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Si no quieres caldo: Black Friday |
El gigante de la distribución Walmart se convierte en un irresistible imán para adelantar veinte días el Black Friday, la orgía consumista estadounidense que la crisis pondrá a prueba este año.
Si pasar por delante de una tienda sin echar una miradita es para algunos en estos días algo más que un duro ejercicio de abstinencia, una cura de salud, mental y económica, la llegada del famoso Black Friday, el próximo 28 de noviembre, lo pone aún más difícil.
El Black Friday es justo el día después del Thanksgiving (Día de Acción de Gracias) en Estados Unidos. Todo un ejemplo de despropósito y desenfreno comercial que históricamente representaba -sobre todo para los pequeños comerciantes-, el momento en el que sus cuentas pasan de las pérdidas (se anotaban con tinta roja) a los beneficios (que se registraban con tinta negra).
Inaugura en la práctica la temporada navideña. Aunque otra teoría urbana a pie de calle afirma que recibe el nombre por el color negro que los neumáticos de los coches dejan en el asfalto entre frenazo y frenazo, en un día de compras frenéticas y compulsivas de productos que, en numerosos casos, nadie llegará a usar nunca.
Pero si había hecho promesa de enmienda, de no gastar más que lo imprescindible y pensaba encerrarse ese viernes en casa, vaya añadiendo un día más en la celda de castigo elegida. El gigante americano de la distribución, Walmart, ha preparado para este mismo sábado 8 de noviembre un pre Black Friday. Y no se lo ha montado nada mal para atraer a sus tiendas a los sufridos compradores.
En el anzuelo ha colgado portátiles Compaq a un precio de 298 dólares, al cambio en euros le sale el laptop a 234 euros, algo menos de lo que le cuesta a una familia de cuatro miembros ir ocho veces al cine. Pero no se preocupe si le da la fiebre compradora, para hacerse con la estrella del día a precio low cost, la firma le promete que la pelea será dura.
Habrá un mínimo de 10 por tienda, pero que no le entre calentura, sólo podrá comprar uno, si lo mira por el otro lado hasta le hacen un favor. Aunque si la informática no es lo suyo y prefiere un televisor de plasma, la firma estadounidense pone a la venta una oferta de la marca Sanyo de 46 pulgadas a un precio de 798 dólares, (628 euros). Si lo prefiere, podrá hacerse por 399 dólares (313 euros) con una Sony Playstation 3, con una tarjeta de regalo incluida por valor de 100 dólares para gastar en Walmart.
Con la que está cayendo este Black Friday promete poner a prueba la tinta roja más indeleble de las cuentas de cualquier comercio, y convertirse en la excepción que confirma la regla. Y lleva todos los puntos para ganar ese dudoso, pero palpable honor que se mastica en el ambiente, y que amenaza con mantenerse en el tiempo más de lo deseado.
Concha Rubio

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, monopolios, multitud.
Kelli Donley, una ejecutiva de 29 años de un grupo sin ánimo de lucro de Tempe, Arizona, dice que siempre ha sido ecológica. Donley, por ejemplo, lleva sus propias bolsas a la tienda de abarrotes y conduce lo menos que puede. Ahora está "conservando ropa", al comprar en tiendas de ropa usada.
Hace un año, cuando Donley y sus seis mejores amigas se reu‐nían, la conversación giraba en torno a los últimos jeans de diseñador, los cosméticos de Dior y vacaciones exóticas. Últimamente, sin embargo, a medida que el valor de su portafolio de acciones y de sus inmuebles se ha ido derrumbando, tienden a hablar sobre recetas baratas y cupones de descuento en los supermercados.
"De repente, ser ahorrativo se ha puesto de moda", dice Donley.
Las corrientes gemelas de un bajón económico y la mayor preo‐cupación sobre el medio ambiente se están fusionando para producir un giro en la psicología de los consumidores estadounidenses.
Después de una década marcada por el consumo conspicuo, muchos estadounidenses de clase media y clase media alta ya no se sienten cómodos en exhibir sus gafas de sol Gucci de US$300 y bolsos Hermes Birkin de US$8.000. Están empezando a considerar de mal gusto las muestras de extravagancia, una tendencia que promete afectar a toda clase de gastos, desde la compra de automóviles y electrodomésticos a viajes, moda y electrónicos.
"Nuestros clientes minoristas y manufactureros están observando prácticamente una aversión al consumo", afirma Todd Lavieri, presidente ejecutivo de Archstone Consulting, firma de consultoría que sigue de cerca los patrones de gasto. "En desa‐celeraciones previas (como las de 1991 y 2001) a menudo hemos considerado las compras como una terapia", dice. Pero ahora, cuando hay escasez de crédito, "la gente no sale a comprar para sentirse mejor. En realidad, están dejando de comprar para sentirse mejor", añade Lavieri.
Esa conducta encaja bien con el ecologismo, que es otro medio para que la gente se sienta mejor.
En los últimos 12 meses, algunos estadounidenses pudientes sencillamente "han dejado de querer tener más que el vecino", señala Pamela Danziger, presidenta de la firma de marketing Unity Marketing. Otros, indica, han decidido que "gastar dinero en el lujo es un mal uso de los recursos en un entorno caracterizado por los altos precios de los combustibles y una creciente huella contaminante".
Danziger ya advierte un cambio significativo. En una encuesta de Unity Marketing entre 1.200 consumidores a comienzos de octubre, más de la mitad de los entrevistados, cuyos ingresos anuales por familia bordeaban los US$210.000, manifestó que había comprado con menos frecuencia en los últimos 12 meses y que estaba recortando los gastos al acudir a tiendas de descuento o liquidaciones.
Peter Boneparth, ex presidente ejecutivo de Jones Apparel Group Inc., dijo durante una conferencia realizada la semana pasada que "el negocio del lujo va a tener serias dificultades" y que será "uno de los últimos en recuperarse". Boneparth añadió que la crisis financiera global había activado un cambio fundamental en la psicología de los consumidores de altos recursos y que "estar gastando" dejó de ser chic.
El cambio comenzó antes del congelamiento de los mercados de crédito y el desplome bursátil. Muchos estadounidenses habían empezado a cuestionar su "consumo desenfrenado" y adoptar una "cultura de responsabilidad", señala J. Walter Smith, presidente de la empresa de tendencias globales Yankelevich. Para muchos, indica, las preo‐cupaciones sobre el medio ambiente fueron un factor importante detrás de este cambio.
"La gente dice 'vamos a ahorrar dinero y vamos a salvar el planeta'", señala Wendy Liebman, presidenta ejecutiva de la firma de consultoría WSL Strategic Retail.
"Este modelo intelectual ha sufrido un duro golpe. Ha sido modificado radicalmente por la intervención del Estado, el mismo tipo de intervención que ha sido prohibida para los países pobres. El modelo será objeto de nuevas modificaciones de acuerdo a los intereses de los centros de poder económico que en gran medida controlan la política estatal".
Estados Unidos (EU) ha destinado 700 mil millones de dólares para salvar a los bancos, el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan dijo que cometió un error al confiar en el libre mercado, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz comparó la caída del sistema financiero con la caída del Muro de Berlín, a diario pierden las bolsas de valores y se dice que lo peor está por llegar.
¿Cuál es la magnitud de la actual crisis económica?
Nadie sabe qué tan grave será. Y no es una sola crisis: hay varias. Una es la crisis financiera que se encuentra en las primeras páginas. Otra es la recesión en la economía real, es decir, la economía productiva. Una tercera, en EU, es la inminente crisis del ineficiente y costoso sistema privado de atención a la salud, que socavará el presupuesto federal a menos que se aborde en serio. Estos interactúan de manera compleja.
No veo ninguna utilidad en compararla con el Muro de Berlín. Ese fue un paso crucial para la caída de la URSS. No hay indicios de que las instituciones del Estado capitalista estén enfrentando un destino similar, excepto sectores como los bancos de inversión y algunas otras en el sector financiero, y por muy diferentes razones, sectores industriales como el automotriz en EU.
¿Cuáles son las lecciones de esta crisis?
La más inmediata es que el fundamentalismo de mercado fue un desastre, lo cual no debería sorprender a los latinoamericanos o a otros sometidos a esta disciplina. Más específicamente, la liberalización financiera conduce al desastre. También, que la liberalización es un serio golpe c ontra la democracia. Otra lección subraya la sensible observación del principal filósofo social estadounidense del siglo 20, John Dewey: la política es "la sombra que las grandes empresas proyectan sobre la sociedad".
¿Será el ocaso del poder de los Estados Unidos y el inicio de la hegemonía de China o la India?
Es muy poco probable, a pesar de que la crisis puede llevar adelante el proceso de diversificación de la economía mundial. Los EU tienen enormes ventajas, aparte de su abrumador poderío militar. Europa tiene una economía de escala comparable, pero es heterogénea, y ha sido renuente a dar un paso adelante en los asuntos mundiales, prefiere permanecer bajo la sombra de EU. China y la India han estado creciendo, al igual que otros países de Asia que desafían la ortodoxia neoliberal, pero tienen enormes problemas internos. Un indicador está dado por el Índice de Desarrollo Humano de la ONU: China ocupa el lugar 81; India, el 128 (apenas por encima de Laos y Camboya). Y eso es sólo la superficie.
¿Es la crisis de las finanzas o la crisis de un modelo cultural?
Es la crisis de un "modelo cultural" si por esto nos referimos a un sistema doctrinal: el fundamentalismo del libre mercado. Pero, a pesar de las pretensiones, esa doctrina nunca fue aceptada por los mismos centros de poder occidentales, pese a que fueron felices en predicarlo a los demás. Esto es un patrón histórico que se remonta por siglos, y es un importante factor en la creación del Tercer Mundo en las regiones colonizadas.
Autor de "Hegemonía o supervivencia. La estrategia imperialista de EU", Chomsky menciona que Ronald Reagan, quien es reconocido como el "sumo sacerdote de los libres mercados", incrementó el tamaño del gobierno, rescató el Continental Illinois Bank y fundó el consorcio Sematech para salvar a la industria de semiconductores estadounidense, entre otras acciones.
La crisis económica también ha evidenciado el "desmantelamiento" que sufre la democracia a causa del sistema del libre mercado, consideró Chomsky, quien se ubicó en la onceava posición de la lista de junio pasado sobre los intelectuales más influyentes del mundo. En la lista elaborada por Foreign Policy, editada por el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, los primeros 10 fueron musulmanes. "En una democracia, las organizaciones populares, sindicatos, partidos políticos y otros, podrían estar formulando soluciones y presionando a los representantes políticos para ponerlas en práctica y no hay ninguna señal de eso", sostuvo.
Es sorprendente, agregó el icono de la izquierda internacional, que los principales medios de comunicación estadounidenses insistan en invertir recursos públicos para salvar a los bancos, sin ningún tipo de control público, mientras que condenan el rescate de la industria automotriz.
Los empleados de la industria del auto ganan 56 mil 650 dólares al año, casi lo que gana en un día Robert Rubin, actual presidente del Comité Ejecutivo de Citigroup, y uno de los responsables del actual desastre económico, en su calidad de ex Secretario del Tesoro de Bill Clinton, apuntó.
¿Qué puede esperar el mundo y Estados Unidos si Barak Obama gana las elecciones?
Las bases de Obama parecen ser las de un demócrata centralista, tal vez no como Clinton. Un análisis más detallado tendría que considerar caso por caso.
¿Qué representa el que un afroamericano pueda llegar a ser presidente de EU?
Es bastante significativo, como el hecho de que en las elecciones del partido Demócrata los candidatos fueron una mujer y un negro. Hace 40 años habría sido prácticamente inconcebible. Este es uno de los muchos indicios de la militancia popular de la década de 1960 y sus secuelas.
¿Cuáles serán las consecuencias de la crisis económica en el ámbito cultural?
Eso es impredecible. Las crisis económicas a menudo se han visto acompañadas por la aparición del gran arte.
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