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La ONU acusa a Israel de apartheid |
El Presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel d'Escoto Brockmann, acusó a Israel de apartheid e hizo un llamamiento “a una campaña de boicot, desinversión y sanciones” contra Israel.
Durante el Día de Solidaridad con el Pueblo Palestino celebrado el lunes [24 de noviembre] en la ONU, el nicaragüense Miguel d'Escoto Brockmann afirmó también que “nuestros hermanos y nuestras hermanas palestinos están siendo crucificados” por Israel.
Miguel d'Escoto Brockmann acusó a Israel de apartheid dos veces el pasado lunes, una por la mañana en la reunión anual del Comité de Naciones Unidas sobre el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino, y otra en la Asamblea General de la tarde.
“Esta mañana he hablado sobre el apartheid y sobre lo similares que son las políticas que aplica Israel en los territorios palestinos y las del apartheid de los primeros tiempos en otro continente. Creo que es muy importante que nosotros, Naciones Unidas, utilicemos este término”, afirmó. “No debemos tener miedo a llamar a algo lo que es. A fin de cuentas, Naciones Unidas es quien aprobó la Convención Internacional contra el Crimen de Apartheid para dejar claro a todo el mundo que estas prácticas de discriminación oficial deben ser proscritas ahí donde ocurran”.
“Hace más de veinte años nosotros, Naciones Unidas, nos pusimos a la cabeza de la sociedad civil cuando acordamos que las sanciones eran necesarias para proporcionar un medio no violento de presionar a Sudáfrica ... Hoy, quizá nosotros, Naciones Unidas, deberíamos considerar ponernos a la cabeza de una nueva generación de sociedad civil que está haciendo un llamamiento a una similar campaña no violenta de boicot, desinversión y sanciones para presionar a Israel...”.
Anne Bayefsky, directora de [la revista] EYEontheUN arremetió contra las palabras de Miguel d'Escoto Brockmann.
“El ataque de Miguel d'Escoto Brockmann es un flagrante abuso de su puesto de Presidente de la Asamblea”, afirmó. “Sabe muy bien que su injuriosa opinión personal sera traducida a seis lenguas y difundida por internet a todo el mundo”.
“En efecto, el llamamiento de Miguel d'Escoto Brockmann fue un llamamiento a la destrucción política de Israel por medio de la misma estrategia que la adoptada contra el apartheid de Sudáfrica”, continuó Bayefsky.
Durante el acto del lunes en la ONU ondearon sólo dos banderas, la de Palestina y la de Naciones Unidas.
(mas...)

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, multitud, politica, violencia.
► miércoles, 26 noviembre, 2008
Los palestinos habitantes de la Franja de Gaza están amenazados de sufrir una crisis humanitaria originada por dos años de bloqueo económico que se suman y exacerban con los efectos de 60 años del opresor gobierno colonial. En las últimas dos semanas, el bloqueo de todo alimento y medicinas incrementa la crisis humanitaria hasta el nivel de amenaza de aniquilación.Nos sentimos indignados, pero no nos sorprende esta escalada. Como estaba pronosticado por escritores políticos como Ilan Pappe y Toufic Haddad, Israel unilaterlmente decidió y puso en práctica la retirada de Gaza, preparando el terreno para esta situación. Con esta retirada, Israel mantiene el control de las fronteras, el espacio aéreo y marítimo y mantiene a Gaza completamente aislada práctica y políticamente.
Esta situación pudo consumarse con el apoyo incondicional de usamérica y sus aliados y la complicidad de la generalidad de la comunidad internacional y los vecinos de la misma Gaza.
Las advertencias sobre Gaza son similares a otras ocurridas en la historia. Mordekhai Gebirtig, el gran poeta del idioma yish, escribió su famosa poesía S’brent’ –está ardiendo, nota del T.- , en l938. Fue escrita como respuesta al pogromo de 1936 de la ciudad de Przytyk, advirtiendo contra la próxima catástrofe que cayó sobre los judíos de Europa.
El fin del cese del fuego entre Israel y Hamas –la excusa de Israel para retomar la beligerancia- fue de hecho provocada por Israel durante las elecciones presidenciales en usamérica. Israel está actuando de mala fe, atacando a los civiles gazanos y utilizando la respuesta palestina para justificar la escalada del sufrimiento palestino. Las acciones de Israel son un ataque a la vida misma. Un desmedido crimen contra la humanidad y una forma de castigo colectivo.
Israel recibió una lección del gobierno nazi en Varsovia y de otros regímenes con el secuestro y su mantenimiento de rehenes de la ayuda humanitaria y de los observadores internacionales de derechos humanos. Esta táctica impide el testimonio y la comunicación de lo que está ocurriendo en Gaza.
La última y descarnada muestra de violencia protagonizada por Israel y el arrogante desprecio de sus líderes por la humanidad del pueblo de Gaza y, por lo tanto, de la humanidad de todos nosotros, debería mover a toda la raza humana en el mundo, a las organizaciones no gubernamentales, a los grupos de bases y a todas las personas de conciencia a tomar inmediata acción.
Aquellos que apoyaron la negativa de Israel de negociar con el electo democráticamente partido Hamas para el gobierno, deben ahora entender que la hambruna de Gaza es su inevitable resultado.
¡Paren el asalto y el bloqueo a Gaza ahora!
¡Paren de retener como rehenes a la ayuda y los trabajadores humanitarios y a los observadores de los derechos humanos!
Solamente una campaña de boycott, desinversión y sanciones contra Israel tiene la oportunidad de parar la violencia israelí.
Si Mordechai Gebirtig, el artista y revolucionario judío estuviera hoy con vida, estaría escribiendo S’brent.
-está ardiendo- para Gaza.
(mas...)
Entonces, y para no dejar que el lector empiece a imaginar que el mundo anterior pertenece a otro planeta, debo aclarar que el mundo al que me estoy refiriendo está actualmente conformado por “Nosotros”. Vds. y yo. Nos resulta fácil, ¿verdad?, llorar por la gente de Gaza, y es fácil también pedirles paciencia y persistencia, y es fácil asimismo condenar al matarife israelí de millón y medio de seres humanos. Sin embargo, lo que parece imposible es que lleguemos a confesarnos que somos nosotros los que estamos asediando Gaza y que todas nuestras condenas, protestas, oraciones y escritos –a menos que vayan acompañados de actos genuinos sobre el terreno- son un penoso reflejo de nuestra despreocupación frente a la masacre actual contra los palestinos de Gaza, y de la ausencia de algún propósito firme, por nuestra parte, de llevar a cabo acciones serias y prácticas para desbaratar el estado de sitio contra la Franja.
El lector puede sorprenderse: “¡Acciones prácticas sobre el terreno! ¡¿Yo?!” Su asombro desaparecerá tan pronto como comprenda que la resistencia pacífica y no violenta ante las injusticias ha sido tan eficaz a través de la historia como la resistencia armada, cuando no superior en muchos de los casos. Recordémonos a nosotros mismos y recordémosle a Egipto –el socio de Israel en el derramamiento de la sangre palestina en Gaza- que él mismo no habría obtenido su independencia del colonialismo en 1923 sin la revolución de 1919 –que fue pacífica en muchos sentidos- y la desobediencia civil que siguió al arresto del líder del Partido Wafd, Saad Zaghloul. Fue esa revolución la que finalmente forzó a los colonizadores a rendirse ante la voluntad de los egipcios y declarar la independencia de Egipto. Recordemos también que el movimiento pacífico de no cooperación de Mahatma Gandhi, en la India de entre 1920 y 1922, y su posterior y famosa Marcha de la Sal en 1930, fue lo que acabó cortándole las alas al colonialismo británico, obligándole a reconocer la independencia de la India en 1947. La determinación de un hombre, que había entrado en su séptima década de vida, para caminar una distancia de 390 kilómetros hasta llegar al Mar Arábigo y romper las leyes de la sal del Imperio Británico, impidiendo la extracción de sal, puede que sea considerado por muchos como un acto demencial, pero cuando ese anciano cautivó y atrajo a más de sesenta mil indios en su camino hacia la ciudad costera de Dundee e inspiró a millones a unirse a la desobediencia, plantear el provecho del peregrinaje hacia la sal deviene tan solo una especie de sofismo.
La historia está llena de ejemplos de métodos de resistencia pacífica y no violenta que la lucha palestina, en sus noventa años de existencia –desde la Declaración Balfour-, podía haber aprehendido. Entonces, ¿por qué razón o razones los palestinos no han logrado lo que otros consiguieron en el mismo lapso de tiempo o incluso en un plazo más corto? No estaría lejos de la verdad atribuir el éxito de las luchas de otras naciones a su unidad alrededor de una idea central y a su determinación para conseguirla. Si los palestinos diagnosticaran cuidadosamente los motivos de su fracaso por no haber conseguido aún su liberación, entonces muy probablemente descubrirían la ausencia de los atributos mencionados. Casi estoy seguro que los palestinos nunca se pondrán de acuerdo en un objetivo central; si se preguntara a los palestinos por lo que piensan sobre los métodos más adecuados para conseguir su liberación, me temo que se podría recoger material suficiente para llenar varios volúmenes con apenas consistencia alguna entre esos métodos. Para no salirme del objeto de este artículo señalaré: El consenso nacional y la participación de todos los sectores de la población son condiciones necesarias para el éxito de cualquier iniciativa de resistencia no violenta que pueda ser considerara como sinónimo –o incluso como sustituto- de la resistencia armada.
Empezamos con el asedio contra Gaza y ahora estamos hablando aquí de resistencia no violenta, por eso, ¿cuál es la cuestión? Lo que estoy intentando decir es que la resistencia no violenta y pacífica se beneficia de un valor añadido al compararla con la resistencia armada; que no se limita a un cierto segmento de la nación y que permite la contribución e implicación de todos los pueblos del mundo, así como de la misma nación victimizada. El pueblo de Gaza nos estaba impulsando a lanzar una resistencia no violenta contra el bloqueo cuando se rebeló contra el asedio y desmanteló el muro de separación en la frontera egipcia para poder al menos respirar el aroma de la libertad durante unos cuantos días antes de que Egipto le obligara a retornar a su inmensa cárcel y a asfixiarse en sus celdas. Sólo unos cuantos comprendieron el valor del intento palestino de aquel momento y empezaron a desarrollar la IDEA, y es por eso que apareció el movimiento “Gaza Libre” (www.freegaza.org) y su brillante propuesta de poner veleros a navegar para romper por mar el asedio contra la Franja de Gaza. A pesar de sus limitadas posibilidades financieras y físicas, el pequeño grupo consiguió probar la viabilidad de su idea repitiéndola tres veces, llevando a bordo en la última de ellas a varios parlamentarios que recurrieron a la genial idea después de que el régimen egipcio les impidieran entrar en Gaza por tierra.
Esa innovación de la idea de los “Barcos de la Libertad”, y que la llevaran a la práctica sobre el terreno, es todo un orgullo para el movimiento “Gaza Libre”. Lo que falta es la parte más importante: la acción colectiva, por mi parte y por la suya, por nuestras familias, vecinos, amigos, colegas y todos los que crean en la justicia de la lucha palestina, que también ellos tienen que compartir la responsabilidad de liberar Palestina. Los “Barcos de la Libertad” podrán evolucionar de ser una idea amable a una eficaz arma de resistencia no violenta sólo cuando los viajes mensuales se conviertan en una línea regular de barcos continuamente activa, y cuando una flota de buques reemplace a las pequeñas embarcaciones, y cuando los organizadores del programa se vean forzados a retrasar el viaje de algunos pasajeros debido a la inmensa afluencia de voluntarios de todas las partes del globo, y cuando cada uno de nosotros se convierta en socio y parte de la idea contribuyendo a la financiación de los barcos o cubriendo los gastos de los voluntarios; sólo entonces podremos confiar en un próximo colapso del asedio israelí contra Gaza, una colapso que vamos a conseguir más con nuestra propia sangre, sudor y lágrimas que mendigando desesperadamente la simpatía de políticos e instituciones internacionales.
La decisión de continuar, o de poner fin, al asedio contra Gaza no es una decisión ni israelí, ni egipcia ni internacional; es nuestra –y sólo nuestra- decisión. Si estamos dispuestos a aceptar los hechos sobre el terreno no podremos esperar ni un poco de simpatía del ocupante israelí, ni conmover el corazón del régimen egipcio. Por otra parte, al promover nuevos hechos sobre el terreno a través de una resistencia no violenta, los israelíes no tendrán más opción que aceptar el final de su salvajismo y que la libertad de Palestina está cada día más cerca, y que los egipcios puedan ser recordados una vez más por la frase de su líder Saad Zaghloul: “El deber está por encima del poder y la nación por encima del gobierno”.
En este escenario, la situación de los civiles es todavía peor sin los alimentos de Naciones Unidas (ONU) que recibe el 80% de la población, que depende por completo de ayuda alimentaria; sin abastecimientos médicos o remedios para los deteriorados hospitales de la Franja y sin combustible (pagado por la Unión Europea) para la planta eléctrica y los generadores utilizados en los largos y constantes apagones.
La explicación oficial de Israel para bloquear incluso la ayuda humanitaria mínima, según el portavoz de la Fuerza Israelí de Defensa, mayor Meter Lerner, fue el "continuado lanzamiento de cohetes y las amenazas a la seguridad en los cruces".
El aislamiento israelí, en vigor desde que Hamas tomó el control de Gaza a mediados de 2007, puede describirse como una intensificación de las políticas destinadas a aislar a la población, arruinar su economía e incentivar el rechazo contra el movimiento islamista mediante duras (e ilegales) medidas de castigo colectivo.
Sin embargo, estas acciones no son del todo nuevas: el bloqueo no es más que la expresión final de la política israelí de clausura, en práctica desde 1991, que se basa, a su vez, en las políticas de Israel como ocupante desde 1967.
"No esenciales"
En la práctica, el cierre de los pasos fronterizos significa la negación de una amplia gama de ítems (alimenticios, industriales, educacionales, médicos) que se estiman "no esenciales" para una población que, en gran medida, es incapaz de ser autosuficiente al cabo de décadas de ocupación. Significa, además, que los normalmente escasos combustibles para la industria, para cocinar y para el transporte, están ahora ausentes.
La falta de carburante significa a la vez que las plantas de disposición y tratamiento de residuos no pueden funcionar adecuadamente, lo que se traduce en la disminución del agua potable y en que decenas de millones de litros de basuras no tratadas o tratadas parcialmente sean arrojados todos los días al mar.
Los cortes eléctricos afectan a todos los hogares y hospitales. Los que tienen la suerte de tener generadores se debaten para encontrar el combustible que los haga funcionar o los repuestos para repararlos cuando se echan a perder por sobreuso. Hasta las velas se están agotando.
Recompensa o castigo
No puede discutirse que las medidas de castigo colectivo contra la población civil de Gaza son ilegales bajo la ley humanitaria. Los alimentos y el combustible no pueden ser retenidos o entregados como recompensa o castigo. Pero la legislación internacional fue dejada de lado hace mucho tiempo. El bloqueo ha sido presentado como castigo por la elección democrática de Hamas, castigo por su posterior toma de Gaza y castigo por los ataques extremistas contra civiles israelíes.
Los civiles de la Franja, desde el profesor de matemáticas de un campamento de refugiados de la ONU hasta el recién nacido prematuro en una incubadora, adecuadamente castigados por actos sobre los que no tienen control alguno, se levantarán y se librarán de Hamas. O por lo menos así se espera. ¿Y qué pasa con estos agentes civiles del cambio político?
Con todas sus complejidades y tragedias, el principal efecto del aislamiento forzado ha sido reducir a toda la población a una vida de supervivencia. Los individuos se ven reducidos al detalle diario de sobrevivir y a sus agotamientos.
Al hacerlo, se priva a la gente del tiempo y de la posibilidad de no hacer más que negociar las minucias de lo que es y no es posible en sus vidas personales y profesionales. Si habrá harina disponible para hacer pan, dónde podrá encontrarse, cuánto cuesta.
Ricos o pobres, taxistas y defensores de los derechos humanos, todos pasan horas especulando sobre dónde encontrar un cilindro de gas para cocinar. El agotamiento se está apoderando de toda Gaza. La supervivencia deja poco o ningún espacio para la actividad política. Y, más allá del agotamiento, la ira y la frustración es todo lo que queda.
La verdad es que a Livni no le falta razón, ya que la primera conferencia de Durban, celebrada en 2001 en esta ciudad sudafricana, fue el punto de partida para el boicot internacional a Israel. Un boicot contribuyó a acabar con el apartheid sudafricano y otro boicot busca hacer lo mismo con el apartheid sionista.
Tiene que ser muy duro que este tipo de foros vayan más allá de las bonitas palabras y que adopten medidas concretas para denunciar que el Estado que aspiras a dirigir se basa en la exclusión de la mayoría de la población. Pero la solución no es actuar como el avestruz. Livni, si para entonces tiene alguna cota de poder en Israel, se quedará muy a gusto en casa sin escuchar a nadie llamándole racista. Pero no podrá evitar que el mundo siga denunciando que conculcan los derechos de los palestinos.
La brutalidad que ejercen los colonizadores fundamentalistas cae en oídos sordos y bocas de labios apretados. Una vez más, le ha fallado al pueblo palestino el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Lo que está ocurriendo en Hebrón no debería tolerarse en modo alguno. Exactamente como dijo el presidente actual de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el padre Miguel d'Escoto Brockmann: «Lo que se está haciendo al pueblo palestino me parece una versión de la odiosa política del apartheid.» Y continuó con un llamamiento al mundo para la adopción de una campaña de boicot contra Israel.
Este es el mismo régimen que ha estado imponiendo un bloque hermético y asfixiante en Gaza, robando la humanidad de su gente mientras el mundo se queda mirando y se mantiene al margen sin hacer nada.
Por lo tanto, nosotros hacemos un llamamiento a todos los amantes de la libertad para que condenen la política israelí de limpieza étnica en Hebrón y de genocidio en Gaza.
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