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EEUU asume el control de Fannie y Freddi |
La crisis financiera desatada en Estados Unidos hace trece meses alcanzó ayer proporciones históricas con la nacionalización de Fannie Mae y Freddie Mac, los dos gigantes del mercado de los bonos hipotecarios, en lo que se trata acaso de la mayor intervención directa del Estado en la economía de EEUU, al menos, desde la crisis de las cajas de ahorros que sufrió ese país a principios de los años noventa.
En virtud de los planes del Departamento del Tesoro, que aún no han sido hechos públicos esta mañana, el Estado asumirá el control de Fannie y Freddie -como se llama a las dos empresas coloquialmente-, despedirá a sus máximos responsables y las recapitalizará con dinero público, en un proceso que puede durar meses o años.
No está claro qué pasará con ambas compañías una vez que estén saneadas, pero todo hace suponer que serán troceadas y privatizadas.
¿A cuánto puede ascender la factura de la operación para el contribuyente estadounidense? Las primeras estimaciones señalan a una horquilla de entre 50.000 y 10.000 millones de dólares (de 35.000 a 70.000 millones de euros).
Caída en picado en Bolsa
Pero todo hace pensar que eso sólo será el principio. El Tesoro de EEUU planea inyectar dinero progresivamente en Fannie Mae y Freddie Mac para irlas recapitalizando de forma progresiva.
Anoche, tras el cierre de la Bolsa de Nueva York, los títulos de los dos gigantes hipotecarios se desplomaban más de un 25% cada uno. Ambas empresas han perdido alrededor del 85% de su valor en Bolsa en el último año, en el que han registrado unas pérdidas de más de 4.000 millones de dólares (3.000 millones de euros).
Los riesgos que conlleva para la estabilidad del sistema financiero mundial un colapso de Fannie y Freddie marean. Las dos empresas garantizan o poseen títulos hipotecarios por valor de 5,3 billones de dólares, lo que supone aproximadamente la mitad de toda la deuda hipotecaria de EEUU.
No sólo eso. Un enorme número de bancos estadounidenses y extranjeros tienen títulos de estas dos compañías, que funcionan bajo garantía del Estado. Por poner un ejemplo, desde la mayora gestora de fondos de renta fija del mundo, Pimco, hasta el Sovereign Bank -participado por el Santander- se han visto ya afectados por las minusvalías de sus inversiones en Fannie y Freddie.
Demasiado grandes para caer
Los problemas de estas dos empresas se deben a su forma de operar. Ambas fueron creadas para inyectar liquidez en el mercado de bonos hipotecarios, de modo que los intereses de las hipotecas fueran menores y fuera más fácil para los estadounidenses adquirir hipotecas.
En otras palabras: eran básicamente aseguradoras de bonos. Sin embargo, en los últimos años Fannie y Freddie han empezado a comprar y vender bonos hipotecarios y han entrado de forma masiva en el mercado de derivados.
¿Por qué los directivos de esas empresas empezaron a correr esos riesgos? ¿Y por qué lo aceptaron los accionistas? En buena medida porque Fannie y Freddie están garantizadas por el Estado y porque consideraban que estos dos monstruos en cuya cartera cabe unas cinco veces el PIB de España eran, como dicen en EEUU, "demasiado grandes para caer".
En otras palabras: que siempre vendría el Estado a rescatarlas, porque en su caída Fannie y Freddie se pueden llevar por delante el sistema financiero mundial y, además, colapsar totalmente el mercado hipotecario estadounidense.
La consecuencia es que, cuando los estadounidenses empezaron a dejar de pagar sus hipotecas y los bonos en los que éstas se basaban dejaron de tener valor, Fannie y Freddie incurrieron en pérdidas. Ahora, todo indica que, una vez más, la Administración Bush va a comerse su retórica en favor del libre mercado y va a nacionalizarlas. Porque, efectivamente, estas dos empresas son demasiado grandes para dejarlas caer.
Etiquetas: conocimiento, memoria, monopolios, politica.
Por el momento no se ha hecho público cuál es el montante de la operación, pero se estima que la inyección económica podría requerir miles de millones de dólares.
El plan de rescate para ambas empresas se uniría así al ya aprobado a principios de este año con Bear Stearns, el quinto banco de Wall Street, y se enmarca en la crisis financiera que sacude a EE UU desde el pasado año.
Esto implicaría una sustanciosa inyección de capital estatal en ambas sociedades, que se aplicaría de manera gradual en base trimestral para ir saneando sus balances progresivamente, según las mismas fuentes.
Además, el Tesoro prevé una renovación total de la cúpula directiva de ambas empresas y tanto el consejero delegado de Fannie Mae, Daniel H. Mudd, como el de Freddie Mac, Richard Syron, serían eventualmente despedidos, aunque algunos detalles finales del acuerdo están sujetos a cambios y pendientes de cerrarse.
Esta nacionalización supondría la mayor intervención gubernamental de una entidad financiera por parte del Gobierno estadounidense desde que comenzó la "crisis subprime' hace algo mas de un año.
La administración norteamericana ya autorizó el pasado mes de febrero un paquete de "estímulos" económicos de 168.000 millones de dólares (117.768 millones de euros) a través del rescate de la entidad Bear Stearns. Desde entonces, tanto la administración como la Reserva Federal estadounidense (Fed) han tomado un papel cada vez más agresivo en respuesta a la que se ha convertidos en una de las peores crisis financieras de las últimas décadas.
Fannie Mae and Freddie Mac son dos piezas clave en el mercado hipotecario estadounidense. Sus problemas han amenazado en los últimos meses con empeorar la situación del mercado inmobiliario estadounidense al aumentar los impagos.
La intervención estatal podría ayudar a los prestamistas a mantener los tipos de las hipotecas en un nivel más bajo de lo habitual si prosigue la inestabilidad en el sector.
El Departamento del Tesoro tiene potestad para intervenir en ambas hipotecarias en virtud de la legislación aprobada en el Congreso el pasado mes de julio. La decisión sobre su futuro papel podría quedar el manos de la nueva administración, tras las elecciones generales.
Desde que se aprobó la legislación, funcionarios federales han estado trabajando junto a banqueros de Morgan Stanley en la elaboración de un plan de salvamento sobre ambas entidades.
Mientras tanto, los títulos de ambas hipotecarias se desplomaron el pasado viernes tras el cierre de la Bolsa de Nueva York en la sesión de prenegociación, con un retroceso del 25% en el caso de Fannie Mae y un 20% en Freddie Mac.
Reunión de Urgencia
El plan de rescate cuenta con la colaboración del presidente de la Reserva federal, Ben Bernanke y el responsable de Federal Housing Finance Agency, James Lockhart. Según fuentes cercanas al proceso, los consejeros delegados de ambas hipotecarias acudieron el pasado viernes a una reunión junto con Bernanke y el secretario de Tesoro, Henry Paulson.
Estas reuniones tendrían como objetivo la consecución del visto bueno sobre el plan de ambos ejecutivos, aunque en la práctica su autorización no sea necesaria.
"Estamos haciendo progresos en nuestro trabajo", declaró la portavoz del Departamento del tesoro, Jennifer Zuccarelli, que no quiso añadir más detalles sobre el transcurso de la reunión. Los portavoces de ambas hipotecarias también mantienen la confidencialidad acerca del presunto plan de salvamento orquestado por el Gobierno estadounidense.
Fannie Mae y Freddie Mac poseen o garantizan más de 5 billones de dólares en hipotecas o títulos hipotecarios y han sufrido pérdidas combinadas de cerca de 14.000 millones de dólares en los últimos doce meses debido a una oleada de impagos.
El problema es que una gran cantidad de entidades poseen bonos y valores de ambas entidades debido a que se trata de sociedades que cuentan con garantía del estado, por lo que su quiebra podría arrastrar a numerosos bancos más además de agravar los problemas del sector inmobiliario de un país en crisis.
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, ha asegurado en varias ocasiones que no dejaran caer a las hipotecarias, más que nada, porque podría llevar al desplome del sistema financiero estadounidense y a una grave crisis a escala internacional debido a su gran tamaño.
Sin embargo, los inversores siguen reticentes a invertir en ambas sociedades ya que no se fían de las intenciones del Gobierno, lo que ha llevado a los títulos de Fannie y Freddie a depreciarse cerca de un 90% en el último año.
El Congreso estadounidense creó Fannie Mae en 1.938 durante la gran depresión para comprar hipotecas aseguradas a prestamistas y así proporcionarles liquidez suficiente para conceder nuevos préstamos. Fannie siguió operando como una agencia gubernamental durante las décadas de los 40' y 50' a pesar de que se dieron pasos hacia la privatización de la sociedad. En 1.968, el presidente estadounidense Lyndon Johnson decidió privatizar la entidad.
¿A cuánto puede ascender la factura de la operación para el contribuyente estadounidense? Las primeras estimaciones señalan a una horquilla de entre 50.000 y 10.000 millones de dólares (de 35.000 a 70.000 millones de euros)
Caída en picado en bolsa
Pero todo hace pensar que eso sólo será el principio. El Tesoro de EEUU planea inyectar dinero progresivamente en Fannie Mae y Freddie Mac para irlas recapitalizando de forma progresiva.
Anoche, tras el cierre de la Bolsa de Nueva York, los títulos de los dos gigantes hipotecarios se desplomaban más de un 25% cada uno. Ambas empresas han perdido alrededor del 85% de su valor en Bolsa en el último año, en el que han registrado unas pérdidas de más de 4.000 millones de dólares (3.000 millones de euros).
Los riesgos que conlleva para la estabilidad del sistema financiero mundial un colapso de Fannie y Freddie marean. Las dos empresas garantizan o poseen títulos hipotecarios por valor de 5,3 billones de dólares, lo que supone aproximadamente la mitad de toda la deuda hipotecaria de EEUU.
No sólo eso. Un enorme número de bancos estadounidenses y extranjeros tienen títulos de estas dos compañías, que funcionan bajo garantía del Estado. Por poner un ejemplo, desde la mayora gestora de fondos de renta fija del mundo, Pimco, hasta el Sovereign Bank -participado por el Santander- se han visto ya afectados por las minusvalías de sus inversiones en Fannie y Freddie.
"Demasiado grandes para caer"
Los problemas de estas dos empresas se deben a su forma de operar. Ambas fueron creadas para inyectar liquidez en el mercado de bonos hipotecarios, de modo que los intereses de las hipotecas fueran menores y fuera más fácil para los estadounidenses adquirir hipotecas.
En otras palabras: eran básicamente aseguradoras de bonos. Sin embargo, en los últimos años Fannie y Freddie han empezado a comprar y vender bonos hipotecarios y han entrado de forma masiva en el mercado de derivados.
¿Por qué los directivos de esas empresas empezaron a correr esos riesgos? ¿Y por qué lo aceptaron los accionistas? En buena medida porque Fannie y Freddie están garantizadas por el Estado y porque consideraban que estos dos monstruos en cuya cartera cabe unas cinco veces el PIB de España eran, como dicen en EEUU, "demasiado grandes para caer".
En otras palabras: que siempre vendría el Estado a rescatarlas, porque en su caída Fannie y Freddie se pueden llevar por delante el sistema financiero mundial y, además, colapsar totalmente el mercado hipotecario estadounidense.
La consecuencia es que, cuando los estadounidenses empezaron a dejar de pagar sus hipotecas y los bonos en los que éstas se basaban dejaron de tener valor, Fannie y Freddie incurrieron en pérdidas. Ahora, todo indica que, una vez más, la Administración Bush va a comerse su retórica en favor del libre mercado y va a nacionalizarlas. Porque, efectivamente, estas dos empresas son demasiado grandes para dejarlas caer.
Según informan este sábado varios diarios norteamericanos, la nacionalización de Fannie Mae y Freddie Mac es inminente.
La intervención podría llevarse a cabo este mismo fin de semana y será anunciada por el Departamento del Tesoro. Esta medida de urgencia pasa por la salida de ambas compañías de sus dos máximos responsables, Daniel Mudd, de Fannie Mae y Richard Syron, de Freddie Mac.
Según los planes preliminares del Gobierno de EEUU, ambas empresas serán refinanciadas con dinero público en un proceso que durará probablemente años y que trata de evitar una evolución aún más catastrófica de la crisis hipotecaria en este país.
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el supervisor jefe de ambas compañías, James Lockhart, se reunieron el viernes por la tarde con los altos ejecutivos de ambas empresas para informarles de los planes del Gobierno.
Los inversores de estas grandes agencias hipotecarias están preocupados de que una intervención gubernamental destruya el valor de sus acciones. Estos miedos han reducido el valor de los títulos de ambas empresas en un 90 por ciento con respecto a hace un año. A pesar de que ambas compañías creen que tienen suficientes recursos como para salir solas de la situación, los inversores piensan que no va a ser posible.
De hecho, la intervención no era contemplada por los analistas a menos que ambas compañías tuvieran problemas a la hora de atraer inversión. Los grandes bancos de EEUU y algunos Gobiernos extranjeros figuran entre los inversores afectados, con lo que el riesgo de que estos problemas financieros se contagien más allá del mercado hipotecario es grande.
El Congreso de EEUU, en plena crisis hipotecaria, aprobó este verano un plan para permitir a ambas compañías préstamos gubernamentales ilimitados y la compra de acciones si fuera necesario El viernes, al cierre de la Bolsa de Nueva York, las acciones de Fannie Mae cayeron 1,54 dólares, un 22 por ciento, hasta los 5,5 dólares. Las de Freddie Mac cayeron 1,06 dólares, hasta 4,04 dólares, es decir, un 21 por ciento.
De producirse, ésta sería una de las mayores intervenciones gubernamentales de la historia de Estados Unidos.
Según la información que publica este sábado The New York Times, los planes del secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, parece que están cercanos a cumplirse.
La información de este rotativo, señala que altos cargos de la administración Bush y de la Reserva Federal mantuvieron este viernes conversaciones con altos ejecutivos de las dos hipotecarias. Unas reuniones en las que habrían informado a las compañías de que el Gobierno ya tiene ultimado el plan de rescate y que podría proceder a la nacionalización de forma inminente.
Citando fuentes conocedoras de las conversaciones este rotativo, señala que el Gobierno ha dicho que las empresas podrían continuar funcionando mientras el Estado respalde la deuda. Según este diario, el plan se perfiló en reuniones separadas con altos ejecutivos de la oficina de compañías del nuevo regulador. Además, podría contemplar la sustitución de los equipos directivos y la eliminación de los accionistas.
The New York Times dice que no es posible calcular cuánto le costará al Gobierno este rescate. No obstante, la deuda de ambas compañías supera casi los 5 billones de dólares.
En caso de acudir al rescate y nacionalizar finalmente a ambas compañías, las agencias de calificación se verían obligadas, incluso, a degradar el rating de solvencia (indicador de riesgo país) de EEUU, con las implicaciones que ello conllevaría sobre la calidad de la deuda pública del Gobierno estadounidense.
En este sentido, entidades financieras de la talla de Fortis o Royal Bank of Scotland (RBS) advertían hace escasa fechas del riesgo de “colapso” de ambas compañías.
En concreto, RBS aconsejaba a sus clientes prepararse para un “crash en el mercado mundial de crédito”, según recogía el diario británico Telegraph.
En medio de una descomunal debacle económica financiera, que tiene en la crisis bancaria su principal detonante y verdugo, el Departamento del Tesoro anunció el domingo un plan que provee hasta US$200.000 millones en capital fresco y nuevas líneas de crédito para los dos gigantes de préstamos hipotecarios, Se trata del rescate financiero más grande en la historia de ese país y el segundo que realiza el Departamento del Tesoro en el último mes y medio.
Se trata del rescate financiero más grande en la historia de EEUU y el segundo que realiza el Departamento del Tesoro en el último mes y medio.
Cerca de la mitad de los créditos inmobiliarios otorgados en Estados Unidos por un valor de US$5,3 billones, corresponden a ambas compañías que en el último año registraron pérdidas por US$14.000 millones, debido en especial a los créditos de alto riesgo o subprime.
A la vez, las dos megacompañias hipotecarias quedaron bajo el control de la Agencia Federal de Financiamiento de Viviendas, (FHFA), mientras el secretario del Tesoro, Henry Paulson, dijo que las decisiones incrementarán la disponibilidad de crédito para los compradores de casas.
El Tesoro también presentó planes para comprar un monto no especificado de valores respaldados por hipotecas emitidos por Fannie y Freddie, en un intento por reducir los costos de financiamiento para los consumidores.
Desde el inicio de la crisis financiera, en agosto de 2007, los bancos centrales de EEUU, la Unión Europea y Suiza se han visto obligados a intervenir ante las crecientes presiones de liquidez producida por la crisis hipotecaria en los mercados del crédito.
La crisis "subprime" y las proyecciones recesivas en la economía estadounidense siguen impactando cada vez más en la economía y en el sistema bancario de EEUU y de Europa cuyas principales instituciones financieras ya fueron (o están siendo) afectadas por la debacle crediticia que arrastra a la primera potencia imperial.
Los grandes bancos de inversión (incluidos los europeos) han tenido que hacer enormes provisiones para tapar los "agujeros" de las "subprime", depreciar sus activos y reducir drásticamente sus costos, lo que ha supuesto la caída de presidentes y consejeros delegados de esas entidades, acompañados por decenas de miles de trabajadores despedidos.
En este escenario marcado por la "volatilidad" de los mercados (bolsas que suben y bajan) las autoridades monetarias de EEUU resolvieron seguir "auxiliando" con fondos estatales a los bancos para evitar que las turbulencias financieras contaminen la economía real.
Se trata de otra operación de "salvataje financiero" para apuntalar a los mercados y calmar las tensiones derivadas de la crisis "subprime" y de los sombríos pronósticos recesivos para la economía de EEUU que vaticinan los principales organismos y autoridades monetarias internacionales.
Al menos a corto plazo, la operación salvataje de atarán aún más al gobierno a la industria hipotecaria, dejando a los contribuyentes expuestos a las pérdidas ligadas a cesaciones de pagos que podrían ascender a miles de millones de dólares.
Henry Paulson señaló que el gobierno no tuvo más opción que apuntalar a Fannie y Freddie, dos compañías creadas por el Congreso para "apoyar" al mercado inmobiliario, pero en manos de accionistas privados.
Los más de US$5 billones (millones de millones) de deuda y valores respaldados por hipotecas emitidos por las compañías son propiedad de bancos centrales y otros inversionistas en todo el mundo. "Un colapso de cualquiera de ellas podría causar grandes trastornos en nuestros mercados financieros, tanto local como globalmente", afirmó el secretario del Tesoro.
La medida significa que el gobierno federal respaldará directamente la mayoría de las hipotecas en Estados Unidos que Fannie y Freddie poseen o garantizan, alrededor de US$5,3 billones, o casi la mitad de las hipotecas vigentes.
Para mensurar esta cifra, baste citar que su monto se aproxima a casi dos veces el presupuesto anual de EEUU que alcanza los US$ 3,1 billones.
James Lockhart, director de la FHFA, manifestó que el regulador asumió el control de las compañías debido a que su capacidad para asimilar grandes pérdidas estaba "en duda", debido a que no tenían gran cantidad de capital y eran incapaces de recaudar más dinero de fuentes privadas.
El control será mantenido indefinidamente, mientras el regulador trata de restaurar la salud financiera de Fannie y Freddie, añadió.
Poco después del anuncio, el presidente George W. Bush, emitió un comunicado indicando que su gobierno había determinado que las compañías "no pueden continuar operando en una forma segura y cumplir su misión pública".
Bush reconoció que las firmas "representan un riesgo inaceptable para el sistema financiero y nuestra economía".
La intervención de la FHFA sigue a la decisión del Congreso, a fines de julio, de aprobar un plan de emergencia presentado por Paulson.
Los legisladores autorizaron al Departamento del Tesoro a ofrecer liquidez ilimitada a estas compañías y comprar sus acciones, si fuera necesario, a fin de evitar su colapso.
En la crisis bancaria-hipotecaria que se proyecta desde USA y se expande por el planeta, se entrelazan dos factores: el alto costo del crédito y el retroceso del mercado inmobiliario, este último afectado por la sobreoferta de propiedades y por la incapacidad de numerosos deudores de continuar pagando las cuotas.
Mientras los precios de las viviendas en los EEUU y otros países continúan descendiendo, los bancos norteamericanos y europeos anunciaron pérdidas millonarias relacionadas con hipotecas "subprime".
Los títulos bursátiles en gran parte del mundo han caído en picada y la reticencia de los bancos a prestar dinero -incluso entre ellos mismos- ya exigió iintervenciones inéditas de la Fed y del Banco Central Europeo.
Según The Wall Street Journal, "con la caída en los precios de las viviendas y el consiguiente aumento en las tasas de morosidad se ha desatado una crisis comparable a algunos de los mayores desastres financieros de los últimos 50 años".
Paulson ha asegurado que la intervención es la mejor manera de "proteger a nuestros mercados y a los contribuyentes del riesgo provocado por la situación financiera actual", mientras que el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha explicado que apoya las medidas para "garantizar" la solvencia financiera de ambas entidades.
Caída bursátil
La complicada situación que atraviesan ambas compañías ha provocado que hayan perdido alrededor del 85% de su valor en bolsa en el último año, en el que han registrado números rojos de más de 4.000 millones de dólares.
Fannie Mae y Freddie Mac garantizan o poseen títulos hipotecarios por valor de 5,3 billones de dólares, cerca de la mitad de toda la deuda hipotecaria de Estados Unidos.
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, compareció ayer ante los medios para comunicar que ambas compañías pasarán a estar dirigidas temporalmente por la Agencia Federal Financiera de Casas (FHFA, en sus siglas en inglés), que gestionará la deuda financiera de las entidades. La FHFA institución invertirá en cada una 200.000 millones de dólares, unos 140.000 millones de euros.
Paulson aseguró que la intervención es la mejor manera de "proteger a nuestros mercados y a los contribuyentes del riesgo provocado por la situación financiera actual", mientras que el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, explicó que apoya las medidas para "garantizar" la solvencia financiera de ambas entidades.
Hoy, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, se ha limitado a señalar que las medidas son "bienvenidas, teniendo en cuenta las circunstancias".
Reacción bursátil
La intervención ha sido recibida como agua de mayo por las bolsas de todo el mundo, tal y como han anticipado las bolsas asiáticas y han confirmado las europeas, eso sí con el respaldo de los futuros estadounidenses.
La figura elegida por Paulson, la tutela legal, supondrá que las dos sociedades hipotecarias estarán bajo la órbita de la Agencia Federal Financiera de Casas (FHFA, por sus siglas en inglés). Sus consejeros delegados serán sustituidos por dos ejecutivos nombrados ayer por Paulson. Herbert Allison, presidente de Merrill Lynch, asumirá el cargo de consejero delegado de Fannie Mae y David Moffett, que fue vicepresidente y presidente financiero de US. Bancorp, ocupará este mismo puesto en Freddie Mac. Sus predecesores (Danniel Mudd y Richard Syron) dejaron la cúpula directiva de las dos compañías, pero se mantendrán como consultores de forma temporal.
La FHFA aseguró ayer en un comunicado que se desconoce hasta cuándo será necesaria mantener la intervención y que los derechos económicos y políticos de parte de las acciones de las dos sociedades serán suspendidos mientras el proceso se mantenga, incluidos los dividendos.
Paulson eludió detallar la participación que tomará el Gobierno o el coste definitivo que la intervención tendrá para el Departamento del Tesoro. El secretario sí desveló que el porcentaje que adquirirá será elevado y que la entrada en el capital se materializará a través de la adquisición de acciones preferentes de cada compañía. El importe definitivo podría ascender como máximo, a 200.000 millones de dólares (140.000 millones de euros), repartidos a partes iguales entre las dos sociedades, según distintas fuentes citadas ayer tanto por Bloomberg como APF. Esta cifra ya es la que barajaban los expertos.
Si el importe se confirma, la intervención sería la mayor inyección pública en el sector financiero en la historia estadounidense. Paulson aseguró que la cuantía dependerá de la velocidad de recuperación del mercado hipotecario estadounidense. Entre las dos empresas tienen 1,6 billones de dólares en hipotecas concedidas, aunque el valor total de las acciones y garantías que controlan está en 5,2 billones de dólares.
El Gobierno, además, se ha comprometido a comprar deuda de las dos sociedades para aumentar la liquidez de los mercados, una decisión que fue muy bien recibida ayer por el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. "Apoyo con firmeza tanto la decisión de colocar a Fannie Mae y a Freddie Mac en situación de tutela legal como las medidas adoptadas por el secretario del Tesoro Paulson para garantizar la estabilidad financiera de esas dos empresas".
Paulson, asesorado por Morgan Stanley, justificó ayer el rescate por la necesidad de proteger la estabilidad de los mercados financieros, incluido el hipotecario, y para proteger a los contribuyentes estadounidenses en la mayor medida posible. “Era necesario pasar a la acción. Nuestra economía y nuestros mercados no se recuperarán hasta que la corrección de la vivienda esté detrás de nosotros", indicó el secretario del Tesoro, ex presidente de Goldman Sachs.
El plan de rescate permitirá a Fannie y Freddie incrementar modestamente su cartera de deuda vinculada a créditos hipotecarios a final de 2009. A principios de 2010, por el contrario, el importe deberá reducirse de forma progresiva, con un diez por ciento cada año, "hasta que las dos compañías se estabilicen y tengan un tamaño que genere menos riesgos". Esta teoría es la que hasta ahora había barajado el candidato republicano a las elecciones presidenciales, John McCain, que admitía que el tamaño de las dos compañías era demasiado grande para permitir su quiebra, opinión que comparte su rival demócrata, Barack Obama.
La intervención afectará a la devolución de más de 223.000 millones de dólares en bonos a las que las compañías tendrá que hacer frente al final de este trimestre. Fannie debe devolver vencimientos de deuda por valor de 120.000 millones de dólares, mientras que Freddie ha de devolver 103.000 millones de dólares (más de 70.000 millones de euros).
Las dos sociedades arrastran fuertes pérdidas. Fannie Mae registró unos números rojos de 4.486 millones de dólares en el primer semestre del año, frente a una ganancia neta de 2.908 millones de dólares en el mismo periodo de 2007. La compañía tenía intención de recortar un 86% el dividendo y reducirá sus gastos operativos en un 10% con el objetivo de preservar cerca de 1.900 millones de dólares (1.262 millones de euros). Freddie Mac, por su parte, perdió 972 millones de dólares (626 millones de euros) durante los seis primeros meses, frente a una ganancia de 596 millones de dólares en el mismo periodo de 2007
Las dos compañías, que han tenido dificultades para lograr nuevos fondos y que han visto desplomarse sus acciones, también han sufrido rebajas en sus rátings. La agencia de calificación financiera Moody's ha rebajado la calificación de las acciones preferentes de los colosos hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac a un nivel apenas por encima del grado especulativo (de A1 a Baa3). Moody's justificó su decisión porque creía que tendrían problemas para obtener capital.
El pasado julio, Paulson ya anunció un rescate más tímido, aumentando la cuantía máxima de préstamos que las dos sociedades pueden pedir al Tesoro (actualmente es de 2.250 millones) y asegurando que el Gobierno entraría en el capital si era necesario para garantizar su estabilidad. Además, la Reserva Federal permitiría a las entidades acceder a su ventana de descuento para obtener financiación. Esta primera ayuda no ha tenido el éxito esperado, obligando al Tesoro a intervenir. Desde el primer momento, algunos analistas, como David Rosemberg, economista jefe de Norteamérica de Merrill Lynch, advirtieron que la nacionalización era posible y que el plan de Paulson podía interpretarse como un primer paso en ese sentido.
La Administración republicana, a menos de cuatro meses de dejar la Casa Blanca, ya tuvo un papel destacado en el rescate del banco de inversión Bear Stearns, que fue adquirido por JPMorgan, con fondos otorgados por la Reserva Federal.
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