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El Nikkei se desploma un 7% |
La renta variable asiática ha vuelto a sentir hoy un nuevo terremoto. El principal indicador asiático, el Nikkei, se ha desplomado un 7% tras el negativo panorama económico que pintó ayer el vicepresidente de la Fed, Donald Kohn, al indicar que EEUU tendrá, al menos, otros dos trimestres de crecimiento negativo en su economía.
Una noticia que hundió a la bolsa de la principal economía del mundo, la americana, un 5% en el caso del Dow Jones y del 6,12% en el caso de S&P 500. Y que, por supuesto, los mercados asiáticos no pasaron por alto. De hecho, el selectivo nipón, el Nikkei 225, recortó un 6,9%, hasta los 7.703 puntos. Este tropiezo supone su mayor descenso en un día desde el pasado 22 de octubre.
El panorama pintó sombrío en la mayoría de los sectores. En especial en el automovilístico, el tecnológico y el bancario. El sector del automóvil acusa de lleno la crisis, más aún después de las malas noticias que llegan desde Estados Unidos. Isuzu Motors se desplomó un 16% en el mercado japonés tras anunciar que rescindirá o no renovará los contratos de trabajo de 1.400 empleados temporales en Japón antes de final de año, ante la caída de las ventas por la crisis económica global.
El fabricante nipón de vehículos Mazda perdió un 10% de su vlaor bursátil tras anunciar que planea prescindir de 500 de los 800 empleados temporales de su fábrica de Hofu (sur de Japón), a los que no renovará el contrato para el año próximo.
Japón invierte la tendencia de su balanza comercial
El yen volvió dar otro varapalo al mercado japonés. Su fortaleza frente al dólar, que cayó un 0,5%, hasta los 95,21 yenes, tocó de lleno a las empresas exportadoras, por lo que Honda también fue golpeada en bolsa y se dejó un 6,8%. El rojo se extendió entre las compañías exportadoras ligadas a la tecnología. Kyocera perdió un 8,5%, TDK un 12%, Canon un 7%, Panasonic un 7,7% y Sony un 6,4%.
La apreciación de la divisa nipona está lastrando las exportaciones de la segunda economía del mundo que en octubre invirtió la tendencia de su balanza comercial al registrar un déficit de 63.900 millones de yenes (667 millones de dólares), empujado por la primera caída de sus exportaciones a Asia en seis años. Japón registró un déficit comercial en lugar del habitual superávit, debido sobre todo a una caída general de las exportaciones, hasta ahora principal motor de la economía nipona, por la revalorización del yen y la crisis económica global.
Dentro del sector bancario, las pérdidas fueron superiores al 6% en el caso de Mitsubishi UFJ Financial Group y de Sumitomo Mitsui Financial. Para Mitsibishi los descensos llegan después de anunciar ayer una caída del 61% en beneficio del segundo trimestre y una revisión a la baja de sus previsiones para el conjunto del año. En el caso de Sumitomo, el tercer banco nipón, los descensos llegaron tras el anuncio de que elevará en, al menos, 2.900 millones de dólares sus acciones preferentes.
El Banco de Japón ha comenzado hoy una reunión de dos días en la que se espera que mantenga el precio del dinero en el actual 0,3%. El 31 de noviembre el organismo nipón bajó por primera vez en siete años los tipos de interés del 0,5% al 0,3%.
En el resto de plazas asiáticas el escenario fue semejante. Corea del Sur y Hong Kong perdieron un 6%, mientras que los mercados de Sydney, Bombay y Taiwan se dejaron un 4%. Algo más leves fueron las pérdidas de Singapur, que perdió un 3,5% y Shangai un 1,8%. Por contra, el indicador regional MSCI Asia Pacific se desplomó un 6,5%.

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La Fed se ha sumado a la presión que produce el sector del motor en el parqué neoyorquino para propinar un nuevo golpe severo a los indicadores al afirmar su vicepresidente de la Reserva Federal, Donald Kohn, que la economía estadounidense se contraería durante al menos medio año, pero que cree que los riesgos de que el país caiga en deflación son reducidos.
Kohn ha efirmado que EEUU tiene "una economía muy débil. La economía estadounidense está declinando ahora mismo".
Por su parte, la negativa de la Casa Blanca a ampliar las ayudas al sector del motor y la reticencia del Senado a acceder a las peticiones de subsidios estatales de las tres principales firmas estadounidenses acapararon portadas en Wall Street. No es para menos. La agonía de la industria automovilística afecta directamente a miles de estadounidenses, que ven como sus puestos de trabajo penden de un hilo.
Pese a que los principales directivos de General Motors y Chrysles expusieron ayer ante el Congreso los motivos por los que exigen una ayuda financiera por parte del Gobierno para afrontar su particular crisis, la posible financiación estatal parece un objetivo difícil de conquistar. Desde la Casa Blanca el actual Gobierno estadounidenses dijo que no daría más ayudas a un sector al que ya ha prometido 25.000 millones de dólares en líneas de financiación.
La nueva negativa de la Administración ha forzado a Richard Wagoner, presidente del gigante General Motors, a justificar, de nuevo, por qué necesitan más dinero. El directivo ha señalado hoy que ese aumento en la financiación estatal permitiría �salvar millones de empleos" y producirá "enormes beneficios" en los próximos años. Además, Wagoner ha asegurado que parte de ese dinero se destinaría al desarrollo de nuevos vehículos más eficientes y con un menor impacto sobre el medio ambiente y a la adaptación de las plantas para su fabricación. Pese a estas declaraciones, el Gobierno estadounidenses sigue sin dar su brazo a torcer.
GM también es noticia hoy por la oferta de compra que ha recibido del consorcio solar alemán SolarWorld, 1.263 millones de dólares a la estadounidense por las cuatro fábricas de Opel en Alemania y el centro de desarrollo en Rüsselsheim. De momento el grupo de Detroit no se ha pronunciado porque depende de que el Gobierno alemán avale la compañía automovilística de cara a mantener su funcionamiento.
Las acciones de general Motors se dejan a media sesión un 15,2%, mientras que las de su rival Ford pierden un 24%.
Tampoco son especialmente positivas las últimas novedades anunciadas hoy por la japonesa Toyota, que en el mes de diciembre frenará la producción de todas sus fábricas estadounidenses durante dos días.
Las acciones de general Motors se dejaron un 9%, mientras que las de su rival Ford perdieron un 25% y las de Toyota se dejaron un 6%.
El grupo de medios de comunicación comparte protagonismo con las automovilísticas después de anunciar que suprimirá más de 250 empleos. El recorte de plantilla se llevará a cabo en su negocio de revistas Time. El ajuste de personal forma parte de un plan de reestructuración mucho mayor, según apunta hoy el rotativo The New York Post. Las acciones de la compañía perdieron un 3%.
Caída histórica del IPC
Antes de que el mercado abriera sus puertas el Departamento de Trabajo daba a los inversores la peor noticia del día: el dato del IPC de octubre. En ese mes el Índice de Precios al Consumo de EEUU ha caído un 1%, su mayor descenso desde que fue creado en 1947. La cifra supera las previsiones de los analistas que esperaban un descenso del 0,8%. La culpa de este desplome la ha tenido el precio del crudo, cuya caída libre en los últimos meses ha sido del 8,6%, su mayor desplome desde 1957. Los precios de los alimentos, en cambio, aumentaron un 0,3%. El dato ha vuelto a aumenta los riesgos a una posible deflación y alimenta el miedo de los inversores sobre la magnitud de la actual recesión por la que atraviesa EEUU.
En Wall Street la situación no era mucho más tranquilizadora. A media sesión, el Dow Jones rozaba el 2% de pérdidas, y el 3% en el S&P 500. Sectores como el financiero y el automovilístico siguen sin poner freno a las alertas que genera su delicada situación, con nuevas debacles en bolsa para empresas de la dimensión de Citigroup y General Motors.
La jornada de hoy encontró muchos más elementos en común con la del lunes que con la vivida ayer. El lunes los temores económicos y empresariales se combinaron para provocar un nuevo varapalo en las bolsas. Ayer las sorpresas favorables en resultados como los de Hewlett Packard y Home Depot aliviaron las dudas. Hoy ni los datos macro ni las cuentas empresariales pudieron aplacar las desinversiones.
La bajada récord del IPC de Estados Unidos, y la predisposición del Banco de Inglaterra a continuar con sus bajadas sin precedentes de los tipos de interés no hacen sino constatar la magnitud del deterioro económico. En el ámbito empresarial, la rebaja de provisiones de Basf, con anuncio incluido de 20.000 despidos, dio otra idea del alcance de la crisis.
Con la excepción de la citada Basf (-14,6%), los bancos volvieron a copar las cinco mayores caídas de todo el Eurostoxx50. Fortis perdió un 13,2%, ING un 11,8%, BNP Paribas un 11,2%, Santander un 9,9% y Crédit Agricole un 9,8%.
En la bolsa española el sector financiero también fue el que volvió a llevarse la peor parte, en una jornada en la que el tono de las previsiones sobre la economía española adquirió un matiz aún más negativo, sin descartar desde el Gobierno un periodo prolongado de recesión.
El Ibex cerró la jornada con un 3,74% de bajada, hasta los 8.211,5 puntos, un 47,7% por debajo de los niveles con los que inició 2008.
El segundo valor con mayor ponderación del Ibex, Santander, fue el más bajista de todo el índice, con un 9,98% de pérdidas. Este descenso se tradujo en un revés del 40,5%, hasta los 0,22 euros, menos de la mitad de los 0,46 con los que comenzó a cotizar el pasado jueves. Banesto se dejó un 6,5%, y BBVA un 5,4%.
Ni constructoras ni energéticas pudieron suavizar la debilidad del Ibex. Sólo tres de sus 35 integrantes consiguieron terminar la sesión en positivo. Iberia recuperó un 1,8%, con el precio del petróleo rozando sus mínimos de los últimos 22 meses, Iberdrola Renovables se apreció un 0,8%, y Abertis un 0,2%.
Pero, ¿qué pasa si se pierde este nivel? Las perspectivas no pueden ser más tenebrosas: según José Manuel Ollero, analista independiente, el primer objetivo de caída es la proyección del último tramo de subida del Ibex, que se produjo entre los citados 7.737,2 y los 9.883,8 que alcanzó el 5 de noviembre. Una proyección que da como resultado la zona de 6.000 puntos.
Y peor todavía: se abre la puerta para que el Ibex vuelva a los mínimos de octubre de 2002 (después de tres años de tendencia bajista motivada por el estallido de la burbuja tecnológica), en la zona de 5.300-5.400. Algo que supondría un descalabro de más del 66% desde los máximos históricos de 16.000 puntos alcanzados hace ahora un año (el 9 de noviembre de 2007). Yosi Truzman, que ha empezado a colaborar con Cotizalia, se suma a este escenario: cree que el reciente rebote no fue más que una pausa dentro de la tendencia bajista iniciada hace un año y que S&P 500 puede caer a los mínimos de 2002 (entre 768,63 y 788,9) e incluso por debajo.
Por el lado fundamental, las cosas no son mucho más alentadoras: ni la economía, ni el desapalancamiento, ni el crédito, ni el mercado inmobiliario, ni los beneficios empresariales, ni las valoraciones, ni el flujo de dinero alentan a entrar en bolsa, sino que apuntan a que continúe el desastre.
Desastre generalizado
En el resto de plazas europeas también se impone el rojo. El Cac 40 retrocede un 2,8%, mientras que el FTSE 100 se deja cerca de un 1,4%. El Dax, por su parte, pierde un 2,9%. Una vez más, los bancos vuelven a sufrir un duro revés. Deutsche Bank pierde cerca de un 8,5% e ING Groep, un 6,6%. Fortis, Intesa SanPaolo y Credit Agricole se apuntan a las ventas con recortes que oscilan entre el 4% y el 5%.
También sufren los bancos españoles.
Especialmente Santander, cuyas acciones caen con fuerza un 8% y se sitúan por debajo de los 5 euros por acción. La entidad pierde ya más de un 60% desde enero y se sitúa en niveles de mayo de 2003. Además, desde que el lunes el 17 de noviembre anunciara su ampliación de capital de 7.200 millones de euros, pierde cerca de un 36% en bolsa.
El banco cántabro arrastra de nuevo tras de sí a otros valores financieros como BBVA se deja un 4%. Entre los medianos, Banesto recorta más de un 4% y Bankinter, un 4,3%. Acciona e Iberdrola Renovables lideran las caídas con pérdidas del 5% y del 5,3%, respectivamente.
El sector financiero comparte hoy el protagonismo con tres valores. Sacyr Vallehermoso se dispara cerca de un 8%, mientras que Repsol YPF, se anima más del 2% y Criteria, un 0,8%. Son los tres únicos valores del Ibex 35 en positivo después de que ayer se conociera el interés de la petrolera rusa Lukoil por hacerse con un paquete del 30% de la petrolera hispanoargentina. El hólding cotizado de la Caixa ha reconocido en un comunicado a la CNMV la existencia de "contactos informales" para la venta de sus participación en la petrolera hispanoargentina, aunque señala que "hasta la fecha no se ha recibido ninguna oferta concreta al respecto".
Sacyr es el primer accionista de la petrolera española (20,01%), por delante de La Caixa (14,123%), la aseguradora Axa (4,2%) y Pemex (3%), según consta en los registros de la CNMV.
Con este panorama, cotizaciones como la de la petrolera Lukoil, interesada en hacerse con el 30% de Repsol, no han podido hacer frente a la oleada de desinversiones en sus títulos.
Las acciones de Lukoil sufrieron hoy un descalabro del 8,2%, y este porcentaje se eleva ya al 74,5% desde los máximos históricos alcanzados por el precio del petróleo, el 11 de julio.
Crisis financiera
El sector energético no está siendo el único damnificado en Rusia. Las autoridades del país han revocado hoy la licencia a dos bancos, Sochi Bank y Sibcontact Bank, debido a sus problemas de liquidez.
Desde el estallido de la crisis financiera, en el verano del pasado año, al menos nueva entidades han visto retirada su licencia para operar como bancos en Rusia.
El primer ministro destacó que el Gobierno adoptará todas las medidas necesarias para prevenir las crisis que vivió el país en 1991 y en 1998.
El jefe del Legislativo prometió que el gabinete no solucionará a costa de la población los problemas económicos que ocasione en el país la crisis financiera global.
"Las reservas acumuladas garantizan durante años la estabilidad del presupuesto independientemente del precio en el mercado mundial del petróleo y de otros productos de exportación. Esto quiere decir que los salarios de los funcionarios públicos, las pensiones de los jubilados y las subvenciones se pagarán puntualmente. El sistema de ayuda social a la población funcionará normalmente", dijo Putin al intervenir en el congreso del partido oficialista Rusia Unida.
Al comentar las repercusiones en Rusia de la crisis financiera mundial, Putin dijo que las reservas acumuladas permitirán al gobierno tener un cierto margen de maniobra para conservar la estabilidad macroeconómica y de esta manera impedir "un disparo de la inflación o cambios bruscos en la cotización del rublo".
El Bundesbank escribe en su último informe que Alemania, como mayor exportador mundial, se verá muy afectada por la actual caída de la demanda mundial. El banco federal revela cierto optimismo al anotar algunos datos positivos de la mayor economía del euro, como son la reducción de la inflación y la fortaleza del mercado laboral, que en octubre siguió creando empleo y reduciendo el paro pese a entrar en recesión técnica. En opinión del Bundesbank tendrán efectos positivos también en la economía germana los programas estatales para estabilizar el sector financiero de sus principales socios comerciales.
Créditos
El Bundesbank no observa que en Alemania se haya producido una restricción de la concesión de créditos y destaca que la crisis financiera llega a la economía real a través del debilitamiento de la economía exterior y la caída de la confianza. Curiosamente la patronal de la banca privada sólo espera un estancamiento del PIB para el próximo año, y el presidente de la Industria, (BDI), Thumann confía en una recuperación de la economía para la segunda mitad de 2009, si bien reconoció que “es difícil hacer un pronóstico concreto”.
La jornada en Wall Street volvió a estar marcada por la volatilidad, sobre todo en la primera parte de la sesión en la que los indicadores surcaban entre el rojo y el verde sin establecer una tendencia clara. Sin embargo, en las dos horas finales se precipitaron al rojo ante el nuevo retraso en las medidas a las firmas del sector del automóvil, que hasta diciembre no se votará en el Congreso y siempre y cuando presenten un plan de viabilidad adecuado.
Así lo ha manifestado el responsable de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, quien ha afirmado que los ejecutivos "no han convencido ni al Congreso ni al pueblo de EEUU de que tienen un plan para salir de su crisis. Ahora tienen una segunda oportunidad". Además, ha avanzado que el Congreso podría reunirse de nuevo en la semana del 8 de diciembre. Hasta entonces, el funcionario ha resaltado que no habrá ninguna votación.
Las acciones de GM y Ford recibieron con una alegría inicial desbordada puesto que todo parecía que había un acuerdo en firme, pero con la comparecencia de los representantes del Congreso y la matización de las condiciones perdieron fuerza en su rebote. De este modo, General Motors acabó ganando un 5% y Ford se dejó un 2%, cuando a lo largo de la tarde llegaron a rebotar más del 25%.
Por su parte, la filial financiera de General Motors, también fue protagonista en l parqué GMAC, después de presentar una solicitud a la Fed para poder obtener la autorización para la transformación en banco comercial y así poder acogerse al plan de rescate.
La pesadilla de una larga recesión
Los datos macroeconómicos del día ya avanzaban que la jornada iba a ser complicada y es que la publicación del peor dato de peticiones semanales de desempleo desde el año 1992, ha puesto de mal humor a los inversores. En los últimos siete días se incrementaron hasta las 542.000, mientras que las peticiones continuadas (las que no se realizaron por primera vez) aumentaron en 109.000, hasta los 4,01 millones.
También ha resultado peor de lo esperado el indicador de la actividad industrial en el estado de Filadelfia y publicado por la Fed. En el mes de noviembre, esta lectura se desplomó hasta los 39,3 puntos negativos, cuando los analistas esperaban que lo hicieran hasta los -35 puntos. También experimento una bajada el índice de indicadores económicos adelantados que bajó un 0,8%, frente a una previsión del 0,6%.
El miedo a una recesión duradera encuentran cada vez más datos para justificarse en EEUU y eso presiona a unos inversores cada vez más desconfiados y que ven lejana la posibilidad una pronta recuperación en los mercados financieros y de la economía real.
Dudas en torno a Citi
El componente del Dow Jones experimenta un fuerte desplome que se ha llegado a prolongar hasta el 25%, después de que se conociera que el príncipe saudí Alwaleed bin Talal, el primer accionista de Citigroup, planea elevar del 4% al 5% su participación en la entidad. El movimiento sería una señal de confianza después de que el banco fuera ayer "drásticamente castigado" por el mercado y perdiese casi un cuarto de su valor bursátil.
Sin embargo, el mercado desconfía de este movimiento y ve en el las dificultades de Citi para poder luchar contra la crisis financiera en sus balances y temen que tenga fuertes dificultades de liquidez. A media sesión, las acciones del banco se desplomaron un 27%.
JPMorgan planea 3.000 despidos
También presionó al rojo en los últimos minutos de sesión la posiblidad de que JPMorgan recorte 3.000 puestos de trabajo según ha avanzado la agencia de noticias Bloomberg. A pesar de que la entidad bancaria no ha hecho oficial esta decisión, según afirma esta fuente algunos trabajadores afectados ya estarían avisados de su despido. Las acciones de la también componente del Dow Jones se derrumbaron cerca de un 20%.
También fue protagonista General Electric. La que fuera la mayor compañía del mundo en bolsa busca ahora, después de la inyección de fondos aportada por Warren Buffett, la ayuda de al menos cuatro fondos soberanos asiáticos. El gigante industrial estadounidense, protagonista este año de dos 'profit warnings', reforzaría así su capital para afrontar la crisis. En la preapertura de Wall Street, General Electric se dejó otro 13%.
El petróleo toca los 49 dólares
El precio del crudo Texas mantiene su caída imparable ante el temor a una recesión mundial y hoy su cotización ha sufrido otro derrumbe del 7,5%, por debajo de la barrera de los 50 dólares, niveles que no conocía desde 2005. Al cierre, el barril se abarató hasta los 49,62 dólares.
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