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Matanzas de civiles en Afganistán |
¿Qué están haciendo la tropas españolas en Afganistán?, ¿por qué los mass media no nos dicen que está pasando realmente?, ¿por qué no hay forma de acceder a la información sobre Afganistán directamente?
Esto es violencia, y todo por defender los intereses estratégicos capitalistas en la zona, como Gas Natural o las rutas del opio.
¿Por qué no se habla de lo que está pasando en Afganistán?
Con la escusa de la lucha contra los talibanes, EE.UU., la OTAN y el Ejército español están involucrados en una operación militar criminal. Cada vez mueren más civiles, pero sus imágenes no podemos verlas en TV. El pasado 22 de agosto murieron 90 civiles en un bombardeo.
El pasado 22 de agosto un ataque de las tropas occidentales aliadas en Afganistán mató a 19 mujeres, 7 hombres y casi 50 niños menores de quince años. Según EEUU murieron 30 talibanes en su bombardeo; según la ONU, 90 civiles, entre ellos 60 niños/as, y ningún talibán. Estados Unidos bombardeó el sur de la provincia afgana de Herat, precisamente la provincia que patrullan las tropas españolas.
El enviado especial de la ONU en el país centroasiático, Kai Eide, ha explicado que un equipo de la Misión de Asistencia en Afganistán (UNAMA) ha investigado los últimos días el bombardeo, ocurrido en el distrito de Shindand, en la provincia occidental de Herat.
La destrucción que causó el ataque aéreo era muy evidente. Siete u ocho casas han sido totalmente destruidas y muchas otras han sufrido daños", ha dicho Eide, quien asegura que "los lugareños fueron capaces de confirmar el número de víctimas, incluidos sus nombres, edades y sexo". "Las investigaciones de la UNAMA han encontrado pruebas convincentes, basadas en el testimonio de los testigos, de que 90 civiles murieron, entre ellos 60 niños, 15 mujeres y 15 hombres".
Por su parte, el gobierno afgano también ha realizado varias quejas por las matanzas de civiles, dato significativo, teniendo en cuenta que se trata de un gobierno puesto por las fuerzas occidentales.
También, el 1 de Septiembre tres civiles murieron y siete resultaron heridos "accidentalmente" por fuego de artillería de las tropas de la OTAN en la provincia afgana oriental de Paktika, informó la Alianza Atlántica en un comunicado. Cientos de personas salieron a las calles en las afueras de Kabul para denunciar la muerte de tres civiles, entre ellos dos niños, en una redada de las fuerzas de la OTAN que tuvo lugar la madrugada anterior.
Un millar de civiles han muerto en lo que va de año a causa del conflicto en Afganistán, según la coordinadora de agencias humanitarias en el país (ACBAR).
¿Qué están haciendo la tropas españolas en Afganistán?, ¿por qué los mass media no nos dicen que está pasando realmente?, ¿por qué no hay forma de acceder a la información sobre Afganistán directamente?. Esto es violencia, y todo por defender los intereses estratégicos capitalistas en la zona (gas natural, rutas del opio...).
A partir de octubre, varias organizaciones iniciarán movilizaciones para pedir la retirada de las tropas españolas de Afganistán. La convocatoria culminará en una movilización para el 22 de Noviembre.
¿Quién se apunta por aquí?

Etiquetas: conocimiento, medios, mentiras, multitud, politica, violencia.
Bush, que ha visto cómo su índice de popularidad se ha hundido por su postura ante los conflictos bélicos, ha repetido en numerosas ocasiones que sólo retiraría las tropas de Iraq si se lo recomiendan sus asesores militares debido a condiciones de seguridad en la zona.
"Mientras que el progreso en Irak todavía es frágil y reversible, el general (David) Petraeus, y el embajador (Ryan) Crocker, me informaron de que ahora parece que hay un grado de perdurabilidad por los progresos que hemos hecho", dirá Bush en una Universidad Nacional de Defensa, según dijo la Casa Blanca.
El mandatario norteamericano anunciará la retirada próxima de 3.400 tropas de apoyo de combate y de un batallón de la Marina. "En noviembre, un batallón de la Marina que tenía previsto desplegarse en Irak, lo hará en Afganistán", informó la Casa Blanca.
"El general Petraeus y nuestros líderes militares consideran que si continúa el progreso en Irak, se podrá reducir el número de tropas en la primera mitad del próximo año", de acuerdo con el discurso que pronunciará Bush.
Asimismo, informará de que planea enviar tropas norteamericanas adicionales a Afganistán en los próximos meses por el incremento de la amenaza de la red terrorista Al Qaeda y de los milicianos talibán.
Otras 23 personas calificadas como "talibanes" fueron muertas en el sur y oeste del país por fuerzas afganas y occidentales y en diversas operaciones, se agregó.
En tanto, tres soldados de la coalición internacional y un guía local murieron hoy en un ataque con explosivos en el este de Afganistán, informaron fuentes militares.
Los tres militares, cuya nacionalidad no trascendió, y el guía, fallecieron cuando explotó una bomba, reportaron las mismas fuentes en un comunicado.
Además, las fuerzas estadounidenses en Afganistán lanzaron una operación militar en la provincia de Khost, este del país, contra el grupo talibán que conduce el paquistaní Jalaluddin Haqqani, y arrestaron al menos a dos milicianos, reportaron también hoy fuentes militares.
El ejército informó en un comunicado que en la operación, fueron secuestrados fusiles Kalashnikov AK-47 y lanzagranadas, entre otras armas.
► miércoles, 10 septiembre, 2008
El informe de 43 páginas "Troops in Contact: Airstrikes and Civilian Deaths in Afghanistan" (Tropas en contacto: ataques aéreos y muertes civiles en Afganistán) alertó que el costo de las bajas en la población podría poner en riesgo la estrategia toda de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), que ocupa ese país hace casi siete años."El daño causado por los ataques aéreos no está limitado a las inmediatas bajas civiles", señala el estudio, que también denunció la destrucción de casas y de propiedades, así como el desplazamiento de sus ocupantes.
"Las muertes civiles de los ataques aéreos actúan como una herramienta para el reclutamiento del (movimiento islamista) Talibán y amenazan con socavar fatalmente el esfuerzo internacional de proveer seguridad básica al pueblo de Afganistán", dijo Brad Adams, director de HRW para Asia.
Citando estadísticas de HRW, un editorial el sábado del periódico The New York Times fue más allá, y señaló que las muertes civiles favorecen al Talibán y a otros insurgentes. "Estados Unidos está perdiendo rápidamente la batalla por los corazones y las mentes (de la población). A menos que el Pentágono (Departamento de Defensa) adopte una mejor estrategia, Estados Unidos y sus aliados podrían perder la guerra", sostuvo.
Tanto el diario como el informe de HRW indicaron que el incremento en los ataques aéreos y sus "daños colaterales" se debieron en parte a la relativa falta de soldados de la OTAN y de Estados Unidos en el terreno, cuyo fuego se considera más efectivo a la hora de discriminar el impacto.
Tanto miembros del Pentágono como líderes del opositor Partido Demócrata estadounidense han insistido durante meses sobre la importancia de desplegar por lo menos 10.000 soldados más en Afganistán, pero no han logrado vencer la intransigencia de los altos mandos militares en Iraq quienes, respaldados por el presidente George W. Bush, se resisten a perder a algunos de sus 144.000 efectivos.
Las tropas estadounidenses están tan desplegadas en todo el mundo que sólo se podría enviar fuerzas adicionales a Afganistán movilizando a las instaladas en territorio iraquí.
Las fuerzas de ocupación incrementaron sus bombardeos como respuesta al avance de la insurgencia talibán y grupos asociados. Los combates en Afganistán se incrementaron drásticamente en el último año. Al menos 540 civiles han muerto desde enero en el conflicto, un fuerte aumento respecto del año anterior. Las bajas entre las fuerzas de la OTAN y de Estados Unidos también se multiplicaron este año.
Las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN, según el informe, lanzaron 362 toneladas de explosivos sobre Afganistán durante los primeros siete meses de este año, incluyendo una oleada de bombardeos en junio y julio que por sí sola casi iguala el total de peso en bombas disparadas por las fuerzas de la coalición solo en 2006.
"Aunque los ataques del Talibán y de otros grupos insurgentes continúan siendo responsables de la mayoría de las bajas civiles, las causadas por la OTAN y Estados Unidos con bombardeos casi se triplicaron entre 2006 y 2007 (de 116 a 321)", indica el informe.
Esto llevó al presidente afgano Hamid Karzai a exigir cambios en las tácticas militares, incluyendo el uso de municiones más pequeñas, suspender ataques en casos que civiles pudieran resultar heridos y encargar las búsquedas casa por casa al Ejército Nacional Afgano.
Esos cambios fueron efectivamente adoptados por la Fuerza Internacional de Asistencia en Seguridad (ISAF), liderada por la OTAN, con el resultado de que, a pesar del aumento en los bombardeos en los primeros siete meses de este año, menos civiles murieron (119) respecto del mismo periodo de 2007.
Pero esa cifra no incluye un polémico ataque aéreo el 22 de agosto en la occidental aldea de Azizabad, en el que, según el gobierno y un equipo de investigación de la Organización de las Naciones Unidas, murieron 90 civiles, la gran mayoría de mujeres y niños. Las fuerzas estadounidenses, responsables de la operación, insisten en que fueron 42 las personas que perdieron la vida, y 35 de estas eran insurgentes.
Algunos bombardeos de la OTAN y de Estados Unidos, según el informe, habrían violado las leyes de la guerra, en particular el principio de tomar todas las precauciones posibles para evitar bajas de no combatientes.
El informe de HRW sugiere que es fácil identificar a los principales responsables de esto. Un alto número de civiles murieron en bombardeos solicitados por las fuerzas de Estados Unidos, que tienen su propio comando bajo la Operación Libertad Duradera. Sus reglas, incluyendo cuándo pueden pedir apoyo aéreo, son menos estrictas que las de la OTAN.
Las mayores bajas civiles se producen cuando las fuerzas estadounidenses son sorprendidas por insurgentes, y por tanto piden apoyo aéreo. El término militar para alertar estos ataques sorpresivos es "tropas en contacto", que da el nombre al informe de HRW.
En respuesta a estas situaciones, las fuerzas estadounidenses por lo general persiguen a los insurgentes, que se esconden en las aldeas cercanas tomando como rehenes a civiles. El apoyo aéreo occidental, que ya ha sido solicitado, bombardea esas poblaciones de donde recibe fuego hostil. Esto es lo que habría ocurrido en Azizabad.
El informe de HRW condenó al Talibán por usar escudos civiles y poner a la población afgana bajo riesgos innecesarios para, además, aprovechar los incidentes como propaganda antiestadounidense.
Pero también indicó que las fuerzas de Estados Unidos no están excusadas por esto de las leyes de la guerra.
El estudio incluyó varios casos en las que hubo cuestionables respuestas aéreas rápidas. En uno de ellos, dos combatientes fueron vistos ingresando a un complejo de viviendas que luego fue bombardeado, causando la muerte a nueve civiles.
Estados Unidos aseguró haber matado a los dos insurgentes, pero una autoridad local lo negó, y periodistas que visitaron el lugar de los hechos dijeron no encontrar evidencias de esa afirmación.
Más aun, residentes informaron y soldados estadounidenses admitieron que las fuerzas occidentales habían visitado el lugar un día antes, por lo que sabían que había civiles presentes.
"La información disponible sobre el ataque –en particular la evidencia sugiriendo que las fuerzas estadounidenses sabían que la casa era habitada por civiles y que sólo dos combatientes ligeramente armados podían estar allí—causa seria preocupación sobre el hecho de que los bombardeos violaron el derecho humanitario internacional y (en particular) la prohibición de ataques desproporcionados", sostiene el informe.
El informe se ha hecho público al tiempo que se produce una nueva polémica sobre el número de civiles muertos en una operación de la coalición, dirigida por los americanos el pasado 22 de agosto, en la localidad de Azizabad, al oeste del país.
Según el gobierno afgano, apoyado por la ONU, 90 civiles, la mayor parte mujeres y niños, fueron asesinados en dicha operación, mientras que la coalición asegura haber matado a "30 ó 35" talibanes" y "de cinco a siete civiles".
Las cifras de HRW hablan de, al menos, 929 víctimas civiles contabilizados en 2006, de las que 230 han muerto como consecuencias de operaciones de la coalición -116 en bombardeos-.
En 2007, al menos 1.633 civiles han perdido la vida, de ellos 321 en bombardeos.
En los primeros siete meses de este año, más de 500 civiles han sido asesinados, 119 en bombardeos de la coación, según datos de HRW.
Esta cifra no recoge las víctimas del bombardeo del 22 de agosto, que ha provocado una gran indignación en el país y que incluso ha llevado al gobierno afgano a pedir que se revisen las reglas que autorizan a la coalición a combatir en el país.
HRW afirma que las víctimas civiles resultan, la mayor parte de las veces, de operaciones puntuales de apoyo de tropas de tierra más que como consecuencia de bombardeos planificados con antelación.
Lo ocurrido en la villa de Azizabad, adonde el presidente afgano Hamid Karzaï acudió el jueves para transmitir sus condolencias a la población, ilustra esta situación: la coalición había afirmado que la actuación era de apoyo a tropas de tierra comprometidas en un combate.
"Los errores de los EEUU y la OTAN han disminuido dramáticamente el apoyo de la opinión pública al gobierno y en favor de la presencia de fuerzas internacionales que ayudan a mantener la seguridad de los afganos", ha dicho Brad Adams, director para Asia de HRW, en un comunicado.
"Las víctimas civiles en ataques aéreos son igualmente una herramienta que ayuda al reclutamiento de talibanes", ha añadido Adams.
HRW ha reprochado igualmente a los americanos por no reconocer nunca inmediatamente su responsabilidad por las víctimas civiles.
"Las investigaciones americanas (sobre víctimas civiles) han sido llevadas de manera unilateral y carecen de transparencia", ha señalado la organización que ha hecho un llamamiento a las autoridades militares para compensar económicamente de forma más rápida a las familias de las víctimas.
Estas son las imágenes que han obligado al Pentágono a realizar un raro giro en U. Hasta ayer los militares de EE.UU. habían insistido en que sólo siete civiles fueron muertos en Nawabad en la noche del 21 de agosto.
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Anoche el Pentágono anunció que reabriría la investigación a la luz de las “pruebas aparecidas” y que enviaría un oficial a Nawabad para revisar su investigación anterior. Los aldeanos y Naciones Unidas insisten en que fueron muertas 92 personas, incluyendo hasta 60 niños. La gente del lugar dice que tropas de EE.UU. y afganas que llegaron a la aldea buscando a un comandante talibán, con apoyo aéreo de EE.UU., utilizaron fuerza excesiva.
En el vídeo se ve numerosos cuerpos distribuidos en un edificio que según los aldeanos es utilizado como mezquita; al parecer las personas fueron muertas durante una operación combinada de fuerzas especiales de EE.UU. y comandos del ejército afgano en Afganistán occidental. La secuencia fue grabada en un teléfono celular por un médico afgano que llegó a la mañana siguiente.
Gente del pueblo dijo que las fuerzas de EE.UU. bombardearon preparativos para una ceremonia memorial para un líder tribal. Áreas residenciales fueron arrasadas por helicópteros de ataque estadounidenses, aviones sin tripulación artillados y un avión artillado C130 Spectre armado de cañones.
Sin embargo, comandantes de EE.UU. y responsables del Pentágono dijeron repetidamente que murieron siete civiles, junto a 35 combatientes talibanes durante una operación legítima de combate, cuyo objetivo fue una reunión de dirigentes talibanes.
Los relatos de los aldeanos han sido apoyados por investigaciones separadas realizadas por la ONU, por la principal organización de derechos humanos de Afganistán y por una delegación del gobierno afgano. Dos oficiales del ejército afgano involucrados en la operación han sido dados de baja.
La investigación original del Pentágono concluyó la semana pasada que las fuerzas de EE.UU. utilizaron apoyo aéreo próximo después de verse expuestas a fuego intenso durante una misión para capturar a un comandante talibán llamado Mullah Sadiq. Afirman que murió en la operación.
Los militares de EE.UU. dijeron que sus resultados fueron corroborados por un periodista independiente incrustado en la fuerza de EE.UU. Fue descrito como el corresponsal de Fox News Oliver North, que llegó a ser conocido por el affaire Irán-Contra en los años ochenta, cuando era coronel del ejército.
Fuentes cercanas a una de las investigaciones dijeron que un filme en vídeo fue grabado por responsables afganos la mañana después del ataque. Corrobora la secuencia del médico pero no ha sido hecho público.
En una declaración publicada el sábado, el comandante de las fuerzas de la OTAN, general David McKiernan, pareció echar marcha atrás respecto a informes anteriores de EE.UU. Dijo: “Después de la reciente operación en Azizabad, distrito Shindand, nos damos cuenta de que existe una gran discrepancia entre la cantidad de víctimas civiles informadas por los soldados y los aldeanos locales. Sigo siendo responsable por la continuación del intento de explicar esta disparidad en las cifras, pero ante todo quiero expresar nuestro sincero pesar a todas las familias que han perdido sus seres queridos en este tiroteo.”
Un informe de Human Rights Watch que será publicado hoy critica enérgicamente a las fuerzas de EE.UU. y de la OTAN en Afganistán por la cantidad de civiles muertos en ataques aéreos. Advierte que repetidos casos de fuerzas occidentales que matan a civiles afganos han llevado a un colapso en el apoyo popular para la presencia internacional.
Utilizando lo que dice son las cifras más conservadores existentes, Human Rights Watch ha calculado que las muertes civiles como resultado de los ataques aéreos occidentales se triplicaron entre 2006 y 2007, a 321. En los primeros siete meses de este año la cifra fue de 119. En el mismo período, 367 muertes civiles fueron atribuidas a ataques de los talibanes. Acusa a funcionarios de EE.UU. de desmentir rutinariamente informes sobre muertes civiles.
Maulavi Gul Ahmad, parlamentario afgano quien formó parte de una delegación gubernamental que investigó el ataque en Nawabad, dijo a The Times: “No culpamos sólo a EE.UU. – esto está destruyendo la reputación de la comunidad internacional y afectando su presencia en Afganistán.”
Otros investigadores afganos afirmaron que las fuerzas de EE.UU. habían sido engañadas para que atacaran la aldea por personalidades tribales involucradas en un feudo local.
Víctimas civiles en Afganistán
Diciembre de 2001
Aviones de EE.UU. atacan a un convoy que llevaba a líderes tribales a la inauguración del nuevo gobierno afgano. Mueren unos 60; EE.UU. afirma que había dirigentes de al-Qaeda entre ellos.
Julio de 2002
46 mueren, muchos de la misma familia, cuando una fiesta matrimonial en la provincia Uruzgan es bombardeada por error.
26 de octubre de 2006
Entre 40 y 85 civiles son muertos en ataques aéreos y bombardeos con morteros alrededor del asentamiento de Zangawat en la provincia Kandahar.
Marzo de2007
19 personas son muertas y 50 heridas cuando Fuerzas Especiales de los Marines de EE.UU. disparan contra civiles después de un ataque suicida en Shinwar, Afganistán oriental. Los militares de EE.UU. se disculpan y ofrecen compensación para las familias.
6 de julio de 2008
Un equipo de investigación del gobierno afgano afirma que 47 civiles, incluyendo a 39 mujeres y niños que asistían a una fiesta matrimonial, son muertos por un ataque aéreo de EE.UU. en la provincia Nangarhar.
(mas...)
Fue la gota que colmó el vaso. Después de meses de quejas por el elevado número de víctimas civiles que causan las tropas extranjeras en su lucha contra el terrorismo, el Gobierno de Hamid Karzai anunció una revisión de los acuerdos por los que esas fuerzas operan en Afganistán. "La presencia de la comunidad internacional en Afganistán debiera regularse sobre la base de tratados bilaterales", según el comunicado del Consejo de Ministros afgano. También pide que se establezcan límites a las fuerzas militares y "cesen de inmediato los ataques aéreos sobre objetivos civiles, los registros unilaterales de viviendas y las detenciones ilegales".
En julio, otro bombardeo estadounidense alcanzó una boda y causó 47 muertos, entre ellos la novia. No era la primera vez que las bombas interrumpían un casorio. Tras el mentís inicial, los militares pidieron disculpas. Pero el incidente de Azizabad, si se confirmaran las 96 muertes de civiles, sería el más grave desde el derrocamiento del régimen talibán en 2001.
"Tenemos que llegar al fondo del asunto", manifiesta el representante del secretario general de la ONU para Afganistán, Kai Eide. "No sobre cuántos muertos se produjeron, sino sobre cómo pudo ocurrir algo así y qué hacemos ahora", advierte este curtido diplomático noruego, que ordenó de inmediato su propia investigación. La rapidez y firmeza del informe, que básicamente corrobora la versión del Gobierno afgano al hablar de "pruebas creíbles" de la muerte de hasta 90 civiles, ha sacudido a las cancillerías de los países occidentales en Kabul.
"Ha sido una apuesta arriesgada de Eide", comenta un embajador europeo. "Si se confirma, nos va a obligar a replantearnos una estrategia para la que ni tenemos suficientes soldados, ni estamos dispuestos a sufrir bajas; pero si no es así, su credibilidad va a resentirse", añade la fuente. Eide asume el riesgo. "Si no hubiera actuado con celeridad ante un incidente de ese calibre, hubiera sido criticado. Creo que fue la decisión adecuada", argumenta, sin ocultar que se encuentra bajo la presión tanto de Karzai como de Estados Unidos.
"Cuando mueren civiles inocentes, la gente pregunta al Gobierno por qué, y necesitamos hacer la misma pregunta a nuestros amigos", señala el ministro sin cartera Hedayat Amin Arsala. "No sólo nos crea tensiones con la comunidad internacional, también con nuestra opinión pública; además, hace la lucha contra el terrorismo mucho más difícil porque da argumentos a los elementos contra los que estamos luchando". Por eso defiende la necesidad de "alcanzar un arreglo que permita luchar contra el terrorismo y la insurgencia, minimizando las bajas civiles".
"El presidente Karzai tiene todo el derecho a mejores acuerdos y cuenta con mi pleno apoyo", reconoce el representante de la ONU tras recordar que, pese a la debilidad comparativa de Afganistán frente al peso de la comunidad internacional, "estamos hablando de un Estado soberano". Entrar en ese debate es abrir la caja de Pandora de la inmunidad de las tropas extranjeras y del destino de los presos que Estados Unidos mantiene en el limbo legal en Bagram, asuntos ambos que Washington, el principal valedor del presidente afgano, preferiría no tocar.
Sin duda, el órdago de Karzai tiene mucho que ver con las elecciones del año que viene. El apoyo de los afganos a la presencia de las fuerzas internacionales se está erosionando por los ataques a los civiles, además de por la infiltración y propaganda de los insurgentes. Cada noche, desde el incidente de Azizabad, la televisión nacional ha estado recogiendo testimonios de antiamericanismo. A la vez, está surgiendo un consenso internacional sobre la conveniencia de introducir más coordinación y transparencia en la forma en que operan esas fuerzas.
"Éste y otros casos anteriores muestran que debemos ir en esa dirección", admite Eide, convencido de que "algunos de ellos se hubieran podido evitar con mayor coordinación y transparencia entre fuerzas militares o grupos de seguridad". Sabe de lo que habla porque ha sido durante seis años embajador de su país ante la OTAN. "Hay tantas fuerzas sobre el terreno... y con lo delicado de muchas de esas operaciones, aún me sorprende que operemos sin el nivel de coordinación que necesitaríamos. Es sorprendente y tiene que solucionarse", confía, poniendo especial énfasis en la última palabra que pronuncia sílaba a sílaba.
En Afganistán se desarrollan dos operaciones militares simultáneas e independientes una de la otra, aunque a veces difíciles de diferenciar. Por un lado, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (más conocida por sus siglas en inglés, ISAF), establecida en los Acuerdos de Bonn de diciembre de 2001 y al amparo de varias resoluciones de la ONU, ha ido extendiendo su área de operaciones por todo el país a partir de Kabul. Desde 2003 se encuentra bajo mando de la OTAN, aunque cuenta con tropas de 40 países, incluido EE UU. Por otro lado, la Operación Libertad Duradera, que Estados Unidos inició en octubre de 2001 contra Al Qaeda y sus protectores talibanes, ha continuado sobre el terreno en colaboración con las fuerzas de seguridad afganas y la participación simbólica de otros países. Es esta última, por su naturaleza de combate, la que más víctimas civiles causa y la que más bajas sufre.
Se habla de la necesidad de unificar el mando de ambas operaciones, pero varios países se muestran renuentes. "Es verdad que ISAF es una locura de mandos y salvedades, pero Libertad Duradera no lo es menos; junto a la operación antiterrorista propiamente dicha, intervienen la CIA y los grupos de Operaciones Especiales que actúan por su cuenta", se justifica el embajador europeo antes citado. "Además, ¿quién se haría cargo de Bagram?".
"Para los afganos no hay diferencia entre ISAF y Libertad Duradera", constata el príncipe Mustafa. "Todos los soldados llevan uniforme y parecen europeos, así que cuando ocurren errores, se les culpa en conjunto". Al nieto del fallecido rey Zaher, que en los últimos meses ha saltado a la arena política, lo ocurrido le parece intolerable.
La crisis ha sacado a la luz las crecientes diferencias del Gobierno afgano con sus aliados occidentales. Tanto por lo que percibe como una falta de objetivos políticos de éstos, como por el desencanto de su propia opinión pública. "La comunidad internacional se ha centrado en la intervención militar y en el Gobierno, en vez de en la sociedad civil, lo que contribuye a que la brecha entre los afganos y sus gobernantes aumente día a día", analiza Aziz Rafiee, director del Foro para la Sociedad Civil Afgana.
Algunas voces incluso van más allá y piden abiertamente la retirada de las tropas. "Los soldados extranjeros son víctimas de las políticas erróneas de sus países. Deben irse de Afganistán", manifiesta la diputada Joya Malalai, indiferente a quienes temen que esto desemboque en una guerra civil. "La situación actual no puede ser peor. La comunidad internacional no nos ha traído ni seguridad ni libertad", sostiene. La opinión de Malalai -una mujer expulsada del Parlamento por insultar a sus colegas- resulta aún minoritaria, pero está creciendo, en especial en las zonas rurales del sur del país en donde apenas se han beneficiado de los cambios.
"Tal vez cometimos algunos errores desde el principio", admite el ministro Arsala. "La decisión [estadounidense] de anteponer la lucha contra el terrorismo al desarrollo del país sentó las bases para la situación que vivimos hoy". En su opinión, "el énfasis debería haber sido al contrario: Afganistán, primero". El ministro se muestra convencido de que si el Estado hubiera sido más fuerte, los talibanes no hubieran emergido otra vez o se habrían convertido en un problema menor. "No están ganando. Sólo nos están haciendo las cosas más difíciles", concluye.
En cualquier caso, hay unanimidad en la urgencia de un cambio de rumbo. Shah Masoud, el conocido librero de Kabul, lo expresa de una forma muy gráfica. "Cuando un ordenador se queda colgado, hay que desconectarlo y reiniciarlo de nuevo. Del mismo modo, la comunidad internacional en Afganistán tiene que volver a empezar sobre nuevas bases, porque las actuales han fallado".
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