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Salvar a los bancos e ignorar a las personas |
Docenas de miles de millones para salvar a los bancos; nada para salvar a las personas. Hay que tener muy poca vergüenza, una falta de sensibilidad infinita y un cinismo visceral para estar haciendo todo eso para favorecer a los bancos propiedad de los más ricos del mundo.
Se trata de operaciones que solo agravan el problema. En primer lugar, porque lo que hacen los bancos con esa liquidez es continuar con lo que hoy día saben y les conviene hacer: especular con productos financieros muy arriesgados (como las hipotecas subprime o los “paquetes” compuestos con ellas) que son los que han provocado la crisis. Y, en segundo lugar, porque así no abordan la cuestión de fondo fundamental: acabar de una vez con la regulación tramposa que ha permitido que las finanzas internacionales sean un auténtico espacio opaco de chanchullos, de engaños, de corrupción, de opacidad y de riesgo extraordinario aunque muy rentable para los bancos y especuladores.
El Banco Central Europeo acaba de inyectar docenas de miles de millones de euros en los mercados para salvar a los bancos. Solo 70.000 millones en un solo día, y muchos más en los anteriores y siguientes. La Reserva Federal ha hecho exactamente igual: llegó a inyectar 50.000 millones de dólares en una jornada, y tamben otros muchos miles de millones de recursos públicos para hacerse cargo de las pérdidas de bancos en quiebra o para refinanciar a otros que están hasta el cuello como consecuencia de sus operaciones arriesgadísimas.
Es verdad que estos bancos centrales no ponen dinero a disposición libre de los bancos en crisis, sino que lo que hacen es proporcionar financiación, la mayoría de las veces a través de fórmulas muy sofisticadas, que en realidad no suponen que aumente la disposición efectiva de dinero de quien lo recibe. Pero, en cualquier caso, estas inyecciones de liquidez en los mercados suponen una válvula de escape para los bancos, que gracias a ello pueden seguir realizando sus operaciones habituales y, en consecuencia, continuar obteniendo nuevos y más altos beneficios.
Se trata de operaciones que solo agravan el problema. En primer lugar, porque lo que hacen los bancos con esa liquidez es continuar con lo que hoy día saben y les conviene hacer: especular con productos financieros muy arriesgados (como las hipotecas subprime o los “paquetes” compuestos con ellas) que son los que han provocado la crisis. Y, en segundo lugar, porque así no abordan la cuestión de fondo fundamental: acabar de una vez con la regulación tramposa que ha permitido que las finanzas internacionales sean un auténtico espacio opaco de chanchullos, de engaños, de corrupción, de opacidad y de riesgo extraordinario aunque muy rentable para los bancos y especuladores.
Estas dos circunstancias son las que permiten afirmar sin ningún género de dudas que los bancos centrales han sido, primero, corresponsables de la crisis (por haber establecido la regulación que ha permitido que pase lo que ha pasado); luego, cómplices de los bancos que han llevado a cabo las operaciones que han provocado la crisis (por hacer oídos sordos a las demandas de intervención que se se han hecho para evitar las corruptelas y el riesgo); y, a la postre, pirómanos metidos a bomberos (por aplicar políticas y tomar decisiones que no hacen sino alimentar la crisis que dicen abordar).
Por todo ello, los bancos centrales, sometidos como hoy día lo están a la ideología ciega de los neoliberales que los gobiernan, se han convertido en unas instituciones verdaderamente negativas y peligrosas para la estabilidad de la economía mundial. Pero no solo por esas razones.
Hay que tener muy poca vergüenza, una falta de sensibilidad infinita y un cinismo visceral para estar haciendo todo eso para favorecer a los bancos propiedad de los más ricos del mundo y, al mismo tiempo, no tener más discurso que demandar salarios más bajos y austeridad para los que menos tienen. Y, por supuesto, hay que tener una sangre muy especial para ser capaces de estar proporcionando a los mercados bancarios cientos de miles de millones de dólares de financiación privilegiada y no tener ni un miserable euro, ni un podrido dólar para ponerlo a disposición de los 900 millones de hambrientos del planeta, de las poblaciones pobres de Haití, de Cuba que padecen los destrozos de los huracanes o de otros países que pasan sufrimientos de todo tipo.
Tienen todo el poder y el dinero, pero carecen de la generosidad y de la sensibilidad que diferencia a los seres humanos de los animales. Son eso, animales programados solamente para ganar dinero: dispuestos a darlo todo para salvar a los bancos, pero incapaces de dar nada para salvar a las personas.
Lo que está pasando en nuestro planeta es realmente increíble: los organismos internacionales, las ONG, miles y miles de personas reclamamos solidaridad, ayuda, cooperación, un reparto más equitativo de la riqueza, sensibilidad ante e sufrimiento ajeno. Y los gobiernos y los bancos siempre dicen lo mismo: que no hay dinero, que hay que recortar gastos, que no es bueno que los estados intervengan… Lo contrario de lo que hacen cuando los necesitados son los ricos. Entonces, todo es ayuda y los discursos de antes se olvidan.
Un discurso cínico y criminal contra el que es preciso que los ciudadanos nos rebelemos de la manera que sea con toda nuestra fuerza.
Juan Torres López catedrático de Economía Aplicada.
Etiquetas: conocimiento, inteligencia, monopolios, multitud, politica.
► domingo, 21 septiembre, 2008
El presupuesto definitivo está todavía por definir, pero superará los 700.000 millones de dólares (483.910 millones de euros), según consta en el borrador. El Gobierno comprará préstamos hipotecarios títulos respaldados por hipotecas y obligaciones de deuda colaterales (CDOs), únicamente a entidades financieras estadounidenses.El objetivo será adquirir estos activos, ilíquidos y deteriorados, para sacarlos de los balances de las entidades financieras y sólo beneficiará a entidades estadounidenses. En el borrador del texto, el Tesoro solicita autorización para comprar estos títulos por un máximo de 700.000 millones de dólares. El programa para comprar estos activos tendrá una vigencia de dos años, y el Gobierno pide al Congreso autorización para aumentar el máximo que puede endeudarse por ley. Así podrá acudir al mercado para financiar las compras.
El macroplan, que supondrá la mayor intervención en los mercados financieros desde la Gran Depresión (1930), fue presentado ayer por George W. Bush, presidente de EEUU. Bush definió el plan como una acción "sin precedentes" para una crisis "sin precedentes". El presidente aseguró que intervenir en los mercados no le gusta, "sólo si es necesario. En esta ocasión era esencial".
La Administración Bush, republicana, ha logrado el apoyo del partido en la oposición, los demócratas. Este respaldo demócrata es clave para que el macroplan de la Administración de Bush, republicana, salga adelante, ya que los demócratas controlan la cámara y podrían vetarlo. Ayer su candidato, Barack Obama, apoyó la iniciativa de Paulson, que todavía debe definir si los activos ilíquidos deteriorados son adquiridos por una entidad de nueva creación o si amplían los poderes de alguna entidad ya existente o del propio Tesoro pero que no puede realizar esta actividad por ley. La intención de la Administración es que este tipo de títulos pueda volver al mercado si éste se estabiliza.
La gravedad de la crisis financiera obligó al Gobierno estadounidense a tener que actuar antes de que el plan pueda ser aprobado por el Congreso la próxima semana. Así lo aseguró ayer Paulson, que decretó una serie de medidas urgentes temporales, vigentes desde ayer, que incluyen como principal medida la inyección de 50.000 millones de dólares en el mercado de fondos de dinero. El pasado día 17 los inversores retiraron de este segmento del mercado 89.200 millones de dólares, según datos de Bloomberg. La inyección del Gobierno se materializará asegurando a los activos de los fondos ante posibles pérdidas de los mercados. Para estar cubiertos por esta garantía, los gestores tendrán que solicitarlo al Tesoro, previo pago de una tarifa todavía sin establecer.
Además de aliviar a los fondos, el Departamento dirigido por Paulson destinará 5.000 millones adicionales a adquirir deuda respalda por hipotecas (anteriormente ya había utilizado esta misma cifra para dar liquidez a estos activos).
Las agencias Freddie Mac y Fannie Mae, intervenidas hace dos semanas por el Gobierno, también estarán autorizadas para adquirir más titulizaciones hipotecarias. La Reserva Federal, por último, otorgará préstamos a los bancos para que puedan adquirir papel comercial de los fondos de dinero.
La presentación del plan fue utilizada por Bush y por Paulson para repasar los errores que han provocado la actual tormenta financiera, que ha provocado la desaparición de Bear Stearns, la suspensión de pagos de Lehman Brothers, la entrada de la Fed en la aseguradora AIG y la intervención de las hipotecarias Freddie Mac y Fannie Mae. Paulson, que afirmó que todavía existe una incapacidad para valorar los activos ilíquidos a fecha de hoy, admitió que el sistema regulatorio del país está "anticuado" y que esta situación ha podido tener un impacto en la situación actual de los mercados.
Bush se inclina ahora por una actuación global y expeditiva
El proyecto del Departamento del Tesoro representará una intervención decidida en los mercados, en el sentido más amplio y ambicioso posible para que su impacto sea máximo. Además, se realizará de una forma expeditiva, para que su materialización se produzca de forma inmediata. Así lo aseguró ayer el secretario del departamento, Henry Paulson, en una rueda de prensa celebrada en Washington.
Este macroplan supone un fuerte cambio en la postura que hasta ahora había adoptado la administración Bush en la crisis del crédito, optando por solucionar los problemas caso por caso conforme iban surgiendo y negando la magnitud de la crisis hasta las últimas semanas. Con esta nueva actitud, el Gobierno de Bush, que dejará la Casa Blanca en enero, después de las elecciones generales, está admitiendo que hasta ahora todas las iniciativas que ha tomado, junto con la Reserva Federal, han sido inútiles para lograr estabilizar los mercados financieros y recuperar la confianza de los inversores.
Paulson, el promotor de la iniciativa, empezó a plantearse esta necesidad en las últimas semanas, pero, reacio al intervencionismo extremo en los mercados, se resistió, hasta que la tormenta financiera de la última semana le ha forzado a tomar la iniciativa, respaldado por la Fed.
► domingo, 21 septiembre, 2008
El Gobierno envió hace unas horas al Congreso el borrador final de su propuesta, para que el Tesoro pueda comprar activos hipotecarios en manos de los bancos por importe de hasta 700.000 millones de dólares, en lo que supone la mayor intervención de la historia.El borrador, que ha sido difundido por 'The New York Times' en su página web, contiene además la autorización que debe dar el Congreso para que el Gobierno pueda eleve el endeudamiento del país a 11,3 billones de dólares. Es esta gigantesca deuda la que contribuirá a arrasar la ya debilitada estructura de ayudas a las economías más débiles.
"Es un precio grande para un problema grande", dijo hoy Bush, en una comparecencia en la Casa Blanca junto al presidente de Colombia, Álvaro Uribe. El Congreso podría someter a votación las medidas la próxima semana.
El presidente reconoció, tanto en su comparecencia como en el discurso radiofónico de los sábados, que va a recibir críticas por esta medida intervencionista, que ha sido calificada como la más importante desde la Gran Depresión de los años 30. Los defensores del libre mercado argumentan que los mercados deben corregir por sí solos sus propios desajustes.
Pero hoy Bush explicó que "cambié de parecer cuando los expertos me informaron de la gravedad significativa de este problema. Se actuó para evitar el descalabro total". "Tome la decisión con los expertos -dijo- y a largo plazo estaremos bien".
Para justificar su decisión, Bush indicó en su discurso radiofónico que "nuestro sistema de libre empresa se basa en la convicción de que el gobierno federal debe intervenir en el mercado sólo cuando es necesario". "Dada la situación precaria de nuestro mercado financiero -y su vital importancia en la vida cotidiana del pueblo estadounidense- la intervención del gobierno no sólo se justifica, sino que es esencial", explicó.
Horas antes, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, había indicado a un grupo de congresistas, con los que se reunió a puerta cerrada el viernes, que la economía estadounidense se precipitaba a un "cataclismo" si no se actuaba pronto, según informa 'The New York Times'.
Críticas de los propios republicanos
Pero pese a las explicaciones de Bush, el intervencionismo del Gobierno de EE.UU. ha generado muchas críticas, algunas de ellas procedentes incluso de las propias filas republicanas.
"El libre mercado ha muerto en EE.UU.", dijo en un duro comunicado el senador republicano Jim Bunning, quien aseguró que las medidas de intervención que ha bosquejado el Tesoro supone "eliminar el libre mercado e instituir el socialismo en EE.UU."
Bush, además, tuvo que salir a defender el alto coste del paquete que negocia su Gobierno con el Congreso, al que ha pedido autorización para que el Tesoro compre los activos "tóxicos" que las entidades financieras del país tienen en sus carteras, y que han resultado dañados por la crisis inmobiliaria.
Algunos congresistas han afirmado que el Tesoro podría desembolsar entre 500.000 y un billón de dólares, aunque algunos medios financieros hablan de 700.000 millones, en lo que supondría la mayor intervención pública desde la Gran Depresión de los años 30.
A ello se unen los 200.000 millones que el Gobierno ha comprometido en el rescate de las gigantescas compañías hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, y los 85.000 millones en la intervención de la mayor aseguradora del país, AIG.
El Gobierno de Bush no salió en rescate de otras entidades, como el banco de inversión Merrill Lynch, que fue comprado por Bank of America, y Lehman Brother, que instó la bancarrota el pasado lunes y que hoy recibió la autorización del juez para ser comprado por el británico Barclays.
Bush no quiso dar una cifra, pero sí reconoció que el tamaño económico del paquete que lanzará el Gobierno debe ser monumental, porque le preocupa el impacto que la crisis financiera pueda tener en el resto de la economía.
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