. Como otras muchas reglamentaciones instauradas en cada estado para limitar la expresión del voto crítico y radical. Exactamente como ahora, con las nuevas leyes electorales mayoritarias creadas ad hoc en los estados de la UE para eliminar del todo del parlamento de Estrasburgo las ya residuales izquierdas estatales.
Naturalmente, no olvidamos el último hallazgo típicamente español, descarado y violento: la neofascista ley de partidos contra el independentismo vasco, que hasta un ex-alto mando policial británico ha recientemente despreciado por carpetovetónica.(1)
Luego, por debajo de las leyes electorales, padecemos una partidocracia mediática bien controlada, de mil maneras, por el poder económico: de forma reconocida, oficial, como en los EEUU, o de general corrupción extra-oficial en los demás estados. Por supuesto, la propia estructura y funcionamiento antidemocrático de los partidos es la mejor garantía para teledirigir las instituciones del sistema.
Como demuestra muy bien la crisis actual, con las recientes y escandalosas decisiones tomadas por los gobiernos ‘democráticos’. Democráticos de y para ladrones. Banqueros.
Encima, estas izquierdas defienden, cuando no exaltan, la estructura estatal y de gobierno, la formaestado el régimen parlamentario, donde los marcos de presunta democraticidad (parlamento y senado, consejo de estado y de ministros, presidencia del estado, etc) resultan articulados, acordados y normalizados de forma que ningún partido que no goce del apoyo del poder real, es decir oligárquico estatal y supraestatal, pueda ejercer poder político. Una estructura que justamente ha sido históricamente instaurada o perfeccionada en el área imperialista después de la Revolución soviética, sobre la base de la teoría del estado de Kelsen, ideólogo y teórico del mayor y pervertido invento del pensamiento burgués: el derecho positivo.(2)
Y para terminar, el control prácticamente total de canales y aparatos mediáticos y de entretenimiento por parte del poder económico, y de sus gobiernos, para garantizar seguridad y reproducción institucional y política, con un papel funcional de alienación, normación y formación del pensamiento ciudadano, de arraigo y desarrollo de la ética dominante, de la cultura y costumbres mercantilistas y reificadas. Que incide además como cauce de dirección para la investigación científica y, naturalmente, para el suministro continuo de nuevas ideologías reaccionarias, conservadoras o reformistas, como las modas.
De esta forma es evidente que cualquier organización que elija su trabajo político prioritario en esos aparatos, se somete por necesidad a sus leyes de ejercicio, en presencia de una enorme maquinaria cuya función principal es justamente impedir el desarrollo del poder popular, y más aún del poder obrero anticapitalista. Así, para ganar ínfimos eslabones de subpoder institucional, les parece que el primer paso inevitable es aceptar la definición de izquierda en y del sistema. Abandonando o subordinando políticas que tengan coherencia con la practica diaria de lucha radical al capitalismo.
3. Se instaura definitivamente la perversión terminológica e ideológica.
Es desde los años 20 - 30 del siglo pasado que se ha ido poco a poco imponiendo esta moderna clase de dominio ideológico, político y cultural del capitalismo que perdura hasta nuestros días. En sus orígenes fue la respuesta, o la reacción, al auge comunista, a la revolución de los soviet, y a la muy fuerte difusión de luchas e insurrecciones obreras en otros estados. En Europa sobre todo, pero en general se utilizó la ideología parlamentaria combinada con violentas ofensivas policiales y fascistas, que golpeaban casi todos los movimientos obreros, desde China hasta los mismos EEUU o Francia, etc. además de dejar instaladas varios años las huestes fascistas en Italia y Alemania.
Lo que tiene su otra cara en el stalinismo: una vez agotado el empuje revolucionario soviético, el PCUS decreta la fatal y conservadora teoría de Defensa del Socialismo en un sólo País, obligando a los movimientos comunistas “hermanos” a desactivar la radicalidad obrera y revolucionaria de sus luchas, para intentar formar en el exterior, con las burguesías estatales, frentes y coaliciones presuntamente neutrales como resguardo internacional de la URSS.
Es en este momento que se instala definitivamente la prioridad parlamentaria fuera de la URSS.
Así, desde entonces, el capitalismo ha ido recuperando una hegemonía ideológica y política que antes de los años 20 había perdido sobre importantes sectores sociales, atraídos por los grandes logros iniciales del movimiento obrero.
Hagamos un breve repaso básico, para que esa ruptura y quiebra de los años 20-30 tenga claras explicaciones históricas materialistas.
La URSS, primer estado surgido de una revolución anticapitalista, se encuentra rodeada y agotada después de haber sufrido la brutal intervención contrarrevolucionaria de las potencias capitalistas.
El estado federal se centraliza de facto, el socialismo se cierra e institucionaliza en dictadura, mientras que PCUS y sindicatos marcan una férrea disciplina productivista y laborista, o más aún stajanovista, para asegurar el fortalecimiento del aparato estatal.
Algunos de los aspectos teóricos y políticos de este proceso han sido explicados de forma muy clara por Justo de la Cueva en su famoso texto RECONSTRUCCIÓN DE LA ALTERNATIVA COMUNISTA, en el excelente capitulo 4. El marxismo no ha fracasado ni podido hacerlo.(3)
Los todavía denominados Partidos Comunistas, muy fuertes en muchos países a pesar de la combinada ofensiva fascista y keynesiana, se someten a la estrategia de Moscú, desactivan las luchas insurreccionales y sus tácticas revolucionarias, para pactar con los partidos burgueses. Se reprime la crítica interna y el trabajo de desarrollo teórico radical, dejando la elección de su política en manos del Komintern, dirección de la III Internacional controlada por el PCUS.
Se llega hasta el punto, como en la guerra fascista española, de decidir la eliminación física de marxistas revolucionarios y atacar masivamente a los anarquistas para asegurar frentes y alianzas con sectores burgueses estatales. Presuntamente republicanos. Los asesinatos de comunistas como Trotsky y Nin son un trágico símbolo de esta reacción.
Esta agresión contra los movimientos revolucionarios ibéricos de los años 30, ejecutada por el PCE, es probablemente la más atroz consecuencia, a escala mundial, de la política del Komintern stalinista. Muchos historiadores críticos encuentran aquí una razón fundamental de la victoria fascista.
La razón o la explicación de esos pactos era justamente ese objetivo geopolítico declarado: debilitar el frente antisoviético internacional por medio de alianzas PCs-burguesías estatales occidentales.
Es la tragedia de la construcción del socialismo en un sólo país que sacrifica al exterior luchas obreras, organizaciones radicales y revolución. Y que luego, como veremos, empeorará todavía más con la política de coexistencia pacífica con el imperialismo liberista, frente a la posibilidad de apoyar otros procesos revolucionarios.
Ya no se trataba de superación del capitalismo, sino de conservar el socialismo burocrático, que se estaba asentando definitivamente como capitalismo de estado y dictadura laborista.
Mientras, las oligarquías capitalistas se reorganizan: crisis y reestructuración. Generalizan y perfeccionan el régimen parlamentario republicano -cuando por oportunidad no eligen apoyar coyunturalmente el nazi-fascismo- apropiándose (Kelsen) del concepto de democracia hasta entonces primeramente comunista y libertario. Son admitidos todos los partidos que acatan la prioridad de los mecanismos parlamentarios. Al mismo tiempo desarrollan su propia teoría y política de control y restricción de la autodeterminación de los pueblos (Wilson).
En lo ideológico contraponen el valor mercantil y burgués de libertad, frente a la dictadura del PCUS. En lo económico y social instauran el estado welfare sobre la crisis del ‘29, es decir las primeras Ayudas y Seguridades sociales, y el New Deal (Keynes, Roosevelt) introduciendo ciertos niveles de seguridad social y elementos de garantismo público.
Con el fin evidente de desactivar las reivindicaciones más elementales del proletariado y de las enormes masas de parados generada por la crisis en los países industrializados.
Mientras, el capital monopolista industrial reestructura la producción (Taylor y Ford) desde Alemania hasta EEUU con nuevos modelos de organización del trabajo (cadenas, trabajadores masificados intercambiables, etc.) para debilitar figuras y organizaciones de trabajadores que hasta entonces habían dinamizado las luchas obreras industriales.
Es ahora que se da comienzo a la fabricación de productos de masas, el coche en primer lugar, para enganchar en carreras de estatus a las capas trabajadoras mejor pagadas, impulsando directamente el nefasto mito reaccionario de la clase media y la correspondiente ideología de paz social.
Es así que se forma una base social más disponible para asentar los ciclos electorales parlamentarios que conocemos, donde las izquierdas empiezan a compartir terrenos de caza al voto con demás partidos del régimen.
4. La primera Gran Innovación Capitalista. Nace la Sociedad de los estatus obreros.
En síntesis, esta compleja Innovación General Capitalista de los años 30, impulsada o acelerada por la crisis (1929: crash de Wall Street), ha sido una vigorosa respuesta del sistema imperialista al vuelco soviético y a las luchas insurrecionales de los consejos obreros alemanes, franceses, italianos, etc. Hay que entender muy bien como ese casi improviso impacto revolucionario soviético haya sacudido el modo de desarrollo capitalista, a pesar de su bastante rápido agotamiento y posterior involución burocrática, antidemocrática y laborista. Y como el capital internacional se lanzó a la contraofensiva empezando una reforma general de la estructura productiva y del régimen institucional.
Luego, lógicamente, también en el movimiento obrero internacional se afianza por disciplina esa ideología soviética de alienación laborista, aquí en versión parlamentaria, un aspecto extremadamente importante de involución del marxismo vulgar. Que se cruza materialmente con la creciente complejidad de composición de la clase fuera de la URSS. Sobre todo y justamente en el sector trabajador industrial fordista. Así esas Izquierdas Políticas que se están estrenando en muchos parlamentos, aunque de nombre sigan siendo comunistas o socialistas, empiezan una progresiva desmovilización social, por supuesto excepto la electoral, por lo menos en estados no regidos por partidos fascistas, con EEUU, Francia y Gran Bretaña a la cabeza, dejando al mismo tiempo que en los sindicatos se vayan asentando tendencias reformistas, de baja resistencia al empuje fordista.(4)
Lo que favorece la formación de esas primeras desigualdades de estatus en el sector empleado, trabajador, de la clase, sea en la industria que en los servicios. Estatus que, sobre todo en los EEUU, padecen como hemos dicho las primeras fiebres de consumismo mercantil masivo detrás de las modas. Un fenómeno que como sabemos se interrumpe solo en Europa, China, Japón, Indochina, etc. con el trágico periodo de masacres y destrucción de la II guerra mundial.
Es decir, únicamente la guerra, pero sobre todo las luchas armadas partisanas antifascistas de los años 40, consiguieron romper por algún tiempo y en algunos países metropolitanos esta lógica pactista y parlamentaria en lo político, tradeunionista y laborista en lo laboral y de integración y primer consumismo en general.
Como se sabe, también las luchas antifascistas que de nuevo habían asumido tintes revolucionarios (Grecia, Italia, Francia, etc) ya estaban controladas e integradas desde sus direcciones de partido por los acuerdos entre URSS y Aliados para la repartición geopolítica mundial. No se admitían tendencias revolucionarias desestabilizadoras del reparto. Una excepción: la muy larga resistencia y revolución China, que por supuesto se enfrentará muy pronto a PCUS y Komintern.
Eso es: la coexistencia pacífica, consecuencia directa de la anterior política de Socialismo en un sólo País, ratificada con los acuerdos de Yalta (1945) para la división mundial en áreas de influencia entre URSS y Aliados. De esta forma, hasta importantes y substanciales conquistas sociales y militares partisanas fueron anuladas para salvar la coexistencia pacífica y en apoyo de la constitución de los nuevos “estados de derecho” en lo que se vino a llamar sin rubor Mundo Libre.
Lo cual, a la vista de las tensiones posteriores, mediatizadas y caricaturizadas con “guerras frías” y “cortinas de hierro”, permitió derivar en propaganda ideológica global de un mediático Mundo Libre Occidental contra otro presunto Mundo Comunista, cuando en fin de cuenta no existía libertad ni comunismo en ninguna de las dos zonas de reparto continental y mundial del trabajo.
Mientras que en la inmensa y en general muy atrasada República Popular China (1949) comenzaba otro largo y contradictorio proceso de desarrollo socialista.
Todo eso ha funcionado muy bien, y para muchos años. En apoyo de estabilidad y equilibrio de poder entre capitalismo liberista “occidental” y capitalismo de estado, y naturalmente sobre la piel de las masas obreras del planeta, otra vez. Unas masas mantenidas bajo control ideológico por “sus” Izquierdas en la zona liberista.
5. Se institucionaliza la alianza laborista con el capital. Las Izquierdas se instalan definitivamente en los parlamentos metropolitanos.
Esta última y general degradación de izquierda, después de la primera oleada socialista de finales del siglo XIX e inicios del XX, se ratifica en fin de cuentas con los acuerdos de Yalta, que aceleran la cuesta abajo del seudo-comunismo occidental y demás tendencias reformistas. También en los estados donde los partidos llamados Comunistas mantenían un importante prestigio social, cultural y electoral, como Italia, Francia y Grecia, gracias a las luchas partisanas antifascistas. Esta es la dramática historia de la estrategia del socialismo en un sólo país y de la patología laborista, que la formación de la República Popular china no modificó en lo global, hasta 1967, año de la Revolución cultural.
La labor de consolidación del sistema estaba en buenas manos.
Muchos ex-revolucionarios, ex-partisanos y antifascistas pisaban pasillos alfombrados y cobraban del estado capitalista. Bajo vigilancia USA.
El desarrollo mercantil vivía un nuevo apogeo (resaltado más adelante por el famoso boom económico de los ’60), antes de la más reciente y resolutiva fase de globalización. La clase obrera estaba políticamente descabezada, en lo que concierne su expresión, necesidad y papel histórico. En prácticamente todos los países. La política de coexistencia pacífica garantizaba la paz social interimperialista, la aceleración de la explotación mundial del trabajo y la difusión de estatus aventajados en sectores trabajadores del Centro industrial, estatus que inmunizaban bastante bien el sistema contra intentos de reactivar luchas obreras radicales. Por otro lado imposibles en la tan férrea como degenerada dictadura de la URSS, por supuesto.
A pesar de esto, el imperialismo tradicional –principalmente norteamericano- tuvo que intervenir directa o indirectamente, a veces de forma muy brutal, en muchos estados y escenarios más complejos y menos controlados. Con sus contradicciones secundarias con relación a los intereses de la URSS. Como en Grecia, Madagascar, Indonesia, Argelia, Vietnam, Camboya, Chile, Brasil, Argentina, Nicaragua, Honduras, Granada, y el listado sigue muy largo. Sin olvidar directos ejecutores especiales para controlar áreas estratégicas, como Israel para el petróleo medio-oriental.
Esto es, cuando sus estructuras de contención, sobre todo militares y paramilitares bajo mando económico, y ese juego civilizado al estilo metropolitano de las izquierdas oficiales, no funcionaban lo suficiente o no muy correctamente para la contención obrera y popular radical. Claro, algunas izquierdas se dejaban arrastrar a veces en peligrosas experiencias de complicidad con organizaciones, luchas e insurrecciones radicales. Del estilo argelino, chileno, palestino, curdo o vasco, para entendernos. Pero en general, estos movimientos sociales eran también para los PC malos compañeros de viaje para su participación parlamentaria, evidentemente.
Sin embargo respondían bastante regularmente como amortiguadores y bomberos laboristas y estatalistas en los países con contradicciones todavía muy sangrantes, no apagadas con la progresiva difusión de nuevos estatus consumistas. O a falta de ellas, como en el estado fascista español de los 70, bajo la creciente ofensiva independentista vasca, ya podrán intervenir otras herramientas de reforma para activar esas izquierdas útiles y necesarias para transiciones y modernizaciones del aparato productivo e institucional.
En este caso bajo siglas de sólido nacionalismo español como PSOE, PCE o IU. Hasta hoy.
Entonces, para concluir y sintetizar ideológicamente sobre la contraofensiva capitalista contra las profundas e históricas insurrecciones obreras de inicio del siglo XX, podemos decir que desde los años 30, inicio del auge de las izquierdas capitalistas, constatamos una total desvirtuación, manipulación y dominio burgués de términos como libertad, democracia, comunismo y socialismo, que en general se han ido interiorizando poco a poco hasta hoy por muchos trabajadores e intelectuales socialistas:
Liberismo capitalista = libertad contra dictadura estalinista
Régimen parlamentario capitalista = democracia
Dictadura del PCUS y sus simpatizantes = comunismo y comunistas
Socialismo = cara humanista del anticapitalismo
Izquierda = conglomerado político y social crítico con el capitalismo.
Esta sofisticada y bestial hegemonía ideológica, semántica, cultural y política de la ética -sistema de valores- capitalista sobre la ética revolucionaria, comunista y libertaria se explica naturalmente, esencialmente, por el abandono por parte del movimiento seudo-obrero internacional de la crítica y trabajo de desarrollo del materialismo histórico y dialéctico.
Consecuencia a su vez de la integración real, estructural, en el desarrollo capitalista. Es esta la verdadera dialéctica para las izquierdas parlamentarias.
Lo que se refleja también en lo sucedido en la nación vasca, desde un punto de vista obrero naturalmente. Donde el Movimiento de Liberación Nacional, a pesar de un nacimiento algo pródigo de estudios críticos marxistas, novedosos y hasta audaces por lo menos para la península ibérica, en los años 80 ha venido recuperando hegemonía esa pereza teórica estructural característica de los PC de obediencia kominternista, en particular por la esterilización teórica de HASI en estos terrenos.
Una muy potente organización que ha funcionado en cierta medida como sucedáneo de PC en el corazón del proceso de resistencia.
6. Banderas rojas sin hoces y martillos. No al laborismo hoy: ni capitalista ni socialista.
Entonces ya a partir de las profundas innovaciones productivas de los años 20 y 30 después de la Revolución de Octubre, hubiera sido necesario seguir el desarrollo de la ciencia marxista para entender las nuevas formas de explotación de la fuerza trabajo, de alienación y de política de estatus que el sistema había instaurado y desarrollado en los países industrializados, como contención y respuesta al desafío soviético. Desafío social y productivo, en la misma estructura del sistema, antes que “político” e ideológico. Porqué el capitalismo es esencialmente esto: imposición de relaciones salariales entre trabajo y propiedad privada/capital, que en la URSS se rompió desde 1917, hasta un cierto punto. Solo ahora se reconoce que Kelsen, Taylor, Keynes y Ford, son reformadores y símbolos tecno-teóricos no sólo del nuevo estado de derecho y bienestar consumista “occidental”, sino sobre todo de la más grande contraofensiva e innovación productiva y laboral contra las formaciones obreras comunistas.
Pero entonces empezó el cierre dogmático de la dictadura soviética, y si en los mismos marcos autodefinidos ideológicamente de comunistas ya no se podían estudiar autores importantes como Lafargue, Luxemburg, Trotzky o Lukacs, menos aún se estaba en condiciones de analizar los innovados mecanismos productivos del desarrollo imperialista. Hasta el punto que se pararon traducciones y publicaciones de los clásicos. Muy pocas en castellano, casi ninguna en euskara o catalán.
Ni que hablar de versiones y tratamientos de producción sovieto-kominternista (III Internacional) de los mismos textos de Marx y Engels. Así se fraguaron bases seguras y estables de ignorancia teórica marxista en el corazón del sistema: la lucha de clases. Condición necesaria para la degeneración laborista y parlamentaria que padecemos todavía hoy, siguiendo a socialistas y socialdemócratas ya integrados desde hace tiempo en el peor reformismo capitalista.
Esos teóricos mencionados arriba, eran estrellas pensantes de las nuevas formas de organización del trabajo, de la producción y del estado, surgidas sí como respuesta reformista antisoviética, es verdad, pero sobre todo antiobrera. Referencias que hoy todavía siguen desdeñadas, cuando no ignoradas por las izquierdas! es suficiente leer algo de sus vergonzosos seudo-análisis.
A pesar de todas sus impresionantes consecuencias en la fábrica y en la sociedad.
Aunque estuvieran combinadas con la financiación del fascismo en los casos extremos de situación preinsurrecional, generaron grandes soluciones innovadoras, aplicadas para romper la composición social, de los trabajadores en primer lugar, y acabar con el ciclo de luchas obreras que, no sobra repetirlo, se había abierto en muchos países, en los EEUU por empezar, y no sólo en la Rusia zarista. Y de paso para desactivar, cooptar y marginar cualquier movimiento social y político de autodeterminación radical de liderazgo obrero.(5)
Son teóricos y políticos que solo el marxismo más avanzado ha metabolizado más adelante, en su desarrollo teórico crítico: a partir de los años 60. Es entonces cuando se reanuda el estudio materialista, precisamente en Italia, Francia, EEUU, Argentina, y también Alemania. Lo que ha tenido una correspondencia práctica, fortaleciéndola, en la nueva oleada internacional de luchas obreras, algunas casi insurrecionales (Francia e Italia), de procesos de contra-poder. Efectivamente, esta de los 60 – 70 ha sido la última fase, hasta ahora, de luchas proletarias generales y radicales. Ha sido además la primera que de manera muy rápida y aguda se ha presentado casi simultáneamente en todos los países metropolitanos. Un anuncio de la formación de una clase obrera mundial que luego la globalización ha asentado de forma profunda y general.
No hablamos por supuesto de las luchas más publicitadas que se han encendido, como dicen, con el famoso 68, sino de las rebeliones obreras ya fraguadas poco antes, en los EEUU por comenzar, paralelas a la revolución cultural china, al Vietnam insurrecto y a las guerrillas africanas y americanas (Che Gebara, Amilcar Cabral, Lumumba, etc), y que engarzaron luego con los demás movimientos mundiales de esas décadas.
Pero hay que observar más de cerca todo esto. Justamente ahora, con las cuestiones que plantea esta nueva crisis real o ficticia del sistema.
7. Otra vez las Izquierdas de complemento capitalista. El dramático 68.
La nueva y sorpresiva ruptura social internacional sale marcada en todos los países por el atraso teórico y político de las Izquierdas que, como es resabido, véase PCF, PCI, PCE, PCP, etc. ha seguido impertérrito hasta nuestros días. Retraso que en parte explica el ominoso papel que desempeñaron de nuevo partidos y sindicatos de, como se suele decir, obediencia soviética: a menudo directamente reaccionario, de reintegración en la legalidad burguesa de las luchas sociales, obreras y juveniles. Fue el terrible drama del 68 obrero. Un alto precio pagado a la paz social parlamentaria y a la llamada ortodoxia, pero sobre todo un reflejo del nivel de embrutecimiento político alcanzado por Izquierdas presuntamente comunistas que seguían la misma deriva laborista de la dictadura del PCUS, con las mismas carencias éticas y teóricas.
El ciclo laborista o reformista se renueva, a pesar de las nuevas condiciones sociales.
Siempre en aras del socialismo en un sólo país, de la coexistencia laborista con el imperialismo y de la supervivencia del estalinismo y posteriores timoneles del capitalismo de estado, la nomenklatura del PCUS.
Pero esta vez es una herida que determina el inicio del final de su historia para todos los PC metropolitanos, a pesar de que algunos no lo entiendan todavía. El agotamiento e implosión de la URSS no hizo que complementar toda esta tragedia, desde hace muchos años totalmente caricatural y opuesta de comunismo. Pero siempre tragedia histórica si la consideramos como el primer gran ensayo, casi continental, de superación del sistema dominante.
En efecto, en los 60 había aparecido una nueva conjunción y expresión social obrera, juvenilestudiantil e internacionalista incomprensible para laboristas empedernidos: luchas obreras flanqueadas por Comités pro-Vietnam y Palestina, foquismo y guerrillas suramericanas, revueltas en las universidades, California 67 y Revolución Cultural, Tlatelolco, 68 en París y Berlín, Black Panters, Autunno Caldo en Italia 1969, etc, con un fenómeno del que se habla desde entonces, pero casi siempre “olvidando” las grandes huelgas generales espontáneas de las fábricas fordistas. O los largos bloqueos de los principales complejos productivos multinacionales, así como la original irrupción del gato salvaje del obrero masas en todos los países industrializados, acompañado de un altísimo absentismo y del sabotaje endémico, espontáneo u organizado. Todos objetivos obreros antilaboristas, centrados en la reducción de ritmos y tiempos de trabajo y por fuertes aumentos salariales lineares. Se empieza de nuevo a hablar de rechazo del trabajo: por supuesto, del trabajo asalariado capitalista.
Es decir: hoy todavía se repiten interpretaciones útiles para derechas e izquierdas parlamentarias, removiendo todos estos hechos y contradicciones, escondiéndolas entre los pliegues seudohistóricos oficiales del Boulevard St. Michel, para borrar lo esencial y troncal de la lucha de clases.
Cuando en realidad es lo que marca este nuevo hecho epocal. Tan obrero y antilaborista como negado, ahuyentado y combatido por las izquierdas parlamentarias y sus sindicatos de trabajadores estables e históricos. Hasta ahora.
Mientras que para las masas oprimidas, como en el caso del estado español que entonces padecía todavía esa obscena dictadura, la URSS tenía que seguir representando una referencia superficial y vulgar de justicia y socialismo. Cuando la realidad era bastante más trágica, a pesar de que la Gran Guerra Patria contra la invasión hitleriana había servido para mantener a flote la reputación de un régimen a decir poco agotado. Que utilizaba el marxismo en sus aspectos técnicos y economicistas para reproducir el poder de una casta burocrática ya degenerada, desde un punto de vista socialista.
Por no decir comunista. Ahora resulta más que evidente.
8. Un papel olvidado de las izquierdas parlamentarias. Que no tiene que repetirse.
En realidad, fue tan brutal y descarado el papel de estas izquierdas organizaciones más o menos prosoviéticas, autodenominadas comunistas o socialistas, contra las luchas radicales de jóvenes, trabajadores, estudiantes e intelectuales, y hasta contra organizaciones guerrilleras de muchos países (cuando no lograban controlarlas para sus designios geopolíticos), que esto ya de por sí sólo podría explicar la inmediata desfachatez neo-liberista con la que el capital internacional se enfrentó a esa coyuntura, a partir de la mitad de los 70.
Esta podría ser una muy seria lección para lo que nos espera.
La total absorción por el régimen parlamentario y el estado de derecho burgués, y el papel objetivamente anti-obrero que demostraron las presuntas organizaciones de la clase, ha sido un factor determinante de la rápida y profunda reacción y reestructuración neo-liberal de los 70 – 80.
Y que explica por supuesto también la enormidad de las primeras leyes antiterroristas que surgieron entonces, siempre apoyadas, cuando no impulsadas como en Italia, por estas izquierdas. Terrorismo: claro, etiquetando así a incómodos movimientos sociales y guerrillas populares con los mismos términos de bandidaje y terrorismo empleados por los regímenes fascistas... unas pocas décadas antes!
Hasta este punto han llegado y siguen manteniéndose nuestras Izquierdas frente a luchas radicales: un mismo enfoque de discurso del nazismo italiano, alemán, portugués... de los años de las guerras partisanas!
Y no estamos hablando de tiempos lejanos. Es exactamente lo que ocurre ahora mismo en el estado español, Turquía, Birmania, Colombia, Indonesia, Filipinas, India, Pakistán, Srilanka, Timor, Israel... con sus brazos terroristas y GALes de distinta clase y variedad, exterminio político y físico de presos en todas sus facetas, leyes fascistas en profusas versiones, cierres y ahogos de medios de comunicación, y mucho de lo muy conocido aquí, ahora, en la moderna Navarra. Mientras en Madrid se tortura, las izquierdas nos llaman terroristas y nos invitan a defender juntos los derechos humanos.
Es el final de la degeneración semántica e ideológica. Lo ético hispano estaba perdido desde hace mucho tiempo, entre las balas que fusilaban a Nin y anarquistas.
Por supuesto, en este nuevo marco mundial de reacción general post 68, pusieron la guinda las enseñanzas radicalmente liberistas de la Escuela de Chicago, partera de un neoliberalismo aplicado a rajatabla por personajes como Reagan, Teacher, Pinochet, Mayor, Videla, etc. y aquí en el Sur años más tarde por la reciclada oligarquía y judicatura franquista y sus entornos y monigotes PSOEGAL- PP.
Repetimos otra vez porqué es necesario, en un estado que ha tenido que vivir otra clase muy diferente de 68. La dictadura militar ha separado la zona ibérica de este contexto internacional, hasta el vuelo algo ruidoso de Carrero.
Hablamos de olvidos y falsificaciones históricas coherentes con el modelo teórico y político de las décadas anteriores, justamente hasta la reanudación del trabajo de estudio y análisis marxista, de clase, radical, de los años 60. Por esto es importante su examen.
Ha sido una larga y pesada interrupción que se ha traducido en una progresiva hegemonía de esas teorías, ideologías y terminologías capitalistas, laboristas y reformistas del sistema que hemos señalado, mientras que la humanidad padecía impunemente la mayor reordenación geopolítica, productiva y social de la historia. Y el hurto de la plusvalía mundial del trabajo asalariado se multiplicaba de forma inimaginable hasta entonces. Siempre teniendo en cuenta el minus hispano de retraso.
Una primera reordenación global de largo alcance que, en el fondo, entrecruzada con guerras y fascismos brutales, tiene su continuidad histórica justamente en el más reciente clímax de criminal orgía liberista, neocon o neoliberal, que nos ha hecho alcanzar la cuota de 10 millones de niños exterminados por hambre cada año, en aras de la obesidad metropolitana de bien determinados sectores sociales.
Que sólo ahora ha entrado de nuevo en una patente crisis de reajuste. Naturalmente, con la colaboración pasiva o activa de esas izquierdas cada vez más atontadas, vencidas, integradas y absurdas, si no fuera por su función de soporte del Trágico Desarrollo Capitalista.
9. El izquierdismo sigue su ruta servil con Sarkozys, Merkeles, Barrosos, Putines, Berlusconis, etc, y pronto Obamas, que arrecian con toda desfachatez sin oposición obrera.
Volvamos a la lucha ideológica, que tanto le gusta a algunos.
Eso es: si LIBERTAD ya no es desalienación del trabajo asalariado, del consumismo mercantil, del patriarcado, de la sumisión al estado, su cultura y normalización, y se vuelve un concepto reglamentado y sometido a leyes y valores mercantiles, si COMUNISMO ya no es ética, teoría y política obrera radical anticapitalista, revolucionaria, sino un referente mitológico, entroncado en la vieja URSS y en sus PCs zombi-satélites de ayer y de hoy, como socialfascistas coreanos o jacobinos españoles y franceses, si SOCIALISMO ya no es una concepción de transición activa (reformista o revolucionaria según las situaciones) desde el capitalismo hacia una sociedad socialmente desarrollada, sino una etiqueta complaciente para formaciones menos conservadoras que los partidos reaccionarios y abiertamente fascistas tipo PP, si DEMOCRACIA ya no es poder obrero y proletario, sino una forma institucional de régimen de derecho burgués (material o económicamente antidemocrático), con partidos legitimados por el poder real, el económico, es decir el régimen votocrático capitalista, si AUTODETERMINACIÓN no es liberación nacional de todas las cadenas, sino otra figura nacionalista del capitalismo y, como corolario, si IZQUIERDA ya no es una fracción parlamentaria de las repúblicas burguesas, sino una tipificación ideológica tan suficiente como ecléctica para amontonar presuntos comunistas, libertarios, radicales y revolucionarios con partidos de capitalismo modernizado o simplemente neoconservador como muchos PS, social-demócratas a menudo fascistoides, anti-obreros y jacobinos como PSOE y PSF, entonces la mesa está servida para que algunos pocos millones de grandes propietarios mundiales sigan alegremente hinchándose en ella, mientras que las multitudes del planeta, desorganizadas y divididas, sigamos forzadas a trabajar para estos canallescos comensales, entre privaciones o estragos por hambre y guerras.(6)
Luego, como pretenden los italianos de Sinistra o Rifondazione, los alemanes de Die Linke, los franceses de NPA, etc. se puede re-reformar y rellenar el bocadillo izquierdista proponiendo utilizar frases de El Capital para nuevos-viejos programas electorales, y aguantar más años la derrota ética y social, tan evidente como sucede en el circo italiano o francés. O como ciertos informadores nos relatan aquí desde Die Linke de la República federal alemana, prepotente locomotora de la UE, maestra de alienación obrera laborista y dispositivo central capital-monopolista del sistema.
Conocido paradigma asesor del desarrollo think-light-bask-innovation.
Esta es la nueva cara del fracaso estratégico del parlamentarismo izquierdista.
A ratos se pueden sacar al viento rojas banderas, para salvar y dirigir emociones viscerales y alienadas de laborismo, a lo mejor con sus antiguas y gloriosas hoces y martillos, pero el hecho es que no existen, ni en el estado francés, ni en Italia, ni en los EEUU o en Alemania, formaciones organizadas de ningún tipo que, privilegiando la lucha institucional, es decir al interior de los mecanismos del régimen, representen clases obreras y proletariados de sus países.
Sin olvidar la miseria hispana, con ese esperpéntico nacionalismo español mal camuflado de pequeñas izquierdas con o sin hoces, martillos y rojas estrellas.
No hablen entonces de clase obrera mundial, o de solidaridad con el inmenso proletariado que se machaca a hierro y fuego como ahora en Congo, Somalia, Irak, Kurdistan, Dahrfur, etc, y se ordeña hasta el exterminio desde las multinacionales de estos mismos países parlamentarios. Con leyes UE progresivamente fascistas, racistas y economicistas, para completar el desolador panorama liberista, humanitario o progresista de estos verdaderos piratas mundiales.
El nivel de alienación de estas formaciones parlamentarias y de prácticamente todos los sindicatos laboristas es de tal calado, que no se les ocurre tratar ni un rato su grave responsabilidad, directa y estructural, con este extermino criminal, genocida, y con las guerras que sufre una parte de la humanidad, cebadas y aprovisionadas desde las metrópolis. No queremos perder el control de esas materias primas, indispensables para nuestros niveles de pobreza controlada o de estatus de aristocracia obrera. Para mantener costumbres consumistas tan individualistas como injustificables frente a todo esto. Y burocracias izquierdistas imitando, encubriendo o ayudando a los políticos burgueses.
Pero sí, El Capital de Marx es transformado de nuevo en biblia para citas oportunistas. Por supuesto, no seguramente asumido como herramienta de trabajo, y desarrollado en su proceso crítico radicalmente anticapitalista, es decir: de análisis no economicista sino obrero, de instrumento de lucha de clase. Lo que significa ir en contra y no en reforma de un sistema global tan voraz y moralmente podrido como progresivamente sofisticado y violento. Peligroso ya no sólo para una absoluta y calculable mayoría de la humanidad(7), sino también para el entorno físico general del género humano.
10. Sobre el partido obrero y el partido ideológico.
11. Qué hacer en esta fase de crisis/desarrollo del capitalismo.
Un primer principio podría ser este: dejemos de verter todas las energías en hablar de crisis del capitalismo e intentar competir en descifrados y previsiones macroeconómicas capitalistas, antes de conocer materialmente y desarrollar análisis y conexiones con la clase obrera. Es la absoluta y primera lección de Marx. Son dos las clases dominantes en esta larga época histórica, y analizar y estudiar “técnicamente” el capital de muy poco nos ayuda sin conocer nuestra clase y sus movimientos, en cada uno de los muchos centenares de extensiones nacionales de la clase mundial, cada una algo o muy diferente de las demás por situación y composición.
Como dice Harry Cleaver en su introducción al famoso “Marx más allá de Marx”(8), “no debe asustarnos el elegir y hurgar entre las ideas de Marx. Esto es lo que siempre han hecho los marxistas, ya sea que se den cuenta o no. Los marxistas tradicionales han enfocado siempre los elementos objetivistas de Marx, porque se ajustaban mejor a sus necesidades políticas. La teoría crítica parece haber ignorado la teoría de Marx acerca de la clase obrera como sujeto, tal vez por un profundo pesimismo adquirido en períodos de crisis. (...) Muchas generaciones de marxistas nos han transmitido el hábito de percibir los mecanismos de la dominación, (pero) lo que ahora necesitamos es usar a Marx para descubrir los mecanismos de la liberación. (...) Por años el marxismo ha sido esterilizado al reducirse a una crítica de la hegemonía capitalista y sus "leyes de movimiento". La fascinación de los marxistas con los mecanismos capitalistas de despotismo fabril, de dominación cultural y de manipulación de las luchas de las clases obreras, los ha cegado a la presencia de un sujeto verdaderamente antagónico. La clase capitalista es el único sujeto que reconocen”.
“Cuando observan la lucha de la clase obrera, suelen considerarla como una derivación del propio desarrollo capitalista. La auténtica dinámica del desarrollo capitalista es ubicada invariablemente entre las contradicciones " internas" que surgen entre los capitalistas en cuanto competidores. (Al contrario) Marx vislumbró claramente cómo el desarrollo histórico de la sociedad capitalista ha involucrado siempre el desarrollo de la clase obrera como un sujeto separado y antagónico- un sujeto que desarrolla el poder de colocar al sistema en crisis y destruirlo. (...) Marx logra trazar el desarrollo simultáneo de ambos sujetos, y al mismo tiempo que rastrea al capital desde su formal dominación de la producción por medio del dinero, hasta su directa dominación de la producción y la circulación, en el nivel del mercado mundial y las crisis, simultáneamente saca a la luz el crecimiento de la clase obrera, desde fuerza de trabajo viviente dominada, al estadio de proletariado industrial y a su pleno desarrollo como clase revolucionaria en el nivel de la reproducción social. Dos sujetos, unidos por el poder de uno para dominar al otro, pero, también, dos sujetos históricos, cada uno con el poder de actuar, de tomar la iniciativa en la lucha de clases”.
En este sentido, como afirma el colectivo Aurpegi Gunea en “Clase Obrera Mundial y exclusión capitalista”(9), “sólo por medio del movimiento obrero en lucha se reconocerán su composición y las contradicciones no antagónicas internas al proletariado que le median, pero no como existencia de sectores ‘excluidos’, por cuanto para la clase obrera mundial existen los demás proletarios que incluso en el caso de los campesinos en paro tienden a investirla, no como excluidos.
El ejercito de reserva es para la clase obrera eso, ejercito de reserva, no excedente del ejercito de reserva, no excluidos, esto es del todo imposible de hacer porque la clase obrera no se suicida políticamente, porque tiene misiones o funciones históricas en el aparato productivo, que incluyen programáticamente a toda la sociedad mundial, y además porque realmente está investida objetivamente, por su función avanzada, por todo el proletariado obrero o campesino, local, internacional, migrante, nacional y mundial”.
Es decir: tenemos que asumir que a partir del concepto de clase obrera mundial es posible y necesario desglosar e interpretar todos los aspectos, necesidades y expresiones de cualquiera de sus sectores, en cada una de las extensiones nacionales –no estatales- de la clase, superando ese tradicional laborismo que considera como clase únicamente a su sector empleado, trabajador, y peor aún: sólo el explotado por el capitalismo industrial en cada estado.
Luego sí, en lo teórico, hay que aplicarse al estudio del otro aspecto, lo que surge naturalmente de esta reseña histórica: conocer las bases científicas de la crítica al sistema, por lo menos tanto cuanto las estudian los capitalistas en sus universidades, think tanks, cursillos y seminarios: Marx, Engels, Lafargue, Lenin, Luxemburg, Lukacs, Trotski, Gramsci, Reich, Mao, es sólo un inicio del listado.
Desarrollarlas, por lo menos como intentan hacerlo algunos movimientos y investigadores obreros radicales, con relación a la nueva estrategia capitalista que se está fraguando ahora.
Y entonces, en lo concreto, buscar como es posible desplegar teórica y prácticamente, sobre la base de los dos ejes indicados de trabajo, la democracia obrera, de base local y directa, consejista o asamblearia, que no tiene nada que ver con el laborismo de los trabajadores alienados ni con su sindicalismo capitalista, de acompañamiento o reformista, ni con la república capitalista. Todo lo contrario. Conectar y conectarse con las nuevas redes de organización y comunicación social radical, de las que disponemos muchas en Euskal Herria, empezando por gaztetxe, focos juveniles, culturas alternativas radicales y un listado muy largo de iniciativas y organismos activos, que hay que poder situar en su contexto obrero, del que hay que asumir que forman parte objetiva. Lo que conlleva establecer bases internacionales de conexión obrera mundial, por encima del chantaje monopolista y sindicalista laborista, entre todos los sectores de la clase. Y con las luchas proletarias de pueblos originarios contra los estados-nación.
12. Reanudar procesos de liberación.
Lo que denominamos proceso de organización obrera, no es la fabricación para voluntarios de una prenda de combate con etiqueta estratégica, sino la expresión tan sintética como reticular del proyecto y movimiento obrero real, radicalmente opuesto a valores y crecimiento del modelo capitalista. Que tiene formas, contenidos y conexiones cambiantes, diferentes, adaptables tanto como lo demuestran las respuestas reformadoras –o represivas- de la clase capitalista vascongada.
Es un modo de producción que, como vemos muy bien en Euskal Herria ahora, aprende en continuidad de nuestros aciertos y errores y que siempre se desarrolla sobre la innovación que le proporciona o a la que le empuja la lucha de clases de los movimientos radicales. Lo que seguirá haciendo hasta que no tenga otra salida, por la que hay que abrirle puertas y ventanas desde la iniciativa obrera general, mundial, para que desaparezca para siempre de la historia. Con sus valores prehistóricos de desarrollo humano.
A ver cuales son esta vez los pueblos y clases nacionales anillos fuertes de la cadena proletaria, nuevas Cubas y Vietnam, que se ganan el honor histórico de espoletear otra Gran Insurrección Democrática Obrera, otra vez a escala general, global, sistémica, y sobre todo permanente, de real transición activa hacia la liberación y la desalienación laborista capitalista o socialista.
Con el gran fracaso de las izquierdas estatales habría terminado, posiblemente, una larga historia de embrutecimientos ideológicos sectarios que han substituido con las banderas de partido el análisis concreto y las herramientas teóricas materialistas.
Hay luchas y movimientos que ya se presentan de forma masiva fuera de las partidocracias y para una política desalienada de las ideologías, redescubriendo relaciones de clase fundadas sobre diferentes maneras materiales de existir en el capitalismo. Mientras que la civilización humana evoluciona rápidamente con el desarrollo cada vez más intenso de su inteligencia colectiva, general, el general intellect que decía Marx. Por ahora bajo control capitalista, todavía.
Una inteligencia que puede hace crecer colectivos pero también personas. Desalienación. Como descubre Althusser al final de su vida, cuando logra hacer una autocrítica a toda su anterior impostación política y de investigación fundada en su ideología o ideal teórico, brotado de su propia alienación personal, familiar, social y cultural, para asumir ahora “mi propio deseo que había reconocido y conquistado en mi cuerpo, mi deseo de existir para mi, mi propia manera de existir”.
“(Al reconocer luego el dramatismo de la experiencia personal) no es por azar si (ahora) en el marxismo he pensado toda categoría bajo la primacía de la práctica, y he propuesto esta fórmula de la práctica teórica, fórmula que llena mi deseo de compromiso entre mi deseo especulativo, teórico, salido del deseo de mi madre, y mi propio deseo que se obceca no tanto en el concepto de práctica, sino en mi experiencia y mi deseo de la práctica real, de contacto con la materia (física y social), y de su transformación en el trabajo (obrero) y la acción (política)”.(10)
Sólo así seremos maduros para empezar por el comienzo: qué hacer, otra vez, radicalmente, como lo logró de forma primaria el bolchevismo, por algunos pocos años. ¿O fue sólo por unos meses?
Los tiempos, las condiciones, el desarrollo de las fuerzas productivas, entonces no estaban preparados para una transición general y definitiva desde la primitiva barbarie capitalista siglo XIX hacia una civilización éticamente superior. Hoy, con la globalización general del modelo, el impresionante desarrollo de fuerzas e inteligencias productivas del capitalismo cognitivo y la formación material de una verdadera clase obrera mundial, es posible. Es decir: existen bases materiales maduras, y existen también bases teóricas desarrolladas. Faltan concreciones políticas y sobran otras.
NOTAS
(1) Sobran observaciones sobre la judicatura postfranquista, post- sólo en las formas, donde hasta los jueces que no han trabajado a fondo para el terrorismo del régimen militar, los más recién incorporados, asumen la tortura como normal instrumento de investigación, sin que por supuesto las Izquierdas se escandalicen. España.
(2) Los casos en los que un potente movimiento político-social haya conseguido utilizar esta estructura (república española, Chile de Allende, Bolivia de Evo, por ej.) o que en condiciones extraordinarias (Venezuela de Chavez) haya sido directamente apropiada por una dirección progresista, no modifican el fondo de la argumentación. Tanto es que, como sabemos, la primera necesidad de estabilización y protección de estos regímenes más socialistas se encuentra justamente en las inmediatas medidas de reforma institucional por medio de procesos constituyentes, reformas electorales, alfabetización, etc. y luego nacionalizaciones de recursos, de multinacionales intervencionistas, policía, ejército, mass-media, etc.
(3) Capitulo 4: El marxismo no ha fracasado ni podido hacerlo.
(4) Ver el interesante comentario de J. Attali Goyeneche sobre Krakauer y las bases sociales del nazismo (Me sumo a la investigación sobre capas, estatus e clases) para el artículo ‘Marx en Navarra’ de O. Larrepetit.
(5) Mientras que los revolucionarios bolcheviques teorizaron e impulsaron la autodeterminación de todas las naciones, el imperialismo les opuso la teoría Wilson (pres. de EEUU 1913-21) que limitaba el derecho de autodeterminación según cánones muy restrictivos, que son los que se siguen aplicando hoy. En realidad, sea Kelsen, como teórico del estado de derecho, que Wilson, presidente de los EEUU en la época de la Revolución soviética, pusieron las bases teóricas, políticas e institucionales del capitalismo moderno, sobre las que Roosevelt pudo impulsar las reformas del New Deal, apoyándose justamente en la teoría económica anticomunista de Keynes.
(6) 10 millones de capitalistas dominan la Tierra: ver el artículo “Conocer a nuestro enemigo nacional y de clase”, K. Rontegi.
(7) Ver por ejemplo Aurpegi Gunea.
(8) Introducción por Harry Cleaver a “Marx más allá de Marx, Nueve Lecciones sobre los GRUNDRISSE” de Antonio Negri.
(9) “Clase Obrera Mundial y exclusión capitalista”
(10) “L’avenir dure longtemps” de Luis Althusser (‘El futuro tarda mucho en llegar’, o ‘El futuro existe desde hace tiempo’, o ’Lo por venir viene desde antaño’, o ‘El porvenir dura mucho tiempo’) según la profunda y magnífica reseña del crítico León Rozitcher. Ed. castellana: “El porvenir es largo”, Bs.As., Ediciones Destino, 1993.
Karlo Raveli
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