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EEUU exporta la crisis |
La crisis no da trazas de amainar, la bola de nieve sigue creciendo; el dinero huye de las bolsas, según la agencia Standard & Poor, las mismas perdieron en el solo mes de octubre US $5.79 billones, cifra esta jamás registrada en un solo mes. El costo del salvataje ascendía a 30 de octubre a la friolera de US $7.8 billones, 14% del PIB mundial.
La economía de los Estados Unidos, que fue donde comenzó la crisis, sigue en barrena; de acuerdo con las cifras del Departamento de Comercio, el PIB se redujo un 0.3% en el tercer trimestre y se pronostica que el cuarto trimestre también será negativo, con lo cual cerrara el año en recesión, según el concepto técnico que se tiene de esta.
Entre las mayores causas de la contracción de su economía se destaca la baja en el consumo, que esta vez fue de 3.1%, la mayor desde 1980.
Es de anotar que este indicador no se reducía desde 1991 y, según el más reciente Informe del FMI, en 2009 el PIB de los EEUU caerá un 0.1% y solo empezara a recuperarse a mediados de 2010.
El mes de octubre fue fatal para los Estados Unidos, según la agencia Bloomberg, en dicho mes se registraron más de 100 mil quiebras de empresas, cifra record y un 13% mayor que en septiembre. Y, como lo afirma Elisabeth Warren, experta en quiebras de la Universidad de Harvard, “conforme la economía real se vaya deteriorando más, aumentará el número de empresas y familias que se declararán insolventes para intentar salvarse”.
EEUU ha terminando exportando su crisis financiera al resto del mundo, contagiado por el virus de los activos “tóxicos” de sus bancos que se fueron a la quiebra.
Incluso los países emergentes, encabezados por China y la India han sido arrastrados por esta crisis y sus economías se han empezado a resentir, a contrapelo de los pronósticos del FMI en el sentido de que estas se podían desacoplar y de esa manera podían amortiguar la caída de la economía global.
Es proverbial que las autoridades de los EEUU le piden a los demás países, a través de organismos como el FMI y el Banco Mundial, que hagan lo que ellos dicen que debe hacerse, más no lo que ellos hacen; ellos no practican lo que predican.
En efecto, desde años atrás la receta del FMI para todos los países a los que presta asistencia, sin importar sus propias peculiaridades, ha sido la política contraccionista, mientras tanto ellos aplican una política expansionista del gasto público, sobre todo ahora que, para contrarrestar los efectos de la crisis ha dispuesto de una política anticíclica.
Recesión temprana de la UE
Mientras los EEUU expande los medios de pago en circulación, al emitir más del 8% del PIB, lo cual es una barbaridad, baja la tasa de interés de intervención hasta el mínimo del 1% y acrecienta el gasto público, tratando de suavizar la caída de su economía y contener la temida recesión, la Unión Europea (UE) ha optado por políticas contraccionistas y altas tasas de interés que están dando al traste con su economía.
Esta, al igual que la de los EEUU, también se ha visto afectada por la crisis financiera, porque más de la mitad de los activos “tóxicos” emitidos en los Estados Unidos terminaron en los bancos de la Eurozona.
De modo que la recesión llego más temprano a la UE que a los EEUU y aunque ha reaccionado con tardanza, reduciendo la tasa de intervención en medio punto hasta llevarla a 3.25%, ello no evito que la bolsa europea siguiera desplomándose y cayó nuevamente, esta vez un 6%, mostrándose inmune a cualquier medida.
La víspera de la elección de Obama las bolsas habían reaccionado al alza, para bajar nuevamente una vez que trascendió su arrasador triunfo; con ello, se cumplió una vez más el aserto en el sentido que en la bolsa “hay que comprar con el rumor y vender con la confirmación”.
La crisis ha frenado en seco la economía europea, poniendo a prueba su cohesión y solidez; la primera afectada ha sido la actividad de la construcción; en España particularmente en el solo mes de octubre se perdieron 200.000 empleos, con un promedio de 6.400 diarios, hasta alcanzar una tasa de desempleo o paro como lo llaman ellos de 11.9%.
El shopping, que ha sido el hobby favorito entre los británicos, ha venido a menos; ellos, acostumbrados a shopping until you drop (comprar hasta caer rendido), al consumismo, se han visto seriamente afectados, ahora que el trabajo ha dejado de ser seguro, la hipoteca se ha tornado impagable, la pensión no alcanza y las finanzas del hogar se han descuadrado, les ha tocado mirar más de cerca lo que se compra y lo que se gasta, con lo cual el consumo cae y con el también cae el ritmo de crecimiento de la producción y la generación de empleo e ingresos en la economía.
La crisis es de tal dimensión y ha alcanzado ribetes tan dramáticos, que ha crecido en Inglaterra el número de universitario(a)s que se prostituyen para sobrevivir. Según un informe reciente, el 8% de lo(a)s estudiantes inglese(a)s están ofertando sus servicios.
La cumbre de Washington
De allí la iniciativa del presidente francés, Sarcozy, como Presidente rotatorio de la UE, de convocar la Cumbre VIP del G–20 en Washington el próximo 15 de noviembre, en un esfuerzo desesperado por buscar una salida a la crisis, que se muestra como la peor en 30 años.
Está por verse qué va a pasar con esta convocatoria, después del arrollador triunfo de Obama, quien ahora es el dueño del balón. Rodríguez Zapatero, Presidente de España, ha cuestionado la representatividad de dicho club, al que no pertenece no obstante ser la octava economía del orbe y está reclamando un espacio en la misma.
Él que se había malquistado con Bush por retirar las tropas de España de Irak, espera encontrar en Obama al amigo y al aliado que no tuvo en el actual inquilino de la Casa Blanca.
Lo cierto es que ahora el escenario es otro, pues la política unilateralista de Bush fue la gran derrotada y ahora se impondrá por fuerza de las circunstancias el multilateralismo.
Así de sencillo.
Sarcozy ha magnificado esta Cumbre, al afirmar que en ella se propondrá refundar lo que él catalogó como “el nuevo capitalismo”; pero, no hay tal, dada la actual coyuntura signada por la transición del poder en la primera potencia del mundo.
A lo sumo, esta cita sólo servirá para sentar las bases y definir la agenda del proceso que habrá de conducir a un futuro acuerdo para enfrentar la crisis de una manera coordinada y sincronizada por parte de la Comunidad internacional.
Por ello, no ha faltado quien se aventure a vaticinar que dicha Cumbre no pasará de ser un baile de máscaras, a la espera de posteriores definiciones.
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Etiquetas: conocimiento, inteligencia, monopolios, multitud, politica.
Pero Paulson no es necio; sabía exactamente cuál sería la reacción de Wall Street. Sencillamente, decidió que la voladura del mercado de valores era un buen precio a pagar para revitalizar la “titularización” (la transformación de los préstamos en títulos). Ya ven, la titularización es la gallina de los huevos de oro de Wall Strett. Es el fundamento sobre el que descansan las finanzas estructuradas y todo el complejo de sus derivados estimuladores del crédito. Hay que recordar que todos esos productos de exótica ingeniería financiera –las CDO (obligaciones de deuda colateralizada), los MBS (títulos hipotecariamente respaldados) y los CDS (contratos financieros bilaterales de protección mutua)— fueron creados con un propósito: maximizar el apalancamiento con un mínimo de capital, de manera que los beneficios pudieran dispararse y romper techos. Así es como Paulson consiguió irse de Goldman Sachs con centenares de millones de dólares en los bolsillos. Todo un negociete.
Existe el mito de que el crédito se está contrayendo porque los bancos no prestan. Pero, en realidad, el crédito total ofrecido por los bancos creció 575 mil millones de dólares en las diez últimas semanas. El problema real es que el mercado de la titularización sigue congelado.
Así que lo que ahora pretende Paulson es insuflar nueva vida a la titularización suministrando liquidez a las instituciones financieras no bancarias, las cuales consiguen dinero del mercado general. Evidentemente, nadie sabe realmente cómo funcionará eso, porque esas operaciones están completamente desreguladas por el gobierno federal. Da lo mismo; la farsa seguirá bajo la falsaria alegación de que “se precisa para ofrecer crédito a los consumidores”. Grotesco. Lo que necesitan los consumidores es seguridad en el puesto de trabajo y mayores ingresos, no más deudas. Eso no es sino una picardía más de Paulson.
Era claro ya que el Secretario del Tesoro estaba urdiendo un nuevo engaño, cuando hace unas semanas el jefe de la Reserva Federal, Bernanke, defendió la “titularización” en un discurso en el que se sostenía lo siguiente:
“La capacidad de los intermediarios financieros para vender a un mercado de capitales más amplio, a través del proceso de titularización, las hipotecas por ellos contratadas sirve a dos propósitos importantes. Primero: proporciona a quienes contrataron esas hipotecas fuentes de financiación más extensas que las que podrían obtener con fuentes convencionales como los depósitos individuales. Segundo: reduce substancialmente la exposición de quienes contrataron esas hipotecas a los tipos de interés, al crédito, al prepago y a otros riesgos vinculados con la tenencia de hipotecas hasta su maduración, lo que reduce los gastos asociados a los costes del suministro de crédito hipotecario”.
Eso es un sinsentido. Lo que hace es crear el ambiente óptimo para el apalancamiento especulativo, para la piramidalización de la deuda y para el logro de masivos beneficios. Pero eso es lo de menos. El problema real es que la titularización está ya muerta, porque Paulson y los suyos envenenaron el pozo echándole basura subprime y semisubprime (hipotecas Alt-A). Ahora, los inversores huyen de cualesquiera títulos que contengan deuda. Es una cuestión de confianza.
De acuerdo con el Wall Street Journal:
“Los bancos y otras compañías financieras que ofrecen préstamos para automóviles, tarjetas de crédito o estudios académicos no consiguen prácticamente vender ninguno de esos préstamos a otros inversores, un indicio concluyente de las estrecheces por las que siguen atravesando los mercados crediticios”.
“El mercado para vender esos préstamos –para empaquetarlos, o titularizarlos, en bonos u obligaciones— ha tenido un volumen de negocio de 500 millones de dólares el pasado Octubre. Compárese con los 50.700 millones de hace un año, de acuerdo con la empresa de investigación de mercados Dealogic. El mercado total para la llamada titularización respaldada por activos se estima en 2,5 billones de dólares”. (“Bond Woes Choke off some Credit to Consumers”, Wall Street Journal, Robin Sidel)
¡500 millones es el 1% de 50 mil millones! La titularización estará muerta más o menos en una década; ha sido destruida por los criterios de préstamo laxos y por el crédito fácil. Paulson y sus colegas tendrán que encontrar una nueva manera de timar a los inversores incautos.
El TARP es la medida fútil más cara de la historia. Nadie sabe siquiera qué están haciendo los bancos con el dinero. Ni hay control de responsabilidad, ni hay transparencia. Resultado: la confianza del inversor se ha deteriorado, y las acciones siguen cayendo. Nadie confía ya en que Paulson esté obrando correctamente; así de simple.
El nuevo Comité de Supervisión de la Estabilidad Financiera creado por el Tesoro se ha reunido cuatro veces, pero todavía no puede decir cómo están utilizando los bancos el dinero. Es un cachondeo. También el Congreso está como ausente. Prometieron crear su propio comité de supervisión, pero después de cinco semanas nada ha sucedido. Aparentemente, la idea de echar 700 mil millones de dólares a la ratonera no basta para mover a la acción a la señora Pelosi y a sus huestes en el Congreso. Lo único que realmente les importa es salir reelegidos y arrellanarse acomodaticiamente en el pesebre público.
Tampoco es que el fiasco del TARP se dé en un vacío; el país se halla en el principio de la mayor recesión inducida por los consumidores del último medio siglo. El gasto al por menor y las ventas de automóviles están siguiendo la misma desoladora trayectoria que la vivienda, mientras que el desempleo, que se acerca a los 4 millones, es ya el más alto de los últimos 7 años. La deuda de los hogares alcanza niveles récord de 14 billones de dólares. El mercado de trabajo se debilita a ojos vista, mientras que el consumidor es más vulnerable que nunca. Entretanto, Paulson ha metido baza en la renegociación de hipotecas a fin de evitar las ejecuciones y los embargos de vivienda, ha perdido tiempo suministrando otro paquete de estímulos y ha despilfarrado todo el dinero de los 700 mil millones de dólares del rescate con sus amigos del sector financiero. Ni un céntimo ha ido a parar a los trabajadores. Paulson sigue con jueguecitos mientras Roma arde, a pesar de que su antiguo colega y antiguo presidente de Goldman Sachs, John Whitehead, declara que el desplome actual será peor que el de la Gran Depresión. Eso es lo que dijo [el pasado 12 de Noviembre], según la agencia de noticias Reuters:
“La economía se enfrenta a hundimiento más profundo que el de la Gran Depresión, y un déficit creciente amenaza el crédito de los propios EEUU, declaró el antiguo presidente de Goldman Sachs, John Whitehead…”.
“Creo que será peor que la Gran Depresión’, dijo Whitehead. Estamos hablando de una reducción del crédito de los Estados Unidos de América, que es la columna vertebral del sistema económico… Yo no veo sino grandes incrementos del déficit, todos los cuales redundan en un decremento del crédito de EEUU… Yo sólo quiero que la gente piense en eso, pero no le veo solución”.
Lo primero que hay que observar es que no se trata de “fijar” la economía. La economía se está fijando sola, purgando del sistema la deuda insostenible. Así funcionan los mercados. Los tipos de interés bajos de Greenspan crearon un subsidio al endeudamiento que –junto a la sopa alfabética de los derivados apalancados— catapultó a la economía a la cima de la mayor ola de especulación financiera que el mundo ha conocido. Las distorsiones causadas por la expansión sin precedentes del crédito estimuló la demanda artificial que creó una apariencia de crecimiento y prosperidad, pero que, en realidad, no fue más que una burbuja en la cotización de activos. Ahora la burbuja ha reventado, y el sistema financiero regresa a la medianía. Eso significa que el crédito se contraerá probablemente entre un 30% y un 40%, lo que nos pondrá en el camino de otra Gran Depresión. A menso que el gobierno actúe preventivamente poniendo dinero en manos de los consumidores y restaurando la confianza, la nación se enfrentará a un pánico ampliamente difundido. Probablemente sea por eso que las urnas y los sondeos electorales previos terminaron coincidiendo en los resultados electorales por vez primera en 8 años; porque las elites dominantes saben que necesitan de un gestor popular para poner ante las cámaras cuando traten de calmar a la muchedumbre y preservar al país de desintegrarse en la anarquía. También eso explica las sonrisas nerviosas dibujadas en los rostros de los prestamistas y de los vejestorios reunidos detrás de Obama en su primera conferencia de prensa. Se diría que el establishment norteamericano pone todas sus esperanzas de supervivencia económica en las estrechas espaldas de su nuevo chico-afiche, Barak Obama.
Nos aguardan más penalidades, pero el sufrimiento podría mitigarse con medidas razonables y políticas keynesianas. Quiere decirse: con programas de obras públicas, con reformas de la regulación jurídica de las quiebras y con la ampliación de los subsidios de desempleo. Paul Krugman recomienda un paquete de estímulos por monto de 600 mil millones de dólares [el 4% del PIB de los EEUU]. No es mal comienzo, pero tendrá que ser mucho más que eso. Y los inversores extranjeros tendrán que confiar en nuestras decisiones, porque, si no, la venta de deuda del Tesoro declinará y los EEUU se enfrentarán a una crisis de financiación. Los organismos de la Reserva Federal ya han prestado 2 billones de dólares, mientras que el rescate del Tesoro es de 700 mil millones. A fines de 2010, los déficit fiscales se acercarán a los 2 billones de dólares, y el coste total para el contribuyente norteamericano será al menos de 5 billones. Eso significa tipos de interés más altos, crecimiento desfallecido y duros tiempos venideros.
La presente crisis financiera es una herida infligida por propia mano. Comenzó en la Reserva federal, con sus cínicas políticas monetarias neoliberales. Cualquier solución que no pase por desmantelarla resulta inaceptable.
Mike Whitney es un analista político independiente que vive en el estado de Washington y colabora regularmente con la revista norteamericana CounterPunch.
► miércoles, 19 noviembre, 2008
Pero la presidenta de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, Sheila Bair, que también compareció en el Congreso, insistió en que debería haberse usado los recursos para amparar a los compradores de casas que enfrentan la ejecución de sus hipotecas, tal como se había prometido.Los dos funcionarios concurrieron ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes para explicar cómo han usado parte de los cientos de miles de millones de dólares, y por qué han ido cambiando el plan que le vendieron al Congreso hace un mes y medio.
Al otro lado del Capitolio, los ejecutivos principales de General Motors, Richard Wagoner; de Ford, Alan Mulally; de Chrysler, Robert Nardelli, y el presidente del Sindicato Unido de Trabajadores de la Industria Automotriz, Ron Gettelfinger, explicarán al Comité de Banca del Senado, por qué urge un socorro a esa industria.
En la sesión del Comité de la Cámara, también darán su testimonio Edward Yingling, presidente de la Asociación Estadounidense de Banqueros y otros expertos del sector financiero.
Hasta el 8 de diciembre para que los bancos pidan ayuda
Ayer, el Departamento del Tesoro fijó un plazo hasta el 8 de diciembre para que los bancos privados que quieran ayuda del Gobierno hagan solicitudes, y aclaró que no exigirá acciones preferenciales de algunas instituciones pequeñas que son bancos de desarrollo comunitario.
Paulson, que originalmente le dijo al Congreso que usaría los dineros para adquirir hipotecas de alto riesgo a fin de aliviar los malestares de la banca, a mitad de octubre cambió de rumbo y dijo que el Gobierno usaría unos 250.000 millones de dólares en la compra de acciones en los bancos.
Hasta ahora el Gobierno ya ha usado más de 200.000 millones de dólares -la mitad de ellos para la compra de acciones en nueve de los mayores bancos-, pero las instituciones han estado usando la generosidad de los contribuyentes para pagar dividendos, remunerar a sus ejecutivos y comprar otros bancos, en lugar de facilitar el crédito al público.
Esta semana, el Gobierno designó al auditor -exigido por el Congreso a principios de octubre- que supervisará la distribución de los fondos e informará a los legisladores sobre el uso de la primera mitad del socorro a fin de que se entregue al Gobierno la segunda porción.
El sector del automóvil pide 25.000 millones de manera urgente
La semana pasada Paulson volvió a modificar el programa de auxilio y dijo que el Gobierno empezará a inyectar capital en los bancos a cambio de una nacionalización parcial, y que buscará un estímulo a la disponibilidad de préstamos para el consumo, para estudiantes y en las tarjetas de crédito.
Mientras tanto, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, de California, designó al presidente del Comité de Servicios Financieros, Barney Frank, de Massachusetts, para que prepare el borrador de una ayuda a Chrysler, Ford y General Motors.
Las Tres Grandes de la industria automotriz, que meses atrás recibieron del Congreso una línea de crédito de 25.000 millones de dólares para que modificaran sus productos y los hicieran más competitivos, quieren ahora otros 25.000 millones de dólares en préstamos de emergencia.
► miércoles, 19 noviembre, 2008
Las cuentas de Hewlett Packard y las palabras del presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, y el Secretario de Tesoro, Henry Paulson, sirvieron ayer como bálsamo para salvar de las pérdidas a la segunda sesión regular de la semana en Wall Street. Hoy, a este bálsamo cadudo le salen críticos que desbrozan las palabras de Bernanke y Paulson poniendo el acento en la preocupación por el futuro de las automovilísticas.Henry Paulson advirtió ayer de que la crisis financiera puede dar aún giros inesperados. Por eso defendió con firmeza en el Capitolio que los recursos del plan para estabilizar el sistema financiero no se desvíen hacia otros usos, como el rescate del sector del automóvil o frenar la ola de desahucios. Esta bofetada a las gigantes de Detroit se une a la incertidumbre que provoca la espera por conocer las minutas de la última reunión de la Fed y a los datos macro.
Ante este escenario, los futuros del Dow Jones se sitúan en 8.355 puntos al descender un 1,63%, los del Standard & Poor's 500 se dejan un 1,59% hasta los 852,70 puntos, mientras que los del tecnológico Nasdaq se apuntan un 1,66% a la baja hasta los 1.154,50 puntos.
Se gripa el motor
El repentino esfuerzo alcista con el que se despidió Wall Street ayer se desvanece entre dudas sobre qué pasará con General Motors y Chrysler. Paulson dejó ayer claro que el plan de rescate no puede darse el lujo de disponer de ayudas para otros sectores, por más que éstos hubieran estado reclamándola desde antes que estallara la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera.
Los títulos de estas compañías se dejan algo más de un 5,5% en el caso de GM y casi un 3% en el caso de Ford.
Boeing se cuela en la actualidad de la jornada. El fabricante aeronáutico está rehaciendo la totalidad de su calendario de producción, agregando hasta 10 semanas adicionales a la fecha original de entrega para los 3.734 aviones de pasajeros cuyas ordenes se retrasaron debido a una huelga de sus operarios. Sus acciones, sin embargo, apenas sufren el retraso anunciado y se apuntan casi un punto porcentual al alza.
► miércoles, 19 noviembre, 2008
El precio del crudo ha descendido un 8,6% en el mes de octubre, según indica el departamento de Trabajo de Estados Unidos, lo que supone el mayor desplome desde 1957. Por contra, los precios de los alimentos aumentaron un 0,3%, el mayor repunte desde mayo. Los analistas consultados por Bloomberg esperaban un descenso en octubre de la inflación del 0,8% y una tasa anual del 4%.En cualquier caso, tanto el dato del descenso del precio del crudo como el del propio IPC son históricos, al tratarse de la mayor caída desde que el Gobierno de Estados Unidos comenzara a elaborar ambos índices.
La inflación subyacente, que no tiene en cuenta la energía y los alimentos, se redujo un 0,1% en octubre. Un descenso que se produce, de forma inesperada, por primera vez desde 1982 y que contrasta con la subida del 0,1% que esperaban los analistas consultados por MarketWatch. La tasa interanual cayó al 2,2% desde el 2,4% previo cuando los economistas esperaban lecturas del 0,1% y del 2,4%, respectivamente.
Por otro lado, el número de viviendas iniciadas en Estados Unidos en el mes de octubre alcanzó las 791.000 en tasa anual ajustada, según acaba de informar el Departamento de Comercio. El dato contrasta con un dato de 780.000 que esperaba el mercado. Por contra, los permisos de construcción alcanzaron los 708.000, frente a los 774.000 que habían pronosticado los analistas.
► miércoles, 19 noviembre, 2008
Él advirtió que se perderían cientos de miles de puestos laborales.Los ejecutivos de las compañías automotrices dijeron que sus empresas han sido afectadas adversamente por la crisis financiera global y la resultante disminución en el gasto de los consumidores.
Pero algunos senadores estadounidenses dijeron que los problemas financieros de las compañías automotrices se deben en gran manera a problemas de administración interna.
Los demócratas en el Congreso quieren usar parte de los 700.000 millones de dólares del plan de rescate económico para ayudar a los fabricantes de autos, pero los senadores republicanos y la Administración Bush se oponen.
Ellos argumentan que los fabricantes de autos deben ordenar sus finanzas antes de usar un préstamo previamente aprobado por parte del Departamento de Energía.
Dicho préstamo por 25.000 millones de dólares está destinado a ayudar a las compañías automotrices a actualizarse en la fabricación de vehículos que consuman menos combustible.
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