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La FAO calcula mil millones de hambrientos |
La noticia llegó desde Bruselas, Bélgica, cuando Jacques Diouf, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), pronosticó que para el año entrante ascenderían a mil millones las personas hambrientas en el mundo.
En este 2008, se calculan en 923 millones los seres humanos que padecen por tal flagelo en el planeta.
El titular de la FAO cuestionó las incumplidas promesas de donaciones de los países ricos y la organización de la agricultura a escala mundial.
Dio a conocer que hacia el 2050 se estimaban en nueve mil millones los habitantes de la Tierra, por lo que se hacía imprescindible desarrollar la agricultura tanto en los territorios ricos, en los que se encuentran en vías del desenvolvimiento económico, así como en los pobres.
Según Diouf es norma defender un nivel apropiado de ingresos en los agricultores de las naciones desarrolladas, pero debe hacerse de manera que no tenga como efecto impedir que los trabajadores del campo del llamado Tercer Mundo produzcan a nivel del comercio internacional si se dispone de una agricultura injusta.
A lo anterior se suma la actual crisis financiera que tiende a extenderse a nivel universal y cuyas consecuencias para las naciones pobres o menos desarrolladas puede ser catastrófica.
Otro aspecto a considerar deviene el de los bruscos cambios climáticos y el calentamiento global, que provocan terribles consecuencias para los países menos favorecidos y que son dependientes, en su mayoría, de la agricultura para su alimentación. Basta el ejemplo de este año para Cuba, azotada por tres huracanes.
La recientemente finalizada Cumbre Iberoamericana de San Salvador, El Salvador, abordó sin profundizar la galopante alza que sufren los precios de los alimentos. Solo el arroz ha subido 80 por ciento.
Esa reunión no obvió el tema dada su agenda: Juventud y Desarrollo, esferas íntimamente ligadas al tema de los alimentos porque una buena nutrición desde la infancia constituye la base del futuro para las nuevas generaciones.
Según estimados del Programa Mundial de Alimentos (PMA), para finales del actual año habrá en el orbe 967 millones de hambrientos.
Otra causa del fenómeno agroalimentario, además del incremento de los precios, se deriva del empleo de biocombustibles. Pongamos por caso el etanol (obtenido de la caña, la remolacha o el maíz), cultivos de consumo directo por las personas.
Lo paradójico de la crisis es que no afecta solamente a las ciudades, sino también al campo, por la pérdida de inversiones estatales o de organismos internacionales en la agricultura de subsistencia.

Etiquetas: conocimiento, medios, memoria, multitud, politica.
► miércoles, 19 noviembre, 2008
Ante la crisis mundial de alimentos que ha azotado especialmente a los más pobres, urge más que nunca enfocar las estrategias en fomentar la producción agropecuaria con pequeños agricultores. “Ése es el reto a seguir”, insiste el representante en Venezuela de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Francisco Arias Milla, en entrevista a PANORAMA.El vocero de la FAO aseguró a este rotativo —tras terminar su conferencia magistral en el II Foro Iberoamericano de los Recursos Marinos y la Acuicultura, realizado en Cumaná, estado Sucre— que el país está bien encaminado a alcanzar la seguridad alimentaria, siguiendo los lineamientos de la organización.
— ¿Por qué afirma que Venezuela está dando los pasos indicados para lograr la seguridad alimentaria?
— En Venezuela, han adoptado una estrategia nacional que se ajusta bastante a la propuesta original de la FAO, que consiste, en primer término, en atender las necesidades de estratos de la población que son vulnerables a la inseguridad alimentaria y, segundo, la meta es aumentar la producción de alimentos a nivel local. No hay una receta global, cada país tiene que establecer su propia estrategia.
— Entonces, ¿se podría afirmar que el país está tomando las medidas acertadas?
— Creemos que las iniciativas que está tomando — y ha tomado— el Gobierno son acertadas. En el país, los estratos necesitados están siendo atendidos por Mercal, Pdval, las casas de alimentación y otras iniciativas. Al mismo tiempo, el Ministerio de Agricultura y Tierras ha puesto en marcha un plan nacional para fomentar e incrementar la producción de alimentos, especialmente con pequeños agricultores.
— ¿Cree que el apoyo que da el Estado a los pequeños productores debe reflejarse en precios bajos a los consumidores?
— Dentro del esquema que propone la FAO para resolver el problema de los estratos poblacionales que necesitan ayuda alimentaria, se hace énfasis que esa ayuda que se le dé no repercuta en forma negativa en la producción nacional. Es decir, que no se le obligue a los productores a vender sus productos a precios bajos, porque entonces usted los está afectando directamente a ellos, a su seguridad alimentaria.
— ¿Cuáles otros proyectos adelanta la FAO con Venezuela?
— Estamos trabajando en varias iniciativas que tiene el Gobierno, como el fortalecimiento institucional en el apoyo brindado para la conducción del séptimo Censo Agrícola. Además, tenemos proyectos que dan apoyo directo a los productores, como es el caso de la producción de chigüires. Por otro lado, tenemos proyectos con Insopesca para la pesca en la cuenca del río Orinoco y la conservación de la langosta.
— ¿Estos proyectos son iniciativa de la FAO o del Gobierno?
— Generalmente, son iniciativas del Gobierno y éste solicita el apoyo de la FAO y nosotros respondemos a esa solicitud. En el proyecto de fomento del comercio de productos pesqueros se convidó a Venezuela a integrase y el Gobierno pensó que es un tema de interés y están participando.
— ¿Venezuela siempre ha estado dispuesta a colaborar con la FAO?
— Venezuela siempre ha participado al más alto nivel con la FAO. Incluso, ha sido el país de toda América Latina que presta mayor colaboración con el continente africano para lograr la seguridad alimentaria en esa región.
► miércoles, 26 noviembre, 2008
Como una bomba de tiempo, la crisis financiera originada en el mercado de Estados Unidos y mplificada hacia Europa y Asia, también impactó de manera directa en los 915 millones de hambrientos que existen en el mundo.El comentario, difundido en las últimas horas por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), alarma a los desnutridos de los cinco continentes, pues escaseará el financiamiento para la compra de productos alimenticios.
Según la FAO, la crisis crediticia que reventó en agosto del 2007 en la banca norteamericana y en las operaciones de las hipotecas, influirá de manera directa en la falta de alimentos hasta más allá del 2010.
El representante del organismo especializado de la ONU para América Latina y el Caribe, José Graziano da Silva, dijo en Sao Paulo que "la crisis sorprendió por la rapidez con la que llegó y la lentitud con la que se irá" y que tendrá efectos en el ciclo de producción y comercialización de alimentos.
En ese sentido, señaló que "el inicio de 2009 será decisivo", pues se cosechará lo que se sembró a comienzos de 2008 con altos costos de insumos, como los fertilizantes, mientras que los bajos precios que se esperan para 2009 "no van a estimular las siembras que serán comercializadas en 2010".
"Nos vamos a encontrar en 2010 con una oferta baja, pues los productores por falta de crédito no van a estar con todo su potencial y es donde se debe hacer un control de la especulación", apuntó.
En Roma, Luciano Marcos, funcionario de la FAO, comento a los periodistas que resulta negativo para los millones de hambrientos, la política que impulsa Estadaos Unidos sobre los biocombustibles a desmedro de un apoyo a la producción alimentaria.
En cuanto a la incidencia de los biocombustibles en el encarecimiento de los alimentos, como apuntan algunas organizaciones sociales, Marcos comentó que Estados Unidos debe corregir esa política.
La producción de biocombustibles que impulsa la Casa Blanca, lleva al límite la disponibilidad de alimentos, encarece los precios básicos de este sector y aumenta el hambre de millones de personas.
Los agrocombustibles devinieron competidores importantes en el mercado de la energía y fuente de enriquecimiento para las trasnacionales de la industria.
A ello se suma un incremento de la demanda de comestibles en las naciones emergentes, como China, la India y Brasil o en países afectados por eventos climatológicos.
Por otra parte, la especulación, la caída del dólar, la incertidumbre política y militar en muchas zonas del mundo, entre otros factores, dispararon el precio del petróleo, lo que influyó en la producción y el valor de los alimentos.
Las consecuencias parecen incalculables, apoyadas en su carácter global, pero el Banco Mundial (BM) reveló recientemente que la propagación a nivel internacional del uso de biocombustibles estimuló el encarecimiento de los alimentos en un 75 por ciento.
Estas fuentes alternativas, que hoy día parecen una esperanza para algunos, serán la desgracia por hambre de 915 millones de personas, la mayoría de las regiones en vías de desarrollo, indicó un análisis del investigador italiano Leoncio Pitaluga.
Según Pitaluga, sólo en Estados Unidos, la cantidad de maíz destinada a la fabricación de etanol en los últimos ocho años creció en más del 500 por ciento.
Estadísticas indican que en el último año el maíz subió su precio hasta un 130 por ciento, mientras en pocos meses el arroz pasó de 300 a la desconcertante cifra de mil 200 dólares la tonelada.
Para la FAO las causas del hambre están en la mala distribución de las riquezas, en las políticas irresponsables de muchos gobiernos y en el hecho de que también el 40 por ciento de los agrocombustibles del planeta provengan de las tierras cultivables.
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