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La recesión está a la vuelta de la esquina |
Al menos, eso es lo que consideran algunos de los institutos de coyuntura que estos días están revisando sus previsiones macroeconómicas para este año y el próximo. Entre ellos, Funcas, la Fundación de las cajas de ahorros, que está a punto de publicar un documento en el que estima que la economía española decrecerá un 0,5% el año próximo en términos interanuales, pero entrando ya en recesión a partir del último trimestre de este año 2008, en el que el Producto Interior Bruto (PIB) tendrá ya un crecimiento negativo, algo que no sucedía desde la recesión del bienio 1992-93.
Los datos de Funcas son corroborados por otros institutos de coyuntura que, por el momento, y hasta que sus estimaciones sean oficiales, prefieren guardar el anonimato. El director de uno de ellos, vinculado a una entidad financiera, aseguró a El Confidencial que, en términos intertrimestrales, la economía española sufrirá un retroceso de una décima en el tercer trimestre de este año. Según sus previsiones, esto hará que el avance del PIB se limite entre junio y septiembre respecto del mismo periodo de tiempo del año anterior (variación anual) al 0,9%, justo la mitad de lo que creció durante el segundo trimestre de este año. Según sus palabras, “es muy probable que la economía roce el larguero de la recesión en el último trimestre”, haciendo suya la expresión utilizada por Pedro Solbes, el ministro de Economía, en algunas ocasiones.
El desplome del consumo de las familias y el hundimiento de la inversión (en particular de la destinada a construcción) está detrás de la aceleración de la crisis. Todo ello en un contexto internacional mucho más adverso de lo que se pensaba hace pocos meses, como puso ayer de manifiesto Eurostat, que confirmó un retroceso del PIB del 0,2% en términos intertrimestrales para la zona del euro durante el segundo trimestre, lo que supone un avance del 1,4% si se tiene en cuenta lo ocurrido en los últimos doce meses.
Caída de la demanda
Según el análisis de los expertos, el deterioro de las economía europeas (hacia las que se dirigen las dos terceras partes de las exportaciones españolas) impedirá que el sector exterior pueda compensar la previsible caída de la demanda interna, cuyo comportamiento está lastrado por la menor renta disponible (a causa de la inflación), por el hundimiento de la confianza en el consumidor y por la pérdida de dinamismo del empleo. Según los cálculos de Funcas, el efecto del repunte de los precios sobre el consumo de las familias ha sido devastador en los últimos meses. En concreto, cada punto adicional de IPC cuesta a los hogares alrededor de 6.000 millones de euros (el 1% de su renta disponible), lo que supone que si la inflación ha pasado del 2% al 5% en apenas un año, la factura total a pagar por el alza de los precios se sitúa en unos 18.000 millones de euros que se han evaporado de los bolsillos de los consumidores.
La parte positiva de la actual coyuntura tiene que ver, precisamente, con la desaceleración del IPC de la mano de los menores precios energéticos, lo que sin duda tendrá un efecto positivo sobre el consumo, estiman los analistas. En cualquier caso, insuficiente para evitar que el gasto de los hogares continúe desacelerándose de forma intensa.
La otra noticia positiva se relaciona con las condiciones monetarias en la eurozona, ya que en coherencia con las menores presiones inflacionistas se da por hecho que el BCE no volverá subir los tipos de interés en lo que queda del año, salvo que el petróleo volviera a las andadas, lo que hoy por hoy no parece probable (ayer cotizó a 107 dólares el tipo Brent). Incluso, se da como altamente probable que los banqueros de Francfort impulsen alguna rebaja (hoy se sitúa en el 4,25% el tipo de intervención) para estimular la alicaída economía europea, principalmente la alemana, cuya demanda interna está por las nubes.
La depreciación del euro frente al dólar se considera, igualmente, una buena noticia para Alemania, cuyo motor de crecimiento continúan siendo las exportaciones, si bien se han visto afectadas negativamente en los últimos años por la irresistible ascensión del euro. Algo que puede haber llegado a su fin. Ayer llegó a rozar los 1,43 dólares, cuando hace pocas semanas se situaba en niveles de 1,60.
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“Hasta ahora, hemos visto morosidad en los inmigrantes y en los promotores inmobiliarios, pero ahora empieza la de los españoles y las pymes, que puede ser una avalancha”, explica otra fuente del sector.
"La morosidad o el concurso de acreedores de las inmobiliarias es muy llamativa porque son miles de millones de euros de golpe, pero está muy repartida entre los sindicatos bancarios y muchas entidades ya han provisionado el grueso de esas deudas", explican en una tercera entidad.
"El peligro de verdad es el aumento del paro, que puede provocar una escabechina en las cuentas de los bancos", añade esta fuente.
De hecho, el discurso de la banca antes del verano era que todo iría bien mientras no se disparase el paro.
La morosidad puede alcanzar el 3%
Esa espiral de la morosidad ya se está produciendo -"están entrando en mora créditos a espuertas", afirma gráficamente una fuente del sector-, como ya adelantó El Confidencial en julio, aunque no empezará a reflejarse hasta las cuentas del tercer trimestre de las entidades.
Pero que está ahí: por ejemplo, ayer Standard & Poor's puso en vigilancia negativa el rating de la CAM por el deterioro de sus activos (es decir, de sus créditos).
Igualmente, Caja Castilla La Mancha presentó ayer una tasa de morosidad del 2,99% en sus resultados semestrales. El 2% era el nivel maldito que ninguna entidad quería superar. A partir de ahí vienen los verdaderos problemas, ya que las entidades tienen que cargar el 25% del crédito impagado a pérdidas (provisiones específicas) cuando lleva tres meses, según las nuevas normas contables de Basilea II (antes eran12 meses).
Las previsiones de distintas instituciones -CECA, La Caixa- antes del verano apuntaban a una tasa de mora del 2% para este año en el conjunto del sistema, pero informalmente circulaban previsiones del 2% para los bancos y del 3% para las cajas.
Ahora, después de las vacaciones, las fuentes consultadas reconocen que "seguramente será más".
Las provisiones pueden no ser suficientes
Con una morosidad del 3% en 2008, cobrarían fuerza los temores del sector de que la crisis se puede comer las provisiones genéricas, el famoso colchón que les obligó a dotar el Banco de España durante los años de vacas gordas. Aunque el discurso oficial es que el colchón es más que suficiente para aguantar la crisis, hay entidades que reconocen fuera de micrófono que las cosas pueden empeorar mucho: "Dependerá de lo que dure la crisis y del caso concreto de cada entidad, pero, tal como se están poniendo las cosas, es probable que lasprovisiones se acaben antes que la crisis".
“Lo importante no es la morosidad en sí, sino la pérdida esperada. La morosidad va a subir por fuerza con el estancamiento del crédito (no sube el denominador, que es el crédito, y suben los impagos, el numerador), así que lo que importa es el coste del recobro”, explica otro experto en banca. Y para rebajarlo, las entidades han empezado a tomar medidas como la venta de su cartera de créditos morosos con fuertes descuentos (hasta el 60%) y la preparación de fuerzas especiales de recobro, que antes se dedicaban a la concesión de créditos.
Para cubrir ese déficit, Corbacho también apuntó la posibilidad de que los Servicios Públicos de Empleo puedan aprovechar las cantidades que aportan a la Seguridad Social para que realice bonificaciones a la contratación, ya que "presupuestariamente no son compartimentos estancos".
"Tenemos no un margen, pero presupuestariamente hay que partir de la base de que las cuotas que se pagan no sólo han servido para garantizar el desempleo, sino para pagar bonificaciones a empresas para promover el empleo", declaró el ministro de Trabajo, que recordó que el Servicio Público de Empleo aporta a la Seguridad Social más de 3.000 millones en bonificaciones.
El ministro dejó muy claro que "lo que no va a pasar de ninguna de las maneras es que una persona que ha cotizado se quede sin cobrar por el hecho de que se haya agotado el presupuesto", ya que la prestación por desempleo "es un derecho que no se va a cuestionar".
"No soy partidario de políticas deficitarias, pero este Gobierno no va a discutir si supone una décima o más pagar las cuotas a los desempleados", apostilló.
En este ambiente se produjo la primera reunión “operativa” del diálogo social entre los agentes sociales y el gobierno. El cónclave se celebró sólo un día después de que se conocieran los datos de paro en agosto, mes en el que 103.000 personas engrosaron las filas del Inem. De momento, el Servicio de Estudios del BBVA preveía ayer que en septiembre se generen al menos otros 30.000 desempleados más. La afiliación, además, caerá en otras 50.000 personas.
No es de extrañar que el ministro aluda a ese par de décimas, dado que las solicitudes para recibir prestaciones sociales subieron casi un 32% en julio. Los beneficiarios existentes de dichas prestaciones se sitúan en la actualidad en 1,77 millones, con un aumento del 25,7% con respecto al año anterior. Los gastos totales en un mes por estas prestaciones ascendieron a 1.678 millones de euros, con un aumento de 37,7% con respecto al año anterior. En relación al total de beneficiarios, los ciudadanos extranjeros suponen el 10,7% del total
Corbacho añadió, en una entrevista radiofónica, que el Servicio Público de Empleo todavía tiene superávit en las cuotas que se pagan para el desempleo, “aunque como está subiendo es posible que acabe agotando todo el presupuesto y puede entrar a futuro en déficit, que se ha de pagar con los Presupuestos Generales. De momento, el Gobierno ya tiene previsto un desembolso de 1.500 millones para garantizar los pagos que genera el desempleo.
De todos modos, para cubrir ese déficit, Corbacho también apuntó la posibilidad de que el antiguo Inem puedan aprovechar las cantidades que aportan a la Seguridad Social para que realice bonificaciones a la contratación, ya que “presupuestariamente no son compartimentos estancos”.
Esta medida también entraña su riesgo, habida cuenta del fuerte descenso en las afiliaciones a la Seguridad Social, que mantienen la tendencia de seguir la caída, a pesar de que la población activa sigue creciendo con fuerza.
“Presupuestariamente hay que partir de la base de que las cuotas que se pagan no sólo han servido para garantizar el desempleo, sino para pagar bonificaciones a empresas para promover el empleo”, declaró el ministro de Trabajo, que recordó que el Servicio Público de Empleo aporta a la Seguridad Social más de 3.000 millones en bonificaciones.
El ministro dejó muy claro que “lo que no va a pasar de ninguna de las maneras es que una persona que ha cotizado se quede sin cobrar por el hecho de que se haya agotado el presupuesto”, ya que la prestación por desempleo “no se va a cuestionar”.
Todo lo contrario que “todos los planes y programas de empleo” que existen en España, que serán evaluados para ver si se adecuan a la actual coyuntura económica, según destacó ayer el ministro.
Un impacto mayor de la crisis
En 2008, España volvió a liderar las subidas salariales dentro de esta zona geográfica, compartiendo los puestos de cabeza con Grecia e Irlanda, donde las retribuciones aumentaron un 5,7% y un 4,5%, respectivamente. Sin embargo, mientras los españoles perdieron otra vez poder adquisitivo en sus remuneraciones fijas, los griegos e irlandeses obtuvieron una "clara ganancia" en su poder de compra.
España es además el país europeo que muestra un mayor diferencial entre la previsión de incremento salarial para 2008 que tenían las empresas (3,8%) y el dato final (4,4%), hecho que, según García, se explica porque esperaban un mejor comportamiento de la inflación en un contexto de ralentización económica y, por tanto, de menor consumo y más desempleo.
Para Watson Wyatt, esta situación refleja que el impacto de la subida de los precios y de la crisis económica internacional ha sido mayor en España que en la mayoría de países europeos, de forma que las empresas españolas se han visto obligadas a corregir al alza sus previsiones salariales en seis décimas, perdiendo competitividad en sus productos y, al mismo tiempo, mermando el poder adquisitivo de los salarios.
España lidera las subidas salariales
Mientras que en España los salarios crecieron un 4,4% en 2008, en Europa occidental lo hicieron un 3,8%, es decir, seis décimas menos, diferencial que en 2007 fue de cuatro décimas. Frente a Grecia, Irlanda y España, que encabezaron las subidas, los países que experimentaron menores crecimientos salariales fueron Suiza (2,7%) y Francia y Alemania, ambos con repuntes del 3,3%.
Por categorías laborales apenas se observan diferencias de unas décimas en los diferentes comportamientos retributivos. Los puestos de mayor cualificación, como dirección general, dirección superior y dirección intermedia, incrementaron sus salarios en torno a un 4,5% en 2008, mientras que los trabajadores manuales vieron crecer sus sueldos un 4,2%. Para 2009, las previsiones apuntan a una situación similar. En los puestos de dirección, los salarios repuntaran cerca de un 4,2%, frente al 4% estimado para los trabajadores manuales.
Discriminaciones en función del talento
Un dato que destacaron los responsables de este estudio de Watson Wyatt es que cada vez más las compañías focalizan las subidas salariales fijas en aquellos empleados de mayor talento y que más pueden contribuir al desarrollo del negocio.
"Ya el año pasado venía siendo habitual que las empresas discriminaran los incrementos salariales en función del mérito, pero ahora se está potenciando y las empresas dirigen sus inversiones en capital humano donde más rentabilidad pueden obtener", explicó María Martín.
Sin embargo, existe un problema. A las compañías españolas les cuesta cada vez más atraer y retener talentos dentro de la plantilla, situación que con la actual situación económica se está agudizando. Por ello, dijo Martín, las empresas, además de subir más los salarios a los trabajadores 'más rentables' para el negocio, se están viendo obligadas a recurrir a fórmulas de "compensación total", incluyendo en sus ofertas salariales retribuciones variables y otros elementos beneficiosos para el trabajador.
Las retribuciones
La mayor parte de las retribuciones variables en función del desempeño se concentran en los puestos más influyentes para el negocio (dirección general, superior e intermedia) y, dentro de la retribución en especie para directivos, los coches de empresa, con un 97% de compañías que los otorgan, el teléfono móvil (95%) y la formación (91%), siguen siendo las concesiones "estrella".
Más lejos se encuentran los cheques médicos gratuitos (la mitad de las empresas los ofrece), los cheques comida (46%), los prestamos a bajo interés (30%) y los gastos de representación (12%).
Por su parte, los planes de stock options para los empleados han perdido peso en los últimos años y se están quedando en "desuso", según María Martín, aunque, en su opinión, en la actual situación económica podrían alzar el vuelo e incluirse en la oferta retributiva de las empresas durante los próximos años. Mientras estos planes decaen, la preocupación por los planes de previsión social, especialmente para los puestos directivos, está ganando terreno.
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