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Cría y engorde de premios Nobel |
La crisis financiera en las potencias económicas mundiales es tan profunda que ni un grupo de 15 premios Nobel de Economía reunidos la semana pasada en Lindau, Alemania, se animaron a estimar cuánto puede durar y menos a proponer un plan para superarla. Trescientos economistas de 60 países fueron testigos de la desorientación de los máximos exponentes del pensamiento económico contemporáneo. En cambio, con el diagnóstico no existieron dudas, al acordar los galardonados por la Academia sueca que la actual debacle es más compleja que las anteriores, que se debe a la falta de regulación del Estado y que los organismos de control están colonizados por las entidades financieras, lo que explica la mala gestión del riesgo por parte de los bancos que derivó en colapso.
En los últimos siete días se difundieron varios datos inquietantes, a saber:
- La lista negra de bancos estadounidenses que están en serias dificultades aumentó de 90 a 117, según un informe de la Federal Deposit Insurance Corporation.
- Desde comienzos de año, nueve bancos regionales estadounidenses se declararon en quiebra o fueron tomados por los reguladores, siendo el más grande el Indymac de California.
- Para no agudizar el espanto, los organismos de regulación no consideran en peligro inmediato a los más grandes bancos del país, entre los que se encuentra el Citigroup. Pero advierten que esas entidades deberán seguir contabilizando miles de millones de dólares de pérdidas.
- Uno de los bancos de inversión más importante de Wall Street, Lehman Brothers, está en venta y, por ahora, ningún inversor asiático o árabe quiere pagar lo que piden por una entidad que a fin de año acumulará quebrantos por 12 mil millones de dólares.
- El año pasado, las entidades financieras de EE.UU. y Europa reportaron pérdidas por más de 500 mil millones de dólares. Estimaciones optimistas de Standard & Poor’s calculan que en 2008 podrían perder 265.000 millones adicionales.
- El Premio Nobel Joseph Stiglitz vaticinó, en ese encuentro de colegas en Alemania, que la crisis financiera se extenderá hasta el 2010 y que “los quebrantos superarán el billón de dólares”. Y afirmó: “Los estadounidenses tienen que considerarse afortunados por el hecho de que los europeos fueron suficientemente tontos como para comprar los créditos hipotecarios basura”.
- Las principales economías europeas han ingresado en un sendero de desaceleración económica rumbo a la recesión. Este es el análisis coincidente de los organismos multilaterales.
- El presidente de la Reserva Federal (banca central estadounidense), Ben Bernanke, advirtió que la potencia económica enfrenta “uno de los contextos económicos y de política monetaria más difíciles que se hayan visto”.
Esta crisis de proporciones fue abordada con rigurosidad analítica por Gérard Duménil, economista del Centre National de la Recherche Scientifique, destacando con ironía que el actual descalabro de las finanzas mundiales es “un bello ejemplo de privatización y de apertura de un sector a la iniciativa privada con consecuencias desastrosas”.
En una entrevista realizada por Thierry Bun publicada en Politics y reproducida por la revista Realidad Económica N230, Duménil señala que se trata “de una crisis de un tipo particular de crédito (subprime). La creatividad de las instituciones financieras neoliberales parece sin límites. En cuanto la ganancia está al alcance de la mano se implementan nuevos procedimientos. Y lo más extraordinario en este caso es la capacidad de estas instituciones para pasarles una gran parte de los riesgos a otros agentes”. A los europeos por ejemplo, como puntualizó Stiglitz.
Duménil señala que la resolución de la crisis no es sencilla porque “bloquear el auge de los créditos hipotecarios –y de otros– sería a corto plazo precipitar la recesión que se anuncia en lugar de remediarla, pero sobre todo sería comprometer, a más largo plazo, el mantenimiento de las tasas de crecimiento relativamente elevadas de la economía de Estados Unidos”.
Para concluir que “en la mundialización liberal el crecimiento se concentra en las dos extremidades del abanico de la riqueza, entre los Estados Unidos y países cuya mano de obra se vende a buen precio, como China. Es un elemento central de la propaganda neoliberal.
¡Imaginen una tasa de crecimiento ‘francesa’ en Estados Unidos! Una perspectiva insoportable para el amo del mundo. Algo deberá cambiar. ¿Pero qué? ¿Para mejor o para peor?”.
Ante semejante panorama financiero internacional, exige cierta cuota de humildad de parte de los gurúes locales y sus amplificadores voceros cuando ofrecen sus sentencias implacables sobre la economía local y los senderos que debería transitar. Hasta los premios Nobel son prudentes al momento de pronosticar.
Una de las grandes distorsiones consolidadas en las últimas décadas y alimentada por una creciente cantidad de profesionales de la ciencia económica ha sido la práctica de la predicción.
Quienes se dedican a estudiar el campo de la economía y están alejados del negocio mercenario de los pronósticos reconocen que las bases del conocimiento de esa ciencia sirven para comprender lo que pasó más que para prever lo que pasará. A lo largo de la evolución de esa disciplina se ha podido avanzar en identidades básicas para explicar el funcionamiento de la economía.
Se trata de equilibrios que permiten ordenar el entendimiento de fenómenos complejos. Pero si no son subordinadas a los diferentes escenarios sociales y políticos que se presentan provocan lecturas equivocadas o expresan intereses ocultos. Si se excluye esos factores externos, las identidades que ofrece la economía sólo sirven como un bálsamo para la angustia que provoca la incertidumbre, pero no para comprender el proceso que se está registrando.
Crisis financiera, estancamiento con inflación, desborde de precios, riesgo de default, caída de los commodities, fragilidad fiscal, desaceleración del crecimiento se suceden en veredictos despiadados de la city, como capítulos de un caos de esas identidades básicas de la economía.
Frente a esos mercaderes de la angustia, que ahora tienen un escenario político más amigable con la avanzada de la restauración conservadora de la mano del sector del campo privilegiado, el Gobierno se encierra en rebatir las inconsistencias de esos augurios de catástrofe.
Al comienzo de la gestión de la administración kirchnerista, cuando los gurúes hablaban de “veranito” en referencia al sostenido crecimiento de la economía que se presentaba a sus ojos, esa dinámica de confrontación entre la percepción y la realidad tenía saldo favorable.
Ahora repetir la misma lógica de enfrentar cifras macroeconómicas robustas frente a presagios de crisis implica caer en una trampa que no permite avanzar en la comprensión y desafíos del actual proceso económico. La realidad sigue siendo bastante diferente de la percepción ortodoxa que se impone en gran parte de los medios de comunicación, pero hoy la palabra y los datos oficiales han quedado devaluados a partir de la intervención autodestructiva del Indec.
Entonces, si bien no deja de ser relevante señalar los desatinados análisis de calificadoras de riesgo, economistas de la city y bancos de Wall Street cerca de la quiebra, la clave para poder comenzar a debatir las encrucijadas que enfrenta la economía doméstica, que no son precisamente las que expone la ortodoxia y algunos heterodoxos, necesita la recuperación del sistema nacional de estadísticas públicas. Este es un problema mucho más sencillo de resolver que la crisis bancaria y financiera, que se está extendiendo a la economía real, de los países desarrollados.
Para la tarea del Indec no se necesitan premios Nobel.
Alfredo Zaiat
Etiquetas: conocimiento, inteligencia, mentiras, monopolios, multitud, politica.
No hay analista ni prensa económica que no ponga el acento en la etapa tan complicada que se avecina, al punto, que la propia Vicepresidenta del Gobierno dijo, hace unos días, que vienen trimestres difíciles.
De todos modos, ni los aparatos mediáticos, ni el gobierno, ni la oposición van a dar con la clave, a ninguno se le va a oír que "el sistema es el que falla", o "que el capitalismo está en crisis".
Saben que han sido colocados ahí como cancerberos de un sistema que no da para más, y que los hombres y mujeres de izquierda deberían pensar, de una vez, en destruir.
El Gobierno se reunió en sesión extraordinaria el 14 de agosto y, por fin, admitió el estancamiento, lo que la ciudadanía habituada a crecimientos superiores al 3% vive como una crisis seria.
Tras la confirmación de que el PIB español creció solo el 0,1% el segundo trimestre del 2008, el Gobierno no podía seguir en la complacencia y levan- tó acta de la realidad: estancamiento económico con crecimiento mínimo del empleo y aumento del paro.
Como corrobora el cuadro de la contabilidad nacional del segundo trimestre, el desplome de la construcción ha llevado a España a un estancamiento preocupante, tanto por el crunch (restricción) crediticio mundial que complica el recurso a la financiación internacional, como por el alza de las materias primas y el petróleo.
Rick Wagoner, gurú de la economía americana y presidente de General Motors, asegura que "si dura la crisis crediticia, la economía española será de las que más sufra" y otras economías como la alemana y la inglesa, aparentemente menos seguras, no se verán tan afectadas si la crisis persiste y avanza aún más.
Efectivamente, hay otros datos desalentadores que apuntalan esta idea: los seis principales bancos españoles, que acumularon beneficios récord de 30.000 millones entre 2006 y 2007, han caído en bolsa 56.914 millones en los trece meses que dura la crisis crediticia.
El famoso "pinchazo" de la llamada "burbuja inmobiliaria" se produjo después de muchos vaticinios.
España ha disfrutado una serie de años del enriquecimiento, con un consumo desaforado en no pocos sectores sociales y de la entrada de divisas procedentes de este crecimiento espectacular de la construcción del que viven muchos sectores. Al disminuir la demanda, el castillo de naipes cae de un modo sencillo.
España cuenta con un pilar básico, que es el del turismo que arrancó en los años 60, pero con poco más. Carece de industria pesada importante, los astilleros y altos hornos se desmantelaron, y la agricultura ha caído en desgracia.
Según las fuentes citadas, ninguna de las empresas que va a acudir hoy al juzgado es especialmente conocida. Por el contrario, se trata sobre todo de empresas pequeñas y medianas, muchas veces de ámbito regional, que han acabado por sucumbir a la crisis que ya sufre con todo su rigor nuestra economía, en especial el sector del ladrillo (el estallido de la burbuja inmobiliaria es el culpable de que nuestra situación sea más grave que la que sufre el resto de Europa por la crisis de crédito).
Aunque no sea hoy mismo, sí hay una gran inmobiliaria que podría presentar el concurso en los próximos días si no soluciona sus asfixiantes problemas financieros: Reyal Urbis, que debe renegociar dos créditos sindicados por valor de 3.000 millones después de anunciar el viernes unas tremendas pérdidas de 331 millones de euros en el primer semestre del año (10 veces más que en el mismo período de 2007). Estas pérdidas suponen el incumplimiento de las condiciones exigidas en estos préstamos y que, por tanto, los hacen exigibles inmediatamente por parte de sus acreedores.
En todo caso, con la avalancha prevista para hoy, seguirá creciendo la nómina de empresas que se declaran en suspensión de pagos, que era de 1.056 hasta junio, según el INE. La más importante de esta nómina es Martinsa-Fadesa, la mayor suspensión de pagos de la historia de España con una deuda real de unos 6.500 millones de euros. Precisamente, hoy es el día en que los administradores concursales de la compañía que presidía Fernando Martín empezarán a elaborar su informe sobre la viabilidad de la compañía o la necesidad de su liquidación.
Una lista que no para de crecer
También han tenido que recurrir al concurso inmobiliarias conocidas como Llanera, Lábaro, Cosmani, Promodico, Seop, Obradis, Expofinques, Urazca, Nuepro y un largo etcétera. Otras compañías con graves problemas de liquidez han conseguido salvarse de momento del concurso porque los bancos han preferido refinanciar sus enormes deudas antes que ponerse a la cola del juzgado: los casos más conocidos son los de Afirma (la antigua Astroc), Detinsa, Hábitat o Aisa, que se salvó por los pelos del concurso instado por sus acreedores. Finalmente, la protagonista del primer descalabro inmobiliario, Colonial, fue rescatada por La Caixa y Banco Popular antes de tener que acudir al juzgado.
El concurso de acreedores, a pesar de su enorme impacto negativo sobre la imagen de las empresas, no es necesariamente el fin del mundo. De hecho, es una solución que puede resultar mejor que la refinanciación en algunos casos (y es la única salida si la empresa no es viable) puesto que permite gestionar la compañía sin estar pendiente del próximo vencimiento de deuda, posibilita reestructurar el balance de forma realista y facilita llegar a acuerdos con los acreedores (las refinanciaciones requieren unanimidad y los concursos, mayoría simple).
Si bien los índices económicos -no sólo de España, sino de toda Europa- auguran un futuro próximo de cinturones ajustados, con hipotecas más altas, inflación en auge y desempleo al alza, son los ciudadanos los que están empezando a sufrir las consecuencias.
Unos más y otros menos. Los que más son todos aquellos trabajadores que de manera directa o indirecta, con contrato o sin él, dependían de la construcción.
"En los últimos meses se va notando el incremento de familias que sufren algunos efectos de la crisis, debido al aumento de los servicios como el agua, la luz, del combustible, de los alimentos y al descenso de la riqueza", le explica a BBC Mundo Javier Hernando, coordinador general de Cáritas Madrid.
Tres perfiles
Este "aumento" de personas en estado crítico podría significar más de un 20% con respecto al año anterior, según Cáritas Barcelona, que aclara que todavía no se ha terminado el estudio sobre pobreza que esperan publicar para finales de octubre, por lo que estas cifras no son oficiales.
Mientras tanto, a los centros de asistencia para personas necesitadas están llegando tres tipos de familias:
• Las de inmigrantes que cuando entraron por primera vez al país solicitaron asistencia, se regularizaron y encontraron un trabajo estable, pero que con la crisis volvieron a caer en una situación vulnerable.
• Inmigrantes que no tienen permisos de residencia y trabajaban en economías sumergidas dependientes del ladrillo.
• La de españoles que no pueden pagar la hipoteca y cuyo círculo social está en una situación similar, por lo que no pueden buscar ayuda en sus familiares y/o amigos. "Hace unos años se le prestaba más ayuda a inmigrantes que a españoles, pero hoy en día hemos atendido porcentajes similares", explica Hernando.
En Barcelona también está sucediendo un fenómeno nuevo. Según Cáritas, la mujer magrebí está empezando a buscar trabajo para ser la fuente de ingreso de sus hogares. Una labor culturalmente destinada al hombre de la casa.
Desespero
"Cuando estas personas piden una cita, llegan bastante desesperados", le cuenta a BBC Mundo la trabajadora social Ester Rodríguez, quien agrega que lo que buscan es un alivio económico.
"En los últimos meses es el cabeza de familia quien queda desempleado y viene a nosotros ya con muchas deudas adquiridas", agrega Rodríguez. "Una vez que tienes información de la familia -y en función de las necesidades que tiene- se pone en marcha una serie de dispositivos para ayudarlos".
Dispositivos que van desde el pago de uno o dos meses de alquiler y/o hipoteca, cursos de capacitación, búsqueda de empleo o cuidado de los niños.
"Los apoyamos hasta que llegan a normalizarse. Pero la ayuda económica tiene que ser puntual para evitar que se crea dependencia", aclara la trabajadora social.
Ester Rodríguez cuenta que lo importante es ayudarles a conseguir un nuevo empleo, "si no es en el mismo rubro, se les ofrece capacitación para desempeñar otros puestos". Además, se les enseña a administrar los pocos ingresos que tienen.
Reeducar el bolsillo
"Muchos reclaman capacitación y nosotros lo que hacemos es ofrecerles cursos en hostelería, peluquería o confección. Vamos buscando dónde hay huecos o necesidades", aclara el coordinador de Cáritas Madrid.
Sin embargo, una labor importante es la educación al consumo, pues en algunos casos hay familias que se encuentran en un estado crítico por gastar el dinero en productos y servicios que no son necesarios para el día a día.
"Es una costumbre que se observa en todo tipo de familias, no sólo las más desfavorecidas", señala Hernando. "El problema es que nos hemos metido en una rueda de consumo en la que hace falta preguntarnos si realmente lo necesitamos".
Por su parte, Ester Rodríguez cuenta que hay mucha gente que conoce el sistema de marcas en los supermercados, en los que hay productos más económicos.
"Hay familias a las que se les acompaña a comprar al supermercado y se les orienta y apoya en la economía doméstica", agrega.
Preparados para más
Según Cáritas y varios expertos, es ahora, cuando está por empezar el curso escolar y la mayoría de los españoles regresan de las vacaciones de verano, que se empezará a notar más la crisis o desaceleración económica española.
"Cuando las familias tengan que pagar el comedor de sus hijos, o los útiles escolares y no tengan con qué, vendrán a pedir muchos más ayuda", advierte Hernando.
"La mayoría de las personas que solicitan ayuda tienen serias dificultades, mientras que hay otros que todavía viven de las ayudas institucionales (como el cobro por desempleo), pero que pronto se les terminará", comenta Rodríguez.
No obstante, para estas instituciones, la clave para salir de una situación de pobreza es la flexibilidad que haya a la hora de buscar empleo. Es decir, si antes era la construcción, ahora deben capacitarse en otras áreas que todavía necesitan de trabajadores españoles o extranjeros.
En el sitio de Internet del Ministerio de Trabajo hay un documento publicado en el que aparece por comunidades las necesidades laborales. Puestos que muchas veces son ocupados por extranjeros que se les contrata desde su país de origen.
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